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Durante 21 años había formado parte de Attaque 77.

Hacía tiempo que por diversas razones


estaba comenzando a experimentar algunos sentimientos de infelicidad y presentía que tarde o
temprano esto se transformaría en un estado permanente si no tomaba una decisión a tiempo.
Asi que concluí que lo mejor era ser sincero conmigo, con mis compañeros y por consecuencia con
los seguidores, dando por terminado mi ciclo como integrante del grupo ya que de seguir asi
hubiese significado mentir y pasar a convertirme en una sombra de mi mismo y, de a poco, en un
estorbo.

Mi último concierto había sido el 13 de diciembre del 2008 en Uruguay y la última canción que
canté en esa noche fue “Canción del Adiós” de “El Otro Yo” grandes amigos y compañeros de ruta,
con quienes compartiamos aquella fecha. En ese momento tan particular consideré un gran
privilegio estar ahí con ellos cantando todos juntos su cancion:

He descubierto un mundo nuevo, me iré sin saludar…

Si, es difícil volver a empezar…tu ya no piensas en mi…

Y aunque no escuches mi voz siempre estaré cerca…

La vida sigue…que nos deparará?

Todo muy simbólico y bastante alusivo en relación con lo que estaba viviendo… Inexorablemente,
ahí empezaba mi viaje.

Era el mes de Mayo de 2009 y me encontraba practicamente “auto exiliado” en la Riviera Maya,
México. Me fui del grupo, me fui de mi casa y me fui del país. Literalmente me borré de cada lugar
que frecuentaba, por voluntad propia decidí desconectarme de todo y con ferrea voluntad, y
disciplina, me había prohibido a mi mismo enterarme de cualquier cosa al respecto de las
repercusiones de mi partida, nada de noticias, nada de “que dirán”, todo en pos de una completa
depuración y exorcismo.

Entonces ya había comenzado el proceso de cambio, esto era irreversible, por lo tanto no
pretendía menos que crisis, y en eso estaba.
Detallar las sensaciones tan encontradas que me sacudían a cada segundo sería un
emprendimiento tan ambicioso como imposible, ya que, como siempre digo: sentir, se siente, no
se explica….

Entonces ahí estaba yo deambulando felizmente, desorientado como perro sin hogar…un perfecto
desconocido, tanto que por momentos me habia olvidado de quien era…o tal vez me estaba
acordando de quien era…de seguro que entre medio de las dos variantes estaba yo.

En el ir y venir de esos días fantásticamente inciertos no me había percatado de que en un


momento me encontré tarareando melodias…nuevas melodias…

Traía conmigo muy pocas cosas…y de la vida anterior, creo que tan solo una o dos…entre ellas mi
guitarra, ex Gibson SG, la “Aceituna Verde”, asi la había bautizado quien fuera mi asistente
durante años y amigo del alma Pablo Kiddle, el mismo Pablo que extraña a sus hijitas que lo miran
siempre desde el cielo, en la cancion “La Gente que Habla Sola”.

Esta Gibson SG, era una especie de Frankestein que el luthier Ricardo Miranda había
“customizado” a mi gusto luego de que en el año 95 se me rompiera el mastil a la altura del cuello
del clavijero durante un vuelo hacia mendoza.

Había cometido un grave error, propio de mi inexperiencia total, al despacharla en la bodega del
avión en una funda de plástico común y con las cuerdas tensadas…un sacrilegio, ya que la presión
a esa altura hace que la madera trabaje y, al no haber aflojado las cuerdas, mas el reconocido
trato “gentil” del personal de Aerolineas (pero sin descartar el trajin de los shows al que ya venia
sometida viajando en tan endeble funda) dio como resultado que, mientras tocaba en Mendoza,
se rompiera mágicamente ante mis ojos dándole un sonido particularmente Black Metal a la
canción que estaba tocando.

Conservaba esta guitarra con especial cariño, ya que entre tantas idas y vueltas de la vida una vez
toque con Attaque en un festival llamado “Por la Unión de las Tribus” organizado y craneado por el
Ruso Berea y su mítico y glorioso programa de radio, el Heavy Rock n´ Pop.

Este evento era en “Halley”, el desaparecido antro rockero por excelencia en la calle Corrientes al
2000. La premisa del festival era que cada quien llevaba el instrumento que podía y se ponía a
disposición compartiendo todo…ya que la propuesta era “diferentes tribus, unidas por el rock”
para cortar con las enemistades y antinomias instaladas de hacía tantos años quien sabe por que
imbécil o imbéciles. En definitiva, ahí estaba mi guitarra entre tantas otras a disposición de todos,
en aquel entonces estaba original y era de color rojo, y si bien no era “el modelo “ de SG más
buscado, (era una 91)…tanto Pappo como Ricardo Mollo tocaron con ella…yo ni enterado de nada,
hasta que mas adelante vi fotos de esa noche en algún que otro medio y bueno…cholulismo al
margen, como guardo un especial afecto y admiración por ambos seres humanos y su arte, la
guitarra con su humilde tapa de ebano hoy tiene un valor sentimental agregado!
Bueno, ahí estaba con mi inseparable y, a mucha honra, “infiel” compañera de aventuras y
desventuras…

En poco más volví al viejo estilo nocturno-insomne de inspiración inminente donde comenzaron a
nacer nuevas músicas y letras que hoy son canciones.

Confieso que creía que iba a pasar mucho tiempo hasta volver a querer escribir o componer algo.
La verdad es que por diferentes razones me sentía como aquel que se quema con leche y luego ve
una vaca y llora…Ni por asomo quería saber algo de mi mismo en plan “Músico Profesional”, hasta
me aborrecía tan despiadadamente que ya empezaba a plantearme hacer cualquier otra cosa…
pero realmente no había mucho que me emocionara tanto como mi querida musiquita.

Sin dudas me sentía más tranquilo y más feliz que en los últimos años, pero aun así algo me faltaba
y no estaba del todo “completo”.

En un par de meses más tenía 8 canciones nuevas, algunas de ellas con letra y otras con títulos que
sugerían un punto de partida hacia la temática que quería abordar.

Ascenso, Austin, Adiós a Dios, Guerra en las Galaxias, Océano Anárquico, Astros Bajo el Mar,
Shangri-La…eran algunos de los nombres…y seguían saliendo…

En una vuelta estaba de compras en un supermercado y entablé conversación con otro


compatriota, otro “perro nómade” que andaba por la zona, este loco se llama Sebastián Gandine y
entre tantas cosas es DJ en la zona de la Riviera Maya.

Hablando de todo un poco le comenté que estaba comenzando de nuevo a componer y que no
tenia absolutamente nada para grabar.

Y el, una mezcla de Mac Gyver criollo, de esos que hacen un poco de todo, se ofreció a ayudarme
con su Mac y sus programas, a grabar estas canciones en etapa digamos “de gestación”.

Ahí comenzó una muy buena amistad con Seba y su chica Roxana quien tenía creciendo dentro
suyo un pequeño ser y que me abrieron las puertas de su casa y sus corazones.

Gracias a su ayuda grabé un demo con 5 de las canciones que hoy forman parte del repertorio de
Jauría:

Austin (que en ese momento no tenia ni letra y se llamaba NN), Adiós a Dios, Astros Bajo el Mar,
Guerra en las Galaxias y Ascenso.

Las grabamos muy básicamente con unas baterías programadas y luego le metimos violas…más un
bajo que no era tal ya que no teníamos!!! Lo hacíamos con las cuerdas 5ta y 6ta de la guitarra,
ecualizadas de modo que pareciesen cuerdas de bajo!!!
No importaba, se hacia con lo que había y quedaba muy de corazón…pero eso me ayudo a
animarme y a confirmar que el material podía tener algún potencial…sin dudas que fue una etapa
muy vital, fundamental e inolvidable.

Hablando con mi super hermano Federico a la distancia, le iba comentando mi día a día. Siempre
por mail y alguna vez por telefono. Federico, con su palabra y eterna luz, ayer, hoy y siempre me
dio consejos, sugerencias, ideas e inspiración. Él, desde Buenos Aires, estaba comenzando la
preproducción junto a Cadena Perpetua de lo que sería su ultimo disco.

En momentos de charla entre Federico y Hernan Valente, cantante y guitarrista de Cadena


Perpetua (pago por escuchar esas charlas!), estos dos se cebaron hablando de lo bueno que sería
que alguna vez volviese a tocar y que, de ser así, me juntase con Ray Fajardo, baterista de El Otro
Yo. Ambos coincidían en sus experiencias personales junto a Ray de gira (Fede en aquel entonces
con su grupo Romanticistas Shaolin y Valente con Cadena…) que siempre volvían impactados de su
personalidad, creatividad, enfoque, bondad y, por supuesto, su gran performance que lo ubica
entre los mejores bateristas del pais.

Fede tomó nota de estas charlas para que no quedasen en meros delirios emocionales de locos
trasnochados del rock y me trasladó la inquietud repetidas veces. Fue entonces que su
“sugerencia“ quedó dando vueltas en mi cabeza.

Mas aún porque yo, sinceramente, ya me había planteado íntimamente proponerle a Ray que me
diese una mano, por lo menos, para hacer los demos de las canciones una vez que tuviese todo el
material. Lo que me frenaba a hacerlo era que no quería convocarlo sólo para eso. Es decir, sabía
que su compromiso con El Otro Yo no le dejaba tiempo para mucho más. Por eso es que, teniendo
en cuenta que no quería “emocionarme “ demasiado con un baterista como Ray, me saqué la idea
de la cabeza y comencé a mirar hacia otro lado como para hacer las cosas de una vez con un
baterista, digamos, “definitivo” desde el vamos.

Por lo pronto, abandoné la búqueda del baterista y me enfoqué en un guitarrista.

Yo sabía íntimamente que, en algún momento de mi vida, iba a hacer algo con Esteban Serniotti,
ex Cabezones. No sabía qué, pero era como que lo presentía y eso que el estilo de ambos fue
siempre rock o la canción rockera. Andábamos por diferentes calles en un mismo barrio. ¿Cómo
explicarlo? Calles paralelas. Era cuestión de esperar a cruzarnos en alguna diagonal.

Yo amaba Cabezones, sus canciones y sonido, en general. Por sobre todo, las guitarras me
parecían una masacre y sabía que Esteban estaba muy involucrado en la producción de gran
mayoría de los discos de Cabezones: creativo, cálido, divertido y humilde. Sin dudas era muy
tentador contactarlo!
No dudé y lo busqué por internet. Le pregunté a “San Google” (quien todo sabe y responde) qué
estaba haciendo “Pichu”. Ahí me enteré que, aparte de la producción en su estudio, estaba con un
proyecto personal: Quedate asi. Di con su correo electrónico, me jugué y le escribí, temeroso de
estar mandándome muy al frente escribiéndole a cualquiera que se le hubiese ocurrido usar el
nombre de Esteban…

La verdad era que si estaba armando un proyecto nuevo quería la máxima reserva para que pueda
desarrollarse sin interferencias ni presiones de ningún tipo.

Por suerte… era Esteban nomás! Inmediatamente, me pasó su teléfono y hablamos como locos
por muchos días, cebándonos de lo que podía resultar entre nosotros! Que bueno! Ahora que
recuerdo esos momentos me lleno de emoción.

La verborragia que nos invadía en cada charla era incontenible. Gastábamos tarjetas de teléfono
de larga distancia a lo loco, ambos queríamos hablar todo junto a la vez y en una sola
comunicación. Como se darán cuenta, pegamos onda de movida y ya estaba claro que íbamos a
fondo a pesar de que nos estábamos cuidando mutuamente de no arrebatarnos en nada.
Imaginen que ambos veníamos de matrimonios musicales muy largos. No queríamos cometer el
mínimo error.

Inmediatamente le hablé de Ray y mis inquietudes con respecto a que no me cerraba citarlo solo
para grabar y luego no poder contar permanentemente con el por su compromiso con El Otro Yo.
A Esteban le volaba la peluca la idea de hacer algo con Ray pero, sin dudas, esto era un
impedimento.

Dejamos pasar unos días. Mientras analizábamos y mirábamos el panorama de bateristas que se
planteaban en el ambiente…

Mientras tanto, intercambiábamos ideas y canciones por mail. Yo le mandaba una canción y él me
la devolvía en llamas!

Iba todo muy tranquilo hasta que de pronto… Noticias desde Argentina: Ray Fajardo deja EOY…

¿Para qué mentir? Sorprendido, por un lado triste y por el otro súbitamente ansioso, estuve un
buen tiempo rebotando en mi cabeza, digiriendo la noticia y con el corazón dividido entre la
prudencial distancia y el deseo de llamarlo para comentarle mi idea.

Pude leer su ”carta despedida” y la verdad es que temía que me respondiese que no, ya que daba
a entender que, de momento, quería volcarse a la producción musical. Eso me hizo pensar que tal
vez estuviese un tanto desencantado como músico-artista y, llegado el caso, podía entenderlo ya
que a mi me había pasado algo parecido.
Hasta que me dije: basta de dudar! Tuve que pedirle el mail de Ray a Federico quien me lo
consiguió. Le escribí y a los pocos días me respondió, dejándome un número para que lo llame.
Acordamos un horario y lo llamé. Ahí la cosa se puso realmente intratable. Es decir, intratable en
el buen sentido. La bomba ya estaba activada en la primera conversación telefónica.

No podíamos disimular la ansiedad de ver que podía pasar entre nosotros. Hablamos hasta que
me quedé sin crédito en mi tarjeta y seguimos por msn. Creo que estuvimos horas conectados y
así nos fuimos prendiendo fuego cada vez más.

Ray se convirtió en un generador constante de ideas y propuestas artísticas desde el vamos. No


hubo que pautar demasiado. Se veía lo que tenía para dar y fue parte fundamental a la hora de
andar. Para mi es como las señales de la ruta, una guía valiosísima.

Inmediatamente se conectaron entre Esteban y Ray y comenzaron a acelerar el proceso, con la


emoción como combustible.

Me acordaba de Federico y de Valente… Que visionarios!

Entre tanto que esta fase comenzaba a liberarse, nuevas ideas e inquietudes me iban provocando
a moverme cada vez mas rápido hacia no se donde…al menos en aquel momento.

En esos días de mucha charla por msn con Ray, le pregunté si tenía alguna canción que no hubiese
grabado durante su estadía en EOY. Me comentó que tenía un demo de 14 canciones (¡!) que él
había compuesto hacía tiempo y que, por diversas razones, nunca fueron usadas en ninguna
producción.

Recuerdo que, humildemente, me dijo: “es un demo viajero que desde hace tiempo anda de un
lado para otro sin encontrar un destino provechoso, un cachivache de canciones. Si te sirve algo
usalo a tu gusto, hace lo que quieras”

Cuando me envió el archivo de las canciones, no podía creer lo que estaba escuchando! Había
seguro 5 super canciones que me volaron la cabeza literalmente. De ahí salieron Morgue Corazón,
El Tiempo y Sigue.

El demo estaba muy bueno. Él había grabado todo lo que se escuchaba, incluyendo guitarras,
bajos, solos y voces. Todo muy cuidado y perfectamente arreglado, por lo cual no quedaban dudas
de hacia donde iban las canciones.

Creo que los fundamentos que siempre me hicieron considerar a Ray un ídolo, se volvieron más
sólidos a partir de ahí.

Mientras tanto, en Béuenos Aires, yo tenía todo el apoyo de Sony,

con quienes había gracibado y editado los discos de Attaque, desde Angeles Caídos (1992) hasta
Karmagedon (2007)
Siempre tuve una magnífica relación a lo largo de tantos años con ellos y esta vez no fue la
excepción ya que, desde el vamos, me dieron total libertad y confianza para que hiciese lo que
quisiese y cuando quisiese. Literalmente sus palabras fueron: “cuando tengas ganas de hacer
música nuevamente, esta es tu casa”.

Y así fue todo el proceso desde mi salida de Attaque hasta ahora…

Hablando con Rafa Vila por correo o telefónicamente, le fui contando todos los detalles, por lo
cual Sony se fue haciendo carne desde cero involucrándose de alma con el proyecto. Así fue que
comenzamos a plantear todas las variantes para la grabación del material.

Pero aún sonaba la pregunta del millón: ¿Quién iba a tocar el bajo?

Yo sabía a que bajista quería ver a mi lado. Pero no sabía como estaba tocando para ese
entonces…Es decir, tenía mucha data de todo lo que había hecho tiempo atrás, pero quería una
“prueba” mas actual…

Con Mauro Ambesi somos familia ya, nos conocemos desde el año 92. En aquel entonces me había
mudado a un depto. en el barrio de Flores, a 50 metros de su casa en la misma cuadra.

Mauro y Seba, su hermano, eran “los melli” como se los conocía por el barrio y andaban en la calle
todo el día, absorviendo arrabal, música, vida y todo lo que encontraban a mano para
transformarlo en música ya que ambos eran, y son, muy creativos e hijos de muy buenos músicos.

Literalmente, niños y, en poco tiempo, adolecentes. Debido a su avidez de vivir, carisma, “onda” y
gran bondad no tardamos en hacernos amigos de barrio.

Amantes de los perros y las bicis, fueron desde siempre de los mejores mestizos de cualquier
jauría habida y por haber. Y no tardarían en convertirse en músicos, pasando por muchas bandas,
entre ellas, Romanticista Shaolin junto a Fede Pertusi, hasta formar Ninjas, un grupazo realmente!

Ya estabamos con Ray y Esteban hablando de un repertorio de canciones que me gustaban para
hacer con ellos, canciones que había grabado con Attaque77 y que formaban parte de las más
queridas por mi. Esto era como para tener un punto de partida mas claro, testearnos como
“banda“ y ver si, efectivamente, congeniábamos bien.

Al tener esta lista de temas ya definida, tuvimos que apresurar la decisión de quien iba a tocar el
bajo. Mauro ya era comentado de mi parte pero, como decía, todavía me faltaba escucharlo hoy
en día y, por otro lado, ni Ray ni Esteban sabían mucho de él.

Así que me dejé guiar por mi instinto y le escribí un correo. Ya sabia que la respuesta iba a ser
positiva por esa lógica simbiosis de “hermanos por eleccion”!
Por eso pudimos desde siempre ser sinceros a la enésima potencia y no hubo drama en aceptar
que de alguna manera sería bueno una especie de “prueba“ que, sin dudas, oficiaría de la misma
manera entre todas las partes.

Pero, gran detalle, como frutilla de este postre, yo no iba a estar en Argentina sino hasta enero del
2010. Y los ensayos de prueba comenzarían a partir de octubre del 2009!

Realmente no quería dejar a mi queridísimo Mauro solo en manos de semejantes monstruos como
Ray y el Pichu… Entonces hablé con Ray y él se ofreció, con su magnífico carisma “grado gurú”, a
conducir el encuentro de la manera mas distendida y feliz posible…

Así que se comunicaron entre sí por teléfono para una primera aproximación.

En poco tiempo, Mauro, un ferviente escucha de El Otro yo se iba a encontrar cara a cara con Ray
Fajardo! Nada menos que “peligro” en persona. Y luego sería el encuentro con Esteban Serniotti,
ex Cabezones. Es decir, la situación estaba planteada como que no iba a ser un plácido paseo por
el Jardín Japones! Pero, Mauro se entregó a la emoción del momento transformando las tensiones
en disfrute y el rock hizo el resto…

Los primeros ensayos fueron un éxito y tanto Esteban como Ray comentaron que quedaron
impresionados y muy felices con Mauro!

Ellos hicieron una suerte de 12 ensayos sin mi. En un momento, una de las frases de Ray fue:
“querido Ciro, creo que cuando vengas a sumarte evaluaremos si te queremos en la banda!”.

Yo me moría por encontrarme a ensayar con ellos y ver que pasaba, como sonaba… Quería saber

En esos días de tanta ansiedad fue que terminé por decantar en que éramos como perros que por
diferentes razones andábamos sin hogar. Sólo necesitábamos encontrarnos y empezar a andar
juntos, así, libremente como hasta el momento… Pero juntos.

Y así, por inercia se constituyó la esencia del proyecto, cuidando la premisa de ser como perros
que están por que el instinto manda y nada más. No hay obligación; hay amor y el amor, como el
viento, te lleva hacia donde él quiere. Desde ahí el único compromiso, sentirse bien.

Por eso, cada vez me gustaba mas el nombre JAURÍA y se los propuse a los chicos quienes, cuando
se dieron cuenta de lo que significaba y la relación que tenía con lo que nos pasaba, se sintieron
plenamente identificados. Pero eso fue mas adelante…

En una tarde de nubes grises del caribe mexicano, me había sentado a dibujar en un papel
cuadriculado de cuaderno con una birome negra, un marcador negro y un corrector blanco. Sin
querer, estaba repitiendo una escena de hace 20 años atrás, cuando me había sentado en la mesa
de mi casa en Parque Patricios a dibujar aquellos primeros logos de Attaque 77. Esta vez, estaba a
miles de kilómetros y años de distancia. Ahora, el modelo que me había inspirado era un perro de
juguete, símil real pero en escala pequeña. Un regalo que le habia hecho a mi hija.
La cabeza del modelo estaba erguida y yo necesitaba ponerla media para abajo como para lograr
la “A“ final de JAURÍA. Me estaba complicando, dibujando una y otra vez sobre el mismo papel,
utilizando el corrector a cada rato. Ya se estaba formando una cáscara gruesa que, de a poco,
dificultaba cada corrección. Entonces, decidí centrarme en lograr la cabeza como “A“ y
despreocuparme de la postura de la misma. Una vez terminado eso, tuve que terminar por cortar
la cabeza y moverla hasta lograr la posición justa. Y ahí hacer las últimas corecciónes.

Y así quedó. Ahí andaba, tirado por el piso, este perrito de plastico de 10×5 cm que yo usé de
modelo para hacer al perro-jauría que hoy es nuestro logo!

Recuerdo cuando un amigo mexicano, Carlos Genova entró a mi depto y vio pegado en la heladera
el papel con el “diseño” maltrecho del “perro–jauría”. Dijo: “no mámes cabrón! ¿Ese es el logo de
tu banda? ¿Jauría? Qué chingooon! Está poca madre!”.

Yo lo había puesto ahí para ir viendolo a diario y comprobar si con el correr de los días perduraba o
iba a la basura. A mi, por cierto, me gustaba mucho. Pero sabía que debería dárselo a un diseñador
para que lo estilizara. Lo mio era muy limitado, pero la apreciación de mi amigo fue fundamental,
ya que él no sabía nada de que yo quería llamarle JAURÍA al grupo. Y a mi me preocupaba que se
lea la palabra incorporada al logo sin dificultad. Carlos es artista plástico y, por consiguiente, tenía
conocimiento de ciertos stándares publicitarios. Luego relataré como aquél diseño desalineado se
convirtió en el logo de JAURÍA.

Ya estaba todo listo para ensayar por primera vez todos juntos, los cuatro.

El ensayo iba a ser el mismo día del cumpleaños de Ray. Para él, esto era sumamente importante y
comprometido ya que simbólicamente era como auto-regalarse una especie de “nueva chance”. El
encuentro fue en el estudio de Ray que se llama Estudio 5to. Ahí ya estaba todo armado ya que
ellos venían ensayando sin mi hace unos meses.

El encuentro fue muy bueno. Hacía años que no nos veíamos. Con Ray habíamos compartido aquél
último show de Attaque junto a EOY en diciembre del 2008, en Montevideo, Uruguay…

Con Esteban hacía mucho más…La última vez que, al menos recordaba, fue en La Trastienda. Yo
había ido a ver a Cabezones… Creo que aún no habían sacado Jardín de Extremidad.

Con Mauro, la comunicación era más regular debido a que siempre hacía algo en el estudio de
federico y entonces era usual encontrarlo alguna que otra vez ahí. O mismo Federico me hacía
llegar noticias de él.

Charla va, charla viene… Mucha comunicación visual, leerse las miradas, el lenguaje corporal y, así,
intentar ponerse al día. Claro que, hoy en día, con esto de internet no había mucho más que
charlar. Era cuestión de probar si lográbamos buena química.
Bueno, cuando entré a la sala ya había pasado un año sin tocar. Al menos para mi… Yo traía
conmigo mi guitarra con las mismas cuerdas de la ultima vez que había tocado con A77 y que, a
esta altura, estaban prácticamente oxidadas por el aire del mar!

Fue un poco extraño…Por un lado, había perdido cierto training de castigar al oído con tanta
presión sonora. Y la verdad que fue un aluvión de carga, energia y potencia.

Los temas sonaban muy pasados de rosca… De buena rosca sin dudas. Quedé completamente
soprendido. Mauro había sido fundamental ya que se sabía de antemano los temas con letras y
todo, lo que hizo que para ese momento, Esteban ya estuviese metiendo armonías en los
estribillos. Ray, siempre organizado, había hecho copia de las letras para todos.

Sin dudas que fue raro para mi tocar con otras personas. Piensen que estuve tocando en la misma
banda, practicamente con los mismos compañeros, durante 21 años… Entonces ahora estaba ahí
haciendo las mismas canciones que sonaban buenísimas pero no eramos los mismos!

Creo que a todos, desde diferentes puntos de vista, nos pasó algo parecido.

De inmediato comenzamos a trabajar con cambios, que queríamos hacer en las versiones de estas
canciones…Estilizarlas, aggiornarlas a una forma más contemporánea, moderna pero muy
concreta desde la estructura lo que no iba ser tarea fácil ya que todos respetábamos mucho las
versiones tal cual eran y sin dudas que la premisa era cuidar la esencia de estas canciones tan
“clásicas”, por decirlo de alguna manera.

Era, para mi, una oportunidad que esperaba desde hace algún tiempo ya que tenía muchas ganas
de tomarme un tiempo para darle nuevos aires a ciertos temas y ahora era el momento indicado.

Guardo muy buenos recuerdos de esas primeras impresiones. Todo acompañaba de maravillas.
Adrogué estaba brillante de colores al sol del verano; siempre me gustó mucho la zona sur y era
un buen rito subir al subte ,coordinar horario con Mauro para coincidir y sumarme a él en su
vagón, llegar a Constitución, encontrarnos ahí con Esteban quien venía en bicicleta desde San
Telmo y, de ahí, juntos tomarnos el eléctrico hasta la estación Adrogue para luego caminar hasta
el Estudio 5to. En todo este trayecto íbamos metiéndole pata a fortalecer la relación humana,
charlando anárquicamente de todo .

Fueron 3 días de 6 horas cada uno muy intensos y terminamos todos “rotos“. Estabamos
volviendo al rock!

Habíamos estado sin sonar así desde hacía mucho tiempo y, de pronto, le metimos sin parar ya
que no podíamos aflojar ni un segundo. La adrenalina y la ansiedad se habían vuelto un vicio por
llevar la cosa lo más lejos posible en pocos días. Luego me di cuenta de que esos 3 días fueron
pocos como para una primera vez. Por lo cual, en los sucesivos ensayos, hicimos tandas cada vez
mas largas: primero de 3, luego 4, luego de 5 y al final una semana entera. Cada encuentro fue una
vez por mes y esto tuvo su razón que luego relataré.

Al mes siguiente, decidímos juntarnos en el estudio de Esteban “Pichuatl” en San Telmo y probar
como seria trabajar ahí. Los chicos ya habían hecho unos 12 ensayos por su cuenta antes de mi
llegada y ahora era el momento de relajar con menos viaje ya que, excepto, Ray todos estabamos
en Capital.

En esa segunda tanda de ensayos se dio la explosión…

Ese encuentro fue muy importante ya que nos dio la pauta de que realmente la química
funcionaba y valía la pena. Los resultados más esperados se dieron de inmediato y quedamos
sorprendidos de lo rápido que sucedió todo en sólo 4 días!

Estabamos compartiendo una charla previa sentados en el living frente a la sala de control del
estudio de Esteban. Esto era algo que, desde un inicio, se dio naturalmente: charla, reflexión de
vida, catársis, exposición de nuestras cosas, terapia… y luego adentrarnos en temas diversos que
tibiamente se iban acercando a la música.

Esto marcó un modo muy instintivo y vitalmente útil para nuestra cuestión humana personal:
llegar, sentarnos, exorcisar las presiones personales entre todos y agarrar los instrumentos de un
momento a otro.

En este primer encuentro en San Telmo, no sé a quién se le ocurrió o si fue medio entre todos, que
de pronto me vi rodeado por Ray, Esteban y Mauro, uno a cada lado de la mesa de esta “antesala
del rock”, pasandoles todas las canciones que tenía, incluyendo las del demo de Mexico. Esta vez
con guitarra criolla (la mejor para estos casos) y muy en plan “fogón “.

Al toque, Esteban y Mauro estaban con sus guitarras criollas y acústicas haciendo lo mismo. Luego
escuchábamos las versiones de los demos y volvíamos a tocar nuevamente estilo fogonero, ya
retocando y arreglando las partes.

Cuando estuvimos bien calientes, nos metimos en la sala con todo preparado para tocar. Esteban
había preparado de antemano junto a su asistente Pablo Fioravanti, un seteo de micrófonos de
ambiente para grabar el ensayo en crudo.

Asi fue que, con este sistema, en cuatro días teníamos 10 canciones nuevas!

Primero escuchábamos los demos, luego hacíamos las guitarras “fogoneras“ y luego a la sala a
prendernos fuego con todo!

Ahí, Esteban comenzó a soltarse mucho más. En su hábitat, con todos sus autitos (pedales y
efectos), sus guitarras y equipos al palo. Estaba redescubriendose a sí mismo. Hay que tener en
cuenta que él venía de Cabezones,donde, en términos generales, el concepto era muy definido y
sus sonidos de guitarra estaban más encasillados en la variable de distorsiones muy extremas y
algunos contrastes de violas limpias más bien eventuales para crear climas.
Ahora la idea era disponer de todo ese poderío que él desplegaba en Cabezones pero crear a la
vez una nueva identidad de sonido lo cual fue, desde un principio, la idea que Esteban propuso al
respecto de sus guitarras.

Y bueno… En esa búsqueda explosiva y liberadora de Esteban nació el “22” (El Loco, como lo
bautizó Ray) ya que habia que verlo! Saltaba por toda la sala como un resorte poseído por su
amplificador Fargen al palo, cambiando de guitarras según la canción, variando: desde Les Paul, a
una SG, a Stratocaster, a Telecaster anárquicamente pero con un conocimiento digno de quien ya
había probado peyote infinidad de veces. Es decir, disparado hacia una orbita cuasi psicodélica y
alucinógena pero controlando todo el tiempo como quien ya hubiese hecho ese camino muchas
veces. Al menos daba esa sensación!

Luego había que verlo. Después de cada canción, quedaba como drogado… Todo despeinado, con
los ojos rojos… “Qué le pondría al mate?” nos preguntabamos con Ray y Mauro! Lo paradójico es
que es así de fábrica!

La emoción de todos al estar nadando en aguas novedosas y desconocidas era indisimulable y, a la


vez, el clima de trabajo e interacción era cada vez mas predominante.

Así fue que nos llevamos este material y, desde ahí, fuimos elaborando ideas de cómo seria el paso
siguiente. Las canciones sonaban muy bien y cada quién hizo sus testeos personales con allegados
muy de confianza que sabían conservar un secreto bien guardado.

La opinión unánime era que no podían creer que era la primera vez que tocábamos estas
canciones juntos. Sonaba a un material nuevo pero como de una banda que hacía tiempo venía
tocando.

Sin dudas que aquellos 12 ensayos en Adrogué, previos a mi llegada, rindieron sus frutos. Pero, a
la vez, había que sumar un extra de agresividad de leones enjaulados que, en definitiva, era esa
emoción tanto tiempo contenida.

Fue así que encontramos una fórmula, es decir, mantener esa furia contenida e ir madurando la
idea con lapsos de un mes entre cada reencuentro. eso potenció las ganas y nos hizo llegar a cada
ensayo con las ideas muy claras, muy concretas y sin ganas de desaprovecharnos un sólo segundo.
Todo anotado, cada quién con su ”cuadernito” o apunte.

En la próxima tanda de ensayos, luego de la mesa de “terapia“ (ya el ritual estaba oficializado)
comenzábamos a exponer todas las ideas en la mesa, guitarras criollas en mano, y esta vez con el
ensayo anterior grabado a modo de “guía” para no perder absolutamente ni una perla.
Para cuando llegamos a esta instancia, el 22 ya tenía armada la sala para grabar, esta vez, con todo
microfoneado para registrar el demo, claramente enfocado a la preproducción de nuestro primer
trabajo.

Cabe aclarar que hasta el momento de nuestro primer ensayo todos juntos, la idea era dejar que la
cosa venga sola, sin ningún límite de tiempos, dar lugar a que suceda espontáneamente y a
sabiendas de que no había nadie que nos presionara externamente.

Para ser sincero, en las charlas coincidíamos que, a lo sumo, estaríamos grabando algo durante el
2011… Ahora resulta que los que estábamos apurados eramos nosotros!

Así que nos pusimos a grabar el demo como corresponde…

Metimos 12 bases en 4 días, tocando todos juntos y yo ya cantaba muchas de las letras que había
terminado previamente durante los días “libres” entre cada tanda de ensayos.

En esos 4 días también avanzamos grabando la mayoría de overdubs de guitarras rítmicas y


muchas cosas que iban surgiendo espontáneamente en la mecánica creativa del momento.

Los días se volvieron mas fugaces en estas instancias por lo cual en la próxima vuelta ya agregamos
un día mas a la tanda: de lunes a viernes, a fondo.

Ya con esas 12 bases en mano (aún nos faltaban meter 3 más que quedarían pendientes hasta la
próxima vez), Ray se puso a laburar con sus programaciones de efectos, algunas teclas y
sintetizadores… Las “fantasías” como las bautizó él.

Este era un lugar que, desde un principio, hablamos con Ray de no descuidar y de hecho usarlo
como recurso casi riguroso.

Nos juramos que no íbamos a desaprovechar ese “canal“ de frecuencias por nada del mundo por
lo cual sabíamos que también las teclas tendrían su lugar, tanto para las grabaciones como para
vivo, ya sea disparándolas o ejecutándolas con algún invitado eventual.

Por mi parte, yo pude trabajar más a fondo con las letras, probando unas mil veces todo lo que se
me ocurriese hasta llegar a lo ideal. Lo mejor de todo es que para ese momento tenia el 80% de las
letras terminadas, algo que no es usual en mi ya que me cuesta parir lo que quiero decir en
formato de 3 o 4 minutos de música. Ahora estaba muy tranquilo y me deba más tiempo para
atender la música, las estructuras de los temas y muchas otras cosas que se iban dando
paralelamente en relación al proyecto.

Mientras, Esteban se volcaba de lleno como técnico y a pleno en la producción del demo,
siguiendo desde el estudio, experimentando y recomponiendo el trabajo de guitarras, asimilando
las canciones a su estilo y asimilando su estilo a las canciones y, en medio de eso, construyendo
una nueva identidad completamente virgen y exclusiva para JAURÍA. Y lo estaba logrando a pasos
agigantados ya que en cada versión que me enviaba se prendía más y más fuego!
Desde mi vuelta a la Argentina, a fines de diciembre del 2009, me había puesto en contacto con
quien consideré ideal para representar a JAURÍA. Buscaba a alguien con suficiente experiencia
pero, ante todo, con humanidad y humildad para el trato diario entre todas y cada una de las
partes, tanto humanas como técnicas o artísticas, que requeriría JAURÍA.

José Luis “El Tano” Botto era el indicado.

Ya había trabajado con él durante mis años en Attaque en algunas producciones internacionales y
siempre me había dejado una impresión muy cálida y eficiente. Apenas di con él, se prendió
eseguida a laburar completamente sincronizado con la mecánica natural de JAURÍA.

Ya había un tema resuelto. El Tano, con su tranquilidad y experiencia, traería alivio para el
momento en que las cosas se ponían más exigidas y los tiempos mas cortos.

Tengamos en cuenta que estábamos creando todo desde cero. Nosotros teníamos que estar
enfocados de lleno en madurar día a día como grupo humano para luego afianzarnos como banda
y de ahí, las canciones; de ahí, el nombre, el logo, la escencia… Todo.

No podíamos, encima, encargarnos de todo eso, cada uno de los ítems que están detrás para todo
funcione.

En esos primeros días de vuelta en la Argentina, me volqué, literalmente, a volcar.

Llegué para fin de año y la recorrida familiar, encuentro con amigos, hermanos, etc. dio lugar a
consecutivos asados, bienvenidas y festejos de año nuevo.

Un momento muy feliz y con una bomba en el bolsillo: JAURÍA.

De pronto, me encontraba en un asado de amigos en el cual habia un loco, Sebastian Luce que me
lo presentaron como diseñador gráfico. Lo cierto es que este Sebastian, diseñador gráfico, estaba
diseñando un asado de aquellos! Pegamos muy buena onda y en una de esas, cuando me
pregunto en que andaba, le comenté de JAURÍA. Se ofreció a ayudar con lo que necesitara y fue
ahí cuando se me ocurrió mostrarle al “perrito”… Enseguida se volvió loco y me dijo: “Quedate
tranquilo que va a quedar buenisimo”.

Ya en ese encuentro me había marcado unas pautas del “diseño” mio y me hizo dar cuenta de que
hablaba con conocimiento cabal de lo que necesitaría nuestro logo para que quede contundente.
Pero esa parte me gustaría que la explique directamente él.

Una vez con el logo terminado, se lo mostré a los chicos y quedaron encantados. Yo ya venía
haciendo algunos testeos como para ver si se entendía y, generalmente, pasaba la prueba sin
problemas. A todos le gustaba y los dejaba con ganas de mirarlo, como que había algo hipnótico
en esa imagen de perro salvaje que viene medio encorvado, medio enojado y en una actitud que
no despertaba mucha confianza…
La imagen fue fundamental y trajo una identificación inmediata para todos.

En un futuro no muy lejano, eso nos llevaría a la decisión de elegir a Seba Luce para encargarse de
todo lo concerniente a la imagen de JAURÍA: arte del cd, web, etc.

Ya con las canciones muy acercadas, podíamos ver venir hacia donde iba el material. Estabamos
muy contentos, habia mucha emotividad y energía en las composiciones.

Una vez terminado el grueso del demo, al menos 13 de las canciones ya estaban listas para
mostrarlas y comenzar a ver que pasaba con nuestros “testers”. De inmediato, todos nos llevamos
nuestros discos a casa. Le enviamos uno a Rafael Vila de Sony y otro se lo quedó El Tano…

Y seguimos laburando el material desde ahí. Fuimos retocando cada vez más las canciones. Esas
son las ventajas de los programas con los que se trabaja hoy en día en un estudio, como ser el “Pro
Tools”, donde las sesiones quedan abiertas indefinidamente y uno puede corregir, retocar,
agregar, meter, sacar todo lo que quiera o volver atrás cuanto se quiera.

A todo esto quedarían 3 bases que aún le faltaban letras y guitarras…

Entre tanto comenzamos a trazar el plan de grabación del disco. Ray y El 22 fueron los encargados
de dicho plan ya que ellos estaban metidos de lleno en la producción con sus estudios y sabían
perfectamente lo que íbamos a necesitar, tanto técnicamente como el tiempo para grabar.

Paralelamente, mientras terminábamos de grabar las 3 canciones restantes y seguíamos


madurando las que ya estaban grabadas, veníamos hablando de quien estaría al frente de la
producción artística y técnica para el disco…

Esos 12 días en San Telmo fueron pura magia en un clima de creatividad y trabajo imparable. Fue
vital haber definido esa etapa en Pichuatl ya que ahí se habían terminado de gestar las canciones
nuevas y el demo en el que nos basamos para toda la producción. Fue como seguir en casa…

Para esto cabe destacar todas las personas que se acercaron a aportar lo mejor que tenían para la
“nueva casa”: Alvaro Villagra con el compresor 1176; Babasónicos con sus amplis Orange y Bass
Man; Edu Noriega con su Fender Coronado, su Epiphone Casino y sus cajas mágicas con pedales
locos; Orestes di Vruno con todo su aporte de guitarras, pedales, equipos, sabiduría, luthieria y
gran humanidad; Ricardo Mollo que nos ayudó con un compresor que fue la estrella de la
grabacion: el “Purple Audio”, vital hasta el fin de la grabación y mezcla y encima, de yapa, nos
mandó un ampli de viola Matchless; Hernan Valente y Edu Graziadei de Cadena Perpetua quienes
nos prestaron su ampli Mesa Boogie Dual Caliber y el bajo Fender Precision; y El Oso que nos
bancó el Mesa Boogie Rectified.

De pronto teníamos 7 cabezales disponibles para hacer desmanes… y así fue!

Orange, Sovtek, Fargen, Soldano, Mesa Dual Caliber, Mesa Rectified, Matchless…
Jim estaba feliz de trabajar así y no se cansaba de hacernoslo saber.

Una de las claves de todo esto (más allá de que todos empujamos a morir para el mismo lado) fue,
sin dudas, Esteban Sernotti. Descubrí que mas allá de que me encontré con un músico admirable,
mucho de lo que había pasado estaba sujeto a su aporte humano por sobretodo. En eso tiene que
ver lo que él cosechó como persona, la gente que lo rodea y lo quiere que son todos los que se
acercaron a brindar su aporte: Leila y Demian en las cuerdas; Nico Sorin quien los dirigió y escribió
las partes para “Religionaré” y “Austin”, un tipazo con un nivel profesional e internacional que vino
a ofrendar su arte en un proyecto mucho más humilde de los que él suele hacer pero con una
entrega única. Eso es lo que Esteban Serniotti provocaba en sus amigos… Una gran mayoría de las
personas que aportaron para este proyecto vinieron de la mano de Esteban, lo cual habla a las
claras de lo que significa para mi en este proyecto y tiene que ver con el tipo de persona que elegí
para transitar este camino.

Teníamos 5 días para mezclar 15 temas. Nos esperaba una epopeya por delante…

Sabía que se podía ya que Jim trabajaba las canciones “arrimandolas de antemano al sonido que
buscaba”. Así llegaba mas cómodo a la mezcla y eso agilizaba más el proceso. De igual manera, era
muy justo el tiempo y el temor de no llegar a tiempo estaba presente. No había margen de error.

En un momento la cosa se complicó bastante… Muchos archivos iban de un disco rígido a otro
todo el tiempo, algo poco recomendable, lo que hizo que colapsaran las máquinas más de una vez
retrasando todo.

En esos días el trabajo fue muy intenso. En el control de Panda, Jim mezclando; en la sala contigua,
dos máquinas editando y, a veces, terminando de grabar voces y coros…

Yo hasta último momento probé variantes de letras que me generaban algunas dudas y que
terminaron por quedar las originales (¡¿obsesivo yo?!).

Ya el cansancio comenzaba a hacer estragos y era una escena muy cotidiana ver a Alex Esperanza
(asistente de Jim) , Pape Fioravanti, Ray, Pichu, Mauro y hasta yo mismo durmiendo echados como
perros en cualquier rincón del estudio!

Llegando al final de la mezcla no estaba dando con Hugo Bistolfi para los teclados. Yo sabía que
había tocado en La Trastienda presentando su último trabajo y que había una posibilidad muy
certera de una gira por Córdoba y luego Salta. Efectivamente la gira le salió y entre esto y nuestros
tiempos que comenzaron a hacerse más limitados se hizo imposible contar con él ya que no
llegaría hasta una semana después de la mezcla o más.

Debía resolver.

En esos días, Pichu aparece con la noticia que lo había visto al Tucan (Martin Bosa) quien me había
mandado saludos.
Las señales estaban dadas y había que ser necio para no prestarles atención.

Sabía que el Tuqui estaba desde hacía tiempo exclusivo con La Franela junto a Piti, ex piojos. Por
ese motivo hacía tiempo que yo había descartado un poco la idea de llamarlo, más que nada por
respeto a ese proyecto en el cual, yo sabía, que le había puesto toda su garra desde hacía mucho y
que ahora se le estaba dando.

Pero la verdad es que me tentaba mucho llamarlo, no sólo por reanudar nuestra amistad sino que
no iba a perder oporunidad de preguntarle si se coparía en salvarme las papas! Siendo
completamente sincero con él y con Hugo ya que no iba a poder estar presente.

El Tucan, entrañable amigo del cual, por razones geograficas más que, nada estuve separado,
sería, digamos, la frutilla del postre en todo esto… Y un signo de amistad inquebrantable. Tuve que
rastrear su nuevo teléfono por cielo y tierra hasta que di con el 3 días antes de finalizar la mezcla
del disco. Cuando lo llamé explotamos de alegría y luego de contarle todo mi viaje desde hacia dos
años, le pregunté si le gustaría ayudarme con los teclados para algunas canciones. Ni terminé de
decírselo, él ya me estaba diciendo que salga corriendo para su casa, que se iba en 7 horas a Costa
Rica a representar en un festival a una película premiada a la cual le había hecho la banda sonora.
Tenía 8 horas para dedicarmelas antes de su viaje! Un groso como pocos! Podría haberse quedado
con su chica de despedida y me recibieron ambos con los brazos abiertos. Sin palabras para
ambos…

Así fue que estuvimos desde las 12 de la noche a las 8 de la mañana metiendo Hammonds y pianos
en “Austin”, Astros bajo el mar”, “Shangri-la”, “Tosco”, “Morgue corazón” e “Indios kilme”… y
quedó un caño! Me fui de ahí, directo al estudio sin dormir y así fue que en ese día mezclamos las
primeras canciones hasta la 1 de la mañana. Luego, me fui fundido a dormir a casa pero con el
corazón hecho pedazos de la alegría.

Al tercer día de la mezcla, apareció Nico Sorin a editar las cuerdas para montarlas en “Religionaré”
y “Austin”.

Habían quedado de película… “Religionaré”, la canción que escribió mi hermano Federico, es para
mi una de las mejores canciones del mundo (sonará exagerado, pero así lo siento) y con la cuerdas
se volvió emocionalmente intratable… Ya me costaba cantarla de la emoción así como estaba…
Ahora, con estos arreglos, la ponía en una atmósfera tremendamente emotiva. Se convirtió en un
himno antifascista por naturaleza sin que federico lo hubiese planteado así. “Austin”, sin embargo,
tenía todo ese toque ramonero-rutero y, al final, el disparate total de la letra lo hace más irónico y
dramático con las cuerdas.

Nico, un maestro, se llevó los aplausos. Todos estábamos muy contentos de conocerlo… Jim
estaba como loco con las cuerdas y se había quedado impactado tanto con Leila y su cello, como
con Démian y su performance en el violín. Y no era para menos… con no más de 25 años tocaba
con una técnica y sentimientos admirables.
El sábado por la tarde, vino Rafa Vila, de Sony, a escuchar un poco y quedó como loco. Se fue
diciéndome que ahora no sabía con qué canción decidirse para proponer como corte!

Ese fue el día más largo de la mezcla. Teníamos que terminar de mezlcar 5 temas y debíamos
luego repasar todo el material para ver si había quedado algo por retocar, para sintetizar…

Entramos al estudio el sábado a las 10 de la mañana y salimos el domingo a las 10 de la mañana,


convertidos en héroes, todos con lágrimas en los ojos por un viaje a semejante velocidad y con
tantas emociones que llegaba, abruptamente, a su fin …

Nos despedimos, cada uno para su casa… A mi todavía me quedaba una deuda conmigo mismo…
Acompañar a Jim al aeropuerto a las 3 de la tarde. Iba a aprovechar hasta el último momento de
su presencia; habían sido 11 largos años para volver a encontrarnos.

Me fui a casa, escuchamos el disco con Fede, quien me dio su sincera y efusiva aprobación de
entrada… Y fede, si no lo siente no lo dice y menos por cumplir. Eso fue imortantísimo para mi.
Luego, un asado familiar y a las 15:00hs vino El Tano a buscarme para ir por Jim y llevarlo a Ezeiza.

Ahí estaba el loco, en la puerta del hotel, esperando con su sonrisa marca registrada y nos fuimos
escuchando el disco en el auto a todo trapo como chicos que recién lo habían comprado!

El disco sonaba increíbl… Ray, Mauro y sus bajos eran una aplanadora, el 22 un caño. Las
canciones sonaban buenísimas , tal que llegamos al aeropuerto y nos quedamos en el
estacionamiento escuchando hasta que se hizo la hora del vuelo.

La despedida fue muy fuerte y con un abrazo interminable de dos amigos que reconocían al
destino como aliado. Ya habíamos sellado nuestro pacto: no dejaríamos de vernos nunca y, cada
vez que fuera posible, haríamos algo juntos.

Así fue este viaje… Sumé muchos puntos en mi camino al pre-infarto pero nadie me quita lo
bailado.

Como conclusión me quedo con la frase que Jim dijo un día antes de terminar la mezcla, sabiendo
que faltaba el ultimo día y que iba a ser el más largo y pesado de todos: “no puedo esperar a
mañana… Soy tan feliz cuando no puedo esperar a mañana...”

EN BREVE…

- TODO SOBRE COMO SE HIZO EL ARTE DEL DISCO.

- LAS CANCIONES UNA A UNA.

- HISTORIA DETRÁS DE LAS LETRAS, ANÉCDOTAS, ETC.


EL TREN

ASCENSO

INDIOS KILME

SIGUE!

ADIOS A DIOS

AUSTIN

GUERRA EN LAS GALAXIAS

MORGUE CORAZON

ASTROS BAJO EL MAR

RELIGIONARÈ

SHANGRI-LA

EL TIEMPO

TOSCO

OCEANO ANARQUICO

LA JAURÌA

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