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A fines de 1828 el General José de La Mar, que por recomendación de Simón


Bolívar se hallaba de Presidente del Perú, invade nuestro país a la cabeza de 5000
soldados por las Provincias de Loja y Azuay. En Saraguro (Loja) recibió el refuerzo
de 3700 soldados más, por parte del General Agustín Gamarra. La Mar, que había
nacido en Cuenca, demostraba así su ambición e ingratitud p ara su tierra que lo vio
nacer.
El ejército del General Flores se componía de 4600 hombres, y el 27 de Enero de
1829 el Mariscal Antonio José de Sucre asumió el mando y trató hasta el final de
lograr un arreglo pacífico, considerando que eran naciones hermanas de la América
y que habían luchado juntos para librarse del yugo español. En los días siguientes
los dos ejércitos se movían en busca de posiciones más ventajosas, hasta que al
amanecer del 27 de febrero de 1829, a las 7 de la mañana se inició la batalla, y
el Portete de Tarqui fue el escenario de una redención y afrenta.
La acción de armas del 27 de febrero de 1829 tiene 2 trayectorias de ataque: mar y
tierra. Las posiciones de nuestras tropas eran magníficas, pues, Sucre se hallaba al
norte en la llanura de Tarqui y el General Flores, con tres batallones se situó en el
Portete de Tarqui. El General Luis Urdaneta fue comisionado por Flores para atacar
los puntos de avanzada del enemigo y púsose en marcha en compañía de los
Granaderos del cauca llegados de Guayaquil y 20 hombres del Yaguachi;
temerariamente atacó al enemigo, demasiado superior en número, lo derrotó y lo
persiguió hasta Saraguro en donde esperaban los de la retaguardia peruana, éstos
fueron comandados por el coronel Jiménez, que corrieron en la arremetida,
sembrando el desconcierto; en su desordenada fuga cayeron centenares de
prisioneros, aparte de los muertos y heridos, como también el armamento que fue
tomado. En la batalla los peruanos tuvieron 1500 muertos y 1000 heridos. Los
ecuatorianos 154 muertos y 206 heridos.

Sucre satisfecho con estos triunfos envían un oficial de Estado Mayor, con el objeto de
ofrecerle a La Mar medios para salvar el resto del ejército peruano, La Mar pide
condiciones. Sucre ordena que cese la persecución al enemigo y que esas condiciones
eran las que un ejército vencedor impondría a un pueblo venci do, pero los subterfugios
y la mala fe del invasor, como en 1941, no acepta a pesar de una flagrante derrota; a
las 5 de la mañana del 28 de febrero de 1829, La Mar solicitó la suspensión de
hostilidades, a las 10 de la mañana se reunieron al frente de Girón hoy la Casa de los
Tratados; el General Flores y O´Leary, por Colombia; Garamarra y Orbegoso, por el
Perú y firman el Tratado de Girón.
En el histórico escenario de esta gran batalla se levanta un obelisco como recuerdo de
la indescriptible victoria de las fuerzas grancolombianas, cuyos soldados conquistaron
un espléndido triunfo, necesario para mantener la dignidad nacional; no obstante a
este hecho glorioso de la participación del soldado ecuatoriano, el Perú a través de los
tiempos ha mantenido el derecho de la fuerza; pero el Ecuador, en cambio, se
impondrá con la fuerza del derecho porque no pueden ser violados sus sagrados
territorios heredad de nuestros antepasados que entregaron con su vida, su sangre,
inteligencia y valor.

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