Vous êtes sur la page 1sur 4

Arena

Arena,
y más arena,
y nada más que arena.

De arena el horizonte.
El destino de arena.
De arena los caminos.
El cansancio de arena.
De arena las palabras.
El silencio de arena.

Arena de los ojos con pupilas de arena.


Arena de las bocas con los labios de arena.
Arena de la sangre de las venas de arena.

Arena de la muerte...
De la muerte de arena.

¡Nada más que de arena!

Persuasión de los días, 1942.

En “Arena”, Oliverio Girondo refleja una idea respecto de la muerte- vida en la


imagen de la arena, arena como forma informe, inasible, inabarcable que se transforma
en todo, pero que refleja la nada. La arena aparece en esta poesía como la materia
escurridiza, que perdura pero que se vuelve informe, que no puede adquirir un modo de
ser definitivo, esto es, es lo que existe como un todo en la imagen poética (vida) y es
además la nada elevada a un nivel más conceptual (muerte).
Adriana Rodríguez Pérsico, en “Girondo o el triunfo de una poética posagónica”,
afirma que

La literatura de Oliverio se hace cargo de dualidades comunicables dando


cuenta de la mutua determinación entre lo abstracto y lo concreto (…) si la
tierra ha sido signo del arraigo y lo inamovible, los textos muestran la
ebullición, los cambios interiores que permanecen invisibles al ojo humano:
hay metamorfosis en los seres que habitan la tierra o reconfunden con ella y en
la estructura misma de la tierra. La naturaleza y el arte configuran territorios
que juntan lo fragmentado. 1

1
Adriana Rodríguez Pérsico, “Girondo o el triunfo de una ética posagónica” en Oliverio Girondo- Obra
Completa, Raul Antelo Coordinador, Colección Archivos: Madrid, 1999. Pág. 392
Vemos en esta cita que, en el libro Persuasión de los días, el poeta se hace cargo
de las dualidades que dan cuenta de lo inamovible, lo estático, lo que permanece y su
relación con los cambios interiores.
Este poema se construye en varios planos y series de oposiciones semánticas,
como por ejemplo la imagen de la arena, que connota lo inabarcable y de alguna manera
la totalidad en oposición a la nada; luego avanza en una serie de oposiciones y
contrastes que suponen también una correspondencia y que se construyen en dos planos:
el plano de lo concreto, lo real, lo visible (el horizonte, los caminos, las palabras) en
oposición a un plano más abstracto que contempla lo que el hombre no puede ver (tanto
en el sentido físico del termino cuanto en un sentido de vision, de vaticinio). En este
plano se incluye el destino, el cansancio, el silencio.
El campo semántico que construyen estas oposiciones podría pensarse del
siguiente modo:
• El horizonte se corresponde con destino (lo que el hombre divisa a lo lejos, lo
que nos hace seguir)
• Los caminos se corresponden con el cansancio (el andar como metáfora de la
vida, que es lo que produce el cansancio en el fuero interno, cansancio de vivir)
• Las palabras se corresponden con el silencio. Este es el contraste más marcado,
pero es también una correspondencia porque deja ver la imposibilidad de
expresarse que acarrean ambos: el decir que puede no decir es igual al silencio
que puede decir. En este plano el poeta construye el espacio de su poesía, la
búsqueda de una expresión otra que se ubica a caballo entre ambos lugares (entre
la palabra y el silencio).
En la tercera parte de la poesía, el poeta construye a través de una metonimia (la
parte por el todo) el plano concreto, humano: el cuerpo como forma reducido a alguna
de sus partes. Así, los ojos que son en realidad pupilas (connota el ver), la boca que es el
labio (connota el sentir), la sangre que es las venas (connota el circular, el movimiento,
el cambio, por lo tanto, el vivir). En este plano el poeta funde lo material orgánico y
humano (la vida) con lo material inorgánico, mineral (la arena). Así, la nada que es el
todo (la arena), lo material inorgánico es también lo que compone la vida, lo que la
“forma” y determina, al mismo tiempo que la vida alimenta lo material inorgánico en
ese ciclo. La poesía deja ver en su estructura la circularidad de los versos:
Arena de los ojos con pupilas de arena.
Arena de las bocas con los labios de arena.
Arena de la sangre de las venas de arena. 2

Y es la misma circularidad la que se instala en el espacio poético al comenzar y


terminar con la misma palabra: la arena. Así, esta es una poesía circular que en ese
juego de contrastes da cuenta de que lo dual es lo propio de la vida: la naturaleza está
hecha de diferencias, todo es en relación de oposición y correspondencias, por lo tanto,
el todo que es la vida no puede pensarse sino como parte de la nada que en realidad lo
es todo: la muerte. La vida es el grano de arena en la inmensidad del desierto de la
meurte.
Rodríguez Pérsico afirma que en Persuasión de los días
Los contrarios entran en una máquina de variaciones que moviliza la
circulación y el intercambio de lo dual. Una cantidad de contrarios atraviesa los
textos: sombra-luz; puro-impuro; uno-cero; nada-todo; olvido-memoria;
muerte-vida; demonio-dios (…) hueco-lleno; efímero-perpetuo; sonidos
(voces)- silencio; lo inefable- lo dicho; vuelo-caída.3

De esta manera, la oposición fundamental que instaura esta poesía es la


oposición muerte- vida. En el juego de contrarios que se establece entre esta imagen
abarcante y expansiva de la arena, que todo lo cubre, que todo lo forma, que todo lo
llena, aparece una contradicción: la el vacío de todo, de la inutilidad de las cosas: es la
concepción nihilista de los seres y la vida. Todo es nada. Este parece ser el axioma en el
que se instala la poesía y desde el cual se desprenden el resto de los contrastes u
oposiciones.
En el plano formal la repetición incesable de la palabra arena desde el principio
al fin destaca la naturaleza escurridiza, efímera de las cosas: todo es de arena. En un
plano temporal, la arena también significa la medida del tiempo humano en los relojes
de arena, que es un tiempo que empieza y termina; pero esta imagen del reloj se opone a
la inmensidad de un desierto, donde la arena se vuelve no solo paisaje sino el continente
inagotable, cambiante, insondable pero que perdurará más allá del tiempo de los
hombres. Así, el tiempo de la vida que tiene un principio y un fin está hecho de arena;
El tiempo de la muerte que tiene un principio pero no un final, también esta hecho de
arena. Arena entonces aparece en esos dos sentidos al menos: el del reloj de arena, el del
desierto.

2
Oliverio Girondo, “Arena” en Persuasión de los días en Oliverio Girondo- Obra Completa, Raul Antelo
Coordinador, Colección Archivos: Madrid, 1999. Pág. 134.
3
Idem 1. Pág 393.
El poeta hace uso de diferentes recursos retóricos para lograr en el nivel formal
lo que aparece en el nivel semántico, y al mismo tiempo, la estructura de esta poesía
también se torna significativa para el segundo nivel: no hay forma sin contenido ni
contenido sin forma. Hay una insistencia marcada en la reiteración de la palabra arena
que tiene por función enfatizar esa imagen que es lo que forma la totalidad de las cosas.
El tono anafórico (repetición de una o más palabras en varios versos), entonces, tiene
una función enfática: la insistencia en el carácter absoluto que imprime la imagen
poética de la arena, imagen que anida en su seno tanto lo pasajero, lo efímero (la vida),
cuanto lo perdurable, lo eterno (la muerte).
Otro de los recursos retóricos de los que se vale el autor es el uso del hipérbaton
(inversión del orden lógico de la frase). Así, en los versos donde dice: “De arena el
horizonte,/ El destino de arena.”, invierte el complemento preposicional (“de arena”)
en el primer caso para concentrar la atención en el objeto arena. Aquí nuevamente
estamos ante una función enfática del hipérbaton.
Finalmente, vemos que el uso de las diferentes figuras retóricas -teniendo en
cuenta el predominio de la anáfora y el hipérbaton- tiene la función de destacar esa
imagen inabarcable del todo que cubre y forma las partes: las cosas no son “nada más
que arena”. La poesía de Girondo, en este sentido, se ubica en un plano existencial,
nihilista, que ante la duda de lo que hay más allá sólo queda la certeza de lo que existe
hoy: el todo (la arena, sea lo efímero o lo perdurable) que es el sólo, el únicamente, el
“nada más que”, es decir, la nada.

Vous aimerez peut-être aussi