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EUSKO LANGILLEN ALKARTASUNA

ABERRI-EGUNA 67
Landeia (1967 Apiria)

La conmemoración de Aberri-eguna no es para nosotros, un hecho aislado. Tiene sentido, al


contrario, por su valor directo o indirecto en el contexto general de la lucha que S.T. V. libra por la
libertad del pueblo vasco.

Nuestra actitud no puede ser por ello, fundamentalmente, sino la insistente reiteración de una línea
insoslayable, dictada por las condiciones objetivas de la estructura política peninsular. Esta línea
apunta a la unidad, desarrollo e independencia de los trabajadores de Euzkadi, a su participación en
un frente nacional de coalición democrática. No volveremos aquí sobre una formulación detallada,

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presentada en otras ocasiones con la mayor precisión. Recordaremos simplemente lo dicho hace un
año a este respecto:

"Entre el sistema fascista de poder y su antagónico revolucionario democrático-burgués no caben un


contenido, una estabilidad de clase, una etapa histórica intermediarios, cualesquiera que sean la
FORMA, el ritmo y la complejidad de fases que adopte el paso de una a otra".

"Al mantener firmemente tales posiciones servimos no sólo los intereses específicos de los
trabajadores vascos, sino los del pueblo y los peninsulares. Nunca como hoy, para los hombres todos
del estado español. todas las libertades son solidarias."

Para un movimiento vasco consecuente, éstos son los objetivos a que debe subordinarse toda
actuación política y, en consecuencia, toda manifestación de Aberri-eguna. La de Pamplona,
convocada por acuerdo burocrático P.N.V. - P.S.O.E. traduce la aspiración de estos partidos al control
monopolista del movimiento nacional vasco sobre las bases que siguen:

• Abandono de la exigencia de autonomía inmediata y compromiso de apoyo a un gobierno


"provisional" unitario.

• Negación de la independencia de clases de los trabajadores vascos y, por tanto, de un frente


nacional de coalición de todas las clases nacionales de Euzkadi.

• Ausencia de información y participación democrática en las más graves decisiones políticas.

(Esta política es parte integrante de la descomposición de la unidad democrática peninsular, del


triunfo y consolidación del fascismo en Euzkadi y en España. En ella proyecta el llamado P.S.O.E. su
carácter nacionalista. En ella busca también la prolongada fase de transición semi-fascista -según
modelos de 1923 Y 1931- que le permita una reprise de influencia, una transmisión de poderes por
encima de la directa voluntad popular).

Puede objetarse que la gran mayoría de los potenciales manifestantes lo ignore hoy todo acerca de
estas cuestiones. Que su actuación constituya una simple expresión de patriotismo. Que incluso
adhiere en el fondo a la exigencia de autonomía inmediata. A tal respecto cabe notar:

• La simple voluntad nacional del pueblo vasco constituye hoy un dato adquirido para las fuerzas
políticas.

• Un grupo social carente de una conciencia política suficiente, de organización y objetivos


precisos acaba sirviendo la conciencia y los objetivos del adversario que los tiene.

• Si la propia base del P.N.V. empieza a preocuparse por el problema concreto de la autonomía
inmediata, ello se debe a la tenaz campaña de información de S.T.V.

Puede igualmente afirmarse que no hay que preocuparse demasiado por una politización profunda.
Que ésta se logra rapidamente en momento de emergencia. Que la propia política burocrática del
P.N.V. se explica por la reserva de la burguesía nacional -determinada por la estabilidad del régimen-
y será rápidamente superada por su proceso de repolitización.

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Hemos visto ya otras veces el resultado de esta "confianza" en el futuro. Efectivamente, el pueblo
vasco se politiza siempre a tiempo. A tiempo de recibir los golpes en el carro del vencido, pero
demasiado tarde para aprovechar las fases favorables de la evolución política.

La madurez de la conciencia política se logra buscándola, trabajándola sin alegrías ni dilaciones. Por
eso, en las circunstancias actuales, Pamplona nos sirve también a nosotros. Nos sirve para poner de
manifiesto nuestras posiciones, diciendo que no vamos. El "apoyo", que esperamos general al socaire
del P.N.V., de comparsas y gorrones de manifestación de todas tendencias, servirá esta vez para
evitar todo posible equívoco.

Se quiera o no S.T.V. representa hoy la conciencia de los trabajadores y el pueblo vascos, de la


democracia en tierra vasca. Nadie ha pensado -por lo demás- que la tarea que con ello hemos
asumido sea fácil.

Pero es, hoy, la tarea del progreso obrero y popular, hacia una Euzkadi libre de hombres libres.
Persistir en ella es, para nosotros, celebrar realmente Aberri-eguna.

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