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De la competitividad

económica a la
competencia política:
las reservas
internacionales de
China como factor de
poder en el sistema
mundial
La necesidad de reformular el sistema
financiero internacional

Tecnológico de Monterrey Campus Chihuahua


Seminario de Relaciones Internacionales

Jorge Alberto López Lechuga


Mayo de 2011

Dedicado a Juan Hinojos y Adriana Ortega, por ser mis


más confiables críticos
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

Índice de contenido

Introducción………………………………………………………………………………….2

I. El equilibrio de poder: la amenaza china……………………………………..4

a. La hegemonía norteamericana del siglo XX…………………………………………………....4

b. El primer “salto” de China dentro de la hegemonía norteamericana………………….6

c. La erosión del modelo unipolar norteamericano……………………………………………...8

d. El activismo de la diplomacia económica china: una alternativa multipolar……..10

e. La ruptura china del sistema internacional hegemónico………………………………….12

f. ¿Un modelo unipolar o multipolar para China?......................................................18

II. La estructura del sistema de reservas monetarias internacionales: la


relación entre los organismos financieros internacionales y las
estructuras de poder……………………………………………………………….20

a. Las instituciones del Bretton Woods: alcance y papel en la hegemonía


norteamericana……………………………………………………………………………………………20

b. La necesidad de reformular los acuerdos del Bretton Woods, la postura china…..25

c. El sistema financiero de la República Popular China: la convertibilidad del


yuan…………………………………………………………………………………………………………….30

III. La competencia político-económica entre China y Estados Unidos en


la actualidad: los bonos del Tesoro y las reservas en dólares………..34

a. Los bonos de tesoro: la dependencia de Estados Unidos……………………………….….35

b. Las reservas internacionales en dólares: el arma política de china……………………39

c. El implemento de una canasta de monedas como patrón monetario internacional


que sustituya al dólar: la apuesta de China…………………………………………………....43

IV. Conclusiones…………………………………………………………………………..47

V. Bibliografía…………………………………………………………………………….49

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

Introducción

La Guerra Fría se caracterizó por ser un periodo en que el sistema internacional


se desenvolvía como un escenario de conflicto ideológico, es decir, a través de la
confrontación de ideales, posturas políticas y sistemas de creencias sociales entre
dos bloques: el soviético y el estadounidense.
Con el abatimiento de la Unión Soviética (URSS), Estados Unidos se plantó
como el único poder hegemónico, tanto en lo político como en lo militar, y
posteriormente en lo económico, iniciando así el auge del dominio capitalista como
referencia en el proceder de los Estados.
Con la conformación de las instituciones financieras internacionales, el Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial, se consagró la estructura monetaria y
el sistema de flujo de capitales como lo conocemos ahora. Posteriormente, en la
década de los 70’s, el dólar pasaría a ser la moneda única de reserva para el
sistema. De tal manera, la divisa norteamericana se convirtió en el mejor
instrumento con el que Estados Unidos expandiría su modelo económico.
El modelo norteamericano se basaba en la exportación de los valores liberales
como la democracia, el libre mercado y la poca injerencia del Estado en los asuntos
económicos. Asimismo, el dólar adquiría el papel de intermediario comercial entre
Washington y el resto de los países.
El papel entonces de Estados Unidos como líder hegemónico, era el de realizar
las gestiones necesarias para proteger su modelo, para ello fue necesario contribuir
en la búsqueda de la estabilidad y crecimiento económico de los demás países. Sin
embargo, se desarrolló un sistema de intercambio comercial que sólo abogaba por
el crecimiento económico bruto; uno que carecía de justas y equitativas condiciones
financieras de desarrollo para sus miembros. De tal manera, la hegemonía
estadounidense se convirtió en un modelo centralizado y unipolar.
Ante esta realidad y debido a los desequilibrios económicos acontecidos por las
fallas sistémicas en este modelo, otros actores han entrado en el debate económico
y político para intentar reformular el sistema de poder y financiero internacional.
Uno de esos actores, y quizá el principal es China. Realidad que en esta década

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

comienza a brindarle el papel de nuevo contrapeso en el modelo unipolar


norteamericano. Y la primera señal que muestra su asertividad hacia la
reconfiguración del sistema internacional, irónicamente, se centra en su vasta
posesión de divisas estadounidenses.
Siendo que China tiene tantas reservas internacionales en dólares, Estados
Unidos corre el peligro de perder terreno como potencia líder en el sistema
internacional si es que su moneda no se mantiene estable. Siendo el dólar
norteamericano el patrón monetario dominante en el sistema económico
internacional, una desestabilización de la moneda o un cambio significativo en las
arcas chinas podría degenerar en una crisis financiera más importante que la
acontecida en 2008 para Estados Unidos, bajo esa rúbrica: ¿cuáles son las
repercusiones en el liderazgo político y económico de Estados Unidos, el hecho de
que China posea más de 3 billones1 de dólares de reservas internacionales? ¿Qué
rol está asumiendo China en el contexto internacional como acreedor del 70% de
los bonos de deuda emitidos por Estados Unidos? Y finalmente: ¿cuál es el
escenario político-económico internacional en esta guerra de divisas?
Como piedra angular en esta discusión, resulta necesario centrar el análisis en el
hecho de que la vasta posesión de reservas que posee la República Popular de
China, representa un arma político-económica que utiliza para influir en el
replanteamiento de la estructura de poder en el sistema internacional, pues
directamente significa una latente amenaza a la estabilidad económica de Estados
Unidos, y por lo tanto, a sus intereses y protagonismo en la arena mundial.
La importancia del presente tema de investigación recae en el hecho de que
las repercusiones alrededor del mismo representan parte importante de un proceso
actual de reestructuración político-económica del sistema internacional. Donde el
rol protagónico de Estados Unidos cambia ante el avance de China, el cual ya no se
ve simplemente como una proyección a futuro, sino como una realidad que alcanza
primordial importancia para las relaciones internacionales.
A partir de este escenario, se considera pertinente realizar el análisis del
tema desde un enfoque neorrealista, tomando como marco teórico central la teoría

1
Sistema inglés de medición

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

de la estabilidad hegemónica de Gilpin. Según esta postura, la existencia de una


potencia hegemónica obedece a la necesidad de estabilidad dentro del sistema
internacional, para lo cual, la potencia central utiliza sus recursos políticos y
económicos para implantar un modelo acorde a su interés.
El objetivo central del proyecto será el demostrar la relación existente entre
las reservas internacionales de China en dólares y la rivalidad política del país
asiático con Estados Unidos; cómo es que estas reservas representan la mejor
condición con la cual China intentará replantear el actual sistema internacional, el
cual, según la postura oficial del gobierno de Hu Jintao, no resulta representativo
ni acorde a la realidad internacional.

I. El equilibrio de poder: la amenaza china

a. La hegemonía norteamericana del siglo XX

El inicio del siglo XXI consagra el papel de la República Popular China (RPC)
no sólo como una nueva potencia económica, sino también política. Indica la
cristalización de China como una amenaza real para el status quo del sistema
internacional heredado después de la Guerra Fría, mismo que Estados Unidos
definió a su imagen y semejanza, y que comienza a mostrar las primeras señales
serias de un cambio sistémico en su estructura.
Analizar este escenario resultaría falto de credibilidad a menos que tomemos en
cuenta el contexto en el que Estados Unidos articuló el sistema liberal
expansionista. Este periodo, definido como el “orden de postguerra” exigió como
prioridad el legitimar y asentar un status quo centrado en el poder militar y el
liberalismo económico. Valores como la democracia liberal, el libre mercado, la
mínima intervención del Estado y el intervencionismo fueron los ejes angulares en
la llamada Pax Americana, periodo llamado así porque dentro del mismo (1989,
con la caída del muro de Berlín hasta los ataques de septiembre 11) no aconteció
ningún conflicto bélico importante en el mundo.

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

Este modelo, consagrado en la época de Post Guerra Fría, en su conformación


respondió a los intereses reales de Estados Unidos y su relación dispar, en términos
financieros, con el resto del mundo. Este desequilibrio tanto económico (relación
norte-sur) como político (unilateralismo) se sustentó en la economía internacional
de mercado, donde las ventajas comparativas y el libre flujo de capital dejaron atrás
a los paradigmas ideológicos de la Guerra Fría para convertirse en las nuevas armas
de expansión hegemónica.
Alcanzando el dominio económico después de la Segunda Guerra Mundial,
hasta iniciada la Pax Americana, Estados Unidos definió su interés de promover la
prosperidad de sus aliados. Si bien el orden internacional se articulaba de manera
unipolar, era necesario que los países que aceptaron el status quo norteamericano
lograran avances en su desarrollo económico, esto con el propósito de evitar la
desestabilización del sistema. Es por ello que, un punto clave para Washington fue
la estrategia intervencionista, medio por el cual, se permitieron “ajustar” por
medios militares y económicos una estructura internacional más cercana a la
deseada.
Los objetivos detrás de esto, principalmente, eran prevenir otras depresiones
económicas y combatir el comunismo. Éste último, resultaba una amenaza pues era
la única alternativa viable al sistema capitalista norteamericano. Por lo tanto, y
como contrapartida Estados Unidos buscó institucionalizar su modelo por medio
de los acuerdos financieros de Bretton Woods, hasta las rondas comerciales que
formaron el GATT (General Agreement on Tariffs and Trade). De tal manera, se
materializaron los estatutos de dicho orden económico: los países podrían hacer
concesiones comerciales entre ellos; ninguno manipularía sus monedas para
obtener ventaja y, por extraño que parezca, las materias primas estarían
disponibles a precios no discriminatorios.
Luego de haber obtenido la legitimidad del modelo financiero con la imposición
de los acuerdos de Breton Woods2, Estados Unidos buscaría fortalecer la

22 Resolución de la Conferencia monetaria y financiera de las Naciones Unidas (1944) donde se


establecieron los acuerdos de las relaciones comerciales y financieras entre los 44 países firmantes.
Fue donde se estableció el uso del Dólar como moneda internacional, el fin del proteccionismo del
periodo 1914-1945 y la creación tanto del Banco Mundial como del Fondo Monetario Internacional
(Aranda, 2008).

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

credibilidad de dicho sistema manteniendo un discurso dirigido a la obtención de


la paz y el bienestar económico a través de la existencia de una política
librecambista donde el ilimitado flujo de bienes, servicios y sobre todo de capitales
determinarían las condiciones de las relaciones entre países.
A través de la creación de estas instituciones y la “universalización” de los
valores liberales Estados Unidos mantuvo la estabilidad de este modelo
hegemónico por más de seis décadas. Este periodo comprende el final de la
Segunda Guerra Mundial hasta los ataques del 11 de septiembre (como la primera
amenaza directa a la hegemonía norteamericana en lo político), pasando por el
crecimiento económico de China desde inicios del presente siglo: la fuente de
preocupación más seria para la hegemonía de Washington desde la Unión
Soviética; cuya diferencia es que esta vez tiene bases económicas.

b. El primer salto de China dentro de la hegemonía norteamericana

Las metas de la política china fueron totalmente diferentes a las de Washington


durante la segunda mitad del siglo XX: el fortalecimiento del Partido Comunista de
China (PCC) como único poder político real, alto crecimiento económico, la
creación de empleos para incrementar los estándares de vida y reducir la pesada
migración rural hacia las áreas urbanas (Samuelson, 2008). Es decir, mientras que
la política interna y el desarrollo económico de Estados Unidos se construían desde
una postura internacionalista basada en el comercio libre de bienes, el flujo de
capital transnacional y la exportación de los ideales democráticos, China priorizaba
solventar las necesidades sociales y el fortalecimiento del Estado; si para Estados
Unidos la política exterior era prioridad, la interna lo era para el gobierno de
Beijing.
De esta manera, para Estados Unidos la existencia de China no respondía
entonces a una amenaza en sí económica, sino política, después de todo el
comunismo fue y sigue siendo una de las mayores preocupaciones de Washington
y; la relativa solvencia con la que China salió de la Guerra Fría a diferencia del

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

bloque soviético, le permitió fortalecer su modelo. Hecho que desde entonces


representó un foco de alerta que considerar.
Como comentamos anteriormente, para la Casa Blanca, la prioridad en su
accionar internacional era expandir su influencia política a través del sistema
económico liberal. Según Robert Giplin (1990) la mera existencia de un poder
hegemónico no es suficiente para asegurar el desarrollo de una economía
internacional liberal. Por añadidura la hegemonía misma debe estar comprometida
con los valores del liberalismo o, en el lenguaje de Jhon Ruggie (1982), su proyecto
social y su distribución interna del poder deben estar favorablemente dispuestos
hacia un orden internacional liberal.
Esta hegemonía se ha mantenido, a excepción de ciertos periodos en donde
Japón mostró un incremento espectacular en su economía, situación que inició con
el primer antecedente de un nuevo orden multipolar como alternativa al unipolar
de la post-Guerra Fría. De hecho, Giplin anunció el fin de la hegemonía
estadounidense en el sistema internacional por la emergencia japonesa como
nuevo actor hegemónico (Griffiths, 1999). Sin embargo, esa predicción nunca se
volvió realidad, ya que Japón difícilmente representó una amenaza para el
liderazgo hegemónico estadounidense por la simple razón de que los nipones han
carecido de un ejército formal luego de la Segunda Guerra Mundial, además de que
se han mantenido estables dentro del status quo norteamericano. Ningún Estado
puede adquirir el rol hegemónico simplemente por su fortaleza económica, es
necesario poseer fuerza militar capaz de ejercer coerción.
Actualmente China sí lo tiene, por esa razón el gobierno del Partido Comunista
de China sí representa una amenaza al rol de Estados Unidos como superpotencia.
El país asiático aumentó su gasto de defensa de 532.1 billones de yuan en 2010,
hasta 601.1 billones de yuan ($91.5 mil millones de dólares) en 2011. Un aumento
de 7.5% en un año, lo cual en total representa el 2% de su PIB nominal de 2009
(Reuters, 2011). Cifra considerable si tomamos en cuenta que es el segundo país
con más gasto militar, tan sólo después de Estados Unidos con $663.2 mil millones
de dólares; superando a Reino Unido que invierte 69.2 mil millones de dólares

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

(ocupando el tercer lugar). Por otra parte China ocupa el primer lugar en miembros
activos dentro de su cuerpo castrense con 2, 285, 000 de militares, seguido tan sólo
Estados Unidos con 1, 580, 255 y de la India con 1, 325, 000 (IISS, 2010).
La relevancia de estas cifras se relaciona directamente con la necesidad de
China de plantarse en la arena internacional como un actor importante no sólo en
lo económico, sino en lo militar, hecho que representa un claro avance en la lucha
por la supremacía hegemónica. Es por ello que resulta clara la poca influencia
norteamericana en la política exterior y sobre todo interior de los asiáticos, incluso
con los casos de violación a los derechos humanos hacia su población que tanto han
sido expuestos en el escenario de Naciones Unidas.
De esta manera estamos viendo un claro ejemplo de cómo es que conforme
la capacidad de influencia por parte de China aumenta (militar, política y
económicamente), el rol hegemónico norteamericano se ve opacado ante la nueva
alternativa asiática.
En palabras de Griffiths (1999; p. 15): “Giplin argues that the decline of US
hegemony is likely to usher in a period of ‘new mercantilism’, perhaps even the
establishment of new trading blocs under the respective regional hegemonies of the
United States, Germany and Japan. Thus in contrast who talk of ‘globalisation’ in
the world economy, Giplin emphasises the fundamental changes in the world
economy that are a byproduct of the erosion of American hegemony. He believes
that we are now in the midst of a transition from a long period of liberal
internationalism to one of mercantilism3, and whether the latter will be malign or
benign remains a very open question”.

c. La erosión del modelo unipolar norteamericano

Esta erosión de la hegemonía Americana, systemic change, indica Giplin, en


palabras de Griffiths (1999; p. 13): “refers to the overall governance of the system,
the number of great powers within it, and the shift in identity of predominant
powers, usually after a systemic war involving challenges to, and attempts to

3 Como mercantilismo podemos entender la postura cuya prioridad es aumentar la prosperidad de

un Estado a través del capital obtenido por el comercio mundial (Rojas, 2004).

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

maintain, the existing distribution of power. Finally, and most significantly,


systems change refers to a fundamental transformation of the actors and thus the
nature of the system per se.”
La naturaleza de este systemic change se desarrolla a través de cinco
situaciones específicas (Griffiths, 1999; p. 13): (1) “an international system is stable
(i.e.in a state of equilibrium) if no state believes it profitable to change the system”;
(2) “A state will attempt to change the international system if the expected benefits
exceed the expected costs”; (3) “A state will seek to change the international
system through territorial, political and economic expansion until the marginal
costs of further change are equal to or greater than the expected benefits”; (4)
“once equilibrium between the costs and benefits of further change and expansion
is reached, the tendency is for the economic costs of maintaining the status quo to
rise faster than the economic capacity to sustain the status quo”; y (5) “If the
disequilibrium in the international system is not resolved, then the system will be
changed, and a new equilibrium reflecting the redistribution of power will be
established”.
Según el mismo Griffith (1999; p. 14), Giplin indica que: “the principal
mechanism of change… has been war, or what we shall call hegemonic war (i.e., a
war that determines which state or states will be dominant and will govern the
system)”. Esto es el inicio de un debate que ya se consagró a partir de la primera
década del siglo XXI: la realidad de China como potencia amenazante del actual
orden internacional, o en términos técnicos: el sistema unipolar vs. el sistema
multipolar con el país asiático como segundo actor de importancia después de
Estados Unidos.
Las discusiones sobre el mundo unipolar vs. multipolar han salido a primer
plano a partir del debate sucedido en 2003 sobre la decisión de Estados Unidos de
invadir Irak. Ante la oposición que se formó por parte de la Unión Europea (UE),
Rusia y China, la entonces Secretaria de Estado Condoleezza Rice advirtió que la
multipolaridad es una: “theory of rivalry” (teoría de rivalidad). “We have tried this
before” (lo hemos intentado antes) declaró. “It led to the Great War...” (llevó a la
gran guerra). Claramente, la multipolarización presagia violentos conflictos

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

interimperialistas por la redivisión del mundo. Sus palabras habrían de ser casi
repetidas por Tony Blair, el entonces Primer Ministro de Reino Unido, refiriéndose
a la multipolaridad: “there was no more dangerous theory in international relations
today” (Clegg, 2009).
Todas estas declaraciones se hacen válidas cuando conocemos la postura,
dentro del mismo debate, de importantes líderes políticos chinos como el coronel
Liu Mingfu miembro del Ejéricto Comunista de China, quien publicó un libro
llamado The China Dream en el que expone la necesidad de que China se convierta
rápidamente en el Estado más poderoso. El libro declara que China y los Estados
Unidos se encuentran compitiendo para ser el país líder, un conflicto que
determina quién sube y quién cae (Gertz, 2010).
Es una realidad que concierne no sólo a Estados Unidos, sino también a los
países en vías de desarrollo quienes tendrán que replantear su visión estratégica en
este actual contexto que sin duda seguirá cambiando. Es notable el hecho de que
igualmente, el tercer mundo es sin duda pieza importante en el fortalecimiento
político de Chino: “Beijing used trade as a means of improving political relations
with countries (…) –a practice Chinese officials officials termed ‘economic
diplomacy’.” (Roy, 1998; p. 87)

d. El activismo de la diplomacia económica china: una alternativa


multipolar

En 2004 el gobierno chino organizó a sus líderes en un tour importante por


Latinoamérica, donde se realizaron encuentros con los jefes de Estado de Brasil,
Argentina, Chile, Cuba, Perú, Venezuela, Trinidad y Tobago, así como de Jamaica.
Posteriormente, en 2005, el Secretario General del Partido Hu Jintao condujo el 60
aniversario de la Conferencia de Bandung visitando tanto India, como varios países
africanos. Consecuentemente, la cumbre Chino-Africana fue llevada a cabo en
Beijing en noviembre de 2006, donde asistieron 48 representantes de países
africanos. Asimismo, China inició negociaciones de tratados comerciales con
ASEAN (Association of Southeast Asia Nations), algunos países del Golfo Pérsico,
Pakistán, Australia y Nueva Zelanda. Es por ello que, en este contexto, el

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

fortalecimiento de su relación con el segundo y tercer mundo seguirá


representando un paso importante en su actual posicionamiento global; llegando a
convencerse de que su futuro como un líder hegemónico dependerá del incremento
de un mayor número de países que buscan un contexto multipolar (Clegg, 2009).
Los líderes chinos han mantenido por mucho tiempo la idea de la
multipolarización como contraparte de un monopolio hegemónico internacional.
Las discusiones entre analistas chinos desde mediados de los 80’s se han centrado
en la necesidad de un mundo multipolar que permita un espacio para las nuevas
iniciativas del mundo en vías de desarrollo, situación que reflejaría la diversidad
del mundo y permitiría un enfoque multifacético del desarrollo (Clegg, 2009).
Primero, China persiguió sus ambiciones dentro del existente marco global. De
hecho, Estados Unidos apoyó su candidatura para ser parte de la Organización
Mundial de Comercio (OMC) en 2001. Pero conforme creció económicamente
Beijing comenzó a actuar ignorando las viejas normas internacionales, iniciando
con una política comercial predadora al mantener su moneda, el Renminbiu (mejor
conocida como Yuan), artificialmente a bajos niveles; es decir que su valor como
divisa internacional no se fija por las leyes de la oferta y la demanda.
Esta ventajosa situación ha estimulado el crecimiento chino impulsado por las
exportaciones gracias a los precios ventajosos de sus productos. Del año 2000 al
2007, el superávit en la cuenta corriente de China se disparó de 1.7% del producto
interno bruto (PIB) a 11.1% (Samuelson, 2008), mostrando un crecimiento de 8
veces el nivel de sus exportaciones de 2000 a 2011. Lo anterior, tomando el PIB de
inicio de la década como referente: en el año 2000, 20 mil millones de dólares y
160 mil millones en 2011, según cifras de Trading Economics (2011). Este enorme
crecimiento ha permitido que China actualmente sea el primer socio comercial
tanto de Japón, Corea del Sur, Australia, Rusia e India; y el segundo de Estados
Unidos, Canadá, Indonesia, México y Brasil. Con lo cual, su aportación en las
exportaciones mundiales ya es de un 10% del total (Wessel y Prada, 2011).
Aunado a lo anterior, de acuerdo a Agence France-Presse (Noticias24, 2010) las
reservas internacionales en dólares que China registró en 2010 alcanzaron la cifra
de 2.13 mil millones de dólares (alrededor del doble del PIB nominal de México en

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

2010), presentando un aumento anual de 17.8% desde 2005. Esta realidad es el


principal factor de poder que ejerce China para consolidar su emergencia como
amenaza al existente sistema internacional.
Al ejercer medidas económicas diferentes a las planteadas por la regente
estructura monetaria expone, primero, su renuencia a seguir cumpliendo la
normatividad; segundo, y como consecuencia de lo anterior presenta una
alternativa hegemónica a la existente. El análisis sobre estos factores se abordará
de manera específica tanto en los capítulos III y IV del presente trabajo de
investigación.

e. La ruptura china con el sistema internacional hegemónico

De acuerdo a la teoría de la estabilidad hegemónica, en palabras de Gilpin


(2002), el Estado líder crea y mantiene una economía mundial abierta, usa su
poder e influencia para promover la liberalización comercial y un sistema
monetario internacional estable, primordialmente con el propósito de avanzar
hacia sus intereses políticos y económicos. El líder, sin embargo, rara vez puede
imponerse a los Estados reacios a obedecer las reglas del orden económico
internacional y debe buscar por su cooperación. Si estos Estados cooperan con la
hegemonía, es porque esto responde a sus propios intereses económicos y de
seguridad; de lo contrario, es porque implica la carencia de un beneficio.
La idea original de que una economía liberal internacional requiere un liderazgo
político fuerte fue desarrollada inicialmente por Charles Kindleberger (1973) en su
libro The World in Depresion, 1929-1939, en donde argumenta que el Estado
hegemónico puede y debe usar su influencia para crear el sistema económico
internacional y, subsecuentemente implantar ciertas funciones económicas
necesarias para mantener eficiente el funcionamiento del sistema: creación y
mantenimiento de un régimen comercial liberal, el establecimiento de un sistema
monetario internacional, y asumir el rol de prestador de último recurso para
prevenir las crisis financieras (Gilpin, 2002).

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

El crecimiento económico y cada vez mayor poder militar de China ha


convencido al mundo occidental de que ya no es Estados Unidos la única potencia
en búsqueda de ocupar el rol hegemónico. Por otra parte, para la percepción
occidental, la orientación ideológica (nacionalismo y autoritarismo) del país
asiático lo convierte en un actor revolucionario que está amenazando tanto al
status político de E.U., como a toda la estructura global.
Durante la última década, el liderazgo chino ha sido cauto y exitoso en manejar
el nacionalismo interno y el unilateralismo norteamericano en cierto grado, gracias
a la guerra contra el terrorismo. Algunas señales han mostrado que la luna de miel
entre Estados Unidos y China, en las secuelas del 11 de septiembre, ha llegado a su
fin. Si Estados Unidos cambia su política de línea dura hacia China, la turbulencia
cíclica en la relación sino-americana puede volverse más delicada. Esto puede
comprometer el plan chino de “crecimiento pacífico”.
En el nivel micro, Washington se ha visto más provocativo hacia el país asiático,
mientras que China ha estado más a la defensiva; pero si miramos la relación desde
el nivel macro, parece que China puede tomar la iniciativa si remueve el fantasma
de la ideología comunista y el autoritarismo, porque Washington tiende a creer que
bajo la doctrina de la paz democrática, los países no enfrentan conflictos contra
terceros (Mia, s.a.). Sin embargo, el cambio que menos podemos esperar dentro de
la estructura del Estado Chino es el político.
Si China en ocasiones se muestra excesivamente sensitivo a la crítica externa,
peligrosamente nacionalista y sobre todo renuente a un cambio en su sistema
político se debe a que, en el siglo XIX, varios países occidentales atacaron y
subyugaron la nación por meros intereses comerciales. Tal vez, en Estados Unidos
no se conoce mucho sobre las dos guerras del opio, pero en China se mantiene un
constante recuerdo de humillación nacional. Posteriormente, en el siglo XX, China
sufrió una devastadora guerra civil, que junto con un ineficiente modelo económico
de corte comunista, provocó el empobrecimiento del país, convirtiéndolo en un
paria internacional (Cassidy, 2010).
No fue sino que a partir de las reformas económicas realizadas por Deng
Xiaoping en la década de los 80’s, cuando China se adentró en la economía de

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

mercado. Siendo la lucha contra la pobreza uno de los objetivos primordiales del
Estado, el cual se adhirió a los que han existido desde el periodo maoísta: el
término de la subyugación proveniente del exterior y la búsqueda por el liderazgo
chino entre los países en vías de desarrollo.
Ante esto, resulta claro el hecho de que el país asiático dejó atrás la
determinación de su proceder desde una postura aislacionista, recurrente en la
época de Mao Tse Tung. Por el contrario, partiendo de un principio pragmático en
su proceder político, ha tenido que recurrir a su gran poder en tamaño (territorio,
población y economía) para alcanzar su propio interés y respeto ante el exterior
(Gertz, 2010).
Consecuentemente, resulta probable que esta confrontación por el orden
unipolar vs. multipolar se torne en un fenómeno aún más directo -tanto en lo
político como en lo económico- si el nacionalismo chino o, a su vez el
neoconservadurismo norteamericano actúan como determinantes para que tanto
un Estado como el otro intenten consolidar el segundo punto que Gilpin plantea
dentro del systemic change: “A state will attempt to change the international
system if the expected benefits exceed the expected costs.” Es decir, para China ya
representa un mayor beneficio el comenzar a mostrar una postura alternativa al
orden mundial impuesto en el siglo XX por Estados Unidos. Siendo su crecimiento
económico, su renuencia a flotar su moneda, su importante nivel de reservas
internacionales en dólares y bonos del Tesoro norteamericano, así como su
creciente influencia política entre distintos países en vías de desarrollo, los
baluartes de este intento por cambiar el sistema internacional.
Cuando George W. Bush inició su periodo presidencial en el año 2001, China
representó la prioridad para su gobierno, pero el 11 de septiembre cambió todo.
Con Estados Unidos preocupado por intromisiones bélicas en Afganistán e Irak,
con sus aliados divididos, y con oposiciones masivas contra la guerra por parte de
varios gobiernos y grupos sociales alrededor del mundo, se creó un escenario viable
para que surgiera el intento de un nuevo orden en la solidaridad tercermundista.
Esto le brindó a China la oportunidad de reforzar su estrategia diplomática por el
mundo. Mientras George W. Bush usaba la “guerra contra el terrorismo” como un

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

pretexto para incrementar su influencia diplomática en Asia, China se preocupaba


por su seguridad, por lo que comenzó a promover una cooperación entre los países
del tercer mundo (Clegg, 2009).
Tan sólo cabe recordar palabras de importantes líderes del Partido Comunista
Chino como Qian Qichen (1994), Ministro de Relaciones Exteriores de la República
Popular China de 1988 a 1998: “CCP officials sayed that ‘all countries in the world
may see that China has a different attitude and that China stands up for justice’.
While many Americans like to think of their country as the ‘last, best hope of
mandkind’, the Chinese might make a similar, if more reserved, claim. (…) since
the collapse of European communism, China’s has not declined, but increased…
Now [developing countries] all say: ‘China is our only hope, the only country that
can speak for us, and the only power that can represent our interests. (…) Wherever
we [CCP] go [in developing world], they put eye-catching slogans such as ‘China is
the hope of Africa’. (Roy, 1998; p. 339).
La nueva diplomacia de China es caracterizada por ser una búsqueda egoísta de
sus intereses, respaldada por un creciente poder militar. Con su progresiva
necesidad de recursos, hace primordial su tarea de solventar su demanda de
materias primas para su uso exclusivo. Asimismo, no muestra ningún reclamo al
considerarse como uno de los principales Estados ofensores de los derechos
humanos, justificándose con alcanzar sus fines comerciales y económicos.
Por esta razón es constantemente acusada de frustrar los avances de Naciones
Unidas en materia de Derechos Humanos (Clegg, 2009). Por ejemplo, se le ha
atribuido al gobierno chino la acusación de proteger los gobiernos de Robert
Mugabe en Zimbabue y el de Hamam Al-Bashir en Sudán ante las sanciones
económicas que la comunidad internacional les ha impuesto. Recordemos que el
pasado 11 de julio de 2008 China vetó las sanciones económicas impuestas a
Zimbabue debido a varios atentados graves a los derechos humanos a su población
(CNN, 2008). Asimismo, el juicio por el que la Corte Penal Internacional trató de
procesar a Haman Al-Bashir en 2008, acusado del mismo delito que Mugabe, no se
llevó a cabo por la intromisión del gobierno chino, quien justificó tal apoyo por su
principio de no intervención (Woolford, 2008). La verdadera razón de este apoyo al

15
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

gobierno de Sudán es porque China tiene en este país africano a uno de sus
principales focos de inversión petrolera. China ha invertido una cantidad de 15 mil
millones de dólares en la industria petrolera de Sudán desde 1996 (The Economist,
2008).
La primera semana de diciembre de 2010, la revista The Economist publicó un
reporte de catorce páginas sobre las ambiciones militares y estratégicas de Beijing,
donde se indica que el país asiático ha estado ocupado en modernizar su sistema
armamentista. Estos esfuerzos incluyen el desarrollo de misiles crucero, similares a
aquellos que Estados Unidos usó en Pakistán y Yemen; y el desarrollo de misiles
balísticos anti buque. Este nuevo reto militar que China representa es
suficientemente evidente (Cassidy, 2010), pues, como recalca Wang Jisi acerca de
la élite política china: “In their eyes, world politics continues to involve a zero-sum
game, and in the inevitable hierarchy, the more powerful nations dominate the
weak.” (Roy, 1998; p. 37)
Estas situaciones impredecibles para Estados Unidos son las que están
provocando profundas preocupaciones sobre China y su relación con los demás
Estados en el mundo. Sin embargo, el país asiático mantiene un discurso contrario
a esta percepción. En quien podemos verlo sintetizado es en el Secretario General
del Partido Comunista Wen Jiabao, quien en un discurso en la Universidad de
Hardvard, en diciembre de 2003, nombró la situación internacional de su país
como: “China’s peaceful rise” (el crecimiento pacífico de China). Dentro de este
discurso, recalcó cinco puntos clave: primero, el desarrollo de China depende y en
retorno contribuirá a la paz mundial; segundo, el desarrollo internacional será
obtenido por medios pacíficos; tercero, el desarrollo de china dependerá de sus
propios recursos y mercado; cuarto, el país está preparado para un proceso a largo
plazo de trabajo duro, incluso las siguientes generaciones, para fortalecer la
prosperidad económica. Y finalmente, si bien China ha alcanzado un desarrollo
económico considerable, no es su intención buscar la hegemonía en el mundo o
mostrarse como una amenaza para otro Estado (Ming, S.a.).
Estas palabras sin duda se sustentan en los cinco principios de la Política
Exterior China: “mutual respect for sovereignty and territorial integrity, mutual

16
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

non-agression, non interference each other’s internal affairs, equality and mutual
benefit, and peaceful co-existence.” (Roy, 1998; p. 40)
Por otra parte, sería un error olvidar el hecho de que en ocasiones, si no es que
en su mayoría, la política exterior China se basa más en el pragmatismo puro que
en su estructura ideológica: “Although Chinese officials and PRC-based scholars
have maintained in public statements and published writings that Chinese foreign
policy is consistently moral, they undoubtedly recognize that Chinese foreign policy
also has a Machiavellian streak.” (Roy, 1998; p. 41)
Los factores que yacen detrás de este intento por parte de China de cambiar el
sistema internacional no son coyunturales, y tanto sus estructuras, circunstancias y
alcances se tornan en incentivos que intenta cambiar para su propio beneficio,
como lo es la estructura social, la penetración de la tecnología militar en el sistema,
la seguridad nacional y la expansión de un nuevo modelo más representativo que
deje atrás al unipolar (Griffiths, 1999).
De esta manera, la visión neoconservadora de un mundo unipolar dominado
por Estados Unidos como único poder hegemónico está empezando a ceder el paso
ante las crecientes señales que muestra China de formular un nuevo tipo de orden
internacional multipolar, con una determinación más democrática de los asuntos
globales (Clegg, 2009). Habría que ver si en verdad un modelo multipolar resulta
una mejor opción para la estabilidad y desarrollo del sistema internacional liberal
que estudia Gilpin. Por ejemplo, según Midlarsky (citado en Sullivan, 2001; p. 126):
“multipolar system engender serious inequalities under conditions of scare
international desiderata. Bipolar systems do not suffer from this limitation,
allowing for equality of distribution under all conditions.”
En este punto del análisis cabe recordar que la diferencia entre un modelo
bipolar y uno multipolar es simplemente que, el primero plantea la existencia de
dos potencias hegemónicas con similares capacidades de poder dentro de un
sistema. Donde la inclinación de la balanza dependerá de la influencia y
legitimidad política que genere alguno de los dos bloques. En cambio, el multipolar
es aquel donde más de un bloque político-económico interactúa en la balanza y
contribuye a la reestructuración del orden internacional de manera más plural,

17
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

aunque no necesariamente más democrático por la existencia inevitable de una


potencia central.

f. ¿Un modelo unipolar o multipolar para China?

Ahora, en este sentido es entendible que para China el modelo más conveniente
no es el unipolar, pues resulta un compromiso enorme en recursos y acciones el
asumir el papel de única potencia hegemónica que se encargue de transmitir los
public goods al resto de los actores estatales. En cambio, el multipolar resulta el
más adecuado, pues implicaría el compartir la corresponsabilidad de Estado líder
sin tener que ser el único encargado del cambio sistémico; asimismo, le sería
factible el definir una nueva estructura del sistema internacional de acuerdo a su
interés de influencia y dominio.
Es indudable que China necesita de una contraparte en el sistema internacional
pues tendría más libertad de movilidad y transformación. Por otra parte, se
desempeñaría más cómodamente con la existencia de varios actores que asuman la
responsabilidad de conformar un sistema más equitativo. Por ejemplo, “Chinese
Taoist philosophy holds that all natural phenomena stem from interaction between
two opposite forces, the Yin and the Yang. Among other things, the Yin represents
submission, and the Yang aggressiveness. These two forces simultaneously repel
and attract each other, keeping nature in proper balance. This provides a useful
metaphor for understanding the interaction between the two contending views in
the PRC on proper relations with America (…). Each of these views exerts influence
on particular events, keeping Chinese initiatives and responses from being either
too conciliatory or too provocative (…). There is little doubt that Beijing would
sacrifice good relations with Washington rather than acquiesce to what it perceived
to be a severe affront to Chinese sovereignty or status.” (Roy, 1998; p. 142) Este
argumento nace de los tres objetivos primarios y permanentes de la política
exterior china: “power, wealth and status. ‘Power’ means Beijing’s capacity to
influence the policies of other governments and of the international system as a
whole toward the outcomes the PRC desires. ‘Wealth’ means promoting China’s

18
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

economic development and raising the living standards of Chinese citizens. ‘Status’
means increasing international respect for China.” (Roy, 1998; p. 215)
La llegada a este nivel de interés resulta interesante. Primero, el relativamente
débil Estado Chino de los 80’s era forzado a brindar concesiones significativas a los
regímenes internacionales, la opinión pública y la presión de las superpotencias,
pero mientras adquiría más confianza y credibilidad, nacida de su poder
económico, se fue tornado más demandante y menos cooperativo con sus vecinos y
las potencias en algunos temas políticos y económicos (Roy, 1998).
Sin duda China sigue viendo a Estados Unidos como un “arrogant country that
has always been apt to believe that only the moon shining over the United States is
the roundest and tried to reshape the world according to its own values.” (Roy,
1998; p. 135) Por su parte, Estados Unidos no sólo ve a China como una
amenazante potencia cuyo poder económico adquiere niveles políticos, sino que
percibe en un inminente modelo multipolar un sistema donde la inestabilidad
hegemónica, y por lo tanto el desorden mundial estarán a la orden del día.
Según Bruce Bueno de Mesquita (1978; p. 258-259), sustentándose en la idea de
Hart: “Measuring polarization by the patterns of cooperation and conflict (rather
than power distributions) showed that cooperation decreased when one moved
from strict unipolar to strict bipolar, and loose bipolar to loose multipolar
structures. With alliance-related measures of polarity, ‘the greater the shift toward
a multipolar system, the greater the amount of war that can be expected to begin
during the subsequent five years’. An increase in the number of poles in the system
related to increase of probability of war, as did an increase in tightness of the
system.”
Resulta claro entonces que China ha logrado una transición de potencia
económica a potencia político-militar. Tanto su crecimiento económico y su
activismo diplomático entre los Estados en vías de desarrollo, como su
fortalecimiento militar lo convierten en una clara amenaza al actual sistema
internacional donde Estados Unidos tiene el rol hegemónico.
Es una realidad que va más allá de la arena económica, pues resulta igualmente
importante que el interés chino de suplantar el modelo unipolar de la Postguerra

19
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

Fría, por uno multipolar tiene más de un rostro y, lo importante entonces será
conocer cuáles serán las herramientas y estrategia que China utilizará para
lograrlo: el militar, económico o político. Las condiciones de un cambio sistémico,
como lo indica mi colega Gilpin dependerán de ello.

II. La estructura del sistema de reservas monetarias


internacionales: la relación entre los organismos
financieros internacionales y las estructuras de poder

a. Las instituciones del Bretton Woods: alcance y papel en la hegemonía


norteamericana

El sistema de administración monetaria internacional del Bretton Woods


estableció las reglas de las relaciones comerciales y financieras entre los Estados a
partir de mediados del siglo XX. Para ello, los acuerdos formaron el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional para la Reconstrucción y el
Desarrollo (BIRD), el cual actualmente es parte del Grupo del Banco Mundial.
Estas instituciones llegarían a representar entonces la estructura física de la
hegemonía financiera norteamericana, pues no es más que la institucionalización
de la alternativa unipolar en el rubro económico.
La base política, y por lo tanto justificación de definir el sistema Bretton
Woods se centraba en ciertas condiciones clave: las experiencias compartidas de la
Gran Depresión, la concentración del poder en un reducido número de Estados y la
presencia de un poder dominante capaz de asumir el rol hegemónico en los asuntos
monetarios internacionales.
La primera obligación para los 44 países firmantes originales era mantener
una tasa de cambio fija en relación al dólar estadounidense. Este sistema abierto de
tipos de cambio fijos, también implicaba respetar la convertibilidad de sus
respectivas monedas en otras divisas y la autorización para colocarlas dentro de un
mercado intangible. Lo que surgió fue el régimen monetario conocido como
“pegged rate” (tipo de cambio fijo), con el cual los miembros estaban obligados a
mantener una paridad de sus monedas nacionales en términos de la divisa de
reserva (“peg” o paridad) y mantener los tipos de cambio dentro de más o menos

20
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

1% de la paridad (“a band” o banda), interviniendo en sus mercados de divisas (es


decir, compra o venta de moneda extranjera).
El patrón dólar significaba entonces la vinculación de sus monedas a la
divisa estadounidense, y una vez que se restableció la convertibilidad de la compra-
venta de dólares, ese 1% del margen permitido, evitaría que los Estados miembros
fijaran una paridad injusta en comparación a la de los demás.
Posteriormente, con el fin de reforzar la fe en el dólar dentro de los
mercados financieros y evitar asimismo una crisis especulativa, se decidió un
acuerdo para vincular el dólar al oro a razón de $35 dólares por onza del metal; el
sistema de pagos de las instituciones de Bretton Woods también se manejó
entonces por medio de la divisa internacional. A este ritmo, los gobiernos y los
bancos centrales fueron capaces de cambiar dólares por oro como inversión para
fortalecer sus reservas.
De esta manera, comenzó a utilizarse una de las herramientas clave que
permitieron la expansión del sistema hegemónico norteamericano. Todas las
transacciones comerciales y financieras del mundo inevitablemente se hicieron en
dólares a partir de entonces. Las naciones europeas que habían participado en la
Segunda Guerra Mundial, por causa de su endeudamiento, comenzaron a transferir
grandes cantidades de oro a Estados Unidos, otro hecho que contribuyó a la
consagración hegemónica financiera norteamericana.
Para agosto de 1971, la relación de la divisa internacional cambió,
unilateralmente se terminó con la convertibilidad del dólar por el oro, esto debido a
que Estados Unidos perdió la capacidad de sustentar la emisión de su moneda. Las
reservas de oro de Estados Unidos, que luego de la Segunda Guerra Mundial se
valoraban en 20 mil millones de dólares, se redujeron hasta 9 mil millones
(Mascaró Rotger, 2001). Como resultado, el dólar presentaba un fenómeno
inflacionario y conforme los países con reservas se dieron cuenta de ello,
comenzaron a comprar oro a la reserva norteamericana. De esta manera, como
subió la demanda del metal, su precio subió en mercados como el de Zurich y
Londres, hecho que dificultó a la Reserva Federal mantener la relación de 35

21
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

dólares por cada onza de oro. De hecho para 1973 la onza de oro se cotizaba en 125
dólares (Mascaró Rotger, 2001).
De esta manera, como una medida unilateral de Estados Unidos, a decisión
de Nixon, en 1971 Washington terminó la convertibilidad del metal con su divisa.
Esto después de que los bancos centrales europeos comenzaron a vender gran parte
de los dólares a cambio de oro.
Como resultado, el sistema fijó el papel del dólar como moneda fiduciaria de
manera permanente, convirtiéndola en la única referencia y respaldo financiero
para los miembros. A partir de entonces, el dólar sería igualmente la moneda de
reserva para los Estados.
En este punto, el equilibrio de poder y en particular la capacidad del control
del sistema hacia los miembros recaía en que los Estados que desearan cambiar su
paridad de compra, por más mínima que sea, debían tener la aprobación del FMI,
esto claro, siempre y cuando presentara una seria complicación económica, como
un desequilibrio en su balanza de pagos. Esta fue la tarea principal del fondo,
actuar como benefactor en los casos de desequilibrio comercial.
Por su parte, el Grupo del Banco Mundial, compuesto por 5 agencias: el
Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) cuya actividad se centra
en los países de ingreso mediano y los pobres con capacidad crediticia; la
Asociación Internacional de Fomento (AIF), que tiene la responsabilidad de
contribuir al desarrollo de los países pobres. Asimismo, la Corporación Financiera
Internacional (CFI), el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones (OMGI),
y el Centro Internacional de Diferencias Relativas a Inversiones (CIDRI). La labor
en conjunto de estos organismos es brindar préstamos con bajos intereses fijos,
créditos sin intereses y/o donaciones a los países en desarrollo para fines tales
como desarrollo educativo, salud, administración pública, infraestructura,
desarrollo del sector financiero y privado, entre otros. La única condición que
exigen tanto el FMI como el BM para otorgar estos créditos es que el país
solicitante se someta a una serie de cambios estructurales en materia económica
que el Banco le “recomienda” (BM, 2011).

22
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

Esta situación claramente aboga por la existencia de una serie de


mecanismos destinados a definir la estructura con la que Estados Unidos ejerce su
influencia en el entramado financiero y económico internacional. Los
requerimientos, llamados cambios estructurales, que ambas organizaciones
financieras exigen a los países que solicitan un crédito por razones de
desequilibrios macroeconómicos y de balanza de pagos, resultan en condiciones
que fortalecen y legitiman el modelo unipolar hegemónico norteamericano, al
menos en el contexto financiero.
Actualmente el FMI cuenta con 177 países miembros, y maneja un portafolio
crediticio de $200 mil millones de dólares. Las decisiones dentro del Banco
Mundial y el Fondo Monetario Internacional se hacen por medio de un voto del
Board Executive Director, grupo que representa directamente a los países
miembros. A diferencia de las Naciones Unidas, donde cada participante tiene un
voto equivalente, el poder de dictamen dentro de estos organismos financieros es
determinado por el nivel de contribución hecha por los Estados miembro.
Estados Unidos tiene el 17% de los votos, que en conjunto con los países
industrializados miembros del G-7 poseen el 45% del total de las decisiones.
Debido a esta escala en las contribuciones Estados Unidos siempre ha tenido una
voz dominante, sin mencionar que también ejerce un importante poder de veto en
las disposiciones y decretos. Igualmente, por tradición el presidente del Banco
Mundial ha sido norteamericano y el del FMI en su mayoría de Europa. Ese es el
poder real de la hegemonía norteamericana, tan sólo cabe mencionar que por cada
dólar que el país aporta a estos organismos, sus exportaciones obtienen más de dos
dólares en contratos financiados por los organismos, es decir, adquiere una
ganancia en intereses, según cálculos del Departamento del Tesoro norteamericano
(Global Exchange, s.a.).
Los mismos estatutos del FMI indican su poder hegemónico a través del
código de conducta financiera que exige a sus miembros: “Agreement signed by all
members, constitute a code of conduct. The code is simple: it requires members to
allow their currency to be exchanged for foreign currencies freely and without
restriction, to keep the IMF informed of changes they contemplate in financial and

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

monetary policies that will affect fellow members' economies, and, to the extent
possible, to modify these policies on the advice of the IMF to accommodate the
needs of the entire membership. To help nations abide by the code of conduct, the
IMF administers a pool of money from which members can borrow when they are
in trouble. The IMF is not, however, primarily a lending institution as is the Bank.
It is first and foremost an overseer of its members' monetary and exchange rate
policies and a guardian of the code of conduct.” (FMI, 2010)
El papel central de la divisa del país hegemónico en el sistema monetario
internacional lo dota de poder financiero y monetario. Tanto Gran Bretaña en el
siglo XIX como, en mucha mayor medida, los Estados Unidos en el siglo XX han
usado para provecho el derecho al señoreaje, “que es el beneficio que le viene al
señor, o potencia soberana, de la emisión del dinero” (Kindleberger, 1981, p. 248).
Por otra parte, los Estados Unidos también han empleado su poder
financiero para premiar a los amigos con el acceso a mercados de capital y para
castigar a los enemigos mediante la negativa a su acceso; para muestra los
embargos comerciales a países con regímenes políticos no aceptables como Cuba y
Corea del Norte. También en el caso de los Estados Unidos las regalías financieras
de la potencia hegemónica han sido cruciales para su capacidad de mantener su
posición dominante y su prosperidad interna (…).” (Giplin, 1990; p. 91)
La base del poder económico del Estado hegemónico es la flexibilidad y
movilidad de su sistema financiero (Hawtreym 1952). A largo plazo, el poder
económico no es ni la posesión de monopolios, ni la autosuficiencia económica,
sino la capacidad de la economía de transformarse a sí misma y responder a los
cambios en el entorno económico global, como por ejemplo, los cambios en los
costos comparativos en los precios (Giplin, 1990).
Por lo tanto, la gran inversión política y económica hecha por Estados
Unidos en torno a los acuerdos del Bretton Woods luego de terminada la Segunda
Guerra Mundial tuvieron el propósito de determinar los límites, alcances y
estructura de un sistema financiero acorde a sus intereses hegemónicos. Mismos
que sin duda hoy en día se encuentran alejados de la realidad del sistema
internacional, donde cada vez existen más actores como China, que están exigiendo

24
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

la reestructuración del mecanismo financiero internacional y lograr un entorno


más plural. Para muestra recordemos la renuencia de Beijing a aceptar revalorar su
moneda, hecho que indica el poco respeto que tiene hacia el actual sistema
financiero.

b. La necesidad de reformular los acuerdos del Bretton Woods, la


postura china

La paradoja de Triffin establece que el país con la moneda de reserva debe


incurrir en déficit en su cuenta corriente4, como Estados Unidos actualmente, con
el fin de mantener la liquidez internacional. Pero tales déficits socavan su papel
percibido como eje central de la economía internacional que resulta en una pérdida
de compromiso con la moneda de reserva. Por otra parte, si esto se diera en un
sentido reductivo el dólar no habría sobrevivido como una moneda de reserva
oficial durante tanto tiempo. Ante ello, Frank (S.a.) sostiene que es precisamente
por la naturaleza del riesgo que el dólar sigue dominando: porque es un medio
aceptado, un acuerdo establecido de aislar la actividad económica frente al riesgo.
El lenguaje de la evaluación del riesgo y el riesgo se ha desarrollado como
parte de los mercados financieros actuales y ampliados a raíz del colapso del
sistema de Bretton Woods, refiriéndonos al patrón dólar: estos mercados han
surgido para administrar y explotar la incertidumbre del potencial incrementable
de grandes y rápidos flujos de capital que comenzaron con la desaparición de los
regímenes de tipo de cambio fijo; en ese sentido, Frank (S.a.) indica que mantener
un activo denominado en otra moneda (el dólar) significa exponerse a tres
variedades relacionadas entre sí: (1) el riesgo de que los cambios en la política
económica afectarán a la moneda, su flujo (convertibilidad, movimientos de
capital, etc.), y/o su valor directa (intervención en el tipo de cambio) o
indirectamente (vía tasas de interés e inflación); (2) el riesgo de crisis regionales o

4El déficit en la cuenta corriente de Estados Unidos presenta una tasa anual de $700 mil millones de
dólares, hecho no visto desde las primeras décadas del siglo XIX. El déficit toma aproximadamente
tres cuartos de los excedentes externos existentes en el mundo. De continuar esta tendencia,
Estados Unidos puede verse expuesto a una deuda externa equivalente a la totalidad de su PIB
nominal (Obstfeld, 2005).

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

globales causando restricciones defensivas sobre los movimientos de capital y


convertibilidad de la moneda; y (3) los riesgos inherentes de las fluctuaciones que
afectan el valor de los activos denominados en una moneda.
Resulta claro entonces cómo es que la hegemonía del dólar sigue siendo una
realidad debido a la confianza que los países brindan a la moneda, tanto para
mantener activas sus reservas internacionales como medida contra cíclica, por el
uso de tal divisa como medio de cambio en las transacciones comerciales
internacionales, así como por el flujo de capital internacional manejado en dólares.
Cambiando un poco de dirección, el déficit en la balanza comercial
norteamericana nos sugiere un riesgo que pone en duda la capacidad
estadounidense de seguir manteniendo el liderazgo financiero internacional. ¿Nos
estamos enfrentando acaso a un periodo como cuando los Estados (en la década de
los 60’s) vieron la vulnerabilidad del dólar ante el patrón oro de equivalencia? Ante
esta incógnita existe el debate sobre la posibilidad de una revaluación del dólar con
el propósito de aumentar el número de exportaciones y aliviar de tal forma tanto la
deuda interna como la liquidez en los mercados internacionales. Sin embargo,
dentro de este contexto recordemos, el resto de los países maneja sus reservas
internacionales en dólares y una devaluación artificial de la divisa resultaría
peligrosa para las arcas de los países.
Debido a que los tipos de cambio de otros Estados están vinculados con el
dólar, y que Estados Unidos es un mercado grande, una depreciación de la moneda
tenderá a apreciar otras, debilitando los términos comerciales de otros Estados
(sobre todo en lo relacionado a las relaciones comerciales entre países terceros y
sus bloques regionales). Por tal razón, los bancos centrales de los diferentes países
toman la decisión de comprar activos denominados en dólares con el fin de
apreciar el dólar, y sus reservas de antemano. Estos activos incluyen desde bonos
de deuda del Tesoro, acciones de la bolsa y los “equity”. El problema con ello es que
puede resultar en un juego de azar donde las instituciones se bloquean dentro de
ciclos de apoyo al dólar por la importancia de las reservas de cada país.
Con la atención de evitar una visión fatalista, resulta prudente observar que
la estructura del sistema de Bretton Woods comete el error de alimentar un

26
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

escenario donde el dólar actualmente se mantiene de manera “viciosa” de la deuda


norteamericana. Es una relación entre el riesgo de perder un mercado como el de
Estados Unidos por el saldo negativo comercial y el valor de las reservas
internacionales de los países en dólares. Por lo tanto, la actual hegemonía
norteamericana se encuentra en un punto previo a dos posibilidades: un
endeudamiento de la magnitud del PIB norteamericano o la reconfiguración del
sistema financiero internacional. En cualquiera de los dos casos, lo que se debe
evitar es que la incertidumbre financiera y la inestabilidad dentro de los flujos de
capital dominen el espectro.
Bajo esta perspectiva China resulta ser el país más interesado en participar
dentro de la deliberación de este problema, mismo que podría ser llamado una
“crisis de incertidumbre”. Los Estados están tratando de recuperar los
desequilibrios a través de la manipulación del tipo de cambio: “Estados Unidos
intenta revaluar el dólar con el propósito de aumentar sus exportaciones, debido a
que el país tiene un déficit que viene sosteniendo la balanza comercial. Con esta
medida, la primera moneda que ataca directamente es el yuan, aunque la
manipulación del dólar afecta a todas las demás monedas en condiciones
competitivas”, comenta Gutiérrez (2011) de la Universidad Nacional de Colombia y
agrega: “Estados Unidos [busca] competitividad artificial devaluando el tipo de
cambio; China lo culpa de hipocresía porque pide revaluar el yuan pero devalúa el
dólar, y Brasil asegura que este país quiere descargar su obligación en las naciones
del sur y exige que se aprecie el dólar. En definitiva, se trata de jugar un solo
capital, que desde luego no está exento de contradicciones, en donde todos juegan
por un botín”.
Ante esta realidad los controles de capital5 son recomendados en mayores
ocasiones por el FMI para evitar burbujas especulativas, hecho que resulta irónico
pues el organismo financiero se ha opuesto a ellos durante casi todo el siglo XX
(Agencia de Noticias de la Universidad Nacional de Colombia, 2011).
Los controles de capital son impuestos por los gobiernos para defender sus
monedas de una devaluación, implicando el limitar la conversión de la moneda

5 Impuestos, cupos y restricciones a las transacciones de activos como acciones o bonos (Neely,

1999)

27
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

local en monedas extranjeras (el control de la salida de capitales hacia el exterior)


(Riehl y Rodríguez, 1987).
Lo anterior resulta en el primer acercamiento de China en la actual situación
del dólar dentro del sistema hegemónico. Por una parte Estados Unidos seguirá
haciendo todo lo posible para mantener su moneda, presionando sobre el tipo de
cambio de China (como anteriormente comentamos se encuentra subvaluado) para
disminuir el poderío del país asiático que puede competir tanto con el dólar, el yen
y el euro.
Incluso países como Argentina y Brasil están prescindiendo del uso del dólar
para el crecimiento internacional, hecho que pone en evidencia que la aplicación de
una política financiera ortodoxa como la que venimos manejando no produce
resultados que afrontan la realidad de esta época, en lugar de ello las crisis se
profundizan, exigiendo la intromisión de nuevas alternativas por parte de actores
como China.
En enero del presente año (The Economist, 2011) el presidente del PCC Hu
Jintao declaró que el sistema monetario es: “product of the past”. Su implicación
fue clara: el rol del dólar refleja la influencia histórica de Estados Unidos, pero no
su valor actual. Según el mandatario chino, la moneda estadounidense se encuentra
luchando desesperadamente para mitigar la disminución de su peso en el mundo:
“America’s share of global output (20%), trade (only 11%) and even financial assets
(about 30%) is shrinking, as emerging economies flourish. But many of those
economies, such as South Korea, still sell their exports for dollars; many, including
China, still peg their currencies to the greenback, however loosely; and about 60%
of the world’s foreign-exchange reserves remain in dollars. (…) America would
show more self-discipline, many Chinese believe, if the dollar had a little bit more
competition.” (The Economist, 2011)
El sistema financiero no se desenvuelve bajo un modelo colectivo de toma de
decisiones, sino de la suma de las actividades individuales de sus actores. Esto no
sugiere que el sistema se encuentre sin estructura o que está reducido a una
metodología individualista, sino que el sistema surge y responde al
comportamiento de los actores financieros individuales. Estos pueden parecer

28
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

buscar la dominación y la dominación del dólar, pero no es así, sino que la


intención de los actores/Estados es obtener crecimiento y estabilidad de sus
economías nacionales a través de la creación de ganancias por medio de actividades
financieras. La protección del dólar como figura hegemónica no es lo principal, sino
la estabilidad financiera para el desarrollo de los países, y para obtenerlo podrían
estar dispuestos tanto a cambiar el status actual del dólar o a reformular el sistema
financiero abiertamente.
Existe incluso también la posibilidad que ante la volatilidad de los mercados
financieros se dé una ola de proteccionismo por los flujos de capital y transacciones
en efectivo. Esa volatilidad, muy de la mano con la competencia por mantener
monedas competitivas por medio de devaluaciones resulta en un síntoma de una
enfermedad diferente en el sistema: un debate con mucho en juego sin una policía
efectiva (Warner, 2010).
Esta preocupación es igualmente percibida por algunos países de occidente
como Francia que, de parte de su presidente Nicolas Sarkozy: “we must rethink the
financial system from scratch, as at Bretton Woods.” (Warner, 2010) Por su parte,
en octubre 13 de 2008 el Primer Ministro de Reino Unido Gordon Brown
pronunció una consideración similar: “we must have a new Bretton Woods,
building a new international financial architecture for the years ahead.”
Refiriéndose a su oposición a la existencia de los tipos de cambio fijos (Winnett,
2008). Asimismo, en marzo de 2009 en un discurso titulado: Reform the
International Monetary System, Zhou Xiaochuan, gobernador del Banco Central
de China, se muestra a favor de la propuesta keynesiana de una moneda de reserva
mundial de gestión centralizada. Indica que las monedas pierden sostenibilidad a
causa de la paradoja de Triffin y que una buena alternativa sería una mudanza
gradual hacia un mayor uso de Derechos Especiales de Giro -DEG6- como moneda
que sustituiría paulatinamente al dólar (SWF Institute, 2009). Lo concerniente a

6 “El DEG es un activo de reserva internacional creado en 1969 por el FMI para
complementar las reservas oficiales de los países miembros. Su valor está basado en una
cesta de cuatro monedas internacionales fundamentales. Los DEG se pueden intercambiar
por monedas de libre uso. El volumen de DEG aumentó de DEG 21.400 millones a DEG
204.000 millones (equivalentes aproximadamente a US$308.000 millones, al tipo de
cambio vigente al 31 de agosto de 2010).” (FMI, 2010)
29
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

los DEG como alternativa formará parte del análisis del capítulo V del presente
trabajo de investigación.
El sistema centralizado en las políticas del FMI y el BM se encuentra
corrompido en un sin número de niveles de análisis y no puede sostenerse en este
entorno globalizado. Es necesario un nuevo marco institucional que regule las
transacciones financieras globales si es que aspiramos a un sistema económico
sano con un nivel considerable de justicia. Dentro de este marco, actores como
China abogan por una reformulación del sistema que al parecer resulta ser apoyado
por algunos actores importantes y su concertación dependerá de la paulatina
evolución del sistema financiero nacional de China y el desempeño del dólar en los
próximos años. Lo importante en este caso, además de observar el actuar de China,
es evitar una desestabilización financiera. Eso resulta ser lo más delicado.

c. El sistema financiero de la República Popular China: la


convertibilidad del Yuan

El actual sistema financiero de China se formuló en 1993, cuando el banco


central (People’s Bank of China) comenzó a utilizar la importancia de la política de
control del tipo de interés como una herramienta viable para la política monetaria.
Esta reforma consistió básicamente en la separación de las funciones entre los
bancos centrales de desarrollo con los de uso privado. Posteriormente, con la
entrada del país a la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 2001, la nueva
meta del sistema fue liberar el mercado financiero nacional (Guerra, 2007).
Dentro de su sistema la política cambiaria ha ocupado uno de los principales
rubros de las actuales tendencias y posturas de la política económica china. Su
objetivo sigue siendo establecer un estricto control de las divisas para mantener la
estabilidad de la moneda propia, situación que se cumplió incluso durante los años
de la crisis económica de Asia en 1997 (Palma Cané, 2007).
Mientras la crisis derrumbó las monedas de Corea del Sur, Indonesia y
Tailandia, China, que podría haber devaluado su moneda aguantó gracias a su
relación con el dólar, y de hecho fue elogiada por aportar estabilidad en una

30
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

situación de máxima volatilidad (Fisherman, 2006). Actualmente, la percepción es


por completo diferente.
El motivo de esta política ha sido proteger al país de la volatilidad de los
mercados globales, de manera que no permite que su moneda se intercambie
libremente tan fácil, excepto para propósitos comerciales e inversión extranjera
directa (La Nación, 2010).
Algunos economistas y gobiernos como el de Barack Obama argumentan que
el estado semi-fijo del yuan podría desencadenar una era de proteccionismo similar
al sucedido en la década de los 20’s y 30’s, hecho que sin duda podría reducir el
comercio internacional y debilitar la recuperación económica. Por otra parte, otros
argumentan que es debido al consenso del libre mercado de los 80’s y 90’s que la
competitividad de Estados Unidos se haya debilitado y comenzado a reformularse
por actores como China, que buscan una política asertiva que permita proteger el
empleo, incrementar las exportaciones y mantener la industria nacional.
Resulta necesario aclarar que actualmente el régimen cambiario chino no es
totalmente fijo como lo fue en décadas pasadas, sino que el precio del yuan se
determina a través de un sistema de tasa flotante administrada, el problema es que
en un periodo desde 2003 a 2011 su valor7 no ha cambiado considerablemente,
hecho que representa un punto de conflicto delicado con Estados Unidos
principalmente, debido a que la renuencia a revaluar su moneda, por medio de una
mayor flexibilización, pone en ventaja a las exportaciones de China en el mercado
estadounidense.
Este punto no puede ser entendido sin tomar en cuenta la inflación dentro
de la relación yuan-dólar: “When inflation is higher in one country, as in China
today, it means that country’s products are becoming more expensive — and
imports into the country become relatively cheaper. In effect, the real price of
Chinese-made goods is rising faster than the exchange rate suggests.” (Leonhardt,
2011) En marzo de 2011 el índice de precios al consumo de China aumentó 5.4%,
con respecto a 2010, empujado por un alza del 11.7% en los alimentos y la
ebullición del sector inmobiliario. Según la Oficina Nacional de Estadísticas del

7 De 8.27 a 6.49 yuanes por dólar de 2001 a 2011 (Mataf, 2011)

31
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

país asiático se trata del incremento inflacionario más alto que registra el país
desde julio de 2008. En verdad esta situación resulta grave si recordamos que la
inflación fue uno de los desencadenantes de las protestas a favor de la democracia
en la plaza Tiananmen en 1989 (Reinoso, 2011).
Ante esta situación China se ha visto motivada a revaluar su moneda con la
intención directa de fortalecer su mercado interno, aumentar el poder adquisitivo
de su población y por ende evitar una posible crisis social. Más que por las
exigencias de las potencias europeas y norteamericana, ésta resulta ser la razón
más clara de la revaluación del yuan, misma que lejos de ser inmediata, ha sido y
seguirá presentando una evolución paulatina. Para inicios de la década el yuan
fluctuaba dentro de un rango de 0.3% (Molina y Regalado, 2010) y para 2007 se
amplió a 0.5% (Cinco Díaz, 2007). Durante la década de los 90’s el valor del Yuan
se fijó en 8.28 en relación al dólar y para el 21 de julio de 2005 cambió a 8.11 por
dólar estadounidense, actualmente su valor es de 6,4937 por dólar y se establece
con respecto a una canasta de monedas integrada por las divisas norteamericana, el
euro, el yen, el won, la libra esterlina y las monedas de Singapur, Malasia, Rusia,
Australia, Canadá y Tailandia (Palma Cané, 2007). A este ritmo, menciona
Lenhardt (2011) en The New York Times: “(…) the renminbi could erase its
artificial undervaluation (…) in less than two years.”
Por otro lado, el seguir manteniendo un régimen de paridad fija podría
además crear otro tipo de riesgos para el sistema financiero nacional, como
erosionar la eficacia de los controles de capital al ser fuertes los incentivos para
eludirlos. Al combinarse un tipo de cambio fijo con altas tasas de interés, los
especuladores se verían tentados a tomar posiciones de colocar el yuan en
instrumentos de renta fija para obtener el diferencial de tasa de interés que pudiera
existir respecto a otras inversiones en dólares. En pocas palabras, se abre la puerta
a la formación de una burbuja especulativa que pondría en riesgo la estabilidad
cambiaria, hecho similar al que causó la crisis asiática del 97 (Palma Cané, 2007).
El mismo gobernador del Banco Central de China, Xiaochuan, dijo que el
país necesita ir haciendo gradualmente al yuan completamente convertible para
facilitar la internacionalización de la moneda, ya que la no convertibilidad del yuan

32
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

es el mayor lastre para que China llegue a ser una potencia financiera real (CDC
Group, S.a.).
La total convertibilidad del yuan planea alcanzarse con una paulatina
transacción de capital en yuanes, es decir, se promoverá la convertibilidad de las
cuentas de capital. Situación que parece muy viable debido al aumento de la
demanda del yuan. Pese a que China no ha disminuido el control de las cuentas de
capital, con el propósito de proteger su moneda, el yuan se vuelve cada vez más
popular fuera de las fronteras de China, menciona la vicegobernadora del Banco
Popular de China, Hu Xiaolian (Spanish News, 2011).
La relación del yuan con el dólar alcanza un punto sensible pues las
condiciones le permiten actuar relativamente bajo una estela de autonomía hacia el
resto del mundo. Sin duda el principal factor que ha permitido esto ha sido su
posesión de reservas internacionales en dólares8. Las reservas chinas se han
disparado en los últimos años gracias a la fuerte inversión extranjera y en sus
superávits comerciales. Además, el Banco Central ha comprado dólares y otras
divisas en menor medida para controlar el valor del yuan, que Estados Unidos y
otros países dicen que mantiene artificialmente infravalorado para beneficiar a sus
empresas exportadoras (Reinoso, 2011).
De esta manera la paulatina convertibilidad o revaloración del yuan en los
mercados monetarios, situación que generó conflicto con occidente, no resulta ser
un movimiento que obedece las exigencias de países externos ante las condiciones
de ventaja comercial que esto le brindaba a China. Sino que, se debe a una
necesidad de afrontar la inflación y desarrollar un mercado interno estable libre de
desequilibrios inflacionarios y sociales.
Por otra parte, esta situación que sin duda ayudará al país a tener una de las
divisas más importantes dentro del sistema financiero internacional, resulta como
una consecuencia pero no la causa principal de los hechos comentados. Para ello, la
acumulación masiva de reservas internacionales en moneda norteamericana
resulta en la mejor estrategia para presionar una reformulación en el sistema

8 $2. 85 mil millones de dólares en 2010 y $3.04 mil millones para marzo de 2011 (Reinoso, 2011).

33
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

financiero internacional, y por ende en el entorno político internacional que sin


duda presentará un alejamiento al modelo unipolar norteamericano.

VI. La competencia político-económica entre China y Estados


Unidos en la actualidad: los bonos del tesoro y las reservas en
dólares

Indudablemente China y Estados Unidos centran su relación de cooperación y


conflicto entorno a lo económico. En esta ocasión, a diferencia de la Guerra Fría, la
realidad económica se convierte en una discusión política que se visualiza como un
intento chino de cuestionar y reconfigurar el sistema internacional. Sin embargo,
no es el único que lo pretende, aunque en menor medida, como Japón y Brasil que
recientemente han tomado medidas para devaluar sus monedas, o al menos
prevenir que se aprecie aún más que el Renminbi (Leonhardt, 2011).
A su vez Rusia comenzó a dejar atrás el dólar en los intercambios comerciales
con China; los dos países a partir de la crisis financiera de 2008 cotizan sus
respectivas monedas en los mercados del segundo (International Business Times,
2010).
En lo respectivo a China, en la primera semana de 2011 la Casa de los
Representantes, de mano de los demócratas discutió la primera legislación para
imponer tarifas a los bienes chinos a menos que el yuan se aprecie, un mecanismo
destinado a hacer los productos asiáticos más caros y las exportaciones
norteamericanas más competitivas en China (Sanger, 2010).
Por otra parte, parece que Estados Unidos no toma en cuenta la realidad de su
economía como: su baja tasa de ahorro, su elevado déficit público9 (Diario Público,
2010) y su alta dependencia del petróleo. Asimismo, las ventajas comparativas no
están en el sector industrial (a diferencia de China) sino en los servicios de alto
valor añadido, por lo que reducir la entrada de productos chinos no es lo que va a
cambiar la baja competitividad de Estados Unidos, mencionan Molina y Regalado
(2010) agregando que: “China es la principal fuente de financiación para los déficit
de EEUU y un conflicto por el tipo de cambio podría llevar a China a dejar de

9 221 000 millones de dólares para 2010, 14% superior al de 2009 (Diario Público, 2010).

34
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

adquirir dólares y diversificar sus reservas, lo que podría generar problemas de


financiación (e incluso una nueva crisis) en EEUU.”
Lo anterior, sin embargo, no significa que no haya una intención por parte de
China de abogar por una nueva alternativa en el sistema internacional. Sino que el
pesar de Estados Unidos ante el tema no está centrado en punto central de su
problema (la dependencia del dólar hacia el yuan), sino en la consecuencia (el
déficit comercial norteamericano y la subvaluación de la moneda china). Esto hace
pensar que Estados Unidos teme por la pérdida de su hegemonía, a la vez que se
resiste a cambiar su modelo económico y toma de pretexto la recesión y el elevado
desempleo para presionar o limitar a China. Lo que busca con la reevaluación más
que la recuperación y el aumento de las exportaciones, es hacer más dependiente
la política monetaria china de la estadounidense y del dólar, así como debilitar la
posición del Renminbi como moneda internacional, aspiración que China está
impulsado con gran intensidad en los últimos años (Molina y Regalado, 2010).
Este es el punto central a analizar en el presente capítulo: cuál es la
consecuencia de la dependencia del dólar norteamericano hacia el yuan, donde las
reservas internacionales del país asiático y el manejo de los bonos de deuda
adquieren un rol central.

a. Los bonos de tesoro: la dependencia de Estados Unidos

Un bono del tesoro es un instrumento de deuda que tiene como vencimiento


máximo de 30 años, en el caso norteamericano. Cuando un gobierno o banco
central necesita adquirir dinero para financiar gasto público u obtener liquidez,
emite a la venta bonos que serán pagados por el deudor en forma de intereses sobre
lo obtenido. En pocas palabras un pagaré que un determinado gobierno emite a fin
de obtener dinero.
China posee 2 billones10 (2 trillones según el sistema inglés) de dólares en
bonos de deuda norteamericana y lo importante es que, ante una paulatina pero
inminente revaluación del yuan, China puede perder cientos de billones de dólares

10 Esto representa un cuarto de la deuda total de los valores del Tesoro (Barr, 2011)

35
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

(Barr, 2011). Si el precio del yuan aumenta, en relación al dólar, la deuda emitida
por Estados Unidos será mucho mayor de la actual11. Además, como menciona Ben
Bernake, el actual Gobernador de la Reserva Federal norteamericana: “the huge
Treasury hoard is a function of China’s huge trade surplus and the lack of an
alternative to the dollar (…). China’s 2010 balance of payments surplus at $471
billion, or $39 billion a month.” (Barr, 2011) El único mercado lo suficiente mente
grande para absorber tal superávit es el americano, y tal necesidad surge de la
relación tan cercana entre el yuan y el dólar, es decir, el yuan funciona en base al
dólar y en un futuro podría ser al contrario, a menos que en verdad se diera una
reforma integral al sistema financiero por parte de Estados Unidos.
El Gobierno de Estados Unidos le debe a China casi un tercio más de dinero
de lo que se pensaba anteriormente porque el país asiático ha estado adquiriendo
otros bonos mediante terceros, como operadores financieros de Reino Unido
(Finance News, 2010).
Por un lado China invierte su superávit comercial en los bonos de deuda
norteamericano (obteniendo ganancias por medio de los intereses), y por el otro,
Estados Unidos financia su déficit fiscal, su política de rescate y estímulos
financieros con la emisión de los mismos. Como se mencionó anteriormente, el
yuan se cotiza en función del dólar, por lo tanto, si el yuan se sigue revalorando la
deuda norteamericana hacia China aumentará; y si China no revalúa su moneda se
verá en peligro de experimentar una mayor inflación.
Por otra parte, si China revalúa su moneda (apreciándola) aumentaría el
flujo de capitales hacia China, lo que a su vez resultaría en un aumento de las
reservas de divisas; esto derivaría en la necesidad de invertirlas en los bonos del
Tesoro estadounidense (CNN Expansión, 2010). Esto resulta en una paradoja cuyo
origen fue la misma estructura financiera internacional de Bretton Woods y cuyo
resultado, al menos hasta ahora, es la erosión del sistema hegemónico
norteamericano.

11 Al sumar las obligaciones futuras que el gobierno estadounidense ya se ha comprometido


a pagar, para 2004 la participación de cada hogar en la deuda del gobierno asciende a la
cantidad de 473,456 dólares para 2004 (Fishman, 2006)

36
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

China comenzó a adquirir estos bonos (de 15 mil a 20 mil millones de


dólares mensualmente) con el fin de mantener estable el valor de su moneda y el
crecimiento económico, y en lo particular: “maintaining ‘currency stability’ has
been a ‘component’ of the country's response to the financial crisis and that early
withdrawal from those measures would incur a ‘big cost.’” Menciona el asistente del
ministro de finanzas de China, Zhu Guangyao (Council of Foreign Relations, 2009).
Por lo tanto, la opción de que China y Estados Unidos eviten un desequilibrio del
dólar y por ende del yuan resulta lejana, a menos de que el país asiático adopte un
sistema monetario más flexible o, aún más difícil, se realice una reforma
considerable al sistema financiero, principalmente relacionada al papel del dólar
como moneda internacional de cambio.
Desde una postura diferente, Fisherman (2006) comenta que China podría
gastar todos sus dólares y de tal manera inundar el mercado mundial con la divisa y
hacer que la moneda caiga. Pero esto no resulta conveniente para los asiáticos. En
lugar de ello, se los vende a Estados Unidos comprando obligaciones del Estado
norteamericano. Como China compra tanto en el mercado de obligaciones
estadounidenses, en realidad, impulsa al alza el precio no sólo del dólar, sino
también de la deuda americana general. Y como cualquier variación en el
rendimiento de un instrumento de deuda suele traducirse en dirección contraria de
cualquier variación de su valor, la abundante compra por parte de China de letras
del Tesoro y demás formas de deuda pública y privada sirve para impulsar a la baja
las tasas de interés estadounidenses.
El análisis de Fisherman, sin embargo, no considera el papel del ahorro en la
deuda norteamericana. Mientras la tasa de ahorro del mercado norteamericano no
aumente y emita una menor cantidad de bonos de deuda, lo único que las bajas
tasas de interés brindarán a Estados Unidos es una mayor deuda. Mientras los
norteamericanos perciban más renta pública de la que pagan en impuestos,
sumando la deuda fiscal y un escaso dinamismo en la productividad, la situación se
puede volver insostenible para su economía (Martín, 2011).
Asimismo, una de las posibles repercusiones a la situación es una mayor
proliferación de políticas proteccionistas por parte de Estados Unidos con el fin de

37
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

sanar su mercado interno. Una acción que implicaría un esfuerzo por consumir
mayores bienes y servicios nacionales y reducir las importaciones de China.
Otra preocupación es si Estados Unidos puede seguir confiando en vender a
China sus bonos de deuda conforme el déficit comercial siga aumentando. Algunos
analistas mencionan que la economía norteamericana sufriría un duro golpe si se
pierden las favorables tasas de interés ofrecidas por el Banco Central de China para
financiar su deuda. Según el CFR’s Center for Geoeconomic Studies, China ha
estado negociando la compra de bonos del Tesoro a largo plazo para las notas a
corto plazo, una señal de la creciente preocupación de China por su inflación y la
deuda norteamericana que está consumiendo el valor del dólar. Lo preocupante es
que, si China abandona su relación -“peg”- con el dólar y aprecia el yuan para
obtener su valor real en mercado, experimentará una desaceleración en su
crecimiento económico y posibles desestabilizaciones sociales: "China has an 8
percent growth target because it needs that growth level to maintain enough jobs to
absorb surplus labor in China's rural areas. Without the labor, you breed conditions
for instability," menciona el CFR’s Center for Geoeconomic Studies (Council of
Foreign Relations, 2009).
La pregunta central a esta situación es: ¿la posesión de bonos del Tesoro por
parte de China responde a una medida política o sólo obedece a una inversión
económica? Si bien Estados Unidos ve esta relación de dependencia con China
como una inminente amenaza a su rol de potencia central y a su estabilidad
financiera, no significa que tal haya sido la intención de China. En efecto resulta ser
una herramienta que permite al país asiático exigir y abogar por un modelo
financiero diferente al existente, pero parece ser que es una consecuencia de la
política monetaria del país asiático y de su constante crecimiento.
De hecho, desde el punto de vista de los asiáticos, la verdadera amenaza para
la estabilidad internacional son las fluctuaciones del valor del dólar y el déficit
comercial norteamericano. El Primer Ministro Wen Jiabao ha expresado
preocupaciones por la posesión que su país tiene de bonos del Tesoro, indicando
que el tamaño de estos valores representan alta importancia para los fondos
nacionales y, el problema es que son manejados por factores en los que China tiene

38
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

poca injerencia como las fluctuaciones del valor del dólar, los cambios en las
políticas económicas norteamericanas y la balanza comercial deficitaria de Estados
Unidos (Batson, 2009). En este punto, cabe mencionar, que China en gran medida
es quien contribuye al déficit comercial de Estados Unidos, sin embargo, la mayor
responsabilidad en tal problemática sigue siendo de los americanos por sus bajos
niveles de ahorro12, y sus altos niveles de importaciones. En pocas palabras, resulta
ser un círculo vicioso cuyo rompimiento dependerá del grado de consenso en el
sistema, de lo contrario la incertidumbre pondrá el riesgo la estabilidad financiera
global.

b. Las reservas internacionales en dólares: ¿el arma política de China?

Según datos oficiales del Banco Central de la República Popular de China,


sus reservas internacionales ascendieron en 2010 a $2. 85 billones ($2.85 trillones
en el sistema inglés). Esto sin contar las existencias de los bancos privados chinos,
cuya suma entonces se estimó en $3.25 billones de dólares para 2010 (Scissors,
2011). Para el mes de abril de 2011 las reservas netas (sin contar las existencias de
los bancos privados) se registraron en $3.04 mil millones de dólares,
incrementándose un 24.4% en relación al 2010 y casi el triple que los 1.1 mil
millones que tiene Japón, el segundo país en importancia dentro de este rubro
(Reinoso, 2011).
Esto puede sonar apocalíptico, pero por el momento China no tiene otra
opción que seguir adquiriendo dólares porque no puede gastar sus reservas
internacionales en su mercado interno. El Estado controla todo el sistema
financiero y la posibilidad de una inflación aumentaría con un uso desmedido de
los dólares dentro del mercado nacional, de igual manera no es factible el que las
reservas sean invertidas por los ciudadanos en el extranjero pues detonaría una
baja considerable del valor del dólar y por lo tanto de sus arcas.

12 La tasa de ahorro personal bruta promedió el 7% del PIB durante las décadas de los 60,
70 y 80. Esto cambió en los 90, cuando la tasa se redujo al 4,5% del PIB, y aún cayó más
en la última década, cuando la tasa de ahorro personal alcanzó el mínimo del
1,1% en 2005, en pleno auge de la burbuja inmobiliaria y crediticia. Para 2009 la tasa de
ahorro nacional neta estuvo cerca del -3% (Martín, 2011).

39
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

Si el superávit anual de China, en cambio, fuera de $150 mil millones13


podría disminuirse considerablemente la cantidad invertida en la compra de bonos
del Tesoro o de reservas, comenta Derek Scissors del Heritage’s Asian Studies
Center (2011). De esa manera sería posible brindar mayor certidumbre al sistema y
generar condiciones viables para reformular el modelo financiero.
Actualmente las reservas de divisas en propiedad de China representan dos
quintas partes del volumen total de las reservas mundiales (5 mil millones de
dólares), es decir, 6 a 7 veces la suma de los fondos del FMI destinados a rescatar a
los países en crisis, mencionó Hong Pingfan, director del Centro de Vigilancia de la
Economía Global adscrito a Naciones Unidas y agrega que estos recursos deberían
ser invertidos en la infraestructura interna y otros sectores para obtener mayores
beneficios dentro de China (People Daily, 2009). Esta propuesta resultaría viable
si tales inversiones se realizan de manera estratégica, a través de una mayor pero
paulatina convertibilidad del yuan, para de tal manera evitar una inflación más
seria que la actual.
El gobierno chino declaró que descarta cualquier intento de lanzar
abruptamente sus reservas internacionales al mercado y que las maneja de manera
transparente y responsable, sin embargo, ha solicitado a Estados Unidos que actúe
como un guardián responsable del dólar. Para fortalecer este propósito es necesario
que el Tesoro de Estados Unidos brinde justa seguridad, liquidez y libertad de
mercado con bajos costos de transacción (Fisherman, 2006).
Según Hufbauer, ex subsecretario adjunto de comercio internacional y
política de inversiones del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, los
dólares en China desempeñan el papel que antes tenía el oro en Estados Unidos. El
Banco Central de la República Popular de China es depositario de casi todos los
dólares que llegan al país. Los dólares o cualquier otra divisa se acumulan en la
cuenta del gobierno a medida que las empresas chinas que han ganado dinero con
ventas en el extranjero intercambian sus dólares por yuanes, y cuando los
inversores extranjeros llevan dinero al país para comprar empresas o propiedades
(Fisherman, 2006).

13 Cerca de la tercera parte del total: $471 mil millones (Scissors, 2011).

40
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

Asimismo, menciona el propio Hufbauer, para contribuir a que su moneda


se mantenga bajo control y desbaratar la posible aparición de un inmenso mercado
negro, China ofrece a sus empresas y ciudadanos un incentivo por llevar sus dólares
a los banqueros del gobierno: “el gobierno paga de más por los dólares y entrega
más moneda china por los dólares que la que un comprador del libre mercado
podría entregar si el yuan no estuviera controlado.” (Fisherman, 2006)
Es claro que dentro de las reservas de China existe poca diversificación,
básicamente destinados a la compra de bonos del Tesoro. Situación que comenta Li
Lianzhong, director de investigación económica del Partido Comunista de China y
recomienda que Beijing debería animar a las empresas nacionales a comprar
recursos energéticos y materias primas, utilizando parte de las reservas de divisas y
de tal manera aliviarse de la alta posesión de dólares. “Deberíamos considerar la
compra de más oro, puesto que si queremos que el yuan se convierta en una
moneda de reserva internacional, tenemos que aumentar las reservas de oro”,
indico Li. (Oro y Finanzas, 2010).
China indicó en abril de 2009 que sus reservas oficiales de oro se habían
elevado a 1054 toneladas desde 600 toneladas en 2003, sin embargo sólo
representa el 1.5% del total de las reservas (Ibid).
Esta situación resulta delicada, en lo particular porque si bien China declara
que no se atrevería a usar en gran medida sus reservas en dólares (en peligro de
una inflación y devaluación masiva del dólar), puede comenzar a perder la
confianza en el mercado de bonos y divisa norteamericana. Tan sólo cabe
mencionar que la agencia Standard and Poor’s disminuyó las perspectivas
crediticias de Estados Unidos de estable a negativa el pasado mes de abril de 2011,
lo que implica que Washington perdería su calificación crediticia AAA, a menos que
reduzca su deuda y déficit comercial. Según Xu Hongcai, profesor de finanzas en el
Centro de China para el intercambio económico internacional y articulista del
China Daily, otra manera de reducir el riesgo para las reservas de divisas es la
transferencia de algunos fondos a los bancos comerciales como los depósitos a
largo y medio plazo, hecho que se puede alcanzar si las empresas privadas explotan

41
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

más los mercados financieros por medio de un estratégico uso de las reservas
(Yuanyuan, 2011).
Ahora bien, si los acreedores -tanto fondos privados como el mismo Banco
Central de China- comienzan a exigir mayores retornos por tener bonos de deuda
de Estados Unidos más riesgosos, el aumento de los rendimientos de los bonos
podría socavar el valor de los papeles en las reservas de divisas y elevar los costos
de los préstamos, hecho que pondría en riesgo la recuperación económica global.
La escala de las potenciales pérdidas por una baja en el valor de la deuda de
Estados Unidos podría llevar a China a recortar la cantidad de deuda de
Washington en su poder, comenta Li Jie, director del Centro de Investigación de
Cambio de Reservas Internacionales de China de la Central University of Finance
and Economics de Beijing y agrega: “Muchos creen que la deuda de Estados Unidos
corresponde a cerca de un 70 por ciento de las reservas de cambio extranjeras de
China, pero China podría reducir la proporción al 50 por ciento o menos en la
próxima década” (El Economista, 2011). De lo contrario, si la tenencia de dólares
en las arcas nacionales sigue aumentando los esfuerzos por frenar la inflación en
China se verán complicadas (Yuanyuan, 2011).
De igual manera, si esto se vuelve más común, la financiación de la deuda
norteamericana se verá limitada poniendo en peligro su desajuste fiscal, comercial,
y la activación económica en general.
Sin lugar a dudas existe una clara dependencia de Estados Unidos por la
financiación que China otorga a su deuda y divisa. Cada decisión del gobierno del
Partido Comunista terminará afectando a Estados Unidos, tanto en lo respectivo a
su mercado interno y externo, como a su papel hegemónico en la arena financiera y
política global. En ese sentido, para poder encontrar las posibles alternativas que
permitan aliviar la incertidumbre en lo financiero y político es necesario abordar
las estrategias, prioridades y agenda de China en lo que respecta a su situación
monetaria y política; centrándonos particularmente en su propuesta de
reformulación del sistema internacional de divisas: la implementación de una
canasta de monedas como patrón monetario global que sustituya al dólar. De esta
manera se podrá realizar un análisis completo de uno de los problemas

42
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

posiblemente más delicados que repercutirán en las siguientes décadas al sistema


financiero mundial.

c. El implemento de una canasta de monedas como patrón monetario


internacional que sustituya al dólar: la apuesta de China

En constantes ocasiones China ha hecho el llamado para actuar por una


reforma integral del sistema financiero internacional y construir una asociación
global más justa, equitativa, incluyente y adecuadamente administrada que permita
impulsar el desarrollo (Embajada de la República Popular de China en la República
de Chile, 2011). El primer secretario del partido, Hu Jintao dijo que la crisis
financiera internacional no refleja más que la ausencia de una regulación con
respecto a la innovación financiera y señaló que las instituciones financieras
internacionales fracasan a la hora de reflejar enteramente la condición cambiante
de los países en vías de desarrollo en la economía y finanzas globales. Por esa
razón, recalca el mandatario chino, se debe fortalecer la representación global y las
capacidades de aplicación de estas instituciones (Embajada de la República
Popular de China en la República de Chile, 2011).
El brote de la última crisis financiera en 2008 refleja las vulnerabilidades
inherentes y los riesgos sistémicos en la estructura monetaria internacional,
menciona Zhou Xiaochuan, Gobernador del Banco Central de la República Popular
de China y agrega: the increasing number and intensity of financial crises suggests
“the costs of such a system to the world may have exceeded its benefits.”
Está claro que a menos que el déficit fiscal y comercial estadounidense no
mejore, y una sobre emisión de bonos de deuda norteamericana no se controle, las
expectativas del uso del dólar como patrón monetario internacional y por ende, la
hegemonía norteamericana se perderán en un camino donde actores pragmáticos
como China proponen alternativas al existente modelo internacional que, cada vez
parece menos representativo.
Para China la última crisis financiera pone en entredicho la insostenibilidad
del sistema existente y las propuestas que pone en la mesa son: (1) el futuro uso del
yuan (quizá la medida menos probable de concretarse a corto plazo) o (2) bien, los

43
Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

Derechos Especiales de Giro (DEG) como nuevas reservas internacionales que


suplanten la creciente debilidad del dólar.
¿Podría el yuan rivalizar con el dólar como divisa internacional? Muchos
analistas y organizaciones internacionales estiman que la economía de China
sobrepasará a la norteamericana en un lapso de aproximadamente 2 décadas. Ser el
más importante exportador en el mundo le ha brindado la posibilidad de impulsar
la demanda de su moneda.
Si bien existen analistas que indican que el Renminbi será la nueva divisa
internacional en un determinado tiempo, nadie prevé que en el corto plazo se
ubique junto a las monedas de mayor compra y venta en el mundo. Esto, a menos
que decida reformar su sistema monetario liberando el yuan en el mercado.
Un primer acercamiento, sin embargo, se está dando al respecto, los bancos
de Hong Kong, territorio que tiene su propia divisa (Dólar de Hong Kong) que se
negocia libremente y un sistema jurídico separado, tienen permiso para mantener
reservas en Renminbi desde 2004. Éstas alcanzan actualmente la cifra de 407 mil
millones de yuanes ($62,000 millones de dólares). Para el 2009, también se
autorizó el uso del yuan en operaciones comerciales entre cinco ciudades de la
China continental, Macao y los países del sudeste asiático. Asimismo, las sucursales
de bancos chinos en Singapur y Nueva York permiten a sus clientes abrir cuentas
en la moneda china. En total, esta medida incluye a 67,000 compañías chinas en
veinte provincias que ya no tienen la necesidad de convertir su moneda a dólares o
viceversa (Hunt, 2011).
Para que los inversionistas extranjeros inviertan sus capitales en yuanes es
necesaria la existencia de instrumentos seguros, estables y fáciles de vender.
Situación que se ve lejana debido a los estrictos controles de capital que impone el
Banco Central. El gobierno sigue reacio a permitir que los extranjeros compren y
vendan estos activos, salvo en ocasiones específicas. De hecho, apenas brinda a su
población libertad financiera: el interés de los depósitos bancarios tiene un límite,
las acciones son en gran medida propiedad de entidades estatales y los bonos están
principalmente en manos de los bancos –que son a su vez propiedad del Estado en
su mayoría. Si el país quiere exportar su propuesta de reforma al sistema

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

internacional por medio de una “yuanificación” necesitará contar con una moneda
que pueda tanto bajar como subir en el mercado. De otra manera, será imposible
conseguirlo (The Economist, 2011).
En contraparte, la segunda de sus propuestas resulta igualmente difícil, pero
cuenta con un antecedente: la implantación de los Derechos Especiales de Giro
(DEG). Los DEG (special drawing rights) son una especie de moneda sintética
creada por el FMI en la década de los 60’s. Originalmente se pretendía que los DEG
sirvieran como una moneda compartida para las reservas internacionales, sin
embargo, nunca se le brindó tal importancia (FMI, 2010).
Esta proposición, hecha por el gobernador del Banco Central Zhou
Xiaochuan en el marco de la reunión del G-20 en Beijing durante el 2009, tiene
como argumento principal el que una moneda de reserva internacional que no
pertenezca a ningún país en particular facilitaría a las naciones el administrar
mejor sus economías porque brindaría más flexibilidad a sus políticas monetarias y
tipos de cambio. Asimismo, sería la base de una política más equitativa dentro del
FMI (Batson, 2009).
Igual que China, la representación de Rusia recomendó al Fondo Monetario
Internacional que es necesario actualizar: “the obsolescent unipolar world
economic order.” Por su parte, dentro de la misma cumbre del G-20 Joseph
Stiglitz, el economista de la Universidad de Columbia, indicó: “We need a global
reserve system.” Un sistema que no tenga que depender de la canalización de
Estados Unidos (Ibid).
Actualmente, los DEG son utilizados principalmente en la contabilidad del
FMI para sus transacciones con los países miembros y como parte de su discurso,
Zhou sugirió que los países podrían incrementar sus contribuciones al Fondo a
cambio de un mayor acceso a las reservas de esta divisa (Ibid).
Mantener una mayor cantidad de Derechos Especiales de Giro
incrementaría la justa participación del FMI, asegura el gobierno asiático. China no
está en contra de las instituciones financieras internacionales, pero aboga por que
se permita una mayor participación de los países en vías de desarrollo. Mientras
que Estados Unidos ha presionado a China para que otorgue un crédito al FMI con

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

el propósito de brindarle mayor liquidez, el gobierno del Partido Comunista se


niega debido a que ello no le daría al país un mayor voto. Por otro lado, el gobierno
chino alienta al FMI a explorar otras posibilidades de recaudación de fondos, como
la emisión de bonos de deuda. Esta propuesta está centrada en emitir bonos,
probablemente destinados a los bancos centrales (Batson, 2009).
Ambas propuestas quedan en la mesa, la primera dependerá de la evolución
de la política monetaria china (flotación del yuan, disminución de los controles de
capital y tasas de interés menos fijas). La segunda, en cambio, dependerá del apoyo
que tenga China por parte de los países en vías de desarrollo, quienes posiblemente
tendrían más razones para apoyar esta propuesta.
Indudablemente el factor que termina uniendo estas dos posibilidades,
además de la evolución del yuan, es la estabilidad del dólar como moneda de
reserva internacional. Si la situación de la moneda norteamericano no se fortalece y
el déficit no se controla, resultará mucho más probable que alguna de las
propuestas de China se convierta en realidad.
Lo importante, por otro lado, es que la necesidad de reformular el sistema
financiero internacional -con el fin de volverlo más inclusivo, justo y estable- es el
debate central que tanto los organismos del Bretton Woods, los países en vías de
desarrollo de la mano de China y algunas potencias están dispuestos a abordar con
la intención de evitar una posible nueva crisis económica global.

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Las reservas internacionales de China
como factor de poder en el sistema mundial

Conclusiones

La República Popular de China vino a mostrar una lección a occidente, le


demostró que existe una alternativa viable a nuestro sistema internacional y ha
puesto en entredicho que el modelo unipolar norteamericano no es sostenible.
Luego de una serie de colapsos financieros, tanto en Europa como en
Estados Unidos ha respondido con resistencia a los desequilibrios en las
transacciones de moneda y capital. Incluso en la que afectó su continente en 1997
resultó ser la economía más estable macroeconómicamente.
Asimismo, es un representante activo de los países en vías de desarrollo cuya
mayor prioridad es la seguridad y el bienestar económico. China sabe por su parte
que, para facilitar esos propósitos es necesario concertar un modelo de
transacciones monetarias y de capital con mayores regulaciones. Esto, de la mano
con la solicitud de abandonar cualquier política monetaria dependiente del dólar y
diversificar las cuentas de capital.
La mayor crítica hacia China de hecho, es la de poseer más de 3 mil millones
de dólares en reservas. Una posesión que a su vez permite brindar estabilidad a su
moneda (falta de convertibilidad) y financiar la deuda pública de Estados Unidos,
pero también preocupación al departamento del Tesoro. Si China de pronto
comenzara a sacar sus dólares de sus arcas provocaría una peligrosa baja del valor
de la divisa, y de antemano su posesión en bonos de deuda y de reservas se
depreciarían rápidamente. Por esa razón, si bien las reservas y los bonos de deuda
sí representan una amenaza para los mercados norteamericanos. No es la intención
de China, el usarlos como medida para acelerar un cambio drástico, por el
contrario, Estados Unidos es el único mercado existente capaz de consumir gran
parte de las exportaciones del país asiático. Esto es representado por la paradoja de
Triffin, donde el país con la moneda de reserva debe incurrir en déficit en su cuenta
corriente (como EUA) para mantener la liquidez internacional.
De esta manera se ha dado por cuestionado el futuro del dólar
norteamericano como reserva internacional. De hecho, países como China, Rusia y

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como factor de poder en el sistema mundial

Brasil, entre otros, comienzan a utilizar sus respectivas monedas como medio de
intercambio comercial, suplantando paulatinamente al dólar.
Por su parte, otra de las apuestas de China es la de utilizar los Derechos
Especiales de Giro (DEG) como posible divisa de intercambio internacional,
suplantando al dólar. Sin embargo, esta alternativa sería la menos probable debido
a que necesitaría de una concertación entre los líderes políticos del mundo.
De igual manera, el pensar en ver al yuan como futura divisa de intercambio
que suplante al dólar es un tema que no puede dejarse pasar cuando se aborda este
debate. Esta alternativa dependerá de ver hacia qué tendencias evoluciona el
sistema monetario Chino y de la confianza que la moneda pueda adquirir en los
mercados internacionales.
Por lo tanto, si bien sabemos que los bonos del Tesoro y las reservas en
dólares facilitan la intención de China de reformular el viejo sistema unipolar y
centralizado. No queda duda que también preocupan a los líderes chinos el que el
valor de su inversión a largo plazo “el dólar”, decrezca repentinamente.
Esta situación es cada vez más delicada y sin duda dependerá de la evolución
histórica que el dólar y a su vez el Renminbi presenten, hecho que expresará si en
verdad nos acercamos a un modelo multipolar o a un periodo de excesivo
proteccionismo.

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