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Universidad Autónoma de Ciudad Juárez

Instituto de Ciencias Sociales y Administración


Departamento de Ciencias Sociales

Sentar las bases para una teoría del abandono

Diana Solís Labrado


93201

Sociología Contemporánea
Ensayo
Noviembre del 2010
Sentar las bases para una teoría del abandono

A lo largo de varias lecturas realizadas sobre las sociedades contemporáneas, en su mayor parte, lecturas

hechas hacia una sociedad europea, una sociedad de primer mundo, no así dejando fuera la sociedad

latinoamericana, una sociedad quizá de tercer mundo, hemos podido descubrir los rasgos característicos,

que hoy en día se presentan continuamente en una y otra parte del globo.

Partiendo de la premisa que la mayor parte de las sociedades contemporáneas comparten varios

valores a pesar de la distancia y las políticas de gobierno, tales como la decepción, el miedo, el

desencanto, el abandono, entre otros más, siguiendo esta misma línea de vacío constante, podemos

intentar sentar las bases para una teoría que abarque y explique estos rasgos característicos de las

sociedades contemporáneas.

A manera de abrir el debate para ver si es apta o explicativa, sin tratar de ser un metarrelato,

como los que han existido en el pasado, la teoría del abandono surge de la necesidad de tratar de explicar

un fenómeno que se ha estado presentando en los últimos años, y que de manera constante, va en

aumento día a día en las sociedades contemporáneas.

Aquí tan solo se tratará de dar una interpretación a lo que se presenta como teoría del abandono,

de la mano con la sociedad de vigilancia, pero en su debido momento trataremos de dar una explicación

más amplia, así como presentaciones en la vida cotidiana de éstas.

Durante pleno siglo XXI, ¿es posible pensar en una sociedad de abandono? Me parece más

pertinente que ésta surja precisamente en estos tiempos, ya sean modernos, postmoderno o

hipermodernos1, sin importar la terminología, esta sociedad que nos ha tocado vivir, experimenta día a

día nuevas formas de abandono, nuevas relaciones que se ven dañadas por el estrés global que se vive,

además del daño individual que entre crisis y guerras se ha venido desarrollando en el ser humano.

1
En varios autores se distinguen estos, el último, hipermodernidad, lo tomamos de Gilles Lipovetsky, para explicar los
tiempos de hiperconsumo, hiperindividualismo que se presentan en las sociedades contemporáneas europeas.
Así pues, se abre el cuestionamiento ¿será posible crear una teoría del abandono? Para ser

respondido en el futuro más próximo para tratar de explicar las sociedades de decepción en su tránsito a

sociedades de abandono, a manera que se encuentre la correlación y una base más solida para sustentar

dicha teoría del abandono.

Para poder recordar y ubicar el contexto que tratamos de demarcar, hablemos un poco de la

decepción como valor o rasgo de las sociedades contemporáneas. Aquí Lipovetsky nos auxiliará en tanto

fuente para justificar la creencia de la decepción permanente en la sociedad.

Si tomamos la definición que nos propone Lipovetsky sobre decepción quedaría formulada de

esta manera: “La decepción es en todo momento ese no ser del todo, esa insatisfacción existencial que

arraiga allí donde hay algo humano… la decepción moderna se ha radicalizado y multiplicado a un nivel

desconocido en la historia de Occidente” (Lipovetsky, 2008)

Aquí podemos observar la decepción, sin embargo también se encuentra latente el estado de

ansiedad, claro está, el autor nos habla desde Occidente, allí donde formula su definición, sin embargo,

en las sociedades de este lado del globo, la decepción es algo que se encuentra entre los individuos, ya

sea en tanto esfera pública como privada. Sin el afán de ser localista, se hace la observación del estado

de ansiedad tan presente en nuestra sociedad, de manera más específica por la situación de violencia y

desgobierno que se está viviendo en nuestro país, los constantes enfrentamientos, el desempleo, la crisis,

el estado de vulnerabilidad, nos lleva a un psicosis colectiva, que aunado a la decepción que previamente

se tenía en la sociedad, el estrés y la ansiedad se presentan, para no mejorar el panorama, sino dar, entre

la parte aún sana de la población, las bases para analizar las situaciones que están atorando la

tranquilidad del país, así como las oportunidades de desarrollo y justicia social. Esta parte de la sociedad

que puede ir tomando conciencia de los acontecimientos, es quizá la que pueda dar sustento a una teoría

del abandono, como respuesta al desgobierno que estamos viviendo.


Dentro de la vida privada del individuo, la decepción también se encuentra en estado latente, solo

que aquí, la decepción toma varias respuestas, o mejor dicho, varios caminos por los cuales tratar de

satisfacer la sensación de vacío que se siente, por esta misma previa decepción. El consumo es la

respuesta más inmediata, por estar en estado de decepción, ya sea de un producto o un servicio, esta se

transforma, a manera de consumismo, para tratar de llenar el vacío que se dejó en el producto adquirido

que posteriormente nos llevó al estado de decepción en el que estamos en primer lugar.

Esto es grave, pues el consumo solo trunca las verdaderas y posibles soluciones que se pueden

tener al desencanto. Sin embargo, existe algo aún todavía más grave en este desencanto de nuestras

vidas y esta es el desencanto que tenemos en nuestras relaciones interpersonales.2

Las relaciones, ya nos dice Lipovetsky, se tornan fugaces, tratando de llenar expectativas que el

individuo mismo no termina de comprender. El amor se pasa a otro contexto, ya solo se busca la

interacción, sin estar demasiado involucrado con el otro individuo, es un amor fugaz. Un amor quizá

más hedonista. No se buscan los compromisos, no se llenan las expectativas. (Lipovetsky, 2008)

Ahora bien, de este lado podemos observar la misma situación, las relaciones se tornan fugaces y

la interacción con el otro se vuelve cada vez menos profunda. Aquí también podemos observar que se

presentan los abandonos en relaciones interpersonales, tales como los divorcios, separaciones, abandono

de los adultos mayores y/o niños.

Así pues, de manera temprana, podemos ir haciendo la relación entre decepción y abandono.

Para que una individuo decida abandonar una relación, incluso personas dependientes, como lo serían en

este caso los niños, se requiere una previa decepción, una vez desencantados, es más sencillo

desprenderse, lo cual va haciendo las relaciones interpersonales cada vez más deficientes y un tanto

vacías, vista a manera de inversión, a manera de pasar un tiempo de encanto, luego desencanto.

2
En esta parte, el texto base es el ya mencionado de Lipovestky, sin embargo, éste se refiere a las relaciones de las
sociedades europeas, así más específico de los franceses, así que solamente tomaremos el libro base, y trataremos de sacar
conclusiones de la experiencia en las relaciones de estas sociedades latinas.
En la esfera pública, podemos encontrar también el desencanto en tanto política. Si bien, antes

era más visible la participación o fidelidad con alguna posición política, ahora este desencanto nos ha

llevado a una sociedad donde la política va pasando a un tercer plano. Ya no existe ese compromiso

político, ni fidelidad a la ideología adoptada, existe más bien, una flexibilidad política. Si bien ya sea por

la falta de confiabilidad de los partidos políticos o autoridades en sí, el desencanto se hace presente, así

mismo, la correlación que hacía anteriormente, el desencanto de la política ha hecho abandonar el

compromiso político, dejando a la deriva a una sociedad que más ahora que nunca necesita un

compromiso político fuerte, por las situaciones actuales que se viven de manera global, repercuten de

manera local.

Siguiendo esta misma línea, entre política, decepción y abandono, podemos observar dentro de

aquellas ayudas sociales que brindan los gobiernos a los menos favorecidos, que incluso esta ayuda es

más un abandono para hacer exclusión.

Esta exclusión es prueba latente del abandono que se practica por parte del Estado para aquellos

“…seres humanos que ni encajan ni se les puede encajar en la forma diseñada” (Bauman, 2005)

La marginación será casi siempre la respuesta a los problemas económicos que causan los

individuos menos favorecidos al Estado. Y es quizá, porque es más sencillo terminar, exterminar o

marginar a los desvalidos que implementar todo un sistema que los incluya, pues esto sería tratar de

terminar con el sistema que actualmente nos rige. Si bien en un momento, la presencia de pobreza era

necesaria para hacer funcionar un sistema económico, ésta pronto se desbordó, haciendo, si no

imposible, una tarea muy difícil, dar lugar a estos abandonados de la sociedad.

Habría que preguntarnos ahora, ¿qué tan necesario sigue siendo la existencia de clases menos

favorecidas? Es posible que sigan siendo necesarias, puesto que sirve de muchos puntos estratégicos, por

una parte, mantiene la sociedad activa más ligth, con las campañas de ayuda, que más que ayuda parece
espectáculo, donde el consumo, ya sea pulseritas para ayudar a los menos favorecidos o estampitas en

nuestros carros. Esta ficción de ayuda humanitaria, permite al sistema seguir haciendo otra serie de

políticas que puedan seguir controlando a la sociedad, sin que esta se pueda dar cuenta, un pueblo que

quizá viva en la ignorancia, y no tanto a manera de ignorancia, sino de apatía política, falta de verdadero

compromiso social, más enfocado simplemente a una ayuda humanitaria por medio de una campaña, que

a la vez sigue sirviendo para segregar a las clases. No lo digo con certeza, pero estas formas de ayuda-

segregación, pueden ser también una manifestación de nuevas políticas de abandono. Abandono a los

pobres, a los underclass, que no pueden ser encajados, por tanto, es mejor exterminarlos o marginarlos.

Ahora bien, con este pequeño contexto donde planteamos a las sociedades contemporáneas con

un desencanto en casi todos los ámbitos de su vida, tanto pública como privada, así como de algunos

valores que va adquiriendo la sociedad en tanto ayudas humanitarias, el darlo todo, sin estar muy cerca o

en contacto con la verdadera realidad, podemos tratar de aceptar la premisa que nos muestre la

correlación entre decepción y abandono.

El abandono como causa directa de la decepción, así mismo, como simple consecuencia de una

decepción, así pues, se cerraría el círculo que los relaciona a ambos conceptos tan ligados a las

sociedades contemporáneas.

Sería también interesante ver si el abandono se puede plantear como alfa/omega de varias de las

situaciones que en la actualidad se viven o sobreviven por parte de las sociedades del mundo.

Recordando pues, que no se trata de darle una orientación totalmente explicativa al abandono, podemos

usar la flexibilidad del concepto para tratar de explicar la correlación que existe entre éste y los demás

valores que se presentan como signos característicos de las nuevas sociedades contemporáneas.
Ahora, hablando sobre abandono: “Debemos entender la política de abandono como aquello que

es capaz de instrumentalizar y operativizar la idea del desgobierno de la ciudad” (Robles, El desgobierno

de la ciudad y la política de abandono Miradas desde la frontera norte de México, 2007)

Esto, como nos lo menciona Herrera, se torna un problema social grave, puesto que este

abandono que se sufre en la ciudad, no solamente aquí, sin embargo es donde nos enfocaremos un poco

más, presenta varias consecuencias del abandono, tales como la violencia como subcultura, la

precariedad, la marginación, la corrupción y la impunidad. (Robles, El desgobierno de la ciudad y la

política de abandono Miradas desde la frontera norte de México, 2007)

No ahondaremos mucho en las consecuencias que estas representaciones del abandono traen

consigo, puesto que este trabajo es meramente para tratar de sentar bases para dar inicio a una teoría del

abandono. Sin embargo, si cabe mencionar el daño que crean esas representaciones en la sociedad en sí.

Un estado continuo de alarma, puesto que con la marginación, la precariedad, traen consigo, una serie de

situaciones violentas, a fin de tratar de cambiar la situación de quienes se encuentran en estado de

marginación o pobreza. No es justificación, es simplemente la expresión de la falta de políticas públicas

y espacios recreativos que se tienen que dar a lugar, para evitar que todos estos malestares sigan

perpetuandose en las sociedades contemporáneas.

Ahora pasemos hablar un tanto de la sociedad del abandono. Este tipo de sociedad, se puede

presentar como la sociedad que debido a una serie de desencantos, decide abandonar, optar por esta

acción como filosofía de vida. Abandono de escuela, de hogar, de empleo, niños, familia, esposos,

esposas, en fín, una serie de abandonos, a tal manera que se puede llegar a confundir el abandono de una

relación humana con el abandono de un objeto o servicio que simplemente no cumplió con sus deberes

de satisfacción hacia el individuo.


Las representaciones sociales de este abandono se manifiestan principalmente en las tasas de

divorcio, de abandono de menores, deserción escolar, ausentismo laboral, entre otros tantos. (Robles, La

sociedad del abandono Ensayo sobre la vigilancia anticipada en las sociedades contemporáneas, 2010)

“…la condición de abandono puede encontrarse dentro de las llamadas sociedades de clases entre

ricos, pobres y clase media, al igual que en los niños, adolescentes, jóvenes adultos y ancianos… se hace

más patente entre los grupos sociales vulnerables (niños, ancianos y mujeres, o entre la clase trabajadora

de obrereos y jornaleros agrícolas)”

Aunque es interesante ver como se pueden optar por políticas de abandono ante cierta situación,

es también de suma importancia notar la existencia de individuos abrumados por los conflicos actuales,

a tal punto que el individuo opta por excluirse y marginarse. (Robles, La sociedad del abandono Ensayo

sobre la vigilancia anticipada en las sociedades contemporáneas, 2010)

Ahora también debemos ver, que esta transcición o paso de las sociedades de decepción a la

sociedad del abandono, va muy ligada de la mano a algo llamado desgobierno: “El desgobierno no niega

la existencia de las autoridades locales, estatales y federales, pero evidencía la poca gestión de los

asuntos públicos de la ciudad” (Robles, El desgobierno de la ciudad y la política de abandono Miradas

desde la frontera norte de México, 2007)

En fin, este es el preámbulo para poder dar inicio a una serie de ideas que deseen aportar análisis

y reflexión, para ir hacia una teoría del abandono, que de ser posible, reuniría todos los valores que hoy

rigen a la sociedad como característica o rasgo de la sociedad contemporánea.

Es difícil hablar de abandono, pues es algo que de manera frecuente vivimos, directa o

indirectamente, sin embargo, es importante, puesto que el abandono va delineando a las próximas

generaciones, pues quizá si en estos momentos el abandono es escandaloso, en generaciones futuras, de

no hacer nada en este presente próximo, el abandono será el credo de la sociedad, dejando fuera a miles
de marginados que no encajan, solo se marginan, así como también debe preocuparnos si acaso existe

una política de vigilancia, pues sería un quiebre a nuestra libertad como seres humanos.

Al ser constantemente vigilados, anticipadamente, com maneja Herrera, es más probable que la

sociedad no vaya en mejoras, sino en retroceso, puesto que la vigilancia es una privación de la libertad

del ser humano.

Se deberán analizar y proponer nuevas formas o conceptualizar de mejor manera el abandono y

la vigilancia. En nuestra socieadad contemporánea, el abandono no puede permear nuestras vidas, pues

nos llevará inevitablemente a un descontrol en tanto relaciones interpersonales como en políticas

públicas que vean por la mejoría de la sociedad.

No podemos vivir entre abandono y vigilancia, sin embargo se necesita fortalecer esta teoría para

así explicarnos como sociedad.

Las bases se han sentado, ahora solo falta abrir el debate y comenzar a trabajar esta idea de teoría

de abandono, para al menos así contrarrestar el abandono, y de este mismo, sacar algo positivo, que nos

ayude a encontrar mejorías en este mundo global local que nos tocó vivir.
Bibliografía

Bauman, Z. (2005). Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias. Barcelona: Paidós Ibérica.

Lipovetsky, G. (2008). La sociedad de la decepción. Barcelona: Anagrama.

Robles, L. A. (2007). El desgobierno de la ciudad y la política de abandono Miradas desde la frontera


norte de México. Juárez: UACJ.

Robles, L. A. (2010). La sociedad del abandono Ensayo sobre la vigilancia anticipada en las
sociedades contemporáneas. Juárez: El Colegio de Chihuahua.

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