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HASP

Salió en la tele

La imagen ( física) que todos queremos tener está vinculada con


los estereotipos televisivos, ya que gran parte de nuestra
sociedad considera a este medio-comunicativo, como una fuente
de referencia infalible. Si sale en la tele, tiene validez. Y es
entonces por lo que debemos informarnos acerca de lo que se
proyecta día con día en la televisión. Buscar la crítica.

El problema de esta era, la era de la comunicación, es que


cada vez estamos siendo más bombardeados con información que
si bien es muy necesaria, ésta se está convirtiendo en un mar
cuyos vientos soplan para intereses particulares. Al parecer este
es el caso de la obesidad. No hay duda que tenemos problemas
de obesidad, que hay una mala alimentación pero no debemos
olvidar que el problema tiene mucho que ver con lo que se
presenta en la tele, ahí es donde los niños y familias toman
referencia, y paradójicamente toman el estereotipo de belleza
funda en la apariencia física -cuerpos altamente trabajados por el
ejercicio y uno que otro medicamento o cirugía- pero a la vez,
también observan los comerciales de coca-cola, de botanas
grasos que ayudan a la convivencia de la gente, es decir
encontramos jóvenes con una belleza -puede cuestionarse claro-
deseable que consumen coca-cola o pizzas o hamburgueses y
que, misteriosamente, no padecen ningún mal predicho por los
expertos en salud que ya antes levantaron sus dedos
condenatorios a esos productos, además de que han
propugnando por una eutrofia: verduras, leche, poca carne, etc.

Nuestra sociedad, opta por ambas, quiere comer lo que


implicaría una unión familiar o de amigos, es digámoslo, el medio
que amalgama la diversión, el conditio sien qua non para la
fiesta, pero a su vez, quiere ser como esos mismos modelos que
ofertan los productos: delgados, musculosos, con muchas novias
o novios, etc. Y no se puede servir a dos amos, si nos dejamos
llevar por la esas imágenes, inevitablemente caeremos en la
frustración en el caso de nuestra mente, y no menos grave, en un
daño físico por consumir cuanta pastilla anti-grasa ofrezcan. Pues
no hay medicamento aún que elimine todo lo que nos hemos
comido en un mes o toda una vidad

Es muy complicado regular la alimentación, porque


entraríamos en el campo de las libertades y de muchos intereses
económicos, pues restringir a las televisoras de su publicidad
violaría las libertades del libre comercio que tan arduamente ha
ganado el capitalismo exacerbado, sin embargo lo que se si
podemos hacer, es fomentar la connivencia de saberes, no
solamente ser un tele-pata como lo escribió Giovanni Sartori
(1997) en su Homo videns, sino un agente activo que cuestiona el
oropel de la publicidad. Sólo así podremos combatir el incesante
ataque a nuestra percepción de lo que debemos comer y de cómo
debemos vernos.

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