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Universidad Autónoma de Baja California

Facultad de Ciencias Sociales y Políticas

Mujeres Migrantes:
“Una perspectiva de su situación”
Por:

Roció Nirari Arredondo Botello

Alejandrina Barajas Ramos

Noreida Beatriz Vega Cruz

Mexicali, B.C. Junio de 2009

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INTRODUCCIÓN

En este trabajo se presenta la aplicación de un instrumento de trabajo: la


entrevista. La presentación del trabajo incluye una entrevista a la coordinadora de
Albergue del Desierto, el cual es un albergue solo para mujeres y menores de edad,
posteriormente vienen contenidas también algunas entrevistas realizadas a mujeres
migrantes recién deportadas, quienes nos contaron su experiencia al cruzar, y los
motivos que las llevaron a hacerlo, así como también cual fue el trato que recibieron en
el proceso de deportación. Además incluimos un breve relato de una experiencia
acontecida con una joven migrante, a quien tuvimos la oportunidad de ayudarla y
pudimos comprender más la situación a la que se enfrentaba. Se incluye también la
matriz que dio origen a la guía de entrevista, y una narración de las observaciones
realizadas durante todo el proceso de investigación.

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GUÍA DE ENTREVISTA

OBJETIVO: Conocer y comprender la situación actual de las mujeres migrantes


en Mexicali, a través de la visión y experiencia de la directora de Albergue del
Desierto: Mónica Oropeza Rodríguez .

CATEGORÍAS: CUESTIONARIO
• Edades. • Datos básicos del informante
• Grado de escolaridad. • Rango de edades de las mujeres migrantes
• Motivos por los que • ¿Cuál es la escolaridad de las mujeres migrantes?
emigran. • ¿Cuáles son los principales motivos por los que las mujeres migrantes
deciden trasladarse a EUA?
• Lugar de procedencia
• ¿De qué manera ingreso a EUA?
• Proceso (emigración y • ¿Cuáles son las temporadas de mayor reportación?
deportación). • ¿Cuánto es el periodo de tiempo que pueden estar en éste albergue
• Temporadas de mayor las mujeres migrantes?
deportación. • ¿De dónde obtienen los recursos para mantener el albergue?
• Dinámica del albergue. • ¿El gobierno proporciona ayuda al albergue?
• Formas de • ¿Con la crisis económica no se han presentado problemas con la
financiamiento del solvencia?
albergue. • ¿Alguna anécdota o dato que sea desconocido para la mayoría de la
población acerca de las mujeres migrantes?

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Mónica Oropeza Rodríguez

Presidenta ejecutiva del Albergue del Desierto

“Las mujeres y niños llegan a este albergue agotados y malcomidos después de


largas caminatas, ya que por lo menos tienen un mes tratando de cruzar.

Las temporadas con más cruces se presentan en el periodo de Febrero-Agosto,


mientras que en los meses de Septiembre y Enero son los meses con menor índice.
Una posible hipótesis para este patrón es porque los familiares emigrados regresan en
diciembre, aprovechando esta ocasión para hacer los contactos respectivos para
realizar el traslado de los familiares que quedan en México hacia Estados Unidos.

Las áreas por las que normalmente se realizan los cruces es por el área de
California, siendo Rumorosa, Mexicali, Algodones los lugares más frecuentados.

El motivo principal por el que las mujeres deciden cruzar es porque no les
alcanza el sueldo ganado en México para mantener a sus hijos.

Los estados que son expulsores de mujeres migrantes son: Michoacán,


Zacatecas, Guerrero, Veracruz, Edo de México, Chiapas, es decir, toda la región del
sur del país.

Por lo regular, se piensa que las mujeres que deciden emigrar son analfabetas,
siendo esto erróneo, ya que el nivel de escolaridad es, mayoritariamente, secundaria
terminada, siguiéndole la primaria. Aunque han existido casos de mujeres
profesionistas.

Al llegar al albergue, la primera acción que realizan las mujeres migrantes es


comunicarse con sus familiares y volver a intentar cruzar hacia Estados Unidos,
porque, según comentarios de ellas, en México no les queda nada y observan que no
hay un mejor porvenir, por ello que su mejor opción es seguir intentando emigrar. En el
albergue solo pueden estar una semana, pero la mayoría se va antes de vencer el
plazo.

El mayor miedo que poseen las mujeres migrantes es el de tener problemas con
la policía local, ya que ésta, conociendo la situación de estas personas, las extorsionan,
aprovechando su poder de autoridad. Es lamentable que no se presenten denuncias,
por las represalias que se podrían presentar. Por ello, Albergue del Desierto trabaja con
la Procuraduría de Derechos Humanos para erradicar este abuso de poder.

El apoyo del gobierno hacia el albergue es insuficiente, pero se ha logrado


mantener gracias al financiamiento de privados y el apoyo de la comunidad.
Afortunadamente esta crisis no ha afectado la cantidad de los donativos.

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GUÍA DE ENTREVISTA

OBJETIVO: Conocer y comprender la situación actual de las mujeres migrantes


en Mexicali, identificando sus variantes con respecto a la migración masculina,
con la finalidad de difundir el tema para crear una conciencia de la problemática
en la sociedad.

CATEGORÍAS: CUESTIONARIO
• Nombre • ¿Cuál es su nombre?
• Edad • ¿Qué edad tiene?
• Grado de escolaridad • ¿De dónde es?
• ¿Hasta que grado estudió?
• Motivos por los que
• ¿Cuál es su estado civil?
emigro
• ¿Número de hijos o familiares que dependen de usted?
• Situación actual
• ¿Cuáles fueron los motivos por los que decidió trasladarse a EUA?
• Lugar de procedencia • ¿Dónde vive actualmente?
• Situación de • ¿Considera que sus condiciones de vida han mejorado? Si o no, y por
compromiso civil qué?
• Proceso (emigración y • ¿De qué manera ingreso a EUA?
deportación) • ¿Cuál fue el trato que recibió durante el trayecto de su ciudad a
Mexicali y de México hacia Estados Unidos?
• En caso de si fue deportada, ¿lo volvería intentar?
• ¿Qué tipo de apoyo ha recibido después de su deportación?
• ¿Siente que se le esta brindando el apoyo necesario?

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“LO VOLVERÍA A INTENTAR”

Eran aproximadamente las diez de la mañana, de un día del mes de mayo, el


clima era inusualmente agradable en esta ciudad, nosotras tuvimos suerte de llegar a
las oficinas de Migración al mismo tiempo que un camión con personas deportadas.

Al acercarnos a ellos, pudimos abordar a dos mujeres migrantes; siéndonos


muy difícil entablar conversación con ellas, pues se percibía su estado de nerviosismo
pues incluso una de ellas, estaba llorando.

Cercanas físicamente a un teléfono público, una intentaba hablar por éste


mientras la otra mandaba mensajes por su teléfono celular. Tratando de no
incomodarles y mostrar respeto por su situación, tímidamente iniciamos la entrevista,
nos dirigimos primero a la que estaba concentrada en su celular. Desde que nos
acercamos a pedirle información, haciéndole unas preguntas sencillas, ella sin mirarnos
tardó en permitir la entrevista, después de unos momentos de insistirle accedió a
nuestras súplicas al comentarle que se trataba de un trabajo escolar, aún sin levantar
la mirada, contestó afirmativamente; al principio no sabíamos con quien estaba
tratando de hacer contacto, pero se observaba muy nerviosa, aparentemente deseaba
comunicarse lo más rápido posible, después supimos que trataba de contactar al
pollero con el propósito de intentar el cruce de nuevo y lo más rápidamente posible,
parecía ausente, distraída como evadiendo todo y cualquier cosa, como si su único
contacto con el mundo exterior fueran los mensajes de su celular, el cual tomaba
fuertemente sin soltar ni un momento.

Al preguntarle su nombre, contestó como si estuviera pensándolo y de manera


muy cortante y sin levantar la vista “Mi nombre es María”; al principio parecía no estar
dispuesta a contestar más, pues sus respuestas se limitaban a dar un sí o un no, poco
después comentó de manera breve la situación en la que se encontraba: “Soy
originaria de Sonora, intenté cruzar pero no tuve suerte, hasta eso que cuando me
agarraron me trataron muy bien, sólo me tomaron una fotos, me pidieron mis datos y
me regresaron de vuelta a México, pero eso no deja de ser que no podré
reencontrarme con mis hijos”.

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“Me casé muy joven apenas había terminado la secundaria cuando salí
embarazada, soy madre de cinco hijos y todos están allá, me duele mucho estar
alejada de mi familia, tengo que encontrarme con ellos lo más pronto posible. Mis niños
me necesitan y yo que no puedo cruzar…”.

“Hace poco ya lo había intentado pero fracasé, ahorita lo único que me interesa
es regresarme a Tijuana para comunicarme con el pollero para que me cruce por el
cerro otra vez…es muy peligroso pero no hay de otra.. tengo que ir allá..”. Dicho esto,
guardó silencio y se fue alejando poco a poco, aparentemente sin rumbo. Ese fue el
contacto que pudimos establecer con esta mujer deportada, cuya aspiración más
inmediata es la de volver a cruzarse para reunirse con los suyos, no obstante como ella
dijo, lo peligroso de su intento.

Finalizada la charla con “María”, abordamos a la otra mujer migrante que estaba
tratando de comunicarse con alguien a través de un teléfono público. De apariencia
delgada, morena y pelo negro y emocionalmente turbada pues su voz se cortaba, a
momentos gritaba aparentemente ante la desesperación y la impotencia de saberse
fracasada ante su meta de cruzar para encontrarse con su familia. Estaba llorando y
sostenía con fuerza la bocina del teléfono, se le percibía aferrada a ésta como si fuera
su único vínculo de salvación, como si deseara implorar que una voz familiar le dijera
que todo saldría bien; era difícil tener valor de interrumpir esa escena tan dramática,
evidentemente era grande su desesperanza e incertidumbre. Pero después de unos
momentos, dejamos ese temor atrás y nos dirigimos a ella.

Su cara reveló una expresión de sorpresa cuando le preguntamos si podía


contestar algunos cuestionamientos, al parecer no se había percatado de nuestra
presencia. Al principio se negó, no quería desprenderse de la bocina del teléfono,
parecía que para ella, cada minuto representaba una oportunidad perdida para
reencontrarse con sus seres queridos, pero después de varias súplicas y de
obsequiarle una botella con agua, al parecer advirtió no sintió amenaza hacia ella por
parte nuestra, y aceptó contestar las preguntas.

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Bebió un poco de agua, lo cual le sirvió para tranquilizarse y recuperar el tono
normal de su voz. “Mi nombre es María”, fue la primera respuesta, la cual fue obtenida
después de algunos minutos de reflexión, probablemente no es su nombre real, pues
no contestó de manera espontánea. Dijo tener 20 años, y con apariencia de tener esa
edad, pues es era una mujer muy joven. Al preguntarle su estado civil, pensó la
respuesta por unos segundos y respondió: “casada”, dando la impresión de no querer
afirmarlo.

Relató que era originaria de Guerrero, y que era su segundo intento por cruzar,
ambas veces por el “cerro” sin especificar de qué ciudad, recalcando que le habían
comentado que “…hay otras opciones, un poco más seguras o totalmente inseguras
para cruzar”, pero inferimos que ese camino hacia el primer mundo era el que se
acomodaba a sus posibilidades.

Comentó que sólo terminó la secundaria y que las posibilidades de brindarle una
mejor calidad de vida a sus dos hijos, eran escasas en México y que “la situación no se
miraba mejorar… Eso fue lo que llevó a mi esposo a cruzar… está del otro lado junto
con mis dos hijos”.

Al preguntarle porque ellos estaban ya en los Estados Unidos y ella no, contestó
que, ella se había quedado a arreglar algunos pendientes que tenían en Guerrero,
pero al concluirlos se quiere reunir con su familia, aunque la suerte no ha estado de su
parte, dos intentos frustrados de reencontrarse con su familia, la han llevado a
manifestar ese estado de desesperación y angustia.

Al cuestionarle si a pesar de lo que le había ocurrido, volvería a tratar de cruzar,


su respuesta fue “…lo voy a intentar”, con un tono de seguridad que pareciera reflejar
la certeza de que no queda nada que la ate a su país, el cual suponemos, le ha
mostrado que no tiene nada que ofrecerle.

Después de finalizar esta entrevista, nos remitimos a la oficina de Migración, en


donde estuvimos unas horas, con la esperanza de que llegara otro grupo de migrantes
y que vinieran mujeres.

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Para nuestra fortuna, llegó uno con siete mujeres. Lamentablemente solo una de
ellas aceptó que le realizáramos la entrevista, las demás nos vieron raro, posiblemente
por la impresión de llegar a una ciudad desconocida para ellas y por lo difícil de la
situación que pasaban.

La mujer emigrante que aceptó ser entrevistada se llamaba Socorro Méndez


Rojas, sorprendentemente proporcionó su nombre completo, sin dudar y sin titubear.
Ella contestó los cuestionamientos con aparente soltura y tranquilidad, pareciera como
si su experiencia en las deportaciones le hacían ver este evento como algo “cotidiano”
volviéndose para ello algo familiar el proceso de deportación.

Delgada, de tez morena, usaba lentes adaptados, dijo ser procedente de Puebla,
con veintisiete años de edad y que provenía de una familia de nueve hermanas y tres
hermanos, siendo la quinta hermana. Su deseo de cruzar hacia EUA, era la búsqueda
de trabajo, porque en palabras textuales “el sustento aquí es difícil y con tremenda
familia, pues más”.

Señaló haber cursado hasta la secundaria y a su edad, no tenía esposo ni hijos,


sólo pequeños hermanos a quienes “…quería ayudar a tener las oportunidades que yo
no tuve”.

Comentó que sus frustrados intentos de cruzar hacia EUA habían sido a través
del cerco, tampoco explicitó de cual ciudad o la ubicación del mismo, no quiso
revelarnos la cantidad exacta de intentos, sólo se limitó a decirnos que “… muchas
veces”. Pero aseguró que lo seguía intentando porque tenía la seguridad de que sus
“conocidos” le darían trabajo, con el cual podría ayudar a su numerosa familia.

En lo referente al trato que ha vivido en sus internaciones como ilegal, nos contó
que de Puebla a Mexicali, “ me ha ido bien y sin ningún problema”, pero en el proceso
de deportación “algunas personas me han tratado mal y otras han sido amables; en
sus intentos por mejorar sus condiciones de vida y las de su familia, aventurándose
hacia un país ajeno señaló que ha conocido “por así decirlo… los dos lados de la
moneda”.

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SUERTE DE PRINCIPIANTE

Cuando Viridiana cruzó la puerta de las oficinas de Migración, un gesto


como de desagrado en su rostro, sus labios apretados y su mirada extraviada
parecían expresar miedo y frustración, pues era la primera vez que estaba en otra
ciudad diferente a las de su natal Guerrero. En Mexicali ella no conocía a nadie, un
teléfono celular era su único apoyo y compañero seguro, pues le permitiría
comunicarse con su tía y… con el pollero.

El crédito de su celular se había agotado y con esto la única forma para


comunicarse con sus dos únicos contactos, parecía mayor su impotencia al no tener
forma de llamar a su tía, y especialmente de contactarse lo más rápido posible con el
“pollero”, además sabía que en su zapato (que aprovechaba para esconder su dinero),
quedaba muy poco dinero, sus ojos se empezaron a llenar de lágrimas. Sabiendo que
no tendría éxito, continuaba tratando de establecer comunicación a través del celular
con el pollero; de algún modo, recordaba que el pollero vivía cerca … en alguna colonia
cerca del Rio Nuevo, sin embargo, no estaba segura de cómo llegar al lugar.

De pronto se le ocurrió pedir prestado el teléfono celular a una muchacha que se


encontraba en un módulo de atención a migrantes, el Albergue del Desierto; aunque
con pena al parecer, se atrevió a hacerlo no obstante minutos antes, Viridiana se había
negado a responder un cuestionario que esa misma muchacha le había solicitado, pues
se percibía que acabando de bajar del autobús de deportados, era mayor su
nerviosismo al llegar sola a un lugar desconocido.

Con el celular prestado, Viridiana pudo establecer comunicación con su tía hasta
Guerrero, ella le sugirió que se regresara al hotel La Chinesca, lugar donde el pollero
la había recogido horas antes para cruzarla. Al parecer la llamada a su pariente, le
hizo sentir más tranquila y dispuesta a cumplir la recomendación que le fue dada.

Viridiana sacó de su zapato la dirección del hotel y los únicos cien pesos que
llevaba, probablemente dudando si la cantidad era suficiente, empezó a preguntar a la
gente cercana a ella, cuánto costaba el servicio de un taxi.

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Viridiana al regresar el teléfono le preguntó a la dueña del mismo, quien estaba
acompañada por otras amigas, cuánto cobraba el taxi a esa dirección, ellas se
ofrecieron a llevarla hasta el hotel. Viridiana dudó un poco, pero finalmente aceptó,
aunque con reservas, pues posteriormente les comentó “mi tía me dijo que no confiará
en nadie”.

Durante el trayecto de la garita al hotel, Viridiana se mostró más tranquila,


aparentemente su miedo ya había disminuido, por el momento “solo quería llegar al
hotel La Chinesca” como si se tratara de un refugio mientras esperaba intentar cruzar
hacia EUA.

Durante el camino, relató su vida en Guerrero y cómo había decidido dejar su


hogar por el sueño americano:

“Llegué a Tijuana en la madrugada, en el aeropuerto me recibió el pollero, yo


nunca me había subido a un avión, para mí era algo nuevo, me mareé durante el vuelo,
casi vomitó, pensaba que el avión se iba a caer, pero gracias a Dios llegué bien. El
pollero me trajo a Mexicali, dormí muy poquitas horas, estoy desvelada. Después el
pollero intento cruzarme por el cerco, pero la migra me agarró”.

“Mi familia es muy, muy pobrecita, yo sólo termine hasta la secundaria, aunque
en realidad deseaba continuar con mis estudios, pero mi familia no tenía dinero para
pagarme la preparatoria, por lo que me metí a trabajar en una taquería. La paga no era
muy buena, apenas me alcanzaba para ayudar en mi casa y para medio comer”.

“La taquería cerró por lo de la dichosa influenza, yo me quede sin trabajo, al


igual que mucha gente de por allá, la influenza pegó duro a los negocios, eso fue lo que
me llamo a venirme a Estados Unidos, porque en Guerrero ya no hay trabajo y yo
tengo que ayudar a mis papás, yo soy su única hija y tengo que ayudar”.

“Tengo una tía en Los Ángeles, ella me contacto con el pollero, que disque es de
confianza. La manera por la que me van a cruzar va ser por la línea, no voy a cruzar
por el desierto o el cerro, porque mi tía dice que ahí violan a las mujeres o las golpean,
prefiere pagar más dinero que arriesgarme a que me pase algo”.

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“Mi tía me dijo que tengo suerte, porque para ser la primera vez, casi me
pasaban, el pollero me llevo a un lugar en donde había un hoyo como de cinco metros,
pero la migra llegó y ya no pude pasar, pero mi tía me dijo que tuviera fe en que la
segunda vez ya me pasarían, porque dice que el pollero es muy bueno y que hasta que
me pase le va a pagar”.

“Durante el regreso, cuando platicaba con las otras muchachas que venían, me
decían que para ellas ya era el segundo, tercer y hasta cuarto intento, ellas venían en
grupo porque tenían miedo de que algo les pasara, siempre andan juntas y no se
separan, porque dicen que es muy peligroso para una mujer andar sola, existen
muchas habladurías de que las violan o las matan”.

“Yo me sentía muy mal, porque no pude cruzar, pero gracias a Dios hay todavía
gente buena en el mundo. Gracias por traerme a La Chinesca, no sabía en quien
confiar, sólo espero que ahora si pueda cruzar a EUA”.

“Gracias por traerme hasta aquí, en verdad muchas gracias, no sabía en quien
confiar, menos mal que todavía hay gente buena en el mundo…” dijo antes de cruzar
la calle y caminar hacia la puerta del hotel donde esperaría el momento para una nueva
oportunidad para cruzar.

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GUÍA DE OBSERVACIONES

OBJETIVO: Observar y relatar las situaciones que se encuentran las mujeres


migrantes recien deportadas.

TEMAS:
• Condiciones en las que llega después de la deportación las
mujeres migrantes.
• Situación emocional.
• Las acciones que realizan al salir de la oficina de migración.
• Forma en que se vinculan con el resto de los migrantes.

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OBSERVACIONES

Durante la elaboración de esta investigación para la materia de Métodos


Cualitativos, realizamos dos días de trabajo de campo, en el modulo de migración, que
se localiza en la garita vieja.

La primera observación de campo, fue hecha el lunes 11 de mayo de 9am a 1


pm, tiempo en el cual estuvimos muy nerviosas porque no sabíamos como lograrías
con éxito nuestra meta. Conocimos a Rosario y a Ernestina, mujeres entregadas a
ayudar a los migrantes que son deportados. Estas personas nos brindaron muchos
consejos que fueron de gran ayuda, como el que las mujeres son las que mayores
obstáculos presentan y las que se encuentras más vulnerables durante el trayecto.
Lamentablemente en esa ocasión, no pudimos realizar ninguna entrevista, ya que por
un descuido, los deportados que llegaron ese día, salieron rápidamente, evitando que
nosotras pudiéramos entrevistarlas.

El día 15 de mayo, realizamos la segunda observación, que fue esencial para


poder llevar a cabo este trabajo, puesto que ese día llegaron dos camiones, del primero
pudimos entrevistar a dos mujeres: nuestras dos primeras entrevistas, las cuales fueron
un poco complicadas de realizar, ya que las mujeres migrantes estaban tratando de
comunicarse con sus familiares, además de que están en un estado emocional muy
delicado, por ello que las respuestas al cuestionario fueran cortantes y, pensamos, en
algunas ocasiones dudosas.

En el segundo camión tuvimos mayor suerte, ya que realizamos las dos


entrevistas más importantes para la investigación, la primera fue una chica que ya
había intentado lograr el sueño americano “muchas veces”, por ende que viera con
normalidad nuestros cuestionamientos y sus respuestas fueran espontaneas y
verídicas. Después de esta entrevista ninguna otra mujer quiso contestar las preguntas,
ellas se miraban nerviosas y temerosas de la realidad que enfrentaban, más por suerte
del destino, tuvimos la oportunidad de ayudar a una de las chicas que habían
deportado. Esta chica pidió que le prestáramos el celular, para comunicarse con sus
parientes y como requería de transporte para llegar al hotel “La Chinesca”, en donde
se encontraría con el pollero, decidimos llevarla. Durante el trayecto de la garita al
hotel, entablamos una plática que fue muy productiva, ya que conscientes de las
preguntas del cuestionario, se las fuimos realizando de manera natural y espontanea,
así ella contesto con mayor seguridad y en contexto de confianza, debido a que
ganamos su confianza.

Lamentablemente esta entrevista no pudimos grabarla, sin embargo, en cuanto


llegamos a nuestra casa base, redactamos toda la información obtenida, considerando
que fue la mejor entrevista que obtuvimos.

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Con respecto a la imagen que proyectan los deportados, notamos que por lo
regular todos llegaban bien vestidos, sin ninguna señal de maltrato y sin ninguna
posesión, más que un celular, el cual, empleaban para comunicarse con sus parientes
y con el pollero.

Una anécdota que llamo nuestra atención, fue la plática que entablamos con un
deportado, el cual nos relato que él llevaba veinte años viviendo en Estados Unidos, su
edad es de veintisiete, por lo que, podemos señalar que culturalmente pertenecía a la
sociedad estadounidense, aunque no tuviera los papeles correspondientes.

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CONCLUSIONES

México, es uno de los principales países exportadores de migrantes, debido a la


incapacidad de brindarles una vida de calidad dentro del mismo, motivo principal que
los lleva a buscar nuevas oportunidades en Estados Unidos.

Un gran porcentaje del grupo de migrantes son mujeres, de las cuales, a través
de las entrevistas realizadas, los relatos y las experiencias de vida de cada una,
notamos que los motivos por los que la migración femenina optaba por ir a buscar
nuevas oportunidades en otro país era porque tenían familia que dependía de ellas,
tanto en su lugar de origen como en Estados Unidos; debido a su situación de
vulnerabilidad tienden a ser más desconfiadas y a andar en grupos, evitando así
riesgos. Corroboramos la información provista por la directora Albergue del Desierto,
Mónica Oropeza, quien comentaba que las mujeres migrantes provenían del sur del
país, señalando como principal estado expulsor a Guerrero, pudiéndose comprobar en
las respuestas de las féminas. También se pudo comprobar que la mayoría posee
como máximo grado de escolaridad la secundaria terminada.

Todas las entrevistadas, conscientes del peligro y las complicaciones que lleva
consigo el proceso de migración, todas contestaron y aseguraron que continuarían
intentando cruzar hacia EUA, ya que nos comentaban que ellas observaban que la
situación del país era difícil por el desempleo y la baja remuneración económica.

Las rutas que emplearon para emigrar, señalaban, fueron el cerro o el cerco, ya
que, a pesar de que el traslado fuera más caro, era más seguro. Dos de ellas nos
relataron que preferían pagar más, pero con la seguridad de que evitarían ser violadas
o maltratadas, por lo general el contacto con el pollero se estableció a través de sus
familiares.

Fue regla general, que todas las féminas migrantes, trajeran consigo un celular,
el cual utilizaban para comunicarse con sus parientes o con el pollero. Para ellas el
celular, representaba el único vínculo que les brindaba seguridad y esperanzas de que
pudieran lograr la meta de cruzar.

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