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¿Qué es la diabetes?
La diabetes es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce insulina
suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. La insulina es
una hormona que regula el azúcar en la sangre. El efecto de la diabetes no controlada es la
hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre), que con el tiempo daña gravemente muchos
órganos y sistemas, especialmente los nervios y los vasos sanguíneos.
La diabetes aumenta el riesgo de cardiopatía y accidente vascular cerebral (AVC). Un 50% de los
pacientes diabéticos mueren de enfermedad cardiovascular (principalmente cardiopatía y AVC).
La neuropatía de los pies combinada con la reducción del flujo sanguíneo incrementan el riesgo
de úlceras de los pies y, en última instancia, amputación.
La retinopatía diabética es una causa importante de ceguera, y es la consecuencia del daño de los
pequeños vasos sanguíneos de la retina que se va acumulando a lo largo del tiempo. Al cabo de
15 años con diabetes, aproximadamente un 2% de los pacientes se quedan ciegos, y un 10%
sufren un deterioro grave de la visión.
La diabetes se encuentra entre las principales causas de insuficiencia renal. Un 10 a 20% de los
pacientes con diabetes mueren por esta causa.
La neuropatía diabética se debe a lesión de los nervios a consecuencia de la diabetes, y puede
llegar a afectar a un 50% de los pacientes. Aunque puede ocasionar problemas muy diversos, los
síntomas frecuentes consisten en hormigueo, dolor, entumecimiento o debilidad en los pies y las
manos.
En los pacientes con diabetes el riesgo de muerte es al menos dos veces mayor que en las
personas sin diabetes.
Impacto económico de la diabetes
La diabetes y sus complicaciones tienen un importante impacto económico en quienes la
padecen, sus familias, los sistemas de salud y los países. Por ejemplo, la OMS calcula que en
2006-2015 China dejará de percibir unos ingresos nacionales de US$ 558 000 millones a causa de
las cardiopatías, los AVC y la diabetes.
Prevención
Se ha demostrado que medidas simples relacionadas con el estilo de vida son eficaces para
prevenir la diabetes de tipo 2 o retrasar su aparición. Para ayudar a prevenir la diabetes de tipo 2
y sus complicaciones se debe:
Entre las intervenciones que son factibles y económicas en los países en desarrollo se encuentran:
El control moderado de la glucemia. Los pacientes con diabetes de tipo 1 necesitan insulina, y los
pacientes con diabetes de tipo 2 pueden tratarse con medicamentos orales, aunque también
pueden necesitar insulina.
El control de la tensión arterial.
Los cuidados podológicos.
Otras intervenciones económicas son:
La diabetes afecta a entre el 5 y el 10% de la población general, esta variación depende de los estudios
consultados. Debe tenerse en cuenta que se estima que por cada paciente diabético conocido existe otro
no diagnosticado. Su frecuencia aumenta significativamente con la edad y también con el exceso de peso
y la vida sedentaria, por estos motivos se espera un importante aumento del número de diabéticos en los
próximos decenios.
En la última Encuesta Nacional de salud del año 2001 (España) , un 5,6% de la población, había sido
diagnosticado de diabetes, la cifra alcanzaba el 16% en los mayores de 65 años, en la encuesta del año
1993 se declaraba afecto de diabetes sólo el 4,1%.
Los síntomas que produce la enfermedad son diferentes dependiendo del tipo de diabetes-
En la forma más común que es la tipo 2 los síntomas pueden ser escasos o poco llamativos:
• Sed
• Aumento de la cantidad de orina
• Aumento del apetito
• Picores
• Infecciones
• Enfermedades cardiovasculares asociadas
Hay otras formas y circunstancias de medir la cantidad de glucosa en la sangre; la glucosa medida en
sangre capilar (pinchando un dedo) o en las personas que no están en ayunas, estas cifras pueden
ayudar o incluso orientar al diagnóstico, pero la que se debe emplear como fiable para el diagnóstico, es
la glucosa en sangre venosa y con el sujeto en ayunas (GLUCEMIA BASAL EN PLASMA VENOSO).
Existe una prueba llamada Prueba de Tolerancia Oral a la Glucosa (PTOG) que consiste en administrar
una cantidad determinada de glucosa a la persona en ayunas y comprobar como se comporta la glucosa
en la sangre a lo largo de un cierto tiempo. Eso nos permite saber si esa persona tiene alterados los
mecanismos de metabolización de la glucosa. Esta prueba hoy en día se usa casi en exclusiva en las
mujeres embarazadas.
¿Cuáles son las cifras de glucosa en sangre normales y a partir de cuándo hablamos de Diabetes?
• Diabetes Tipo 1: resultado de la destrucción de las células del páncreas que producen la
insulina (células beta) y que predispone a una descompensación grave del metabolismo
llamada cetoacidosis. Es más típica en personas jóvenes (por debajo de los 30 años).
• Diabetes Tipo 2: Caracterizada por resistencia a la insulina que puede estar asociada o
no con una deficiencia de insulina y que puede estar presente con muy pocos síntomas
durante mucho tiempo. Esta forma es más común en personas mayores de 40 años aunque
cada vez es más frecuente que aparezca en sujetos más jóvenes.
• Diabetes Gestacional: diabetes cuyo inicio se reconoce durante el embarazo. Las
mujeres que la padecen deben ser estudiadas después del parto ya que la diabetes puede o
no persistir después.
• Otras formas de diabetes: condiciones variadas que consisten básicamente en formas
específicas, genéticas de diabetes, o diabetes asociada con otras enfermedades o el uso de
fármacos. Entre las más comunes están las enfermedades del páncreas y el uso de
corticoides en algunos tratamientos.
• Metabolismo Alterado de la Glucosa Existen algunas situaciones clínicas intermedias
entre la normalidad y la diabetes confirmada, se conocen como situaciones de Metabolismo
Alterado de la Glucosa, actualmente se ha vuelto a rescatar para denominarlas el término
prediabetes que estuvo abandonado durante algunos años. Esta alteración se caracteriza
por:
• Glucemia basal alterada: (GBA): Glucemia plasmática en ayunas mayor de 110 mg/dl y
menor de 126 mg/dl.
• Tolerancia alterada a la glucosa: (TAG): Glucemia plamática a las 2 horas de la PTOG
con 75 gr de glucosa mayor de 140 mg/dl y menor de 200 mg/dl.
Se ha demostrado que sólo las personas de cierto riesgo deben ser investigadas para detectar una
posible diabetes silente; estos son:
La DM es una enfermedad que causa un aumento muy importante del riesgo de padecer y morir de una
enfermedad cardiovascular.
Esta es una asociación tan fuerte desde el punto de vista clínico que hoy muchos autores y comités de
expertos, recomiendan tratar al paciente con diabetes como si ya fuese seguro que sus arterias están
dañadas en lo referente a otros factores de riesgo cardiovascular como cifras de Colesterol, tensión
arterial, uso de fármacos antiagregantes plaquetarios etc.
Pero además la diabetes y sobre todo la diabetes mal controlada produce daños en múltiples órganos y
sistemas además de en los grandes y pequeños vasos sanguíneos del organismo; así puede causar.
• Por alteración de los grandes vasos: Infarto de miocardio, falta de riego en las
extremidades, accidentes cerebrovasculares, enfermedad por arteriosclerosis precoz. Etc.
• Daños en la retina de los ojos Retinopatía diabética.
• Daños en los riñones con nefropatía diabética.
• Daños en el sistema nervioso con neuropatía diabética.
• Diversos daños en la piel con dermopatía diabética.
Existen estudios que demuestran que el control óptimo de la diabetes permite prevenir o retrasar la
aparición de prácticamente todas las complicaciones.
En la diabetes tipo 1 el estudio conocido como DCCT (Diabetes Control Complications trial).
En la diabetes tipo 2 el estudio conocido como UKPDS (United Kingdom Prevention Diabetes Study).
En ambos se ha demostrado que un buen control metabólico, es crucial para prevenir la presencia de
complicaciones tanto a medio como a largo plazo.
• Plan de autocontrol: todo paciente diabético debe ser instruido en las técnicas básicas
del autocontrol de su enfermedad y en el aprendizaje de las acciones básicas que debe
emprender ante las incidencias más comunes; cambios de horario, descompensaciones,
hipoglucemias, enfermedades intercurrentes etc. Con el fin de alcanzar el mayor grado de
autonomía que pueda.
• Controles periódicos:
• Una parte fundamental del tratamiento de la diabetes es la relacionada
con los controles periódicos, no sólo en relación con la realización de pruebas
analíticas que permitan afirmar o modificar el resto del tratamiento sino las
relacionadas con la detección precoz de complicaciones de la enfermedad. Esto
incluye detección precoz de la Retinopatía Diabética mediante el examen
periódico del fondo de ojo por un profesional competente, detección de
microalbuminuria para cribado de daño renal, control periódico de la Tensión
Arterial, evaluación del riesgo cardiovascular global con las pruebas que sean
necesarias etc.
• Los controles periódicos deben servir al paciente diabético y al
profesional que le atiende para evaluar los objetivos fijados y reajustarlos.
El equipo de profesionales que trata a un paciente con Diabetes, deberá establecer de acuerdo con el
propio paciente, las pautas y objetivos a alcanzar en cada una de estas áreas, ajustándose todo lo
posible a las preferencias del propio paciente y haciéndole partícipe de los objetivos y resultados
obtenidos, buscando la forma más factible de remover obstáculos y promover actitudes que permitan
alcanzar un buen control.
La educación del paciente con diabetes, proceso donde se integra toda la formación e información
contenida en todos los puntos antes reseñados, se ha revelado como una de las acciones más efectivas
para conseguir los objetivos de un buen control de la enfermedad.
¿Qué otros estudios complementan el estudio y evaluación del enfermo con Diabetes?
Existen múltiples estudios y pruebas que los profesionales sanitarios que son responsables del cuidado
del enfermo de diabetes realizan para mejorar el conocimiento y controlar el estado evolutivo de la
enfermedad.
En este apartado explicaremos algunas de las más comunes para conocer para qué sirven y cual es su
interpretación.
Causas
La diabetes afecta al 6% de la población. Las posibilidades de contraerla aumentan a medida que
una persona se hace mayor, de modo que por encima de los setenta años la padece alrededor del
15% de las personas. Es esencial educar a los pacientes para que controlen su diabetes de forma
adecuada, ya que puede acarrear otras enfermedades tanto o más importantes que la propia
diabetes: enfermedades cardiovasculares, neurológicas, retinopatía (afección ocular que puede
conducir a la ceguera) o nefropatía (enfermedad del riñón). El momento de aparición de la
enfermedad, así como las causas y síntomas que presentan los pacientes, dependen del tipo de
diabetes de que se trate.
Diabetes tipo 1. Las edades más frecuentes en las que aparece son la infancia, la adolescencia
y los primeros años de la vida adulta. Acostumbra a presentarse de forma brusca, y muchas veces
independientemente de que existan antecedentes familiares. Se debe a la destrucción progresiva
de las células del páncreas, que son las que producen insulina. Ésta tiene que administrarse
artificialmente desde el principio de la enfermedad. Sus síntomas particulares son el aumento de
la necesidad de beber y de la cantidad de orina, la sensación de cansancio y la pérdida de peso.
Diabetes tipo 2. Se presenta generalmente en edades más avanzadas y es unas diez veces mas
frecuente que la anterior. Por regla general, se da la circunstancia de que también la sufren o la
han sufrido otras personas de la familia. Se origina debido a una producción de insulina escasa,
junto con el aprovechamiento insuficiente de dicha sustancia por parte de la célula. Según qué
defecto de los dos predomine, al paciente se le habrá de tratar con pastillas antidiabéticas o con
insulina (o con una combinación de ambas). No acostumbra a presentar ningún tipo de molestia
ni síntoma específico, por lo que puede pasar desapercibida para la persona afectada durante
mucho tiempo.
Diabetes gestacional. Se considera una diabetes ocasional. Se puede controlar igual que los
otros tipos de diabetes. Durante el embarazo la insulina aumenta para incrementar las reservas de
energía. A veces, este aumento no se produce y puede originar una diabetes por embarazo.
Tampoco tiene síntomas y la detección se realiza casi siempre tras el análisis rutinario a que se
someten todas las embarazadas a partir de las 24 semanas de gestación.
Síntomas de Diabetes
Entre los principales síntomas de la diabetes se incluyen:
Se establece el diagnóstico de diabetes cuando una persona tiene valores anormalmente elevados
de azúcar en la sangre. A menudo se controlan los valores de azúcar en la sangre durante un
examen anual de rutina o durante una exploración clínica que se realiza antes de la incorporación
a un nuevo empleo o de la práctica de un deporte. También pueden realizarse análisis para
determinar la posible causa de síntomas como aumento de la sed, la micción o el hambre, o si
existen factores de riesgo característicos como antecedentes familiares de diabetes, obesidad,
infecciones frecuentes o cualquier otra complicación asociada con la diabetes.
Para medir la concentración de azúcar en la sangre se obtiene una muestra de sangre del paciente,
quien deberá estar en ayunas por lo menos 8 horas antes de la prueba, pudiéndose también
obtener después de comer. Es normal cierto grado de elevación de los valores de azúcar en la
sangre después de comer, pero incluso entonces los valores no deberían ser muy elevados. En las
personas mayores de 65 años es mejor realizar la prueba en ayunas, dado que los ancianos tienen
un mayor incremento de las concentraciones de azúcar en la sangre después de comer.
Hay otra clase de análisis de sangre, llamado prueba de tolerancia oral a la glucosa, que se realiza
en ciertos casos, como cuando se sospecha que una mujer embarazada tiene diabetes gestacional.
En esta prueba se obtiene una muestra de sangre en ayunas para medir el valor de azúcar y se
suministra a la paciente una solución especial para beber, la cual contiene una cantidad estándar
de glucosa. Durante las 2 o 3 horas siguientes se obtienen varias muestras de sangre.
Tratamientos
El tratamiento de la diabetes mellitus se basa en tres pilares: dieta, ejercicio físico y medicación.
Tiene como objetivo mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de la normalidad para
minimizar el riesgo de complicaciones asociadas a la enfermedad. En muchos pacientes con
diabetes tipo II no sería necesaria la medicación si se controlase el exceso de peso y se llevase a
cabo un programa de ejercicio físico regularmente. Sin embargo, es necesario con frecuencia una
terapia sustitutiva con insulina o la toma de fármacos hipoglucemiantes por vía oral.
Tratamiento con insulina. En pacientes con diabetes tipo I es necesario la administración exógena
de insulina ya que el páncreas es incapaz de producir esta hormona. También es requerida en
diabetes tipo II si la dieta, el ejercicio y la medicación oral no consiguen controlar los niveles de
glucosa en sangre. La insulina se administra a través de inyecciones en la grasa existente debajo
de la piel del brazo, ya que si se tomase por vía oral sería destruida en aparato digestivo antes de
pasar al flujo sanguíneo. Las necesidades de insulina varían en función de los alimentos que se
ingieren y de la actividad física que se realiza. Las personas que siguen una dieta estable y una
actividad física regular varían poco sus dosis de insulina. Sin embargo, cualquier cambio en la
dieta habitual o la realización de algún deporte exigen modificaciones de las pautas de insulina.
La insulina puede inyectarse a través de distintos dispositivos:
Jeringuillas tradicionales, de un solo uso, graduadas en unidades internacionales (de 0 a 40).
Plumas para inyección de insulina. Son aparatos con forma de pluma que tienen en su interior un
cartucho que contiene la insulina. El cartucho se cambia cuando la insulina se acaba, pero la
pluma se sigue utilizando.
Jeringas precargadas. Son dispositivos similares a las plumas, pero previamente cargados de
insulina. Una vez que se acaba la insulina se tira toda la jeringa. El nivel de glucosa en sangre
depende de la zona del cuerpo en que se inyecta la insulina. Es aconsejable que se introduzca a
través del abdomen, los brazos o muslos. Penetra más rápidamente si se inyecta en el abdomen.
Se recomienda inyectar siempre en la misma zona, aunque desplazando unos dos centímetros el
punto de inyección de una vez a otra. Hay que evitar las inyecciones en los pliegues de la piel, la
línea media del abdomen y el área de la ingle y el ombligo.
La diabetes mellitus (DM) es un conjunto de trastornos metabólicos,2 que afecta a diferentes
órganos y tejidos, dura toda la vida y se caracteriza por un aumento de los niveles de glucosa en
la sangre: hiperglucemia.3 La causan varios trastornos, siendo el principal la baja producción de
la hormona insulina, secretada por las células β del páncreas, o por su inadecuado uso por parte
del cuerpo,4 5 que repercutirá en el metabolismo de los carbohidratos, lípidos y proteínas.
Los síntomas principales de la diabetes mellitus son emisión excesiva de orina (poliuria),
aumento anormal de la necesidad de comer (polifagia), incremento de la sed (polidipsia), y
pérdida de peso sin razón aparente.6 La Organización Mundial de la Salud reconoce tres formas
de diabetes mellitus: tipo 1, tipo 2 y diabetes gestacional (ocurre durante el embarazo),5 cada una
con diferentes causas y con distinta incidencia. Varios procesos patológicos están involucrados en
el desarrollo de la diabetes, le confieren un carácter autoinmune, característico de la DM tipo 1,
hereditario y resistencia del cuerpo a la acción de la insulina, como ocurre en la DM tipo 2.
Para el 2000, se estimó que alrededor de 171 millones de personas eran diabéticos en el mundo y
que llegarán a 370 millones en 2030.7 Este padecimiento causa diversas complicaciones, dañando
frecuentemente a ojos, riñones, nervios y vasos sanguíneos. Sus complicaciones agudas
(hipoglucemia, cetoacidosis, coma hiperosmolar no cetósico) son consecuencia de un control
inadecuado de la enfermedad mientras sus complicaciones crónicas (cardiovasculares,
nefropatías, retinopatías, neuropatías y daños microvasculares) son consecuencia del progreso de
la enfermedad. El Día Mundial de la Diabetes se conmemora el 14 de noviembre.
Clasificación
Otros tipos de diabetes mellitus menores (< 5% de todos los casos diagnosticados):
Etimología
Proviene del latín diabētes, y éste del griego διαβήτης, (diabétes, 'correr a través' con δια o 'dia-',
'a través', y βήτης o 'betes', 'correr', de διαβαίνειν (diabaínein, ‘atravesar’). Como término para
referirse a la enfermedad caracterizada por la eliminación de grandes cantidades de orina
(poliuria), empieza a usarse en el siglo I en el sentido etimológico de «paso», aludiendo al «paso
de orina» de la poliuria. Fue acuñado por el filósofo griego Arateus de Cappadocia.
La palabra Mellitus (griego mel, "miel") se agregó en 1675 por Thomas Willis cuando notó que
la orina de un paciente diabético tenía sabor dulce.
Descripción general
Las células metabolizan la glucosa para convertirla en una forma de energía útil; por ello el
organismo necesita recibir glucosa (a través de los alimentos), absorberla (durante la digestión)
para que circule en la sangre y se distribuya por todo el cuerpo, y que finalmente, de la sangre
entre al interior de las células para que pueda ser utilizada. Esto último sólo ocurre bajo los
efectos de la insulina, una hormona secretada por el páncreas.
En la DM (diabetes mellitus) el páncreas no produce o produce muy poca insulina (DM Tipo I) o
las células del cuerpo no responden normalmente a la insulina que se produce (DM Tipo II).
Esto evita o dificulta la entrada de glucosa en la célula, aumentando sus niveles en la sangre
(hiperglucemia). La hiperglucemia crónica que se produce en la diabetes mellitus tiene un efecto
tóxico que deteriora los diferentes órganos y sistemas y puede llevar al coma y la muerte.
Diagnóstico
Tanto en la diabetes tipo 1 como en la tipo 2, como en la gestacional, el objetivo del tratamiento
es restaurar los niveles glucémicos normales, entre 70 y 105 mg/dl. En la diabetes tipo 1 y en la
diabetes gestacional se aplica un tratamiento sustitutivo de insulina o análogos de la insulina. En
la diabetes tipo 2 puede aplicarse un tratamiento sustitutivo de insulina o análogos, o bien, un
tratamiento con antidiabéticos orales.
Para determinar si el tratamiento está dando resultados adecuados se realiza una prueba llamada
hemoglobina glucosilada (HbA1c ó A1c). Una persona No-diabética tiene una HbA1c < 6 %. El
tratamiento debería acercar los resultados de la A1c lo máximo posible a estos valores.
Un amplio estudio denominado DDCT demostró que buenos resultados en la A1c durante años
reducen o incluso eliminan la aparición de complicaciones tradicionalmente asociadas a la
diabetes: insuficiencia renal crónica, retinopatía diabética, neuropatía periférica, etc.
Los principales factores ambientales que incrementan el riesgo de diabetes tipo 2 son la nutrición
excesiva y una forma de vida sedentaria, con el consiguiente sobrepeso y obesidad.
Una pérdida de peso mínima, incluso de 4 kg, con frecuencia mejora la hiperglucemia. En la
prevención de la enfermedad, una pérdida similar reduce hasta en un 60% el riesgo.
Un tratamiento completo de la diabetes debe de incluir no solo una dieta sana (como, por
ejemplo, la dieta mediterránea) y ejercicio físico moderado y habitual sino también un control
médico constante. Asimismo conviene eliminar otros factores de riesgo cuando aparecen al
mismo tiempo como la hipercolesterolemia.
Medicamentos
Para conseguir un buen control de la Diabetes Mellitus, en todos los tipos de ésta, es
imprescindible la Educación Terapéutica en Diabetes que, impartida por profesionales sanitarios
específicamente formados en Educación Terapéutica en Diabetes (médicos o enfermeros/as-
Educadores Terapéuticos en Diabetes-), persigue el adiestramiento de la persona con Diabetes y
de las personas cercanas a ella, para conseguir un buen control de su enfermedad, modificando
los hábitos que fuesen necesarios, para el buen seguimiento del tratamiento (Dieta + Ejercicio
Físico + Tratamiento medicamentoso-si precisa-).
Mantener una dieta sana es una de las mejores maneras que se puede tratar la diabetes. Ya que no
hay ningún tratamiento que se deshaga de la diabetes, en cuanto la persona sea diagnosticada con
diabetes debe empezar a mantener una dieta sana. La persona debe cuidar la cantidad de gramos
de carbohidratos que come durante el día, adaptándola a las necesidades de su organismo y
evitando los alimentos con índice glucémico alto. Lo que esto significa es que la persona no
puede comer muchas comidas con contenido de harina blanca. Elegir panes y pastas hechas de
harina integral es no solo mucho más saludable sino que también va a ayudar a la persona
controlar mejor la insulina que el cuerpo produce. También hay muchos productos en el mercado
que están hechos para los diabéticos. En los EE.UU. los productos se llaman “Sugar Free”, o sea,
“Sin Azúcar”. Estos productos tienen contenidos de azúcar artificial que no tiene calorías pero le
da el sabor dulce a la comida. Se debe, no obstante, tener mucho cuidado con estos productos, ya
que "Sin azúcar" (O sin carbohidratos con índice glucémico alto), no es lo mismo que "Sin
Carbohidratos". Unas galletas en las que figure "Sin azúcar" contendrán muy pocos hidratos de
carbono con índice glucémico alto, pero contendrán no obstante muchos hidratos de carbono
procedentes del cereal de las galletas que es necesario controlar.
El ejercicio es otra cosa muy importante en el tratamiento de la diabetes. Primero que todo, es
importante porque en la mayoría de casos de diabetes, la persona debe bajar un poco de kilos y el
ejercicio es muy importante en este procedimiento. El ejercicio también afecta los niveles de
insulina que produce el cuerpo.
La diabetes mellitus era ya conocida antes de la era cristiana. En el papiro de Ebers descubierto
en Egipto y que data al siglo XV a. C., ya se describen síntomas que parecen corresponder a la
diabetes. Fue Areteo de Capadocia quien, en el siglo II de la era cristiana, le dio a esta afección el
nombre de diabetes, que significa en griego correr a través, refiriéndose al signo más llamativo
que es la eliminación exagerada de agua por el riñón, expresando que el agua entraba y salía del
organismo del diabético sin fijarse en él.
En 1775 Dopson identificó la presencia de glucosa en la orina. Frank, en esa época también,
clasificó la diabetes en dos tipos: diabetes mellitus (o diabetes vera), y diabetes insípida (porque
esta última no presentaba la orina dulce). La primera observación necrópsica en un diabético fue
realizada por Cawley y publicada en el “London Medical Journal” en 1788. Casi en la misma
época el inglés John Rollo atribuyó la dolencia a una causa gástrica y consiguió mejorías notables
con un régimen rico en proteínas y grasas y limitado en hidratos de carbono. Los primeros
trabajos experimentales relacionados con el metabolismo de los glúcidos fueron realizados por
Claude Bernard quien descubrió, en 1848, el glucógeno hepático y provocó la aparición de
glucosa en la orina excitando los centros bulbares.
En la segunda mitad del siglo XIX el gran clínico francés Bouchardat señaló la importancia de la
obesidad y de la vida sedentaria en el origen de la diabetes y marcó las normas para el
tratamiento dietético, basándolo en la restricción de los glúcidos y en el bajo valor calórico de la
dieta. Los trabajos clínicos y anatomopatológicos adquirieron gran importancia a fines del siglo
pasado, en manos de Frerichs, Cantani, Naunyn, Lanceraux, etc. y culminaron con las
experiencias de pancreatectomía en el perro, realizadas por Mering y Minkowski en 1889. La
búsqueda de la presunta hormona producida por las células descritas en el páncreas, en 1869, por
Langerhans, se inició de inmediato. Hedon, Gley, Laguesse y Sabolev estuvieron muy cerca del
ansiado triunfo, pero éste correspondió, en 1921, a los jóvenes canadienses Banting y Charles
Best, quienes consiguieron aislar la insulina y demostrar su efecto hipoglucemiante. Este
descubrimiento significó una de las más grandes conquistas médicas del siglo XX, porque
transformó el porvenir y la vida de los diabéticos y abrió amplios horizontes en el campo
experimental y biológico para el estudio de la diabetes y del metabolismo de los glúcidos
Causas
En un principio se pensaba que el factor que predisponía para la enfermedad era un consumo alto
de hidratos de carbono de rápida absorción. Después se vio que no había un aumento de las
probabilidades de contraer diabetes mellitus en relación con los hidratos de carbono de
asimilación lenta.
Actualmente se piensa que los factores más importantes en la aparición de una diabetes tipo 2
son, además de una posible resistencia a la insulina e intolerancia a la glucosa, el exceso de peso
y la falta de ejercicio. De hecho, la obesidad abdominal se asocia con elevados niveles de ácidos
grasos libres, los que podrían participar en la insulinorresistencia y en el daño a la célula beta-
pancreática. Para la diabetes tipo 1 priman, fundamentalmente, la herencia genética, o bien,
alguna patología que influya en el funcionamiento del páncreas (diabetes tipo 1 fulminante).
La actividad física mejora la administración de las reservas de azúcares del cuerpo y actúa de
reguladora de las glucemias. Las reservas de Glucógeno aumentan y se dosifican mejor cuando el
cuerpo está en forma, ya que las grasas se queman con más facilidad, reservando más los hidratos
de carbono para esfuerzo intensos o en caso de que la actividad sea muy larga que las reservas
aguanten más
Complicaciones de la diabetes
Independiente del tipo de diabetes mellitus, un mal nivel de azúcar en la sangre conduce a las
siguientes enfermedades. Bases son las modificaciones permanentes de las estructuras
constructoras de proteínas y el efecto negativo de los procesos de reparación, p.ej.: la formación
desordenada de nuevos vasos sanguíneos.
Neuropatía diabética: neuropatía o trastorno neuropático a los cuales se asocian diabetes mellitus.
Estos estados se piensan para resultar de lesión microvascular diabética que involucra los vasos
sanguíneos menores que suministra los nervios de los vasos. Los estados relativamente comunes
que se pueden asociar a neuropatía diabética incluyen tercera parálisis del nervio;
mononeuropatía; mononeuropatía múltiple; amilotrofía diabética; polineuropatía dolor;
nueropatía autonómica; y neuropatía toracoabdominal
La angiopatía diabética es una enfermedad de los vasos sanguíneos relacionada con el curso
crónico de la diabetes mellitus, la principal causa de insuficiencia renal a nivel mundial. La
angiopatía diabética se caracteriza por una proliferación del endotelio, acúmulo de glicoproteínas
en la capa íntima y espesor de la membrana basal de los capilares y pequeños vasos sanguíneos.
Ese espesamiento causa tal reducción de flujo sanguíneo, especialmente a las extremidades del
individuo, que aparece gangrena que requiere amputación, por lo general de los dedos del pie o el
pie mismo. Ocasionalmente se requiere la amputación del miembro entero. La angiopatía
diabética es la principal causa de ceguera entre adultos no ancianos en los Estados Unidos. En
Cuba, la tasa de angiopatías periféricas en la población diabética alcanzan los 19,5 por cada 100
mil habitantes
Cuando decimos que el Pie Diabético tiene una "base etiopatogénica neuropática" hacemos
referencia a que la causa primaria que hace que se llegue a padecer un Pie Diabético está en el
daño progresivo que la diabetes produce sobre los nervios, lo que se conoce como "Neuropatía".
Los nervios están encargados de informar sobre los diferentes estímulos (nervios sensitivos) y de
controlar a los músculos (nervios efectores). En los díabéticos, la afectación de los nervios hace
que se pierda la sensibilidad, especialmente la sensibilidad dolorosa y térmica, y que los
músculos se atrofien, favoreciendo la aparición de deformidades en el pie, ya que los músculos se
insertan en los huesos, los movilizan y dan estabilidad a la estructura ósea.
El hecho de que una persona pierda la sensibilidad en el pie implica que si se produce una herida,
un roce excesivo, una hiperpresión de un punto determinado o una exposición excesiva a fuentes
de calor o frío no se sientan. El dolor es, no lo olvidemos, un mecanismo defensivo del
organismo que nos incita a tomar medidas que nos protejan de factores agresivos. Los diabéticos
pueden sufrir heridas y no darse cuenta. Además, la pérdida de control muscular favorece como
decimos la aparición de deformidades y éstas pueden al mismo tiempo favorecer roces, cambios
en la distribución de los apoyos del pie durante la marcha y en definitiva, predisponer a
determinados puntos del pie a agresiones que, de no ser atajadas a tiempo, pueden resultar fatales.
Complicaciones agudas
Los factores que los desencadenan suelen ser: errores, omisiones o ausencia de tratamiento,
infecciones agregadas -urinarias, respiratorias, gastrointestinales-, cambios en hábitos
alimenticios o de actividad física, cirugías o traumatismos, entre otros.
Hipoglucemia: Disminución del nivel de glucosa en sangre por debajo de los 50 mg/dL. Puede
ser consecuencia de ejercicio físico no habitual o sobreesfuerzo, sobredosis de insulina, cambio
en el lugar habitual de inyección, ingesta insuficiente de hidratos de carbono, diarreas o vómitos,
etc.
Dieta en la diabetes
Alimentos muy convenientes Son los que contienen mucha agua y pueden comerse libremente. Se
encuentran en la acelga, apio, alcachofa, berenjena, berros, brócoli, calabaza, calabacín, cebolla
cabezona, pepino cohombro, coliflor, espárragos, espinacas, habichuela, lechuga, pepinos,
pimentón, rábanos, repollo, palmitos y tomate.
Alimentos convenientes Son los alimentos que pueden ser consumidos por la persona diabética
sin exceder la cantidad ordenada por el nutricionista. En estos se encuentran las harinas: Arroz,
pastas, papa, yuca (mandioca), mazorca, plátano, avena, cebada, fríjol, lenteja, garbanzo, soya,
alverjas, habas, panes integrales y galletas integrales o de soda. En las frutas son convenientes las
curubas, fresas, guayabas, mandarina, papaya, patilla, melón, piña, pitaya, pera, manzana,
granadilla, mango, maracuyá, moras, naranja, durazno, zapote, uchuvas, uvas, banano, tomate de
árbol, mamey y chirimoya. En cuanto a los lácteos son convenientes la leche descremada,
cuajada, kumis y yogurt dietético. También son saludables las grasas de origen vegetal como el
aceite de canola, de maíz, la soya, el aceite de girasol, ajonjolí y de oliva. Las verduras como
zanahoria, auyama, etc.
Alimentos inconvenientes
Carbohidratos simples como el azúcar, la panela, miel, melazas, chocolates, postres endulzados
con azúcar, helados, bocadillos, mermeladas, dulces en general y gaseosas corrientes. También
son inconvenientes las grasas de origen animal como las carnes grasas, embutidos, mantequilla,
crema de leche, mayonesas, manteca, tocino de piel de pollo y quesos doble crema.
Hay que comer cada 3 a 4 horas (alimentación fraccionada) ya que de esta manera se evita una
hipoglucemia o baja en nivel de azúcar en la sangre. El alimento se ajusta a la acción de los
medicamentos para el tratamiento de la diabetes, sean estos hipoglicemiantes orales como son las
tabletas o la acción de la insulina inyectada.
Laboratorios
Existen exámenes de laboratorio para monitorizar los órganos afectados en la diabetes mellitus
(mediante control del nivel de glucosa, función renal, dislipidemia, etc.). Además de un examen
médico adecuado, el laboratorio brinda actualmente exámenes como los siguientes:
• Revisión anual por oftalmología, preferentemente revisión de fondo de ojo con pupila
dilatada.
• Revisión por cardiología, con monitorización de la presión arterial, perfil de lípidos y de
ser necesario prueba de esfuerzo.
• Revisión del plan de alimentación por experto en nutrición.
• Revisión por podología por onicomicosis, tiña, uñas incarnadas (onicocriptosis)
Hemoglobina glucosilada
Este examen sencillo ofrece un resultado muy valioso en cuanto al control del paciente con
diabetes. Su principio básico es el siguiente: la hemoglobina es una proteína que se encuentra
dentro de los glóbulos rojos de la sangre y de lo que se ocupa es del transporte de oxígeno, el cual
lo toma a nivel pulmonar y por esta vía la lleva al resto del cuerpo pulmones hacia todas las
células del organismo. Pero esta afinidad no es precisamente nada más con el oxígeno. La
glucosa se une también a ella sin la acción de insulina.
La misma fisiopatología de la diabetes nos indica que la glucosa se encontrará en niveles muy
elevados en sangre, por la deficiencia de insulina o por la incapacidad de esta para poderla llevar
a las células (resistencia a la insulina). Esa glucosa en exceso entra a los glóbulos rojos y se une
con moléculas de hemoglobina, glucosilándola. En sentido de proporción, a mayor glucosa,
mayor hemoglobina glucosilada. Aunque la hemoglobina glucosilada tiene varias fracciones
( HbA1a, HbA1b, y HbA1c) la más estable, la que tiene una unión con la glucosa más específica
es la fracción HbA1c.
El tiempo de vida de los glóbulos rojos es aproximadamente de 120 días. Esta medición expresa
el nivel de azúcar en promedio de 2 a 3 meses atrás, por lo que es un parámetro aceptable para
seguir el control de un paciente. Por este motivo se recomienda solicitar dicho examen tres o
cuatro veces al año. Esto es sumamente útil en el control de los pacientes, debido a que
usualmente estos mejoran su dieta en los días previos al control de la glicemia, falseando los
resultados. El valor de la hemoglobina glucosilada es una herramienta eficaz para ver el control
metabólico en los últimos meses.
Bibliografía
http://es.wikipedia.org/wiki/Diabetes_mellitus
http://www.dmedicina.com/enfermedades/digestivas/diabetes
http://www.geosalud.com/diabetesmellitus/diabetes.htm
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs312/es/index.html