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Masoneria NET, Mayo de 2011

MASONERIANET
SUPLEMENTO

Revista Electrónica de la Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados Masones


Año 1, Número 9
Mayo de 2011

AÑO DEL BICENTENARIO DE DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO

MASONERIA Y MASONES EXCLUIDOS DEL


ESTUDIO DE LA HISTORIA
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Masoneria NET, Mayo de 2011

MASONERIA Y MASONES EXCLUIDOS DEL ESTUDIO


DE LA HISTORIA

Resulta curioso que para la historiografía en general, lucharon contra la epidemia de fiebre amarilla –algu-
los masones y la Masonería sean prácticamente ig- nos ofrendaron sus vidas-, el acto en el que se selló
norados en hechos trascendentes de los últimos tres- la incorporación de Buenos Aires a la Confederación
cientos años. y tantas otras circunstancias son ignorados o soslaya-
Así, por ejemplo, cuando se traza la historia de la Re- dos en los programas de enseñanza secundaria, uni-
volución Francesa, la Independencia de Estados Uni- versitaria y en el propio Instituto del Profesorado.
dos o la liberación de las naciones americanas de la Los historiadores de diferentes corrientes también par-
dominación española, nada se dice o solo se expli- ticipan de esa circunstancia.
ca de manera fragmentaria la filosofía masónica y/o Publicamos a continuación un texto que rompe esa he-
la presencia de masones en las filas que impulsaron gemonía de silencio. Es posible que a partir de ahora
esos cambios. otros autores en este y otros países adviertan que sus
En nuestro país, los integrantes de la Primera Junta análisis están incompletos y que la participación ma-
surgida el 25 de mayo de 1810 fueron todos masones sónica puede dar luz a procesos y acontecimientos.
salvo uno, catorce Presidentes de la Nación también Nunca es tarde para una nueva mirada, el debate nos
pertenecieron a nuestra Institución, numerosos hom- enriquece.
bres públicos, entre ellos muchos de los médicos que

LA MASONERÍA Y EL MOVIMIENTO OBRERO:


IMAGOS E IDEAS PARA UNA REFLEXIÓN TEÓRICA 1 (*)
por Alberto VALÍN FERNÁNDEZ*

Apuntes preliminares más fuerza, veía tan ostentosamente claro.


Si durante aquellos primeros años del decenio de los
Antes de comenzar a desarrollar estas reflexiones ochenta, no me atreví a llevar a cabo la correspon-
sobre un tema históricamente tan difícil de constatar, diente tarea de abordar esta cuestión con la suficiente
calibrar y valorar y, por otro lado, tan problemático para determinación fue, primero, por realizar la correspon-
mí a la hora de pergeñar sobre él una tejida malla teóri- diente autocrítica y saberme no preparado todavía
ca con trama y urdimbre lo suficientemente apretadas, al carecer de la correspondiente madurez intelectual
permítaseme iniciar este discurso con un brevísimo para poder desarrollar una reflexión teórica de esa en-
circunloquio “agulhonianamente” egohistórico sobre el vergadura y, segundo, por esa inexistente presencia
tema en cuestión. de precedentes historiográficos recientes -y, por ello,
asequibles- que abordasen, directa y generalmente,
En realidad, llevo más de dos décadas detrás de la rea- esta interesante línea de investigación.
lización de un ensayo introductorio como el que a con-
tinuación ofrezco al lector. Desde que comencé esta Desde aquellos momentos iniciales de mi aprendizaje
masonológica línea de investigación histórica hace en el oficio de historiador, trabajando de técnico archi-
ahora veinticinco años y debido a las -para mí siempre vero en el fondo Masonería del hoy denominado Archi-
llamativas- coincidencias que encontré entre la icono- vo General de la Guerra Civil Española de Salamanca,
grafía de la A.I.T., el criterio libertario y la masonería, y a raíz de esas personales lucubraciones alrededor
comencé a modelar un personal y deductivo constructo del citado e íntimo constructo sobre ese curioso “en-
teórico, sobre este tema, en torno al encuentro de dos cuentro”, siempre me han rondado en la cabeza com-
culturas políticas de tanta trascendencia en la histo- plicadas incógnitas empujadas o determinadas por
ria contemporánea universal, y del cual, por cierto, no toda una compleja serie de concomitantes similitudes
encontraba en todos los catálogos bibliográficos que como, verbigracia: ¿Por qué tanto símbolo idéntico en
consultaba ninguna pequeña referencia y, obviamente, la masonería y el societarismo; tanta aparente concor-
ninguna monografía que se hubiese ocupado de él; es dancia moral y hasta organizativa entre ambos; tanta
decir, que, historiográficamente, ningún investigador semejanza a la hora de entender al grupo con el mis-
se había interesado por aquello que yo, cada vez con mo y “tribal” sentimiento identitario entre ácratas y ma-

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sones; tanto chocante paralelismo místico a la hora de grantes de su grupo y de la sociedad en general des-
entender la propia “Idea” por parte de cualquier masón pués, por medio de una laica, cívica y autodisciplinada
o cualquier bakuninista? práctica de ética social. Deontología masónica de anti-
¿Sirvió la francmasonería de escuela filosófica, moral gua y humanista tradición protestante que, a cualquier
y hasta organizativa de una parte destacada del primer bien formado anarquista de los siglos XIX, XX y actual,
movimiento obrero? desconocedor de la idiosincrasia masónica, fácilmente
identificaría como “tribalmente” propia, así practicase
¿Por qué hubo tanto líder del societarismo que prac- la moral bakuninista, la spenceriana o la kropotkiana.
ticó al mismo tiempo una especie de doble militancia
al pertenecer -y hasta destacarse- en la organización Quizá podamos aquí contestar a aquella cuestión deja-
masónica, conocido el hecho irrefutable de que esa da en el aire, en 1987, por el profesor Ferrer cuando, al
secreta forma de sociabilidad fue siempre dominante- abordar el tema de la pertenencia masónica de Ansel-
mente burguesa? mo Lorenzo Asperilla, se preguntaba “por qué y cómo
este anarquista llegó a la Masonería a la que iba a
No hay duda que, en el siglo XIX, un obrero, obvia- pertenecer con una fidelidad y dedicación extraordina-
mente alfabetizado -dado que esta es una de las con- ria”.2 Es muy posible que fuese esta curiosísima coin-
diciones imprescindibles para ser masón-, aceptado cidencia de morales la que sorprendió positivamente a
en una logia, accedía paulatinamente -si se aplicaba- aquel tipógrafo anarquista llamado Anselmo Lorenzo,
a la posibilidad de ir aprehendiendo, no sólo la variada ayudándole a superar y olvidar sus iniciales prejuicios
y compleja serie de usos y maneras conductuales típi- hacia la masonería -como él mismo recuerda en su El
cas del ethosburgués (lo indispensable para poder ir a proletariado militante-, convirtiéndole desde entonces
su primera tenida era agenciarse -comprarlo, alquilarlo en un convencido y sobresaliente masón.
o pedirlo prestado- un “aparente” y oscuro terno que,
obviamente no tendría), sino también un verdadero Además de esta coincidencia de morales y de criterios
abanico de conocimientos de cultura general, moral, humanistas -como también ha detectado Jesús Ruiz
estética, filosófica, simbólica y, obviamente, organizati- Pérez- y de parecidas y místicas utopías universalis-
va que, por otro lado, la clasista sociedad “profana” de tas, la denominada “Fraternidad universal”, Lorenzo
la época -salvo algunas organizaciones del liberalismo sabía, como también recuerda en su obra, el hecho
radical y, quizás, algunas instituciones cristianas-, ja- relevante del apoyo que aquella asociación cosmopoli-
más le brindaría tan fácilmente. tista le hizo a la Primera internacional en los prelimina-
res de su creación.3 Y, al mismo tiempo -como apunta
Es decir, que si uno cualquiera de los miles de pro- Ferrer con respecto a Bakunin-, es más que probable
letarios que se iniciaron en la masonería a lo largo que también conociese el relevante hecho de la per-
del diecinueve, llegaba a ayudar en secretaría o a ser tenencia a la secreta sociedad de anarquistas como
“Secretario”, “Orador”, o cualquier otra “dignidad” del Proudhon, Bakunin, Faure, Elie, Elisée y Paul Reclus,
“taller” o, simplemente, a “trabajar” en logia “trazando” Louise Michel, etc.
“piezas de arquitectura” de cualquier índole o temá-
tica cultural, moral o filosófica, se le ofrecía con todo No hay duda que una importante zona de la masonería
ello una excelente formación práctica para, entre otras europea del siglo XIX ejerció, con respecto a la elitista
muchas cosas, saber hablar en público, desarrollar, porción del proletariado que inició en sus logias, una
defender o debatir cualquier tema monográfico de dis- pedagógica labor de formación integral. Obviamente
cusión o formación interna y llevar, burocrática y or- se podrá aducir, llegados a esta categórica altura de la
gánicamente, cualquier futuro tipo de sociedad reivin- reflexión que intento explicar con estas líneas prelimi-
dicativa, musical, cultural o de ocio y entretenimiento nares, que los correspondientes comités locales repu-
que él mismo quisiese crear con otros miembros de blicanos ejercieron una pedagogía similar sobre una
su clase social. Porque con toda su esotéricamente zona del futuro proletariado concienciado y organiza-
iniciática experiencia en el misterioso y discreto círculo do en el societarismo. Esto también resulta completa-
“de la Acacia”, no olvidemos que aquel humilde obrero mente plausible; es más, se sabe que en muchos de
aprendíatambién a: abrir libros de registro personal, de estos ambientes de política radical pequeño-burguesa
actas, de contabilidad, de cuotas, hacer expedientes, se formó, tanto en Francia como en España, una bue-
estadillos personales, llevar la correspondencia, etc., na parte del germen del primer obrerismo. Aunque
etc., etc. sobre el respecto debo aclarar que no creo que el co-
mité político antecitado impartiese con la misma inten-
Además, sus “hermanos” de logia le enseñaban a sidad, el mismo iniciático interiorismo, el mismo trato
practicar la democracia interna de grupo -como hemos socialmente igualitario y el mismo nivel depreocupada
estudiado Ran Halévi, Luis P. Martín y yo mismo-, a y participativa docencia filosófica, deontológica ycultu-
responsabilizarse en el respeto a las elegidas jerar- ral, como se hacía -y se sigue haciendo- en toda logia
quías -más tarde secretarios, representantes o dele- masónica.
gados de su sindicato, agrupación política u orfeón
si fuese el caso-. Asimismo, lo educaban para saber Asimismo, hay que subrayar el relevante hecho social
conducirse consigo mismo primero, por medio de una de que, en muchísimas ocasiones, fue en estos círcu-
mística e íntima moral interior, y con los demás inte- los de sociabilidad política republicana donde fueron

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captados para el hiramismo muchos de estos traba- desde los años sesenta, comenzaron de nuevo a re-
jadores, por medio de esa especie de simbiosis que tomar este interesante objeto de estudio, siguiendo
tanto hemos visto entre republicanismo y cierto tipo de desarrollando hasta hoy la llamada masonología, en-
masonería, sobre todo la de ritos como el “oriental” o tendida ésta como una categoría historiográfica más y
“menfita” y el “escocés antiguo y aceptado”. no, obviamente, como se pretende entender en ciertos
Siguiendo lo contenido en los tres volúmenes de la ex- círculos masónicos, una “ciencia”.
haustiva y pormenorizada Bibliografía de la Masonería Esta nueva tendencia historiográfica que, como deci-
de Ferrer Benimeli y Cuartero Escobés -lectura que mos, tanto en Francia, España, Italia, Bélgica, como
aconsejo a todo investigador que necesite hacer cual- en otras naciones europeas, viene realizando una es-
quier consulta sobre el tema-, publicada en 2004,4pue- clarecedora labor desde hace, sobre todo, tres déca-
de decirse -exagerando ahora un poco la carga de tinta das, ha vuelto, tímidamente, a dirigir su mirada sobre
estilística de mi literatura y haciendo eco de lo seña- el atractivo objeto de estudio de las interrelaciones
lado también sobre esta cuestión por el propio Ferrer entre el movimiento obrero y el llamado hiramismo o
en su Bibliografía de la Masonería de 1978-, que da masonería.
la impresión de que se escribieron más obras gene- Estos trabajos monográficos que, por lo común, se han
rales sobre este tenor entre los años 1899 y 1913 que realizado separadamente por las tres corrientes ideo-
en todo el resto del siglo XX hasta sus postrimerías. lógicas más relevantes de la llamada cultura proletaria;
Esos inexistentes trabajos exhaustivos y generales es decir, la social-demócrata o socialista, la marxista-
sobre las posibles interconexiones o interrelaciones leninista o comunista autoritaria y la libertaria, tratan,
entre obrerismo y masonería que tanto eché en falta, grosso modo, los distintos temas a estudio de una
me hubieran podido ayudar a seguir una senda, más forma muy poco general y con no excesiva exhausti-
o menos trazada, y no tener que reprimir todo intento vidad -en algunas ocasiones resultan meros trabajos
de acción por mi parte ante el alienante pensamien- periodísticos-, sin pararse en profundidad -salvo en al-
to de que, para llevar a cabo esa tarea, tendría que gunos casos de auténtica, aunque breve, excelencia
desbrozar, ese oscuro, solitario y enmarañado monte, intelectual-, en estos temas monográficos obviamen-
partiendo de mis únicas reflexiones personales. te relevantes, aproximándose a ellos, en demasiadas
Desconocemos el porqué de ese aparentemente drás- ocasiones, sin la correspondiente reflexión teórica o
tico abandono por parte de los historiadores serios y sin el bagaje mínimo de conocimiento politológico.
mínimamente objetivos, no sólo de esta interesante lí- Por todo ello, este interesante objeto de estudio his-
nea de investigación, sino también del resto de los va- tórico se encuentra todavía hoy, tanto a nivel nacio-
riados temas de índole masonológica, aunque presu- nal como, sobre todo, a nivel internacional, muy poco
mimos que la Gran guerra por un lado, el advenimiento trabajado. Seguimos echando en falta, en una buena
paulatino de los distintos regímenes fascistas por otro parte de los discursos hechos hasta el presente, una
y, sobre todo, el triunfo de la revolución marxista-leni- necesaria y fundamental teorización, partiendo, como
nista de octubre de 1917 y lo que trajo consigo, fue la decimos, de una visión general sobre estas cuestio-
causa de ese extraño y desidioso silencio. nes, en relación a las auténticas interrelaciones, ade-
Con ese “lo que trajo consigo la Revolución de octu- cuaciones o nexos entre estas trascendentales cultu-
bre”, me refiero, por una parte, a lo que respecta a ras políticas y, sobre todo, una fundamental, expositiva
aquella suerte de impuesta “moda” que tanto inundó o concluyente visión sintética sobre todo ello.
hasta no hace mucho los ambientes intelectuales con De todas formas, por la calidad de su factura o por el
su -por lo general siempre respetado- totalizador pa- tratamiento dado al tema del que se han ocupado, son
radigma comunista y, por otra, a las “desalienantes” dignos de ser mencionados aquí los siguientes auto-
y “laicistas” condenas “pontificales” contra la maso- res.
nería, llevadas a cabo por la recién fundada Tercera
internacional, intentando con ellas dejar a la “Orden En cuanto a la interrelación habida entre la masonería
del Gran Arquitecto” completamente segregada del fla- y el socialismo destacan: en Francia, André Combes o
mante movimiento internacionalista, a la vez que esta Denis Lefebvre; en Bélgica, John Bartier; los italianos
Internacional imponía, culturalmente, en sus círculos Aldo Chiarle, Anna Maria Isastia y Aldo A. Mola; o los
intelectuales y académicos un fortísimo prejuicio sobre españoles Víctor M. Arbeloa, José Antonio Ferrer Be-
esta forma de sociabilidad, quedando escamoteada o nimeli y Ángeles González Fernández.
completamente infravalorada por la mayor parte de la En lo que respecta a las relaciones habidas entre el
historiografía desde ese momento. marxismo-leninismo y el hiramismo, descuellan plumas
Como fácilmente se deducirá, todo esto provocó un como las de los belgas Paul Van Praag o H. Dethier, o
manifiesto y general desinterés hacia la masonería francesas como la de Christian Lauzeray.
por parte, tanto de los historiadores llamados sociales Y para estudiar los nexos históricos entre los anarquis-
como de la mayoría de los “cliólogos”, salvo algunos tas y la francmasonería, hay que recordar los trabajos
investigadores -la mayoría profesores universitarios publicados por autores franceses como el metodológi-
como Combes, Ferrer, Ligou, Mola, Agulhon,.- que, camente inefable Léo Campion o, más recientemente,

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Edouard Boeglin, italianos como Aldo A. Mola o Luigi toriográfico -alejado de cualquier prejuicio de escuela,
Polo Friz, y españoles como las monografías de En- de “hermandad” o de ideología- y, quizás, conseguir
ric Olivé Serret, Ángeles González Fernández, Jesús también provocar o sugerir nuevos enfoques metodo-
Ruiz Pérez, Pere Sánchez i Ferré o Leandro Álvarez lógicos en ciertas líneas de investigación cruciales o
Rey. tangenciales con esta temática de la historia social y
Además de los trabajos de los autores aquí citados, es de las ideas; es decir, que los colegas que estudien el
importante recordar que, sobre estas cuestiones, re- movimiento obrero a nivel organizativo, social, biográ-
sultan dignas de ser reseñadas las siguientes obras: el fico, ideológico o iconográfico, no olviden en sus in-
estudio realizado por Alexandre Marius Dées de Sterio vestigaciones al posible influjo que la masonería pudo
sobre “Mouvements syndicaux en Allemagne et sym- haber tenido con sus respectivos objetos o sujetos de
bolique maçonique”, publicado en el libro La pensée et estudio.
les hommes. Sous le masque de la Franc-Maçonnerie,
editado por Jacques Lemaire y publicado, en 1990, por Cuestionario
las Editions de l’Université de Bruxelles; el monográfi-
co dedicado a la masonería por el numero 193 de la
revista belga Cahiers Marxistes, de febrero-marzo de Que una forma de sociabilidad iniciática, esotérica,
1994; y las actas, todavía sin publicar, de las jornadas filantrópica, liberal y, fundamentalmente, burguesa,
Conference “We Band of Brothers”: Freemasonry in llegue a tener una clara influencia en la historia del
radical and social movement 1700-2000, organizadas movimiento obrero desde sus mismos inicios, llama
por el profesor Andrew Prescott y celebradas en la uni- poderosamente la atención de cualquier curioso en
versidad de Sheffield en noviembre de 2004. el tema. Y, como ya hemos adelantado en el brevísi-
Aclaro antes de nada que, con esta suerte de estudio mo ejercicio egohistórico del preliminar, a un inquieto
introductorio o propedéutico que a continuación des- universitario gallego de formación intelectual ecléctica
gloso sobre las más que probables interrelaciones o entre el marxianismo y el libertarismo, le sorprendió to-
influencias simbólicas, y hasta ideológicas, que llega- davía más cuando, realizando su tesis de licenciatura,
ron a darse entre la denominada cultura proletaria y la se encontró con estas aparentes y llamativas concomi-
francmasonería, no parto de ningún principio teleleo- tancias históricas.
lógico o finalista a la hora de buscar, obsesivamente, Su viejo prejuicio o escrúpulo obrerista con relación
cualquier indicio, atisbo o posible nexo demostrativo a una sociedad secreta de “aburridos burgueses con
-incidental u ocasional- en la historia de ambas cultu- la reaccionaria mística fraternalista de creer en la utó-
ras políticas que aparente o intente demostrar hipóte- pica idea -y fomentarla- de un armonioso mundo sin
sis de trabajo alguna. Tampoco es mi pretensión sentar lucha de clases”, le empujaba si cabe todavía más a
ningún tipo de superflua base teórica o teoricista -tan seguir alucinado, cuando descubría que en esa secre-
de moda por desgracia en mi profesión desde hace ta y extraña asociación esotérica y ocultista se habían
tres lustros-, con el pedante pensamiento puesto en el dejado iniciar viejos tótems de su obrerista e interna-
absurdo anhelo de crear, a partir de estas sencillas re- cionalista retablo personal como Lafargue, Buonarroti,
flexiones, una futura corriente o línea de investigación Proudhon, Bakunin, Fanelli, Malatesta, Robin, Farga
historiográfica. Pellicer, Fermín Salvoechea, Ferrer y Guardia, Andrés
Con este modesto trabajo sólo y exclusivamente trato Nin, etc.
demostrar o exponer, a nivel meramente introducto-
rio -sin tan siquiera calibrar o valorar en profundidad
la compleja fenomenología a estudio-, ese encuentro
fundamentalmente simbólico habido entre el obreris-
mo y el hiramismo. Huelga explicar que nadie llegue
a pensar -o más bien a desvariar-, en el momento de
leer este artículo, en ninguna de las prolongaciones
del estúpido e interesado “contubernismo”, tan exce-
lentemente aprovechado, por otro lado, por la Iglesia
católica y las doctrinas y Estados fascistas.
Simplemente voy a hablar en este breve ensayo de
la complicada y diversa maraña de coincidencias, in-
fluencias y hasta apoyos que, hoy por hoy, sabemos
que se han dado históricamente entre la “Orden del
Gran Arquitecto del Universo” y el movimiento obrero;
albergando eso sí como únicos y esperanzados logros
de todo este esfuerzo que, siempre y cuando se juzgue
de interés por la comunidad científica correspondiente,
se abra con todo ello un campo nuevo de debate his-

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¿Qué pintaban en esa oscura y extraña sociedad gen- seían las logias masónicas de la ciudad de Ginebra?
te tan “científica” como el yerno de Marx, Andrés Nin
o, seguramente, el propio Lenin, o tan racionalista y
desmitificadora como los anarcos citados?
¿Por qué infinidad y nunca mejor expresado, infinidad
de agrupaciones o sindicatos obreros de los siglos XIX
y XX, tanto marxistas como libertarios, eligieron pre-
claros símbolos masónicos -que no gremiales- como
emblemas representativos de sus sellos asociativos
como escuadras y compases entrecruzados, triángu-
los, niveles, “saludos fraternales”, etc?
¿Por qué el Consejo federal español de la misma In-
ternacional eligió como insignia algo tan francmasóni-
co como inscribir en un círculo -símbolo del universo,
del alma universal, del infinito y de la perfección, y en
estrecho vínculo original con el compás- un nivel ico-
nográficamente masónico (como una gran A mayúscu-
la), sabiendo que, en masonería, el nivel es el símbolo
de la igualdad socialy la “Escuadra justa” que, en teo-
ría, lo compone, recuerda siempre la vía de la rectitud
moral y, al mismo tiempo, la propia silueta que este ¿Por qué en la conocida fotografía del IV Congreso de
nivel dibuja es, nada menos, que una especie de “del- la Internacional celebrado en Basilea en septiembre de
ta” o triángulo masónico -”divinidad”, “luz eterna de la 1869, donde sobresale la gigantona figura de Bakunin
sabiduría”, “conocimiento” o “equilibrio universal” para (sobrepasaba los dos metros de estatura), la pancarta
los masones agnósticos o antiteístas como los inter- que rubrica el acontecimiento lleva como símbolo dis-
nacionalistas Blanc, Proudhon, o Bakunin-, inscrito, tintivo el masónico “Delta luminoso o radiante”, pare-
como ya hemos dicho, en la circunferencia citada, “ha- ciendo más el típico estandarte de cualquier logia ma-
blando” entonces esta insignia, exclusivamente, a todo sónica que el característico cartelón societario al uso?
iniciado en la masonería que la viese, de lo que, en ¿Por qué el autor de obras tan apocalípticamente de-
puridad, pretendía la Asociación Internacional de Tra- moledoras, iconoclastas e irreverentes como el Cate-
bajadores o, como se denominó cismo revolucionario, El Estado y la
en Gran Bretaña, la International Anarquía o la póstuma Dios y el Esta-
Workingmen’s Association: bus- do, ocupó su precioso tiempo de cons-
car un utópico mundo universal o pirador y revolucionario, escribiendo y
internacional de sublime, sabio y publicando el Catecismo de la Franc-
equitativo equilibrio por medio de masonería moderna?
la recta práctica moral del iguali- ¿Por qué este atrabiliario y luciferino
tarismo social? antiteísta de Mihail Bakunin permitió
¿Por qué el viejo masón e inter- que la masonería italiana lo “exalta-
nacionalista italiano Enrico Big- se” -desconocemos si por medio de la
nami escribió, en 1913, a la logia mera “comunicación” o ritualmente- al
milanesa Carlo Cattaneo -como grado 32º, sabiendo de sobra que el
ha descubierto mi amigo y cole- lema de ese grado que iba a alcanzar
ga Aldo A. Mola- que “fue bajo (al reza: “Spes mea in Deo est”; es decir
coperto) la bóveda estrellada de -siguiendo lo confirmado por mi amigo
un Templo donde pude constituir latinista Antonio García Masegosa-,
la primera sección italiana de la “Mi Esperanza se funda -se encuentra
Internacional. Y que los detrac- o está- en Dios?
tores socialistas de la Masonería ¿Por qué el todavía utilizado gesto de
podrían acordarse de otros cien identidad anarquista: dibujar un arco
hechos como este”? con los brazos por encima de la propia cabeza, ce-
¿Por qué la fracción ginebrina de la A.I.T. -la denomi- rrándolo arriba con las manos, “enganchando” éstas
nada “Templo Único”, como nos dice en la biografía de con los cuatro dedos de cada mano menos los pul-
Bakunin James Guillaume y recogió en su antología gares, se asemeja tanto a dos señas o gestos de
D. Guerin- se reunía, desde el mismo principio de su la liturgia masónica: el de petición de auxilio -con la
creación, en el único templo que, por aquel tiempo, po- salvedad de que en éste el masón semientrelaza las

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manos formando una abierta y receptiva venera-, y el ñerismo”, conocida además la declarada masónicofo-
del momento final de la psicodramática ceremonia de bia de León Trotski, creador del Ejército rojo que toma
exaltación al tercer grado, el de “Maestro”, cuando el dicho emblema?
“Venerable” ayuda a levantarse al “hermano” recipien- ¿Por qué todavía hoy en los sindicatos estadouniden-
dario, sacándolo del ataud donde se le ha acostado, ses de mecánicos, ferroviarios, etc., se utilizan deno-
“enganchando” su mano derecha con la del que recibe minaciones como “Logia” para denominar a su sindica-
esa emocionante iniciación de manera exactamente to local y “Gran logia” para referirse a su organización
igual que lo vienen haciendo los anarquistas, con sus nacional.

Posibles respuestas al cuestionario

Ante todo que no se nos aduzca, de principio, y por


ese apasionado e irreprimible afán latino de impugnar
por impugnar, la demoledora y totalizadora refutación
de todo el planteamiento que resulta de estas incógni-
tas expuestas, alegando para ello rotundas y expedi-
tas explicaciones como, por ejemplo, que la apropia-
ción de esa simbología masónica no fue otra que el
sencillo, intuitivo e inconsciente aprovechamiento de
iconos psicoanalíticamente “atractivos” y de sencilla e
ilustrativa -o conceptual- grafía; alegando, verbigracia,
la indudable realidad de que, tanto el “delta” o triángulo
como la estrella de cinco puntas -dos de las imágenes
masónicas más reutilizadas o asimiladas-, provocan,
como tales imagos, una fortísima pulsión escópica en
cualquier sujeto, como bien sabe hoy la técnica publi-
citaria. No albergamos crítica alguna sobre la famo-
sa reflexión, recordada tanto en la obra de mi querido
amigo José Luis Castro de Paz, de que “no es el ojo
el que mira, sino el objeto el que capta o atrapa la mi-
rada”. No vamos a entrar para nada en este tipo de
polémicas, dado que, históricamente, no nos llevarían,
con la exigida exactitud, a donde juzgo que, verdade-
ramente, me inclinan -o nos inclinan- las reflexiones
conjeturales ante esas cuestiones trazadas.
Las posibles respuestas a estas complejísimas y cau-
dalosas preguntas han venido al investigador, paulati-
namente, de una manera deductiva y por tres caminos
diferentes. Tres diferentes vías que, en realidad, pue-
den entreverarse triangularmente o conjugarse, expli-
propias manos, cuando realizan su saludo “tribal”? carse o entenderse ensambladas; es decir, pueden
¿Por qué el cartel con las fotos y nombres de los de- quedar comprendidas como tres partes fundamentales
legados asistentes al Congreso de Gotha celebrado de una misma explicación, a la hora de poder descifrar
en mayo de 1875 por la social-democracia alemana, el porqué de todas estas curiosas incógnitas. Veámos-
centrado por una foto principal -posiblemente trucada- los, entonces, por lados o secciones:
de dos ególatras irreconciliables como fueron Marx y
Lasalle, es coronado con un símbolo tan antiguo y pro- A.- Por la apodíctica realidad histórica de que
totípicamente masónico como el “fraternal” saludo de la masonería universal entendió, desde siempre, el
manos, insignia también del sindicato español U.G.T.? apoyo a los proletarios como una acción más de su
¿Por qué la estrella roja comunista fue retomada de un autoexigida acción filantrópica y su estatutaria práctica
símbolo repetido ad nauseam, desde el siglo XVIII (o de igualitarismo social. Y, a medida que se va desarro-
desde el XVII, según autores), por la iconografía ma- llando el movimiento obrero a lo largo del siglo XIX, irá
sónica, la “estrella flamígera” -de viejísima tradición pi- trazando puentes entre ella y el mundo del trabajo -in-
tagórica-, asociada ritualmente desde antiguo al grado cluido el del propio societarismo-, reinterpretando su
de “Compañero”; es decir, a la camaradería o “compa- viejo espíritu fraternalista y, socialmente, cohesionador

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o conciliador.
B.- A raíz del descubrimiento histórico, realiza- A.- Filantropía masónica y proletariado
do por el historiador que esto escribe, de la utilización
de la organización masónica por parte de los conspi-
radores liberales de la subversión antiabsolutista del En cuanto al primer punto; es decir, lo que hemos lla-
Sexenio negro español y la tradición, proyectada muy mado la sección A de nuestra explicación, hay que de-
pronto a nivel internacional, que dicha instrumentali- cir que, desde el mismo siglo de su creación, el XVIII,
zación político-organizativa inició, a raíz del triunfo de la masonería o hiramismo británico fue el primero en
la revolución liberal de 1820, en plena Europa de la preocuparse, a nivel estrictamente filantrópico, de la
Restauración. cuestión obrera en su industrializado Reino Unido. La
fundación y sostenimiento de instituciones de bene-
Dentro, todo ello, del complejísimo paradigma revo- ficencia como hospicios, escuelas y centros asisten-
lucionario romántico, quedando entendida la maso- ciales donde se acogió a una zona menesterosa del
nería por una buena parte de los variados colectivos primer proletariado moderno de la historia, fue y es
de la subversión del siglo XIX, como una asociación una de las preocupaciones más relevantes de toda su
cobijadora de la perseguida subversión liberal y, por acción corporativa.
amplia extensión -y especialmente a medida que nos
aproximemos al ideológicamente trascendente ecua- Todo tipo de masonería, tanto la denominada “regular”
dor histórico de 1848- de todo revolucionario. Fuese como ha sido y sigue siendo la anglosajona como la
éste liberal o nacionalista como Mazzini -aunque toda- “irregular” o “liberal” como casi siempre fueron, a lo
vía no sabemos con certeza si este revolucionario se largo de la historia, las llamadas masonerías latinas,
inició, verdaderamente, en la masonería- o el primer ha tenido la estatutaria obligación de realizar, primor-
Bakunin, socialista como Blanc o Blanqui, comunista dialmente, la práctica del altruismo; pero la masonería
como Buonarroti o anarquista como Bakunin, Fanelli o British ha hecho, desde la propia fundación de esta
Lorenzo. De este último revolucionario español, pode- asociación, más hincapié en potenciar la caritativa
mos recordar la visión personal que tenía de su discre- labor de su organización. El origen de todo ello está
ta asociación, cuando, en 1898, en su exilio parisino quizá en su propio rito masónico, el llamado Emulation
-como recuerda Ferrer en su libro La masonería-, se la Working, no olvidemos que para este rito, los tres prin-
comunicó a su amigo y correligionario Juan Montseny, cipios en los que reposa la auténtica masonería son,
recogiéndola éste en su libro Mi vida: “la masonería por su orden: el “Amor fraternal”, la “Beneficencia” y la
era una gran cosa para las personas perseguidas po- “Verdad”.
líticamente”. Más tarde, ya entrado el siglo XIX, las logias inglesas
C.- Por llegar a sostener la lógica y deductiva irán asimilando en sus iniciáticos misterios a elementos
hipótesis de que aquellos internacionalistas pudieron instruidos y cualificados de su proletariado nacional,
seguir, conscientemente, la ya vieja tradición revolu- llegando la masonería británica en esta preocupación
cionaria liberal de apropiarse de ritos o usos y, sobre proletarista al extremo de ofrecer sus propios locales
todo, iconos masónicos, con el fin de poder represen- para que dieran cobijo a una de las más importantes
tar así, emblemáticamente, los nuevos valores ideo- reuniones preparatorias de la Primera internacional
lógicos de: igualdad, federalismo, solidaridad, frater- obrera, como recogen, tanto el historiador alemán Max
nidad, trabajo, etc. Imitando entonces los obreristas, Nettlau como el anarquista y masón español Anselmo
en cierta manera, lo que antes habían hecho, una vez Lorenzo -citando éste la obra Garibaldi: Historia Libe-
conquistado el poder, los Estados liberales, cuando ral del Siglo XIX de Rafael Farga y Pellicer-, cuando
éstos sintieron la perentoria necesidad de proyectar el engolado y prestigioso hiramismo británico decimo-
públicamente sus ilustrados mensajes políticos de nónico cedió su Free Masons Tavern para que aquel
pensamiento republicano, cívico o laicista, por medio célebre mitin, convocado por Karl Marx, la denomina-
de todo un complejo conglomerado ritual de referen- da Fiesta de la Fraternización Internacional del 5 de
tes iconográficos masónicos. Institucionalizando los agosto de 1862, pudiese llevarse a efecto.
liberales entonces, ex novo, todo un complejo mun- Coincidiendo con lo estudiado mucho más tarde por
do simbólico y protocolario oficial, que, volitivamente, André Combes, el citado historiador anarquista Max
se alejase de cualquier indicio de formalismo estatal Nettlau en su obra La anarquía a través de los tiempos
y religioso que pudiese recordar las odiadas formas y nos dice, cuando critica el pésimo trabajo organizativo
boatos del Antiguo régimen que realizara después de este mitin de la Hospedería
A continuación, intentaremos ofrecer una cumplida o, de los Masones el internacionalista y también masón
por lo menos, introductoria explicación a estas tres Henri Louis Tolain que, si no fuese por los francmaso-
grandes secciones en las que desglosamos las posibi- nes socialistas organizados en “las pequeñas logias
lidades de respuestas que hemos deducido de aque- masónicas avanzadas de 1850 y 1858, que reunían
llas preguntas sobre las influencias, interrelaciones, socialistas internacionales”,5 se refiere sin duda -como
concurrencias y concomitancias entre el movimiento más adelante veremos cuando hablemos de la maso-
obrero universal y la francmasonería. nería francesa- a las logias “menfitas” de la Grande

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Masoneria NET, Mayo de 2011

Loge de Philadelphes -formadas, en un principio, por auténtico y arquetípico modelo de democracia con la
exiliados republicanos y socialistas franceses en Lon- obligada praxis de ayudar a la transformación de la
dres-, no se podría llegar jamás a la reunión fundacio- sociedad humana, siguiendo la vieja y triangular divisa
nal de la Asociación Internacional de Trabajadores del masónica de “Libertad, Igualdad y Fraternidad”, y a la
28 de septiembre de 1864. logia, como una escuela de formación cultural y cien-
Algo semejante va a ocurrir en otras naciones como tífica.
Estados Unidos, donde su primer sindicalismo de clase Los objetivos inmediatos contenidos en el programa
poseerá una nomenclatura de clara influencia masóni- de esta masonería “menfita” que, por otro lado, casi
ca, verbigratia: el sindicato de zapateros Los Caballe- cuatro decenios más tarde, en plena Primera restau-
ros de San Crispín, que se estructuraba por “logias”; ración borbónica, llegaría a España cobijando a una
los sastres de La Noble Orden de los Caballeros del buena zona del republicanismo y del obrerismo es-
Trabajo, que se organizaban al principio secretamente pañol de final de siglo, eran, como nos dice Combes,
en “logias”, adoptando complejos rituales y disimula- dos: la lucha contra la ignorancia por medio de la es-
das señas y contraseñas de reconocimiento con el fin colarización, y “la ayuda al proletariado en su emanci-
de que, como recoge Florence Peterson, “ningún es- pación”, especialmente, por medio de la creación de
pía del patrón pudiese hallar la manera de entrar en el -presumimos proudhonianas- mutualidades.
salón de la logia para traicionar a sus camaradas”,6 Así se explica, como sigue apuntando Combes y ya
también hay que recordar que su más alta jerarquía hemos adelantado, la fuerte presencia de la masone-
sindical se denominaba “Gran Maestre Obrero”. ría en el seno del movimiento societario y de la Primera
En la Francia prerrevolucionaria, encontramos en la internacional; y, probablemente, también ésto nos pue-
masonería de provincias a logias que, muy tímida- de dar la clave del origen o del porqué de esa asunción
mente, comienzan a aceptar “entre sus columnas”; de parte de la simbología masónica para representar
es decir, dentro de sus logias, a pequeños artesanos. la nueva emblemática de esta importante asociación
Durante el Primer imperio, como recuerda André Com- obrera. Dado que, al ser los masones de este hiramis-
bes, se inicia el tibio y lento proceso de aceptación mo “menfita” los auténticos organizadores de la A. I. T.,
de proletarios en las logias francesas que se irá acen- éstos pudieron proponer o influir en dicha iconografía,
tuando, progresivamente, a partir de la Restauración obteniendo para ello la lógica aquiescencia o apoyo
borbónica y durante la monarquía “burguesa” de Luis del resto de los nada escasos internacionalistas ma-
Felipe de Orleans donde, pensando en los proletarios, sones.
se rebajarán las tasas o gastos mínimos de iniciación y Recordemos que, en 1867, de esta corriente masónica
habrá una declarada política de permisividad por parte que tendrá como principal teórico a un viejo utópico
de esta masonería con la citada exigencia de la alfabe- sansimoniano, amigo y “hermano” de Proudhon, Ma-
tización del neófito.7 rie-Alexandre Massol, se separará un pequeño grupo
Pero no habrá directo y manifiesto interés por la clase anarquizante que creará la revista L’Action maçonni-
obrera y por el societarismo por parte de la masone- que, caracterizado por un violento antiteísmo y que
ría gala hasta los mismos inicios de la segunda mitad pretenderá convocar a la masonería para que se com-
del siglo XIX cuando, como ya hemos adelantado y prometiese, directamente, en las luchas políticas y so-
siguiendo lo dicho por el profesor Combes, serán los ciales.9
masones exiliados en Inglaterra después del golpe de En España, país de tan tardía Revolución industrial,
Luis Napoleón Bonaparte, los que funden, en el Rito de la “sociedad de la Acacia”; es decir, la masonería o
Menphis -único prohibido por el Estado imperial fran- hiramismo, no comenzó a iniciar a proletarios, que se-
cés-, la logia Philadelphes, cuyo título ya anunciaba -o pamos, hasta entrado el llamado Sexenio revolucio-
recordaba- viejos aires conspiradores, logia madre de nario o democrático (1868-1874), en realidad, cuando
la que saldrá la gran logia del mismo nombre. comienza su denominada edad de oro. Aunque en la
Aquí, en este ambiente de masonería republicana y “anecdótica” masonería de la Era isabelina, sabemos
socialdemocrática cada vez más extenso, con su re- de logias como laLos Amigos de la Naturaleza y Hu-
cién fundada Gran Logia de Philadelphos, encontrare- manidad, estudiada por Victoria Hidalgo Nieto, don-
mos a republicanos y socialistas célebres como Jean- de su “cuadro logial” poseía un abultado número de
Baptiste Boichot, Bradlaugh, el yerno inglés de Marx, operarios de la fábrica de vidrio de Gijón. A partir de
o Louis Blanc, y de este entorno masónico saldrá nada 1868, el hiramismo hispano irá desarrollando -paulati-
menos que la Sociedad Fraternal de Demócratas-So- namente y según “obediencias” o “masonerías”-, una
cialistas Franceses, amén de destacados internacio- auténtica campaña de “popularización” de las logias,
nalistas de primera hora como Le Lubez, Combault, al dirigir manifiestamente su acción proselitista hacia
Vésinier o Benoit,8 los auténticos organizadores de la los obreros, sobre todo durante el último cuarto del si-
A. I. T., si seguimos en esto lo dicho por el serio y po- glo diecinueve y, más tarde, durante el primer tercio
sitivista historiador libertario Max Nettlau. del veinte; en realidad, hasta el final de la última guerra
Estos masones entendían a su institución como un civil, en 1939. En esta historia, un larguísimo elenco

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de anarquistas, socialistas y algún que otro comunista Este tipo de costumbres que, en politología, nos ha-
autoritario pasarán por las logias españolas desde el blan de conspiraciones anteriores y posteriores a esta
siglo XIX hasta el bélico final de la Segunda república. a la que nos referimos -la llevada a cabo por los sub-
Historiográficamente, en España, nos encontramos, versivos oficiales artilleros de la logia militar coruñesa
posiblemente, con la más abundante publicística na- Los Amigos del Orden, en pleno Primer periodo abso-
cional sobre este tema en cuestión. Es más, puede lutista fernandino-, y que utilizan la estructura orgáni-
decirse que, gracias a la labor académica realizada ca de las sociedades secretas para intentar llevar a
por el profesor Ferrer, sus discípulos y los investigado- cabo su complot, como: los Iluminados de Babiera de
res que han colaborado o colaboran en las actividades Adam Weishaupt -de nombre de guerra Spartakus-,
llevadas a cabo por el instituto de investigación histó- que había copiado formas y maneras francmasónicas
rica que el citado estudioso aragonés fundó en 1983, para crear aquella subversiva asociación con sus so-
el Centro de Estudios Históricos de la Masonería Es- brenombres y sus grados; la orgánicamente triangular
pañola, España es, hoy por hoy, la nación donde se Conspiración de los iguales de François Noël Babeuf,
ha estudiado, con mayor profusión, este tema de las de sobrenombre Gracchus; los Philadelphos con sus
influencias y adecuaciones entre el societarismo y la tres grados y sus nombres de guerra; la Sociedad de
masonería. los Sublimes Maestros Perfectos creada como una”
organisation secrète politique de forme maçonnique”,
En estas dos últimas décadas, se han venido publican- como nos explica el Dictionaire de la Francmaçonne-
do ensayos históricos sobre estas cuestiones. Traba- rie dirigido por Daniel Ligou, por el discípulo de Ba-
jos iniciales como los de Víctor Manuel Arbeloa sobre beuf, el francmasón Philippe Buonarroti; la misma
el socialismo10 o Enric Olivé Serret sobre el anarquis- masonería española de la época citada del Sexenio
mo,11 la ya citada monografía del masonólogo arago- negro que también utilizará el “Nombre simbólico”
nés José A. Ferrer “La masonería española y la cues- como medida de seguridad, siendo la citada logia mi-
tión social”12y, después, trabajos como lo vertido en litar coruñesa -cuyos miembros eligieron alias como
mi tesis doctoral, leída en 1989, en la Universidad de Washington,Filadelfo, etc.-, la que, por primera vez
Zaragoza,13 lo publicado por Pere Sánchez i Ferré y en la historia de las masonerías ibéricas, inicie esta
José Luis Gutiérrez Molina,14 Pedro Fermín Álvarez tradición; y después, las sociedades secretas conspi-
Lázaro,15 lo vertido en mi libro Laicismo, educación radoras que, remedando parte de las formas y mane-
y represión en la España del siglo XX, lo dicho en el ras francmasónicas, fueron apareciendo a lo largo de
capítulo que escribí para el libroLa sociabilidad en la la primera mitad del siglo XIX, como el carbonarismo,
historia contemporánea,16 la sugerente y excelente- los comuneros, los anilleros, las sociedades secretas
mente vertebrada ponencia presentada al X Sympo- republicanas en Francia, las mazzinianas Joven Italia
sium Internacional de la Historia de la Masonería Es- y Joven Europa, las de los progresistas a lo largo de
pañola -celebrado en Leganés (Madrid) en septiembre toda la española Era isabelina y, ya dentro del incipien-
de 2003-, por Jesús Ruiz Pérez,17 y, por último, la es- te movimiento obrero internacional, la secreta Fraterni-
casa aunque relevante obra que, sobre estos temas, dad internacional creada, en 1864 y en Florencia, por
han publicado los profesores de la Universidad de Se- Mihail A. Bakunin.
villa Ángeles González Fernández y Leandro Álvarez
Rey.18 Esta sociedad secreta bakuniniana estaba proyec-
tada, como más o menos Weishaupt había pensado
B.- La creación del constructo romántico “masón y re- la suya casi cien años antes -y León Trotski discurri-
volucionario” ría, mucho más tarde, su secreta técnica partidaria
En lo que respecta al punto explicativo B; el correspon- de infiltración denominada “entrismo”-; es decir, para
diente a ese imago construido en pleno romanticismo ser utilizada como secretísima organización de inicia-
sobre la particular simbiosis revolución=masonería tan dos con el fin de introducirse, clandestinamente, en
fomentada, por otro lado y desde el siglo XVIII, por la otras asociaciones -como llegó a intentar con la pro-
propia publicística antimasónica y por los Estados Uni- pia Internacional Bakunin-, para así intentar manipular
dos de Norteamérica -con sus institucionales glorifica- aquéllas, granjeándose simpatías o inclinando a esas
ciones washingtonianas-, remito al lector a mi propia organizaciones hacia sus propias ideas o fines estra-
obra sobre el tema, en especial, al capítulo “Masonería tégicos. Su programa, transcrito e incluido en el libro
y ejército en la España contemporánea” del libro pu- biográfico que, sobre Bakunin, escribió Nettlau y, más
blicado en París en 2004 y dirigido por Elizabeth Del- tarde, publicó de nuevo en su antología Daniel Guerin,
rue, Autour de L’Armée espagnole, 1808-1939, y a la recuerda en ocasiones la propia organización y el es-
comunicación intitulada “De militares y masones. Re- tilo discursivo masónico al uso y, en otras ocasiones,
flexiones en torno a la creación del constructo: “militar, el discurso piensa en la masonería a la hora de definir,
liberal y masón”, que presenté, en el VII Congreso da en contraposición a ella, su particular y revolucionaria
Asociación de Historia Contemporánea celebrado en fraternidad secreta, veámoslo:
Santiago y Ourense, en septiembre de 2004, y publi- “La sociedad internacional revolucionaria se consti-
cado en CD-ROM por la Universidad de Santiago de tuirá en dos organizaciones diferentes: familia inter-
Compostela.19

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nacional propiamente dicha y las familias nacionales narias


(...). La familia internacional. Unicamente compuesta Una de las más viejas y usadas definiciones que la
por hermanos internacionales, tanto honorarios como francmasonería ha dado de sí misma, es la de que
activos, será ella la clave de bóveda (...). El candidato esta curiosa y antigua forma de sociabilidad “es un
(...). Es preciso que esté convencido de que no po- hermoso sistema de moral, velado por alegorías e ilus-
drá servir mejor que compartiendo nuestros trabajos, trado por símbolos”.
y que sepa que, al ocupar un puesto entre nosotros,
contraerá con respecto a nosotros el mismo compro- Intentando darle base justificativa a esta tercera de-
miso solemne que nosotros contraemos respecto a él ducción apuntada en la sección C, sobre la apropia-
(...). Debe comprender que una asociación cuyos fines ción, adaptación o utilización de simbología genuina-
son revolucionarios debe necesariamente formarse mente masónica por parte del mundo político liberal y,
como sociedad secreta, y que toda sociedad secreta siguiendo este histórico precedente, más tarde, por el
en interés de la causa a la que sirve y de la eficacia de propio movimiento obrero, trataremos de seguir exten-
su acción, así como en el de la seguridad de cada uno diendo nuestro discurso sobre este interesante tema,
de sus miembros, debe someterse a una fuerte disci- presentando ahora nuevos ejemplos de adecuación
plina, que no es por otra parte más que el resumen y de las “veladas alegorías” y los “ilustrados iconos”
el puro resultado del compromiso recíproco que todos francmasónicos por parte del liberalismo, tanto en su
los miembros han acordado unos respecto a otros, y vertiente oficial o institucional como en la informal ver-
que por lo tanto es una condición de honor y un deber tiente panfletaria.
el someterse cada uno a todo ello (...), no toleraremos Posiblemente, y utilizamos aquí este conjetural adver-
más que un maestro, nuestro principio (...). Inclinán- bio dado que, después de ímprobos esfuerzos de au-
donos con respecto ante los servicios pasados de un téntica caza bibliográfica en la British Library y en las
hombre, apreciando la gran utilidad que podrían apor- más importantes librerías londinenses, tanto de libro
tarnos los unos por su riqueza, los otros por su ciencia, nuevo como de lance, seguimos sin haber descubierto
los terceros por su alta posición y su influencia pública, ningún icono “constructivo” en las insignias o banderas
literaria, política y social, lejos de buscarles por todo de aquellos puritanos radicales ingleses, los Levellers
ello, veremos en lo dicho un motivo de desconfianza o Niveladores y los de su sección protocomunista, los
(...). Al entrar entre nosotros, el nuevo hermano deberá Diggers, los también llamados True Levellers -aunque
comprometerse solemnemente a considerar su deber no nos extrañaría que la primera instrumentalización
hacia esta sociedad como su primer deber, concedien- política de la imagen del “constructivo” nivel, como re-
do como su segunda obligación su atención a cada ferente iconográfico del igualitarismo social, proceda
miembro de la sociedad, su hermano”20 de estos revolucionarios tiempos de la Guerra civil in-
Como recuerda el Dr. Nettlau, hacía un año que el ro- glesa21-, la primera apropiación simbólico-política que
mántico conspirador de origen ruso había abandonado tengamos constadada de este tenor, fue la que llevó
las causas revolucionarias nacionalistas para centrar a cabo la república federal de los Estados Unidos de
toda su energía en la causa social. Prueba ésta -como Norteamérica. No podemos olvidar que en su revolu-
otras muchas- de la fuerte influencia que el libera- ción participaron célebres y sobresalientes francmaso-
lismo radical tuvo en el nacimiento del pensamiento nes como Benjamin Franklin, George Washington, el
anarquista, contradiciendo todo ello, entonces, la tesis marqués de La Fayette, Thaddeus Kosciuszko, Tho-
-que, por otro lado jamás he compartido- publicada en mas Adams, Joseph Warren, Richard Caswell, etc.,
la serie Documentos de la Editorial Anagrama, con el etc., etc.
título Libertarismo versus liberalismo, del profesor de Desde su misma gestación como nación y sobre todo
UCLA Carlos Peregrín Otero. durante los primeros años de su historia, los corres-
Esta secretísima sociedad revolucionaria fundada y pondientes a los dos mandatos de su primer presiden-
sostenida por Bakunin y denominada, curiosamente, te George Washington, aquellos ex-colonos británicos,
de variadas maneras como: Sociedad Internacional
Revolucionaria, Fraternidad Internacional,Societá dei
Legionari della Rivoluzione Sociale Italiana -y que, por
otro lado, esta prolija forma de denominarla nos refle-
ja una vez más el apasionado y pulsional “Niño” que
Bakunin tanto cuidó y llevó siempre dentro-, acabaría
siendo el origen o la causa de las denuncias dirigidas
contra él en el seno de la Internacional, por parte de
un “britanizado” intelectual como Karl Marx, su yerno
Lafargue, Engels y Utin, ocasionando la expulsión del
carismático l’enfant terrible de la A.I.T., en 1872.
C.- La apropiación de iconografía y rituales masónicos
por parte de las ideologías contemporáneas revolucio-

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padres de aquel nuevo Estado, careciendo del nece- unos con otros, subrayando con esta mística figura
sario precedente protocolario e iconográfico republica- que cada “hermano” es un eslabón de la recíproca y
no y no queriendo remedar para nada, como ya hemos cooperativa cadena universal de fraternidad que com-
dicho, los símbolos, apariencias y fórmulas institucio- ponen todos los masones en el mundo.
nales de las viejas monarquías, encontraron en parte Recordemos que una de las primeras explicaciones
de la emblemática y el ritual masónicos la base icono- constatadas históricamente del simbolismo de esta
gráfica y algunos de los ritos protocolarios para aquel bandera fue la que, después de la decisiva batalla de
nuevo Estado federal dentro, todo ello, del lógico pa- Saratoga, en octubre de 1777, donde el general Ho-
radigma estético del neoclasicismo, con la larguísima ratio Gates venció al polifacético general inglés John
proyección de referentes iconográficos y estilísticos Burgoyne, Alfred B. Street le ofreció al vencido general
que esta poética conlleva. británico una interpretación de la Stars and Stripes, di-
Buena muestra arquetípica de todo esto que decimos ciéndole:
la encontramos en el diseño de su misma bandera, la
famosa Stars and Stripes, trazado iconográfico que,
todavía hoy, a los masones les recuerda siempre a un “The stars were disposed in a circle
conjunto de símbolos harto fundamentales de su ini- symbolizing the perpetuity of the Union; the
ciática asociación. ring, like the circling serpent of the Egyptians,
Primero, la masónica y “universal” “Bóveda celeste” de signifying eternity. The thirteen stripes showed
su cantón -”estrellas flamígeras” blancas sobre el azul
firmamento- pintada obligatoriamente en el techo del with the stars the number of the United
prototípico espacio de sociabilidad hiramita: la logia. Colonies, and denoted the subordination of
En segundo lugar, las citadas “estrellas flamígeras”, the States to the Union, as well as equality
asociadas siempre ritualmente al grado segundo, el among themselves.” 22
de “Compañero”; es decir, que nos pueden estar ha-
blando -como ya he dicho anteriormente en el cuestio-
nario-, de la práctica del “compañerismo” o camarade- Pero quizás las imágenes que mejor represen-
ría, además de un sin fin de variadísimos significantes tan esto que intentamos explicar, nos las ofrecen, con
esotéricos. esa rotunda y lacónica expresividad que sólo poseen
Y en tercer lugar, al anfibológico o plural significado las mejores instantáneas fotográficas, cualquiera de
simbólico de que estas estrellas se van a utilizar como los dos cuadros que conocemos representando la co-
representación de cada Estado y disponer en círculo, locación de la primera piedra del edificio del Capitolio
me refiero al primer diseño denominadoBetsy Ross, de los Estados Unidos.
por tres crípticas alegorías o motivos masónicos que Uno es de J. Melins y el otro, de mejor factura artística,
vienen a reforzar, iconográficamente, la misma idea se debe a la mano del pintor y francmasón norteameri-
política de la unida, mutuay eternamente fuerte confe- cano Stanley M. Arthurs. Aunque desconocemos cuál
deración política. de las dos pinturas refleja con total fidelidad cómo se
Uno, para recordar la idea federal de la masónica y desarrolló aquel importante acontecimiento, dado que
“circular” “Perfecta unión” de los trece Estados inicia- ambas no coinciden completamente en lo represen-
les, otro, por recordar el arcano cabalístico del Ouró- tado, deducimos que la de Melins es más antigua por
boros (la culebra, dragón o lagarto, mordiéndose la varios motivos conjeturables: la “construcción” de su
cola), tan utilizado en su versión ofídica en la icono- exagerada perspectiva nos recuerda el típico aboce-
grafía masónica desde el siglo XVIII y que habla del tado rápido salido de la utilización de una cámara os-
eterno retorno, del infinito y de la eternidad, aquí pudo cura, y su exhaustivísimo detallismo nos habla de la
o puede ser entendido como “amuleto” de buen au- autoexigencia del pintor por dar fe, cuasi notarial, de lo
gurio para la nueva república. Y, el último de los tres acontecido sin sacrificar nada a la canónica o acadé-
motivos señalados, para que esta constelación circular mica estructura de la obra y, por todo ello, este cuadro
sea comprendida, asociada o asimilada a uno de los resulta obviamente más fidedigno.
signos alegóricos más importantes en el hiramismo, la El lienzo de Arthurs, por el contrario, se ve a todas lu-
denominada y “cooperativa” “Cadena de unión”. Dado ces que se pinta después de un estudioso trabajo de
que esa imagen del principio republicano del mutua- reelaboración, posiblemente orientándose lejanamen-
lismo federativo se verá completamente reforzada te en lo descrito por la obra de Melins, cambiando de
por esta relevante figura simbólica de la denominada situación y de atributos masónicos a los personajes,
“Cadena de unión” que todos los masones del mundo, de tamaño a los postes que sostienen la polea, con-
después de acabados los “trabajos” de logia, realizan cediéndole un estético aunque inútil podio o pedestal
de una manera íntimamente física, al situarse todos de ladrillos a la cornerstone y atreviéndose a rectificar
los “hermanos” en círculo, abrazándose lateralmente el ritual masónico del acto, al incluir en la escena al

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arquitecto del edificio, con mandil masónico, retratán- na del cuadro de Melins. En la esquina nordeste del
dolo en el momento en que supervisa, escuadrándo- hueco realizado para la ubicación de los cimientos
lo, el sillar ante el Gran Maestro, el propio presidente -donde ha sido ubicado el símbolo universal de la ma-
de la flamante república. No siendo tampoco correcta sonería, el compás sobrepuesto a la escuadra, en el
esta revisión litúrgica, dado que lo correcto sería que grado de “Maestro”-, el propio presidente de la repú-
el arquitecto Thornton ofreciese los instrumentos -plo- blica G. Washington, cabeza descubierta, vestido de
mada, escuadra y nivel- al “Gran maestre” para que ritual como “Gran maestre” con sus guantes blancos,
este, una vez revisada por él la piedra, pudiese pro- mandil, collar y “joya móvil” de su alta “Dignidad”, hace
clamar las tres cualidades de la misma: “estar a nivel, descender el sillar aparentando que lo empuja con su
ser firme y de buena forma”, pasándose después al mallete, mientras tres acólitos, también sin sombrero,
momento de la consagración. vestidos masónicamente de ritual con mandiles, guan-
En el cuadro de John Melins, intitulado George Wash- tes y collares de los cuales pende la “joya móvil” de
ington Laying the Cornerstone of the United States Ca- “Venerable maestro”, esperan, solemnemente, con el
pitol, Sept, 18, 1793, el mismo marco dorado nos habla trigo, el vino y el aceite para derramarlos sobre la pie-
ya exultantemente de masonería, al estar embellecido dra, consagrándola y dando por terminada la ceremo-
en sus esquinas, a guisa de cantoneras, por cuatro nia de fundación.Alrededor de esta escena el público:
“Deltas sagrados” donde se inscriben cuatro “Estrellas mujeres, niñas, un niño, tres obreros sosteniendo la
flamígeras o radiantes” invertidas. La obra pictórica en cuerda en polea que mantiene y hace descender el
cuestión, de dudosa calidad artística para la época -la sillar, la bandera federal, un militar tocando el tambor,
verdad es que, por su cuasi pueril sencillez, parece y muchos hombres, la mayor parte de los cuales son
adelantarse al estilo naïf- nos describe con pormenor, masones con el mandil atado a su cintura. Como se
como ya hemos adelantado, cómo se celebró la co- ve, la nueva república, quizás debido a la falta de un
locación de la primera piedra -la piedra angular- del completo protocolo institucional republicano y al posi-
nada menos que futuro “templo” de la democracia nor- ble capricho personal de su presidente, se apropiaba
teamericana, el Capitolio de los Estados Unidos. Pro- de los usos y costumbres masónicos, permitiendo esta
yecto arquitectónico de W. Thornton, seleccionado por extraña y formal imbricación simbiótica de su Repú-
Thomas Jefferson y que viene a recoger el estereotipo blica con la “Orden del Gran Arquitecto del Universo”.
iconográfico clasicista, de clara influencia palladiana, Posiblemente, el lógico proceso de “desmasoniza-
de la vieja iconografía masónica de arquitecturas en ción”; es decir, la políticamente natural desvinculación
directa relación con la hipotética o conjetural recons- formalista de la flamante república federal de los usos
trucción fisonómica del templo de Jerusalén. Arquitec- y maneras masónicos y de manifestar un excesivo -o
tura “pensada” masónicamente que tanto agradaba a un a todas luces políticamente incorrecto- apoyo hacia
Jefferson y que este singular político -posiblemente una discretísima elite de individuos juramentados para
también francmasón- demostró conocer sobremanera rendirse, sea donde sea, el correspondiente apoyo
cuando él mismo proyectó, y en parte sufragó, su sin- mutuo, empezó con el mandato de su segundo presi-
gular Universidad de Virginia de Charlottesville. dente, John Adams.
Lo verdaderamente sorprendente de este cuadro es Si se analiza textualmente la calibrada, prudente, li-
que da fe del ritual que aquellos visoños republica- sonjera y hasta temerosa carta que, en 1798, este es-
nos eligieron para protocolizar aquel importantísimo tadista les dirigió a los masones de la Gran Logia de
evento. La ceremonia no fue otra que un más o menos Massachusetts en contestación a la felicitación por su
ortodoxo ritual masónico de fundación de un edificio nuevo cargo presidencial, vemos que este sopesado
público, según el Rito de Emulación. documento, redactado en un estilo literario que intenta
Dicho de otra manera, que para colocar la primera pie- estar próximo al de la masonería, refleja, en diplomacia,
dra del edificio fundamental de la nueva y revolucio- un elegante e interesado deseo de quedar bien con la
naria democracia, su primer presidente la va a ubicar influyente asociación -posiblemente convertida en un
ceremonialmente investido con los llamativos atributos auténtico grupo de presión ideológico o hasta político
masónicos de un Grand Master y no, como cabría es- gracias a los favores otorgados a ésta por la presiden-
perar, como un victorioso militar o como un sencillo cia washingtoniana-, al mismo tiempo que nos puede
y democrático presidente “laico” o civil. No olvidemos estar hablando, por un lado, de esos posibles aires de
que, como ya hemos explicado, aquella república con- “desmasonización” de la nueva presidencia, al ubicar
virtió a Washington en el primer gran héroe romántico Adams a la masonería en su pasado (“muchos de mis
o, si se prefiere, protorromántico de la revolución libe- mejores amigos eranmasones..”)23 y, por otro, de los
ral, sentando con sus rococós y clasicistas glorifica- lógicos descontentos, recelos y críticas que se habían
ciones -que, en algunas representaciones, llegaron a creado en los ambientes políticos republicanos no ma-
ser auténticas apoteosis- las bases iconográficas del sónicos con relación a la discreta asociación de los
constructo “militar, liberal y -obviamente- masón” “nuevos constructores”, tan protegida o, mejor dicho,
mimada por el primer presidente. Veamos, como ejem-
Pero volvamos a la descripción de la apaisada esce- plo, el fragmento que el Diccionario Enciclopédico de

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la Masonería de Lorenzo Frau nos ofrece, traducido, 19-20)-, y que parece reforzar la vieja tesis gramscia-
de este documento, en su entrada de Adams, Juan: na -que yo también sostengo- de que la historia del
“No teniendo el honor de pertenecer a vuestra antigua desarrollo orgánico o estructural del partido político
Orden, es mayor aún mi reconocimiento por vuestra contemporáneo le debe muchas influencias a la maso-
afectuosa y atenta felicitación. Muchos de mis mejo- nería, cuando declara que:
res amigos eran masones; y dos de ellos, mi maes- “Aún asi, considerándolo todo, no se puede negar
tro, el sabio Gridley, y mi íntimo amigo vuestro inmor- el hecho de que los clubes le deben mucho a las lo-
tal Warren, cuya vida, no menos que su muerte, son gias. El abrazo fraternal, el uso de la balota (o bola
lecciones de patriotismo y filantropía, fueron Grandes negra, entendida como voto negativo) y el empleo de
Maestros, sintiendo cada vez no haber sido iniciado en términos como “frére” (hermano) y “temple” (templo),
vuestros misterios. Los ejemplos que acabo de citar y aunque no poseen un origen estrictamente masónico
el más elocuente aún de mi venerable predecesor, se- como afirma Brinton, sí suponen una influencia masó-
rían bastante para constituirme en defensor del honor y nica. Debe comentarse algo respecto a la afirmación
buen nombre de la sociedad, aun cuando no estuviese de Gaston-Martin de que la red jacobina tuvo como
penetrado de su amor por las bellas artes, su entusias- modelo a la masónica. Ya en 1790, Camille Desmou-
mo en el ejercicio de la benevolencia y su abnegación llins comentaba sobre la sociedad (jacobina) de la ca-
por la humanidad.- Vuestra generosa calificación res- lle St. Honoré: ‘Es su Gran Oriente, el centro con el
pecto a mi conducta y buenos deseos por el término cual todos los jacobinos y amigos de la constitución
feliz de mi período presidencial, son acreedores a todo de los 83 departamentos, mantienen corresponden-
mi agradecimiento.- Las pruebas que habeis dado de cia’. Las sociedades masónicas, como los clubes que
amor a vuestra patria y la oferta de vuestros servicios (también) precisaban certificados de afiliación (o diplo-
para proteger la herencia de vuestros antecesores, no mas), enviaban sus listas de miembros y estatutos a
dejan duda de cuán elevados son los sentimientos que la capital, poniendo allí a buen recaudo las cartas de
os animan y de cuán injusta es la opinión que muchos recomendación de las logias cercanas. Sus peticiones
profesan sobre los designios de vuestra sociedad.”24 expresando devoción a la masonería y su deseo de
Más tarde, será la Francia revolucionaria quien, emu- admisión en el Gran Oriente, suenan de modo nota-
lando o remedando el bien conocido precedente re- blemente familiar a las escritas posteriormente por las
volucionario estadounidense, recoja, tanto a nivel de sociedades (jacobinas) de provincias. En la estructura
publicística oficial como a nivel de la correspondiente organizativa, tanto jacobina como masónica, las redes
al mundo panfletario, infinidad de “Atributos simbóli- regionales se desarrollaron agrupadas en torno a los
cos” o referentes iconográficos masónicos, compo- centros urbanos provinciales. Y, aunque los jacobinos
niendo de esta manera una complejísima emblemática carecían de algo comparable con la asamblea nacio-
revolucionaria preñada de “igualitarios” niveles, “mora- nal (masónica) en la capital, a la que cada logia envia-
lizantes” escuadras, “Deltas sagrados”, “Estrellas fla- ba un representante, el club de Lille intentó sin éxito
mígeras”, compases, “deísticos” “Ojos omnividentes”, instaurar una “sociedad madre” para implantar un sis-
colmenas con sus “cooperativistas”, “constructivas” y tema similar en la primavera de 1790.”25
“laboriosas” abejas, “estables” y “seguras” áncoras, pi- Después, el Imperio napoleónico volvería a oficializar
rámides, obeliscos, truncados fustes, estereotipados y o “marchamar” estatalmente infinidad de iconos masó-
“virtuosos” “Templos de Salomón”, etc., etc., etc. En nicos -como también estatalizaría a la propia masone-
lo que respecta al ámbito publicístico de los panfle- ría francesa y a sus propagandísticas logias militares-,
tos, folletos u opúsculos, éste poseerá, en ocasiones, empezando por una buena porción de los símbolos de
un clarísimo influjo iconográfico francmasónico, sobre su propio ejército: diseños de botonaduras, de numis-
todo, en ese tipo de papel barato utilizado para el fin mática o medallística, etc.
propagandístico por el simbiótico tándem -descubierto
por el profesor Kennedy- formado por el variado ámbi-
to de la impresión y las sociedades jacobinas-. Postcriptum
Bajo la influencia de los clubes jacobinos de provin- Más informaciones podríamos añadir a esta introduc-
cias se imprimieron infinidad de panfletos preñados de toria investigación sobre las concurrencias e influjos
clara iconografía masónica donde, por lo general, los que la masonería llegó a tener con respecto al movi-
símbolos más repetidos serán el equilibrado y divino miento obrero y, sobre todo, en la gestación o forma-
“Delta” y el “igualitario” nivel. Todavía hoy es facilísimo, ción del denominado criterio libertario.
por ejemplo, encontrar en los anticuarios de Besançon Podría a continuación profundizar un poco más en la
abundantes colecciones -por cierto carísimas para un interesante vida masónica y revolucionaria de un per-
bibliófilo modesto- de esta curiosa panfletística. El por- sonaje citado ya con cierta profusión, me refiero al in-
qué de estas fuertes influencias entre la masonería cansable Mihail Alexandrovich Bakunin. Hacer, desde
y el jacobinismo nos lo ofrece el trabajo del profesor el conocimiento masonológico, un profundo y detalla-
Michael L. Kennedy -ya citado por mí en el discurso do análisis textual de su obra -como, asimismo, de la
de mi obra Galicia y la masonería en el siglo XIX (pp. de convencidos masones y publicistas de la ideología

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anarquista como Élisée Reclus o Paul Robin- resulta a mística reivindicación masónica de la “Fraternidad Uni-
todas luces completamente necesario y puede darnos, versal” fue recogida, como auténtica primordia rerum ,
además, una de las claves principales para poder en- por parte de las dos grandes corrientes del obrerismo
tender esas convergentes similitudes ideológicas -o, del último tercio de siglo XIX y principios del veinte, la
por lo menos, místicas y simbólicas-, entre el pensa- marxista y la libertaria. Fraternidad universal repetida,
miento libertario y el de la propia masonería. hasta la saciedad, como utopía final de sus teóricas
Sin olvidar, en esa necesaria investigación que apun- reivindicaciones por su cartelística y sus discursos.
tamos, estudiar con pormenor a la secretísima -y al No olvidemos que estas dos culturas políticas, la ma-
parecer nada numerosa, como parece descubrir A. sonería y el proletarismo, van a compartir la misma
Romano- Fraternidad internacional bakuninista. Pro- aspiración programática de tener un definido “proyec-
fundizar en el estudio de la estructura orgánica de esta to político” de lograr una sociedad nueva igualitaria y
discretísima y conspiradora asociación donde, desde universal.
1864 -como recuerda Guillaume-, se dejaron intro- Su viejo ideal interclasista, sobre todo, y en el caso de
ducir revolucionarios italianos como los masones G. los libertarios, hasta la entrada histórica del llamado
Fanelli y Saverio Friscia, franceses como los también anarcocomunismo o comunismo libertario.
hiramitas Élie y Élisée Reclus, Benoît Malon o Alfred Su convencido laicismo y su visceral mentalidad anti-
Naquet, escandinavos y eslavos y, después de 1869, clerical. Este punto de encuentro se entiende, exclusi-
españoles como Arístides Rey y Farga Pellicer y nue- vamente, para el caso masónico de las llamadas ma-
vos miembros franceses como Varlin o Robin, suizos sonerías latinas o liberales, quedando completamente
como el propio Guillaume, etc,26 resulta a todas lu- apartada la masonería regular o anglosajona de este
ces, fundamental. Los claros influjos que, sobre esta tipo de inquietudes ideológicas.
discretísima asociación imprimió Bakunin, retomando
consciente y sincréticamente los ritos y las formas del Y, por ultimo, su profundo sentimiento “tribal” o frater-
ya viejo carbonarismo y de la francmasonería -como nalista. Las particulares formas de entender el apoyo
hemos podido ver anteriormente y también señaló Da- mutuo por parte de los masones y los anarcos llega a
niel Guerin-, resultan completamente palmarios para contraer las formas y maneras de un auténtico “sec-
cualquier estudioso de estos temas. tarismo” ideológico o “político”. Este fraternalismo tan
fuertemente sentido y practicado por ambos ambien-
Baste decir -como ejemplo, aunque conjetural, quizás tes desde sus mismos nacimientos históricos, no se
representativo-, que las secretas señales de recono- encontrará con facilidad en otras culturas políticas de
cimiento que tuvieron que utilizar los “entristas” corre- la contemporaneidad universal.
ligionarios de Bakunin en esta sociedad secreta,27
pueden seguir hablándonos de cómo aquel indomable Por otro lado, su gran desencuentro o diferencia no
aristócrata ruso reinventaba para su nueva asociación radicará, como aparentemente pudiera parecer, en la
estos signos de identificación “tribal”, basándose para compleja, iniciática y ceremoniosa estructura jerárqui-
ello, lejanamente, en las viejas señas, toques o gestos ca -que no autoritaria- de la masonería, sino más bien
de la masonería. Probablemente, alguna de aquellas en los medios o la forma de alcanzar la compartida
secretas señas de identidad “fraternalista” bakuninia- utopía final universalista de estas dos culturas políti-
na ha llegado, exotéricamente, hasta nosotros, como cas. Los ácratas, como es sabido, intentando llegar a
el ya descrito gesto universal de salutación anarquista. ella por medio de la violenta y apocalíptica destrucción
revolucionaria del para ellos caduco mundo capitalista
Por lo de ahora y mientras no se estudie este “encuen- -esperando siempre para “mañana” o “pasado maña-
tro” en profundidad, entiendo que los puntos de coinci- na” su particular parusía- y, los reformistas masones,
dencia ideológica entre ambos movements -el liberta- desarrollando su pacífica, tolerante y educativa acción
rio y el masónico- pueden ser, fundamentalmente, los de convencimiento, por medio de los igualitaristas y
siguientes: humanísticos ejemplos morales de su filantropía y de
Su acendrado e individualista humanismo de profun- su cándido fraternalismo.
da carga deontológica. Esa particularísima “postura Podría, por último, exponer en este discurso, sintomá-
filosófica ante la vida” que poseen tanto los masones ticos ejemplos de jovencísimos obreros iniciados en
como los ácratas -con mayor intensidad los prekropot- la masonería en la Galicia del siglo XIX que, después
kianos-, con todas las variadas y profusas trascenden- de un tiempo de formación integral dentro de las lo-
cias que esta forma de entender la práctica social e gias, acabaron siendo los fundadores del obrerismo
individual conlleva, al basar ambas “culturas” sus prin- marxista de este país. Como fue el caso -ya estudiado
cipios de proyección “política” en una convencida labor en mi libroGalicia y la masonería en el siglo XIX-, del
de pedagogía integral. Para el caso específico espa- mecánico ferrolano Francisco Fernández García, de
ñol, el “encuentro” en este ámbito se aprecia todavía “nombre simbólico” Ferreti, y de una buena parte de
con más relieve, debido a la fuerte aceptación que en sus compañeros de la primera Agrupación socialista
esta nación tuvo el krausismo. gallega, fundadores con él del primer periódico socia-
Su utopía universalista o cosmopolitista. La vieja y lista de Galicia, ElObrero.28

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Podría, en suma, seguir mostrando más coincidencias, guas que hablen, las ropas que lleven, las tierras en las que
interrelaciones o concomitancias habidas entre estas habiten, o los privilegios con los que hayan sido investidos.
dos grandes culturas políticas de la historia universal: El mundo no es sino una república, en la cual cada nación
el societarismo y el hiramismo, pero creo que, por esta es una familia, y cada individuo un vástago (...), donde los
ocasión, lo aquí presentado y sugerido viene a ser un intereses de la Fraternidad se convertirán en los del género
humano, de donde todas las naciones serán capaces de
sencillo, objetivo y sintomático abanico de ejemplos extraer conocimientos útiles y donde los súbditos de todos
que, por lógica deducción, podrán ser motivo de una los reinos aprendan a apreciarse los unos a los otros sin
necesaria y posterior reflexión que, espero, llegue a renunciar a su propia patria (...), y que, sin olvidarse de los
provocar la realización de futuros ensayos esclarece- diversos deberes que exige la diferencia de los estados, for-
dores, nuevos descubrimientos o distintos enfoques mar, con el tiempo, una Nación toda espíritu. Se creará un
sobre el fenómeno en cuestión. nuevo pueblo, que estando compuesto de varias naciones,
se cimentarán todas, en cierto modo, por los vínculos de la
virtud y de la ciencia”. Sobre este tema, Cfr.: MELLOR, A.
NOTAS La masonería. Barcelona, Editorial AHR, 1968, pp. 279-287;
SILVA DIAS G. e J. S. Os primordios da Maçoneria em Por-
tugal. Lisboa, Instituto Nacional de Investigaçâo Científica,
1 Una aproximada y abreviada versión de estas personales vol. II, tom. II, pp. 619-635; LENNHOFF, E. The Freemasons.
reflexiones sobre el encuentro simbólico e ideológico entre The history, Nature, Development and Secret of the Royal
la cultura política de la masonería y la llamada “cultura pro- Art. Addlestone (Surrey), Lewis Masonic Books, 1994, pp.
letaria” -en idioma gallego y sin citas de autoridad-, va a ser 70-71; TOUCHARD, J. Historia de las ideas políticas. Ma-
publicada por la Confederación Intersindical Gallega de Ou- drid, Tecnos, 1974, p. 303. De estas profundas simpatías y
rense (España), en el tomo tercero de su colección Historia coincidencias ideológicas entre el libertarismo y la francma-
do Mundo do Traballo. sonería, lo declarado por Volin (Vsevolod Eichembaum) -so-
Como explicaré más adelante, principios del tenor de las re- bresaliente publicista libertario y convencido masón como
flexiones que vierto en este artículo ya los he ido formulan- Anselmo Lorenzo o Sébastien Faure- nos quita de nuevo
do, desde 1989, en: mi tesis doctoral (Galicia y la masonería cualquier posible duda cuando dice: “Afirmo categóricamen-
en el siglo XIX. Sada [A Coruña], Ediciós do Castro-Grupo te que, por mi parte, no encuentro absolutamente nada en
Sargadelos, 1991 [2ª ed.], pp. 207-221); la comunicación los principios o en la actividad de la Francmasonería que
que presenté, en 1992, en las XI Jornades d’Estudis His- sea incompatible con mi condición de anarquista. Y consi-
tòrics Locals celebradas en Palma de Mallorca (“La logia dero que todo anarquista que busque “autoeducarse” (cher-
masónica, entidad de ocio y formación”, en (VV. AA.) XI chant à s’eduquer lui-même) de una manera más amplia, y
jornades d’Estudis Històrics Locals. Palma, Govern Balear, también colaborar en la educación de los demás, debería
1993, pp. 237-242); mi libro Laicismo, educación y represión formar parte de esta asociación. Esto le sería provechoso a
en la España del siglo XX. (Ourense, 1909-1936-39). Sada él y provechoso a su causa (Il ygagnerait et sa cause y gag-
[A Coruña], Ediciós do Castro-Grupo Sargadelos, 1993, pp. nerait également).” Cfr.: (Daniel Ligou, dir.)Dictionnaire de la
61-64; y en el capítulo “La masonería, una discreta forma Franc-Maçonnerie. París, Presses Universitaires de France,
de sociabilidad democrática” del libro La sociabilidad en la 1987, p. 1.269.
historia contemporánea ([A.Valín, dir.]. La sociabilidad en la 4 FERRER BENIMELI, J. A., CUARTERO ESCOBÉS, S. Bi-
historia contemporánea. Reflexiones teóricas y ejercicios de bliografía de la masonería. Madrid, Fundación Universitaria
análisis. Ourense, Duen de Bux, 2001, pp. 75-96). Española, 2004. 2 tomos en 3 vols.
2 FERRER BENIMELI, J. A. “La masonería española y la 5 NETTLAU, M. La anarquía a través de los tiempos. Bar-
cuestión social”, enEstudios de Historia Social, Madrid, Mº. celona, Editorial Antalbe, 1979, (1ª edición: ¿1929?), p. 111.
de Trabajo y Seguridad Social. Núms. 40-41, enero-junio de
1987, p. 30. 6 PETERSON, F. El movimiento obrero norteamericano.
Historia y Desarrollo. Buenos Aires, Ediciones Marymar,
3 LORENZO, A. El proletariado militante. Memorias de un 1968, p. 19. En relación a este tema de la influencia que
internacional. Madrid, Zero, 1974, pp. 61-63. Interesante la masonería pudo ejercer en el primer movimiento obrero
tema éste de las coincidencias ideológicas -salvando, como de Estados Unidos, promete ser interesante, cuando se pu-
es lógico, las obvias distancias- entre el universalismo o bliquen las actas, la lectura de la ponencia de Mark Lause
cosmopolitismo masónico iniciado, en 1737, por las dos “The Order of Eternal Progress: the quasi-masonic roots of
versiones del célebre Discours de André-Michael de Ram- the First International in the United States”, presentada en
say y el variopinto internacionalismo progresista de la A. I. laConference “We Band of Brothers”: Freemasonry in ra-
T. Hay que recordar que aquella breve pero relevante obra dical and social movement 1700-2000. Celebrada en She-
del discípulo de Fénelon, gozó de un éxito insospechado no ffield, en noviembre de 2004.
sólo en el discreto ámbito de la masonería, siendo uno de
los primeros alegatos reivindicativos del internacionalismo 7 COMBES, A. La massoneria in Francia, dalle origini a
de todos los tiempos -además de establecer las utópicas oggi. Foggia, Bastogi, 1986, p. 64.
bases para la creación de la moderna cultura política de la 8 Ibidem, pp. 69-70.
masonería-. Veamos, del conocido Discurso, los siguientes 9 COMBES, A. “L’école de la Republique 1861-1939”. (Da-
fragmentos: “...El amor a la patria, mal entendido y llevado niel Ligou, director)Histoire des Francs-maçons en France.
a veces al exceso, destruye con frecuencia, en esas repú- Toulouse, Editions Privat, 1987, pp. 245-246.
blicas guerreras, el amor y la humanidad. Las diferencias
esenciales entre los seres humanos no radican en las len- 10 ARBELOA MURU, V. “Los socialistas españoles y la ma-

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sonería”, en Historia 16, nº 35, marzo, 1976, pp. 37-48. pública en la España contemporánea. Sevilla, Ayuntamiento
11 OLIVÉ SERRET, E. “El movimiento anarquista catalán de Sevilla, 1997, pp. 71-98; GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, A.
y la masonería en el último tercio del siglo XIX. Anselmo Y ÁLVAREZ REY, A. “Actitudes y estrategias de la maso-
Lorenzo y la logia ‘Hijos del Trabajo’”. (Ferrer Benimeli, J. A. nería sevillana ante los movimientos sociales (1912-1923)”,
coord.) La masonería en la historia de España. Zaragoza, en (Ferrer Benimeli, J. A., coord.) La masonería española
Diputación General de Aragón, 1985, pp.131-151. entre Europa y América. Zaragoza, Diputación General de
Aragón, 1995, pp. 145-162.
12 FERRER BENIMELI, J. A. “La masonería española y
...” Op. cit., pp. 7-47. De este mismo autor, vide, también: 19 Y que, en soporte papel y en versión ampliada, ofrezco
“La masonería española y la Revolución bolchevique”, en con el título “Botas y espadas en la secreta sociedad de la
Historia 16, nº 155, marzo 1989, pp. 20-29; “Socialisme et escuadra y el compás: la masonería y los militares en la
Franc-Maçonnerie sous la Deuxième république espagno- historia de España”, en el Anuario Brigantino 2004 , número
le: deux visions opposées”. (Charles Porset, comp.). Studia 25 que, el Concello de Betanzos, publicará en 2005. ( Vid.:
Latomorum et Historica. Mélanges offerts à Daniel Ligou. http://www.betanzos.net).
París, Honoré Champion, 1998, pp. 109-129; “Socialistas y 20 Cfr.: GUERIN, D. Ni dios ni amo. (Antología del anar-
masonería”, en Tiempo, nº 306, de 21-27 de marzo de 1988, quismo). Vol I. Madrid,Campo Abierto Ediciones, 1977, pp.
p. 14; y La masonería. Madrid, Alianza Editorial, 2001, pp. 140-151. Bakunin crea esta conspiradora Fraternidad con
157-180. Este último trabajo, el capítulo “Masonería y cues- masones de la talla revolucionaria de Giuseppe Fanelli o
tión social” del libro La masonería viene a ser, ampliado, el Saverio Friscia en la inquieta Florencia de 1865, justo cuan-
artículo “La masonería española y...” citado en primer lugar. do este arquetipo del revolucionario tardorromántico ruso
Sobre la obra ferreriana en estos ámbitos de estudio -sobre asistía en esa misma ciudad de Toscana, el 21 de mayo
todo en el primero y en el último de los trabajos reseñados de ese año -nada menos que como delegado del Cónclave
en esta nota-, tengo que señalar que, si bien contrae au- masónico toscano por el Rito Escocés Antiguo y Acepta-
téntica relevancia al ser de los primeros trabajos de la his- do-, a la primera asamblea constituyente de la masonería
toriografía internacional en abrir este interesante objeto de italiana. En aquel efervescente hiramismo italiano “postu-
investigación masonológica -a niveles generales-, sobre las nitario” el camarade vitamine de Léo Ferré intentó infruc-
interrelaciones, adecuaciones o nexos entre la masonería y tuosamente reformar de raíz a esta masonería, orgánica
el obrerismo, se sigue echando en falta en estos discursos y teológicamente. En cuanto a la llamada Fraternidad in-
la necesaria teorización y, sobre todo, la fundamental, expo- ternacional, cfr.: PATRUCCO, C. Documenti su Garibaldi e
sitiva o concluyente visión sintética. la massoneria nell’ultimo periodo del Risorgimento italiano.
13 Supra, segundo párrafo de la nota 1. (Edición facsímil de la de Alessandria de 1914). Sala Bo-
lognese (Emilia Romagna) , Arnaldo Forni Editore, 1986, p.
14 SÁNCHEZ I FERRÉ, P. “Anselmo Lorenzo anarquista 34. Sobre la activa y relevante “vida italiana” de Bakunin
y masón”, en Historia 16, nº 105, enero 1985, pp. 25-33; de estos años, vide.: MOLA, A. A. Storia della massoneria
“Masonería y movimiento obrero en España”, en Revista italiana. Dalle origini ai nostri giorni. Milán, Bompiani, 1994,
de Extremadura, nº 4, enero-abril 1991, pp. 57-66; “Fran- pp. 115-117, 127, 135; DAMIANI, F. Bakunin nell’Italia post-
cesc Ferrer i Guardia i la maçoneria. Una aproximació crítica unitaria, 1864-1867. Milán, 1977; NETTLAU, M. Bakunin e
(1901-1910)”, en Revista de Catalunya, nº 50, marzo 1991, l’Internazionale in Italia dal 1864 al 1872. Ginebra, Edizioni
pp. 81-92; “Maçoneria, anarquisme i republicanisme”. (VV. del Risveglio, 1928, pp. 209-233, (citado por el propio Dr.
AA.) I Jornades sobre Moviment Obrer a l’Arús. Barcelona, Nettlau en su libro La anarquía a través ..., p. 115); NETT-
Asociació Amics Bibliotèque Arús, 1991, pp. 31-38. GUTIÉ- LAU, M. La anarquía a través... Op.cit., pp. 114-118; POLO
RREZ MOLINA, J. L. “Masonería y movimiento obrero: Vi- FRIZ, L. “Mijaíl Bakunin y la Masonería italiana”. (Ferrer
cente Ballester y la logiaFermín Salvoechea (1926-1930)”, Benimeli, J. A., coord.). Masonería, revolución y reacción.
en Papeles de Historia, nº 3, 1993, pp. 83-93. Alicante, Instituto de Cultura “Juan Gil-Albert”, 1990, pp.
15 ÁLVAREZ LÁZARO, P. F. “Francisco Ferrer y Guardia, 195-212; CAMPION, L. Les anarchistes dans la F. M. ou les
pedagogo, librepensador y masón”. (VV. AA.) La educación maillons libertaires de la chaîne d’union. Marsella, Editions
en la España contemporánea. Cuestiones históricas. Ma- “Culture et Liberté”, 1969, pp. 58-66.
drid, Ediciones S. M., 1985, pp. 126-133. 21 Como dice en su conocido libro sobre la historia de la
16 Supra, segundo párrafo de la nota 1. masonería inglesa el historiador y ex-bibliotecario de la Gran
17 RUIZ PÉREZ, J. “Masonería y posibilismo libertario: la Logia Unida de Inglaterra, John Hamill, en plena Guerra ci-
actividad masónica de Marín Civera”. (Ferrer Benimeli, J. vil inglesa se tiene constancia ya de la existencia de logias
A., coord.) La masonería en Madrid y en España del siglo masónicas de transición; es decir, con masones aceptados
XVIII al XXI. Zaragoza, Centro de Estudios Históricos de la -ajenos completamente al mundo de la construcción- dentro
Masonería Española, 2004, pp. 1.005-1.021. de sus talleres y de ideario, tanto parlamentarista como rea-
lista. Cfr.: HAMILL, J. The History of English Freemasonry.
18 GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, A. “Socialismo y masonería”. Addlestone (Surrey), Lewis Masonic Books, 1994, pp. 35-
(VV. AA.) Los orígenes del socialismo en Sevilla. 1900-1923. 39.Agradecemos aquí la cariñosa y solidaria acogida que
Sevilla, Área de Cultura del Ayuntamiento, 1996, pp. 259- he recibido en el Freemasons’ Hall de Londres, por parte
268; “Masonería, republicanismo y anarquía: Pedro Vallina”, del entrañable Juan Antonio Vázquez (John Vázquez), del
(Ferrer Benimeli, J. A., coord.). La masonería española y bibliotecario Martin Cherry y de Peter E. Holland, miembro
la crisis del 98. Zaragoza, Diputación General de Aragón, de la Quator Coronati Lodge.
1999, pp. 43-63; “La masonería ante la cuestión social”.
(Braojos Garrido, A., coord.) Masonería, prensa y opinión 22 “Las estrellas fueron dispuestas en círculo, simbolizan-

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Masoneria NET, Mayo de 2011

do la perpetuidad de la Unión; el anillo, como la serpiente ‘temple’, while not strictly masonic in origin as Brinton sta-
circular de los Egipcios, representa la eternidad. Las trece ted, imply masonic influence. And there is something to be
barras muestran con las estrellas el número de las Colo- said for the Gaston-Martin´s contention that the Jacobin
nias Unidas, y denotan la subordinación de los Estados a la network was modelled on that of the masons. As early as
Unión, así como la igualdad entre ellos mismos.” Cfr.: ZNA- 1790, Camille Desmoulins remarked of the society of the
MIEROWSKI, A. The World Encyclopedia of Flags. The defi- rue St.-Honoré: ‘It is the Grand Orient, the center with which
nitive guide to international flags, banners, standars and en- all the Jacobins, all the friends of the constitution in the 83
signs. (S. l.), Anness Publishing Limited, 2003, p. 113. Sigue departments, correspond.’ Masonic associations, like clubs
causándome estupor o por lo menos sorpresa, el hecho seeking certificates of affiliation, forwarded their member-
de que todavía hoy haya investigadores que, estudiando el ship rosters and constitutions to the capital, and secured
atractivo mundo de las representaciones en el complejo y letters of reference from nearby lodges. Their petitions, ex-
multivario entorno simbólico de la Revolución norteamerica- pressing devotion to masonry and their desire for admission
na, sigan “olvidando” en sus interpretaciones iconográficas into the Grand Orient, sound remarkably like those written
-desconozco si por ignorancia o por volitivo ánimo de esca- later by the provincial societies. Within both the Jacobin and
moteo- el fuerte influjo que la iconografía y emblemática ma- masonic movements, regional networks, grouped around
sónica ha ocasionado en todo este complejo fenómeno de provincial urban centers, developed. And, although the Ja-
la relevante “invención de una Nación”. Por ejemplo, resulta cobins had nothing to compare with the national assembly in
a todas luces llamativo que, en un libro recientemente publi- the capital to which each lodge sent one representative, the
cado por una prestigiosa universidad inglesa como el escrito club of Lille tried unsuccessfully to have the “mother society”
por el profesor Hackett Fisher, donde hay capítulos exclu- institute such a system in the spring of 1790.” Cfr.: KENNE-
sivamente dedicados a interpretar simbólicamente imagos DY, M. L.The Jacobins Clubs in the French Revolution. The
tan fundamentales como, por ejemplo, la propia bandera First Years. Princenton (New Jersey), Princenton University
(pp. 152-166), no se hable para nada de lo que trato en este Press, 1982, pp. 6-7.
apartado de mi artículo, reduciendo la explicación sobre el 26 Cfr.: GUILLAUME, J. La Internacional de los Trabajado-
origen de esa singular e iconográficamente revolucionaria res. (Desde su fundación hasta el Congreso de Basilea). La
“new constellation” de su cantón, a una sencilla y doméstica Habana, Editorial “El Libro”, 1946, p. 37.
tradición familiar de la influyente “Adams family”, haciendo
David Hackett en su abultada obra dos únicas y tangencia- 27. Aun conociendo en profundidad el pensamiento y la per-
les referencias al hiramismo norteamericano, las dos, cu- sonalidad de Bakunin, sigue pareciéndonos completa y mo-
riosamente, en tiempos de la presidencia de Lincoln. Vid.: ralmente contradictoria su aparentemente policial o jesuítica
HACKETT FISCHER, D. Liberty and Freedom (A Visual His- -en realidad, infantil- táctica de infiltración, por la necesaria
tory of America’s Founding Ideas). Oxford, University Press, hipocresía conductual que requiere en el miembro juramen-
2005, pp. 152-166, 335, 369. tado, yendo en contra de todo principio ético libertario y, ob-
viamente, francmasónico.
23 Originalmente, si seguimos lo transcrito por el historia-
dor norteamericano Sidney Morse, el presidente Adams fue 28 VALÍN FERNÁNDEZ, A. J. V. Galicia y la ... Op. cit., pp.
quizá más rotundo todavía al dejar a la masonería en “su” 207-221.
pasado, utilizando el pretérito perfecto “have been”; es decir,
“han sido”, veámoslo: “Many of my best friends have been
*Departamento de Historia, Arte e Xeografía.
Masons ...” Cfr.: MORSE, S. Freemasonry in the American
Revolution. (Edición facsímil de la washingtoniana de 1924). Facultade de Historia. Universidade de Vigo
(S. l., Gran Bretaña), Kessinger Publishing’s Rare Reprints,
(s. a.), p. 45.
(*) Esta publicación no expresa necesariamente la opi-
24 FRAU ABRINES, L., ARÚS Y ARDERIU, R. Diccionario nión de la Orden, pero como templo del Libre pensa-
Enciclopédico de la Masonería. T. I., México, Ed. del Valle miento considera el aporte de los investigadores cuan-
de México, 1976, p. 42. do documentan la influencia de la Masonería en los
25 “ Yet, when everything is considered, one cannot deny diferentes momentos de la historia.
that the clubs owed much to the lodges. The fraternal em-
brace, the blackball, and the use of terms like ‘frére’ and

Estimado lector, esperamos sus opiniones y sus


colaboraciones.
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