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Tal vez se requiera revisar nuestras formas de ser, pensar y hacer en torno a
la evaluación y buscar alternativas de equilibrio que nos permitan acercarnos
efectivamente a una evaluación más verdadera, más pertinente y al mismo tiempo
no perder de vista la búsqueda de la calidad y la obtención de las metas esperadas
por profesores y alumnos, por la unidad educativa, los padres, y en fin, por la
sociedad.
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MARGOT RECABARREN es Profesora de Historia y Geografía, Licenciada en Educación, Diplomada en Administración
Educacional y ©Magister en Ciencia Política (tesis) y © Magíster en gestión Educacional (tesis). Se desempeña como
docente de las cátedras de Currículo I, Currículo II y Evaluación Educacional en la Universidad Nacional Andrés Bello, y en
la Universidad Marítima.
expresados en términos del desarrollo de ciertas capacidades y habilidades como
producto de la enseñanza recibida en su paso por los distintos cursos de su
escolaridad y como consecuencia no solamente del influjo educativo de sus
profesores, sino de todas las situaciones experienciales y contextuales que
enmarcan sus vivencias diarias. Se trata entonces, de una innovación importante
con relación al proceso evaluativo, ya que éste no estaría dirigido a recoger
evidencias comprobables sino que vivencias demostrables (Ahumada, 1998).
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Basado en el artículo de Pedro Ahumada “Hacia una evaluación de los Aprendizajes en una
Perspectiva Constructivista”, Revista Enfoques Educacionales, Vol. 1, Nº 2, 1998, Departamento
de Educación, Facultad de ciencias Sociales, Universidad de Chile.
La evaluación adquiere un papel fundamental como elemento que permite
mostrar al alumno el nivel de alcance de sus aprendizajes significativos. La auto-
evaluación permanente es una de las formas más adecuadas que refuerza la idea
que las evidencias emanan del sujeto y no sólo de la observación o reconocimiento
de indicadores de progreso por parte del maestro. Pero es importante dejar
constancia que “la aplicación de un modelo de evaluación integrado con el proceso
de enseñanza y de aprendizaje conlleva cambios en todo el enfoque de los
dispositivos de enseñanza,... cambiar el modelo de evaluación conlleva plantear
cambios importantes en muchos otros aspectos de la actividad escolar” (Sanmartí y
Jorba, 1995). Significa que la evaluación debe realizarse a lo largo de todo el
proceso de aprendizaje y debe tener una orientación hacia la descripción,
interpretación y explicación de la información y no sólo para medir y clasificar. De
esta manera se pretende superar la tradicional relación de evaluación - calificación
final de los alumnos. La evaluación pasa a ser un proceso involucrado
permanentemente con el aprender: el alumno debiera considerarlo indispensable,
tanto, como realizar el mismo aprendizaje. Desde esta perspectiva se habla
también de “evaluación implícita” que hace referencia a la conveniencia de utilizar
estrategias de evaluación integradas a las actividades de aula, y que por lo tanto,
no sean percibidas por el alumno necesariamente como actividades de evaluación
(Coll, 1995)
Sobre la base del trabajo de César Coll “Los Contenidos en la reforma” (Coll,
1995), se presentan a continuación diversas estrategias evaluativas para
incorporar en forma efectiva al trabajo con los aprendizajes de los contenidos de
hechos específicos, conceptuales, procedimentales y actitudinales.
Para el primer caso lo que se solicita es que el alumno diga como se realiza
un procedimiento u operación y en el segundo caso, que sea capaz de hacerlo en
forma efectiva.
PROCEDIMIENTOS DE EVALUACIÓN
Desde esta perspectiva, el docente debe incentivar al alumno para que sea
capaz de reflexionar acerca de sus propios productos cognitivos, comparar
resultados en el tiempo, comparar resultados entre pares, auto - evaluar su
capacidad de gestión y producción. Frente a cada actividad de desarrollo de un
mapa conceptual, debe implementarse una actitud crítica y evaluativa, a fin de que
el educando sea capaz de llegar a manejar su propio repertorio analítico y
constructivo.
Por otra parte es importante considerar que la ruta de diseño definida para
generar un mapa conceptual tiene niveles de dificultad diferentes cuando:
a) se solicita que se diseñe un mapa conceptual de un texto dado o de una
definición.
b) Se solicita que complete un mapa con un conjunto de conceptos de los que
tiene que aislar aquellos que pertenecen y los que no pertenecen a la
categoría que define el conjunto.
c) Se solicita que se diseñe un mapa conceptual de un conjunto de conceptos
aislados, que tienen sentido en un determinado contexto de aprendizaje.
En ambos casos los productos esperados son diferentes. Por una parte, el
mapa conceptual de una definición puede ser fácilmente evaluado con un
referencial diseñado por el docente, puesto que el producto final no puede diferir
mucho de lo que pueda esperarse de él.
Otra modalidad que es posible aplicar para evaluar un mapa conceptual y que
he probado a través de la experiencia, es asignándole un puntaje global sobre la
descripción del tipo de producto que es esperable en términos de calidad. En este
caso, el juicio experto del docente juega un rol más determinante que en la
asignación de puntajes por parcialidades.
4= Siempre o la gran mayoría de las veces cumplí lo solicitado, lo hice muy bien o
excelente.
3 = La mayoría de las veces cumplí lo solicitado, lo hice bien aunque creo que pude hacerlo
mejor
2 = Cumplí algunas veces, no respondí en todas mis posibilidades, definitivamente pude
hacerlo mejor
1 = Creo que pocas o casi ninguna vez cumplí lo pedido... Preferiría no dar explicaciones.
ASPECTOS A EVALUAR
ESCALA:
PUNTAJE FINAL
QUIÉN EVALÚA:
QUIÉN ES EVALUADO:
En la pauta a continuación, la co-evaluación es en equipo. Todos los
integrantes del grupo opinan y llenan un solo formulario. Antes de entregarlo,
deben determinar el grado de consenso en las respuestas y las disensiones más
manifiestas del acuerdo mayoritario
CONCLUSIÓN:
La evaluación, en un contexto constructivista, y parafraseando a Maria
Antonia Casanova, es posible definirla como ese importante proceso que
permite aprender y que tiene la cualidad de ser intencional, sistemático
y cooperativo, cuya finalidad es recopilar información significativa en
relación a una situación educativa, con el propósito de formular,
respecto de ella, un juicio de valor sustentado en criterios de calidad,
que permitan tomar decisiones de mejoramiento continuo y progresivo.
La evaluación debiera permitirnos determinar el grado de adecuación de
las construcciones que el alumno realiza, en función de criterios de
calidad de los cuáles debemos ser capaces de dar cuenta, puesto que se
basan en nuestra experticia y en nuestro juicio evaluativo.