Número 41

Sábado, 16
de abril
de 2011
El perseguidor
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EXPOSICIÓN LITERATURA
Vida, un viaje a través del La realidad polifónica: señales
tiempo para El año de la seca

por por
RAFA CEDRÉS JUAN JOSÉ DELGADO

LAACADEMIA CANARIA DE LA LENGUA

RECLAMAMÁS MEDIOS PARASEGUIR
DESARROLLANDO SU TRABAJO 2/3
2 El perseguidor
ANTONIO LORENZO RAMOS/
Presidente de la Academia Canaria de la Lengua
La Academia Canaria de la Lengua cumple once años el próximo mayo. Un período de tiempo todavía corto para valorar el trabajo que ha ido
desarrollando a lo largo de este período con el objetivo de “crear conciencia del español de Canarias” en la sociedad del archipiélago, asegura
su presidente, Antonio Lorenzo Ramos (Los Silos, 1936). Entre los actos de esta institución previstos para los próximos meses, y a pese a que
su presupuesto ha sido drásticamente reducido en un 50 por ciento en 2011 por el Gobierno de Canarias, está el ingreso como nuevos
académicos de la escritora tinerfeña Cecilia Domínguez Luis y del profesor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canarias Juan Manuel
Pérez Vigaray, así como la edición de dos antologías dedicadas a los escritores y poetas Rafael Arozarena y José María Millares. El primer
volumen dedicado al autor de Mararía se prevé presentar el próximo 23 de abril, coincidiendo con la celebración del Día del Libro.
“DEBEMOS CREAR CONCIENCIA
DEL ESPAÑOL DE CANARIAS”
EDUARDO GARCÍA ROJAS
- ¿De qué manera contribuye la Academia
Canaria de la Lengua a limpiar, fijar y dar
esplendor al español?
- Esa pregunta queda fuera de nuestro
cometido porque quien fija, limpia y da
esplendor al español por su propia fun-
ción y que ya expresó en su misma crea-
ción es la Real Academia Española (RAE).
Con esto quiero decir que nuestra finali-
dad es distinta. El español es una suma de
variedades regionales y la totalidad de
esas variedades es lo que constituye el
español. La Real Academia tiene la fun-
ción de fijar la norma general y nosotros la
del estudio de nuestra variedad regional
de lengua y su literatura, y en ese sentido
no podemos ir en contra de las normas
generales de la Academia porque nuestra
actividad se centra en el estudio, la des-
cripción del español de Canarias en sus
distintas variedades internas --tenemos
variedades insulares y dentro de cada isla
variedades que corresponden a estratos
socio culturales-- y lo estudiamos desde el
punto de vista fonético, gramatical y
léxico e intentamos cubrir ese ámbito
¿Qué supone eso en relación con el espa-
ñol? Que si el español es un conjunto de
variedades y estas variedades se estudian,
pues que el español en general se cono-
cerá mucho mejor.
- La creación de la Academia Canaria de la
Lengua estuvo rodeada de cierta polémica.
Hubo voces que se manifestaron en contra.
- Creo que no pueden jugar una sola liga
el Real Madrid y el Barcelona. Es decir,
que cuantas más instituciones estudien la
lengua resultará, a mi juicio, más benefi-
cioso para la lengua su conocimiento y el
de su literatura. Y para ello es necesario
que existan instituciones sobre todo regio-
nales que, como es nuestro caso, dediquen
esfuerzos a su estudio. Desde un centro
político y cultural como Madrid no se
puede estudiar con la misma exhaustivi-
dad el español de Canaria y su literatura.
Es verdad que los departamentos de Filo-
logía Española lo estudian en nuestras dos
universidades pero hay que recordar que
la Academia Canaria, el conjunto de aca-
démicos filólogos que la nutre procede de
estas instituciones. No restamos sino que
sumamos.
- ¿Cuántos miembro forman parte de la
Academia Canaria de la Lengua y qué hace
falta para pertenecer a ella?
- La Academia Canaria de la Lengua está
estructurada en tres grupos de académi-
cos que forman filólogos, escritores e inte-
lectuales y personas que destacan en el
ámbito de las ciencias y las humanidades.
¿Por qué? Porque la finalidad de la Acade-
mia es el estudio de la variedad de la len-
gua canaria, su fonética, gramática,
léxico, atendiendo fundamentalmente a
los usuarios de esa lengua que solicitan un
listado de las palabras que usan, en nues-
tro caso regionales. Esa es una de las fina-
lidades de nuestra Academia, la elabora-
ción de diccionarios. El año pasado edita-
mos un Diccionario básico de canarismos y
el grupo de filólogos que lo elaboró nece-
sitó de la colaboración de científicos
cuando se trataba de definir --pongamos
como ejemplo-- un pez. Se necesita su
nombre científico y en esta tarea intervie-
nen estos especialistas. Contamos tam-
bién con escritores académicos porque
otra de nuestras finalidades es el estudio
de la literatura canaria. Ahora mismo
tenemos un proyecto para la página web
en la que ese tercio de escritores miem-
bros elabora una especie de pequeña bio-
grafía de los principales escritores cana-
rios vivos. Empezaremos los que han reci-
bido los Premios Canarias, todos ellos aca-
démicos honorarios o de número, y en
octubre lo subiremos a la web porque cree-
mos que la sociedad canaria demanda el
conocimiento de los mismos. También
Sábado, 16
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pensamos subir para su consulta el Diccio- dejado de usarse de manera habitual pero
nario de canarismos. tanto las palabras regionales como las cas-
- ¿Cree que la implantación de las nuevas tellanas. Si se ha dejado de plantar trigo
tecnologías están logrando que se pierdan en Canarias es lógico que toda la termino-
palabras y giros en la forma de hablar de los logía relativa a la siega desaparezca.
canarios? ¿Quién dice ahora una gavilla de trigo?
- Lo que pasa en Canarias está pasando Uno lo sabe porque la utilizó pero la gente
en todo el mundo hispánico. Las nuevas no porque esa actividad ha pasado a mejor
tecnologías repercuten en todos los aspec- vida y ha perdido uso y llegará a olvidarse
tos de la vida y el léxico peculiar de una pero no solo las regionales sino también
zona está relacionado con los distintos las generales. Y quien dice agricultura se
aspectos de esa misma vida. Si estudia- refiere a cualquier sector de la vida. Se
mos un sector como es el agrícola descu- pierden muchas palabras porque dejan de
briremos que muchas de sus palabras han usarse aquellas herramientas y su fin, que
era de uso diario, se olvida como se olvida
la denominación por la que se conocía. Es
verdad, no obstante, que algunas pueden
Se pierden muchas mantenerse de manera metafórica y que
aparecen palabras nuevas porque la len-
palabras porque dejan gua es algo vivo. Mientras la lengua, el
español, continúe con la vitalidad que
de usarse aquellas tiene seguirá creando nuevos elementos
herramientas y su fin, del léxico y expresiones de todo tipo.
- ¿Como presidente de la Academia Cana-
que era de uso diario, ria de la Lengua qué opinión le merece las
nuevas reglas ortográficas de la RAE?
se olvida como y se - Nuestra misión no es considerar las
normas generales del español porque,
olvida la como ya dije, eso es una finalidad propia
de la RAE que lo hace de la mejor manera
denominación por la que cree posible. Al dictar las normas se
piensa en mejorar lo anterior y en torno a
que se conocía. Es este asunto ha habido reflexiones para
todos los gustos. A mi, por ejemplo, me
verdad que algunas parece que igual era mejor haberlo dejado
como estaba pero es una opinión perso-
pueden mantenerse de nal.
manera metafórica y - Hay voces que se quejan que hoy se
escribe y se habla peor que antes. ¿Qué
que aparecen opina usted?
- Que no creo eso porque como pasa
palabras nuevas siempre hay gente que escribe mejor y
otros peor. Es decir, que contamos actual-
porque la lengua es mente con excelentes escritores y otros
que no lo son. En Canarias tenemos escri-
algo vivo tores muy buenos y en la Academia hay

Sábado, 16
de abril de 2011
algunos de una valía excepcional. Víctor
Ramírez, por ejemplo, es para mí un gran
novelista. Y conseguir un novelista de esa
claridad los hay también en épocas ante-
riores pero no es tan fácil encontrar antes
y ahora tan buenos escritores como él.
- Antes hablaba de los miembros de la Aca-
demia pero se le olvidó decirme qué hace
falta para ingresar en esta institución.
- Los miembros de la Academia lo for-
man los fundadores, los de números (ele-
gidos) y los honorarios, que son propues-
tos. Los que son miembros de número se
reúnen para decidir la política de la Aca-
demia y están agrupados en tres tercios
que forma un grupo de filólogos, otro de
escritores y un tercero de especialistas en
las ciencias. El número no está fijado en
máximo aunque hemos propuesto modifi-
car algunos artículos de nuestro estatuto
para que se fije en 36. Cada tercio tendría
entonces doce miembros y para ser desig-
nado miembro en caso de que hubiera una
vacante es necesario contar con el apoyo
de un tercio. El candidato necesita ade-
más el aval de tres académicos para que
sea propuesto como miembro y se celebra
una votación para comprobar si el con-
junto de los académicos está de acuerdo o
no con esa propuesta.
- La Academia Canaria de la Lengua está
trabajando en un Corpus Oral del Español de
Canarias. Nos gustaría saber como va este
proyecto.
- En la línea de nuestro estudio del espa-
ñol de Canarias necesitamos contar con
un Corpus Oral del Español de Canarias
que consiste en recoger muestras en las
islas y en los distintos niveles --popular,
culto-- y teniendo en cuenta diferencias de
edad y de sexo. Este proyecto, que presen-
tamos a la Consejería de Educación del
Gobierno de Canarias con el objeto de
conseguir financiación para su realiza-
ción, ha terminado siendo agregado a un
proyecto más amplio como es el Atlas del
Antonio Lorenzo. / SERGIO MÉNDEZ
cas del español de Canarias son propias en
los distinto planos de la lengua: fonético,
gramatical y léxico. Es evidentemente que
el español en cada una de las regiones
tiene una historia diferente. Es decir, que
el español de Perú es diferente al español
de Canarias. Con el español en sus dife-
rentes variedades se produce un trasvase.
Hay que recordar, no obstante, que en
Canarias se produce la primera variedad
del español atlántico a partir del siglo XV,
y que se trata de un español fundamental-
mente andaluz que entra en contacto con
una lengua que es la aborigen y se pro-
duce un intercambio de términos entre
una y otra. A ello hay que sumar la llegada
de población portuguesa, sobre todo a las
islas occidentales, lo que genera cierto
bilingüismo en algunas zonas y todo eso
termina por reflejarse en el léxico del
español de Canarias. La historia del espa-
ñol en las islas explica el hecho de que
haya multitud de portuguesismo, también
de palabras de los primeros pobladores
del archipiélago que no existen en otros
lugares del mundo hispano hablante y que
los canarios contribuyeron a expandir por
las grandes Antillas.
- ¿Qué le parece el Diccionario de Ameri-
canismos editado por la RAE?
- Que algunas palabras que recoge el
diccionario no informa que proceden de
Canarias. Es decir, que este trabajo de la
RAE no recoge todos los canarismos que
nosotros sí hemos recogido en nuestros
diccionarios y que si la RAE los hubiera
introducido como por el contrario sí hace
con otros regiones españolas, se entende-
patrimonio inmaterial de Canarias, donde ría que lo que da para América también se
nosotros nos ocupamos del estudio de las da en Canarias y se podría pensar que si se
expresiones orales para recoger todo lo da en Canarias y en América es porque pri-
relacionado con la literatura oral. Al mero se dieron en Canarias pero como no
mismo tiempo, desarrollamos un trabajo se ha hecho, ese Diccionario queda cojo y
en una sección dedicada al estudio de los no quiero que esto se entienda como una
oficios, muchos de cuyos materiales y crítica a la RAE.
herramientas, en especial el del mundo de - ¿Tiene alguna palabra del habla canaria
la artesanía, es de una enorme cantidad por la que sienta especial cariño?
de léxico regional. - No creo que haya palabras bonitas y
- ¿Cuáles son para usted las característi- feas porque todas son válidas y depende
cas esenciales del español de Canarias? del contexto el hecho de que su empleo
- La respuesta daría para una tesis aun- sea el adecuado. Por ejemplo, la palabra
que intentaré sintetizar. Las característi- mago colocada en un contexto puede
parecer forzada. Ahora bien, ¿qué ocurre
con el español de Canarias? Pues que la
mayor parte de la gente piensa que hablar
canario es hablar como habla un mago
inventado porque ni siquiera es un mago
real. Esto me recuerda que en el Siglo de
No creo que haya Oro los autores teatrales se inventaron un
gracioso cuya habla era el sayagués y que
palabras bonitas y se usaba como el personaje que soltaba
patojadas sobre el escenario. Aquí se
feas porque todas son emplea una especie de sayagués, un habla
inventada que ponen en boca de un perso-
válidas y depende del naje al que se llama el mago para que diga
una serie de aberraciones lingüísticas que
contexto el hecho de si usted va por ahí no encontrará que diga
ningún campesino canario. Esto, de
que su empleo sea el alguna manera, ha hecho que hablar cana-
rio sea una cosa despreciable cuando
adecuado. ¿Qué hablar canario es hablar de una manera
ocurre con el español determinada, sea culta o no la persona
quien lo hable, y eso ocurre en todas las
de Canarias? Pues regiones. En Castilla pasa lo mismo. Nos-
otros hablamos canario y deberíamos
que la mayor parte de estar orgullosos de hablar esa variedad de
lengua y no avergonzarnos de ello porque
la gente piensa que parece como si se hablara mal y no, es
hablar bien. Como cualquier hablante de
hablar canario es español de cualquiera región. Y una de las
funciones de la Academia Canaria de la
hablar como habla Lengua es crear esa conciencia entre los
canarios: que nuestra variedad de lengua
un mago inventado es tan prestigiosa como la de los demás.
El perseguidor 3
Los canarios han tenido siempre como si
dijéramos una creencia falsa de que su
variedad de lengua no es tan válida. Como
no pronunciamos las zetas poco menos
que se nos castigaba hasta que la reprodu-
jéramos correctamente cuando no se trata
de pronunciar la zeta porque el 90 por
ciento de los hablantes de español no la
pronuncian. Y lo mismo pasa con el vos-
otros. Cada variedad de lengua tiene sus
características y una de las características
del español atlántico es no usar el vosotros
y sí el ustedes.
- ¿Por qué cree que se ha producido ese
rechazo de hablar canario?
- Quizá se trate de una especie de com-
plejo de inferioridad respecto al peninsu-
lar. Parece que el de la península habla
bien y el canario mal pero eso es falso por-
que cada región tiene su variedad de len-
gua y depende de la historia del español
en esa región. Lo que tenemos que hacer
es estudiar esa variedad de lengua y
ponerla en su lugar y compartir con las
demás el mismo plano de igualdad. No
hay ninguna variedad que sea superior a
otra desde el punto de vista lingüístico.
- No cree, sin embargo, que ese complejo
apenas existe ya entre los que utilizamos
esta variedad del español.
- Parece que se ha creado una concien-
cia más cercana a la realidad objetiva.
- ¿Y hasta que punto considera que la Aca-
demia Canaria de la Lengua ha contribuido a
derrumbar ese miedo?
-.Hemos hecho todos los esfuerzos posi-
bles por crear esa conciencia de que nues-
tra variedad de lengua es tan válida como
otra cualquiera.
- El Diccionario Básico de Canarismos
salió en 2010… ¿Cómo se ha planteado la
Academia Canaria la política de publicacio-
nes en 2011?
-Pronto se presentará una antología de
textos de Rafael Arozarena y otra de José
María Millares. La Academia tras la des-
aparición de estos dos grandes escritores
quiere a través de estas publicaciones con-
memorar su figura y su obra.
- Y la crisis, ¿cómo está afectando la crisis
la labor que desarrolla la institución que
usted preside?
- Nosotros quisiéramos editar más cosas
pero estamos en una situación de preca-
riedad económica como todo el mundo y
la subvención que recibimos del Gobierno
de Canarias es cada vez más reducida.
Vamos a ver como capeamos el temporal.
El problema es que cuando la Academia
Canaria de la Lengua nació resultado de
un acuerdo del Parlamento regional,
Manuel Padorno, Ramón Trujillo y otros
intentaron sacar adelante este proyecto
recibiendo críticas muy duras cuando lo
que se pretendía era empezar a trabajar de
una manera tranquila para crear concien-
cia del español de canarias. Que la socie-
dad se diera cuenta que una institución
como ésta era necesaria porque si hay
patrimonio inmaterial de Canarias esa es
la lengua. Lo lógico, en este caso, es que
los poderes públicos y la sociedad en gene-
ral respalden esta institución que, a mi jui-
cio, es fundamental para la esencia de la
canariedad. Es lo que pensamos aunque
ahora mismo estamos en una situación en
la que hasta en nuestra misma sede no
contamos con un espacio para reunirnos.
Estamos tristemente muy mal dotados y
espero que podamos presentar una solici-
tud para que por lo menos se nos conceda
un espacio donde poder trabajar, más si
tenemos en cuenta que los académicos
trabajan en esto por amor al arte.
4 El perseguidor
LITERATURA
VICTOR ÁLAMO DE LA ROSA:
UNA POÉTICA DE LAS HERIDAS
SIMBÓLICAS
ÁNGEL SÁNCHEZ
L
a escritura es toda una vocación.
Una voraz e indeclinable necesi-
dad de volcar en líneas aquello
que nos dictan las neuronas pilo-
tadas por los cinco sentidos. Y ya
dentro de la vocación está la elección de
género, estilo, ritmos y campos de la
memoria que cada cual activa en la bate-
ría de la experiencia y el imaginario, lle-
nando páginas con su peculiar sintaxis.
La vocación de Víctor Álamo de la Rosa
es de las fuertes, con peso específico de
laboriosidad y dedicación, puesto que ape-
nas superada la cuarentena de su edad ya
tiene en los escaparates cinco novelas y
otras prosas de ficción en formato de
cuento o relato corto que confirman su
insistencia productiva. Mas no se piense
por ello que ese modo de prodigarse vaya
en mengua de la calidad textual: el que
mucho abarca, etc. Antes al contrario, por-
que sus novelas más recientes solo prolon-
gan una serena madurez estilística, una
inventiva desarretada en personajes y
situaciones, y una ordenada narratividad
con esa propiedad magnética que inclina
a no detener su lectura en un lugar deter-
minado y seguir mañana.
La prosa de Álamo se desliza de modo
fluido por la sencillez descriptiva, alter-
nando situaciones vitales entre el bien y el
mal, el deseo, la piedad filial, el amor y
una descarnada crueldad del avatar des-
crito. Lo hace con cierto lirismo mórbido
en las pasiones destructivas y solazado en
las constructivas, que consigue apalabrar
justificando aquellas atrocidades que for-
man islotes precisos en el magma de lo
cotidiano en Masilva, un territorio físico
donde ha fundado su Macondo esencial
en la Isla Menor, equívocamente limitada
por el Mar de las Calmas.
Porque lo cotidiano es mera apariencia.
Olvidamos fácilmente que no son seres
vivos, de los que haya que justificar una
conducta incoherente (o desaforada, en el
caso de Terramores), sino personajes lite-
rarios, “seres vivos sin entrañas” – como
escribió Paul Valéry. La categoría del per-
sonaje ha quedado paradójicamente como
una de las zonas oscuras de la poética
reconstructiva, cuando por el contrario el
personaje es toda una unidad de significa-
ción accesible al análisis y a la descripción.
Los de Álamo, suponibles en territorio
insular, demandan rápidamente un efecto
alejamiento, para no ser tomados por
deducibles de la realidad insular herreña
y darles vuelo libre. Su legibilidad
depende directamente del grado de parti-
cipación del lector en una cultura: deben
ser aprendidos y reconocidos en tanto sig-
nos en reconstrucción a partir de las fuen-
tes. Por consiguiente los lectores canarios,
si quieren plantearse una lectura en térmi-
nos de representación, de transposición
de una realidad que le sería preexistente,
estarían practicando una lectura terru-
ñera, deformante. Porque la novela, seño-
res míos, no imita la realidad, la crea.
En el caso de Víctor Álamo de la Rosa se
ha hablado repetidamente de realismo
mágico. No lo descartamos, si bien descar-
tamos que sea un lugar común para enca-
sillarlo en esa corriente, a la cuerda de
antecedentes reconocibles en lengua cas-
tellana y sus variantes latinoamericanas.
Nos interesa sin embargo mucho más su
dimensionado en antropología simbólica,
tan cercana en el texto como figura de la
reconstrucción. Pues dentro de la trama
de novelas como Terramores y La cueva de
los leprosos supuran aquellas ‘heridas sim-
bólicas’ que describe el antropólogo Bet-
telheim en los ritos de paso (1) , y que en
estos textos marcan a fuego a unos seres
limítrofes entre la humanidad y lo ultrate-
rrenal, cuando no en lo telúrico. Lo subte-
rrenal, lo escondido, pozo sin fondo en
Terramores, donde el amor subterráneo
de Manuel el Huído, como el de Inocen-
cio, reciben distinto destino, y el de
Anselmo, el portugués enamorado en La
cueva de los leprosos.
En los caracteres, las situaciones y los
procesos habituales en su prosa queremos
ver ficciones donde asoman las heridas
simbólicas de la posibilidad límite en un
pathos compartido por una población
insular cualquiera en las condiciones ínfi-
mas con las que se vive en la lejanía, el
abandono, la supervivencia y las mitolo-
gías domésticas. Mas el paroxismo desple-
gado en los textos ni es cotidiano ni verosí-
mil, sino simbólico: un traslado de la posi-
bilidad antropológica a la virtualidad fic-
cional. Heridos por el rayo, como en las
tragedias clásicas griegas, o más cercanos,
como el Calibán de William Shakespeare
(La tempestad), la pasión tanática que se
desencadena en el pasadizo subterráneo
(en Terramores) vuelve a ocurrir en la
‘solución final’ que da Anselmo a los des-
ahuciados en La cueva de los leprosos.
Soluciones mortales rematan general-
mente el frenesí de los protagonistas,
interlineado con períodos de cariñosa
calma, alternando monólogos de arro-
bado lirismo con furiosas descriptivas eró-
ticas, en las que hay expansión de líquidos
vitales, incluido el vampirismo seminal.
Seguimos en las heridas simbólicas, por-
que el escritor apenas las abandona. La
inventiva simbólica y lacerante da forma a
unos caracteres que se mueven en un por-
tulano donde la violencia, el salvajismo, el
hambre sexual o la brutalidad son el vehí-
culo, no el fin, de su esfuerzo por suturar-
las.
De recursos tan opuestos – cierta poé-
tica de mansa habitualidad (cómo se
cuenta) y un alto octanaje patético en la
acción textual (lo contado) – compone
Víctor Álamo un retablo de enamorados,
de seres malignos, sádicos, saturnales y,
paralelamente, de animales auxiliares
cuyo destino es sufrir. Que para eso los
echa al mundo su autor: para que sufran
también los muy malditos las heridas sim-
bólicas con que los retuerce una inventiva
en grado enfático, todo sea explorar los
límites de su existencia. Hasta los anima-
les las sufren: el burro malherido y luego
derriscado, el perro libidinoso apaleado y
resucitado, el baifito devorado por los
cuervos, la gallina desplumada viva.
Donde cuervos y ratones son comedores
de sueños y el propio sueño se adhiere a la
naturaleza consciente, perdiendo su con-
dición virtual.
No es Víctor Álamo creador de atmósfe-
ras opresivas, pues suele diluir lo más
terrible como si fuera cotidiano, con una
levedad casi justificadora que absuelve la
brecha ontológica suponible en las fuen-
tes herreñas, tierra de rabos blancos y
rabos negros, como se sabe, para diferen-
ciar los destinos y las localizaciones de sus
gentes. Tierra de miedos nocturnos here-
dados. Una escritura fluida destensa las
situaciones brutales y sutura las simbóli-
cas. Es, por ejemplo, excepcional el primer
Sábado, 16
de abril de 2011
EL ESCRITOR
TINERFEÑO
VÍCTOR ÁLAMO
DE LA ROSA.
encuentro amoroso de Manuel el Huído y
Rosa, clímax poético espléndido, con ale-
goría jardinera.
Para acomodar temporalmente estas
pasiones subterráneas (por fuerza mayor)
Álamo traza en Terramores un bucle dis-
continuo en la diacronía, donde la acción
participa simultáneamente de escenarios
en los que pasado y presente se integran:
la dictadura de Franco y la llegada de pate-
ras a la Isla Menor, circunstancias históri-
cas, como también se sabe, no coetáneas.
También en La cueva de los leprosos pode-
mos cambiar la lepra con el sida, y sacar
conclusiones lectivas de última hora. Aquí
la lectura complementaria nos llevaría a
La enfermedad y sus metáforas, el radiante
estudio de Susan Sontag. Esto es como
decir que Álamo no se estaca en el pasado,
sino que redistribuye los tiempos como
hace con los destinos de sus caracteres,
acaso para que saquemos conclusiones
prácticas de que la historia se repite incan-
sablemente y, al parecer, sin remedio.
¿Pedagogía involuntaria o bien buscada?
He aquí un autor para leerlo con morbo
o con sentido edificante, según la orienta-
ción de cada lector; para ser recomendado
como lectura en los centros de enseñanza
secundaria, en lugar de los engendros
habituales. Memoria, imaginación y
recursos de estilo, con variados procedi-
mientos cóncavos y convexos, facilitan el
don de contar. Y Álamo lo tiene. Tiene,
pues, que escribir. Y cumpliendo con su
obligación obtendrá nuestra correspon-
diente devoción de lectores prendidos a su
poética de las heridas simbólicas, con ese
regusto fetasiano indeclinable, sin perdo-
nar el lado oscuro y turbulento de la onto-
logía isleña. Que, repetimos, no es el
‘tema’ en sí, sino un subterfugio creativo
para ir más lejos, a la creatividad centrada
en la plenitud del imaginario despachado
con mucha cintura, como se dice en la
esfera deportiva. Textos que hemos leído,
compréndase el caso, con bastante com-
plicidad nemotécnica, pues no son descar-
tables nuestras afinidades temáticas; aun-
que Víctor Álamo de la Rosa nos dé, en tal
sentido, sopas con honda. Un motivo más
de recompensa para quien esto escribe,
viendo como se anima con la generación
XXI, a la que él pertenece, el mortecino
capítulo de la literatura nativa contempo-
ránea de las Islas Canarias.
(1) Bruno Bettelheim: Symbolic Wounds.
New York, 1969.

Sábado, 16
de abril de 2011
JUAN JOSÉ DELGADO
P
ublicó Víctor Álamo de la Rosa
su primer libro de cuentos, Las
mareas brujas, en 1991. Conti-
nuó transitando el género
narrativo en otras dos ocasio-
nes con las novelas El humilladero (1994)
y El naufragio de los mapas (1998). Un año
antes, en 1997, fue traducida al portugués
y publicada en Río de Janeiro, El año de la
seca. En 2000 la editorial venezolana
Monte Ávila la ofreció en su versión origi-
nal en castellano y con prólogo del Nobel
portugués José Saramago. Desde enton-
ces ha tenido ediciones en España (2002),
Francia (2003), Croacia (2006) y Portu-
gal (2008). Ahora contamos con una
nueva edición española (Tropo Editores,
2011), que viene a recuperar esta novela
después de permanecer casi una década
descatalogada en este país.
Tras El año de la seca, Víctor Álamo de la
Rosa publicó las novelas Campiro que
(2001), Terramores (2007) y La cueva de
los leprosos (2010). El argumento de El
año de la seca perfila la vida de los isleños
bajo el padecimiento de una plaga aná-
loga a la de una tragedia clásica. Verán
gentes que acunan el pensamiento de una
maldición, de un destino que se abate
sobre ellos y su tierra y cuya causa tras-
ciende lo físico. Las calamidades que aso-
lan la llamada Isla Menor hacen que algu-
nos de sus pobladores se rebelen contra la
maldita geografía y adquieran, paulatina
o súbitamente, una conciencia que los
traslade más allá del quieto territorio
natal con el fin de procurarse un destino
propio que sólo puede alcanzarse desde la
aventura. Subyace en la novela un “princi-
pio de realidad” que, a partir de un deter-
minado punto, va siendo invadido por el
deseo, por la imaginación, por el sueño,
por la esperanza de ganar un mundo dis-
tinto. Realidad frente a deseo. Y el río de
ese deseo irá bifurcándose en el relato en
dos primordiales y diferentes ramales.
Por una parte exhibe el impulso del per-
sonaje que busca la salida de la ruindad
vital para descubrir en otras fronteras un
nuevo destino. Es la huida de una isla atra-
pada tanto por el inmenso océano como
por un inamovible y lastrante pasado. He
aquí un asunto literario que no es ajeno a
la historia cierta de Canarias y que ha sido
trasladada a las páginas de su literatura.
Entramos en este punto en los terrenos
sangrantes de la emigración.
La novela parte de hechos confirmados:
la sequía que asoló la isla de El Hierro en
el año 1948 y la consecuente emigración
clandestina en penosos barcos que
muchos isleños hubieron de afrontar
como el único recurso de superar la situa-
ción catastrófica de muchos hogares. Era
LITERATURA
LA REALIDAD
POLIFÓNICA: SEÑALES
PARA EL AÑO DE LA
SECA
la emigración forzosa del isleño, quien
debía superar la coyuntura en territorios
transoceánicos.
Pero no sólo se cuenta el impulso del
hombre de evadirse del paisaje natal. Hay
Es la huida de una un muy distinto impulso que se destaca
aún más en la novela, y es el deseo de cada
isla atrapada tanto personaje por agarrarse al más mínimo
sentimiento de vida Un instinto que pre-
por el inmenso valece en cada ser aún en las situaciones
agónicas más severas. Por este camino,
océano como por un ajeno a las condiciones exteriores impues-
inamovible y tas por una geografía roñosa, se va tren-
zando una vehemente erotización del
lastrante pasado. He relato. Las bocas hambrientas buscan el
pan más allá del océano. Pero en la Isla
aquí un asunto Menor se aprecia una mayor necesidad:
hay cuerpos hambrientos de otros cuer-
literario que no es pos. Y a impulsos de ese apetito irán des-
cubriéndose numerosas criaturas que irán
ajeno a la historia entrando, en cuerpo y mente, en un baile
que los adentra en un frenético y univer-
cierta de Canarias y sal sensualismo. Los personajes no sólo
están determinados por las inclemencias
que ha sido del espacio. Hay un ardoroso e irracional
ímpetu que acabará rigiendo el pensa-
trasladada a las miento, la conducta, los actos y los desti-
nos de todos. El amor erótico no es una
páginas de su fuerza redentora, es más que un senti-
literatura. Entramos miento aniquilador. Se extrae de él lo ani-
mal y lo instintivo.
en este punto en los El año de la seca se asoma a los planos
social, económico, religioso y político, que
terrenos sangrantes ya subyace íntegramente en la obra narra-
tiva de este autor, planos todos ellos en los
de la emigración que prevalece una “moral primitiva”. Al
El perseguidor 5
EL AÑO DE LA SECA, publicada en
toda España en Tropo Editores, se
presentará el 6 de mayo en el
Espacio Canarias de Madrid en un
acto que contará con el autor de la
novela y el escritor peruano Jorge
Eduardo Benavides. Esta nueva edi-
ción llegará a las librerías de las islas
a finales de abril. Álamo de la Rosa
es autor, entre otros títulos de El
humilladero, Campiro que,
Terramores y La cueva de los lepro-
sos así como del volumen de relatos
Las mareas brujas y de los libros de
poesía Ángulos de medianoche,
Altamarinas y Mar en tierra .
autor le tienta la creación de un territorio
narrativo fundacional y no escatima la
fuerza de la imaginación como factor
necesario en el logro del conocimiento; o
lo que es lo mismo: confía en hacer signi-
ficativas una serie de parcelas propias de
la historia mediante el lenguaje y los
recursos de la literatura narrativa. En esta
novela son los personajes los que recuer-
dan las acciones pero, al cabo, es el grupo
social –como expresa Halbwachs- el que
fija lo que “es memorable cómo será recor-
dado”. Y con estos fundamentos se van
desenvolviendo en las páginas una serie
de personajes corrientes que habitan en
escenarios locales y que van trenzando un
argumento que rompe con el discurso
lineal. En efecto, se alternan espacios, per-
sonajes y tiempos en una trama que va
imponiéndose a través de una historia
contada por varias voces que entran en
contradicción. En contradicción porque
se acusa un conflicto de perspectivas, de
visiones, de interpretaciones. Los perso-
najes son entes abiertos, limitados, que
sólo pueden mostrarse plenariamente si
suman sus voces a las voces de los otros.
Se va creando así una realidad polifónica,
concepto bajtiniano que se refiere a la pro-
yección de la perspectiva del autor sobre
varios centros. La totalidad del mundo
narrativo sólo puede conformarse reagru-
pando las muchas voces que participan en
la gran conversación que resulta ser, defi-
nitivamente, la novela.
6 El perseguidor
EXPOSICIÓN
“UN FOTÓGRAFO ES UN
TESTIGO DEL TIEMPO”
El Espacio Cultural CajaCanarias en la capital tinerfeña acoge Vida, un
viaje a través del tiempo del holandés Frans Lanting hasta el 30 de junio
Vida, un viaje a través del tiempo es el título de la exposición de fotografías del reconocido fotógrafo naturalista holandés, Frans Lanting, que
CajaCanarias acoge en el Espacio Cultural de Santa Cruz de Tenerife dentro de las actividades pertenecientes al foro Enciende La Tierra. La
muestra está compuesta de 76 imágenes en gran formato, y estará abierta al público hasta el 30 de junio en horario de lunes a miércoles de 11
a 13 y de 17 a 21 horas, jueves y viernes de 11 a 13 y de 17 a 20 horas, y los sábados de 11 a 14 y de 17 a 20 horas.
RAFA CEDRÉS
“U
n fotógrafo es un tes-
tigo del tiempo”, dice
Frans Lanting. Justi-
fica con estas pala-
bras uno de sus mayo-
res proyectos expositivos, narrar con
artística y poderosas imágenes la evolu-
ción de La Tierra.
Y añade: “He querido retratar la natu-
raleza como un tapiz del que podemos
tirar de sus diferentes hilos y remontar-
nos en el tiempo investigando las distin-
tas especies animales y vegetales y, con
ese objetivo, me he convertido en un via-
jero del tiempo con mi cámara”.
Con Vida, un viaje a través del tiempo,
Lanting explica que no se necesita “ser un
científico para constar que el pasado aún
sigue entre nosotros”, lo que el fotógrafo
holandés ejemplifica invitando al espec-
tador a un fascinante trayecto por las dis-
tintas edades del planeta. Período a Perí-
odo… Primero interpretando el origen
del nacimiento de La Tierra y más tarde
mostrando cómo se formaron sus estruc-
turas y los chispazos de vida que fueron
sucediéndose en su superficie. Del hom-
bre, en su recorrido por las edades del
planeta, solo aparece retratado el cerebro
y dos especies de chimpancés que augu-
ran el futuro del ser humano. “La vida del
hombres es apenas un suspiro y para Lan-
ting forma parte de un inmenso orga-
nismo vivo al que llamamos Tierra”,
explicó el responsable de la Obra Social
de CajaCanarias, Álvaro Marcos Arvelo,
el día de la inauguración de la muestra,
que forma parte del ciclo de conferencias
Enciende La Tierra, cuyos debates comen-
zaron el pasado 29 de marzo y concluirá
el 26 de abril con la presencia de la etó-
loga y premio Príncipe de Asturias, Jane
Goodall y Miguel Delibes, director de la
Estación Biológica de Doñana, en una
mesa que moderará Wolfredo Wildpret
de la Torre, catedrático Emérito de Biolo-
gía de la Universidad de La Laguna.
“Para Lanting su viaje temporal -conti-
nua Arvelo- sigue los hitos que han hecho
posible la vida, narran una historia épica,
y su trabajo nos hace visible la compleji-
Sábado, 16
de abril de 2011
dad y cada uno de los pasos que nos han
conducido en la evolución hasta nos-
otros”.
Para Frans Lanting “no hace falta ser
científico para constatar que el pasado
aún está visible entre nosotros y yo, con
mi trabajo, quise hacerme eco de ese
pasado y, para ello, en mis imágenes he
aislado a los animales para poder retra-
tarlos de la misma manera en que exis-
tían en sus orígenes, bloqueando el resto
de elementos”.
Los detalles de este ambicioso proyecto,
y del que forma parte esta colección,
están desmenuzados en el portal
www.lifethroughtime.com, así como en su
libro Vida, en el que se recoge todas las
obras expuestas, y que puede ser adqui-
rido en la propia sala de exposiciones de
CajaCanarias.
La exposición Vida, un viaje a través del
tiempo está dividida en siete secciones. La
primera, Elementos, constituye una inter-
pretación de la historia antigua del pla-
neta Tierra, antes de que hubiese vida en
él, y se compone de imágenes que mues-
tran las interacciones entre los cinco ele-
mentos clásicos que reconocieron origi-
nalmente los filósofos griegos e indios:
tierra, aire, fuego, agua y espacio.
El apartado titulado Inicios sigue el ras-
tro de la vida desde sus orígenes unicelu-
lares hasta su evolución hacia formas más
Artista y aventurero complejas en el mar. Por su parte, Salidos
del mar aborda la fase en la que la vida se
aventuró por tierra firme, pero aún
Frans Lanting (Rótterdam, Holanda, 1951) se ha especializado en fotografía de dependía del agua como medio para la
naturaleza. Tras emigrar a los Estados Unidos, reside en la actualidad en Santa reproducción.
Cruz, California, donde tiene su estudio fotográfico. Sus imágenes proceden de dis- Otra sección es Tierra, que trata del
tintos puntos de planeta, como la selva del Amazonas, África, Australia y la Antár- período en el que las plantas y los anima-
tida, y muchas de las mismas han sido editadas en revistas como National Geogra- les lograron colonizar la tierra firme,
phic, Outdoor Photographer y Life. mientras que En el aire destaca las inno-
Sus libros han sido premiados y aclamados. La revista The New Yorker llegó a vaciones evolutivas de las aves y las plan-
decir de su trabajo: “Nadie es capaz de convertir a los animales en obras de arte de tas con flores, además de los aconteci-
un modo más completo que Frans Lanting”. Entre sus libros publicados, destacan mientos cataclísmicos que provocaron la
Jungles, Penguin, Living Planet, Eye to Eye, Bonobo. The Forgotten Ape, Okavango: desaparición de los dinosaurios y muchas
Africa’s Last Eden, Forgotten Edens y Madagascar: A World Out of Time. otras formas de vida.
Lanting ha recibido numerosos premios por su trabajo como fotógrafo y conser- Completan la colección las series Surgi-
vacionista, incluidos los máximos galardones de World Press Photo, el premio dos de la oscuridad, que ilustra la ascen-
Ansel Adams del Sierra Club, el título de Fotógrafo de fauna y flora del año de la sión de los mamíferos, y Planeta de vida,
BBC, y el premio Lennart Nilsson en Suecia. El príncipe Bernhard de Holanda le una visualización de la fuerza colectiva
nombró Caballero de la Real Orden del Arca Dorada, el máximo honor a la conser- de la vida como el sexto elemento de la
vación de su país. configuración de nuestro planeta.

Sábado, 16
de abril de 2011
EL VUELO DE ÍCARO /
LA CUEVA DE LAS
MIL MOMIAS, UN
VIAJE AL MISTERIO
Y A LA AVENTURA
CORIOLANO GONZÁLEZ MONTAÑEZ
A
finales de 2010, la Editorial Her-
ques publicó, prologado por
Alberto Vázquez Figueroa, el
libro La cueva de las mil momias,
un híbrido entre la historia y la
literatura, en el que colaboraron diversos
autores y cuyo resultado es un interesante
volumen que nos adentra en el misterio que
rodea la existencia mítica de esta cueva de
enterramiento y que reproduce en la por-
tada el enigmático grabado de Charles
Nicholas Cochin sobre el mayor yacimiento
funerario de las islas Canarias.
El libro está estructurado en dos partes:
una primera histórico-arqueológica y una
segunda de ficción.
En la primera nos encontramos con las
colaboraciones de los investigadores Daniel
García Pulido y Guillermo Iván González
Hernández y del catedrático de Arqueología
de la Universidad de La Laguna, Antonio
Tejera Gaspar. En ella los autores nos acer-
can al misterio que rodea la existencia de
esta cueva del Barranco de Herques y que se
remonta a más de doscientos cincuenta
años.
A través de un exhaustivo estudio, con
aportación documental, nos desgranan
todos los datos hasta ahora conocidos sobre
la ubicación, sugieren hipótesis y se aden-
tran en la Cueva de Las Calzadas, quizás el
mítico emplazamiento, para mostrarnos
también material fotográfico. Finalmente,
se añaden siete entrevistas que terminan
por darnos una visión de conjunto y absolu-
tamente rigurosa, que fueron realizadas por
el editor Juan Francisco Delgado Gómez.
En la segunda parte, el novelista y guio-
nista David Galloway toma la existencia de
un misterio ancestral, de una tradición cen-
tenaria y a través de su protagonista Ymo-
vard, descendiente directo de guanches y
estigmatizado por la obligación de proteger
la cueva de cualquier expolio, nos relata en
una interesante novela de aventuras las vici-
situdes del convulso final del siglo XVIII.
La isla de Tenerife, reclamo para los pira-
tas ingleses, sirve de perfecto marco litera-
rio para que el novelista nos vaya detallando
los acontecimientos históricos que preceden
a la gesta del 25 de julio de 1797. En trece
capítulos, David Galloway nos atrapa con
una narración amena, que a su vez sirve de
pretexto para aludir a hitos históricos como
el ataque de Pieter Van de Does a finales del
siglo XVI, la batalla de Tamasite, o para rea-
lizar con uno de sus protagonistas, el miste-
rioso francés, un periplo por todas las islas
del archipiélago en busca de momias, pero
NÚMERO:CXXV
Coordinación: Coriolano González Montañez
que utiliza como pretexto para hacernos un
relato de la sociedad del dieciocho.
LA POESÍA
Personajes entrañables como la incons-
tante Fausta, en cierta medida la cataliza-
dora de toda la historia; su padre don Fruc-
tuoso; el capitán Atilano; el sargento
segundo Bartolomé; la voluptuosa Candela
DE THOMAS
o el gato Tigre, al que solo le falta hablar, se
dibujan con maestría para saltar de las pági-
nas y encarnarse en las calles del viejo
puerto de La Laguna.
BERNHARD
David Galloway arma un interesante
argumento, con diversos narradores que se
van entremezclando para mostrarnos una
novela coral. La trama, no exenta de humor,
nos capta desde la primera página y, de una
forma inteligente y sutil, nos arrastra hasta
un final no del todo esperado, envuelto en
el dulce aroma de malvasía.
PORTADA DEL LIBRO.
M. CINTA MONTAGUT
Thomas Bernhard
Así en la tierra como en el infierno. Los
locos. Los reclusos. Ave Virgilio.
Traducción de Miguel Sáenz. Epílogo
Pilar Campos Gallego.
La uña rota, 2010.
N
ovelista y dramaturgo
fundamentalmente,
en su juventud, a los 17
años, Bernhard (1931-
1989) comenzó escri-
biendo poesía, pero en 1960 dio por
terminada su etapa de poeta que,
aunque en el conjunto de su obra se
puede decir que ocupa un lugar
menor, no por ello es menos intere-
sante. Para este autor lo único
importante en la vida era la escri-
tura y a ella se dedicó con ahínco
toda su vida. Enfermo desde muy
joven de una dolencia pulmonar
intratable, toda su obra gira en
torno a la imposibilidad del ser
humano de superar las incapacida-
des propias, las limitaciones, en
torno a la violencia, el dolor y la
muerte.
La editorial segoviana La uña rota
nos ofrece en un solo volumen tres
de los libros de poesía de este autor
austríaco además de una conferen-
cia pronunciada por el autor en
1954 sobre la obra de Rimbaud con
motivo de su centenario y que en
este volumen se publica por primera
vez en castellano. El libro lo cierra
un epílogo de Pilar Campos Gallego.
El primero de los libros recogidos en
este volumen es Así en la tierra como
en el infierno cuyo título recuerda al
de Rimbaud Una temporada en el
infierno publicado por primera vez
en 1957 en Salzburgo. Se trata de
un texto duro y a la vez fascinante
en el que el protagonista es el
mundo rural cruel e ingrato, la tie-
El perseguidor 7
PORTADA DEL LIBRO.
rra, y en el que la muerte, el dolor y
las alusiones a la enfermedad son
constantes. Encontramos poemas
con títulos como “Podredumbre”,
“Fragmentos de una ciudad agoni-
zante”, “Biografía del dolor”, que
claramente nos remiten a esa visión
pesimista y desesperada que tantas
veces se percibe claramente en la
obra de Bernhard. Dice, por ejemplo
“¿Qué haré/cuando me hayan olvi-
dado todos, todos?” y “En el campo
perecen las cornejas del dolor/bebe-
mos la cerveza de la desesperación”.
El segundo, Los locos. Los reclusos,
se publicó por primera vez en edi-
ción no venal en 1962. En él apare-
cen jorobados, monjas, borrachos,
el sexo como horror, la madre como
única presencia vital y la ausencia
del padre. En este libro se mezcla la
prosa y el verso y aparece también
uno de los temas queridos por el
autor que es la contraposición entre
el estado y el individuo “El estado es
poderoso, tú eres débil y tozudo”.
Cínico nos dice “Hay ardor de sobra
en mi bragueta/si tengo aguar-
diente y tocino, no está mal”.
El tercer libro Ave Virgilio, con-
tiene poemas escritos en Oxford y
Sicilia entre 1958 y 1960, fue publi-
cado en castellano por primera vez
en 1988. Este es el que se considera
mejor poemario de T. Bernhard. En
él nos dice cuáles son los poetas que
en aquellos años le interesan: Eliot,
Pound, Eluard, César Vallejo, Alberti
y Guillén.
En el epílogo Pilar Campos nos da
su visión del autor.
Poesía descarnada, dura, sincera
que, aunque la crítica literaria consi-
dera como una tentativa menor,
creo que es imprescindible para
entender el pensamiento de este
autor que sin duda es una de las
cumbres de la literatura europea del
siglo XX.
8 El perseguidor Sábado, 16
de abril de 2011

GEOFFREY RUSH Y COLIN FIRTH,

ACTORES PROTAGONISTAS DE
EL DISCURSO DEL REY

EL OJO CINÉFILO mismas cuando no pensamos de presiones, tartamudez de Jorge VI y

Libres de
pensamiento,
esclavos de
nuestras palabras
ENRIQUE CARRASCO
Esta sentencia que
probablemente tiene más
siglos de los que nos
podríamos figurar nos puede
introducir perfectamente en el
mensaje que se nos ha querido
transmitir en esta
extraordinaria película
denominada El discurso del rey,
que puede ser la mejor receta
cocinada para la gran pantalla
en lo que va de año.
El poder que tienen las
palabras, la sumisión a las
bien lo que vamos a decir, y,
entonces, metemos la pata, o,
en este último caso, los
impedimentos que pone la
sociedad a un mandatario
público cuando su discurso
falla, o se entrecorta, son
cuestiones que nadie discute
porque se caen por su propio
peso.
Hasta llegar hasta nosotros
la dimensión humana de aquel
rey tartamudo, Jorge VI
(Alberto Federico Arturo Jorge
de Windsor, más tarde, duque
de York) que alivió a sus
súbditos de Reino Unido a
través de la radio, y en visitas a
sus tropas, durante los
fatídicos años de la Segunda
Guerra Mundial, no nos
habíamos tropezado con una
historia tan singular y al
mismo tiempo triste. Este
soberano de gran carácter y
valentía estuvo impedido por
la disfemia, este trastorno poco
común e injusto que marcó la
vida de personajes como Lewis
Carroll o el emperador romano
Tiberio Claudio, como si el
destino les hubiera otorgado a
todos ellos una serie de
cualidades que les impedían
salir de su cascarón debido a
una afección expresiva que
muchas veces tenía su origen
en factores psicológicos, no
tanto mecánicos.
En este sentido se nos
sugiere una reflexión ante un
miembro de la Casa Real
británica sometido a todo tipo
desde las de su
hermano que le
ridiculizaba, hasta
los temerosos
discursos ante
una expectante nación
amenazada por los
bombardeos nazis en los
prolegómenos de la guerra.
El film obtuvo doce
nominaciones a los Premios
Óscar, de los que consiguió
cuatro: mejor película, mejor
director (Tom Hooper), mejor
guión (David Seidler) y mejor
actor (Colin Firth, a quien
vimos en la espléndida La joven
de la perla, Peter Webber,
2003). Sin lugar a dudas, la
cinta desvela su mejor
contrapunto a raíz de la
entrada en escena de Geoffrey
Rush, interpretando a Lionel
Logue, el terapeuta que trata la
acaba siendo uno de los
mejores amigos y confidentes
del rey: en la relación de
ambos se teje un guión cargado
de brillante ironía, elevados
principios morales y momentos
de auténtica lucidez sustentada
por el trabajo de un magnífico
dueto actoral. Por lo demás,
merece la pena observar todos
los detalles de la película: el
interesante trabajo de Helena
Bonham Carter como Elizabeth
Bowes-Lyon, esposa del
monarca, o la estupenda
intervención de Derek Jacobi
(ya estuvo en la piel de un
tartamudo famoso gracias a Yo
Claudio) como arzobispo de
Canterbury. Y, finalmente, muy
recomendable asistir a la
ambientación del Londres de
los años treinta del Siglo XX
que propone el filme.

ENSAYOS DE UN CRIMEN/ Eduardo García Rojas

que leí casi hasta la mitad del libro en su nes Escalera, en una excelente traducción

UNA INVITACIÓN casa mientras el amigo me preguntaba

para qué demonios había ido a visitarlo, si
para conversar o para leer su ejemplar de
Última salida para Brooklyn.
de Daniel Ortiz Peñate) y he vuelto a sen-
tir casi las mismas sensaciones que recibí
cuando al final pude sumergirme en la lec-
tura de Última salida para Brooklyn. Es

AL HORROR Años más tarde y curioseando en una

librería lagunera descubrí Última salida
para Brooklyn y sentí algo así como si mi
destino fuera rodar y rodar. Y que pese a
que había pasado demasiado tiempo
desde mi primerizo flechazo con su adap-
tación cinematográfica, la espera para
decir, viajar cogido de su mano por las geo-
grafías del infierno. En esta ocasión
metido en la cabeza de un personaje
enfermo que termina siendo algo así como
un trasunto de ti mismo salvando las
obvias distancias.
No es La habitación una novela de miedo

M
e imagino que como
mucha gente he llegado a
grandes novelas de la lite-
ratura gracias a sus adap-
taciones al cine. Por
norma general, una adaptación cinemato-
gráfica no suele hacer justicia a estas gran-
des novelas pero lo mismo pasa cuando es
la literatura la encargada de adaptar gran-
des películas a la república de las letras.
En todo caso ¿condiciona tu recreación
de la obra literaria haber visto antes la
adaptación inspirada en ella? No lo creo,
la verdad, aunque soy consciente que la
respuesta cambia radicalmente en los
casos en que has leído antes el libro. Es
probable que entonces aprecies que faltan
cosas que para ti fueron muy importantes
en la novela. O que se ha prescindido de
algunos personajes y que aquella escena
fundamental y conmovedora de la historia
que leíste no se muestra en pantalla como
habías imaginado…
Una novela no es una película y una pelí-
cula no es una novela. Y si me apuran ni
siquiera son objetos complementarios. En
todo caso pálidos reflejos de un original
que morirá contigo dentro de la cabeza.
Llegué a la literatura de Hubert Selby Jr.
a través de la crudísima película basada en
su novela Última salida para Brooklyn,
filme dirigido por un cineasta al que tengo
en alta estima pese a su irregular filmogra-
fía, Uli Edel.
Ví esta cinta en un cine de Madrid rode-
ado afortunadamente de muy pocas per-
sonas y todas salimos de la sala conmocio-
nadas con aquel violento retrato neoyor-
quino que no tenía nada que ver con lo que
hasta ese momento habíamos visto sobre
la ciudad de los rascacielos. Todavía me
asaltan algunas escenas de aquella cinta
en forma de flash back mientras me pongo
a pensar en nada, casi como si aquellos
momentos formaran parte de mi pasado
perturbador como espectador.
Solo he visto una vez Última salida para
Brooklyn porque no quiero que un nuevo
visionado --marcado por los vicios de la
edad que hace criba de casi todo lo que te
forja como individuo-- me haga verla como
algo decepcionante. También, ¿por qué
negarlo?, por miedo a que vuelva a alterar
las neuronas…
Así que no sé si fue por un simple ejerci-
cio de exorcismo pero no descansé en bus-
car esta novela de Selby Jr. que descubrí
tiempo después había sido publicada en
castellano en la colección Panorama de
narrativas de la editorial Anagrama.
Como todo lo que busco se me hace
cuesta arriba, la tarea de encontrar este
título se convirtió en algo así como una
especie de búsqueda del Santo Grial en la
que yo, lector ansioso, hacía un poco el
papel de Perceval. Un día descubrí la
novela en las estanterías de un amigo que
tuvo la inteligencia de no prestármela aun-
leerlo por fin había merecido la pena.
Como es natural y mientras leía el libro
me di cuenta que la versión cinematográ-
fica de Edel era como un pálido reflejo del
material que ahora tenía entre las manos.
Aquella historia proponía un paseo por el
infierno o ese territorio donde no existe lo
que llamamos amor.
Cuando terminé la novela sentí que
tenía ese pedazo de alma que aún nos
queda más lastimada de lo que la tenía.
También que se producía un extraño fenó-
meno entre la película y el libro… las imá-
genes del filme y las literarias se mezcla-
ban en mi cabeza logrando lo que parecía
imposible: que se fusionaran en una
misma Última salida para Brooklyn.
No me pasó lo mismo, confieso, con otra
de las novelas de este inclasificable, genial
y peligrosísimo escritor norteamericano
como fue la versión cinematográfica de
Réquiem por un sueño. Concluí que se
debía al director de la cinta, Darren Aro-
nofsky. Un cineasta con pretensiones tras-
cendentales que ha logrado sin embargo
seducir a una serie de aficionados con
(mucho me temo) pretensiones intelec-
tuales.
El caso es que buscando más Selby Jr. en
unos tiempos donde Selby Jr. ha recobrado
una angustiosa pero también necesaria
actualidad logré hacerme hace apenas
unas semanas con una nueva novela del
escritor. Su título es La habitación (Edicio-
pero sí que es una novela de miedo. Y no
porque en ella aparezcan vampiros traves-
tidos ni hombres lobos reivindicando su
masculinidad sino por la capacidad que
tiene Selby Jr. de sumergirte en la memo-
ria fragmentada de su protagonista y vivir
con él su historia. Una historia donde lo de
menos es el hilo argumental sino las sen-
saciones que experimenta a través de las
aparentemente incoherentes reflexiones
de su personaje.
La habitación, como las otras dos nove-
las anteriores de Selby Jr. que he podido
leer, están escritas con una tristeza que
ahoga. Uno de esos libros que terminas y
te dejan noqueado y que se te graban al
rojo vivo en la cabeza y que sirven para ali-
mentar un poquito más esa desesperanza
que sientes ante la vida.
Pese a que algunos insistan que se trata
de un libro difícil puedo asegurar que La
habitación no lo es siempre y cuando se
atrevan a meterse en la piel de su perso-
naje. A convivir con él mientras leen y
releen sus páginas. A empaparse de su
cínico odio mientras compruebas --no sé si
con alarma-- que en ocasiones uno siente
esa misma furia ante lo que ha perdido
pese a que el modelo que presenta Selby
Jr. sea el de un monstruo.
El de ese mismo monstruo que cuando
nos asomamos al vacío descubrimos en su
fondo la imagen distorsionada de lo que
puede ser nuestro reflejo.