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Juramento Hipocrático

El Juramento Hipocrático, es un juramento público que pueden hacer los que se gradúan en medicina ante los otros
médicos y ante la comunidad. Su contenido es de carácter ético, para orientar la práctica de su oficio, es también el
juramento que se basa a partir de la responsabilidad del ser humano y conciencia de ella.

Durante casi dos mil años la medicina occidental y árabe estuvo dominada teóricamente por una tradición que,
remontándose al médico griego Hipócrates (s. V a.d.C.), adoptó su forma definitiva de la mano de Galeno, un griego que
ejerció la medicina en la Roma imperial en el siglo II. Según la tradición, fue redactado por Hipócrates o un discípulo
suyo. Lo cierto es que forma parte delcorpus hipocraticum, y se piensa que pudo ser obra de los pitagóricos. Según
Galeno, Hipócrates creó el juramento cuando empezó a instruir, apartándose de la tradición de los médicos de oficio, a
aprendices que no eran de su propia familia. Los escritos de Galeno han sido el fundamento de la instrucción médica y
de la práctica del oficio hasta casi el siglo XX.

A partir del Renacimiento, época caracterizada por la veneración de la cultura grecolatina, el juramento empezó a usarse
en algunas escuelas médicas, y esa costumbre se ha ido ampliando, desde el siglo XIX, en algunos países, y desde la
Segunda Guerra Mundial en otros, aunque es completamente ignorada en muchos. Aun cuando sólo tenga en la
actualidad un valor histórico y tradicional, allí donde se pronuncia, el tomarlo es considerado como un rito de pasaje o
iniciación después de la graduación, y previo al ingreso a la práctica profesional de la medicina.

En el período Clásico de la civilización griega sobresalió el arte de curar. Aunque seguía contemplando principios
religiosos, la curación ya no estaba orientada por la magia, sino por lo clínico. En esa época se escribió el primer escrito
ético relacionado con el compromiso que asumía la persona que decidía curar al prójimo; el compromiso del médico era
actuar siempre en beneficio del ser humano, y no perjudicarlo.

El contenido del juramento se ha adaptado a menudo a las circunstancias y conceptos éticos dominantes de cada
sociedad. El Juramento Hipocrático ha sido actualizado por la Declaración de Ginebra de 1948.

Texto del Juramento Hipocrático


« :Juro por Apolo el Médico y Esculapio y por Higía y Panacea y por todos los dioses y diosas, poniéndolos de
jueces, que éste mi juramento será cumplido hasta donde tenga poder y discernimiento. A aquel quien me
enseñó este arte, le estimaré lo mismo que a mis padres; él participará de mi mantenimiento y si lo desea
participará de mis bienes. Consideraré su descendencia como mis hermanos, enseñándoles este arte sin
cobrarles nada, si ellos desean aprenderlo.

Instruiré por precepto, por discurso y en todas las otras formas, a mis hijos, a los hijos del que me enseñó a mí y
a los discípulos unidos por juramento y estipulación, de acuerdo con la ley médica, y no a otras personas.

Llevaré adelante ese régimen, el cual de acuerdo con mi poder y discernimiento será en beneficio de los
enfermos y les apartará del perjuicio y el terror. A nadie daré una droga mortal aun cuando me sea solicitada, ni
daré consejo con este fin. De la misma manera, no daré a ninguna mujer pesarios abortivos. Pasaré mi vida y
ejerceré mi arte en la inocencia y en la pureza.

No cortaré a nadie ni siquiera a los calculosos, dejando el camino a los que trabajan en esa práctica. A cualquier
casa que entre, iré por el beneficio de los enfermos, absteniéndome de todo error voluntario y corrupción, y de
lascivia con las mujeres u hombres libres o esclavos.

Guardaré silencio sobre todo aquello que en mi profesión, o fuera de ella, oiga o vea en la vida de los hombres
que no deban ser públicos, manteniendo estas cosas de manera que no se pueda hablar de ellas.
Ahora, si cumplo este juramento y no lo quebranto, que los frutos de la vida y el arte sean míos, que sea
siempre honrado por todos los hombres y que lo contrario me ocurra si lo quebranto y soy perjuro.

Código de Núremberg
El Código de Núremberg recoge una serie de principios que rigen la experimentación con seres humanos, que resultó
de las deliberaciones de los Juicios de Núremberg, al final de la Segunda Guerra Mundial. Específicamente, el Código
responde a las deliberaciones y argumentos por las que fueron enjuiciados la jerarquía nazi y algunos médicos por el
tratamiento inhumano que dieron a los prisioneros de los campos de concentración, como por ejemplo, los experimentos
médicos del Dr. Josef Mengele.

El Código de Núremberg fue publicado el 20 de agosto de 1947, tras la celebración de los Juicios de Núremberg (entre
agosto de 1945 y octubre de 1946). En él se recogen principios orientativos de la experimentación médica en seres
humanos, porque durante el juicio varios de los acusados arguyeron que los experimentos diferían poco de los llevados a
cabo antes de la guerra, pues no existían leyes que categorizaran de legales o ilegales los experimentos.

Los puntos
En abril de 1947, el Dr. Leo Alexander sometió a consideración del Consejo para los Crímenes de Guerra seis puntos
que definían la investigación médica legítima. El veredicto del juicio adoptó estos puntos y añadió cuatro más. Estos diez
puntos son los que constituyen el Código de Núremberg.

Entre ellos, se incluye el consentimiento informado y la ausencia de coerción, la experimentación científica fundamentada
y la beneficencia del experimento para los sujetos humanos involucrados. Los diez puntos son:

1. Es absolutamente esencial el consentimiento voluntario del sujeto humano. Esto significa que la
persona implicada debe tener capacidad legal para dar consentimiento; su situación debe ser tal que pueda ser
capaz de ejercer una elección libre, sin intervención de cualquier elemento de fuerza, fraude, engaño, coacción
u otra forma de constreñimiento o coerción; debe tener suficiente conocimiento y comprensión de los elementos
implicados que le capaciten para hacer una decisión razonable e ilustrada. Este último elemento requiere que
antes de que el sujeto de experimentación acepte una decisión afirmativa, debe conocer la naturaleza, duración
y fines del experimento, el método y los medios con los que será realizado; todos los inconvenientes y riesgos
que pueden ser esperados razonablemente y los efectos sobre su salud y persona que pueden posiblemente
originarse de su participación en el experimento. El deber y la responsabilidad para asegurarse de la calidad del
consentimiento residen en cada individuo que inicie, dirija o esté implicado en el experimento. Es un deber y
responsabilidad personales que no pueden ser delegados impunemente.
2. El experimento debe ser tal que dé resultados provechosos para el beneficio de la sociedad, no sea
obtenible por otros métodos o medios y no debe ser de naturaleza aleatoria o innecesaria.
3. El experimento debe ser proyectado y basado sobre los resultados de experimentación animal y de un
conocimiento de la historia natural de la enfermedad o de otro problema bajo estudio, de tal forma que
los resultados previos justificarán la realización del experimento.
4. El experimento debe ser realizado de tal forma que se evite todo sufrimiento físico y mental
innecesario y todo daño.

5. No debe realizarse ningún experimento cuando exista una razón a priori que lleve a creer el que pueda
sobrevenir muerte o daño que lleve a una incapacitación, excepto, quizás, en aquellos experimentos en que los
médicos experimentales sirven también como sujetos.
6. El grado de riesgo que ha de ser tomado no debe exceder nunca el determinado por la importancia
humanitaria del problema que ha de ser resuelto con el experimento.
7. Deben realizarse preparaciones propias y proveerse de facilidades adecuadas para proteger al
sujeto de experimentación contra posibilidades, incluso remotas, de daño, incapacitación o muerte.
8. El experimento debe ser realizado únicamente por personas científicamente cualificadas. Debe
exigirse a través de todas las etapas del experimento el mayor grado de experiencia (pericia) y cuidado en
aquellos que realizan o están implicados en dicho experimento.
9. Durante el curso del experimento el sujeto humano debe estar en libertad de interrumpirlo si ha
alcanzado un estado físico o mental en que la continuación del experimento le parezca imposible.
10. Durante el curso del experimento el científico responsable tiene que estar preparado para terminarlo
en cualquier fase, si tiene una razón para creer con toda probabilidad, en el ejercicio de la buena fe, que se
requiere de él una destreza mayor y un juicio cuidadoso de modo que una continuación del experimento traerá
probablemente como resultado daño, discapacidad o muerte del sujeto de experimentación.

Declaración de Helsinki
Existe también otra Declaración de Helsinki, relacionada con la Sociedad de la Información.1

La Declaración de Helsinki ha sido promulgada por la Asociación Médica Mundial (WMA) como un cuerpo de principios
éticos que deben guiar a la comunidad médica y otras personas que se dedican a la experimentación con seres
humanos. Por muchos es considerada como el documento más importante en la ética de la investigación con seres
humanos,2 a pesar de que no es un instrumento legal que vincule internacionalmente. Su autoridad emana del grado de
codificación interna y de la influencia que ha ganado a nivel nacional e internacional.3

Historia
La Declaración fue originalmente adoptada en junio de 1964 en Helsinki, Finlandia, y ha sido sometida a cinco revisiones
y dos clarificaciones, creciendo considerablemente por esto su longitud de 11 a 32 párrafos. La Declaración es un
importante documento en la historia de la investigación ética, como un significativo esfuerzo de la comunidad médica
para autorregularse, y forma la base de muchos de los documentos subsecuentes. El previo Código de Nuremberg no
tuvo aceptación general sobre los aspectos éticos de la investigación humana, aunque en países como Alemania y
Rusia, inspiró políticas nacionales sobre investigación en humanos. La Declaración desarrolla los diez puntos del Código
de Nuremberg y a ellos les suma la Declaración de Génova (1948), un estatuto de deberes éticos para los médicos. La
Declaración especifica más detalladamente la investigación clínica, reflejando cambios en la práctica médica desde el
término "experimentación humana" usado en el Código de Nuremberg. Un cambio notable referente a éste es una
relajación de las condiciones del consentimiento, el que era "absolutamente esencial" en el Código de Nuremberg.
Gracias a esto, hoy los médicos declaran obtener el consentimiento "si es posible" de parte del paciente, pero la
investigación también se permite cuando a falta del consentimiento del involucrado, se cuenta con el de una persona
próxima como un curador o representante legal.

Principios
Principios básicos
El principio básico es el respeto por el individuo (Artículo 8), su derecho a la autodeterminación y el derecho a tomar
decisiones informadas (consentimiento informado) (Artículos 20, 21 y 22) incluyendo la participación en la investigación,
tanto al inicio como durante el curso de la investigación. El deber del investigador es solamente hacia el paciente
(Artículos 2, 3 y 10) o el voluntario (Artículos 16 y 18), y mientras exista necesidad de llevar a cabo una investigación
(Artículo 6), el bienestar del sujeto debe ser siempre precedente sobre los intereses de la ciencia o de la sociedad
(Artículo 5), y las consideraciones éticas deben venir siempre del análisis precedente de las leyes y regulaciones
(Artículo 9).

El reconocimiento de la creciente vulnerabilidad de los individuos y los grupos necesita especial vigilancia (Artículo 8). Se
reconoce que cuando el participante en la investigación es incompetente, física o mentalmente incapaz de consentir, o es
un menor (Artículos 23 y 24) entonces el permiso debe darlo un sustituto que vele por el mejor interés del individuo. En
este caso su consentimiento es muy importante (Artículo 25).

Principios operacionales
La investigación se debe basar en un conocimiento cuidadoso del campo científico (Artículo 11), una cuidadosa
evaluación de los riesgos y beneficios (Artículos 16 y 17), la probabilidad razonable de un beneficio en la población
estudiada (Artículo 19) y que sea conducida y manejada por investigadores expertos (Artículo 15) usando protocolos
aprobados, sujeta a una revisión ética independiente y una supervisión de un comité correctamente convocado (Artículo
13). El protocolo deberá contemplar temas éticos e indicar su relación con la Declaración (Artículo 14). Los estudios
deberán ser discontinuados si la información disponible indica que las consideraciones originales no son satisfactorias
(Artículo 17). La información relativa al estudio debe estar disponible públicamente (Artículo 16). Las publicaciones éticas
relativas a la publicación de los resultados y la consideración de potenciales conflictos de intereses (Artículo 27). Las
investigaciones experimentales deberán compararse siempre en términos de los mejores métodos, pero bajo ciertas
circunstancias un placebo o un grupo de control deberán ser utilizados (Artículo 29). El interés del sujeto después de que
el estudio finaliza debería ser parte de un debido asesoramiento ético, así como asegurarle el acceso al mejor cuidado
probado (Artículo 30). Cuando se deban testear métodos no probados se deben probar en el contexto de la investigación
donde haya creencia razonable de posibles ventajas para los sujetos (Artículo 32).

Pautas o regulaciones adicionales


Los investigadores se encuentran frecuentemente con que diferentes códigos o pautas de acción regulan la misma
actividad y deben entender las diferencias entre ellas. Una de éstas es la Buena Práctica Clínica (Good Clinical Practice-
GCP), una guía internacional, mientras cada país regula, además, a nivel local. Existen numerosas herramientas para
comparar entre estos lineamientos de acción.
Eutanasia
El término eutanasia se emplea normalmente como sinónimo del homicidio cometido a petición del paciente, también es
utilizado en ocasiones en sentido amplio para significar el auxilio al suicidio producido en circunstancias análogas. El
diccionario de la RAE define eutanasia como toda acción u omisión, que con la intención de evitar sufrimientos a los
pacientes desahuciados médicamente, acelera su muerte con su consentimiento o sin él. La palabra deriva del
griego: eu (‘bueno’) y thanatos (‘muerte’) y fue acuñada por Francis Bacon quien defendía su práctica y legalización.

Quienes defienden la eutanasia sostienen que la finalidad del acto es evitarle sufrimientos insoportables o la
prolongación artificial de la vida a un enfermo, presentando tales situaciones como «contrarias a la dignidad». También
sus defensores sostienen que para que la eutanasia sea considerada como tal, el enfermo ha de padecer,
necesariamente, una enfermedad terminal o incurable, y en segundo lugar, el personal sanitario ha de contar
expresamente con el consentimiento del enfermo.

Otros, creen que los programas de eutanasia están en contraposición con los ideales con que se defiende su
implementación y que la eutanasia no es más que un eufemismo para el asesinato de pacientes por razones
utilitaristas. Se cita por ejemplo el hecho de que tal como actualmente el Programa de Eutanasia Aktion T4 llevado a
cabo por los médicos durante el régimen nazi, fue precedido por propaganda en favor de la eutanasia con argumentos
tales como la indignidad de ciertas vidas que por tanto eran, según aquella propaganda, merecedoras de compasión,
para conseguir así una opinión pública favorable a la eliminación que se estaba haciendo de enfermos, considerados
minusválidos y débiles según criterios médicos. Por eso, ante la realidad de los crímenes médicos durante el régimen
nazi, en los Juicios de Núremberg (1946-1947) se juzgó como criminal e inmoral toda forma de eutanasia activa y
además se estableció desde entonces de manera positiva, es decir expresamente, que es ilegal todo tipo de terapia y
examen médico llevado a cabo sin aclaración y consentimiento o en contra de la voluntad de los pacientes afectados.

Actualmente en muy pocos países (por ejemplo, Holanda y Bélgica) se ha despenalizado la eutanasia, y en ellos todavía
permanece tipificado como homicidio, por ejemplo como homicidio pietístico o bien como asistencia al suicidio. Según los
datos oficiales, los supuestos arriba mencionados no son cumplidos: en una tasa creciente, a miles de personas se les
aplica la eutanasia en contra de su voluntad y las restricciones para aplicar la eutanasia han ido disminuyendo, por
ejemplo actualmente existe el permiso legal para los médicos aplicar la eutanasia a niños recién nacidos por ende sin el
consentimiento del paciente.

Clasificaciones de eutanasia
En el medio hispanohablante se han introducido conceptos de la evaluación ética de la eutanasia y se la califica de
directa o indirecta en cuanto existe o no la intención de provocar primariamente la muerte en las acciones que se realizan
sobre el enfermo terminal. En el contexto anglosajón, se distingue entre la eutanasia como acción y la eutanasia como
omisión (dejar morir). Su equivalente sería eutanasia activa y eutanasia pasiva, respectivamente. También se utilizan, en
forma casi sinónima, las calificaciones de positiva y negativa respectivamente.

Sin embargo, la Organización Médica Colegial española y otras instituciones no aceptan la distinción terminológica entre
«activa» y «pasiva», porque lleva a confusión. Consideran que la eutanasia es siempre deontológicamente condenable.
Cosa bien distinta puede ser el acto médico de suspender un tratamiento inútil.12

1. Eutanasia directa: Adelantar la hora de la muerte en caso de una enfermedad incurable, esta a su vez posee dos
formas:
a) Activa: Consiste en provocar una muerte indolora a petición del afectado; el caso más frecuentemente mostrado es el
cáncer, pero pueden ser también enfermedades incurables como el sida. Se recurre, como se comprende, a sustancias
especiales mortíferas o a sobredosis de morfina.

b) Pasiva: Se deja de tratar una complicación, por ejemplo una bronconeumonía, o de alimentar por vía parenteral u otra
al enfermo, con lo cual se precipita el término de la vida; es una muerte por omisión. De acuerdo con Pérez
Varela[cita requerida] «la eutanasia pasiva puede revestir dos formas: la abstención terapéutica y la suspensión terapéutica. En
el primer caso no se inicia el tratamiento y en el segundo se suspende el ya iniciado ya que se considera que más que
prolongar el vivir, prolonga el morir». Debe resaltarse que en este tipo de eutanasia no se abandona en ningún momento
al enfermo.

2. Eutanasia indirecta: Consiste en efectuar procedimientos terapéuticos que tienen como efecto secundario la muerte,
por ejemplo la sobredosis de analgésicos, como es el caso de la morfina para calmar los dolores, cuyo efecto agregado,
como se sabe, es la disminución de la conciencia y casi siempre una abreviación de la vida. Aquí la intención, sin duda,
no es acortar la vida sino aliviar el sufrimiento, y lo otro es una consecuencia no deseada. Entra así en lo que
desde Tomás de Aquino se llama un problema de doble efecto, en este caso aceptando voluntariamente pero no
buscando que se vea adelantada la muerte del paciente.

Otros conceptos relacionados


Suicidio asistido: Significa proporcionar en forma intencional y con conocimiento a una persona los medios o
procedimientos o ambos necesarios para suicidarse, incluidos el asesoramiento sobre dosis letales de medicamentos, la
prescripción de dichos medicamentos letales o su suministro. Se plantea como deseo de extinción de muerte inminente,
porque la vida ha perdido razón de ser o se ha hecho dolorosamente desesperanzada. Cabe destacar, que en éste caso
es el paciente el que voluntaria y activamente termina con su vida, de allí el concepto de suicidio. El 17 de
marzo de 2010, el Parlamento de Andalucía (España) aprueba esta ley, primer referente en España.13

Cacotanasia: Es la eutanasia que se impone sin el consentimiento del afectado. La palabra apunta hacia una mala
muerte (kakós: malo)14

Ortotanasia: Consiste en dejar morir a tiempo sin emplear medios desproporcionados y extraordinarios. Se ha sustituido
en la terminología práctica por muerte digna, para centrar el concepto en la condición (dignidad) del enfermo terminal y
no en la voluntad de morir.

Distanasia: Consiste en el «encarnizamiento o ensañamiento terapéutico», mediante el cual se procura posponer el


momento de la muerte recurriendo a cualquier medio artificial, pese a que haya seguridad que no hay opción alguna de
regreso a la vida, con el fin de prolongar su vida a toda costa, llegando a la muerte en condiciones inhumanas, aquí se
buscan ventajas para los demás, ajenas al verdadero interés del paciente.

Historia
La eutanasia no es algo nuevo. Esta ligado al desarrollo de la medicina moderna. El sólo hecho de que el ser humano
esté gravemente enfermo ha hecho que en las distintas sociedades la cuestión quede planteada. La eutanasia es un
problema persistente en la historia de la humanidad en el que se enfrentan ideologías diversas.

La eutanasia no planteaba problemas morales en la antigua Grecia: la concepción de la vida era diferente. Una mala vida
no era digna de ser vivida y por tanto ni el eugenismo, ni la eutanasia complicaban a las personas. Hipócrates representa
una notable excepción: él prohíbe a los médicos la eutanasia activa y la ayuda para cometer suicidio.
Durante la Edad Media se produjeron cambios frente a la muerte y al acto de morir. La eutanasia, el suicidio y el aborto
bajo la óptica de creencias religiosas cristianas son considerados como «pecado», puesto que la persona no puede
disponer libremente sobre la vida, que le fue dada por Dios. El arte de la muerte (ars moriendi), en la cristiandad
medieval, es parte del arte de la vida (ars vivendi); el que entiende la vida, también debe conocer la muerte. La muerte
repentina (mors repentina et improvisa), se consideraba como una muerte mala (mala mors). Se quiere estar plenamente
consciente para despedirse de familiares y amigos y poder presentarse en el más allá con un claro conocimiento del fin
de la vida.

La llegada de la modernidad rompe con el pensamiento medieval, la perspectiva cristiana deja de ser la única y se
conocen y se discuten las ideas de la Antigüedad clásica. La salud puede ser alcanzada con el apoyo de la técnica, de
las ciencias naturales y de la medicina.

Hay pensadores que justifican el término activo de la vida, condenado durante la Edad Media. El filósofo inglés Francis
Bacon, en 1623, es el primero en retomar el antiguo nombre de eutanasia y diferencia dos tipos: la «eutanasia exterior»
como término directo de la vida y la «eutanasia interior» como preparación espiritual para la muerte. Con esto, Bacon se
refiere, por una parte, a la tradición del «arte de morir» como parte del «arte de vivir», pero agrega a esta tradición algo
que para la Edad Media era una posibilidad inimaginable: la muerte de un enfermo ayudado por el médico. Tomás Moro,
en la Utopía (1516), presenta una sociedad en la que los habitantes justifican el suicidio y también la eutanasia activa, sin
usar este nombre.

Para Bacon, el deseo del enfermo es un requisito decisivo de la eutanasia activa; la eutanasia no puede tener lugar
contra la voluntad del enfermo o sin aclaración:

Quien se ha convencido de esto, quien termina su vida, ya sea voluntariamente a través de la abstención de recibir alimentos o

es puesto a dormir y encuentra salvación sin darse cuenta de la muerte. Contra su voluntad no se debe matar a nadie, se le

debe prestar cuidados igual que a cualquier otro.

Francis Bacon, Utopía (1516)

El darwinismo social y la eugenesia son temas que también comienzan a debatirse. En numerosos países europeos se
fundan, a comienzos del siglo XX, sociedades para la eutanasia y se promulgan informes para una legalización de la
eutanasia activa. En las discusiones toman parte médicos, abogados, filósofos y teólogos.

El Aktioon T4 o Programa de Eutanasia durante el régimen Nazi es citado por autores como un hito en la historia
referente a la eutanasia.

En el presente, se sustentan diferentes opiniones sobre la eutanasia y son variadas las prácticas médicas y las
legalidades en los distintos países del mundo. En general en los hospitales, los profesionales de medicina paliativa, en
residencias especializadas en el tratamiento de enfermos terminales (hospice en inglés), en los domicilios particulares, y
también los grupos de autoayuda, trabajan por la humanización en el trato con los moribundos y quieren contribuir a
superar la distancia entre la vida, la muerte y las prácticas médicas.

Estos son algunos de los hechos históricos que se producen en un ámbito fundamentalmente público. Poco investigadas
y mucho menos conocidas son las diferentes prácticas reales de las personas frente al acto de morir. Se sabe que hasta
fines del siglo XIX en América del Sur existía la persona del «despenador» o «despenadora», encargada de hacer morir
a los moribundos desahuciados a petición de los parientes.

Sobre la dignidad de la vida humana


El concepto de «dignidad humana» se invoca tanto para defender la eutanasia como para rechazarla.
Así, para los defensores de la eutanasia, la dignidad humana del enfermo consistiría en el derecho a elegir libremente el
momento de la propia muerte; para sus detractores, la dignidad humana obliga a oponerse a la eutanasia, por
considerarlo una arbitrariedad humana frente a un problema moral, ya sea fundamentado en la religión (la elección de la
muerte es una decisión exclusivamente divina) o en principios de carácter laico e incluso ateos.

Evidentemente, tras este uso equívoco del término «dignidad humana» subyacen distintas concepciones del ser humano,
de la libertad, de la ciencia médica y del conjunto de los derechos humanos.

Argumentos a favor
Médicos

 Desde siempre, los médicos han participado en la toma de decisiones sobre el fin de la vida y actualmente es
común suspender o no instaurar tratamientos en determinados casos, aunque ello lleve a la muerte del paciente. Sin
embargo, a veces los médicos deciden por su propia parte si el paciente debe morir o no y provocan su muerte,
rápida y sin dolor. Es lo que se conoce como limitación del esfuerzo terapéutico, limitación de tratamientos o,
simplemente, eutanasia agresiva. Normalmente la eutanasia se lleva a cabo con el conocimiento y anuencia de los
familiares y/o curadores del paciente.

 En medicina, el respeto a la autonomía de la persona y los derechos de los pacientes son cada vez más
ponderados en la toma de decisiones médicas.

 En sintonía con lo anterior, la introducción del consentimiento informado en la relación médico-paciente, y para
éstas situaciones, la elaboración de un documento de voluntades anticipadas sería una buena manera de regular las
actuaciones médicas frente a situaciones hipotéticas donde la persona pierda total —o parcialmente— su autonomía
para decidir, en el momento, sobre las actuaciones médicas pertinentes a su estado de salud.

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