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TABLA DE CONTENIDO ANALÍTICO

CONTENIDO SUMARIO 1
PRÓLOGO 2
RESUMEN Y CONCLUSIONES 2
Introducción General 9

CAPÍTULO 1: ANTECEDENTES DE LA LUCHA POR LA INDEPENDENCIA


EN EL ALTO PERÚ 16

Introducción al Capítulo 16
1. LOS PRINCIPALES GRITOS LIBERTARIOS: CHUQUISACA, LA PAZ,
COCHABAMBA Y SANTA CRUZ 17
1.1 Chuquisaca Abre el Camino de la Libertad: El Primer Grito de América 18
1.1.1 Cómo Se Desencadenan Los Acontecimientos 20
1.1.2 El papel de Goyeneche como detonante de la insurrección 21
1.1.3 El contexto externo y el levantamiento: los sucesos en España 24
1.1.4 Las abdicaciones sucesivas de los reyes Carlos IV y Fernando VII 25
1.1.4.1 España nos enseña a pelear por su libertad 28
1.1.4.2 Las Juntas Provinciales, la Junta Central y las Cortes de Cádiz 28
1.1.4.3 La Primera Constituyente Española 30
1.2 El sustrato ideológico y los actores 31
1.2.1 ¿Cuál la importancia y el rol que cumplió la Academia Carolina? 33
1.2.2 Principales actores de la insurrección 35
1.2.3 La Logia de las dos Caras 37
2 LEVANTAMIENTOS INDÍGENAS PERUANOS Y ALTOPERUANOS 38
2.1 ¿Fue la sublevación de Oruro la primogénita? 38
2.2 También en Santa Cruz hubieron sublevaciones indígenas 40
2.3 Y luego … La conspiración de los negros y mulatos en agosto de 1809 42
3 EL SENTIDO DE LUCHA DE LOS PATRIOTAS VS. EL PROYECTO COLONIAL
44

CAPÍTULO 2: TRES IDEÓLOGOS DE LA REVOLUCIÓN 44

2.1. IMPORTANCIA DEL PENSAMIENTO DE BERNARDO MONTEAGUDO


CÁCERES 44
2.2. APORTE INTELECTUAL DE MARIANO MORENO VALLE A LA CAUSA DE
LA INDEPENDENCIA 48
2.2.1 Representación de los Hacendados 49
2.2.2 Opinión del Representante del Real Consulado de Cádiz. 52
2.2.3 El Plan de Operaciones: Programa de la Revolución de Mayo 53
2.2.4 Valoración histórica de Mariano Moreno 54
2.3. APORTE IDEOLÓGICO DE JAIME DE ZUDÁÑEZ RAMÍREZ DE LA TORRE
55
2.3.1 El Catecismo Político Cristiano: Su Contenido 55
2.3.1.1 Pedro Godoy adultera el texto del Catecismo 58
2.3.1.2 Las primeras dudas sobre la paternidad del Catecismo 59
2.3.1.3 El Dr. Jaime de Zudáñez autor del Catecismo Político Cristiano 60
CAPÍTULO 3: ENFRENTAMIENTO ENTRE REALISTAS: LA GUERRA
DOMÉSTICA 62

3.1. ANTECEDENTES Y POSIBLE ORIGEN DEL CONFLICTO 63


3.2 REBELIÓN DE PEDRO ANTONIO OLAÑETA EN EL ALTO PERÚ. 65
3.2.1 Desarrollo de la campaña y enfrentamiento armado entre realistas 67
3.2.2 Cómo se Financiaba la Guerra: Sustracción de zurrones de plata 69
3.2.3 LA GUERRA DOMÉSTICA EN SANTA CRUZ Y MOXOS 70
3.3 Fin de la Guerra Doméstica y reinicio de hostilidades contra los libertadores 71

CAPÍTULO 4: BATALLAS FINALES, DECISIVAS Y TRIUNFO DE LOS


PATRIOTAS EN EL ALTO PERÚ 74

A modo de Introducción 74
4.1 EL INICIO DEL FIN: LA BATALLA DE JUNIN DERRUMBA LA MORAL DE
LOS COLONIALISTAS 75
4.2 DERROTA EN LA BATALLA DE AYACUCHO SEPULTA A LOS REALISTAS
76
4.2.1 Acciones militares 78
4.2.2 Histórica Capitulación de Ayacucho 79
4.3 LE LLEGA EL TURNO AL ALTO PERU: BATALLA DE TUMUSLA CAMBIA
SU SUERTE 81
4.3.1 Hechos registrados en el campo de batalla 81
4.3.2 Las deslealtades y defecciones de oficiales realistas precipitaron la derrota 87
4.3.3 Firma de la Capitulación de Tumusla 90
4.3.4 Consecuencias de Tumusla: Evacuaciòn y abandono del país de jefes y oficiales
93
4.3.5 Carlos Medinaceli Lizarazu, ¿un patriota olvidado? 94

CAPÍTULO 5: LA GOBERNACIÓN DE SANTA CRUZ AL MANDO DE


AGUILERA 96

5.1 VALLEGRANDE: SEDE DE LA GOBERNACIÓN DESDE 1822 97


5.2 EL CLERO CRUCEÑO EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA 99
5.3 PERIODO CONFUSO ENTRE DICIEMBRE 1824 Y FEBRERO 1825 101
5.3.1 El cruceño Juan Manuel Arias gobernador interino 101
5.3.2 ¿Fue Tomás Aguilera Gobernador de Santa Cruz?. No 102

CAPÍTULO 6: ACTOS DEFINITIVOS DE PROCLAMACIÓN DE


INDEPENDENCIA 103

6.1 LAS SUCESIVAS PROCLAMACIONES, FRUTO DE UN PLAN Y DE UN


ACUERDO 104
6.2 EL PRONUNCIAMIENTO EN VALLEGRANDE, ¿AL FIN CUANDO FUE? 108
6.2.1. Informe del Gral. Sucre y sus intentos por atraer a Aguilera a la causa patriota 109
6.2.2. Informe de un importante testigo del bando de Aguilera 112
6.2.3.- Testimonio del principal actor Cnl. Pedro José Antelo 113
6.2.4.- Apuntes de un cura realista 115
6.2.5.- Lo que dice el Gral. O`Connor y la fuga de Aguilera 115
6.2.6. Versión del historiador vallense y cura Melgar i Montaño 117
6.2.7 Los datos de Charles Arnade 118
6.2.8.- Versión de Sanabria Fernández y de Plácido Molina: 118
6.3 POSTERIOR SUBLEVACIÓN DE LAS TROPAS DE AGUILERA EN
VALLEGRANDE [3 DE ABRIL 1825] 121
6.3.1 Penas impuestas a los amotinados 125
6.3.2 Origen del error de fecha: 26 de enero 126
6.4 DEFINITIVO: EL PRONUNCIAMIENTO EN SANTA CRUZ FUE EL 15 DE
FEBRERO DE 1825 127
6.4.1 Importante documento histórico 128
6.5 PROCLAMACIÓN DE LA INDEPENDENCIA EN MOXOS 129
6.5.1 Respuesta de Villegas al Gobernador de Santa Cruz 131
6.6 EN CHIQUITOS PRIMERO SE PROCLAMÓ Y DESPUÉS SE DIO UN PASO
ATRÁS 132
6.7 LA TERQUEDAD Y EL INFAUSTO FINAL DE AGUILERA 133

CAPÍTULO 7: CONSTRUYENDO LA NUEVA REPUBLICA:


CONVOCATORIA A LA ASAMBLEA DELIBERANTE DE 1825
133

Introducción 134
7.1 LA CONVOCATORIA A LA PRIMERA ASAMBLEA 134
7.2 CONTENIDO DEL DECRETO DE 9 DE FEBRERO DE 1825 135
7.2.1 EL ORIGEN DEL DECRETO DE LA PAZ DE 9 DE FEBRERO 136
7.2.2 El Proyecto de Puno o Borrador del Mariscal Sucre 136
7.2.3 La Mano de Casimiro Olañeta en el nuevo texto del decreto de 9 de febrero 138
7.2.4 La Fuente en que se Inspiraron para Redactar la Parte Dispositiva 139
7.3 DESACUERDO Y DISGUSTO DE BOLÍVAR 143
7.3.1 La ley argentina era innecesaria, según historiador 148
7.4 INSTALACIÓN DE LA ASAMBLEA DELIBERANTE Y ANEXIÓN
[ADHESIÓN] DE SANTA CRUZ 149
7.4.1 Motivos de la inclusión de Santa Cruz con Diputados propios 151
7.5 ELECCIÓN DE DIPUTADOS POR SANTA CRUZ 153
7.5.1 Acta de elección de diputado por Moxos 153
7.5.2 Veto de Videla al Diputado de Moxos 154
7.5.3 Instrucciones del Cabildo a los diputados cruceños 155
7.6 OPCIONES DISCUTIDAS EN EL CONGRESO PARA DECIDIR EL DESTINO
DEL ALTO PERÚ 157
7.7 ¿FUERON CORRECTAS LAS DECISIONES DE 1825? 159
7.8 SOBERANÍA Y NUEVA REPÚBLICA 162
7.9 ASÍ NACIÓ BOLIVIA: TERRITORIO Y POBLACIÓN 162

APENDICES BIOGRAFICOS 167

1. PEFIL BIOGRÁFICO DE FRANCISCO XAVIER AGUILERA VARGAS 167


2. Perfil del Cnel. Manuel Fernando de Aramburú y Frías 168
3. Perfil Biogáfico de Bernardo Monteagudo Cáceres 170
4. Perfil Biográfico de Mariano Moreno Valle 172
5. Perfil Biográfico de Pedro Antonio de Olañeta Marquiegui 176
6. Perfil Biográfico de José Videla del Castillo 178
7. Perfil Biográfico de Jaime de Zudañez Ramírez de la Torrre 181
ANEXO DOCUMENTAL 187

BIBLIOGRAFÍA BÁSICA 206

PRÓLOGO

Al conmemorarse el Bicentenario del Primer Grito Libertario en Santa Cruz de la Sierra,


Jorge Hurtado Hervas nos da a conocer éste su primer trabajo histórico, intitulado “ASÍ
NACIO BOLIVIA. EL DIFÍCIL PROCESO DE TRANSICIÓN DE LA COLONIA A
LA REPÚBLICA”. Anteriormente su trabajo estuvo referido principalmente a echar
luces sobre un tema que fue y es fundamental para el desarrollo de Santa Cruz y Bolivia:
la Autonomía.

Pero antes de entrar en materia, permitame el lector dedicarle algunos párrafos al autor,
por considerar que ello permitirá conocer algunas facetas del investigador que nos
obsequia esta obra.

En primer término debo señalar que mi dilecto amigo Jorge Hurtado Hervas no es
ningún improvisado en el conocimiento de nuestra historia. Por el contrario ha estado
interesado en esta materia desde hace por lo menos veinte años, como que es poseedor
en Santa Cruz de la Sierra de uno de los Archivos y Biblioteca privada más importantes
de la región. Libros y papeles que he consultado frecuentemente, en el curso de algunas
de mis investigaciones históricas.

Po otra parte, el autor desde muy joven mostró honda procupación e inquietud por la
triste situación económica y social en que se hallaba sumida la ciudad y el departamento
de Santa Cruz. De tal manera, que ya profesional, volcó todos sus esfuerzos
intelectuales y humanos a pensar, planificar e impulsar el desarrollo de la patria chica,
desde aquel gran instrumento de desarrollo que ideó un grupo de esclarecidos cruceños
pioneros, la Autarquía Cruceña, léase el Comité de Obras Públicas de Santa Cruz, que
luego se transformaría en la Corporación Regional de Desarrollo de Santa Cruz
(CORDECRUZ), institución a la que consagró su empeño y dedicación durante toda su
vida profesional, ocupando distintos cargos a lo largo de más de 40 años de servicio, en
su mayor parte de gran responsabilidad administrativa, ejecutiva o de asesoramiento.

Después de ello y ya retirado a sus cuarteles de invierno, vuelca todo su empeño a la


investigación política e histórica regional, que culmina con la publicación de obras
señeras como son: la premonitora “AUTONOMÍAS YA! y el didáctico opúsculo
AUTONOMÍAS PARA UNIR BOLIVIA”.

Empero, mi amigo Jorge, desde mucho tiempo atrás, había mostrado preocupación por
los sucesos en Santa Cruz de la Sierra y Vallegrande, específicamente en oportunidad
del corto período de transición de colonia a república, inquietud temática que extendió
posteriormente al Alto Perú y a su proceso emancipador. Este libro es producto de
aquellas preocupaciones y el resultado de más de dos años de arduas y sostenidas
investigaciones.
Hoy tengo ante mi este nuevo documento, obra y producto intelectual que debo analizar
y presentar al amable lector, labor sin duda complicada y difícil, en razón de su temática
y de la novedosa información que nos ofrece, motivo por el cual pido de antemano
disculpas, por si no logro explicar con precisión y en pocas palabras algunas
circunstancias importantes, resaltando al mismo tiempo sus aspectos más destacados.

Comenzaré diciendo que Hurtado en este libro, ha conseguido articular y presentarnos


un cuadro bastante completo de la época en cuestión, y de los acontecimientos que
describe, logrando así dar a su trabajo de reconstrucción histórica una muy interesante
unidad. No hay duda que su mayor esfuerzo está dirigido a revisar y en su caso
rectificar una serie de distorsiones históricas que se vienen arrastrando, como por
ejemplo los casos de la batalla de Tumusla o las circunstancias y la fecha exacta del
apresamiento del Brigadier Aguilera y de la proclamación de la independencia en
Vallegrande.

En cuanto a la metodología que utilizaré para un mejor análisis, me he inclinado por


echar una mirada acuciosa y revisar cada uno de los siete capítulos que componen el
libro, en el estricto orden en que el historiador nos lo presenta.

Previamente debo también señalar, que el autor en los cuatro primeros capítulos, realiza
una revisión crítica de la historia del período pre-revolucionario y revolucionario del
Alto Perú. No sólo de los acontecimientos más destacados, sinó que además involucra a
los ideólogos y principales actores del proceso independentista de Charcas y del resto de
América Meridional, llegando en varios casos a delinear y articular sus perfiles
biográficos, lo cual permite mejor entender el tema.

En los tres siguientes capítulos, aborda temas novedosos que hacen a la historia de
Bolivia y de Santa Cruz, arrojando luces sobre algunos períodos confusos, como son el
proceso de elección y participación de los representantes cruceños a la Asamblea
Deliberante de 1825, pero de manera muy particular acerca del pronunciamiento de
Vallegrande, demostrando fehacientemente que éste no se produjo el 26 de enero, fecha
en que hoy conmemoran su aniversario los habitantes de esta provincia.

Pero entrando ya en materia, tengo que manifestar que Hurtado en el primer capítulo,
nos muestra y analiza con mucho criterio y profundidad, los principales antecedentes de
la lucha por la independencia en el Alto Perú.

En primera instancia se refiere al contexto europeo, y a la forma como según sus


expresiones “España nos enseña a pelear por su libertad”, sumergiéndose después en el
intrincado proceso que dio origen a los distintos gritos libertarios de esta parte del
Continente Americano, para luego detenerse en particular y con mayor detalle, en el
proceso pre-revolucionario de Chuquisaca y en los roles que jugaron en él la Academia
Carolina y la llamada Logia de las Dos Caras.

A continuación aborda los levantamientos indígenas del Inca José Gabriel Tupac Amaru
(Cusco), y el de Túpac Katari y Bartolina Sisa (La Paz), pasando además revista a las
insurrecciones de los indigenas de las tierras bajas del oriente, en su búsqueda
inclaudicable de la “Tierra sin Mal”, refiriendo especialmente a las de 1778, 1799 y
1810, como las principales, como así también a la conspiración de 1809 de los negros y
mulatos de Santa Cruz. de la Sierra.
En la preparación de éste y posteriores capítulos, es notorio que el autor, efectúa una
amplia revisión bibliográfica, que muy bien puede eximir de hacerlo a los responsables
de enseñar historia en los niveles superiores de educación, facilitando así enormemente
su trabajo.

Hurtado culmina el tratamiento del capítulo, insertando un interesante cuadro sinóptico,


en el que muestra los alcances contrapuestos de los proyectos que en la época
sustentaron los patriotas y los seguidores del rey.

El segundo capítulo, que por cierto es muy ilustrativo, lo consagra íntegramente al


pensamiento de tres de los ideólogos más prominentes de aquel magno acontecimiento,
tanto en Chuquisaca como en Buenos Aires: los argentinos Bernardo Monteagudo
Cáceres y Mariano Moreno Valle, y el chuquisaqueño Jaime Zudáñez Ramírez de la
Torre.

Sobre el particular, el autor nos regala una apretada y muy bien lograda síntesis sobre
los documentos más significativos, que salieron de las agudas plumas de esos preclaros
pensadores de la revolución del Alto Perú y de lo que más adelantes sería la Argentina,
escritos que Hurtado desagrega y analiza convenientemente, aquilatando sus alcances y
facilitando al lector su comprensión.

En el caso de Monteagudo – sin duda el máximo exponente de la sublevación de


Charcas y autor de la proclama que hizo a los paceños el 18 de agosto de 1809 -, se
ocupa de explicitar su afamado “Diálogo entre Atahualpa y Fernando VII en los
Campos Elíseos”, que en copias manuscritas circuló clandestinamente en medios
universitarios y revolucionarios. Documento que en su opinión “posee un caracter
fundacional, al modelar discursivamente un fermento social, dotándolo de argumentos
contundentes respecto de la necesidad de poner fin a la dominación colonial”.

Acerca de Mariano Moreno – elogiado por muchos autores que lo elevan a la categoría
de “máximo prócer civil”, pero que es también criticado ácidamente por otros-, pone en
contexto y centra su atención en dos de sus escritos más importantes: la Representación
de los Hacendados y Labradores y el Plan de Operciones, destacando que el primero
fue en su época, el informe económico más completo del Virreinato de Buenos Aires,
que se puede tomar como “un alegato teórico acerca de la libertad de comercio y un
ejemplo de las mentes más esclarecidas del Rio de la Plata”. Respecto al segundo,
rescata el concepto que constituye el verdadero programa de la Revolución de Mayo,
pues básicamente plantea la destrucción del absolutismo y la promoción del desarrollo
económico de la región a través de la expropiación de “las fortunas agigantadas” de
unos cuantos mineros del Alto Perú, opinión que posteriormente ha sido criticada por
algunas corrientes del pensamiento económico, a causa de su radicalidad.

Respecto al chuquisaqueño Jaime Zudáñez – uno de los artífices del alzamiento de La


Plata en mayo de 1809 -, resalta su aporte ideológico e intelectual contenido en una
serie de proclamas, pero de manera especial el documento que dio a conocer en Chile,
intitulado Catecismo Político Cristiano, que sirvió para inflamar la fe patriota e impulsó
la lucha de independencia en aquel y en otros paises de América. Hurtado, siguiendo a
varios historiadores, anota sobre este escrito que en un momento fue adulterado y se
pretendió escamotear la autoría, pero que al cabo de varios análisis de expertos, se llega
a identificar que la pluma redactora, no fue otra que la de Jaime Zudáñez.

El resultado más significativo del análisis que hace Hurtado sobre el particular, es el
rescate de los postulados más importantes que elucubraron aquellos ideólogos, que
permiten comprender de mejor forma los posteriores sucesos de la guerra de la
independencia, período que pese a los aportes intelectuales que se han venido haciendo,
como dijera alguna vez Alcides Arguedas, sigue siendo en buena parte “el más oscuro y
contradictorio de nuestra historia”.

El autor dedica el tercer capítulo, a dilucidar los aspectos más significativos de la lucha
intestina que dividió a las fuerzas realistas del Virreinato del Perú, y que finalmente
debilitó a los partidarios del rey y facilitó el triunfo de las armas patriotas, conflicto que
ha pasado a la posteridad con el nombre de Guerra Doméstica.

Al principio nos da a conocer los antecedentes y el origen aparente del enfrentamiento,


entre el General Pedro Antonio Olañeta y el Virrey José de la Serna, rebelión en la que
el citado general esgrime el argumento de ser “el defensor del trono español, pero en
franca desobediencia al gobierno constitucional del Virreinato”. Luego refiere el
desarrollo de la campaña de ambos contendientes, por un lado el General Jerónimo
Valdés de Noriega y Sierra, enviado del Virrey La Serna, y por el otro, el General
Olañeta Marquiegui, en la que el este militar se apodera de Chuquisaca y de la Real
Audiencia de la Plata, ciudad en la que acuñó una de sus famosas frases: “El cielo me ha
elegido para instrumento de esta empresa y estoy resuelto, con todos los de mi ejército,
a morir por Dios y la causa del Rey …”

Su ejército nos dice Hurtado, sumaba más de cinco mil hombres, una cifra similar a la
que tenía Valdéz, bandos que durante dos meses se enfrentan con distinta suerte en una
serie de combates, entre los que se destacan los de Tarabuquillo, Cazón, Cotagaitilla y
la Lava, que fue la última de aquellas acciones. Resalta al mismo tiempo, que mientras
se producen esos choques armados, el ejército al mando del Virrey La Serna,
“completamente debilitado”, es derrotado el 6 de agosto de 1824 por Bolívar en la
batalla de Junin. Posteriormente hace un interesante y muy bien documentado análisis,
sobre las consecuencias que tiene en Santa Cruz y Moxos aquella Guerra Doméstica,
causante de innumerables perjuicios en las fuerzas coloniales.

Inmediatamente presenta un acabado resumen, sobre la conclusión de aquel sonado


enfrentamiento interno, y el reinicio de las hostilidades en contra del ejército libertador
de Sucre y Bolívar.

En el capítulo cuarto, se refiere a las tres últimas batallas de la Guerra de la


Independencia, en las que salieron airosas y se cubrieron de gloria las armas patriotas,
sellando la emancipación del Alto Perú y América: Junín, Ayacucho y Tumusla.
Gracias a las dos primeras se independizó el Bajo Perú, y merced a la tercera, a tiempo
de “exterminar el último escollo de realismo español” en el Continente, fue liberado el
Alto Perú.

Hurtado es lapidario al indicar, que la batalla de Junín “derrumba la moral de los


colonialistas”, en tanto que la de Ayacucho “sepulta a los realistas”. En cuanto a
Tumusla, es sabido que varios historiadores han llegado a dudar de la ocurrencia del
combate, afirmando que fue solo una emboscada en la que se dio muerte a Olañeta por
la espalda, con el único tiro que se disparó en la acción. El autor echa por tierra estos
comentarios, demostrando documentalmente que fue una feroz batalla, en la que el
general realista absolutista enfrentó al Coronel Carlos Medinaceli, personaje que poco
antes había defeccionado y sublevado contra su autoridad.

Se ocupa también de los términos de la capitulación de Tumusla, documento que a raíz


de la muerte de Olañeta, firma el Coronel Medinaceli la noche del 1º de abril, con quien
asumió el mando de las fuerzas realistas, cuando agonizaba su comandante, el Coronel
Gregorio Michel. En virtud de dicha capitulación, varios oficiales realistas abandonaron
el Alto Perú y retornan a España por la vía de Salta.

Es importante destacar como lo hace el autor, que el resultado de aquella batalla, según
el general español Andrés García Camba, un importante actor de aquella guerra, fue que
“las tropas de Olañeta quedaron completamente deshechas, y la emancipación de la
América meridional definitivamente decidida”, constituyendo este hecho la finalización
de la Guerra de la Independencia y el paso a la conformación de un nuevo Estado.

Seguidamente apunta otros casos que sucedieron de célebres deslealtades y defecciones


de oficiales realistas, propiciados por militares patriotas de alto rango y hasta por el
mismísimo Bolívar y Sucre, actos nada santos que precipitaron la derrota de los
ejércitos del rey.

En el quinto capítulo, el autor centra su atención en la figura del Brigadier Francisco


Xavier Aguilera, cuando en su papel de lugarteniente del General Pedro Antonio de
Olañeta, controlaba el eje Vallegrande – Santa Cruz – Cochabamba, especialmente –
luego de su victoria en la batalla del Pari, en noviembre de 1816 -, durante el tiempo en
que ocupaba la gobernación de Santa Cruz.

Apunta a continuación, varios actos que han trascendido de su administración, que por
razones obvias tratan sobre algunas ejecuciones y embargos que ordena, como asímismo
menciona a los lugartenientes que se alternaron en el cargo de Gobernadores
Intendentes de Santa Cruz de la Sierra, mientras éste tenía su sede y permanecía en
Vallegrande o se ausentaba a “otros lugares donde las acciones de armas requerían su
presencia”, figurando entre ellos Anselmo de las Ribas, Gaspar Frontaura, José Llanos,
Manuel Fernando de Aramburú y Manuel José Justiniano Jiménez.

Dirige también su atención al comportamiento del clero cruceño durante la Guerra de la


Independencia, curas que según nos comenta, eran en su mayor parte simpatizantes de
la causa realista, y “aportaban voluntariamente de su propio peculio al sostenimiento de
las tropas realistas en armas”. Aunque en otras oportunidades, y “muy a menudo”,
Aguilera les imponía contribuciones forzosas, saliendo otras veces por los fueros de los
partidarios del rey, tal como lo prueban documentos inéditos que exhibe.

Ulteriormente escudriña en los meses de diciembre de 1824 a febrero de 1825, al que el


autor cataloga como “período confuso”, muy corto pero tan rico en historia, durante el
cual los patriotas desplazan a los realistas y se hacen cargo de la gobernación
intendencia de Santa Cruz, dando a conocer y analizando varias versiones, pasando
revista a los coroneles José Manuel Mercado y Tomás Aguilera, hermano del brigadier,
a Don Juan Manuel Arias, al Comandante colombiano Francisco María del Valle, y al
Coronel José Videla, después de lo cual aporta su visión, versión que sustenta
documentalmente, y que desarrolla en el punto que intitula, Definitivo: El
pronunciamiento en Santa Cruz fue el 15 de febrero de 1825.

En el capítulo sexto, Jorge Hurtado presenta temas bastante novedosos, cuyo aporte
introduce elementos que modifican la versión histórica tradicional hasta ahora conocida,
particularmente sobre la verdadera fecha del apresamiento de Aguilera y del
pronunciamiento de la independencia en Vallegrande.

En primer término, da a conocer un acuerdo que a fines de diciembre de 1824 negoció


en Talina una población ubicada entre Tarija y Potosí – el Copronel Medinaceli y otros
oficiales de Olañeta, con miembros del Ejército Libertador, acordando protagonizar al
año siguiente levantamientos en diferentes fechas, mostrándonos a continuación que el
plan se cumplió de acuerdo a lo previsto, comenzando el 9 de enero en la citada
población, donde se lleva a cabo la primera declaratoria de independencia, hecha por el
propio Medinaceli, a tiempo que anunciaba “la ruptura y alejamiento del General
Olañeta”. Este acontecimiento es seguido por los pronunciamientos de Cochabamba (16
de enero), La Paz (29 de enero), Cotagaita, capital de Chichas (1º de febrero),
Vallegrande (12 de febrero), Chuquisaca (22 de febrero) y Potosí (29 de marzo).

En una segunda parte de este capítulo, se ocupa de desmenuzar el levantamiento de


Vallegrande, en base a piezas documentales inéditas y a declaraciones testimoniales,
entre las que se destacan las del cura realista José Rafael Salvatierra i Chávez, del
patriota Coronel Pedro José Antelo, del igualmente cura realista Martin Mariano de
Carrillo i Baca, y del ayudante del Mariscal Sucre, Teniente Coronel Francisco Burdett
O`Connor, a las que suma las versiones de los historiadores Adrián Melgar i Montaño,
Charles Arnade, Plácido Molina Mostajo, Hernando Sanabria Fernández y José Luís
Roca, versiones que analiza críticamente.

El autor, fruto de todo lo anterior arriba a la siguiente conclusión: que tal alzamiento no
se produjo el 26 de enero, como hoy se celebra, sino que se produce en fecha 12 de
febrero, y que éste se “trató de un movimiento estrictamente militar e incruento, sin
participación popular”, ya que fueron tropas de Santa Cruz las que se constituyeron al
partido de Vallegrande – por entonces sede de la gobernación -, para deponer al
Brigadier Francisco Xavier de Agilera “y proclamar la independencia de la provincia”.

En la que llamo una tercera parte, da cuenta sobre un hecho muy poco conocido, la
insubordinación de las tropas adictas al Brigadier Aguilera, encabezada por un capitán,
un alférez y varios sargentos, que se produce el 3 de abril de 1825 en la ciudad de Jesús
i Montesclaros de los Caballeros, motín que vivando al rey, al General Olañeta y a
Buenos Aires y dando mueras a Colombia, posibilita se cometan “algunos desmanes” en
la capital del Valle Grande. Como consecuencia de ese motín mueren los gestores, que a
los pocos meses fueron pasados por las armas. Hurtado acerca de ese acontecimiento,
recurre a los relatos que hicieran el padre Adrián Melgar i Montaño y el Comandante
colombiano Francisco María del Valle, el principal damnificado del alzamiento, pues
según propias palabras, al ser buscado para asesinarlo, se vio obligado a huir y
esconderse.

Seguidamente aborda la independencia de Moxos, aportando una serie de documentos,


algunos inéditos y otros muy poco conocidos. Como asímismo a la de Chiquitos, sobre
la cual refiere que si bien ésta “primero se proclamó, luego se dio un paso atrás”, en
referencia a la anexión al Brasil que hace el que era su Gobernador, Coronel Sebastián
Ramos, citando al respecto algunos conceptos que acerca de la independencia de
Chiquitos hace Enrique de Gandía, en su polémico libro “Historia de Santa Cruz de la
Sierra una Nueva República en Sud América”, bastantes custionables desde mi punto de
vista.
Hurtado Hervas finaliza el capítulo, con un episodio sobre el que no existe una clara
explicación, desde el punto de vista de las motivaciones que pudo tener el Brigadier
Francisco Xavier Aguilera, para levantarse en Vallegrande el 26 de octubre de 1828,
empuñando ota vez las banderas del rey. Este tema es titulado por el autor: La
Terquedad y el Infausto Final de Aguilera.

El investigador que seguimos en el séptimo y último capítulo, se introduce con


propiedad y mucho tino en el intrincado laberinto de la creación de la república de
Bolivia, concluyendo la relación del complejo proceso de transición de la colonia al
nuevo Estado.

En una primera sección de este capítulo, analiza en detalle la convocatoria a la


Asamblea Deliberante de 1825, comenzando por comentar ampliamente y a la luz de
una nueva visión, el Decreto de Sucre de 9 de febrero y la mano de Casimiro Olañeta,
cuya intervención en la rectificación del proyecto, según nuestro autor, es
incontrovertible. Como asímismo el desacuerdo y disgusto que tuvo Bolívar por este
decreto, por temor a la reacción que podrían tener tanto el Virreinato de Buenos Aires
como el Congreso del Perú, atolladero que es salvado por el Congreso General
Constituyente de Buenos Aires, con la ley de 9 de mayo de 1825, “medida que allana el
camino del Alto Perú hacia la formación de un Estado independiente y soberano”, y
cuya ley en texto completo la incluye en la obra.

En una segunda sección, se refiere a la instalación de la Asamblea Deliberante en


Chuquisaca, examinando en detalle su composición y la opinión de diferentes autores
sobre la participación de los representantes de Santa Cruz, abordando a continuación las
causas que motivaron la inclusión con diputados propios del ahora departamento de
Santa Cruz, y un tema muy novedoso, la elección de los diputados cruceños, analizando
de manera especial la elección del representante por Moxos y el veto de Videla a la
persona que es elegida por ese partido.

La tercera sección del último capítulo, la dedica a analizar las opciones que se
discutieron en la Asamblea Deliberante, para decidir el destino político del Alto Perú,
pasando luego el autor a cuestionarse, si las decisiones de 1825 fueron o no correctas,
ya sean las de formar un nuevo Estado nacional, soberano e independiente, la elección
de un modelo unitario y concentrado o centralista, o si la incorporación de Santa Cruz a
la nueva república fue fraudulenta o en su defecto una adhesión voluntaria.

Hurtado culmina su obra con una cuarta sección, donde en un acabado resumen nos
muestra como nació Bolivia a la vida republicana, en cuanto a superficie territorial y a
población.

Pero no contento el autor con la copiosa información que proporciona en los siete
interesantes capítulos de su obra, nos regala un Apéndce Biográfico y un Anexo
Documental, muy ricos ambos, en los que realiza importantes aportes al conocimiento
de algunos personajes y de ciertos acontecimientos.

En primer término, arma y nos da a conocer el perfil de vida de notables personajes de


la historia, algunos de los cuales son ignorados o no han sido bien tratados por los
historiadores, tales como: Francisco Xavier de Aguilera Vargas, Manuel Fernando de
Aramburú y Frias, Bernardo Monteagudo Cáceres, Mariano Moreno Valle, Pedro
Antonio de Olañeta Marquiegui, José Videla del Castillo y Jaime de Zudáñez Ramírez
de la Torre.

En segundo lugar, anexa in extenso cinco importantes documentos históricos, a saber:


Respuesta del Claustro de la Universidad Mayor Real y Pontificia San Francisco Xavier
de Chuquisaca a la consulta del presidente de la Real Audiencia de Charcas Ramón
García de León y Pizarro acerca de las pretensiones de la infanta Carlota Joaquina de
Borbón; Carta del Comandante de Armas de Santa Cruz Coronel Pedro José Antelo al
Gobernador de Chiquitos; Carta del Mariscal Sucre al Brigadier Aguilera; Acta de
Elección de Diputados de Santa Cruz y Vallegrande; y Acta de Elección de Diputado
por Moxos.

A manera de corolario, tengo que manifestar que Hurtado Hervas con este libro, ilumina
y aclara con firmeza muchos de los acontecimientos que dieron lugar a la creación del
Estado boliviano, subsanando y rectificando algunos errores en que hasta ahora incurren
ciertos buscadores del pasado. En tal sentido, no tengo duda que la Bibliografía
Boliviana y Cruceña contará en adelante, con una obra de consulta de calidad y utilidad,
esclarecedora de una temática de significativa importancia, cual es la dilucidación de los
orígenes de la nacionalidad, tema que en este momento adquiere mayor relevancia, no
sólo por la conmemoración del Bicentenario del grito libertario cruceño, sino porque
responde a buena parte de los embates y cuestionamientos que actualmente se hacen a la
creación de Bolivia y al sistema republicano que cobró vida en aquellas horas cruciales.

Santa Cruz de la Sierra, 09 de septiembre de 2010

OSCAR TONELLI JUSTINIANO

Introducción General

Uno de los períodos más oscuros y controvertidos, dentro de la lucha por la


independencia emprendida por los pueblos que hoy forman parte de Bolivia y en cuyo
seno está incluída la vasta extensión de los territorios de Santa Cruz, Moxos y Chiquitos,
es el referido a la etapa final de esa lucha liberadora y a la dramática transición de
colonia a República. En este documento centramos la atención y analizamos el lapso
concreto comprendido entre enero de 1824 y agosto de 1825, lapso que es tratado con
algún detalle. En la literatura oficial existen muchos vacíos de información,
contradicciones y zonas nada claras en lo atinente a este crítico período. A ello hay que
añadir que muchos de los datos que manejan los historiadores y que tantas veces son
repetidos sin ninguna revisión o compulsa, resultan ser erróneos, lo que hace
distorsionar los hechos históricos. Por tanto, previo a cualquier análisis es necesario
depurar y rectificar la información histórica, pues de lo contrario es difícil arribar a
conclusiones acertadas.

Este trabajo tiene el propósito de responder a tres preguntas con respecto al surgimiento
de Bolivia como nación soberana. La primera dice relación con la inquietud de que si:
¿Fue correcta la decisión tomada en 1825 por los diputados de las cinco provincias
altoperuanas, de declararse independiente y formar un nuevo Estado libre?.

En la segunda se cuestiona si: ¿Fue correcto asumir la forma centralizada y unitaria de


gobierno?. Ambos temas, aunque son independientes, guardan cierta relación.

Y la tercera interrogante se refiere a si ¿Santa Cruz actuó acertadamente al adherirse a la


nueva república?

Con respecto a la primera pregunta, se concluye que la decisión de formar un nuevo


estado, independiente de Lima, Buenos Aires o de cualquier otra nación, tanto del viejo
como del nuevo mundo, fue correcta y acertada. La respuesta o conclusión a que se
llega para la segunda cuestión, también es positiva. Es decir, dadas las circunstancias de
la época fue necesario adoptar un modelo centralizado para dar inicio al funcionamiento
del nuevo Estado, pero ello no quiere decir que esa modalidad hubiera de ser aplicada
sin modificación por un periodo demasiado prolongado; peor indefinido.

Con relación a la tercera pregunta, consideramos que para responder corectamente, es


necesario un análisis más detenido y una amplia discusión, a fin de no caer en el terreno
de la especulación subjetiva. La información que se ofrece en este texto no es suficiente
para llegar a una conclusión contundente. Por tanto, desde nuestro punto de vista, la
anexión o adhesión de Santa Cruz a la nueva república es una asignatura pendiente de
análisis.

Con miras a dar respuesta a esas interrogantes, hemos querido, primero revisar los
hechos históricos con sentido crítico y paralelamente ir introduciendo correcciones y
rectificaciones a los hechos erróneamente tratados hasta ahora, basándonos en cada caso
y rigurosamente en la compulsa documental y su cita precisa. Para ello, hemos dividido
el presente trabajo en siete capítulos: El Capítulo I se refiere a los antecedentes de la
lucha por la independencia del Alto Perú, trata de las causas que motivaron la ruptura de
Hispoanoamérica con la metrópoli, sondea el pensamiento filosófico desentrañando la
ideología que guiaba el proceso de emancipación, identifica a los actores que
encabezaron la lucha; y analiza los intentos de la Princesa Carlota Joaquina de asumir el
control y el mando de las colonias en sustitución de su padre el Rey Carlos IV y de su
hermano Fernando VII, para anexionarlas al imperio portugués, sucesos éstos que
fueron el detonante que hizo estallar la insurrección en la ciudad de la Plata.
En este primer Capítulo se analiza también la actuación de Manuel José de Goyeneche
en su triple papel:

a) a favor de los franceses invasores de España,


b) como acreditado de la monarquía española y
c) como gestor de los intereses de la Princesa Carlota Joaquina.

Seguidamente se relata los hechos ocurridos el 25 de mayo de 1809, fecha memorable


en que se comenzó a escribir con sangre la nueva historia del continente americano, al
darse el primer grito de emancipación. Dicho grito fue secundado por varias ciudades,
entre otras, por: La Paz, Caracas, Buenos Aires, Cochabamba, y Santa Cruz el 24 de
septiembre de 1810.

Además de resumirse las principales causas o factores que dieron origen a tan
trascendental gesta, se destaca la intervención de Bonaparte en España ocurrida en
marzo 1808 que generó un vacío de poder en España, a raíz de la abdicación de los
reyes y la asunción de José I en reemplazo de ambos. Esta ausencia de autoridad, y el
hecho que la corona española se concentre en su problema interno, hizo que descuide
las colonias. Frente esta coyuntura, en Charcas se esgrime el argumento de que las
colonias americanas no pertenecen a España, sino al Rey de España, y estando éste
imposibilitado de gobernar, quedaba roto el vínculo de dependencia, y con ello los
americanos quedaban libres de elegir su propio gobierno. Este fue el argumento
conocido luego como el “Silogismo Altoperuano de Charcas”, que como todo silogismo,
estaba constituido de dos premisas y una conclusión, a saber.

Premisa mayor: el vasallaje colonial es atributo debido no a España sino a la persona del
legítimo rey borbónico de España.
Premisa menor: nuestro legítimo y recién jurado rey Fernando VII abdicó junto con toda
su familia borbónica de España.
Conclusión: la monarquía está legal y definitivamente acéfala por vacancia del trono.
Debe ser desobedecido el rey Bonaparte o cualquier otro que España quiera darse.
Deben cesar en sus funciones los actuales delegados y mandatarios de la extinta
autoridad soberana, y deben en este caso proveer por sí mismas las Provincias Altas a su
propio gobierno supremo..

Estos importantes acontecimientos registrados en Chuquisaca fueron precedidos por


reiterados actos de protesta y demostraciones de descontento en la población indígena,
tanto en la zona andina del Alto Perú, como en el oriente. Tupac Amaru proclamó la
independencia de América. Su rebelión fue el golpe más fuerte sufrido por el imperio
español, desde la invasión. En el Cusco, La Paz y otras ciudades del Alto Perú,
sucedieron sublevaciones encabezadas por los Amaru y los Catari; asimismo, las
sublevaciones de los guaraníes se extendieron desde Santa Cruz hasta Tarija. El cacique
indígena, capitán Cumbay se incorporó a la lucha de liberación, adhiriéndose a las
tropas argentinas, aportando más de dos mil indios para que ayudasen a pelear contra
los españoles. Esta fue, pues, la inquietud que mostraban los indígenas de la provincia
cruceña, ante la presencia del colonizador español.

Los negros esclavos y los indios tributarios de Santa Cruz tenían también como plan
asaltar la ciudad el 20 de agosto de 1809, pasando a degüello a “toda persona de cara
blanca”, plan que no se concretó al ser develado.
El Segundo Capítulo se detiene a analizar el aporte de tres importantes ideólogos cuyo
pensamiento tuvo gran influencia en los acontecimientos relacionados con la lucha por
la independencia: ellos son, en primer lugar Bernardo Monteagudo, quien escribió
varios documentos planteando la liberación del yugo colonial. Pero fue su “Diálogo
entre Atahualpa y Fernando VII en los Campos Elíseos” (1809) que inspiró a los
chuquisaqueños a iniciar la lucha, ya que este importante documento habría de aportar
ideas que contribuyeron a crear el clima insurreccional que desembocó en las revueltas
de Charcas y La Paz, en mayo y julio de 1809. Los temas acerca de los cuales versa el
diálogo son: el carácter de la conquista, sus causas políticas y religiosas y la
independencia de las colonias. El centro de la argumentación lo constituyen las
nociones de tiranía y obediencia forzada, frente a la de soberanía entendida como “la
libre, espontánea y deliberada voluntad de los pueblos en la cesión de sus derechos”

El segundo ideólogo que se aborda en este capítulo es el rioplatense Mariano Moreno


con expresa referencia a sus aportes denominados: Representación de los Hacendados y
Labradores y su Plan de Operaciones, documento este último que constituye el
verdadero programa de la Revolución. Veamos el primero de ambos:

La libertad de comercio era una necesidad sentida por los criollos de Buenos Aires, ya
que los españoles europeos mantenían el monopolio comercial, con el consiguiente
perjuicio para los criollos, ya que todas las mercaderías que llegaban al puerto de
Buenos Aires debían provenir de España. Moreno escribió entonces su célebre
Representación de los Hacendados… donde defiende la libertad de comercio.

El documento formulaba tres pedidos fundamentales:

 facultar a cualquier persona para el comercio, estuviera o no inscrita en la


matrícula;
 que no rigiesen los derechos de comisión impuestos por los comerciantes
monopolistas sino los que se pactaren libremente; y
 cobrar un 6% en concepto de derecho aduanero en lugar del 15 al 20% que estaba
en vigencia.

Este escrito, podemos tomarlo también como un alegato teórico acerca de la libertad de
comercio en forma general, constituyendo un ejemplo del pensamiento de las mentes
más esclarecidas del Río de la Plata, pues es considerado el informe económico más
completo de la época del virreinato.

Poco después, Moreno redacta el Plan de Operaciones en el que se ratifica el proyecto


latinoamericano, se plantea la destrucción del absolutismo en América y asimismo se
formula un proyecto insólito para esa época: que el Estado reemplace, a una burguesía
nacional inexistente, para promover el desarrollo económico. ¿A través de qué capitales?
A través de los recursos que se obtengan expropiando a los mineros del alto Perú, tal
como afirma Moreno, con argumentos actuales, “las fortunas agigantadas en pocos
individuos” … En el Plan de Operaciones, Moreno propuso promover una insurrección
en la Banda Oriental y en el Sur del Brasil, seguir fingiendo lealtad a Fernando VII para
ganar tiempo, y garantizar la neutralidad o el apoyo de Inglaterra y Portugal, expropiar
las riquezas de los españoles y destinar esos fondos a crear ingenios y fábricas, y
fortalecer la navegación.
El tercer ideólogo importante de la revolución a que luego nos referimos es el
chuquisaqueño Jaime Zudáñez, autor del Catecismo Político Cristiano, panfleto escrito
y difundido en Chile, considerado el primer documento de la historia de nuestras ideas
políticas. Surgió en un momento de ansiedad y transición y sus propósitos eran de
claridad meridiana: se esforzaba por difundir las doctrinas de la soberanía popular y
caracterizar con los más sombríos rasgos al régimen colonial, y hacía un llamado a la
altivez de los chilenos para constituir una Junta nacional de Gobierno.

Analiza los inconvenientes del gobierno monárquico, y traza algunas reminiscencias


históricas; combate la doctrina del derecho divino de los reyes, e insiste en que,
cualquiera que sea la forma de gobierno, toda la soberanía reside en el pueblo. Disuelto
el vínculo que unía a estas regiones con la España – agregaba el documento - ha llegado
el momento de constituir una Junta Provisional. Desconocía la autoridad del Consejo de
Regencia de España e Indias creado en enero de 1810, y hacía un llamado para convocar
un Cabildo abierto, con el objeto de hablar, acordar y decidir los destinos de Chile. Una
vez que habían desaparecido el inepto Gobernador y sus satélites. El Catecismo Político
Cristiano, por su forma literaria, por el vigor y la claridad del pensamiento, por la
manera concreta con que ha formulado las quejas de las colonias contra la dominación
española, y expresado los principios de libertad que inspiraron el movimiento
revolucionario, podría considerarse una obra maestra.

El tercer Capítulo aborda el conflicto suscitado dentro de las filas del ejército realista,
conocido como la “guerra doméstica”, generado a raíz del desconocimiento que hace el
Gral. Pedro Antonio de Olañeta a la autoridad del virrey Laserna, movimiento al que se
sumó el gobernador de Santa Cruz, Gral. Aguilera.

El estudio analiza los sucesos derivados de este enfrentamiento entre realistas,


confrontación que provocó la división en dos partes iguales de los ejércitos realistas, lo
cual hizo que se debiliten en forma considerable dichas fuerzas, a tal punto que facilitó
el triunfo del ejército patriota o libertador.

El Cuarto Capítulo se refiere a las tres últimas batallas decisivas que ponen fin a la
dominación española y sellan la independencia: la Batalla de Junin, la de Ayacucho y la
de Tumusla y además no se deja de mencionar la defección de los oficiales realistas.
Las dos primeras batallas se registraron en suelo peruano y la última en tierras
altoperuanas, cerca de Potosí.

La contundente victoria lograda por Antonio José de Sucre en la batalla de Ayacucho


obligó a los españoles a capitular y comprometerse por escrito a cesar la lucha y
reconocer la independencia de Perú. A raíz de esta derrota, La Serna y sus oficiales
abandonaron el país, emprendiendo su retorno a España, poniéndose fin a la guerra por
la independencia. Mientras que, la batalla de Tumusla, librada en territorio altoperuano,
puso punto final a la dominación española en nuestro territorio. Esta batalla se produjo
el 1 de abril de 1825 y consistió en el choque de las tropas del Gral. Olañeta contra el
contingente que se defeccionó de su ejército, al mando del Cnel. Carlos Medinaceli y
que culminó con la muerte de Olañeta. En la quebrada de Tumusla fue donde se trabó la
reñida accion que acabó con los días de Olañeta, al recibir éste una herida de muerte. La
tropa del citado general quedó completamente deshecha, y la emancipacion de la
América meridional definitivamente decidida.
Como consecuencia del triunfo patriota en Ayacucho, se produjo en territorio
altoperuano la defección de numerosos jefes realistas, quienes se pasaron al ejército
patriota. Es así que a fines de diciembre, entre los oficiales que se suman al bando de los
independentistas, está el jefe de Estado Mayor Realista, Francisco María del Valle,
quien posteriormente suministró valiosa información al mariscal Sucre, acerca de las
fuerzas y el plan de campaña del general Olañeta.

Otro caso de defección fue el del regimiento Dragones Americanos, al mando del
coronel José Martínez que se sublevó en Cochabamba. Otras defecciones fueron: El
comandante Tte. Cnel. Pedro Arraya, Cnel. Pedro José Antelo, Cnel. Francisco López,
Cnl. Anselmo de las Ribas, etc.

Seguidamente, el Quinto Capítulo trata sobre la gobernación de Santa Cruz a finales


de la guerra de la independencia, gobernación a cargo de Aguilera. Refiere los
atropellos cometidos por éste, a la vida e integridad física de sus adversarios y las
confiscaciones de bienes de propiedad de los patriotas. Aguilera jugó un papel
importante en la guerra doméstica, al ser el lugarteniente de Olañeta, el último baluarte
del realismo, motivo por el cual ponemos mayor atención a se accionar durante el
periodo comprendido entre 1824-25.

En 1816 el Gral. Aguilera asumió la gobernación de Santa Cruz, y estableció en 1822 su


cuartel general en Vallegrande. Posteriormente, en 1824, abrazó la causa absolutista del
Gral. Olañeta. Durante el tiempo que permanecía en Vallegrande, Aguilera nombraba a
sus lugartenientes como gobernadores intendentes de Santa Cruz. Entre ellos figuran
Anselmo de las Ribas, Gaspar Frontaura, José Llanos, Dr. Manuel José Justiniano
Jiménez y Manuel Fernando de Aramburú, quien fuera nombrado por Aguilera como
gobernador entre el 10 y el 13 de agosto 1824 Este coronel. argentino, al parecer el fue
el último gobernador realista en la ciudad de Santa Cruz.

El gobernador Aramburú exigía muy a menudo, por medio del obispo de Santa Cruz
contribuciones forzozas, al clero de su grey, para el sostenimento de la tropa.
Igualmente, la población en general era sometida contínuamente a este tipo de
exacciones..

Cuando se declaró la independencia en Santa Cruz el 15 de febrero de 1825, Juan


Manuel Arias ejercía el cargo de Gobernador de la Provincia, y fue el primero de los
jefes patriotas, que no solo presidió el pronunciamiento, sino que además lo hizo
secundar en Cordillera, Chiquitos y Moxos. Luego, cuando comenzó a regularizarse la
situación, vino a sustituirlo el Coronel José Videla, enviado por el Gral. Sucre con el
título de Presidente del Departamento, habiendo llegado Videla a Santa Cruz a fines de
marzo.

Se aclara en el texto que el Cnel. Tomás Aguilera, hermano de Francisco Xavier, fue
nombrado – en enero de 1825 - comandante de una guarnición de Santa Cruz y no
gobernador de la provincia.

El Sexto capítulo está dedicado al análisis del proceso de formación misma del nuevo
estado libre y soberano, comenzando con los diferentes pronunciamientos de
independencia que culminaron en Charcas en agosto de 1825, con la firma del acta de
independencia que dio nacimiento a la República. Se ve como paulatinamente los
desertores fueron plegándose al ejército libertador y proclamando la independencia en
los distintos partidos. Primero fue en Cochabamba el 16 de enero de 1825 con la
sublevación del escuadrón de caballería. Después el Tcnel. Pedro Arraya se encargó de
que Chayanta [norte de Potosí] jure la independencia.

El 24 de enero Sucre rechazó un intento de armisticio propuesto por Olañeta, y más bien
le propuso que una Asamblea decidiera el futuro de las provincias. Cinco días después,
el 29 de enero, el guerrillero José Miguel Lanza tomó la ciudad de La Paz y declaró la
independencia de las Provincias del Alto Perú. El Gral. Carlos Medinaceli, proclama la
independencia del Alto Perú en Cotagaita, el 1 de febrero y cinco días después el
mariscal Sucre a la cabeza del Ejército Libertador cruzó el río Desaguadero (límite con
el Perú) e ingresó en La Paz al día siguiente.

En Vallegrande, el 12 de febrero de 1825, tropas desplazadas de la ciudad de Santa Cruz


gestaron el pronunciamiento en adhesión a la independencia. El Batallón "Fernando
VII", se sublevó y depuso a Aguilera. Esta operación fue un movimiento estrictamente
militar, sin participación popular y estaba preparada para ser ejecutada aplicando la
fuerza, pero resultó incruenta. El error de fecha de la proclamación de la independencia
en Vallegrande, al tomarse el 26 de enero en lugar del 12 de febrero, tuvo su origen en
Urcullo, quien en 1855, da la siguiente versión: “El segundo batallón de Fernandinos,
deponiendo del mando a su jefe Aguilera en el Vallegrande, hizo el propio
pronunciamiento el día 26, que fue seguido por el coronel Mercado en la ciudad de
Santa Cruz….”

El golpe de mano ejecutado por milicias al mando de Antelo y del Cap. José Reyes
Oliva, sorprendió a Aguilera y fue obligado a dimitir. Dos meses después de esa acción,
el 3 de abril, se insurreccionan en Vallegrande las tropas que pertenecían antes a
Aguilera, con la intención de asesinar a jefes y oficiales patriotas. Los insurrectos
fueron ajusticiados por un Consejo de Guerra que emite su sentencia condenando a los
reos a penas de muerte; a ser degradados otros y a ser apaleados, otros más. A la pena
de muerte fueron condenados cinco oficiales, y también otros cinco a pena de muerte,
cuando sean aprehendidos, los prófugos de igual delito.

Finalmente, el 14 de octubre de 1828 – en plena vigencia de la República - Aguilera


encabeza un alzamiento en Vallegrande, pero es vencido por uno de sus ex-aliados
Anselmo de las Ribas. Es apresado y fusilado el 23 de noviembre en las cercanías de
Vallegrande. Este hecho ocurre después de tres años de que Aguilera no daba señales de
vida, apoderandose de la ciudad e intimando la rendición del prefecto Anselmo Ribas.
Después de un breve combate logró fugar ileso pero fue delatado y fusilado. Fue
enterrado “en el cementerio de la iglesia matriz”.

Y en el Séptimo y último Capítulo nos referimos al decreto de convocatoria a la


asamblea constitutiva de 9 de febrero de 1825, lanzado por el Mcal. Sucre; se analiza la
importancia que tuvo ese decreto, la posterior confusión de los historiadores al existir
dos textos; se pasa revista a la elección de los diputados cruceños, el mandato conferido
por el Cabildo a esos representantes, y la suscripción del Acta de Fundación de Bolivia.

El documento pone énfasis en los acontecimientos ocurridos en Santa Cruz, siendo uno
de los propósitos aclarar temas como el pronunciamiento de independencia en Santa
Cruz, y su participación en la formación de la república. En anexo se insertan sendos
perfiles biográficos de algunos personajes que actuaron en tales acontecimientos y
textos de documentos básicos que ayudan a comprender mejor el proceso vivido en este
período.

Justificación de la importancia del presente trabajo

Sin lugar a dudas, el nacimiento de Bolivia como república, fue un hecho que adquirió
trascendencia, no sólo en el ámbito interno dentro de los límites del antiguo territorio de
la Audiencia de Charcas, sinó en el concierto de las naciones americanas. Sin embargo,
este hecho de tanta importancia, ha sido objeto de un defectuoso tratamiento por parte
de los historiadores. Así mismo, tal suceso ha sido poco investigado y en muchos casos
los escritos se han basado en datos e información errónea o deficiente. Si eso es válido a
nivel nacional, peor resulta aún a nivel de nuestro departamento Santa Cruz. La escasez
de fuentes serias y confiables, la mala lectura de documentos coetáneos y la escasa
difusión o poco conocimiento de literatura histórica o papeles atinentes a estos temas,
hace que se venga copiando y repitiendo porfiadamente durante muchos años los
mismos errores.

Un hecho paradigmático que muy bien ilustra esta situación, es el referido a la


convocatoria a la asamblea de diputados de 1825. Han tenido que pasar más de 140 años
para que se aclare los entretelones y alcances del decreto dictado por el mariscal Sucre.
Y han tenido que ser dos historiadores extranjeros: uno argentino y el otro español,
quienes se encarguen de desenrededar los hilos que envolvían dicho enigma. Téngase
presente que en lo tocante a tan importante asunto, previamente participaron en su
tratamiento los más connotados historiadores nacionales, de la talla de René Moreno,
Vázquez Machicado, Alcides Arguedas, sin excluir al connotado historiador Charles
Arnade, profundo conocedor de nuestra historia y otros de no menor estatura.

Rectificar algunos de los tantos errores persistentes en nuestra historiografía: aclarar y


aportar luces que permita un mejor entendimiento de los hechos ocurridos en la historia
de la heroica guerra de la independencia del Alto Perú, ha sido una de las tareas que nos
propusimos con el emprendimiento de esta obra para así poder juzgar la actuación de los
diputados del 25 y concluir si actuaron acertadamente o no. En la medida en que sea
valorado nuestro esfuerzo y comprobados los aportes que intentamos hacer, se
aquilatará y justificará la importancia del presente trabajo.

Enfoque metodológico

El enfoque o método de investigación empleado en el presente trabajo es el deductivo o


no inductivo, ya que nos basamos en datos recogidos de fuentes secundarias, tales como
libros, tesis, folletos, manuscritos, actas, etc. sin hacer ningún trabajo de campo o
efectuar trabajos de observación.

Sin embargo, se ha tenido el cuidado de usar fuentes altamente confiables, documentos


inéditos en algunos casos o pocos difundidos en otros. Además, nos hemos esforzado en
leer los documentos utilizados por otros autores con otra óptica, tratando de encontrar
nuevas situaciones, por cuanto lo hacemos con espíritu y ánimo revisionista.
Este escrito puede ser considerado como un ensayo expositivo con algunos rasgos
argumentativos, pero más que todo debe tomarselo como ha sido la intención del autor:
un reportaje periodístico o narración de hechos históricos, simulando a los autores
[historiadores o actores] como siendo entrevistados por el autor. Tiene traza de ensayo
por cuanto está formado por los tres principales componentes de este género:
introducción en la cual se plantea la hipótesis, desarrollo del tema aportando
argumetación y finalmente arribando a conclusiones.

Santa Cruz, mayo de 2010

Jorge Hurtado Hervas

ASÍ NACIO BOLIVIA


Resumen y Conclusiones

A. RESUMEN GENERAL

1.- Antecedentes

a.- Los levantamientos indígenas

Mucho antes de las sublevaciones de 1809, todo el altiplano en lo que hoy es Bolivia, se
hallaba convulsionado con sublevaciones indígenas contra tantos años de abusos
españoles.. En las principales ciudades como Potosí, Charcas, y La Paz sonaban los
pututus anunciando el levantamiento indígena. Las sublevaciones indígenas fueron
precursoras de la lucha por la independencia altoperuana pues tuvieron una fuerte
influencia en ella. Por tanto, entre las principales se debe citar:

La sublevación de Chayanta - provincia de Potosí, agosto de 1780 - encabezada


por los Katari;
la de Tinta [Cusco, Perú] iniciada en noviembre por el Inca José Gabriel Túpac
Amaru,
la de la Villa de Oruro del 10 de Febrero de 1781
la de La Paz, por Julián Apaza [Túpac Katari] y su mujer Bartolina Sisa de 1781.

La vida en los pueblos de la colonia era cada vez mas insoportable para los naturales,
motivo por el cual los indígenas se sublevaban. El corregidor de Chayanta, Joaquín
Alos y Bru, inició una verdadera expoliación a los indígenas de aquella provincia,
aumentando el tributo que debían pagar. El cacique de Macha, Tomas Katari, fue a
Potosí y a Chuquisaca a reclamar por el aumento del tributo real, pero sus reclamos
fueron inútiles.

José Gabriel Condorcanqui o Túpac Amaru II fue una figura que sobresalió entre todos
los caudillos indígenas. En 1780 convocó a los americanos a sumarse a su lucha contra
la usurpación europea. Su revolución tenía como objetivos acabar con la mita, con el
tributo indigenal, con el reparto mercantil y con toda pensión a la que estaban sometidos
los indígenas. Para ello, era necesario cambiar de gobierno y restaurar el Incario,
convocando a 100.000 americanos originarios en contra del poder español y
proclamando la independencia de América. Su rebelión fue el golpe más fuerte sufrido
por el imperio español, desde la invasión a América, pues este territorio estuvo a punto
de ser perdido. La sublevación del Cusco se extendió por todo el territorio de los Andes,
convirtiéndose en una rebelión general.

En territorio cruceño, en 1778 surge en Mazavi [Cordillera] un “dios fingido”, y un


llamado “rey Inga”, que incitaba a la recuperación de sus propios “caudales”. Esa
invocación mesiánica nacía del malestar del pueblo guaraní y chané. Posteriormente por
los años de 1799, en la zona de Isosog, la contienda se volvió acérrima. Después de
haber destruido las misiones, Saypurú y su fuerte fue atacado por los kereimba. Al año
siguiente el gobernador Viedma entraba con un ejército de 2000 vallegrandinos y
cruceños. Después de una corta victoria Viedma retiró las tropas y los insurgentes
aprovecharon para declarar la suya, mostrando las cabezas de los dos capitanes: José
Buceta y Manuel Terrazas.

Guaricaya – otro caudillo indígena guaraní - formó parte de la resistencia a la


dominación colonial, y fue encarcelado en los Sauces. Por último, otro cacique indígena,
el capitán Cumbay se incorporó a la lucha de liberación en Potosí, adhiriéndose a las
tropas del general Belgrano, a quien le ofreció el apoyo de 2000 indios para pelear
contra los españoles. En 1814, Cumbay se halla combatiendo al lado de los guerrilleros
Padilla y Cárdenas. Esta fue la inquietud que mostraban los indígenas de la provincia
cruceña, ante la presencia del colonizador español, sumando su aporte a los esfuerzos de
emancipación del territorio que hoy es Bolivia.

b) Y luego … la conspiración de los negros y mulatos

Por su parte, los negros esclavos y los indios tributarios de Santa Cruz tenían como plan
asaltar la ciudad el 20 de agosto de 1809, pasando a degüello a “toda persona de cara
blanca”. Causa: ocultación por las autoridades españolas de una real orden mediante la
cual los esclavos debían quedar libres de servidumbre y los indígenas tributarios, del
tributo. El mulato Franciscote, esclavo de José Salvatierra era el jefe y comandante de
los negros fugados de Brasil. Este sentimiento de rebeldía se agravó poco antes de la
celebración de San Lorenzo al haber sido azotado públicamente el indígena Antonio.
Este suceso impactó a las capas oprimidas que habían presenciado la condena, por lo
que un reducido grupo de negros esclavos e indios, hizo causa común repudiaron estos
hechos.

Al parecer, esto ocurrió el 15 de agosto de 1809, cuando se descubrió en Santa Cruz una
conspiración para establecer un plan de gobierno semejante a los de Chuquisaca y La
Paz. El movimiento fué sofocado y once negros fueron remitidos a la Audiencia de
Charcas. Los alcances del plan incluía ejecutar al Ministro de la Caja Real, a los
alcaldes, al Comandante Militar, al Subdelegado y a todo súbdito español. Después de
ocupar la plaza se apoderarían de la ciudad. Antonio Vicente Seoane figura como
testigo en la sumaria secreta que levantó la Audiencia. Al parecer, lo sucedido el 24 de
septiembre de 1810 fue una consecuencia de este intento subversivo, que perseguía
abolir la esclavitud y eliminar los tributos indigenales.

c.- El contexto externo: Los problemas internos en España

La invasión de Napoleón a España, es un dato fundamental que debe tenerse en cuenta


en el análisis de los acontecimientos en hispanoamerica. Las abdicaciones de Carlos IV
y Fernando VII a favor de Napoleón Bonaparte, y la entrega del trono español de éste a
su hermano José, tuvieron repercusión en las colonias. La promulgación de la
Constitución de 1808, que reconocía la autonomía de las provincias americanas y las
pretensiones de Napoleón de reinar sobre aquellos territorios, son también elementos
básicos para entender los orígenes de los movimientos de emancipación. Napoleón erró
al creer que la debilidad de la monarquía española, le facilitaría sus planes, ya que el
pueblo español no estaba dispuesto a aceptar la presencia francesa en su suelo.

c.1 Las abdicaciones sucesivas de los reyes Carlos IV y Fernando VII

Al producirse las sucesivas abdicaciones de los reyes a favor de Napoleón, la corona


española entró en un período de crisis de poder. En 1808 la familia real pretendió
embarcarse hacia América, como ya lo había hecho la familia real de los Braganza de
Portugal. El 19 de marzo de 1808 Carlos IV abdica en su hijo Fernando convirtiéndolo
en el rey Fernando VII. El 23 de marzo, entraban a Madrid las tropas de Napoleón para
ocupar la península ibérica. Esta entrada creó un denso clima de inquietud en la
población. Napoleón llamó a Bayona a los dos reyes con el pretexto de mediar en la
resolución del conflicto que se había producido entre el padre y el hijo. En Bayona
Napoleón obligó a que Fernando VII renunciase a la Corona y reconociese a su padre
como rey legítimo, sin saber que éste había ya cedido sus derechos al emperador de
Francia. De esta forma, Napoleón quedaba dueño deese país, nombrando á su hermano
José, rey de España.

Napoleón no había previsto la reacción del pueblo español. El 2 de mayo en Madrid, el


pueblo se levantó en armas contra las tropas francesas. Aquella jornada fue el comienzo
de una guerra de resistencia que ocasioonaría quebrantos a Napoleón.

2.- Los gritos emancipatorios

Chuquisaca
La Paz, el 16 de julio de 1809
La Real Audiencia de Quito, el 10 de agosto de 1809;
Buenos Aires, se revela el 25 de Mayo de 1810
Cochabamba el 14 de septiembre de 1810,
Santa Cruz el 24 de septiembre de ese mismo año.

3.- Causas, ideología, actores: El sustrato ideológico


Las fuentes de inspiración de los ideólogos de la revolución americana fueron variadas.
Entre las principales tenemos: la independencia de Estados Unidos, la Revolución
Francesa, la filosofía escolástica de Tomás de Aquino y la corriente liberal de
pensadores españoles. Unos dan gran importancia a la revolución norteamericana como
fuente de inspiración ideológica, señalando que la revolución francesa fue consecuencia
inmediata de la revolución norteamericana. Para otros autores, el impacto ideológico de
la Revolución Francesa fue importante y, en menor grado, el de la independencia
norteamericana. Las ideas que alimentaron estos procesos y germinadas sobre la base de
las tesis escolásticas españolas sobre soberanía popular fueron un estímulo en la
gestación de la idea de independencia.

En cambio, Gandía afirma que la filosofía francesa "no tuvo, en América, la más
insignificante influencia". "Si sus libros llegaban y eran leídos por contadísimas
personas todas de una indiscutible fidelidad al imperio hispanoamericano, era por
curiosidad o pasatiempo..." Gandía afirma luego que fueron las ideas liberales las que
dieron origen a la independencia de Estados Unidos, a la Revolución Francesa y a la
guerra civil hispanoamericana. Vicente Sierra también ha señalado como fuentes de la
revolución americana las tesis escolásticas españolas sobre la soberanía popular,
enseñadas en las universidades americanas. Halperín Donghi trata de la influencia de la
tradición política española en la ideología revolucionaria de Mayo. Menciona en ella
como primordiales las interpretaciones de los historiadores Ricardo Levene y Manuel
Giménez Fernández, quien sostiene que la revolución hispanoamericana es una
resurrección de concepciones políticas de la Castilla medieval, persistentes en América
cuando ya habían sido derrotadas en España.

Inspirados en algunas o en muchas de estas fuentes, en Charcas circularon en forma


subrepticia documentos elaborados por los intelectuales de esa época, entre los que se
destacaron Monteagudo y Jaime Zudáñez con su “Diálogo entre Atahualpa y Fernando
VII ...” el primero y su Catecismo Político, el segundo.

4.- La lucha armada: principales batallas finales y decisivas

La lucha armada contra la dominación española fue larga y dolorosa. Fueron muchas las
batallas que se registraron, pero solo nos referimos a las tres últimas, por ser las mas
importantes y decisivas: Junin, Ayacucho y Tumusla. Esas batallas se produjeron en la
fase final de la guerra en las que salieron triunfantes las armas patriotas y fueron
decisivas para sellar la anhelada emancipación del Alto Perú. Dos de ellas tuvieron por
escenario el Bajo Perú: La primera de éstas fue la batalla de Junin, comandada por
Bolívar. La de Tumusla – la última - se registró el 1 de abril de 1825, chocando las
tropas del Gral. Olañeta contra el contingente que se defeccionó de su ejército, al mando
del Cnel. Medinaceli y que culminó con la muerte de Olañeta, quedando su tropa
completamente deshecha. Como consecuencia del triunfo de los independentistas en
esta batalla, el territorio de la Audiencia de Charcas quedó definitivamente liberado del
dominio español. Su sobrino - Casimiro Olañeta - jugó un importante papel en el
ámbito político y Medinaceli fue un actor decisivo en el campo militar.

5.- La guerra doméstica

En la etapa avanzada de la lucha emancipatoria, surge la denominada “guerra


doméstica” que consistió en un enfrentamiento en territorio altoperuano entre los
realistas que se hallaban divididos en dos bandos: los constitucionalistas y los
absolutistas. Este enfrentamiento armado debilitó a las fuerzas adictas al rey y facilitó el
triunfo de los patriotas en las batallas antes mencionadas. La escisión entre los realistas
de Perú fue consecuencia de que España estaba dividida en dos grandes fracciones
políticas: el liberal y el absolutista.

Pedro Antonio Olañeta, jefe absolutista del Alto Perú terminó enfrentándose con el
virrey del Perú y se sublevó con su ejército, declarándose defensor del trono español,
pero en franca desobediencia al gobierno “constitucional” de ese Virreinato. Como
consecuencia de la guerra doméstica los realistas perdieron la mitad de su ejército, lo
que significó el descalabro de las armas del rey y el fin de la dominación española.

6.- Deserción masiva de los realistas

A fines de diciembre de 1824, los seguidores de Olañeta habían concertado el rol de


proclamas y Medinaceli se encarga de anunciar al mariscal Sucre que, proclamará la
Independencia en varios lugares, entre ellos en Valle Grande el 26 de enero y en
Cotagaita el 1º de febrero. Esta fecha del 26 de enero fue tomada por Urcullo y repetida
por los historiadores, como si hubiese ocurrido en la realidad. La ciudad de Santa Cruz
se pronunció por la independencia el 15 y Chuquisaca el 22 de febrero. Al irse
plegándo los desertores realistas al ejército libertador, proceden a proclamar la
independencia en los centros mas importantes.

7.- Formación de la nueva República llamada Bolivia

a.- convocatoria a asamblea de diputados

El 9 de febrero el mariscal Sucre dictó el decreto de convocatoria a la asamblea


deliberante, y establecía la forma en que serían elegidos los 54 diputados de las cinco
provincias. Cada diputado debía tener mayoría absoluta de votos. Debían ser mayores
de veinticinco años, residentes del partido (provincia) por 4 años, adictos a la causa de
la independencia y con un ingreso anual de 800 pesos. Además, debían poseer un buen
concepto público y de moralidad probada. Fueron 48 los representantes que asistieron a
la asamblea, habiendo perdido Santa Cruz 3 de los cinco curules a que tenía derecho.

Bolívar, receloso por las actitudes que asumirían tanto Buenos Aires como Perú ante la
decisión de Sucre, inicialmente se pronunció en contra de la instalación de la Asamblea.
Sin embargo, el Congreso argentino, el 9 de mayo emite una ley que deja en plena
libertad a las provincias altas para que dispongan de su suerte. Como consecuencia de
esta ley el Libertador refrenda la convocatoria a la Asamblea.

b.- temas de deliberación o decisión

Las posiciones que se debatieron en la asamblea fundacional del Alto Perú, fueron las
siguientes:

• la independencia absoluta,
• la anexión a la Argentina y
• la independencia con respecto al poder español y anexión al Perú.
Los Diputados votaron en tres etapas, en el siguiente orden: Primero se consideró la
incorporación a Perú, en segundo lugar, la incorporación a las provincias del Río de La
Plata, y finalmente se votó para convertirse en estado soberano. Aprobada la
independencia y formación de un nuevo Estado por unanimidad, se procedió a la
aprobación del Acta de Independencia la cual expresaba el anhelo de los asambleístas.

8.- Participación de Santa Cruz en la formación de la bolivianidad

La provincia de Santa Cruz, solamente eligió tres diputados: uno por el Cercado o
capital (Antonio Vicente Seoane), otro por Vallegrande (Vicente Caballero), y un
tercero en representación de Moxos que recayó en el cura Felipe Santiago Cortéz, quien
fue impugnado por el prefecto Videla y finalmente vetado por la Asamblea. Chiquitos
no pudo elegir por cuanto su territorio estaba ocupado por fuerzas portuguesas.
Cordillera tampoco lo hizo al no existir en ese partido gente suficiente que reúna los
requisitos de electores y elegidos, pues la gran mayoría eran neófitos. La municipalidad
de Santa Cruz emitió una instrucción a los diputados electos de esta ciudad y de
Vallegrande, disponiendo que soliciten en el congreso lo que sea mas conveniente y
beneficioso a esta provincia. El diputado Seoane recién se integró a la Asamblea el 6 de
agosto, pronunciándose por la independencia de Charcas. Vicente Caballero, se
incorporó el 9 del mismo mes y firmó el acta de independencia con fecha 6. Caballero
también se pronunció a favor de la resolución tomada sobre la independencia soberana
de las provincias del Alto Perú.

Enrique de Gandía sostiene que la anexión de Santa Cruz a Bolivia se hizo sin contar
con la voluntad del pueblo cruceño, como resultado de un verdadero fraude. El
Gobierno de Chiquitos – añade - tampoco debió formar parte de Bolivia, puesto que no
sólo no se halló representado en el Congreso de Chuquisaca, sino que en abril de 1825
se anexó al Imperio del Brasil.

B. CONCLUSIONES

Los esfuerzos de los pueblos peruanos y altoperuanos para emanciparse de la metrópoli


española y dejar de ser colonias, resultaron arduos, sangrientos y prolongados en el
tiempo. Esa lucha sin embargo, no fue un producto del azar, sinó el resultado de un plan
elaborado por la intelectualidad de Charcas, que luego se propagó por el resto de
hispanoamérica. Fueron los doctores de Chuquisaca quienes aportaron los fundamentos
ideológicos y los argumentos jurídicos-legales en los que se sustentó la reivindicación y
sobre cuyos cimientos se erigieron los nuevos estados soberanos. Esos doctores,
inspirados en las corrientes revolucionarias de Estados Unidos y Europa, concibieron y
llevaron a cabo el plan de emanciparse de España y dar por terminadas las relaciones
coloniales imperantes en la época. Tales ideas libertarias se extendieron rápidamente
por casi todo el territorio de América. “El mundo sabe que el Alto-Perú ha sido, en el
continente de América, el ara adonde se vertió la primera sangre de los libres, y la tierra
donde ecsiste la tumba del último de los tiranos”, tal cual reza el magno documento
denominado “Acta de la Independencia”.

Las causas que dieron motivo a dicho movimiento fueron diversas, pudiendo
mencionarse entre las principales el trato discriminatorio y despótico y los abusos
cometidos por los peninsulares contra los originarios y criollos de América. A ello hay
que añadir la formación de una clase criolla de comerciantes y una casta detentadora de
los recursos naturales que le confirieron poder económico y que viene a contraponerse
al poder político ejercido por los españoles.

Otro factor detonante de la insurrección fue el vacío de poder que se suscitó en España,
como consecuencia de la abdicación de los reyes, tras la invasión napoleónica y la
imposición de José Bonaparte como monarca. La formación de guerrillas en suelo
español en defensa de su soberanía, con el propósito de expulsar al invasor, resultó ser
una eficaz forma de lucha que fue replicada en América, método que condujo
finalmente al triunfo de las armas patriotas, no obstante la gran desventaja material en
que se encontraban los guerrilleros de la independencia.

Finalmente la división en dos partidos políticos: el liberal y el absolutista producida en


España, provocó también la división entre los realistas de Perú, hecho que repercutió
con mayor intensidad en el Alto Perú y que facilitó la conclusión de la guerra. Fue así
que el caudillo militar Pedro Antonio Olañeta, incitado por sus asesores y ayudantes,
desconoció la autoridad del Virrey del Perú, lo cual provocó un enfrentamiento armado
que socavó el poderío de las tropas realistas e hizo posible los triunfos de los patriotas
en las batallas decisivas de Junin y Ayacucho.

Durante los meses finales del conflicto, la intensidad y frecuencia de las batallas entre
patriotas y realistas mostró una sustancial disminución, incrementándose más bien los
enfrentamientos armados en las propias filas antagónicas del rey. Además, jefes y
oficiales adictos a la monarquía se fueron sumando al ejército patriota.

Una vez que se impusieron las fuerzas de los independentistas, obligando a los
partidarios del rey a abandonar el territorio peruano y sepultado el regimen colonial, el
Alto Perú se vio enfrentado a una importante disyuntiva: formar un nuevo Estado libre y
soberano, o anexarse a uno de los nuevos Estados: Buenos Aires o Perú. Ya sabemos
cual fue el desenlace y la decisión que tomaron los diputados reunidos en Chuquisaca
en 1825.

El objetivo del presente trabajo es el de determinar si el nacimiento del nuevo Estado o


república que lleva hoy por nombre Bolivia, fue acertado y si la decisión de los padres
de la Patria fue correcta. Como objetivo derivado se averigua también si la formación u
organización del nuevo Estado como unitario, centralista y concentrado fue la decisión
más correcta, o si debió adoptar otra forma.

En ambos casos, la conclusión es positiva, es decir, la decisión adoptada por los


diputados o representantes de las cinco provincias altoperuanas, fue la más acertada.
Fue correcta.

Una tercera pregunta – al parecer también derivada de las dos anteriores, pero con otras
connotaciones – se refiere a si la posición adoptada por los diputados cruceños elegidos
en sus respectivos partidos, fue acertada o si debían haber planteado la formación de un
Estado propio, también independiente o anexarse a otro. Lamentablemente la
información utilizada en este análisis no permite concluir ni emitir una opinión serena
sobre tan delicado tema.

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