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VERDADES REGISTRADOS PARA LA HISTORÍA DEL PERÚ.

LA DECADA DEL FUJIMORATO.

Tomado del libro “Enciclopedia de la Historia del Perú”, TOMO IX, La Republica,
Informática Brasa Ediciones S.A.C. De Margarita Guerra Martiniere.

El inicio de la década del 90 hacía impredecible los sucesos posteriores. Ocupaba el sillón
presidencial un personaje sin antecedentes políticos, como no fueran los universitarios; sin el
respaldo de un partido político, propiamente dicho, dado que atrás de él estaba algún personal de
la U. Agraria, grupos evangélicos que lo rodearon en la segunda vuelta y, al parecer, muchos
sectores declarados independientes. De hecho, en la composición del primer gabinete no se
reunieron figuras de relieve político, aunque ya empezaban a incrementar sus filas y muchos
ponían distancia con el FREDEMO y las demás agrupaciones políticas. Hubo rumores, sí, de la
intervención de elementos apristas en sus elección, aunque esto no se confirmó.
Es importante señalar que durante sus campaña electoral, montado en un tractor el
presidente electo siempre proclamó que no recurriría a medidas extremas como las planteadas
por Vargas Llosa en materia económica, no obstante, a poco de tomar el mando anuncio lo que se
conoció como el “fujishock”, que fue nada menos que la elevación de precios en más de 100 %, algo
muy cercano a los planes anunciados por el escritor. Fue necesario también un aumento de
salarios, pero no alcanzó a compensar el alza de precios, donde una de las características del
régimen fue el ahondamiento de la separación entre el costo de vida y las remuneraciones.
Durante estos años se celebraron los últimos acuerdos con Ecuador y Chile, en términos que
no coinciden con las expectativas nacionales, pero fue uno de sus objetivos del gobierno poner fin
a todos los problemas pendientes en esta materia. El Perú, tardíamente trató de mejorar su
imagen internacional, pero lo hizo a destiempo, cuando ya nuestros vecinos habían difundido su
versión distorsionada de los problemas, que en realidad no eran tales, simplemente se trataba de
que se aplicasen los acuerdos internacionales existentes, tal como figuraban en los documentos.
Se entró a un régimen neoliberal a ultranza en materia económica, lo que significó la
apertura indiscriminada de nuestras fronteras para el ingreso de todo tipo de mercaderías,
cualquiera sea su procedencia, lo que repercutió en una severa retracción de la industria
nacional. Dentro de este mismo modelo se minimizó la atención a los problemas sociales, por lo
cual se quiso desarticular la Seguridad Social y se dio paso libre a las AFP, que ligados a las
entidades bancarias recibirían las aportaciones de los trabajadores, para ser ellas las que
pagasen las pensiones de jubilación.
Se llegó a acuerdos con el FMI y con el BM para reinsertar al Perú como sujeto de crédito
a fin de conseguir empréstitos, lo cual le costo al país un pago durante muchos meses de casi el
integro de la exportaciones, además de obligaciones paralelas como la despedida masiva de
trabajadores públicos y de una serie de otras entidades para mejorar las utilidades de las
empresas y equilibrar el gasto público.
El sector educación y cultura resultó totalmente marginado, pues se considero el libro y los
discos como artículos de lujo, sujetos por lo tanto a los mismos impuestos que la perfumería, la
joyería, Etc. No obstante se construyeron escuelas, pero de dudosa calidad (algunas sufrieron
daños antes de empezar a funcionar) y se regalaron computadoras, que no siempre pudieron ser
utilizados por falta de energía eléctrica, desconocimiento de su manejo, imposibilidad de que los
alumnos pudieran practicar en sus hogares, Etc. Además no se mejoró el sueldo del personal de
educación, ni se contribuyó a su mejor preparación; se pusieron en práctica programas escolares
absolutamente deficientes al insistir en aspectos sino totalmente secundarios, sí improcedentes
al no darse la importancia necesaria al conocimiento en sí. Se autorizó el funcionamiento de
nuevas universidades, sin una adecuada verificación de su nivel académico.
Se consideró la educación como un objeto económico, como un producto que se ofrecía al
igual que cualquier otro bien, por lo tanto los centros educativos fueron sujetos a impuestos y a
su vez aquellos podían incluir entre sus objetivos el lucro, lo cual desnaturaliza esta actividad.
En el campo de la política se desarrollo una campaña de desprestigio de los partidos
políticos, lo cual sus frutos el 5 de abril de 1992, cuando se decretó el cierre del Congreso, por lo
cual se presentó un momento de crisis y hubo el riesgo de formarse un gobierno paralelo, pero los
partidos políticos, ya desprestigiados, no pudieron vencer la mala imagen que sobre ellos se había
difundido y el presidente Fujimori propicio la reunión de un Congreso Constituyente para
reformar la Carta de 1979. La nueva constitución mantuvo el periodo presidencial en cinco años
sin reelección inmediata. No obstante, al acercarse el cambio de gobierno, el Congreso
unicameral, concedió la reelección inmediata. Estas medidas reflejan al carácter autoritario que
cobró el régimen, pues para las elecciones del 2000 se intento la continuación en el mando, debido
a lo cual se produjo una reacción popular, pues las elecciones resultaron evidentemente
fraguadas.
Bajo, este régimen el terrorismo llego a su climax con el atentado de Tarata en Miraflores
que dejo un saldo de alrededor de 100 muertos, un edificio totalmente destruido y muchísimos en
mal estado, pero en setiembre de 1992 la actividad terrorista sufrió un fuerte golpe al
producirse la captura del jefe de Sendero Luminoso Abimael Guzmán, y otros importantes
integrantes del comendo de dicho grupo, gracias al trabajo desarrollado desde hacia ya alrededor
de tres años, por el servicio de inteligencia de la Policía Nacional, liderado por el general Ketin
Vidal. Desde esa fecha bajo la intensidad de la actividad terrorista, situación que favoreció la
imagen del régimen. En adelante los atentados serían esporádicos y menos notorios, además los
medios de comunicación les dieron menos cobertura.
Los instrumentos de persecución a los enemigos del gobierno fueron, hasta cierto punto,
sutiles, pues fue la SUNAT, mediante la amenaza de revisión de libros de cuentas de empresas
personales, la que se encargo de “tranquilizar” a la oposición.
Se percibió un ambiente creciente de corrupción en diferentes niveles de la administración,
lo que podemos considerar una de las causales del desprestigio del fujimorato y que termino por
hacerle tambalear. A esto podemos añadir la reacción de las juventudes que retomaron interés
por la vida política del país y la reacción de movimientos políticos que, ante la segunda reelección,
consideraron que debía terminar este largo periodo, lo cual ocurrió, efectivamente en setiembre
del 2000, cuando el presidente anunció la próxima convocatoria a elecciones y decidió dejar el
país, para renunciar vía fax desde Japón lugar donde se exilio.
La eminencia gris en este periodo fue Vladimiro Montesinos junto con Alberto Fujimori y su
entorno, quien desde el Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), se ocupo de la persecución
política a todas aquellas personas que resultasen molestas al régimen. Al igual al igual que en
anteriores oportunidades se empleó el soborno, la compra de voluntades o silencios, las amenazas,
etc. Para neutralizar al enemigo. Caso concreto de lo últimos son la muestre de estudiantes en
Cantuta y Barrios Altos, delito por el cual es sentenciado a más de 20 años de prisión del líder
principal del Fujimorato.

LA HISTORIA NO DEBE REPETIRSE PORQUE EL PERÚ NO ES CHACRA NI REINO


DEL FUJIMORATO Y COMPAÑÍA.

Reflexione… por los hermanos más pobres del Perú que están en la selva, la puna la
serranía, y los arenales de la costa Peruana.

El Peruano es digno, de su trabajo, emprendedor en las dificultades y valiente frente


al temor.

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