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Réplica a las objeciones de tipo Anatómico, en que algunos

autores fundamentan que el fósil VM-0 exhumado en Venta Micena


(Orce, Granada), no pertenece al Género Homo

Domingo CAMPILLO
Jefe del "Laboratori de Paleopatologia i Paleoantropologia del Museu d'Arqueologia de Catalunya" y
profesor de Historia de la Ciencia en la "Universitat Autónoma de Barcelona"(').

PREAMBULO

Corno quiera, que la discusión sobre el fósil VM-0 conocido corno "Hombre de Orce", se está prolongando
más de un decenio y como a nuestro* entender, han influido factores extracientíficos, consideramos que antes de
reafirmar nuestra postura, expresada en los trabajos de 1988 y 1996 y que no hemos modificado, debemos matizar
los motivos que nos han involucrado en la polémica.
Desde 1966 tenemos a nuestro cargo el "Laboratori de Paleopatologia i Paleoantropologia" del "Museu
d'Arqueologia de Catalunya", que al igual que el "Institut de Paleontologia Miguel Crusafont" de Sabadell, en
1983 dependían de la "Diputació de Barcelona", fuimos consultados por los Dres, J. Gibert, J. Agustí y S. Solá-
Moyá, quienes nos mostraron el fósil de Orce descubierto en 1982, cuando aun conservaba en el endocráneo
(endocranium) las inclusiones calizas, y expresarnos sin reservas la opinión de que se trataba de un cráneo infantil
de aspecto humano. Posteriormente, pudimos seguir las operaciones de liberación de la caliza endocraneal, que
fue realizada con toda meticulosidad por el Sr. Ramón Grau del "Museu d'Arqueologia de Catalunya", momento
en que apareció la que con posterioridad sería una "cresta" (crista) endocraneal polémica. La pieza no se
deterioró ni deformó en esas maniobras, tan sólo, tal vez perdió alguna décimas de milímetro de su arista, que
en nuestra opinión no modificaban el diagnóstico. La pieza quedó en manos del Dr. Gibert y de sus colabo-
radores. A primeros de Mayo de 1984, M.A. de Lumley expresó su opinión de que podía tratarse de un potro
de dos meses, opinión que transcendió a la prensa y dio lugar a una gran campaña de desprestigio, apoyada en
parte por numerosos científicos de nuestro país que nunca habían visto la pieza.
Siendo el paleoantropólogo del "Museu d'Arqueologia de Catalunya", el entonces "Cap de la Secció Técnica
de Museus de la Diputació de Barcelona", Dr. Enric Sanmartí i Grego, convocó una reunión en dicho Centro,
en la que participarnos junto con los Dres. Agustí y Solá-Moyá que representaban al Dr. Gibert, y el Director
del Museo Sr. Jordi Rovira, para que expresáramos nuestra opinión sobre el fósil. Como quiera que nuestra
opinión era que el fragmento craneal pertenecía a un individuo del género Homo, reafirmamos nuestra opinión,
contraria a la de la Dra. M.A. de Lumley, persona de gran prestigio, a quien admirarnos y con quien nos une
una buena amistad. Ningún miembro de la reunión expresó una opinión contraria a la nuestra y se nos pidió
que nos hiciéramos cargo del estudio anatómico del fósil.

INVESTIGACIONES PREVIAS AL ESTUDIO

Se procedió en primer lugar a una revisión de la literatura científica sobre fósiles infantiles del Paleolítico,
muy escasa y casi sin referencias a la cara endocraneal, hecho que también se constata en los individuos adultos,
con la excepción de algunos neandertalenses.
Como quiera que la muestra fósil de los homínidos es muy escasa, fragmentaria y muy deteriorada,
observamos que las comparaciones últimas siempre se realizan refiriendolas al hombre actual. Esta circunstancia
nos llevó a la conclusión de que hay un escaso conocimiento de la evolución morfológica del endocráneo desde
los Austraolopithecus al Horno erectus. Otra conclusión, fácil de constatar, es que se ignora el grado de
variabilidad anatómica entre los homínidos en esos períodos, circunstancia muy importante en cuanto hace
referencia al estudio de VM-0, pues es bien sabido que la cara interna de la escama occipital del hombre actual
muestra una gran variabilidad anatómica, que está influenciada por los senos de la duramadre (sinus durae matris)
y que forzosamente repercuten en lambda, región problemática en VM-0.
Buscando estudios anatómicos sobre la morfología de la "región problema", revisamos numerosos trabajos
de anatomía, y con sorpresa, observarnos que los morfológicos pertenecían al final del siglo pasado y principios
del actual, que se veían resumidos en el trabajo de LeDouble (1903), quien pone en evidencia su gran varia-
bilidad.

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CAMPILLO, D.

A la vista de esta variabilidad, decidirnos proceder a un estudio morfométrico de la cara interna del hueso
occipital en el hombre moderno (Campillo & Barceló, 1985), del que destacamos dos conclusiones que consi-
derarnos importantes: 1, la gran variabilidad morfológica de la región; 2, que los surcos y las crestas están mucho
más marcados en los niños que en los adultos.

ESTUDIO ANATOMICO DE VM-O

No vamos a insistir en su descripción, que fue publicada en español e inglés ( 2) (Campillo & Barceló, 1988,
Campillo, 1988 y Campillo, 1992) y solamente nos referiremos a algunos criterios señalados en el estudio.

Exocraneo (exocranium) (fig. 1)

1) Constatamos que el fósil, seguramente por causa de las concreciones calcáreas adheridas a nivel del
endocráneo (endocranium), no parecía haber sufrido ninguna deformación importante.
2) Que las suturas estaban libres, no había comenzado la sinostosis y que se podía seguir a la perfección la
sutura sagital (sutura sagittalis), así como también la labdoidea (sutura lambdoidea) a pesar de que en esta se ha-
bían perdido algunas indentaciones, e incluso, tal vez pequeños huesos wormianos (ossa suturarum). A causa de
una fractura póstuma (la supuesta sutura coronal de Agustí y Solá-Moyá),la porción más anterior del fósil a-
parecía un poco levantada e inclinada a la izquierda. (Posteriormente con una reproducción del fósil hecha con
poliester, se seccionaron y reaplicaron los fragmentos, resultando la reconstrucción casi perfecta). El trazado de
la sutura no difería de la del Horno sapiens sapiens e incluso era menos anfractuosa en la región obélica, como
suele acontecer en el hombre actual.
3) Presentaba varias fisuras (fissurae) póstumas, siendo la más importante la supuesta "sutura coronal" (sutura
coronaria) de Agustí y Solá-Moyá. La inclinación de la fisura (ssura), que no es perpendicular a la sutura sagital
(sutura sagittalis), ya que está inclinada hacia atrás en el lado izquierdo y hacia adelante en el derecho y daría lugar
a una distorsión frontoparietal si realmente fuese una sutura.
4) La amplitud de la curvatura de los parietales (ossa parietalis), mostraban un cráneo grande, más aun si
tenemos en cuenta de que se trataba de un niño.

Endocraneo (endocranium) (fig.2)

1) Toda la superficie endocraneal mostraba impresiones digitales muy marcadas, pero normales, como
correspondería a un individuo infantil de unos cinco o seis años, pues alrededor de los cuatro años es cuando
las impresiones digitales (digital markings) alcanzan su máxima expresión, comenzando a atenuarse poco tiempo
después, aunque persistiendo de forma notable hasta alrededor de los diez años. En VM-0 estas impresiones no
se podían considerar patológicas, pues en los niños, cuando hay una hipertensión endocraneal (intracranial hypertensiort)
se asocian a una diastasis de las suturas (diastasis suturae), las cuales pierden el contacto entre si y no habría
permitido la integridad de la zona, hecho bien conocido por los médicos y en especial por los neurocirujanos,
cuando en los niños hay una hipertensión endocraneal.
2) El surco sagital (sulcus sagittalis), que está bordeado por dos pequeñas crestas (crístae) se visualizaba
perfectamente desde la región obélica, estando algo lateralizado hacia el lado derecho e incluyendo en su lecho
la sutura sagital (sutura sagittalis), y justo a nivel de lambda, en donde se iniciaba la "cresta" (crista) se curvaba
hacia la derecha, circunstancia muy fre-cuente en el Horno sapiens, cuando el seno lateral (sinus transversi) derecho
que habitualmente es continuación directa del sagital (sinus sagittalis), se inicia antes de alcanzar el endinión.
Precisamente esta circunstancia se da en la calota (calvaria) del Horno sapiens neanderthalensis exhumado en Düsseldorf.
3) En cuanto hace referencia a la cresta marginal (crista marginalis) que contornea el borde izquierdo del seno
sagital en el vértice de la escama occipital (squama occipitalis), aunque es de una elevación notable, está dentro
de la variabilidad que constatamos en nuestro "Estudio morfométrico de la cara interna de la escama occipital"
(Campillo & Barceló, 1985), en que ya destacamos su mayor elevación en los niños con respecto a los adultos.
La presencia de estos relieves son plenamente conocidos por los neurocirujanos, pues en las craneotomías
(craniotomy) de la "fosa occipital" (fossa occipitalis cerebralis), representan una mayor dificultad para sobrepasar la línea
media.
4) El dibujo que el trazado de la sutura sagital (sutura sagittalis) en el exocráneo muestra es algo distinta del
que presenta en el exocráneo, hecho habitual en el hombre. El dibujo que A. Bregante-84 realizó bajo nuestra

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dirección para nuestro estudio, tuvo por finalidad resaltar los detalles que siempre quedan menos contrastadas en
las fotografías, pero son un fiel reflejo de su trazado en el fósil. A propósito del dibujo, este fue reproducido y
modificado sin nuestra autorización en el trabajo de Agustí y Solá-Moyá (1988) ( 3), quienes excluyeron el nombre
del dibujante.

ESTUDIO RADIOGRAFICO (figs. 3, 4 y 5)

La radiografía muestra sin lugar a dudas los siguientes aspectos:


1) Permite apreciar con nitidez el trazado de la sutura sagital que no muestra ningún signo de sinostosis
(synostosis).
2) Se observan varias fisuras (fissurae) póstumas, siendo la más importante, la que Agustí y Sola-Moya,
seguramente por inexperiencia en la interpretación radiográfica, confunden con una sutura y no se han aper-
cibido de los siguientes datos: a) el tejido esponjoso (sustantia spongiosa) alcanza la línea de fractura, hecho que
invalida su interpretación como sutura, pues los bordes de las suturas siempre están recubiertos por tejido
compacto (sustantia compacta) (es bien sabido que el tejido esponjoso jamás es visible en un hueso normal íntegro);
b) a nivel de los bordes de la sutura sagital y la lambdoidea (sutura coronaria) puede apreciarse la existencia de
tejido compacto en sus bordes; c) el trazado de las suturas se percibe a la perfección.
3) Se aprecian las impresiones digitales descritas, cuya apariencia es normal para la edad del sujeto (4).
4) Posiblemente, en la errónea interpretación de Agustí y Solá-Moyá, influya cierta pérdida de nitidez en
la reproducción fotográfica de la radiografía, la deficiente impresión en la publicación (1988), que no se puede
considerar buena (5), y también su falta de hábito en la valoración de la estructura radiográfica del hueso.

CONCLUSIONES

1) Nuestra conclusión es que el fósil de Orce,VM-0 es de estirpe humana, sin poder determinar su especie,
o sea Horno species.
2) En modo alguno el estudio anatómico permite aportar datos sobre la cronología del fósil.
3) Lamentablemente, la muestra fósil paleoantropológica actualmente conocida, no nos permite una com-
paración morfológica firme con VM-0.
4) Seguramente, las objeciones que se hacen se deben en gran parte al desconocimiento de la gran varia-
bilidad anatómica de la región lambdoidea y de la cara interna de la escama occipital en el hombre actual, sobre
todo a causa de la expansión del neo-occipital y que nos hace suponer que probablemente dicha variabilidad
también fue importante en el período en que vivió VM-0.
5) Otras objeciones, como la súpuesta sutura coronal, se deben a una falta de experiencia en la interpre-
tación radiográfica, no teniendo en cuenta detalles elementales.
6) Nos reafirmamos en todo lo expuesto en nuestro primer trabajo (Campillo, 1988) y en este, nos
limitamos a rebatir las interpretaciones que considerarnos erróneas, que exponen en sus trabajos J. Agustí y J.
Sola-Moya.

NOTAS

(1) Consideramos que nuestra formación anatómica es sólida, obtuvimos "Matricula de Honor en Anato-
mía", y la anatomía craneal la conocemos en profundidad, por nuestra condición de neurocirujano desde 1951
y en activo hasta 1993, habiendo regentado la jefatura del Servicio de Neurocirugía del Hospital de la Q.S.l'AlianÇa
de Barcelona durante 18 años, habiendo sido presidente de la "Societat Catalana de Neurocirurgia" y miembro
de la Sociedad Española de Neurorradiología. Desde 1972 a 1987 fue profesor de Paleoantropología en la
"Universitat Autónoma de Barcelona" y a partir de esa fecha, profesor de Historia de la Ciencia.
(2) A su publicación en inglés se opuso la dirección de Paleontología i Evolució, según carta del Dr. S. Solá-
Moyá de fecha 5/11/86, aunque posteriormente tuvieron de acceder.
(3) Nuestro trabajo sobre el Hombre de Orce estuvo retenido en la redacción de la revista Palcontologia í
Evolució, que publica el Institut Dr Miguel Crusafont (Director J. Agustí) de Sabadell durante dos años, a la espera
de poder publicar Agustí y Solé-Moyá otro trabajo sobre el Hombre de Orce en Estudios Geológicos (1987),
usando y modificando sin nuestra autorización el dibujo de A. Bregante.

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CAMPILLO, D.

(4) Una de las varias radiografías que se hicieron de VM-0 se le envió al Prof. Philip V. Tobías, así corno
unas reproducciones del fósil con y sin la caliza endocraneal, incluyéndose también una reproducción en silicona
del endocráneo para observar la morfología del encéfalo recubierto por las meninges.
(5) Como es lógico, para obviar este problema, no tendríamos ningún inconveniente en facilitar una
radiografía original para su reproducción en la publicación.

BIBLIOGRAFIA RESTRINGIDA

(Para su ampliación ver Campillo & Barceló, 1985, Campillo & Barceló, 1988 y Campillo, 1988).

AGUSTÍ, J. y SOLA-MOYA, S.: "Sobre la identidad del fragmento craneal atribuido a Horno sp. en Venta Micena
(Orce, España). Estudios geológicos, 43: 535-538, 1987.
CAMPILLO, D. y BARCELÓ, J.A.: "Estudio morfométrico de la cara interna de la escama occipital", 19:69-
129. "Morphometrical study of the internal surface of the squama occipitalis", 19:131-145. Paleontologia
i Evolució (Sabadell), 1985.
CAMPILLO, D. & BARCELÓJA.:"Estudio morfométrico de la cara interna de la escama occipital. Morphometric
study of the internal surface of the squama occipitalis". En, Gibert, J., Campillo, D. y García-Olivares,
E. (editores) Los restos humanos de Orce y Cueva Victoria. Barcelona, Diputació de Barcelona, 1988.
pp. 109-186.
CAMPILLO, D.: "Study of the Orce man. Estudio del hombre de Orce". En, Gibert, J., Campillo, D. y García-
Olivares, E. (editores) Los restos humanos de Orce y de Venta Mícena. Barcelona, Diputació de Barcelona,
1988. pp. 187-220.
DELATTRE, A. et FENARD, R.: L'hominisatio du cróne, Paris, CNRS, 1960.
HOLLINSHEAD, W. H.: Anatomy for surgeons, Vol. I. New York, Harper & Brothers, 1961.
JENNETT, B.: Introducción a la neurocirugía. Barcelona, Salvat, 1981.
LeDOUBLE, F.: Traité des variations des os du cróne de l'homme. Paris, Vigot, 1903.
MOYA-SOLA, S. & AGUSTÍ, J.: "Una reinterpretación de fragmento craneal de Orce: Equus stenonis. A
reiterpretation of the skull fragment of Orce: Equus stenonis COCCHI". En, Gibert, J., Campillo, D. y
García-Olivares, E. (editores) Los restos humanos de Orce y Cueva Victoria. Barcelona, Diputació de Barce-
lona, 1988. pp. 447-451.
SHAPIRO, R. & JANZEN, A.: The normal skull. New York, Harper & Brothers, 1960.

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Fig. 1. VM-0 visto por el exocráneo. 1-1,


sutura sagital que finaliza en lambda; 2-2,
fractura póstuma, que se comenta en el tex-
to; OC, fragmento del hueso occipital.

OC

Fig. 2.VM-0 visto por su cara endocraneal.


1-1, sutura sagital que finaliza en lambda;
2-2, fractura póstuma que se comenta en
el texto; OC, fragmento del hueso occipital
que en su vértice muestra la cresta que
bordea al seno sagital, objeto de la polémi-
ca paleontológica.

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CAMPILLO, D.

Fig. 3. Fotografía de la radiografía de VM-0 que permite su visualización con los mismos contrastes que el clisé'
radiográfico. Todo el hueso muestra zonas redondeadas de mayor densidad, que se corresponden con las eminen-
cias mamilares (ruga cerebralia), mientras que las de menor densidad corresponden a las impresiones digitales (digital
markings). El punteado que se percibe en todas la superficie ósea, con mayor o menor claridad, se debe al tejido
esponjoso en formación que conforma el diploe del hueso craneal. R, lado derecho. 1-1, sutura sagital, que
muestra zonas de mayor densidad a nivel de las indentaciones a causa del tejido compacto que las recubre; a nivel
en donde se iniciaría la región obélica, se observa un pequeño hueso wormiano (W) y siguiendo hacia adelante,
la sutura es algo más rectilínea como suele acontecer en la región obélica y a partir de la fisura 2-2, por
deformación póstuma se inclina ligeramente hacia el lado izquierdo, donde muestra una densidad mayor a causa
de que concreciones calcáreas se han introducido en ella, no debiendo confundirse los pequeños puntos de
concreciones parasagitales (parasagittalis) (K) con la sutura. OC, corresponde al pequeño fragmento apical (apical)
del occipital que conforma el punto lambda (lambda point), visualizandose perfectamente la cresta occipital
derecha (C) que enmarca al seno sagital y que se desvia hacia la derecha. 2-2, se corresponde a una fisura craneal
póstuma, que no debe confundirse con una supuesta sutura coronal, ya que su dirección oblicua, no conformaría
la morfología de letra T que tiene el punto antropológico bregma y además es fácil constatar que el tejido
esponjoso alcanza sus bordes y en ningún punto está revestida de tejido compacto como corresponde a las suturas.
3-3, 4, 5 y 6, son también fisuras póstumas (ver comentarios en fig. 5).

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Fig. 4.- Radiografía de VM-0 positivizada,


al emplear la radiografía como clisé. Son
válidos todos los comentarios de la fig. 3,
teniendo en cuenta los cambios de con-
traste, pues lo que en aquella era blanco en
esta es negro. Posiblemente, en esta repro-
ducción aun se ven mejor los detalles, que
en la figura precedente.

Fig. 5.- Como se puede observar, hemos


cortado en tiras la sutura sagital y las fisuras
de la figura 4. C, corresponde a la sutura
sagital y permite ver con claridad su dife-
rencia morfológica con las fisuras que se
ven en A, B y D. También es fácil constatar
la identidad morfológica de las distintas
fisuras, representadas en A, B y D. A nues-
tro entender, no existe ninguna posibilidad
de confusión entre las fisuras (A,B y D) y
la sutura sagital (C).

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