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Por lo general la mayoría de las definiciones sobre derechos humanos están cargadas
del fundamento filosófico de sus respectivos autores, ya sea positivista o más bien con
tendencia hacia el derecho natural.
En el primer caso, por ejemplo, Arturo Pérez Luño dice: “Los Derechos Humanos
aparecen como un conjunto de facultades e instituciones que, en cada momento
histórico, concretan las exigencias de la dignidad, la libertad y la igualdad humanas,
las cuales deben ser reconocidas positivamente por los ordenamientos jurídicos a nivel
nacional e internacional.”2
En el segundo, el profesor Eusebio Fernández, señala: “Toda persona posee unos
derechos morales por el hecho de serlo y que estos deben ser reconocidos y
garantizados por la sociedad, el derecho y el poder político, sin ningún tipo de
discriminación…Estos derechos son fundamentales, es decir se hallan estrechamente
conectados con la idea de dignidad humana.”3
En nuestro caso, y por tratarse este de un ensayo en tres vías, una reexposición
didáctica-académica, otra comparativa y por último una que nos permita exponer
nuestras propias conclusiones y propuestas sobre la conexidad entre los derechos
humanos y el medio ambiente, tomaremos una definición más que todo de índole
positivista; sin perjuicio de hacer referencias de índole natural en el vocabulario o
comparativos respectivamente.
Así, diremos que los Derechos Humanos son el conjunto de normas y principios
reconocidos tanto por el Derecho Internacional como por los distintos ordenamientos
jurídicos internos, de observancia universal e inherentes al ser humano, tanto en su
faceta de individuo como de sujeto integrante de la colectividad, y que definen las
condiciones mínimas y necesarias para que el individuo pueda desarrollarse
plenamente en el ámbito económico, social, cultural, político y jurídico, en armonía con
el resto de la sociedad.
En este sentido consideraremos la posición de los Derechos Humanos como indicador
de democracia en una sociedad, donde su existencia implica el reconocimiento a la
dignidad del hombre, por ser anteriores, superiores y prevalentes al Estado.
Desde una perspectiva didáctica, los derechos humanos se pueden dividir a los
Derechos Humanos en tres generaciones:
La primera generación de Derechos Humanos es positivizada por el Bill of Rights
norteamericano de 1776 y por la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano
suscrita en Francia en el año 1789. Se trata de los denominados derechos civiles y
políticos, dirigidos a proteger la libertad, seguridad, la integridad física y moral de los
individuos. Se caracterizan por ser derechos exclusivos del individuo, sin atención a la
sociedad, ni a ningún otro interés, porque deben responder a los derechos
individuales, civiles o clásicos de libertad.
La segunda generación de Derechos Humanos incorpora los derechos económicos,
sociales y culturales, estos hacen referencia a la necesidad que tiene el hombre de
1
Artículo publicado en la Revista Lex Difusión y Análisis, año VIII, agosto 2004, número 110, México;
en la Revista Digital de Derecho Ambiental del Instituto de Derecho y Economía Ambiental, número 4,
noviembre de 2004, Paraguay, www.idea.org.py/rda/ y en Revista Direito Ambiental número 39, año 10,
noviembre 2005, Brasil.
2
PÉREZ LUÑO, ANTONIO. “Derechos humanos en la sociedad democrática.” Editorial Tecnos.
Madrid, 1924. Pag.48.
3
FERNANDEZ, EUSEBIO. “El problema del fundamento de los derechos humanos.” En Anuario del
Instituto de Derechos Humanos, 1981. Editorial Universidad Complutense de Madrid, 1982. Pag.76.
desarrollarse como ser social en igualdad de condiciones. Nacen a raíz del
capitalismo y de lo que se ha conocido como “la explotación del hombre por el
hombre”. Su primera incorporación la encontramos en la Constitución mexicana de
Querétaro suscrita en el año 1917, siendo desarrollada también tanto por la
Constitución de las Repúblicas Socialista Federativa de Rusia del año 1918 y por la
Constitución de la República de Weimar de 1919. El derecho a la educación, a la
salud, al trabajo, seguridad social, asociación, huelga y derecho a la familia, forman
parte de esta segunda generación de Derechos Humanos. Un sector de la doctrina
denomina a esta generación como “derechos crédito” o sea, aquellos que son
invocables por el ciudadano ante el Estado al asumir éste último no ya el papel de
garante de la seguridad (estado gendarme) sino que la realización de los objetivos
sociales.4
Los derechos humanos tanto de primera como de segunda generación fueron
incorporados rápidamente en una gran cantidad de constituciones a nivel global, pero
no pasaban de ser parte del derecho interno de los distintos Estados. Esto viene a
cambiar a partir de 1948, cuando a raíz de las atrocidades cometidas en las dos
anteriores guerras mundiales, y el fracaso de la Liga de las Naciones, el 10 de
diciembre de 1948 una gran cantidad de países reunidos en el seno de la emergente
Organización de las Naciones Unidas toma el acuerdo de suscribir la Declaración
Universal de Derechos Humanos.
Esta Declaración marca el inicio de una era en pro de la codificación, reconocimiento,
defensa y promoción de los derechos humanos. Su objetivo principal fue garantizar la
libertad, la justicia y la paz de los habitantes del orbe, encontrando su sustento en los
derechos fundamentales de libertad, igualdad y fraternidad desarrollados desde la
Revolución Francesa. Mas también fue servir de base firme para el desarrollo de los
derechos humanos reconocidos hasta ese momento y dejar la plataforma para
aquellos venideros.
Así, la corriente de cambio iniciada con la promulgación de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos sienta las bases para que en el año de 1966 se suscribiera el
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, así como el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
Con la promulgación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el
complemento necesario de estos Protocolos, los Derechos Humanos se incorporan
efectivamente en el Derecho Internacional, naciendo a la vida jurídica el Derecho
Internacional de los Derechos Humanos; entendidos como aquella rama del Derecho
Internacional que se ocupa del establecimiento y promoción de los derechos humanos
y de la protección de los individuos o grupos en el caso de violaciones a sus
derechos fundamentales.
Téngase en cuenta que para este momento histórico, por la coyuntura socio-política
mundial, los conflictos internacionales, la economía de pos-guerra y el pensamiento de
mitad de siglo XX, el principal objetivo fue iniciar un movimiento y como se ha dicho
sentar las bases para la evolución de los derechos humanos mediante la protección
inicial de los derechos civiles y políticos, así como los derechos económicos, sociales
y culturales; o como lo hemos expuesto aquí de manera didáctica, los derechos de
primera y de segunda generación.
No es sino años más tarde que surge una nueva corriente de derechos y a los que por
sus características particulares ya no es posible ubicar en ninguna de las dos
anteriores. Por eso surge una tercera generación de Derechos Humanos, la cual nace
fundamentalmente para corregir las graves injusticias que sufre la humanidad.
A diferencia de los derechos humanos de primera y segunda generación, al día de
hoy, los derechos humanos de tercera generación no han sido tratados con la misma
4
LOPERANA ROTA, DEMETRIO, “Los derechos al medio ambiente adecuado y a su protección” en
Medio Ambiente y Derecho, Revista Electrónica de Derecho Ambiental de la Universidad de Sevilla,
número 6.
complejidad, ni en los tratados internacionales ni en las respectivas legislaciones
nacionales.
Se trata de derechos colectivos, pues los beneficios que derivan de ellos cubren a la
colectividad y no solo al individuo en particular. La doctrina les ha llamado derechos
de la solidaridad por estar concebidos para los pueblos, grupos sociales e individuos
en colectivo. Otros han preferido llamarles “derechos de la humanidad” por tener por
objeto bienes jurídicos que pertenecen al género humano, a la humanidad como tal,
entendiendo por esta, no solo a las generaciones presentes sino que también a las
generaciones futuras. Al tratarse de derechos colectivos no pueden ser
monopolizados o apropiados por sujetos individuales, pues como se expuso,
pertenecen al género humano como un todo.
El punto es que se trata de de derechos modernos, no bien delimitados, cuyos titulares
no son estrictamente personas individuales, sino más bien los pueblos, incluso la
humanidad como un todo.5
De acuerdo a la teoría de los derechos humanos, estos derechos de tercera
generación, están dentro de la categoría de derechos de síntesis, pues para que se
hagan efectivos es necesario que en ellos se sinteticen los de primera y segunda
generación, en una interconexión necesaria. Quiere decir esto, que únicamente se
puede tener acceso al medio ambiente sano, cuando el hombre sea libre, se respete
su vida, el Estado garantice su educación, su salud, etc.6
Algunos han caracterizado a la tercera generación de Derechos Humanos con el
calificativo de “Soft Rights” o derechos blandos, por carecer de atribuciones tanto de
juricidad como de coercitividad. Lo anterior encuentra su justificación por la escasa
positivización de los mismos en las Constituciones Políticas de los distintos Estados, lo
que en cierta medida los ha convertido en categorías axiológicas superiores que
forman parte de los Principios Generales del Derecho, que ayudan a interpretar,
integrar y delimitar el ordenamiento jurídico. La tarea de incorporarlos dentro de las
distintas constituciones ha sido lenta, siendo el derecho al ambiente y el derecho al
desarrollo los únicos que han tenido eco en una gran cantidad de cartas
fundamentales.
Dentro de los derechos humanos de tercera generación encontramos el derecho a la
protección del ambiente, el derecho al desarrollo, el derecho a la paz, libre
determinación de los pueblos, patrimonio común de la humanidad, derecho a la
comunicación, y por último el “megaderecho” humano al desarrollo sostenible
conformado tanto por el derecho al ambiente como por el derecho al desarrollo.
Específicamente, el derecho a la protección del ambiente ha sido encasillado por la
doctrina dentro de la tercera generación de derechos humanos. Contiene una serie
de principios que inundan la totalidad del sistema jurídico, de ahí que se hable de su
transversalidad. Tiene por objeto la tutela de la vida, la salud y el equilibrio ecológico.
Vela por la conservación de los recursos naturales, el paisaje y los bienes culturales.
El derecho a gozar de un ambiente sano y ecológicamente equilibrado es una derecho
subjetivo concebido para todos y cada uno de los sujetos, oponible a cualquiera
(Estado y/o particular) y con posibilidad de ser ejercitado a nombre de cualquiera por
formar parte de los denominados “intereses difusos”7.
El derecho a la protección del ambiente tiene su aparición a nivel internacional en el
año 1972 a raíz de la promulgación de la Declaración de Estocolmo sobre Medio
Ambiente Humano. Se ve desarrollado por la Carta de la Tierra del año 1982, la
Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo del año 1992 y la reciente
Declaración de Johannesburgo del año 2002.
5
SAGUES, NESTOR PEDRO, Elementos de Derecho Constitucional, Tomo Segundo, Editorial Astrea y
Ricardo de Palma, Buenos Aires , 1993.
6
SANTANDER MEJIA, ENRIQUE, Instituciones de Derecho Ambiental, Ecoe Ediciones 2002,
Colombia, página 72.
7
ZELEDON ZELEDON, RICARDO, Código Ambiental, Editorial Porvenir, Primera Edición 1998.
De la fusión del derecho al ambiente y del derecho al desarrollo nace el
“megaderecho” humano denominado derecho al desarrollo sostenible, entendiendo por
este aquel tipo de desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones
presentes sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus
propias necesidades.
El derecho al desarrollo sostenible está integrado por tres elementos fundamentales: el
ambiental, el económico y el social, de manera que debe existir un perfecto equilibrio
entre los tres elementos constitutivos, sin que ninguno de ellos adquiera mayor
relevancia que los demás, lo que permite un verdadero desarrollo integral del ser
humano. Llámese a este desarrollo integral: desarrollo económico, social, cultural y
político, en donde el hombre como centro de las preocupaciones del desarrollo
sostenible logra satisfacer sus necesidades básicas de salud, educación, cultura,
alimentación, trabajo y justicia.
El derecho al desarrollo sostenible nace en 1992 con la Declaración de Río sobre
Medio Ambiente y Desarrollo, con él se busca erradicar la pobreza, la brecha social y
los malos hábitos de consumo, los cuales menoscaban los elementos que conforman
el ambiente.
8
LOPERANA ROTA, DEMETRIO, “Los derechos al medio ambiente adecuado y a su protección” en
Medio Ambiente y Derecho, Revista Electrónica de Derecho Ambiental de la Universidad de Sevilla,
Número 6.
Por ello y siguiendo la acertada tesis esbozada por el profesor Loperena Rota, el
derecho a un medio ambiente adecuado entra dentro de la categoría de los derechos
que el Estado debe reconocer, respetar y proteger, en donde el rol estatal se ve
supeditado a tutelar que no sean violentados, sin que su actuación positiva sea
imprescindible.
Tal y como se manifestó anteriormente, esta primera categoría de derechos engloba a
la primera generación de derechos humanos, sean los civiles y políticos; de ahí que el
derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado guarde una estrecha
relación con los derechos humanos civiles y políticos, independientemente a que en la
práctica estos sean aquellos derechos sobre los que el Estado de Derecho se limita a
respetar y tutelar.
Por otro lado es importante en este punto resaltar la diferencia que existe entre el
derecho a un ambiente adecuado y el derecho a la acción pública para la protección
del ambiente. Mientras el primero es cronológicamente anterior y por ende no se
ejerce frente al Estado, el segundo es posterior y si se ejerce frente a éste. El derecho
a la protección del medio ambiente está debidamente relacionado con los derechos de
solidaridad, debido a que por el principio de equidad inter e intra generacional, las
futuras generaciones dependen del uso actual que demos a nuestros recursos
naturales. De ahí que la intervención Estatal es necesaria para asegurar que las
generaciones venideras lleguen a gozar de un ambiente sano en donde se puedan
desarrollar en armonía con el equilibrio ecológico.
El derecho a la protección del medio ambiente por medio de la acción pública del
Estado, así como de la participación solidaria de los demás individuos, entra dentro de
la segunda categoría expuesta, de derechos que el Estado debe promover o proveer.
A esta categoría pertenecen los derechos humanos de tercera generación o de
solidaridad, los cuales, como se explicó, necesitan de la plena acción del aparato
estatal para su debida implementación y protección.
De lo anterior, se extrae que el derecho a gozar de un medio ambiente sano, sea
aquel que permite disfrutar de los elementos de la biosfera, forma parte de los
derechos humanos de primera generación o aquellos que el Estado no crea sino que
únicamente reconoce y tutela. Mientras que el derecho a la protección del medio
ambiente, sea aquel que obliga al Estado a proveer de instrumentos para prevenir,
proteger y restaurar el medio ambiente, forma parte de la tercera generación de
derechos humanos denominados derechos de solidaridad; pues únicamente con la
intervención solidaria, tanto del Estado como la colaboración de los demás
ciudadanos, se podrá asegurar a las generaciones venideras el goce de una medio
ambiente adecuado.
Antes de 1948, los únicos individuos protegidos por el derecho internacional lo eran los
diplomáticos y los soldados, y sus derechos derivaban de los mismos Estados a los
cuales pertenecían. Las atrocidades cometidas durante las dos primeras Guerras
Mundiales obligaron a las naciones a replantear el concepto de soberanía absoluta,
reconociendo la existencia de ciertos derechos inherentes y fundamentales propios de
los individuos que no derivan directamente del Estado al que pertenecen.
Con la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, se
reconoció por una organización de naciones que eran los Estados los primeros
obligados en respetar, proteger y promover los derechos humanos y por ende era
también derecho de los individuos por sí y como colectividad el exigir este respeto.
1) El Sistema Universal de los Derechos Humanos
El sistema Universal de los Derechos Humanos nace con la Organización de las
Naciones Unidas y la suscripción de los países miembros de Declaración Universal de
Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el día
10 de diciembre de 1948. La Declaración fue seguida de dos instrumentos
internacionales sobre Derechos Humanos adoptados en 1966: la Convención
Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
Como puede observarse, tanto la Declaración Universal de Derechos Humanos como
estas dos Convenciones, fueron redactadas y puestas en funcionamiento con
anterioridad al inicio de la preocupación mundial por el medio ambiente, lo cual se ha
dicho ocurre a partir de 1972, luego de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el
Medio Ambiente Humano de Estocolmo y su consecuente Declaración de Principios
Ambientales o Declaración de Estocolmo.
Lo anterior nos lleva a pensar que el derecho a un medio ambiente adecuado y a su
protección no fueron tomados en cuenta a la hora de redactar tales documentos; no
obstante, por la vía interpretativa podemos extraer varios elementos que ayudan a su
deducción.
Es así como podemos afirmar que en la Declaración Universal de Derechos Humanos
de 1948 encontramos la primera base en donde se puede asentar el Derecho a un
Medio Ambiente Sano, cuando se establece que “toda persona tiene derecho a un
nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar.”
Es importante aclarar que un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado es un
requisito indispensables para el efectivo desarrollo de la salud y el bienestar del ser
humano, de hecho, del derecho a la vida se extrae el derecho a la salud y de estos
dos se extrae el derecho a un ambiente sano y adecuado, pues sin éste último es
imposible el desarrollo adecuado de los dos primeros.
Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de
1966 menciona la necesidad de mejorar el medio ambiente como uno de los requisitos
para el adecuado desarrollo de la persona.
De lo anterior, se concluye que si bien no existe referencia expresa en los
instrumentos de Derechos Humanos de las Naciones Unidas que nos haga suponer la
existencia del derecho humano a la protección del ambiente, si es posible deducir su
protección indirecta. Esto ocurre por ser tales instrumentos anteriores al nacimiento
de la preocupación internacional por el medio ambiente. Sin embargo, es por la vía
interpretativa por donde se puede extraer las bases que permiten asentar el derecho a
un ambiente sano dentro de los primeros documentos de la protección de los derechos
humanos del Sistema de Naciones Unidas.
Consciente de esta inquietud, la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones
Unidas promulgó en el año 1994 un borrador de principios sobre derechos humanos y
ambiente, el cual a la fecha se encuentra en discusión en el seno de las Naciones
Unidas.
Al igual que el sistema de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, así como
al Sistema Interamericano, el Tratado de Roma no reconoce explícitamente un
derecho humano a gozar de un medio ambiente adecuado, ello por haber sido
promulgado en el año 1953, diecinueve años antes de la Conferencia de Naciones
Unidas sobre el Medio Ambiente Humano, momento a partir del cual da inicio la
concientización internacional por la protección del medio ambiente.
A pesar de lo anterior, la interpretación dinámica y teleológica de los derechos
protegidos por el Tratado de Roma, tanto la Comisión como el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos, han permitido, para fines, prácticos proteger el derecho al medio
ambiente a través de una doble vía indirecta9.
De esta forma los particulares pueden beneficiarse de la protección de un
derecho al medio ambiente en conexión con el Convenio de Roma. Por una parte,
esta protección puede darse en cuanto a titulares de derechos cuya garantía exija, en
determinados supuestos, protección de las condiciones medioambientales de calidad.
Por otro lado, también puede darse esta protección al derecho al medio ambiente
cuando éste se encuentre en conexión con un interés general, cuya salvaguardia
permite a los Estados Parte en el Convenio imponer limitaciones y restricciones en el
ejercicio de algunos derechos reconocidos por este instrumento regional de derechos
humanos.10
Esta doble vía indirecta de protección al derecho al ambiente por parte del
Tribunal Europeo de Derechos Humanos se ha desarrollado raíz de la aplicación por
violación, sea ésta por acción u omisión, de los artículos 2 y en especial el 8 del
Tratado de Roma.
El numeral 2 del Tratado de Roma establece la tutela del derecho a la vida: “El
derecho de toda persona a la vida está protegido por la ley. Nadie podrá ser privado
de su vida intencionalmente, salvo en ejecución de una condena que imponga la pena
capital dictada por un tribunal al reo de un delito para que la ley establece esa pena”11.
El artículo 8 del Tratado de Roma establece el derecho al respeto a la vida
privada y familiar, y al disfrute del domicilio: “Toda persona tiene el derecho al respeto
a su vida privada y familiar, de su domicilio y de su correspondencia. No podrá haber
ingerencias de la autoridad pública en el ejercicio de este derecho sino en tanto en
cuanto esta ingerencia esté prevista por ley y constituya una medida que, en una
sociedad democrática, sea necesaria para la seguridad nacional, la seguridad pública,
el bienestar económico del país, la defensa del orden y la prevención de las
infracciones penales, la protección de la salud o de la moral, o la protección de los
derechos y las libertades de los demás”.
Por tanto, y siguiendo el criterio esbozado por el autor Daniel García San José, sí
puede afirmarse a la luz de la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos
9
DEJANT-PONS, M. “La incorporación del derecho humano al ambiente en los sistemas regionales de
derechos humanos”, Revista Universal de Derechos Humanos, Volumen 3, número 11, página 461.
10
GARCIA SAN JOSE, DANIEL “La protección del Derecho al disfrute de un medio ambiente adecuado
por el Tribunal Constitucional a la luz de los principios extraíbles de la jurisprudencia del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos. Un análisis crítico”.
11
Mediante el protocolo número seis al Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y
de las Libertades Fundamentales relativo a la abolición de la pena de muerte fue abolida la pena de
muerte.
Humanos, la existencia de una creciente percepción de la dimensión medioambiental
de algunos de los derechos reconocidos en el Tratado de Roma, lo que conlleva en la
práctica a la protección del derecho al disfrute de un medio ambiente adecuado, por
encontrarse implícito en algunos de los derechos enunciados dentro del mismo, tales
como el derecho a la vida, el respeto a la vida privada y familiar y al disfrute del
domicilio.
Es importante aclarar que, a pesar de la protección del derecho al ambiente, vía
indirecta, por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, ello no implica
necesariamente que se esté creando un nuevo derecho humano dentro del Tratado de
Roma que tutele un medio ambiente adecuado, pues del análisis de la jurisprudencia
de dicho Tribunal no se puede deducir una tutela directa de tal derecho.
Para llegar a tutelar indirectamente el derecho al ambiente sano, el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos a partir del año 199012 ha desarrollado dos distintas
líneas jurisprudenciales. A estas dos tendencias para la aplicación medioambiental
de los derechos consagrados en el numeral 8 del Tratado de Roma, el autor García de
San José las ha denominado como a) el Test de Proporcionalidad y b) El deber de
respetar un justo equilibrio entre los diferentes intereses en presencia.
En la primera línea jurisprudencial, Tribunal Europeo de Derechos Humanos,
otorga un amplio margen de apreciación a los Estados respecto a los medios utilizados
a la hora de limitar o restringir derechos fundamentales que afecten el medio
ambiente.13 Por su parte, mediante la segunda línea jurisprudencia el Tribunal
Europeo pondera los intereses tanto del Estado como de los afectados y dependiendo
de cada caso en particular, procede a tutelar o no el derecho al ambiente, para ello
debe estudiarse el derecho afectado, que en la mayoría de los casos se trata del
derecho al domicilio a la vida privada o familiar del numeral 8 del Tratado de Roma, y
su importancia para el particular, en el tanto el principio de proporcionalidad exige la
no imposición a los particulares de restricciones más allá de lo estrictamente necesario
y de otro, escoger de entre las distintas opciones posibles, la menos gravosa desde un
punto de vista de los derechos humanos.
De lo anteriormente manifestado se puede concluir que el Tribunal Europeo de
Derechos Humanos ha llegado a tutelar el derecho al ambiente indirectamente a
través de la protección del derecho a la vida privada y familiar y al domicilio,
otorgándoles a tales derechos, bajo determinadas situaciones, una dimensión medio
ambiental, lo cual no implica que dichos derechos se hayan “ambientalizado” per se,
pues perfectamente pueden ser restringidos por las autoridades estatales, siempre
que se trate de una medida con base legal que persiga un fin legítimo y que sea
necesaria en una sociedad democrática, tal y como lo establece el párrafo segundo del
numeral 8 del Tratado de Roma. El Tribunal Europeo se ve obligado a velar por el
justo equilibrio entre los intereses en juego, sea el interés estatal versus el interés del
particular o el interés de lo particulares afectados. Con ello, el Tribunal Europeo debe
analizar caso por caso mediante el sistema de ponderación de los intereses, sin que
pueda establecer a priori, cual de los intereses en juego irá a prevalecer sobre el otro.
A manera de ejemplo, en el caso Lopez Ostra versus el Reino de España, el
Tribunal Europeo consideró que las emanaciones de gases, olores, pestilencias y
contaminación por parte de una estación depuradora de aguas y desechos que
funcionaba sin la respectiva licencia municipal, violentó los derechos al respeto del
domicilio y a la vida privada y familiar de la señora Lopez Ostra. El Tribunal europeo
estimó que el municipio no adoptó las medidas oportunas y constató que no se
mantuvo el justo equilibrio entre el interés económico del municipio y los derechos de
la señora López Ostra, declarando en sentencia que estos últimos fueron violentados
por la acción omisiva del municipio.
12
Sentencia del Tribunal Europeo en el caso Powell y Rayner versus el Reino Unido, del 21 de febrero de
1990.
13
La tutela ambiental por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos es
posible en el tanto la ingerencia contra el derecho incoado sea injustificada y el
efectivo disfrute de los mismos no sea posible a consecuencia de las malas
condiciones ambientales. En tal supuesto, la ingerencia al derecho protegido no
respetaría el justo equilibrio que debe prevalecer entre los intereses del particular y
los de la comunidad y una vez realizada la ponderación de rigor, prevalecerían los
intereses de los particulares afectados sobre los del Estado. Por ello, en este caso
específico se observa el supuesto de la tutela ambiental indirecta por parte del
Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
La tutela del derecho a un ambiente sano por parte tanto del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos como de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Costa
Rica previo a la reforma constitucional al artículo 50, se dio vía interpretativa. En
ambos casos, tal como se ha explicado, el derecho al ambiente no se encontraba
expresamente estipulado ni regulado, sea por el Tratado de Roma o bien por la
Constitución Política de Costa Rica.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos extrae la protección del ambiente
derivada de la violación de derechos expresamente estipulados en el Tratado de
Roma y en especial del derecho al domicilio y a la vida privada. La tutela indirecta se
da en el tanto estos derechos se vean menoscabados por las condiciones
medioambientales imperantes. Por su parte, la Sala Constitucional de la Corte
Suprema de Justicia de Costa Rica reconoce al derecho a gozar de un ambiente sano
y ecológicamente equilibrado en su jurisprudencia a través de la interpretación de los
numerales 21 y 89 de la Constitución Política, sea del derecho a la vida-salud y el
deber estatal de proteger las bellezas naturales.
Mientras que el Tribunal Europeo tutela el derecho a un ambiente adecuado de
forma indirecta, ya sea para garantizar el pleno disfrute de los derechos ya
consagrados en el Tratado de Roma, o bien, ante la existencia de un interés general
de salvaguardar el medio ambiente, permitiendo a las autoridades de los distintos
Estados parte restringir el ejercicio de algunos de los derechos fundamentales
reconocidos en el Tratado; la Sala Constitucional costarricense, con anterioridad a la
reforma constitucional de 1994, tutela de manera directa tal derecho, reconociendo vía
interpretativa la existencia y autonomía del derecho al medio ambiente, sin necesidad
la carta magna costarricense le otorgue el respectivo reconocimiento expreso.
Para la jurisprudencia constitucional costarricense el derecho al ambiente, a
pesar de no encontrarse expresamente estipulado en la Constitución Política es un
derecho humano fundamental, íntimamente relacionado con el derecho a la vida y el
derecho a la salud, pero individual y autónomo. Es por eso motivo que su tutela
directa se puede dar por la vía del amparo. Para el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos, el derecho a un ambiente adecuado, al no estar reconocido de forma
taxativa en el Tratado de Roma, no es reconocido como un derecho humano
autónomo; por ende, su tutela se da únicamente de forma indirecta, siempre y cuando
se violenten al mismo tiempo derechos fundamentales expresamente establecidos en
el Tratado de Roma.
Para la Sala Constitucional costarricense las condiciones necesarias para la
protección de los derechos fundamentales, se constituyen en verdaderos derechos
independientes y exigibles con autonomía de aquellos. Según su propia
jurisprudencia, se trata de normas “subconstitucionales” surgidas de la interpretación
armónica del derecho de la Constitución. En este sentido, para el Juez Constitucional
costarricense existe una relación genero-especie entre el derecho a la salud y el
derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, pues el segundo es una
condición indispensable para el ejercicio del primero, pero entendiéndose ambos como
derechos autónomos e independientes.
Por su parte, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, a la fecha no ha
llegado a tal conclusión, y por tanto no le ha dado autonomía ni independencia al
derecho fundamental a un ambiente sano. El Tribunal ha justificado su posición en el
hecho de no ser un órgano legislativo, y por tanto, a pesar de ser el encargado de
interpretar y aplicar el Tratado de Roma sus potestades no le alcanzarían para crear
un nuevo derecho fundamental.
CONCLUSIONES Y PROPUESTAS
Capítulo 2.
Derechos Humanos Ambientales
1. Toda persona tiene derecho a vivir en un medio ambiente sano . Este derecho
puede ejercerse tanto individualmente como en forma colectiva, pues el interés
protegido puede situarse en un sujeto determinado o encontrarse diseminado entre
todos lo integrantes de una comunidad, o inclusive de varias.
2. Con el fin de hacer efectivo el derecho a un medio ambiente sano los Estados
Partes se comprometen a reconocer al medio ambiente como bien público colectivo y
particularmente a adoptar las siguientes medidas para garantizar este derecho:
3. Las informaciones sobre el medio ambiente serán puestas a disposición del público
tan pronto como sea posible y a más tardar en el plazo de un mes a contar desde la
fecha en que se haya presentado la solicitud, a menos que el volumen y la
complejidad de los datos solicitados justifiquen una prórroga de ese plazo, que podrá
extenderse como máximo a dos meses. El autor de la solicitud será informado de toda
prórroga del plazo y de los motivos que la justifican.
4. Los Estados parte garantizarán la difusión de todas las informaciones en posesión
de autoridad pública susceptibles de permitir al público tomar medidas para prevenir o
limitar los daños eventuales en caso de amenaza inminente para la salud o el medio
ambiente. Los Estados Partes garantizarán la difusión de esta información
inmediatamente y sin demora a las personas que puedan resultar afectadas.
3. Para las diferentes fases del procedimiento de participación del público se preverán
plazos razonables de tiempo suficiente para informar al público y para que el público
se prepare y participe efectivamente en los trabajos a lo largo de todo el proceso de
toma decisiones en materia ambiental. Las informaciones pertinentes comprenderán
como mínimo:
a. una descripción del sitio de las características físicas y técnicas de la actividad
propuesta, incluida una estimación de los desechos y de las emisiones previstas;
b. una descripción de los efectos de la actividad propuesta sobre el medio ambiente;
c. una descripción de las medidas previstas para prevenir o para reducir esos efectos;
d. un resumen no técnico de lo que precede;
e. una sinopsis de las principales soluciones alternativas estudiadas.
5. Cada Estado Parte adoptará medidas para que la participación del público
comience al inicio del procedimiento, es decir, cuando todas las opciones y soluciones
son aún posibles y cuando el público puede ejercer una influencia real.
6. Cada Estado Parte velará por que, en el momento de adoptar la decisión, los
resultados del procedimiento de participación del público sean tenidos debidamente en
cuenta.
7. Cada Estado Parte garantizará que una vez adoptada la decisión por la autoridad
pública, el público sea rápidamente informado de la decisión siguiendo el
procedimiento apropiado. Se comunicará al público el texto de la decisión
acompañando los motivos y consideraciones que la fundan.
8. Cada Estado Parte alentará a cualquiera que tenga el propósito de presentar una
solicitud de autorización para realizar una actividad con posible impacto ambiental, a
identificar al público afectado, a informarle del objeto de la solicitud que se propone
presentar y a entablar el debate con para dar momento al respecto antes de presentar
solicitud.
2. Los Estados Partes reconocen que, con el objeto de lograr el pleno ejercicio de este
derecho, la enseñanza primaria, secundaria, y superior deberá incluir en su currícula la
materia derechos humanos y medio ambiente.
“ Hasta hace sólo unos pocos años antes de su asesinato en 1988, Chico Mendes, el
barasileño conocido internacionalmente por la batalla que libró contra la deforestación
amazónica, se consideraba a sí mismo exclusivamente un activista defensor de la
justicia social. Su principal objetivo era proteger el derecho de sus compañeros
recolectores de caucho a ganarse el sustento gracias al bosque. Sin embargo, en
1985, Mendes conoció el movimiento ecologista y se dio cuenta de que la lucha
internacional para salvar la selva tropical y su lucha local para ayudar a sus habitantes
venían a ser casi lo mismo. Esa idea reside en el corazón de su legado: él mostró que
las cuestiones relativas a los derechos humanos y las del medio ambiente están
intrínsecamente unidas.”14
Al lector se le pide tome esta última reflexión para su propio análisis, para
nosotros que la inquietud sobre la conexidad entre los derechos humanos y el medio
ambiente deje huella ya es un triunfo.
14
SACHS, ARON. “Eco-justicia, la unión de los derechos humanos y el medio ambiente”. Cuadernos
Worldwatch. Worldwatch Institute, Bakeaz, Bilbao. 1995. Pag. 5.
BIBILIOGRAFIA
GARCIA SAN JOSE, DANIEL “La protección del Derecho al disfrute de un medio
ambiente adecuado por el Tribunal Constitucional a la luz de los principios extraíbles
de la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Un análisis crítico
10 al 13 de febrero de 1999
1. Toda persona, tanto a título individual como en asociación con otras, tiene el
derecho a disfrutar de un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado.
2. El derecho al medio ambiente es un derecho que puede ejercerse ante los poderes
públicos y entidades privadas, sea cual sea su estatuto jurídico en virtud del Derecho
nacional e internacional.
4. Toda persona tiene derecho al medio ambiente sin ningún tipo de discriminación por
motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra
índole.
1. Toda persona, tanto a título individual como en asociación con otras, tiene el deber
de proteger el medio ambiente y de fomentar dicha protección en el ámbito nacional e
internacional.
3. Todos los Estados y, en particular, los Estados vecinos, deberán cooperar entre sí
en la defensa del medio ambiente y en la lucha contra la contaminación sea cual fuere
su origen.
2. Toda persona tiene el derecho, por sí, en asociación con otras o a través de sus
representantes, a participar en la elaboración de las políticas públicas y de cualquier
medida relativa al medio ambiente.
Resolución de seguimiento
B. EN EL PLANO EUROPEO
C. EN EL PLANO INTERNACIONAL
2.- La Red VIDA lanzará la campaña continental "No a la privatización del Agua.
Queremos un modelo de gestión pública con participación social".
Participantes:
* Organizaciones internacionales:
* Organizaciones nacionales:
En febrero del 2006 María Elena Sol presidenta de FUNDARRECIFE, ONG encargada
del manejo de Los Cóbanos, se entera que la empresa Jordan S.A. de C.V. propietaria
del Club de Playa las Veraneras, ha solicitado el permiso ambiental para la
construcción de un embarcadero con capacidad de 128 embarcaciones en
colindancia con el club de playa en la zona de Los Cóbanos. Dicho proyecto, según la
empresa contribuiría al crecimiento turístico de la zona y constituiría fuente de empleo
para los residentes locales. Por tratarse de un área propuesta como Área Natural
protegida, María Elena solicita apoyo a la Universidad de El Salvador, para que
presente argumentos científicos y técnicos al Ministerio de Medio Ambiente y
Recursos Naturales para que se re considere el proyecto y no se otorgue el permiso.
El proyecto es objetado por los pescadores locales, organizaciones ambientalistas y
académicos de El Salvador y finalmente en noviembre del 2007, El Sistema arrecifal
de Los Cóbanos se declara oficialmente Área Marina Protegida.
El sistema arrecifal de Los Cóbanos se ubica en el Departamento de Sonsonate entre
13° 12’ N y 89° 30’ 0 a 11 km al oriente del Puerto de Acajutla; posee una extensión de
20.600 hectáreas y se encuentra rodeado de playas, ríos, manglares y esteros.
Investigadores nacionales y extranjeros han destacado la importancia ecológica, social
y económica de Los Cóbanos por constituirse un corredor biológico entre la región de
la costa occidental de México y Suramérica, haciendo posible el intercambio de fauna
marina. De acuerdo al artículo 74 de la Ley de Medio Ambiente de El Salvador, "los
manglares y los arrecifes son reserva ecológica" y no está permitido en ellos alteración
alguna ( ver descripción del ecosistema en recursos). Este caso describe los eventos
que llevaron a lograr la declaratoria.
• 2006
o Construcción de un Embarcadero en un sistema arrecifal
A inicios de febrero del 2006, María Elena Sol, presidenta de FUNDARRECIFE tuvo
conocimiento de que la empresa Jordan S.A. de C.V. presentó el Estudio de Impacto
Ambiental al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) solicitando
permiso ambiental para la ampliación del Club de Golf & Villas Las Veraneras y la
construcción de un embarcadero de lanchas con capacidad de 128
embarcaciones. Sol pide apoyo a los biologos de la Universidad de El Salvador para
objetar el proyecto.
El 26 de febrero El MARN publicó el tercer aviso de prensa nacional anunciando que la
empresa Jordan S.A. de C.V. había presentado el estudio de impacto ambiental para
la ampliación del Club de Golf & Villas Las Veraneras y la construcción de un
embarcadero de lanchas. Si existían partes interesadas que pudieran verse afectadas,
estaban en el derecho de hacer observaciones en un plazo de 10 días hábiles.
El 7 de marzo. La Universidad de El Salvador en apoyo FUNDARRECIFE, presentó al
MARN un documento técnico y científico de apelación basado en la
información generada por investigadores nacionales y extranjeros en las últimas
cuatro décadas, razonando la desaprobación del proyecto, y solicitando sea analizado
y verificado.
• 2007
o Aspectos legales
El progreso debe hacerse con justicia, porque progreso sin justicia es retroceso. Esto
no le gusta al señor Altamirano, pues todo lo que suene a social, a paz con justicia, a
solidaridad, a bien común, lo relaciona con “comunismo”. El país debe modernizarse,
pero forjándose desde abajo y para todos y no para grupos privilegiados como hasta el
presente hemos tenido. El Salvador debe empezar a pagar la deuda que tiene con los
campesinos, con las comunidades indígenas que todavía subsisten. Un plan integral,
señor dinosaurio, también debe contemplar dotar de servicios públicos no sólo a las
colonias y barrios populares de las grandes ciudades, sino a los caseríos, cantones y
pueblitos de todo el país. Un “gobierno con sentido humano” debe trabajar por
pensiones alimenticias para todos los adultos mayores, así como apoyar con becas a
discapacitados y a madres solteras; garantizar la atención médica y los medicamentos
de manera gratuita; un gobierno responsable y solidario debe fortalecer la seguridad
social, así como atender la educación pública gratuita y de calidad en todos los niveles
escolares, esto también implica que se debe garantizar el 100% de cobertura en
educación superior. Ningún salvadoreño, bajo ninguna circunstancia, debe ser
rechazado en la Universidad de El Salvador.
Somos un grupo de empresas que estamos uniendo esfuerzos para trabajar juntos por
el medio ambiente de El Salvador, para despertar la conciencia y promover la
participación activa de la sociedad en beneficio de nuestro país.
Esta iniciativa pionera, denominada "El Salvador Verde" es una campaña empresarial
cuyo principal objetivo es llegar a todos los salvadoreños y lograr el fortalecimiento de
la conciencia ciudadana y empresarial para la protección del medio ambiente de El
Salvador, a través de la fuerte difusión de las mejores prácticas para la protección del
medio ambiente.
Y es que si bien, estas actividades ya son parte de sus acciones cotidianas, la unión
de Stream Global Services, Telefónica, Canal 12 , Nejapa Power, Kimberly Clark,
ADEN Business School, La Prensa Gráfica, ASA Posters, Porter Novelli y Apex BBDO,
con apoyo de Salvanatura y Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales,
como entidades especialistas en el tema de protección del medioambiente, buscan
consolidar un movimiento participativo en pro de la educación y concientización de
este tema tan importante para el país.
Es así que han unido esfuerzos para difundir, consolidar y multiplicar acciones que ya
realizan como ciudadanos corporativos responsables con el medio ambiente, y motivar
a que más salvadoreños se sumen a actividades que permitan mejorar nuestro medio
ambiente, de manera de lograr que estas actividades logren ser permanentes.
"El Salvador Verde" es una entidad permanente , en las cuales sus miembros
reforzarán actividades medio ambientalistas en las que se involucrarán sus equipos de
trabajo y sus públicos externos, como: campañas de reciclaje, ahorro energético,
reforestación y de limpieza, con el objetivo de crear un efecto cascada que tenga un
impacto positivo en la población.
RECOMENDACIONES
Recomendaciones para reducir nuestra huella ambiental
En la Escuela
Una mente es una cosa terrible de desperdiciar, pero un desperdicio es una cosa
estupenda para la mente
Cerca de 9 millones de niños en las edades de 6 años son considerados obesos. Los
adolescentes no están mejor. 23% de ellos dicen que comen mucha comida basura en
una semana corriente; 61% dice que come algo, 14% difícilmente come algo; y sólo el
2% dice que no come nada. Acá están esos efectos en el medio ambiente: 67% de los
chicos dicen que ellos compran comida chatarra o soda, proveniente de las máquinas
dispensadoras de la escuela. Eso significa más envoltorio y más desperdicio.
El caso toxafeno viene teniendo implicaciones desde el año 2000, cuando la División
del Medio Ambiente de la Policía Nacional Civil y habitantes cercanos a los tóxicos
interpusieron una denuncia por "violación del derecho humano al medio ambiente
sano y ecológicamente equilibrado" a la Procuraduría para la Defensa de los
Derechos Humanos y en el 2002 la PDDH, emitió una resolución donde
responsabilizó a los titulares del Medio Ambiente de esa administración para que
procedieran a etiquetar y a embalar los barriles contaminados.
Un año después, en julio de 2003, el Ministerio del Medio Ambiente (MARN) emitió
resolución en la que se sancionó administrativamente a la Sociedad AGROJELL, S.A.
de C.V., responsable de abandonar los tóxicos en los barriles, ordenándole pagar 11
mil 880 dólares por daños al medio ambiente, pero dicho desembolso nunca se hizo y
tampoco se tomaron acciones para el retiro de la sustancia.
La actual administración del MARN retomó este caso y la Viceministra Lina Pohl dijo
que apelará la decisión de reabrir el proceso y se comprometió a retirar los tóxicos en
diciembre de 2009. Para la eliminación de los químicos, el MARN tiene destinada una
inversión de US $53 mil dólares.
La Proteción
del Derecho al
Ambiente Sano en la
Jurisprudencia del Sistema
Interamericano de
Proteción de
Derechos Humanos*
En el año mil novecientos noventa y ocho, se emitió la Ley de Medio Ambiente, cuyo
objeto primordial contempla la protección, conservación y recuperación de los recursos
naturales. La entrada en vigencia de esta nueva normativa supuso crear todo un
sistema, así como mecanismos y procesos encaminados a lograr la sustentabilidad
ecológica, como base para la reproducción de la vida, y requisito de solidaridad para
las generaciones futuras, lo que impone la necesidad de armonizar las variables
ambientales, sociales y económicas.
Sin embargo, dentro de las disposiciones transitorias de ese cuerpo normativo,
particularmente en el artículo 107, se estableció que los titulares de actividades o
proyectos públicos o privados, que estuvieren funcionando al entrar en vigencia la
nueva ley, tendrían la obligación de elaborar un diagnóstico ambiental, en un plazo
máximo de dos años y presentarlo al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos
Naturales, para su aprobación.
Una de las temáticas que alcanzaba esa disposición transitoria, la constituyen los
botaderos a cielo abierto, que involucran a varias instancias del Estado, entre ellas; el
Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, como ente encargado de diseñar
la política integral sobre los desechos sólidos; el Ministerio de Salud Pública y
Asistencia Social, como la institución que autoriza la ubicación de botaderos,
asegurando la salud de los habitantes y los Gobiernos Municipales, con la función de
brindar el servicio de tratamiento y disposición final de los desechos; sin embargo,
ante la falta de un planteamiento que solucione la problemática, antes anotada, el
plazo de dos años, fue objeto de varias prórrogas emitidas por la Honorable Asamblea
Legislativa, la última de ellas, vencida el nueve de septiembre.
Tal situación, generó que por más de ocho años, la población continuara soportando la
carga ambiental proveniente de los botaderos a cielo abierto -los que se podían
encontrar en cualquier lugar, sin ningún criterio técnico-, como una fuente de
contaminación de las fuentes de agua, del suelo y del aire. Pese a la relevancia de la
temática, esta estuvo ausente en las políticas en gestión ambiental, que deben
basarse –principalmente- en la prevención.
Por tal razón, el tema del tratamiento de desechos sólidos, debe ser abordado como
una problemática de interés nacional y como una responsabilidad primordial de la
administración pública, que de no ser enfrentado de forma adecuada, puede generar
una crisis que impactará a la población de manera directa, incrementando las
condiciones de vulnerabilidad, degradación y contaminación ambiental.
Por lo tanto, debe buscarse una solución permanente y a largo plazo, que garantice la
protección del medio ambiente y la calidad de vida de las presentes y futuras
generaciones, como medio para la consecución de un desarrollo sostenible en nuestro
país, como lo prescribe el artículo 117 de la Constitución. Tal condición será viable, si
el Ministerio del Medio Ambiente y Recursos Naturales, toma un papel más
protagónico en la solución de la problemática, diseñando y coordinando un programa
nacional para el manejo integral de desechos sólidos, tal como establece el artículo 52
de la Ley de Medio Ambiente.
II. Conclusiones
A partir de lo anterior, se conduce a las siguientes conclusiones:
1. Que el tema del cierre de los botaderos a cielo abierto sólo ha dejado al descubierto
la ausencia de una política pública integral, en el manejo de los desechos sólidos,
misma que debe tener como base una gestión ecológica racional de los desechos, con
el objeto de mantener la calidad del medio ambiente de la tierra y, sobre todo, para
lograr un desarrollo sostenible y ecológicamente equilibrado en nuestro país.
3. Por lo tanto, el tratamiento integral de los desechos sólidos no debe ser una función
de exclusiva competencia de las Alcaldías Municipales, ya que la problemática los
rebasa y como se ha señalado, no se pretende la simple eliminación y
aprovechamiento, sino que bajo un enfoque preventivo, se oriente a la modificación de
estilos de vida y de modalidades de producción en nuestra sociedad; lo que involucra
a todo un aparato de Estado, que debe organizarse a fin de garantizar, de forma
responsable, la vida y la salud de sus habitantes, como sujetos de su actividad.
III. Recomendaciones
1. Adopten medidas para proceder a realizar una revisión detallada y minuciosa, así
como un mejor debate y reflexión sobre el tema del tratamiento integral de los
desechos sólidos, con el objeto que en un plazo breve, se presente a la población en
general, la política nacional de tratamiento integral de desechos sólidos; como un
primer paso para resolver, de forma armónica con el medio ambiente, la problemática
del tratamiento adecuado de los desechos sólidos en nuestro país.
1. Que agilice la creación de la jurisdicción ambiental, por medio de una ley que
instituya los tribunales y cámaras agro-ambientales, que esté sujeta a los principios del
derecho ambiental, a efecto de que exista un verdadero acceso a la justicia de las
víctimas de la contaminación y degradación, para lograr que se deduzcan las
responsabilidades, tanto penales como civiles y se repare los daños y los perjuicios
causados.
IV. Notificaciones
Proyecto Corredor del Mangle Golfo de Fonseca (El Salvador, Honduras, Nicaragua) y
apoyo a acciones del Proyecto de importancia regional zona fronteriza Costa Rica-
Nicaragua.
Objetivo General:
Promover espacios institucionales para la convergencia, coordinación y armonización
de actores y políticas públicas de Centroamérica, en áreas clave para el desarrollo y la
integración regional en materia ambiental.
Objetivos Específicos:
Contribuir a garantizar la sostenibilidad ambiental en la región, a través de la
conservación y utilización sostenible de su capital natural para mejorar la calidad de
vida de las generaciones presentes y asegurar el de las futuras.
Duración:
4 años
Cooperante:
Agencia Española de Cooperación Internacional
Modalidad de Cooperación:
Cooperación Financiera no reembolsable