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Reflexiones y Proyecciones en el
Destino Turístico San Pedro de Atacama
Ulises Cárdenas Hidalgo1
Resumen
El turismo constituye hoy en día uno de los principales rubros productivos de algunas
regiones o países. No obstante, los impactos que ha generado esta actividad sobre los bienes
patrimoniales constituye un fenómeno que no ha sido abordado detalladamente. En este
contexto, San Pedro de Atacama representa un espacio territorial en el cuál puede graficarse
la relación existente entre Patrimonio y Turismo la cuál de no ser normada y regulada puede
generar graves perjuicios que atenten contra la integridad de tales manifestaciones
patrimoniales, así como de la imagen turística que se desea proyectar del destino. Planteado
a modo de reflexión el presente artículo pretende presentar algunos elementos que nutran la
discusión y el debate sobre esta creciente y no menos controvertida problemática que está
afectando al Destino Turístico San Pedro de Atacama.
Abstract
Tourism is now one of the most productive areas of some regions or countries. However, the
impacts that this activity has generated on the assets is a phenomenon that has not been
addressed in detail from a reflexive point of view. In this context, San Pedro de Atacama is a
territorial space in which can graphically depicted the relationship between Heritage and
Tourism is not what the rules and regulations can create serious damage to attack the
integrity of such heritage demonstrations, as well as the tourism image to be projected on the
destination. Raised as a reflection of this article aims to introduce some elements that feed
into the discussion and debate on this growing and no less controversial issue that is affecting
the Tourist Destination San Pedro de Atacama.
Introducción
La actividad turística, en este contexto, representa una de las principales expresiones del
proceso globalizador, entendiendo que su génesis, en su concepción moderna, nace motivada
1
Servicio Nacional de Turismo Región de Antofagasta, A. Prat 384 Piso 1 Intendencia Regional de Antofagasta.
email: ucardenas@sernatur.cl
por una sociedad cambiante como la del siglo XX ya que concretamente durante la mitad del
ese siglo, específicamente después de la Segunda Guerra Mundial se presentan una serie de
transformaciones en las condiciones laborales que provocan la aparición de ocio y tiempo
libre, principalmente a partir de los años 60, década en la cual el turismo aparece como un
producto más de consumo dentro de la sociedad.
En este contexto, podemos señalar que uno de los aspectos escasamente abordado en las
investigaciones antropológicas desarrolladas en Chile lo constituye la relación existente entre
esta actividad productiva y el patrimonio, la que si bien se puede entender como una relación
sinérgica en la cual el desarrollo de la primera genera efectos y consecuencias sobre los bienes
patrimoniales y viceversa, no ha estado exenta de controversias en la medida que diversos
actores sociales han estado participando en su evolución, especialmente en aquellas regiones o
países en los cuales se ha manifestado con mayor desarrollo.
Por otra parte, cabe mencionar que esta región presenta una gran riqueza patrimonial
vinculada a diferentes etapas históricas que se sucedieron y que en la actualidad se expresan
en una serie de manifestaciones materiales e intangibles cuyas singularidades y especiales
características han suscitado el interés de los visitantes que la recorren y de otros actores
sociales participes de esta relación.
Particularmente en la región en cuestión, uno de los sectores que más atracción turística ha
generado lo constituye la zona de Oasis y Salares de San Pedro de Atacama la cuál es
reconocida tanto nacional como internacionalmente como una de las destinaciones turísticas
más importantes de Chile, debido a la presencia de importantes manifestaciones
antropológicas y arqueológicas que se presentan en el sector y que dan cuenta de la profunda
interacción existente entre el ser humano y el medio ambiente circundante, la que no sólo se
manifiesta en tiempos recientes sino que también en el pasado republicano, colonial y
precolombino respectivamente.
San Pedro de Atacama constituye el tercer destino turístico de larga distancia de Chile y
gracias a sus atractivas bellezas escénicas, milenarios vestigios de culturas precolombinas y a
la presencia de significativas poblaciones indígenas se alza en la actualidad como uno de los
más importantes del Norte Grande de Chile.
Si bien este destino turístico puede ser circunscrito al poblado de San Pedro de Atacama y
localidades aledañas del Salar de Atacama, también está conformado por aquellos pueblos
altoandinos emplazados tanto en la Comuna de Calama como Ollagüe respectivamente. Sin
embargo ha sido la capital político-administrativa de San Pedro de Atacama la que ha
experimentado fuertemente procesos de cambio cultural vinculados al desarrollo de la
actividad turística.
En este contexto, el turismo comenzó a perfilarse como una de las principales actividades
productivas del sector, la que si bien fue y es articulada principalmente por personas
provenientes de otros lugares del país o del extranjero, para los habitantes locales, en su
mayoría adscritos a la etnia likan antai o atacameña, representa un sector económico que no
ha reportado beneficios directos a estas poblaciones, a pesar de que en la actualidad muchos
de los habitantes de San Pedro de Atacama desarrollan actividades laborales relacionadas con
este rubro. Sin embargo, la falta de preparación técnica entre sus habitantes ha constituido un
factor que ha limitado significativamente la participación de la población local en torno a los
beneficios generados por el turismo, motivo por el cual los integrantes de esta población han
presentado roles laborales secundarios vinculados fundamentalmente a la prestación de
servicios menores.
Por otra parte, cabe señalar que el desarrollo del turismo además de estimular la inserción de
la población al mercado asalariado ha propiciado paralelamente la mercantilización de la
propiedad privada en un escenario en donde la fuerte presión por adquirir terrenos por parte
de empresas y terceros vinculados a esta actividad ha sido favorecida por la actitud de los
habitantes de esta localidad quienes han vendido o arrendado tanto sus espacios residenciales
como aquellos destinados al uso agrícola. De esta forma, es evidente que el turismo ha
generado alteraciones sustantivas en los estilos de vida y en los patrones económicos de la
población atacameña alterando la tranquilidad de los oasis y transformando las vocaciones
productivas locales.
Como hemos mencionado el turismo se alza en la actualidad como una de las actividades
económicas que más desarrollo ha experimentado en el destino San Pedro de Atacama. Sin
embargo, su evolución y manifestación, aunque dinámica y cambiante, no se ha traducido
como un factor positivo que propenda a la conservación de los bienes patrimoniales que se
emplazan en este territorio.
En este contexto cabe señalar que con la promulgación de la Ley indígena Nº 19.253, hecho
acaecido en 1993, las colectividades étnicas de nuestro país y en particular las de Atacama
comienzan a experimentar y a consolidar procesos de empoderamiento en relación a sus
bienes patrimoniales, situación propiciada por este texto legal que plantea el reconocimiento
de las tierras indígenas y otorga y reconoce derechos ancestrales relacionados con la cultura y
el patrimonio de los pueblos originarios de Chile. Sin embargo, este marco jurídico no plantea
procedimientos ni mecanismos que normen la gestión patrimonial por parte de estas
colectividades, situación que se ha visto estimulada por el vacío legal existente en nuestra
legislación patrimonial.
Por otra parte, tampoco las comunidades del sector han internalizado los resultados de los
estudios de capacidad de carga e intensidad de uso turístico que han sido elaborados por
algunas instituciones especializadas en temas de turismo lo que ha generado, en algunos
casos, el colapso de los sitios y atractivos naturales y culturales del territorio, generando
2
En la zona de San Pedro de Atacama algunos atractivos turísticos que están siendo administrados por las
Comunidades Indígenas Atacameñas son el Valle de la Luna, Aldea de Tulor, Lagunas de Chaxas, Miscanti y
Meñiques a través de contratos de asociatividad suscritos con la Corporación Nacional Forestal y que forman
parte de la Reserva Nacional Los Flamencos.
escenarios en donde el turismo masivo se ha traducido en una real amenaza a la conservación
de tales manifestaciones en el tiempo y en el espacio. Lo anterior se ha suscitado debido a la
falta de gestión y coordinación entre los agentes público-privados que participan de esta
dinámica productiva cuyas actuaciones sobre los bienes patrimoniales están deteriorando y
acentuando la vulnerabilidad de los mismos debido a factores de orden antrópico y naturales.
Situados en este contexto, otro de los factores que ha incidido negativamente en la gestión del
patrimonio cultural de la zona lo constituye la falta de inversiones que permitan mejorar las
condiciones infraestructurales de los sitios de visitación que posibiliten concebirlos como
productos turísticos y que presenten los servicios básicos que la actividad turística demanda.
A esto se suma la escasa preparación del capital humano existente en la zona en términos de
la adquisición de las competencias necesarias para desenvolverse en un medio cada vez más
competitivo en un contexto en el cual los turistas buscan ofertas cada vez más especializadas
y de calidad.
En relación con todo esto, en los últimos años en la zona de San Pedro de Atacama y
poblados aledaños se está intentando revalorizar socialmente el patrimonio cultural
especialmente aquel de carácter arqueológico que, si bien está experimentado una serie de
alteraciones producto de la visitación intensiva de la cual es objeto, también está siendo
revalorizado socialmente no sólo por los grupos indígenas locales sino que por algunas
instituciones vinculadas a la temática, especialmente centros de estudios arqueológicos ya que
sus investigadores se han percatado de la importancia que representa el transmitir el
conocimiento científico, sea arqueológico o antropológico, a los habitantes de la comunidad
bajo la premisa de que este conocimiento contribuirá a la preservación de los bienes
patrimoniales (Ayala et al. 2003). Este tipo de trabajo, al que también se le denomina puesta
en valor del patrimonio arqueológico, constituye un ámbito de acción que tiene por finalidad
recuperar, preservar y promocionar ese tipo de patrimonio como recurso cultural para un uso
social ya sea entre el público local y/o los turistas que visitan el sector. Sin embargo, aún
existen posiciones encontradas en relación a este fenómeno ya que mientras algunos indican
la extrema vulnerabilidad de estas manifestaciones culturales debido a que la afluencia
constante de personas atentaría contra la conservación de las mismas, existe otra postura que
señala que una adecuada gestión y planificación sobre estos bienes patrimoniales puede ser la
solución al problema enunciado. En este marco, consideramos que el patrimonio adquiere su
valor en función del uso social que de él haga la comunidad, entendiendo que este uso social
puede constituir un instrumento de educación, identificación colectiva, desarrollo social,
económico y cultural.
También es necesario considerar que otra de las dimensiones que está siendo afectada por el
fenómeno turístico lo constituye la identidad cultural de las poblaciones indígenas, ya que si
bien ha contribuido a reforzar el sentido identitario del grupo social también ha generado una
serie de cambios que han alterado la estructura socioeconómica y cultural de éste, a pesar de
que el dinamismo identitario constituya una característica propia de las colectividades
asentadas en la Puna de Atacama (Castro, V. 2001). En este sentido, el turismo ha auspiciado
la reconstrucción de las identidades locales, generando un proceso constante de creación y
recreación vinculado al sentido de pertenencia con el territorio, la cultura y el pasado de las
poblaciones indígenas de la zona.
Sin embargo, es importante indicar que algunos de los efectos negativos que ha generado el
turismo lo constituye la banalización de la cultura o lo que algunos autores denominan
autenticidad escenificada (Monreal 2002) y en donde la puesta en escena de determinados
ritos o ceremonias o la elaboración de artesanías reproducidas en serie sin empleo de técnicas
o materiales originales constituyen algunos ejemplos que pueden ser observados en la zona
que si bien pueden ser entendidos en el contexto de un proceso de mercantilización de la
cultura nativa atentarían contra los valores y concepciones tradicionales y esencialistas de la
cultura local.
De esta forma, podemos apreciar que el Turismo y la Cultura no son dos esferas separadas de
la realidad, sino que constituyen fenómenos que convergen en la vida cotidiana de muchos
actores y en donde se pueden observar dos dimensiones que aunque pueden ser analizadas
separadamente se presentan como elementos que coexisten: la dimensión del turista y la de las
poblaciones locales (Santana 1997). Estas, aunque se puedan entender aisladamente,
especialmente por las diferencias culturales de ambas, producen tensiones sociales entre los
participes de esta relación ya que inevitablemente se experimentaran desequilibrios de poder
relacionados con la conquista de espacios de participación en el mercado turístico.
El patrimonio cultural en este escenario constituye uno de los elementos que en la zona de
San Pedro de Atacama y poblados aledaños se alza en la actualidad como uno de los
principales recursos de la industria turística del sector y aunque su naturaleza, tangible o
inmaterial, pueda propiciar el desarrollo de diversos tipos de turismo, en general se considera
que su preservación dependerá de la gestión que los propios habitantes junto a otros actores
del rubro (administradores de sitios, agencias de viajes y tour operadores) realicen en pro de
la conservación de estas manifestaciones.
Hoy en día ha proliferado un discurso entre los habitantes de la zona que propicia el
desarrollo de un turismo sustentable el cuál presenta una variante a la cual se le ha
denominado como Turismo de Intereses Especiales. Este tipo de turismo se relaciona con una
serie de actividades que son desarrolladas por los visitantes que buscan ofertas distintivas y
especializadas entre las que destacan: agroturismo, ecoturismo, turismo del adulto mayor,
turismo aventura, turismo arqueológico, turismo astronómico entre otros, pero cuya
concepción postula el conocimiento de rasgos específicos de una zona o cultura que estimulen
una visitación armoniosa con el entorno generando las mínimas alteraciones en el mismo.
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Entendemos el concepto de turismo sustentable como aquel que mantiene un equilibrio entre los intereses
sociales, económicos y ecológicos propendiendo a la conservación de los valores culturales y naturales de las
localidades en donde se desarrolla (AIEST 1999).
De esta forma, la sustentabilidad si bien se ha posicionado como uno de los enfoques que ha
estado presente en el plano discursivo de los actores sociales, en la práctica las medidas
tendientes a articular mecanismos o estrategias que revistan este carácter no han podido ser
desarrolladas debido a la falta de voluntad y coordinación entre los diferentes agentes que
forman parte del denominado cluster turístico4. Esta situación, como se ha mencionado
anteriormente posee antecedentes que se relacionan con la dinámica que se presento en la
zona cuando comenzaron a proliferar las empresas turísticas y negocios asociados durante la
década del 90 y que gatillaron posiciones antagónicas entre los actores involucrados
(comunidades indígenas, empresas turísticas y población local) que a la larga contribuyeron a
generar escenarios propicios para la práctica del turismo masivo el que indudablemente afecta
la integralidad de los bienes patrimoniales del sector, tal cual se evidencia en la actualidad.
Sin embargo, algunas instituciones y ONGs han ejecutado algunos proyectos de turismo5,
financiados con recursos del Estado y entidades privadas, que han propendido al
posicionamiento sustentable de la actividad turística en la zona. En este marco, destaca un
proyecto financiado por el fondo Innova Chile de CORFO denominado “Puesta en marcha de
un sistema de gestión turística sustentable” el que si bien constituyó el primer esfuerzo por
intentar coordinar a los actores involucrados en este rubro productivo, sentó las bases de una
necesaria colaboración entre los actores ante el progresivo deterioro que experimentaron y
experimentan los recursos turísticos del destino.
Las iniciativas que en la línea de la sustentabilidad se han desarrollado hasta el día de hoy han
sido variadas, no obstante muchas de ellas sólo han quedado en el plano propositivo sin
trascender hacia el ámbito de las acciones prácticas que permitan articular medidas concretas
que propendan a la puesta en valor de los bienes patrimoniales. En este sentido, la excepción
la constituye algunos proyectos de agroturismo y turismo comunitario que están siendo
ejecutados en la zona y apoyados por algunas instituciones gubernamentales (Instituto de
Desarrollo Agropecuario –INDAP-; Corporación Nacional Forestal –CONAF- y Corporación
Nacional de Desarrollo Indígena –CONADI-)6.
Por otra parte, el turismo sustentable posee variadas proyecciones en el destino turístico que
estamos analizando, ya que se constituye en una de las estrategias que permitiría revertir el
panorama actual de la situación. No obstante, uno de los factores que ha impedido su
posicionamiento guarda relación con el escaso desarrollo de ofertas turísticas sustentables y
de calidad ya que muchos de los recursos turísticos, culturales y naturales, no están
preparados para un adecuado consumo considerando que la demanda adquiere hoy en día
connotaciones más especializadas y estrechamente vinculadas al desarrollo de los intereses
especiales de los visitantes que recorren la zona. En este sentido, diversos cambios en la
demanda como una mayor calidad de los servicios, una inclinación por la preservación del
medio natural y sociocultural y el paso hacia un turismo activo menos masificado, permiten
4
Este concepto se refiere a las relaciones (encadenamientos) que se producen en un sector productivo,
comprende una concentración sectorial y/o geográfica de empresas en las mismas actividades o en actividades
estrechamente relacionadas, con importantes economías externas de aglomeración y de especialización (Aguilar,
V. et al. 2008)
5
Un ejemplo de ello lo constituye el estudio de capacidad de carga e intensidad de uso turístico realizado por la
Fundación Empresarial Eurochile durante los años 2004-2006.
6
En San Pedro de Atacama el rubro turístico está siendo fomentado por diversos actores público-privados y en
ese contexto uno de las intervenciones del gobierno que están siendo articuladas la constituye el programa Chile
Emprende que en la zona se ha focalizado a potenciar el desarrollo de experiencias distintivas y especializadas
que estimulen el Turismo de Intereses Especiales (TIE).
señalar que el concepto tradicional de turismo, especialmente el masivo, esta experimentando
una gradual transformación en Atacama.
Siguiendo a Silva (ms s/f), en muchos casos se produce el fenómeno producido como
“leakage” o fuga el que implica que los destinatarios de los beneficios económicos son
empresas o personas que no residen en la zona donde se realiza la actividad. Esto, a pesar de
que son los habitantes de la comunidad local quienes deben asumir los costos asociados al
turismo, tales como multitudes de visitantes en la temporada de mayor flujo de turistas, el
colapso de los servicios básicos (agua y energía eléctrica respectivamente), el ruido,
vandalismo y los altos precios del comercio en lo que bienes básicos como alimentos se
refiere.
Otro de los fenómenos que se vinculan con lo anterior guarda relación con la estacionalidad
de los flujos turísticos que se observan en el territorio. En este contexto cabe señalar que el
turismo sustentable no es necesariamente una actividad estacional ya que el turista cultural no
esta sujeto a esta dinámica como puede ocurrir con otros destinos (e.g. destinos de sol y
playa) debido a que, al programar anticipadamente sus vacaciones y disponer de mayores
recursos económicos para satisfacer sus necesidades turísticas, este tipo de turista busca una
oferta personalizada, pasa más tiempo en el lugar que ha elegido para su visita y posee un
nivel cultural medio-alto que le permite poseer conocimientos generales sobre las
destinaciones que visita. Es por lo anterior que consideramos el desarrollo del turismo
sustentable como una contribución a la desestacionalización, a la diversificación de la oferta y
al fin y al cabo a la economía ya que constituye una actividad altamente rentable.
Turismo y Patrimonio constituyen dos fenómenos de la cultura que pueden ser analizados
antropológicamente en el Destino Turístico San Pedro de Atacama. Sin embargo, la relación
entre ambos no ha estado exenta de controversias ni polémicas considerando el actual
contexto social, cultural y económico que se presenta en esta destinación que si bien es una de
las más importantes de Chile, está experimentando los negativos efectos que hasta el día de
hoy ha generado el turismo masivo.
El turismo si bien se alza en la actualidad como uno de las principales vocaciones productivas
de la zona en cuestión, puede ser entendido en el contexto contemporáneo como una actividad
cuyas tendencias están cambiando constantemente visualizándose su transformación desde un
turismo centrado en la satisfacción de necesidades hedonistas centrado en el consumo masivo
de los recursos y productos turísticos que presenta la zona de San Pedro de Atacama a otro
que no sólo presenta estas características, sino que es cada vez más exigente, cambiante y
competitivo y que puede contribuir positivamente a los procesos de desarrollo local y regional
que podrían generarse en la zona.
Por otra parte, el patrimonio si bien esta experimentado un gradual y progresivo proceso de
mercantilización como consecuencia de la instauración de esta actividad productiva, no
necesariamente debe revestir el carácter de un fenómeno negativo, ya que en el contexto de
las dinámicas identitarias en donde la revitalización y re-creación de ciertas tradiciones y
elementos culturales que contribuyen a acentuar o potenciar las diferencias en relación a otros
grupos sociales, es posible comprender esta situación desde la óptica de los fenómenos
contemporáneos en la cual la cultura se ha convertido en el objeto del turista postmoderno
(Urry 1990). En este sentido, que la revalorización que ha sufrido el patrimonio en este último
tiempo considera que, por una parte, debe ser conservado para las futuras generaciones, pero
por otra se presenta como un producto que se ve sometido a los nuevos hábitos de consumo,
de ocio y de entretenimiento.
Sin embargo, es necesario señalar que el patrimonio es un factor clave en el mundo actual en
relación a los programas de desarrollo territorial que desean ser impulsados por el Estado,
mejorando la calidad de vida de las comunidades representando un instrumento de desarrollo
que debe ser integrado a las políticas de planificación y ordenamiento territorial en la medida
que pueda ser entendido como un elemento gatillador del crecimiento económico,
estimulando la creación de nuevos espacios laborales en donde las necesidades profesionales
y técnicas resultantes de una demanda especializada puedan ser satisfechas por la población
local, a pesar de que en el actual contexto se evidencie una falta de preparación del capital
humano de la zona, que de ser subsanada evidentemente conllevara beneficios a las
comunidades indígenas de la zona.
A pesar de lo anterior, existe una debilidad teórica y metodológica que se relaciona con la
elaboración y gestión de proyectos turísticos-patrimoniales, ya que muchas veces no son
consideradas las opiniones técnicas de los especialistas en la materia acrecentando la
vulnerabilidad de los recursos naturales y culturales que existen en el territorio, ante lo cual se
sugiere que profesionales e investigadores desarrollen propuestas para fomentar un modelo o
sistema de gestión que no sólo coloque a las comunidades indígenas en el centro de la
planificación, sino que también incorpore a otros actores sociales.
Por otra parte, si consideramos el turismo como fenómeno social que ha influido e influye en
muchos de los niveles de la vida de una comunidad, y al ser este una institución legitimada
por la sociedad, se le puede considerar un ámbito de análisis que desde una perspectiva
antropológica puede ser abordado debido a las transformaciones que ha generado y genera
tanto en los grupos sociales como en su cultura. De ahí que los estudios antropológicos deban
ampliar su visión desde lo local para abordar ámbitos más amplios y globales de acción que
requieren la articulación de perspectivas interdisciplinarias que obliguen a cambiar los
enfoques tradicionales de las disciplinas sociales que han abordado el fenómeno turístico
como materia de análisis. Es por esto que los estudios que puedan emanar desde una
antropología del turismo entendida ésta como “aquella parte de la antropología social y
cultural que estudia al ser humano en su contexto social, relacionado con las actividades
relacionadas con el turismo, entendida como una cultura de ocio que presupone la ruptura
espacio-temporal respecto al mundo laboral” (Santana 1997) sean necesarios de articular en
pro del análisis de los fenómenos socioculturales que en el caso del destino turístico en
estudio posibiliten la comprensión de la dinámica actual, en donde las continuidades y
transformaciones se alzan como dos dimensiones simultaneas que responden reactivamente
ante la actividad turística que se ha desarrollado en la zona.
Referencias citadas
MONREAL, P. 2002. El Turismo como industria cultural. Hacia una nueva estrategia de
desarrollo turístico en América Latina y el Caribe. Documento preparado para el foro de
ministros de cultura y encargados de políticas culturales de América Latina y el Caribe.
UNESCO.
SERNATUR. 2003. Cuenta Satélite de Turismo 2003. Proyección 2004, Estimación 2005.
Santiago.
URRY, J. 1990. The Tourist gaze: Leisure and travel in contemporary societies. Sage
publications, Lancaster University UK.