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“Chile: los libros y la

lectura”
Presente y proyecciones

03 de Mayo de 2011
Gestión en Turismo y Cultura; Escenarios Prospectivos Nacionales
Cecilia Castillo Núñez

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Escenarios Prospectivos Nacionales
“Chile: los libros y la lectura”

Antecedentes

Chile, país con altos índices de escolaridad y altamente alfabetizado, no ha


logrado que su población refleje estos niveles en sus hábitos de lectura, a
diferencia de algunos países de Latinoamérica.

Según cifras publicadas en el Observatorio Iberoamericano del Derecho de


Autor, la población que reconocía haber leído al menos un libro al año en 2007
representaba el 72% en Argentina, 68% en República Dominicana, 57% en
Uruguay, 56% en México, 55,2% en Perú y sólo 41,5% en Chile, lo cual alarma
a los especialistas. Para Loreto Fontaine, por ejemplo, la explicación del
fenómeno estaría ligada con que:

“La cultura de la escuela es muy poco orientada a la lectura; se hace leer muy
poco a los alumnos en todos los niveles. Los años preescolares son
fundamentales en adquirir el gusto por leer y también para asegurar el éxito
en el aprendizaje inicial de la lectura; sin embargo la inversión en libros para
los jardines infantiles ha sido escasa.”

Debemos considerar, además, que generalmente la lectura ha sido asociada


con lo intelectual y/o académico, lo cual no necesariamente es así y puede no
estimular el hábito lector. Esto porque el acto del leer debiese llevar implícito
una libre elección y gusto, que relaciona al mismo con la realidad propia de las
personas, con su experiencia y su momento de vida.

No obstante, esta voluntad, motivación y vínculo entre personas y lectura,


parece no estar radicada en la mente y forma de vida de los chilenos.

Según el estudio “Chile y los libros”, de la Fundación La Fuente y Adimark,


existe una caída en el porcentaje de lectores respecto de la versión anterior del
mismo estudio. Si en 2006 el 55,1% de los encuestados se definía como lector
(“lee libros alguna vez en el año”), en 2008 sólo lo hacía el 49,2%.Además, en
2008 el 58% reconocía leer menos que hace cinco años, y el 70,2% confesaba
no haber comprado un solo libro en los últimos 12 meses.

Por otro lado, los números en cuanto a la adquisición de libros también han
cambiado. Para algunos editores este fenómeno se podría explicar como “un
reacomodo de la situación en torno al libro”. Si en 1993 en Chile el 81% de los
libros se compraban en librerías, en 1999 la cifra caía a 63,1% y en 2008 a
44,6%. Las razones de este descenso se podrían explicar por nuevas formas de
adquisición de los textos, ya sea en ferias, supermercados o en ventas
“piratas” de libro.

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“Chile: los libros y la lectura”
Y a esta realidad debemos adicionar el nivel y calidad lectora que los chilenos
tienen, el cual puede variar mucho entre clases sociales, pero aún así, a nivel
general, según los resultados del estudio de la OCDE del año 2000,”Nivel lector
en la era de la información”, el 80% de los chilenos entre 16 y 65 años carecía
de un nivel de lectura mínimo para funcionar en el mundo de hoy.

Estas cifras no hacen más que incrementar el nivel de alarma en cuanto al


futuro de la lectura en nuestro país, el cual se ve condicionado e interferido por
nuevas formas de lectura, como las digitales, nuevas formas de ventas e
impresión y nuevas ofertas para recreación, lo cual limita el tiempo,
disponibilidad y voluntad por cuenta propia hacia la lectura.

Por todo esto, no cabe más que preguntarse ¿cómo fluirá el nivel de lectura, y
su calidad, en el futuro?, ¿existirán nuevas formas de lectura que reemplacen
el tradicional libro?, ¿lograrán los avances tecnológicos hacer desaparecer el
hábito lector?, las interrogantes son muchas, así como muchas son las miradas
prospectivas que pueden surgir al respecto.

Escenario prospectivo

• La lectura, tal y como se entendía, profunda e


intelectualmente, será reemplazada lenta y parcialmente, por
un tipo de lectura realizada en pequeños episodios.

Esta mirada de la lectura, puede ser un elemento que favorezca el hábito


lector desde la infancia, y que además se relacione con la escasez de
tiempo que explica, en parte, la baja en los números de lectura del estudio
de la Fundación La Fuente:

“Los bajos índices nacionales tienen de fondo el poco gusto por la lectura y la
falta de tiempo. Así, ni el menor costo ni el fácil acceso del libro digital podrían
revertir las cifras. Y aunque se llegara a leer más, no bastaría.”
Para revertirlo, actualmente el Mineduc, incorporó el programa “mis
lecturas diarias” el presente año, en el que las escuelas recibirán, libros de
cuentos y relatos breves para leer y comentar en clases junto al profesor
(adicionales a los tradicionales textos).
Si bien es una iniciativa que comienza de 1° a 4° básico, de seguro a futuro
esta situación se consolidará en más segmentos educacionales.
El tiempo libre será cada vez menos y habrá mucha mayor oferta de
actividades en que ocupar el tiempo, por lo mismo, el espacio para la
lectura se reducirá, en tiempo diario dedicada a la misma.

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“Chile: los libros y la lectura”
El hecho de expresar porque es interesante acercarse a determinado texto,
darlo a conocer y mostrar su contenido y forma, es de suma importancia
para acercar a los niños y jóvenes-futuro de Chile- con la lectura. De esta
manera, se podría incentivar la lectura y cambiar con el paradigma de que
“en Chile se lee poco”, porque mientras esto no cambie, aunque surjan
nuevos soportes de lectura, los índices de la misma no subirán.

• Incentivos al uso de Bibliotecas interactivas con múltiples


funciones y servicios.

La idea es que las bibliotecas tengan servicios útiles y al mismo tiempo


innovadores, que permitan llamar la atención de la comunidad y acercarla a las
mismas.

Este es el caso actual de la Biblioteca de Santiago, un potente espacio, en los


que la comunidad se ha apropiado de ellos. A futuro iniciativas como ésta
serán replicadas en mayor medida, consolidando un nuevo formato de
bibliotecas como espacio en el país.

Las bibliotecas deberán ofrecer los medios que permitan lectura digital, en la
medida que los chilenos demanden y requieran productos digitales de diversa
índole.

• La incidencia de la tecnología en los libros y lectura.

Si bien se puede considerar que el libro impreso tiene ventajas en cuanto a su


portabilidad y fácil lectura (sólo requiere de luz), no se puede olvidar lo que
señala Greco en el Estudio Prospectivo del sector Editorial en América Latina
2020 de Cerlalc:

“está emergiendo una nueva especie que acepta nuevos formatos de texto,
imagen, sonido e hipervínculos, la cual necesita, sin lugar a dudas, un soporte
electrónico”

Son las nuevas generaciones las que están y estarán, en el futuro, ansiosas por
nuevas formas y contenidos. Cada vez la oferta es mayor y el libro y la lectura
inevitablemente deberán adaptarse a estos cambios tecnológicos y
generacionales.

Se puede pronosticar que prontamente las impresiones de los libros se puedan


dar directamente relacionadas con la demanda que éstos tengan, es decir, sólo
cuando yo solicite la compra de un libro, éste se imprimirá, lo cual no tomará

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mucho tiempo, ya que la tecnología permitirá ahorrar en los costos y tiempos
de impresión, lo cual sería mucho más eficiente.

Por otra parte está el tema del la digitalización del libro, que si bien
actualmente la lectura en la web es algo incipiente, es una situación que
según mi opinión no tiene vuelta atrás. De hecho, ya han surgido intentos por
hacerlo más simple y portátil como el caso de los ereaders.

Antecedentes actuales ya señalan que algunas áreas se posicionarán, sí o sí,


en el formato digital. Según Greco, en el Estudio Prospectivo del sector
Editorial en América Latina 2020 de Cerlalc:

“en 2008 aproximadamente 90% de todas las revistas profesionales y


académicas están disponibles vía Internet. Con base en ello, creo que las
industrias del libro académico y profesional y la del libro de texto deben
establecer metas realistas para transformarse en una industria con una base
90% digital para 2020.”

Lo que sucederá es que los libros pueden seguir siendo un medio, pero la
lectura inevitablemente ocurrirá en diversos formatos. ¿Por qué no suponer
que los celulares pudiesen recibir cuentos que se pudiesen ir renovando por
otros nuevos una vez que fueron leídos?

Entonces, en la medida en que los dispositivos electrónicos de lectura –


notebooks, netbooks, celulares, ereaders y otros-se desarrollen, mejoren y
amplíen sus aplicaciones, y bajen sus precios, el acceso a ellos se incrementará
y la lectura digital se posicionará.

No obstante, no se puede olvidar, que esto será así en la medida que las
campañas educativas y sociales del país permitan incrementar el gusto y
motivación por la lectura, sea en el formato que sea.

Queda abierta la interrogante de si ¿será la misma sensación y experiencia leer


digitalmente?,¿ será mejor o peor?

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Estudios utilizados como fuente.

1. Nivel lector en la era de la información; OCDE año 2000.

2. Estudio Prospectivo del sector Editorial en América Latina 2020; Cerlalc


año 2008.

3. Chile y los libros; Fundación La Fuente y Adimark año 2008.

4. Noticias y entrevistas de Artes y Letras de el Mercurio.

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