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MARCO CONCEPTUAL DE LA

RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS


EMPRESAS. LA DIMENSIÓN SOCIAL
DE LA EMPRESA
Beatriz Encinas Duval

X Jornadas de investigadores en economía social y cooperativa


Emprendedores, economía social, democracia económica
MARCO CONCEPTUAL DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL DE LAS EMPRESAS.
LA DIMENSIÓN SOCIAL DE LA EMPRESA

Beatriz Encinas Duval1

La responsabilidad social de la empresa (RSE), o responsabilidad social corporativa


(RSC) se ha ido convirtiendo paulatinamente en un pilar básico para las grandes
empresas a la hora de diseñar sus estrategias a largo plazo. La implicación de las
organizaciones en su entorno, así como los beneficios que socialmente pueden
aportar, se traducen a la larga en un refuerzo de su imagen en el mercado. Estas
prácticas socialmente responsables son extensibles a pymes, y a empresas de
economía social, que por su naturaleza integran los intereses de los grupos sociales
con los que se interrelacionan y asumen espontáneamente responsabilidades sociales
y civiles.

PALABRAS CLAVE: responsabilidad social de la empresa, responsabilidad social


corporativa, estrategia empresarial, desarrollo sostenible

1. LA RSE: ASPECTOS GENERALES

En los últimos años, el concepto de Responsabilidad Social de la Empresa (RSE) o


Responsabilidad Social Corporativa (RSC) ha adquirido un gran auge e importancia,
tanto en la sociedad en general como en el mundo empresarial en particular. Ello lo
demuestra la gran cantidad de estudios publicados sobre el tema, y el hecho de que la
mayoría de las grandes empresas dedican un apartado más o menos importante de
sus memorias anuales a explicar sus logros y proyectos de futuro en este ámbito.

Los rápidos cambios que sufre nuestra sociedad, junto con el proceso de globalización
experimentado en los últimos años ha facilitado, entre otras cosas, que los ciudadanos
y consumidores tengamos un mayor acceso a la información en tiempo real. Ello nos
ha permitido conocer, tanto las buenas prácticas de las multinacionales, como los
grandes errores cometidos por algunas de ellas, que obedeciendo a actuaciones
irresponsables por parte de sus directivos han causado graves daños ecológicos,
sociales y económicos.

Esta situación ha propiciado la aparición desde diversos ámbitos, tanto en Europa


como en Estados Unidos, de un discurso centrado en la responsabilidad que las
empresas tienen más allá de sus resultados económicos, y los efectos de su actuación
en el entorno en el que operan. Las diversas presiones sociales, medioambientales y
económicas, hacen que las empresas se sientan cada vez más obligadas a actuar de
acuerdo con criterios socialmente responsables, ofreciendo así respuestas que
satisfagan a sus interlocutores o grupos de interés. En un mercado global, competitivo
y transparente como el que nos movemos (o nos pretendemos mover), conseguir su
reconocimiento y credibilidad es determinante para la elección y legitimación de la
empresa. Estos grupos de interés, a los que la empresa debe de alguna manera

1
Ingeniero Agrónomo.
Master en Dirección de Empresas por ICADE.
Profesor del Centro Permanente de Investigación Cooperativa – Universidad Politécnica de Madrid.

1
“rendir cuentas” si pretende asegurar su continuidad a largo plazo re pueden
concentrar básicamente en:

- Trabajadores
- Consumidores
- Proveedores
- Accionistas o socios
- Ciudadanos
- Organizaciones sociales
- Medios de Comunicación

La empresa se encuentra así ante la necesidad de establecer un diálogo continuado


con estos grupos, en el que intervengan además los poderes públicos y otros sectores
no lucrativos, de manera que dicha responsabilidad social sea beneficiosa, tanto para
la sociedad en su globalidad, como para la empresa en su estrategia a largo plazo y
para sus accionistas.

En la actualidad ya no se considera que sólo la eficiencia económica de las empresas


garantiza su sostenibilidad en un mercado abierto. De hecho ya hay numerosos
estudios que demuestran la existencia de una estrecha relación entre los resultados
económicos de las empresas, y su “performance” social. De esta manera, las
empresas invierten en su futuro, considerando que el compromiso que han adoptado
voluntariamente contribuirá a incrementar su rentabilidad.

Por otra parte los mercados ya han desarrollado índices que además de ser útiles
guías para inversores demuestran la relación positiva que existe entre los resultados
financieros y la gestión de las empresas bajo criterios sociales. Así, desde su creación
en mayo de 1990, el Domini 400 Social Index (DSI) ha superado en más de un 1 % al
S&P 500 en términos de rentabilidad total anualizada y ajustada a riesgos, mientras
que el Dow Jones Sustainable Index ha crecido un 180 % desde 1993, en
comparación con el 125 % del Dow Jones Global Index durante el mismo período.

Qué entendemos por tanto como Responsabilidad Social Corporativa?.

En Julio de 2001, la Comisión presentaba su Libro Verde “Fomentar un marco europeo


para la responsabilidad social de las empresas”, con el objetivo de promover un
debate en el seno de la Unión Europea en torno al concepto de la Responsabilidad
Social de las Empresas que desemboque en la construcción de un marco europeo
para la RSC.

En él se define la RSE como la integración voluntaria, por parte de las empresas, de


las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y
sus relaciones con sus interlocutores. Ser socialmente responsable no significa
solamente cumplir plenamente las obligaciones jurídicas, sino también ir más allá de
su cumplimiento invirtiendo «más» en el capital humano, el entorno y las relaciones
con los interlocutores.

Se trata por tanto, de una serie de conductas exigibles a la empresa por parte de esos
interlocutores en función de la actividad que realiza, cuyo adecuado cumplimiento
determinará que ésta ser aceptada o rechazada en sus diferentes aspectos (social
económico, medioambiental). Ello decidirá a la larga su supervivencia en el mercado y

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en la medida en que estas conductas se vean reforzadas, se consolidará o no su
liderazgo.

Este grado de exigencia ha ido cambiando a lo largo de los años, a medida que las
interacciones entre empresa e interlocutores han ido añadiendo nuevos argumentos y
condiciones. Así, el valor medioambiental, por ejemplo, prácticamente ignorado hace
una década es en la actualidad uno de los más sensibles para los consumidores y hoy,
pocas son las empresas que cuestionan la necesidad de adaptar sus procesos para
ser respetuosos con le Medio Ambiente. Se considera que la inversión en tecnologías
y prácticas comerciales en este sentido, que vayan más allá del mero cumplimiento de
la legislación, puede aumentar la competitividad de las empresas.

Hay que tener claro que estos códigos de conducta a los que nos referimos no pueden
ser un sustituto de las respectivas legislaciones, sino que las complementan y
fomentan la introducción de niveles de protección más elevados por parte de quienes
las suscriben.

De la misma manera conceptos como transparencia, respeto a los derechos humanos,


seguridad laboral, integración social… están hondamente arraigados en el día a día de
la actividad de las empresas y en muchos casos son las herramientas que marcan su
liderazgo.

Según la Dirección General de Empresa de la Comisión Europea en su documento


“Introducción a la responsabilidad social de las empresas para pymes”, se trata de
satisfacer las demandas de los clientes, gestionando al mismo tiempo las expectativas
de otras partes interesadas: trabajadores, proveedores y la comunidad de su entorno.

Todo ello teniendo en cuenta que la responsabilidad social de las empresas, tiene dos
vertientes claramente definidas: Una interna, que supone el esfuerzo necesario para
acomodar sus procesos a la responsabilidad que le afecta, y otra externa, que implica
dar valor en el mercado a esos nuevos atributos, mediante estrategias adecuadas de
comunicación.

Sin embargo, hay que tener presente que la RSC no es un conjunto de actividades
altruistas o filantrópicas destinadas a ser mero argumento de marketing de la empresa
que las desarrolla. El ámbito de actuación en este sentido ya está definido para otro
tipo de instituciones, y no tiene que ver con la RSC. No debemos olvidar que la
empresa es necesaria como tal en la sociedad, y que su objetivo (y razón de su
existencia) es obtener beneficios, o de lo contrario desaparecerá. Es necesario
integrar la RSC en la estrategia global de la empresa, de manera que los beneficios se
hagan patentes a nivel económico y social, garantizando la competitividad a largo
plazo de la empresa y su desarrollo sostenible en el tiempo.

En este sentido, no es de extrañar que por ejemplo, las empresas líderes en España
en Ibex 35 sean a su vez las que antes han integrado la RSC en su modelo estratégico
y de gestión.

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2.- LA RESPONSABILIDAD SOCIAL CORPORATIVA EN LA PYME

Aunque hasta el momento responsabilidad social ha sido asumida principalmente por


las grandes empresas o sociedades multinacionales, ésta es importante en todos los
tipos de empresa y todos los sectores de actividad, desde las PYME a las empresas
multinacionales. Según el Libro Verde de la Comisión, la adopción de conductas
socialmente responsables en las pequeñas y medianas empresas, incluidas las
microempresas, es fundamental, porque son las que más contribuyen a la economía y
a la creación de puestos de trabajo. Desde su origen las cooperativas de trabajadores
y los sistemas de participación, así como otras formas de empresas (cooperativas,
mutualistas o asociativas) integran en su naturaleza los intereses de los grupos
sociales con los que se interrelacionan asumen espontáneamente responsabilidades
sociales y civiles.

¿Cómo puede una pequeña empresa, inmersa en la ardua tarea de sobrevivir día a
día en un entorno tan competitivo como los mercados actuales, integrar el concepto de
RSE en su manera de actuar? Ante todo, partiendo de la base de que no es posible
lograr un crecimiento sostenible de los resultados, si en su estrategia no se
contemplan prácticas socialmente responsables. Es decir, la RSE puede ser una baza
importante para la Pyme a la hora de asegurar su liderazgo en su ámbito de actuación.

Se trata de buscar el éxito económico y obtener una ventaja competitiva, creándose


una buena reputación y ganándose la confianza del mercado en el que residen sus
grupos de interés. Los clientes quieren tener proveedores fiables y reconocidos, y los
proveedores desean vender a un cliente que compre de manera continuada y pague
puntualmente2. La comunidad desea saber que la empresa actúa de forma
medioambiental y social consecuente, y los trabajadores desean estar en una empresa
que valore su contribución.

Las pequeñas empresas, y en especial las cooperativas, como pieza fundamental de


la llamada Economía Social, tradicionalmente han venido integrando en su manera
actuar todos estos principios, sin los cuales nunca hubiese sido posible la creación de
comunidades en torno a ellas, como ha venido sucediendo durante décadas. No se
trata por tanto de algo nuevo para ellas, puesto que siempre han estado cerca de sus
comunidades, y han sido miembros activos en su desarrollo.

Sin embargo, para seguir siendo competitivas las PYMEs, deben aprovechar al
máximo esta ventaja que les aporta la cercanía a sus comunidades, que unida a su
carácter más flexible hace que puedan responder fácilmente a los cambios sociales
surgidos en los últimos años. Así, la adopción de actitudes respetuosas con el Medio
Ambiente, por ejemplo, beneficiará de manera directa a sus comunidades, que a su
vez responderán a estas actuaciones positivamente y de manera rápida, en razón de
su proximidad.

La asignación de fondos a determinadas obras sociales, o la inversión en


infraestructuras en sus respectivas regiones, redundará en beneficio de la comunidad,
lo que a su vez se traducirá en positivos retornos de diversa índole para la empresa.

2
Comisión Europea. Dirección General de Empresa “Introducción a la Responsabilidad Social de Las
Empresas para Pymes”

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Un adecuado plan de carrera y formación para los empleados, permitirá mantener la
rotación de personal en los límites adecuados, haciendo posible la rentabilización de la
inversión. Ello proporcionará además una serie de beneficios sociales adicionales
como puede ser la permanencia en la región de una población joven que de otra
manera emigraría, o la posibilidad de recolocación de un personal capacitado, en caso
de crisis de la empresa.

Como vemos, la incidencia económica de las prácticas socialmente responsables


responsabilidad social puede desglosarse en efectos directos e indirectos. Entre los
primeros podemos destacar por ejemplo, un mejor entorno de trabajo, que genere un
mayor compromiso de los trabajadores e incremente su productividad, o una
utilización eficaz de los recursos naturales.

Entre los efectos indirectos es notable el aumento de la atención que prestan a la


empresa consumidores e inversores, lo que permite la ampliación de sus posibilidades
en el mercado. Por el contrario, la crítica de las prácticas comerciales desarrolladas
por una empresa puede influir negativamente en la opinión que se tiene de ella,
afectando a su imagen y a su marca.

Es además importante que las empresas faciliten información a las comunidades


locales acerca de sus actuaciones en materia de Responsabilidad Social, así como de
los códigos de conducta aplicados, en el marco de un diálogo continuo con las
mismas. Además, las empresas no deben descuidar la comunicación interna, tanto
con directivos como con socios y trabajadores, a quienes deberá tener informados de
sus logros y estrategias futuras en este campo, haciendo hincapié en la necesidad de
perfeccionamiento y mejora continua de su propio código.

3.- INICIATIVAS INTERNACIONALES EN TORNO A LA RSE

La profusión de normas de actuación existentes en este momento referidas a la RSE,


la mayoría de voluntario cumplimiento, así como el gran número de estándares de
medición de su grado de cumplimiento, ha hecho patente la necesidad de buscar una
unificación a nivel internacional. Entre las numerosas iniciativas surgidas en el seno de
los organismos internacionales tendentes a unificar los diferentes criterios y prácticas
existentes en torno a la RSE destacamos las siguientes:

Libro Verde de la Comisión Europea:“Fomentar un marco europeo para la


responsabilidad social de las empresas”: Este documento, que ya hemos citado al
principio de este artículo, pretende servir de punto de partida para un debate en torno
a la RSE en los países de nuestro entorno, sobre la base de que una gestión
socialmente responsable de las empresas y de los cambios producidos en las mismas
generará efectos positivos a nivel macroeconómico. Dada su importancia y el efecto
que ha tenido en la elaboración de estándares y normativa en el seno de la UE,
dedicaremos un apartado especial a resumir sus puntos fundamentales.

Pacto Mundial (UN Global Compact): Se trata de una iniciativa de compromiso ético
lanzada por las Naciones Unidas, con el objetivo de que las empresas acojan como
parte integral de su estrategia diez principios de conducta y acción en materia de
Derechos Humanos, Trabajo, Medio Ambiente y Lucha contra la Corrupción. Esta idea

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fue lanzada por el Secretario General de la ONU, Kofi Annan ante el World Economic
Forum en Davos, el 31 de Enero de 1999.

Global Reporting Initiative: iniciativa lanzada por la ONG CERES (Coalition for
Environmentally Responsable Economies) junto con PNUMA (Programa de las
Naciones Unidas para el Medio Ambiente) y apoyado por numerosas empresas e
instituciones públicas y privadas, cuyo objetivo es impulsar la elaboración de
“Memorias de Sostenibilidad”, con calidad y Rigor.

Líneas directrices de la OCDE para empresas multinacionales: Se trata de una serie


de recomendaciones dirigidas por los gobiernos a empresas multinacionales, donde se
enuncian una serie de principios y normas voluntarias para una conducta empresarial
responsable, compatible con las legislaciones aplicables. Se encuadran dentro de la
“Declaración sobre Inversión Internacional y empresas Multinacionales” que la OCDE
dio a conocer durante el año 2000 (aunque su publicación inicial tuvo lugar en 1976).
Estas Directrices abordan terrenos como:

- Publicación de informaciones
- Empleo y relaciones laborales
- Medio ambiente
- Lucha contra la corrupción
- Intereses de los consumidores
- Ciencia y tecnología
- Competencia
- Fiscalidad
- Contribución al desarrollo sostenible
- Respeto a los derechos humanos
- Respeto a las normas de empleo
- Corrupción

3.1.- El Libro Verde de la Comisión Europea: “Fomentar un marco europeo para


la responsabilidad social de las empresas”.

Este documento aborda el tratamiento de la Responsabilidad Social de la Empresa


desde dos dimensiones principales:

Dimensión Interna de la RSE

Las prácticas Socialmente responsables de la empresa afectan de manera muy


directa a los trabajadores en cuestiones tan importantes como:
- Gestión de recursos humanos
- Salud y seguridad en el trabajo
- Gestión del cambio y conciliación social con aumento de la competitividad

Así como al medio ambiente, donde las practicas socialmente responsables tienen que
ver fundamentalmente con la gestión de los recursos naturales utilizados en la
producción.

Gestión de los Recursos humanos

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Uno de los retos más importantes con los que se encuentran las empresas en la
actualidad es atraer a trabajadores cualificados y lograr que permanezcan a su
servicio. En este contexto, la Comisión propone una serie de medidas cuya efectividad
ya ha sido contrastada y comprobada por muchos directores de Recursos humanos en
las empresas a lo largo de varios años. A saber:

- Formación continuada y de calidad.


- Compromiso de los trabajadores con la empresa, de manera que se hagan
partícipes de los objetivos estratégicos de la misma, en la medida en que lo
permita su posición.
- Salud y seguridad en el puesto de trabajo.
- Clara definición de responsabilidades y puestos de trabajo.
- Importancia de la familia y el ocio.
- Conciliación de la vida familiar y laboral.
- No discriminación, ni en cuanto a retribución ni en cuanto a perspectivas
profesionales.
- Participación en beneficios o accionariado3.
- Capacidad de inserción profesional.

En definitiva, medidas que contribuyen a mantener una plantilla motivada, lo que


además del beneficio social y humano que conlleva, se traducirá en un claro
incremento de la productividad.

Asimismo, se plantean las prácticas responsables de contratación, que faciliten la


contratación de personas pertenecientes a minorías étnicas, trabajadores de mayor
edad, mujeres, desempleados de larga duración y personas desfavorecidas como
piezas fundamentales para conseguir los objetivos de reducción del desempleo,
aumento de la tasa de empleo y lucha contra la exclusión social previstos en la
estrategia europea de empleo. Es evidente que estas prácticas, al contrario que las
anteriores, en algunos casos pueden lo ofrecer beneficios tangibles y directos a la
empresa , por lo que es necesaria su potenciación desde instancias públicas.

En cuanto a la formación, la Comisión considera que las empresas deben


desempeñar un papel fundamental contribuyendo a definir mejor las necesidades
deformación mediante una asociación estrecha con los agentes locales y fomentando
el paso de los jóvenes de la vida escolar a la vida laboral.

Salud y Seguridad en el Trabajo

En el ámbito de la salud y la Seguridad en el trabajo, las acciones se han abordado


tradicionalmente por vía legislativa y medidas ejecutorias. Sin embargo, la tendencia a
generar sinergias a través de la subcontratación de determinadas tareas, hace que las
empresas deban a su vez responder del comportamiento de sus proveedores,
obligándolas a su vez a adoptar criterios de comportamiento socialmente responsable.
Se crea así una red en la que los distintos elementos (empresas) actúan de manera
voluntaria emprendiendo acciones complementarias a la normativa.

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Este punto ofrece muchas dificultades de implantación en la vida real, y normalmente se traduce en
remuneración variable en función de resultados, aspecto muy discutido, pero que bien implantado, de
acuerdo con criterios razonables, puede ser muy motivante para el trabajador.

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Adaptación al cambio

En los últimos años hemos asistido a numerosos procesos de fusión y concentración


de empresas, así como a la reestructuración o desaparición de las mismas, lo que la
mayoría de las veces ocasiona importantes crisis sociales o económicas.

En este sentido, la Comisión propone reestructuraciones desde un punto de vista


socialmente responsable teniendo en cuenta los intereses y preocupaciones de todos
los afectados por las decisiones y evaluando con ellos las posibles alternativas.
Propone además una serie de acciones a seguir por parte de las empresas, con el fin
de atenuar las consecuencias sociales y locales de las reestructuraciones de gran
dimensión:

- Colaborar con las autoridades públicas y los representantes de los trabajadores


- Ofertar cursos de reciclaje profesional a los trabajadores en caso necesario
- Establecer procedimientos de información, diálogo cooperación y asociación
- Mantener la empleabilidad de su personal
- Comprometerse con el desarrollo local y las estrategias activas de empleo
mediante su participación en las asociaciones en favor del empleo local o la
inclusión social.

Gestión del impacto ambiental y de los recursos naturales

A lo largo de los últimos años se ha demostrado que las empresas cuya actuación se
muestra respetuosa con el medio ambiente, son a largo plazo, las más competitivas en
el mercado. Ello, probablemente sea debido a que el respeto a dichas normas
estimula, en general la modernización de los procesos y el uso de tecnologías más
eficientes y limpias.

En el Informe de la Comisión “La tecnología medioambiental en pro del desarrollo


sostenible “ se destaca la importancia de las tecnologías medioambientales como
elementos de rentabilidad de las empresas y de competitividad de la economía en
general.

Dimensión externa

El Libro Verde considera que la RSE no es un concepto que afecte solo a la manera
de gestionar internamente la empresa, sino que se extiende hacia el exterior a
diferentes piezas clave en la sociedad:

- Las comunidades locales: Las empresas contribuyen al desarrollo de las


comunidades en que se insertan, proporcionando puestos de trabajo, salarios y
prestaciones, e ingresos fiscales. A su vez, las supervivencia de las empresas
depende de la estabilidad y prosperidad de las comunidades donde operan.
Las PYME encuentran a menudo la mayoría de sus clientes y trabajadores en

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la zona circundante, por lo que es muy importante la imagen que ofrezca y su
reputación como empresa y como agente de la vida local.
- Los trabajadores
- Los accionistas y socios
- Socios comerciales
- Proveedores: la creciente presión de los diferentes grupos de consumidores y
ONG’s ha ocasionado que cada vez sean más las empresas que adoptan
códigos de conducta en materia de condiciones laborales, derechos humanos y
aspectos medioambientales, dirigidos en particular a sus subcontratistas y
proveedores con el objetivo de mejorar su imagen empresarial y prestigio entre
los consumidores.
- Consumidores: Como parte de su responsabilidad social, se espera que las
empresas intenten ofrecer de manera eficaz, ética y ecológica los productos y
servicios que los consumidores necesitan y desean, estableciendo con ellos
relaciones duraderas y ofreciéndoles una calidad, seguridad, fiabilidad y
servicio superiores.
- Autoridades públicas.
- ONG defensoras de los intereses de las comunidades locales y el medio
ambiente.

Asimismo, aborda el impacto que una gestión socialmente responsable de las


empresas puede tener en determinados aspectos de suma importancia para la
sociedad:

Derechos humanos

Debido principalmente a la dimensión internacional que en los últimos años han


adquirido las empresas (no solo las grandes multinacionales, sino también las PYMEs
y cooperativas), la RSE está estrechamente vinculada al respeto y protección de los
derechos humanos, sobre todo en lo que respecta a la creación de redes y cadenas de
suministro a escala global. El Libro Verde reconoce y se basa en la existencia de
diversos instrumentos internacionales, como la Declaración tripartita de la OIT sobre
los principios y derechos fundamentales en el trabajo (ILO Declaration on Fundamental
Principles and Rights at Work) y las Directrices de la OCDE para las empresas
multinacionales (OECD Guidelines for Multinational Enterprises).

En el documento, la UE reconoce la obligación, en el marco de su política de


cooperación, de garantizar el respeto de las normas laborales y la protección del
medio ambiente y los derechos humanos, y se enfrenta al reto de asegurar una plena
coherencia entre su política de desarrollo, su política comercial y su estrategia para el
desarrollo del sector privado en los países en vías de desarrollo, en particular a través
del fomento de las inversiones europeas.

Con ello, pretende dar respuesta a tres cuestiones complicadas con las que se
enfrentan las empresas a la hora de salir al exterior:

- Qué responsabilidades caen dentro de su competencia y no de los gobiernos.


- Cómo asegurarse de que sus socios comerciales están respetando los valores
que ellas consideran fundamentales.

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- Cuál es el enfoque que deben adoptar y cómo trabajar en países donde son
frecuentes las violaciones de los derechos humanos.

Es de sobre conocida la gran repercusión que las actividades de una empresa pueden
tener sobre los derechos humanos, tanto de sus trabajadores, como de las
comunidades en que operan.

Corrupción

Se trata de uno de los principales problemas pendientes en el ámbito del desarrollo y


es una es un punto esencial de los acuerdos de Cotonú, donde la UE y los países ACP
acordaron un procedimiento específico de resolución de tales casos de corrupción. Es
de sobra conocida la connivencia que algunas multinacionales han mostrado con
regímenes de algunos países en los cuales operan, cuyos gobernantes faltos de
escrúpulos no tienen ningún problema en transgredir los derechos humanos de la
población a cambio de lucro personal. Temas como el comercio de piedras preciosas,
armas, concesiones petrolíferas, etc., no gestionados de acuerdo con criterios de RSE,
pueden ser motivo de graves daños a la población de los países afectados desde el
punto de vista social, económico y ecológico.

Mención especial merece el problema del la mano de obra infantil, en el que las
empresas no sólo deberían respetar la letra de los convenios de la OIT, ya sea en su
propia actividad o descartando a los contratistas que emplean niños, sino que además
deberían también, por ejemplo, ayudar a combatir la pobreza infantil apoyando la
educación de los niños. Ello, además de los evidentes beneficios directos que
proporcionaría a la empresa, contribuiría a la construcción de una mayor estabilidad
social y económica en los países en que opera, propiciando así la seguridad de sus
futuras inversiones.

Problemas ecológicos mundiales

Los problemas medioambientales han dejado de ser asunto de los países, para pasar
e ser responsabilidad de la comunidad internacional. La actividad transfronteriza de las
empresas, y su consumo de recursos a escala planetaria, han hecho que se
conviertan en actores y responsables del medio ambiente mundial. Las distintas
iniciativas a nivel internacional (ONU, OCDE, Comisión), intentan que las empresas
colaboren en la consecución de mejoras sociales y medioambientales a nivel mundial,
fomentándose así un desarrollo sostenible.

CONCLUSIONES

Las empresas han entendido no es posible lograr un crecimiento sostenible de los


resultados, si en su estrategia no se contemplan prácticas socialmente responsables.
El desarrollo empresarial, a largo plazo, va íntimamente ligado al desarrollo social del
entorno en el que operan y en este sentido la RSE puede ser una baza importante
para la pyme a la hora de asegurar su liderazgo en su ámbito de actuación.

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Sin embargo, la profusión de normas de actuación existentes en este momento
referidas a la RSE, la mayoría de voluntario cumplimiento, así como el gran número de
estándares de medición, ha hecho patente la necesidad de buscar una unificación a
nivel internacional, que ayude a las empresas a definir sus estrategias de futuro en
este sentido. Por otra parte, en muchos casos se peca de una excesiva falta de
normas de obligado cumplimiento, dejando al consumidor el papel de árbitro o juez de
un mercado en que son las empresas, junto con los poderes públicos, quienes deben
buscar las soluciones para compatibilizar el éxito empresarial a corto plazo, con un
desarrollo sostenible en el tiempo.

BIBLIOGRAFÍA

COALITION FOR ENVIRONMENTALLY RESPONSIBLE ECONOMIES – CERES:


“Guía para la elaboración de memorias de sostenibilidad”. Global Reporting Initiative,
2002.

COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS: Libro Verde: “Fomentar un marco


europeo para la responsabilidad social de las empresas”. 2001.

COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS: “La tecnología medioambiental en


pro del desarrollo sostenible” COM(2002) 122 final. 2002.

COMISIÓN DE LAS COMUNIDADES EUROPEAS: “La responsabilidad social de las


empresas: una contribución empresarial al desarrollo sostenible”. COM(2002) 347
final. 2002.

ORGANISATION FOR ECONOMIC CO-OPERATION AND DEVELOPMENT- OECD:


Annual Report on the Guidelines for Multinacional Enterprises. 2003.

ORGANIZACIÓN PARA LA COOPERACIÓN Y EL DESARROLLO ECONÓMICO -


OCDE: “Líneas directrices de la OCDE para empresas multinacionales”. 1976.

Organización Internacional del Trabajo-OIT (1977): Declaración tripartita sobre las


empresas multinacionales y la política social.

PARLAMENTO EUROPEO: Directiva 2004/35/CE del Parlamento Europeo y del


Consejo sobre responsabilidad medioambiental en relación con la reparación y
prevención de daños medioambientales. Diario Oficial de la Unión Europea, 30.4.2004

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