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EPOCA Decadencia politica Los poemas recogidos en esta antologia fueron escritos entre 1580 y finales del siglo xvu: es la época en que Es. pafa pasa de su més alta cumbre a su mais honda decadencia Ya en los tiltimos tiempos de Felipe II, el desastre de la Armada Tnvencible (1588) fue un mal presagio. Luego, alo largo de los reinados de Felipe II! (1598-1621), Fe lipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700), Espana se hunde. — En el exterior, nuestros ejércitos van siendo derrora los y, tras la Guerra de los Treinta Afios (Paz de los Pirincos, 1659), Espafia pierde su hegemonia en Europa. politica interior esta marcada por la inepeia y la corrupcién, desde reyes y validos, que consumen la cuarta parte de la hacienda piblica en gastos suntua: ta gobernadores o administradores de cual quier nivel, frecuentes ejemplos de rapacidad. ios, h: Pero veamos algunos aspectos concretos de esta si tuacion. Crisis econémica La economia experimenta un agotamiento creciente: las crisis se suceden sin sol — Menguan los metales preciosos y las mercancias que venian de América, acaparados en buena parte por holandeses, ingleses, etc — La industria vive un progresivo abandono, — Se protege, eso si, la ganaderia, lo que benelicia alos mis poderosos y va en detrimento de la agricul (uprivilegios de la Mestay) — La situacién de la agricultura merece parrafo espe cial. A principios del xvit suffio un duro golpe con la expulsion de cientos de miles de moriscos, exper tos agricultores, Adems, la distribucién de ka pro. piedad sera nefasta: nobleza y lero acumulan el 95 por ciento de las tierras (que no necesitarin cultivar con pleno rendimiento}; frente a ello, los aparceros y los campesinos humildes pasan hambre y, a mem do, abandonan el campo y buscan trabajo en kas ci dlacles, a Tas que confluye una masa de menesterasos (los picaros no son meros personajes lite 0s) A principios del reinado de Felipe IV. un s dl padre Lopez Bravo— denuncia como «la inicwa distrib cidn de las riquezas trae consigo la opulencia de unos po: cos, que se sostienen en la Corte del trabajo y las priva ciones de la multitud. Asi pues, depresion econdmica, injusticia, hambre Aitédanse los efectos de las pestes, de las guerras, de la emigracién a América. No extrafard que Fspafia, entre fines del Xvi y mediados del xvu, pierda la cuarta parte de su poblacién, He aqui algunos de los desoladores aspectos concretos de la decadencia de Espafia en la época. Tensiones sociales, malestar Lo dicho lleva aparejado un ahondamiento de las desi: gualdades sociales, lo que sera fuente de tensiones, Y ello esta presidido por la llamada reaccién sefiorial. Con este nombre se conoce un proceso que puede sintetizar — Desde tiempo atrés, en Europa, la burguesia habia ido desarrollando un notable dinamismo en el cam: po econémico, En Espafa, ya en la primera mitad el xv1, el peso que alcanzaban los burgueses fue sen tido como una amenaza por los estamentos do- minantes. — ¥ esos estamentos, nobleza y clero, apoyados por la monarquia, haran todo lo necesario para frenar el avance de la burguesia y para mantener aai au pre potencia econémica, social y politica. Facil sera imaginar el panorama social de la época, cu yos extremos opuestos son el picaro y el noble ocioso, yy en el que se dan unos incrementos paralelos de la po- breza de los humildes y del poder de los privilegiados. Pero, ademis, resulta que los estamentos dirigentes se muestran incapaces de hacer frente a los problemas pre. sentes. Carecen de impulso emprendedor, desprecian las empresas econémicas: no invierten, s6lo gastan (en lu- jos, en obras suntuarias); 0 sca, slo se ocupan de con: servar sus privilegios y hacer ostentacion de su poder, en flagrante contraste con la miseria creciente y la rui nna del pais Una situacién asi es de lo mas propicia para suscitar des. contentos y tensiones, El mismo Consejo Real, ya en 1619, advierte a Felipe III del «miserable estado en que se hallan sus vasallos» y scAala quie no es extrano «que vivan descontentos, afligidos y desconsoladosn, Testi monio impresionante Tal situacién crea, en efecto, un marcado malestar, que se manifestara de formas diversas. No hablemos de «la desesperacidn de los que nada tienen» (son palabras del citado P. Léper Bravo} y que dificilmente podran hacer- se oit. Pero las tensiones, la inestabilidad, las mas diver- sas inguictudes asaltaran a muchas mentes hicidas. Ve remos cémo la literatura se hard eco de ese malestar 0 bien buscard vias para aliviarlo 0 acallarlo. LITERATURA El Barroco literario: ideas y actitudes Tras diversas interpretaciones, el Barroco —en su senti do mis estricto— es visto hoy como una concepeién de la vida y del arte que responde a unas concretas circuns. tancias histéricas: las que acabamos de repasar. Los es critores no podian ser insensibles a los azarosos si de los tiempos. Varias seran las actitudes que podr: adoptar. Pero, por encima de esa variedad, veamos lo ue puede serles mas comin, lo que cabria llamar ef «s- pire barroco. En su centro, ef desengari, Esa palabra clave encierra el derrumbamiento del idealismo renacentista, con sus ilu siones, su visién armonica del mundo y del hombre. su amor a Ta vida. EI desengafio barroco es, en gran medi da, un citalismo frustrado: unas ansias de vivir que, en aquel mundo, no hallan cauce ficil para desarvollarse plenamente. Surge asi una cuncepciin negatioa del mundo de la vida. La lectura de poemas mostrara Tos temas concretos en que se desglosa esa concepeién (temas que sintetizaremos en el apéndice). Anticipemos algunas ideas: el mundo carece de valor y esta dominado por la ndiscordian; la vida es contradicciGn y lucha; ademas, es breve, fugaz, inconsciente; el tiempo lo destruye todo y Snel ye licensors, Ban Fern graPee No en vano, otra palabra clave del momento es el cu: s dramdticos: epreocupacion, inquietud. de Pero ante tales temas son posibles otros enfoques: por ejemplo, una actitud ascética, La fe cristiana predicaba el «desprecio del mundoy: a la brevedad de la vida terre: na, oponia una vida eterna; y si vivir es morir, [a muer te conducira a una vida plena. Con tal enfoque se ha cian coincidir Tas enseftanzas de a ilotfia estica —con su variante senequista— que ensefiaba tambien a despe garse de lo mundano y a aceptar serenamente los suffi fies yiaionuents Vicon tls comtluba beg Beales sue muy presente, por ejemplo, el de la «vida Pie-utvenie coe wile, qe Teena 9a Mo sus denigre evievon decotsde; nu depeconcillon ido-una tensién entre ankele wlalita al ade y ig a la del Ques Spine, Va catenin ey costal ‘en el Barroco. Nos lo mostrarén no pocos poetas (Lope y Gamvede, sober take: ea gonene ba conacle be omeer acneguns fis gapecionans Ge epee tante, como les oiremos denostar desengafiados los ca ‘sis del at Y atin caben otras actitudes. Asi, la evasién —o la postu: Salsa ened teres mes Orrdinenlics portancia, fue la eveticisa: el refugiarse en mundos y for- mas de imperecedera belleza (aunque tras ella apunten a veces los acuidados»). Otra via era la de la pura diver- si6n: ciertas manifestaciones —por ejemplo, el teatro. en buena parte— eran formas de olvidar, o de hacer olvi dar, pesares © inquictudes. Esto titimo linda 0 coincide con otras actitudes: la aco- modacién 0 el conformismo, Ténganse en cuenta las mani festaciones literarias que aceptan o apoyan los valores establecidos (politicos, sociales, religiosos) y sirven a los estamentos dominantes con panegiricos, elogios, et: cétera. Frente a lo dicho, eno hubo actitudes inconformistas, de protesta? La censura, politica o religiosa, dejaba escasos margenes a las expresiones criticas. Hubo, si tratadis: tas politicos que hicieron criticas y advertencias, pero con pruclencia. En la novela picaresca hay testimenios de la miseria. La queja ante la situacién general encon: trara cabida en la poesia grave. Y en la satira apuntard a veces —sdlo a veces, como veremos— un espiritu inconformista. En resumen: el malestar histérico apenas podia encon. trar cauces directos de salida; y ante un panorama tan insatisfactorio, varias fueron las actitudes adoptadas por los escritores: la expresién angustiada del desengafio, a veces aliviado por vias ascéticas 0 filos6ficas: o la entre: ga a goces efimeros, o la evasion esteticista, 0 la diver sin, 0 la acomodacién conformista... Actitudes y talan. tes que se entremezclaran, como podri verse en los poe: mas de esta antologia. La lengua literaria. Conceptismo y culteranismo Los aspectos vistos en el apartado anterior, si bien re cogen Jo esencial del espiritu barroco, pueden encon- trarsc, en cierta medida, en otras épocas. Lo que nos im porta ahora es ver cémo, con qué peculiaridades, se ex: presaron en aquel momento. A las inquictudes y zozobras, a las tensiones y contra dicciones del momento, correspondera un estilo cada ver mas alejado también del equilibrio renacentista. Pero recordemos que en la segunda mitad del siglo xv! algunos poetas derivaban ya hacia un estilo mas complejo. A tal evolucién se le ha aplicado el término de Manierismo (que en historia de la pintura designaba luna etapa en la que se intensifican ciertas formas —o cnanerasy— del estilo renacentistal. Asf, se iban acen tuando ciertos artificios © se extremaba la expresidn de ciertas ideas. Con esa linea empalman, en su juventud. muchos de los poetas barrocos de la primera genera cin, como veremos. ¥ convenia sefalar esta continui dad, antes de hablar de wna ruprura. Sentado esto, qué orientaciones podrian sefalarse como mas caracteristicas del pleno estilo barroco? Fren- te-a la cnaturalidady, la carmonia», la umesuray rena centistas, la lengua poética barroca se caracterizaria por el artifcio, Ta tenshin, la intensidad. Como dijo R. Lapesa, ‘da pérdida de la serenidad clasica se manifiesta en ac titudes extremosasp. Se tensan los conceptos y los re: cursos expresivos, en.un frenesf por radicalizar las ideas, y exprimir las posibilidades del lenguaje. Fl resultado sera, en unos casos, la profundidad conceptual o la tensidad emotiva; en otros, la fuerza corrosiva de la sa tira; o la deslumbrante belleza, el lujo verbal... Y en con junto, el repertorio de audacias verbales es amplisimo (como resumiremos en el apéndice). Pero conviene que, destle ahora, examinemos ka distin cion que suele hacerse, dentro del estilo barroco, entre conceplsme y culteranisma, En siesis: — El conceptismo se_preocuparia esencialmente por el contenido, Ter el aisnia Bivens malic pre findidad o la densidad. Sus recursos mas caracteris ticos serian los juegos de palabras, los dobles senti dos, Su maximo represei — El culteranismo se preocuparia sobre todo por la «for may; Busca la belleza, la riqueza sensorial wentacién exuuberante, la brllante dificultad. Lo ca racterlzarfan especialmente el léxieo cul miento sintactico y las metiforas audaces. Lo presi de Géngora. Expuesto asi, en teoria, parece tratarse de dos tenden cias diferentes. Pero, en todo caso, no debemos consi derarlas opuestas. Y en la prictica es dificil trazar una frontera entre ambas. En primer lugar, nadie sostendria hoy que los conceptistas no se preocupan de la «forma. En segundo lugar, se han sefialado rasgos culteranos en Lope y hasta en Quevedo, y abundantes rasgos concep: tistas cn Géngora (véanse, por ejemplo, los poemas 4 y 8 de esta antologia). Ya Graciin —que pasaba por ha ber condensado Ia doctrina del conceptismo en su Agu- deca y Arte de Ingenio— tomaba abundantes ejemplos de Géngora. En otros autores veremos convivir rasgos de uno y otro signo. Escritores clasificados tradicionalmente en uno u otro bando utilizarin muchos recursos comunes. Y coinciden ‘en dos caracteristicas esenciales: la difcultad y cierto ars- ‘ocratismo cultural. Tan dificil y «oscuro» puede resultar ‘Quevedo como Géngora. También Gracin decfa que 1 la oseunidadl pata me ser vulgarn. Es notoria y comin la vohuntad de distanciarse del evulgon (en el sentido de «lectores ignorantes») y de dirigirse a un lec tor selecto, culo. De lo expuesto concluiriamos hoy (con Femando Laza: ro) que el conceptismo esta en la base de todo el estilo barroco. Sobre esa base, por tanto, se asienta también el llamado culteranismo o gongorismo, Pero, al sustrato co- tin, éste aflade o aporta una serie de elementos que provienen de la especial sensibilidad y genio creador de Géngora: esencialmente, los valores sensoriales y el gus: to latinizante de hipérbatos y cultismos (véase la intro duccion a este autor). La cuestion podria reducirse a una formulacién muy sencilla: Géngora es «onceptistay y, ala ver, .. agongorino». Pero lo dicho no disminuye —al contrario— la talla y la originalidad de Géngora. Porque él inauguré verdade. ramente una «nueva poesiay (asi se la Hlamé en su tiem: po), ¥ en ello insistiremos al comentar sus poemnas. Gon gora fue wla vanguardiay: su influencia fue decisiva. La fecha de 1613 (lifusidm de Polfemo y las Soledades) es un hito capital en la historia de la poesia del Siglo de Oro. Géngora sedujo y escandaliz6, y a partir de ese ano, se asiste a-una significativa eguerra literarian entre segui ores y enemigos de Géngora (y entre los enemigos es tin, nada menos, Lope y Quevedo}. Terminemos este apartado advirtiendo que las tenden- cias de la poesia de la época no se limitan a las dos di: recciones expuestas. Hay otras lineas: asi, la que se in clina hacia una naturalidad sentencisa —y hasta la Hane 2a—, propugnada, pero no siempre seguida, por Lope de Vega: o la sobriedad clavciua de algunos poetas arago: neses 0 andaluces; 0 la pervivencia del Manierisne en. otros, Tendremos ocasién de apreciarlo y_ preci Algunos aspectos destacados de la creacién postica Tras lot coneeptos generales expuestos. lo importante seria pasar ya a las lecturas, atendiendo a las observa: jones que se hacen al pie de los textos. Sélo como «pla: no» o guia pueden ser tiles los esquemas o clasificacio: nes que ofrecemos a continuacién. a) Atendiendo a los contenidas, cabe establecer varios gran- des «subgéneros» o grupos tematicos — Poesia filsifca, moral y religiosa. En ella se hallara ta concepcién desengaiada de la vida y las vias de con suelo de que hemos hablado (ascética, estoicismo, horacianismo...) — Poesia amorasa. Es abundante y conviene tener presen te la pervivencia de los temas del «amor cortés» y del petrarquismo: véanse, por ejemplo, las notas a al: gunos poemas amorosos de Quevedo o Villamedia- na (y remitimos de nuevo al apendice para un rests men de los conceptos aludicos). — Poesia satirica y burlesca. Aunque no es facil deslindar las, R. Jammes ha propuesto lamar «sativicay a la poesia Que tenga una raiz moral, y considerar abur Tesca» la que responda a una actitud inconformista (© quizd simplemente al regusto por cnvilecer la realidad) = Otros génerusy temas. Akudamos, en fin, a los pocmas de circunstancias (elogios, elegias fiinebres...) las fa bulas mitolégicas; las poesias descriptivas (paisajes, jardines, objetos...); y egariamos asi hasta un tipo de composiciones sobre temas minimos y hasta tri les, que serian puro pretexto a veces para delicio- S08 juegos apreciosistas», BW) Atendiendo a ciertes aspects formales, y sin entear aqui fen detalles dle metrica, deben tenerse en cuenta las si guientes lineas: = Poemas en versus aitalianiss (el endecasilabo y sus com binaciones}. En ellos se aprecia especialmente la evo. lucién Renacimiento Manierismo-Barroco, pero po- dran responder también a la linea clasicista, — Poemnas en veras ecastellanas (octosilabo y afines). en que se prolonga y se transforma la linea «ancione rily culta: pignsese en ciertas letrillas © poemas en re- Gondillas, en quintllas, en décimas... Es un campo es pecialmente propicio para los juegos conceptistas (tan presentes ya en los Cancioneros del siglo XV). — Fl Romancero nuevo. Con este nombre se conoce el caudal de romances artisticos (es decir, cultos) fruto de un renovado gusto por el género. Junto a nuevos temas (moriscos, pastoriles, mitolégicos, morales...) cabria observar un enriquecimiento estilisico, acor de con las preferencias barrocas — Las cancioncilas de tipo tradicional. Con las tendencias cultistas convive asombrosamente un fervor por la poesia «popular». Es una linea representada en toda su frescura por las muestras que ofrecemos de Lope 6 Valdivielso. Pero también aparecera estilizada con maximo refinamiento en algunas composiciones de Gongora AUTORES Como es sabido, en la época barroca, en fuerte contras, te con la decadencia historica la literatura y el arte offe. cen una extraordinaria riqueza, Cifténdonos a la lirica, tun dato puede resultar significativo: una reciente anto: logia de poesia barroca (de J. M. Blecua) recoge un cen: tenar largo de poetas.. En este lugar, nos limitaremos a recoger un par de cla sificaciones que pueden resultar tiles para situar a los diversos autores en sus coordenadas de espacio y tiem po. Por lo demas, remitimos a las notas biogrificas y er ticas que insertamos al frente de cada autor. «Escuelasy regionales Una de las clasificaciones habituales atiende a la proce dencia de los poctas. Simplificando, destacaremos tres grupos: 4a) Poetas andaluee, que se repartirian, a su vee, en varias escuelas: la sevillana, la antequerano-granadina... Andi lucia es tierra fecunda en poetas. Destacan, sin duda, los que desarrollan una linea cultista y suntuosa que, segtin clijimos, viene de atras (Femando de Herrera era sevi ano}. Junto a la ingente figura de Géngora, habria que citar a Carrillo de Sotomayor, a Francisco de Rioja, a Soto de Rojas, por citar slo nombres recogidas en esta antologia. Pero otros poetas andaluces cultivan parale- lamente la aludida linea clasicista, mas sobria: asi, Fran. cisco de Medrano, Rodrigo Caro 0 Andrés Ferninder de Andrada. 8) Poetas aragoneses, Presididos por los hermanos Argen: sola, se mantienen al margen de las innovaciones cule ranas y se caracterizan también por la sobriedad clasica y una especial inclinacién hacia la poesta moral. ©) Poetas castellanos, y especialmente madrileiios, como Lope, Quevedo, Villamediana, Calderén, Bocangel... sin olvidar a un toledano como Valdivielso 0 a un conquen. se como Enriquez Gémez. Son poctas en que confluyen muy variadas tendencias: en este caso, mis que €n otros, seria improcedente hablar de «escuelan. gGeneraciones? jElapas? Atendiendo a la cronologia, a la edad, se ha intentado clasificar a los poetas por generaciones. Sin entrar en re: paros o detalles, habria las siguientes: 4) Generacién de Giéngora y Lope, nacidos, respectivamen: te, en 1561 y 1562. En tomo a esas fechas nacen auto- res como los Argensola, Valdivielso, el conde de Sali nas... Algo posteriores son Medrano, Caro, Femindez de Andrada. Dominan —como se podra ver— los repre: sentantes de las lineas «manieristap, clasicista, o los par- tidarios de cierta «naturalidady: pero, junto a els, Gon: gora representa —deciamos— la vanguardia. b) Generacién de Quevedo, quien nace en 1580. Y en es década nacen Villamediana, Rioja, Soto de Rojas, Carri lo, entre otros. Presididos —no capitaneados— por la fortisima personalidad del autor del Buscin, son diseipu: los de la generacién anterior y, salvo excepciones, reac. cionan positiva o negativamente ante el estimulo gon: gorino. ©) Generacién de Calderén, nacido en 1600. Junto al gran dramaturgo, hallariamos una lista de poetas menores que prolongan las tendencias precedentes. Sélo recoge: remos a Enriquez Gomer y a Gabriel Bocangel, dos fi guras muy distintas, como se vera. Las generaciones siguientes no ofrecerin nombres que merezcan citarse aqui: la decadencia llega, en fin, a la poesia (esto en Espafia: la excepcion surgira allende ct Atldntico, como en seguida veremos). Esta clasificacion por generaciones podria discutirse: se- jnalemos sélo que los poctas que las componen conti ven en buena medida y que hay casos muy especiales {en los que no entraremos aqui). Pero, teniendo en cuen- la ese esquema, se pueden establecer unos hitos y unas tapas bastante elaras: — Una primera etapa abarcaria los tltimos veinte anos del siglo xvi y la primera década del xv1t, Son los afos en que poetas como Gongora y Lope se reve: lan y caminan a su madurez. Seria —junto a las per vivencias clasicistas— la época del primer Barroco 0 Barroco temprano (algunos preferirian hablar atin de Manierismo), — Elafto de 1613 es un hito decisivo (hay que repetir: lo} Los grandes poemas gongorinos conmucven, como sabemos, el panorama. Lope esta en su cum bre artistica, Pero, ala vex, una figura como Queve do —que tiene entonces treinta y tres afios— ha al eanzado ya una presencia incalculable. Hemos entra do en la pleritud del Barroco. — En 1627 muere Géngora; Lope, en 1635; Quevedo, en el 45. A partir de esa fecha, entramos en la deca- dencia: es el Barroco tardio. Pero en la segunda mitad del siglo, en América, en Méjico, la poesia barroca dard su espléndide canto de cisne: la obra de Sor Jua na Inés de la Cruz (nacida al mediar el xvi CUESTIONES Fn ta spate barroca cunde un fuerte maletar, producto de ta decadencia y la criss. Resume las principales facets po tics, ecaneimicas y sociales. m Partiendo de la vivencia del edesengarir, gqué idea de la vida y qué posturas ideolégicas 0 vitales encontramos en los es- critores? Qué conflictos 0 qué contradicciones has podido observar? me LQUé proceso conduce de ta literatura renacentista a ta barroca? {Cio se han definido el aconceptismos y el «culteranismos? Qué relaciones guardan entre si? ;Cuél fue el lugar de Gén {gora con respecto a tales acorrientes»? (Qué lineas temiticas y formales sobresaten en la puesta barroca? mS Fnumera las principales eescuclae poéticas regionales, in- dicando hasta donde sea posible— sus rasgos dominantes, & Qué egeneracioness posticas suelen distingutrse en la épor ca estudiada? (Qué hits conviene recordar?

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