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Por: María Lourdes Dávila

Hace poco llegó a mi consultorio, visiblemente angustiada y desesperada, la


madre de una de mis pacientes, cuya hija de 12 anos de edad, es victima del
bullying o matoneo. Me dijo que no sabe qué hacer con la situación que vive su
hija en el colegio. Y, llorando, sin tener ninguna pista de cómo debería actuar,
afirmó que su hija ha sido víctima del matoneo desde hace aproximadamente un
año. El último episodio ocurrió cuando unas compañeras del curso le cortaron el
pelo durante el receso y le escribieron signos obscenos en su cuerpo.
Actualmente, la niña se niega a ir al colegio, no quiere dormir sola y ha disminuido
su apetito.

Por su parte, la institución educativa no ha asumido ninguna responsabilidad por


dicho acto, ya que, de acuerdo a profesores y directivos, nadie presenció la
agresión. Si los colegios no ejecutan ninguna acción ni ninguna reprimenda contra
los matones, ¿cómo podremos prevenir el  y las devastadoras
consecuencias que produce en las víctimas?

Este episodio es solo uno de los millones de casos que se viven diariamente en el
mundo; el  no solo se limita al ámbito escolar, sino también al laboral, al
social y al familiar. Es un vínculo destructivo que se da en forma verbal, física,
social o sicológica. Se presenta en cualquier rango de edad, y su único objetivo es
generar ansiedad, dolor y sufrimiento.

El matón o agresor es la parte activa de la relación; es un individuo que tiene


como objeto herir, mortificar y humillar a su víctima. La mayoría de las veces, el
matón no actúa solo, sino que cuenta con un grupo de  o espectadores, que
se vuelven cómplices de sus actos, e, incluso, pueden llegar a sentir admiración y
hasta temor hacia este.
Muchos ignoramos que el matón requiere del matoneado para sentirse fuerte y
seguro. El matoneado, a su vez, se convierte en depositario de todas las
debilidades del agresor, quien, así, mantiene su autoestima y su seguridad. Es
bastante común encontrar que el matoneado es una persona poseedora de
talentos, habilidades y cualidades que, de una u otra forma, han despertado la
envidia del agresor. Este último demerita y se burla de esas capacidades porque,
en realidad, no las tiene y quiere apropiárselas. Desde luego, dicho proceso se da
de manera inconsciente.

Pisotear la autoestima de sus víctimas fortalece la propia.

Por otro lado, el matoneado, o parte pasiva de la relación, es la víctima, y,


desafortunadamente, es en quien se genera mayor sufrimiento y daños
sicológicos, irreversibles y supremamente dolorosos. Por lo general, los
matoneados ya han sido víctimas de agresión y violencia; son seres indefensos
que generalmente se aíslan del mundo, ya que todo su entorno se vuelve
peligroso.

No existe ningún tratamiento o técnica que tenga como objetivo erradicar el


 aunque hay técnicas de prevención para que esto no ocurra. Como
padres, profesores y compañeros podemos implementar acciones que de alguna
manera disminuyan la posibilidad de que esta violencia siga ocurriendo.

Ante la víctima, es necesario dar incondicionalmente apoyo, seguridad y


compañía. Debemos reforzarle su autoestima elogiando sus capacidades
personales, y animarla a que haga amistades fuera del colegio. Es necesario
mantener una comunicación fluida con la institución donde se produce la violencia,
y cerciorarse de que esté alerta ante la situación y de que ponga en práctica
acciones para reprender a los victimarios. Esto es importante, ya que así la víctima
irá adquiriendo esperanza e ilusión ante los cambios que se están dando en su
entorno.
Con respecto al agresor, es importante actuar con urgencia y firmeza, dejando en
claro que su conducta no es aceptable; demostrarle que dicho comportamiento no
lo vuelve más poderoso y temido como piensa, sino que, por el contrario, lo hace
lucir como un ser humano inseguro, que se aprovecha de los mas débiles con el
fin de satisfacer necesidades sicológicas no satisfechas.

Por último, me dirijo a quienes viven en un ambiente de temor e injusticia creyendo


en la ³ley del más fuerte´, convencidos de que si hablan o dan aviso a las
autoridades de la situación de extrema violencia que padecen o presencian van a
convertirse en nuevas víctimas de los agresores. Esto no debería ser así: como
espectadores, no debemos ser pasivos, sino, más bien, dejar a un lado temores y
ansiedades, y quejarnos, denunciar y condenar las conductas de matoneo.

RECUADRO 1

Dentro de los síntomas que pueden indicar si una persona es victima del bullying
se encuentran:

Y Grandes Inseguridades

Y Cambios de Conducta

Y Baja Autoestima

Y Dificultad para hacer amigos

Y Variaciones de ánimo

Y Problemas Escolares o Laborales

Y Aparición de síntomas físicos


Recuadro 2

Es necesario deshacernos de ciertos mitos y creencias que muchos tenemos


sobre el matoneo. Debemos tener en cuenta que dicho fenómeno es un problema
realmente serio, y que las consecuencias derivadas de este afectan todos los
ámbitos de la vida. Dentro de estas ideas mal concebidas encontramos:

Y Esto ha sucedido siempre, no entiendo porque se le da tanta importancia.

Y Son cosas de niños.

Y El agresor no mide las consecuencias.

Y Todos hemos pasado por eso.

Y No es para tanto, al fin y al cabo, eso forma el carácter.

Y Es mejor que mi hijo sea fuerte, extrovertido y agresivo antes que tímido y
débil; así podrá superar los obstáculos de la vida.

Recuadro 3

Existen distintos tipos de bullying, cuyo objetivo común es intimidar, someter y


generar sufrimiento. El hostigamiento, la manipulación, la exclusión social, la
intimidación, las agresiones y las amenazas, se incluyen como conductas
violentas propias del matoneo.

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