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LA

BATALLA LE PERTENECE AL SEÑOR


Los momentos de batalla espiritual generalmente requieren tiempos de humillación en la
presencia de Dios. II Crónicas 7:14 tiene la clave para nosotros lograr mover la mano de
Dios a nuestro favor.  “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y
oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré
desde los cielos, y perdonare sus pecados, y sanare su tierra”.
La oración es fundamental en todo el que hacer de un cristiano que busca la respuesta de
Dios en todo lo que hace.
El rey David y el profeta Daniel nos enseñan los tiempos de oración que garantizan una
cobertura constante de Dios sobre nuestros problemas y necesidades personales
relacionadas con nuestro ambiente familiar social y nacional.  Salmo 55:17 “Tarde y
mañana y a mediodía  orare y clamare, y él oirá mi voz”.   Daniel 6:10 “Cuando Daniel
supo que el edicto había sido firmado, entro en su casa, y abiertas las ventanas de su
cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba  y daba
gracias delante de su Dios como lo solía hacer antes”.
Por su bien espiritual le recomendamos hacer esta oración de manera personal: Padre en el
nombre de Jesucristo te pido que llenes mi boca de adoración y alabanza y has que tu
sabiduría se manifieste en mí   en la guerra espiritual, permíteme vivir en obediencia y saca
de mi  vida toda rebelión, para que tu reino y autoridad inunde todas las esferas de mi vida.
Danos suficiente fuerza y valor para poder derribar toda fortaleza demoniaca.
Señor humillados ante tu presencia te pedimos que nos envuelvas con el cinturón de la
verdad cúbrenos con la coraza de tu rectitud (justicia).  Danos el sentir de prepararnos para
salir con el calzado del evangelio de la paz, colócanos el escudo de la fe. Protege nuestras
mentes con el yelmo (casco) de la salvación.  Enséñanos a usar el poder de tu palabra y
ayúdanos a mantenernos de forma constante en la oración.  Que esté operando en mi vida,
en la vida de mi familia, de nuestra iglesia y nuestra nación. Pedimos sea hecha tu voluntad
que es siempre agradable, buena y perfecta.
1.      Que todo programa destructivo en contra de nuestro territorio que pueda venir de
voluntad humana o demoniaco, sea destruido.
2.      Que el poder del Espíritu Santo venga sobre la iglesia trayendo revelación de
cómo debe ser dirigido cada tiempo de oración.
3.      Que el sistema tectónico de nuestro territorio sea compactado y fortalecido por las
manos de Dios quien fue que creo la tierra.
4.      Que nuestro clima se mantenga en equilibrio.
5.      Que los ángeles de Dios guarden nuestras fronteras y nuestras costas.
6.      Que Dios ponga un sentir de oración en todo el cuerpo de Cristo en República
Dominicana.

7.      Que los niveles de corrupción y maldad en nuestro país empiecen a descender.

8.      Que haya paz en nuestro territorio.

9.      Que Dios tome control de los procesos sociales y políticos para evitar la violencia
social.

10.  Pedimos que haya Unidad en la iglesia y la nación.  

11. Pedimos que el Espíritu Santo en su naturaleza santificadora trabaje nuestras


vidas para que los niveles de santificación que necesitamos  podamos alcanzarlo.
12. Pedimos al Señor que sensibilice a su pueblo a buscar su rostro.
13. Oramos que la iglesia de Cristo aumente su fe y confianza en Dios para la solución
de sus múltiples problemas humanos.
14. Pedimos que el pueblo de Dios pueda definir una posición clara frente a las ofertas
que el mundo ofrece y que bajo ninguna condición hagamos asociación engañosa con
el mundo y su sistema.
15. Que Dios ponga en nosotros el valor suficiente para enfrentar sin temor al enemigo
cuando venga a perturbar nuestro territorio personal.
16. Oremos por la paz de Jerusalén (Según Salmo 122:6)
17. Ore para solicitar que Jehová sea escudo alrededor de su casa y familia (Salmo
3:3ª).
18. Pida a Dios que lo esconda a usted y su casa y familia en su tabernáculo en el día
del mal (Salmo 27:5).
19. Pida a Dios que esta nación se vuelva a Dios dejando atrás la idolatría.
20. Pidamos a Dios la estabilidad física de la nación para que el evangelio pueda ser
predicado en esta nación sin ningún obstáculo.

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