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Política fiscal.

Política relacionada con la imposición o tarifas impositivas y el gasto público. Cuando se reducen los
impuestos o se aumenta el gasto público para estimular la demanda agregada, se dice que la política fiscal es
expansiva. Cuando se aumentan los impuestos o se reduce el gasto público, se dice que la política fiscal es
restrictiva. La política fiscal y la política monetaria (que se encarga de controlar la oferta monetaria) son las
dos actividades más importantes de la política económica global de un gobierno.

Para diseñar la política fiscal, el gobierno debe tomar una serie de decisiones sobre la cuantía de los impuestos
directos, como el impuesto sobre la renta, y de los impuestos indirectos, (como el impuesto sobre el valor
añadido). También debe determinar la suma de gastos corrientes de la administración, (como los salarios de
los funcionarios públicos) y cuánto hay que gastar en los distintos bienes y servicios, como en construcción de
hospitales o de carreteras.

Muchos gobiernos deciden gastar más de lo que ingresan, e incurren en déficits presupuestarios que pueden
financiarse emitiendo dinero o deuda pública. Si se opta por emitir dinero se crearán tensiones inflacionistas;
si se opta por emitir deuda pública se puede presionar al alza los tipos de interés. La emisión desmedida de
dinero en Latinoamérica durante la década de 1980, generó graves niveles de inflación.

Al tomar decisiones sobre la política fiscal los gobiernos están sometidos a influencias de índole política,
como estimaciones sobre el volumen que debe tener el sector público o cuál será la reacción de la población
ante una determinada decisión, y en su intención estará la reducción de bolsas de fraude y evitar que se
produzcan otras. En la creciente economía integrada mundial, las empresas adoptan sus decisiones de
localización en función de los posibles beneficios fiscales que prometan los gobiernos y de los distintos
regímenes fiscales de cada país. En sus decisiones los gobiernos también deben tener presentes las tarifas
impositivas de instituciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI, cuyos préstamos a
los países menos industrializados suelen condicionarse al cumplimiento de determinadas medidas fiscales) o a
los compromisos internacionales (como las contribuciones a las Naciones Unidas o al presupuesto de la Unión
Europea, Organización de Estados Americanos y otros organismos internacionales). Los gobiernos deben
tener en cuenta también el grado de desempleo o de crecimiento económico, presentes y futuros del país,
porque estas variables determinarán la cantidad de ingresos que se podrán obtener mediante los impuestos y
los gastos necesarios para mantener el Estado de bienestar. Para afrontar los errores en las previsiones, en los
presupuestos suele haber una partida de reserva para atender a gastos extraordinarios o a un menor nivel de
ingresos impositivos.

Gasto público.

Es la magnitud de los recursos empleados por el Estado, para cumplir sus funciones. Como las
necesidades colectivas crecen de tal forma que no hay recursos para satisfacerlas, el Estado debe
jerarquizar sus funciones. La forma que adopta la estructura del gasto público está condicionada
socialmente, debe responder a los fines de la política estatal y en los países altamente industrializados es
diferente a lo de las naciones dependiente o en vías de desarrollo al igual que en una economía de
guerra, que es distinta a la de ese mismo país en época de paz.

Conforme se incrementan las funciones del Estado crece el gasto público, que se ha convertido en un
importante instrumento de la política económica. El Estado devuelve a la comunidad, mediante el gasto,
aquellas cantidades que obtuvo de ésta bajo la forma de bienes y servicios como: alumbrado público,
vigilancia y seguridad, salud, educación comunicaciones y obras de infraestructura.

Las finalidades del gasto público son el desarrollo económico, la seguridad y protección social y la elevación

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del novel de vida. A pesar de que la tendencia de este gasto es ascendente, nunca cubrirá todas las necesidades
sociales, pues éstas se incrementan al aumentar la población. Además. El ser humana aspira a elevar su nivel y
por ello las comunidades demandan del Estado una mayor cantidad y una mejor calidad de servicios como
escuelas, hospitales, vías de comunicación etc., lo que implica un creciente gasto público, limitado por los
recursos de que dispone el gobierno y que impone la necesidad de priorizar y jerarquizar el gasto público.

Clasificación del gasto público.

Los rubros del gasto público, por ser muchos se clasifican de acuerdo con las necesidades del análisis, las más
usuales son:

Gastos ordinarios. Su carácter es normar para administrarlos y por lo tanto se pueden prever y presupuestar
oportunamente, mientras que los gastos extraordinarios son las erogaciones que se efectúan en situaciones
especiales.

Gastos efectivos. Representan una erogación de los recursos monetario del Estado, es decir, implica
desembolsar una cierta cantidad de dinero .

Gastos virtuales. Sólo quedan generalmente registrados en los libros, sin que exista verdaderamente
transferencia monetaria.

Gastos reales. Comprenden los egresos para adquirir bienes y servicios.

Gastos de transferencia. Otorgan poder de compra a un sector tomando de otro; la transferencia puede ser
gratuita o un medio de pago por derechos de propiedad existente. Los gastos de transferencia se dividen por su
importancia en: subsidios y pagos de interés.

Gastos forzosos. Son todos los gastos imprescindibles e inaplazables. Los gastos optativos son por su propia
naturaleza se pueden aplazar.

Gastos corrientes. Representan el costo de la administración, las transferencias al consumo, etc. los gastos de
capital son los que se destina a las obras públicas, construcciones directas, transferencias para la inversión etc.

Gastos de preservación. Están encaminados a mantener las condiciones de la vida ya existentes, y los gastos
para el mejoramiento de la vida buscan elevar los actuales niveles de vida.

Gastos directos. Son erogaciones del Estado efectuadas como contraprestación a los bienes y servicios
recibidos.

Otras categorías son: gastos de consumo, gastos de las fuerzas armadas y de la administración de justicia,
gastos indierectos o también denominado funcional, gasto de ramos de la administración pública.

Objetivo y efectos del gasto público.

A través del gasto público el estado puede influir par logra los propósitos de su política económica, de manera
general este gasto tiende a incrementar la producción, porque significa un aumento en la corriente de la
circulación de los medios adquisitivos.

Mediante los subsidios, el Estado busca estimular la producción en aquellas áreas socialmente necesarias y
que están descuidadas. Por su parte los empréstitos que financian el gasto público han sido duramente
criticados, al afirmar que los pagos de las amortizaciones y de los intereses son una pesada carga para los
países deudores. Sin embargo, un empréstito externo adiciona realmente recursos para invertir, lo que permite

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un aumento potencial de la producción.

Los efectos del gasto público en la distribución se determinan por la forma en que éste proporcionada a los
individuos los ingresos monetarios y los bienes o servicios los cuales satisfacen sus necesidades. En virtud de
que el Estado capta sus recursos mediante el sistema impositivo, puede contribuir a redistribuir la riqueza
generada.

La forma y producción con que se distribuye el gato público representa el grado de influencia que tienen en el
desarrollo los aspectos moral, cultural, de seguridad, de salud y político. El examen de la estructura del
presupuesto de gastos permite conocer los propósitos que animan al Estado.

Política monetaria creditistica.

Crédito, en comercio y finanzas, término utilizado para referirse a las transacciones que implican una
transferencia de dinero que debe devolverse transcurrido cierto tiempo. Por tanto, el que transfiere el dinero se
convierte en acreedor y el que lo recibe en deudor; los términos crédito y deuda reflejan pues una misma
transacción desde dos puntos de vista contrapuestos.

Clases de crédito

Los principales tipos de crédito son los siguientes: créditos comerciales, que son los que unos fabricantes
conceden a otros para financiar la producción y distribución de bienes; créditos a la inversión, demandados
por las empresas para financiar la adquisición de bienes de equipo, las cuales también pueden financiar estas
inversiones emitiendo bonos, pagarés de empresas y otros instrumentos financieros que, por lo tanto,
constituyen un crédito que recibe la empresa; créditos bancarios, que son los que concede un banco y entre los
que se podrían incluir los préstamos; créditos al consumo o créditos personales, que permiten a los individuos
comprar bienes y pagarlos a plazos; créditos hipotecarios, destinados a la compra de bienes inmuebles,
garantizando la devolución del crédito con el bien inmueble adquirido; créditos que reciben los gobiernos
(centrales, regionales o locales) al emitir deuda pública; y, por último, créditos internacionales, que son los
que concede un gobierno a otro, o una institución internacional a un gobierno, como es el caso de los créditos
que concede el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo, o Banco Mundial.

Funciones que cumple el crédito

La principal función consiste en transferir el ahorro de unos agentes económicos a otros que no tienen
suficiente dinero para realizar las actividades económicas que desean, como por ejemplo, cuando un banco
utiliza los depósitos de sus clientes para prestarle dinero a un individuo particular que quiere comprarse una
casa, o a un empresario que quiere ampliar su negocio. Esta transferencia de dinero es temporal, y tiene un
precio que se denomina interés, que depende del riesgo de la operación que se vaya a financiar y de la oferta y
demanda de créditos.

La existencia de créditos es indispensable para el desarrollo económico. Permiten invertir en actividades


productivas el ahorro de individuos que, de no existir la posibilidad de transferirse a otras personas, no se
aprovecharía. Una de las principales diferencias entre los países más pobres de África, Asia y América Latina
y los países industrializados reside en cómo aprovechan estos últimos el ahorro generado en sus economías
mediante la utilización de créditos. La existencia de créditos sería imposible si las personas no confiaran en
las instituciones crediticias y sin la existencia de tribunales que garanticen el cumplimiento de los contratos.
Cuando estas condiciones no se cumplen, como ocurre en muchos países poco industrializados, es normal que
las familias guarden sus ahorros en lugar de cedérselos a otras personas para que los inviertan en actividades
rentables. Pero, sin créditos, no se pueden emprender las grandes inversiones ni crear las empresas a gran
escala, imprescindibles para aumentar el nivel de vida y alcanzar un grado de desarrollo importante.

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La utilización de créditos también permite realizar las complejas operaciones que llevan a cabo las empresas
modernas sin necesidad de utilizar dinero. Las operaciones se llevan a cabo mediante documentos escritos
entre los que cabe destacar las letras de cambio, órdenes de pago, cheques, pagarés de empresa y bonos. Estos
son, en general, títulos valores, que por ley pueden transferirse al igual que el dinero. Cuando el emisor de un
título valor no desea que el acreedor sea una persona distinta a la que ha designado en el documento, escribe
sobre éste la anotación 'no negociable', de forma que el título no es transferible.

Emisión de créditos

Los acreedores a veces no exigen otra garantía a los deudores que su palabra y su capacidad demostrada para
hacer frente a sus compromisos financieros. En algunos países, como en Estados Unidos, existen registros
informáticos que reflejan la solvencia financiera de las personas. A veces se exige que una tercera persona
(avalista) garantice el pago del crédito, mediante un aval. Otras veces, la persona que desea obtener un crédito
tiene que garantizar el pago con un bien, aportando una garantía subsidiaria. Los bonos que emite una
corporación suelen respaldarse con una hipoteca sobre parte o la totalidad de los bienes de la corporación.
Cuando se emite deuda pública, es decir, cuando el Gobierno pone en circulación, por ejemplo, bonos, no
suele existir ninguna garantía y los compradores de éstos se tienen que fiar de la capacidad de pago de la
administración, gracias a los ingresos que obtiene con los impuestos, aunque también se tendrá en cuenta la
estabilidad política. Cuando se realizan compras a plazos, el vendedor puede conservar la propiedad hasta que
se haya desembolsado la totalidad del precio, o imponer una hipoteca sobre el bien. Por otra parte, cuando se
depositan los ahorros en un banco se puede considerar que se está otorgando un crédito al banco, que a su vez
utiliza estos depósitos para conceder préstamos a otros individuos, por lo que el banco está obligado por ley a
remunerar estos depósitos.

Control del crédito

Las primeras instituciones de crédito fueron las casas comerciales de la época renacentista, como la de los
Médicis; más tarde surgieron los bancos como entidades crediticias, y en tiempos actuales otras instituciones
de crédito, entre las que se encuentran corporaciones privadas, la bolsa o mercado de valores, las cajas de
ahorro y todas las demás instituciones de crédito. El desarrollo de los sistemas bancarios nacionales
incrementó las facilidades crediticias de las economías modernas.

Los tipos de interés que cobran los bancos dependen del tipo de descuento, que es el tipo de interés que cobra
el banco central cuando presta dinero a los bancos comerciales. Este tipo de descuento pretende controlar el
volumen del crédito bancario. Tiempo atrás no era necesario ejercer este control cuando el sistema monetario
internacional se regía por el patrón oro y el tipo de descuento dependía de la cantidad de oro disponible; si
aumentaba el tipo de descuento se producía una entrada masiva de oro que hacía caer el tipo; de igual manera,
si disminuía el tipo se producía una salida masiva de oro del país. Entre 1931 y 1936 todos los países
abandonaron el patrón oro. Hoy los gobiernos utilizan varias medidas para controlar la cantidad de crédito
existente en una economía (como por ejemplo la obligación de mantener un mínimo porcentaje de los
depósitos en reserva o periodos de amortización limitados, entre otros); a su vez, los sistemas monetarios
dependen de la cantidad de crédito que se mueva.

El mecanismo de control de crédito queda reflejado por las operaciones que llevan a cabo los bancos
centrales, que controlan el volumen de créditos de la economía comprando deuda pública, estableciendo el
tipo de descuento y, de esta manera, provocan que los créditos sean más o menos caros.

Impuestos, tributo exigido en correspondencia a una prestación que se concreta de modo individual por parte
de la administración pública y cuyo objeto de gravamen está constituido por negocios, actos o hechos que
ponen de manifiesto la capacidad contributiva del sujeto pasivo (sujeto económico que tiene la obligación de
colaborar), como consecuencia de la posesión de un patrimonio, la circulación de bienes o la adquisición de
rentas o ingresos.

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El legislador intenta establecer impuestos sobre quienes pueden pagarlos, es decir, aquéllos que tienen
capacidad económica para soportarlos. La capacidad económica depende de la riqueza, que se manifiesta por
la posesión de un patrimonio o la obtención de una renta. De ahí que los impuestos sobre la renta y el
patrimonio sean impuestos directos porque gravan la riqueza en sí misma. Pero la riqueza de un individuo
puede manifestarse de forma indirecta a través de su propia utilización, que puede ser gravada por un
impuesto indirecto, como los de transmisión o circulación de bienes, o los que gravan el consumo, si bien
estos últimos pueden establecer discriminaciones en perjuicio de los más débiles en el plano económico, que
de esta forma pagarán la misma cantidad de impuestos indirectos que los de mayor poder adquisitivo. De ahí
que un sistema impositivo será tanto más justo cuanto más descanse sobre una base de impuestos directos.
Pero existe la propensión por parte de los estados de incrementar los impuestos indirectos por la mayor
facilidad y cuantía de su recaudación. Considérese por ejemplo el impuesto que grava la gasolina, que está
incorporado en su precio al adquirirla.

Por otra parte, son impuestos objetivos los que gravan una determinada riqueza sin tener en cuenta la situación
personal del sujeto pasivo, por ejemplo el que se aplica en la fabricación de bebidas alcohólicas. Los
subjetivos, en cambio, tienen en cuenta de una u otra forma la situación personal del contribuyente a la hora
de determinar su existencia y cuantía.

Los impuestos son reales si gravan una manifestación de riqueza esperada u objeto imponible sin ponerla en
relación con las condiciones económicas de una determinada persona. El sistema de imposición real considera
uno por uno los bienes productores de renta y grava por separado los ingresos netos que se derivan de cada
uno de ellos: tierras, casas o fábricas entre otros; en su conjunto también se les denomina de producto. Son
personales los que gravan una manifestación de la riqueza que no puede ser estimada sin ponerla en relación
con una determinada persona. De acuerdo con estos criterios, serán impuestos personales el impuesto sobre la
renta de las personas físicas, el impuesto de sociedades y el de patrimonio; y son reales o de producto el
impuesto de bienes inmuebles (sean rústicos o urbanos) y los rendimientos del trabajo o del capital, entre
otros.

Por último los impuestos son instantáneos, si el hecho que los origina se agota por su propia naturaleza en un
cierto periodo de tiempo y es tenido en cuenta por la ley sólo en cuanto se ha realizado por completo, o
periódicos, si el hecho que los origina es una situación o estado que se prolonga de un modo indefinido en el
tiempo.

Combinando estos criterios, los distintos ordenamientos jurídicos suelen establecer la estructura de su sistema
impositivo, de manera que no pueda hablarse en general de impuestos, sino que habríamos de remitirnos en
cada caso a un país y a un impuesto concreto. En la medida en que tales impuestos responden al principio
constitucional de tributación con arreglo a la capacidad económica de los sujetos pasivos, se acercan a una
justicia distributiva, es decir, responden a la redistribución de rentas que son asignadas por el poder político
para hacer más justa una sociedad, vigilando que el criterio de solidaridad sea racional y no influya
negativamente en el desarrollo y fomento de la riqueza y bienestar común o iguale condiciones de satisfacción
de forma no proporcional en función de sus méritos y el esfuerzo que despliegan en la producción de la
misma.

Liquidez, en economía, grado de disponibilidad con la que los diferentes activos pueden convertirse en dinero
(el medio de pago más líquido de todos los existentes). Una cuenta corriente en un banco tiene mucha mayor
liquidez que una propiedad inmobiliaria. Un individuo o una empresa que tenga todos sus activos en efectivo,
o en títulos valores o instrumentos negociables de fácil disposición tiene una posición de liquidez. La liquidez
internacional está determinada por la cantidad de oro, monedas fuertes y medios de pago internacionales como
los Derechos Especiales de Giro (DEGs) o la Unidad de Cuenta Europea (ECU) que se utilizan para financiar
el comercio internacional. El coeficiente de liquidez de una empresa viene dado por el porcentaje de activos
líquidos sobre pasivos; para un banco, éste estará determinado por la proporción de activos en efectivo sobre
el total de activos, y a veces está sujeto a la regulación gubernamental. La preferencia por la liquidez, definida

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por John Maynard Keynes, es la preferencia por el dinero en efectivo frente a la posesión de acciones, bonos y
otros activos y se produce cuando los tipos de interés son muy bajos. Keynes utilizó este concepto para
explicar la Gran Depresión, afirmando que con tipos de interés bajos los aumentos de la oferta monetaria no
impulsaban la inversión y reducían todavía más los tipos. En estos casos, la posición de liquidez será elevada,
pero el nivel de actividad económica será bajo.

Redescuento, Nuevo descuento de valores o efectos mercantiles adquiridos por operación análoga. En
comercio, es la reducción del precio de un bien. Los descuentos se suelen hacer al pagar cuando se recibe la
mercancía (pronto pago) o cuando se abona en un periodo de tiempo determinado. Los descuentos por
volumen de compra se conceden a aquellos compradores que adquieren grandes cantidades. Los descuentos
comerciales se conceden a los mayoristas y a otros grupos comerciales para que cubran los costes de
determinadas funciones, como la de almacenaje y la de comercialización.

En finanzas, los descuentos son primas o bonificaciones que se dan al comprador de pagarés, letras de cambio
o cualquier otro título de crédito antes de la fecha de vencimiento. Estos descuentos consisten en reducciones
del valor nominal del instrumento financiero, y se efectúan en el momento de la compra. Las principales
agencias que llevan a cabo descuentos comerciales son los bancos comerciales y, en algunos países,
determinadas instituciones financieras especializadas en estas prácticas. Cuando el título valor vuelve a
ponerse en circulación, por un banco o por una institución financiera, y se le vuelve a aplicar un descuento, se
dice que se redescuenta.

Cuando el título valor vence, los tenedores de dichos pagarés y letras reciben la totalidad del valor nominal
del título que presentan al cobro; por lo tanto, la práctica de descontar letras y pagarés es, de hecho, un medio
de dar créditos bajo la forma de préstamos, pues se considera el descuento como una especie de pago del
interés sobre los préstamos. Los tipos de descuento y redescuento los establecen los bancos comerciales y las
instituciones financieras dependiendo de la oferta relativa de dinero disponible para préstamos comerciales.
En aquellos países en los que el sistema bancario está centralizado, los tipos de descuento y redescuento los
establecen, mayoritariamente, los bancos centrales.

Banco central

Entidad que controla el funcionamiento bancario y el sistema monetario de un país. La composición del banco
central varía según los países; la mayoría tiene un único banco central, pero los países de África occidental
que eran antiguas colonias francesas comparten entre todos un mismo organismo bancario, mientras que en
Estados Unidos el sistema de la Reserva Federal está compuesto por 12 bancos regionales. La política
monetaria que lleva a cabo un banco central depende en gran medida de la política fiscal que esté
desarrollando el gobierno, cuyo grado de influencia sobre el banco central es variable, al igual que los poderes
y la independencia que tiene este último; por ejemplo, el Bundesbank de Alemania es más independiente con
respecto al gobierno, que el Banco Central de Nueva Zelanda que, a su vez, es más independiente que el
Banco de Inglaterra. El Banco de España goza de total autonomía a raíz de la reforma legal que se llevó a
cabo a principios de la década de 1990. Los bancos centrales también están sujetos a control por parte del
Banco de Pagos Internacionales. En todos los países de Latinoamérica existen bancos centrales.

Cada banco central tiene diferentes márgenes de maniobra y responsabilidades pero, en general, todo banco
central cumple las siguientes cinco funciones: en primer lugar, son el banco del gobierno, el cual deposita sus
ingresos en el banco central, y los gastos se pagan a través de las cuentas que tiene abiertas en él, donde
también se depositan las reservas de oro y divisas. Cuando un gobierno tiene que endeudarse, puede acudir a
la financiación del banco central o emitir deuda pública, siendo el banco central quien se encarga de vender
los bonos, pagarés u obligaciones. En segundo lugar, el banco central controla el sistema bancario del país
mediante instrumentos legales y recomendaciones a los bancos. En tercer lugar, es banco de bancos, por lo
que la banca privada acude al banco central cuando necesita préstamos. En cuarto lugar, el banco central actúa
en caso de bancos que tienen dificultades financieras o no tienen suficiente dinero para devolver los depósitos,

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llegando a su intervención; esto no significa que el banco central esté obligado a garantizar los depósitos de
todos los bancos. Para evitar que los bancos tengan que recurrir al banco central, este último obliga a los
primeros a mantener cierto porcentaje de los depósitos en reservas depositadas en el banco central. Por último,
el banco central diseña y dirige la política monetaria del país, controlando la oferta monetaria y emitiendo las
unidades monetarias necesarias para el buen funcionamiento de la economía, pero siempre teniendo en cuenta
su objetivo de inflación. Esta política monetaria tiene que ser acorde con la política fiscal del gobierno, que la
controlará emitiendo más o menos dinero y fijando los tipos de interés.

Banca o sistema bancario, conjunto de instituciones que permiten el desarrollo de todas aquellas transacciones
entre personas, empresas y organizaciones que impliquen el uso de dinero.

Dentro del sistema bancario podemos distinguir entre banca pública y banca privada que, a su vez, puede ser
comercial, industrial o de negocios y mixta. La banca privada comercial se ocupa sobre todo de facilitar
créditos a individuos privados. La industrial o de negocios invierte sus activos en empresas industriales,
adquiriéndolas y dirigiéndolas. La banca privada mixta combina ambos tipos de actividades. En el siglo XIX
fueron muy comunes los bancos industriales, aunque éstos han ido perdiendo fuerza a lo largo del siglo XX en
favor de la banca mixta. Dentro de la banca pública debemos destacar, en primer lugar, el banco emisor o
banco central, que tiene el monopolio de emisión de dinero y suele pertenecer al Estado. Asimismo, destacan
las instituciones de ahorro y dentro de éstas, en España, las cajas de ahorro.

Banco de México.

El Banco de México nace en 1925, cuando se efectúa el mandato constitucional de centralizar la emisión de
billetes bajo el control del gobierno federal.

El Banco de México es el Banco Central de la Nación y su finalidad es emitir moneda, poner en circulación
los signos monetarios y procurar condiciones creditisticas y cambiarias favorables para la estabilidad del
poder adquisitivo del dinero, el desarrollo del sistema financiero y en general, el sano crecimiento de la
economía nacional.

Sus funciones son:

• Regular la emisión y circulación de la moneda, el crédito y los cambios.


• Operar las instituciones de crédito como banco de reserva y acreditan de última instancia, y regular el
servicio de Cámara de Compensación.
• Presentar servicios de tesorería al gobierno federal.
• Asesorar al gobierno federal en materia económica.

El Banco podrá emitir los billetes o encargar eso a terceros. Asimismo, cambiará a la visita de los billetes y
monedas metálicas que ponga en circulación por otros de la misma o distinta denominación.

Para realizar sus funciones el Banco de México tiene la facultad de:

• Recibir depósitos bancarios de moneda nacional por el gobierno estatal o federal de dependencias y
empresas cuyo objeto principal sea la intermediación financiera.
• Recibir depósitos de moneda extranjera.
• Emitir bonos de regulación monetaria.
• Obtener créditos de personas morares domiciliadas en el extranjero.
• Constituir depósitos bancarios de dinero.
• Otorgar créditos al gobierno federal.
• Operar con bonos bancarios con valores a cargo del gobierno federal.
• Realizar pagos o cobros que el gobierno federar requiera hacer en el extranjero.

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• Actuar como fiduciario cuando por ley así se precise.
• Celebrar todo tipo de transacciones con divisas, oro y plata, incluyendo reportos.
• Recibir depósitos de títulos o valores en custodia o en administración.
• Adquirir bines y contratar los servicios necesarios o convenientes para ejercer sus funciones.

Por otro lado el Banco de México tiene prohibido:

• Prestar su garantía
• Adquirir inmuebles, salvo los que requiera para desempeñar sus funciones,
• Dar en garantía inmuebles de su propiedad.

Obtener títulos representativos del capital de otras sociedades.

Características del sistema bancario.

El principal papel de un banco consiste en guardar fondos ajenos en forma de depósitos, así como el de
proporcionar cajas de seguridad, operaciones denominadas de pasivo. Por la salvaguarda de estos fondos, los
bancos cobran una serie de comisiones, que también se aplican a los distintos servicios que los bancos
modernos ofrecen a sus clientes en un marco cada vez más competitivo: tarjetas de crédito, posibilidad de
descubierto, banco telefónico, entre otros. Sin embargo, puesto que el banco puede disponer del ahorro del
depositante, remunera a este último mediante el pago de un interés. Podemos distinguir varios tipos de
depósitos. En primer lugar, los depósitos pueden materializarse en las denominadas cuentas corrientes: el
cliente cede al banco unas determinadas cantidades para que éste las guarde, pudiendo disponer de ellas en
cualquier momento. Tiempo atrás, hasta adquirir carácter histórico, este tipo de depósitos no estaban
remunerados, pero la creciente competencia entre bancos ha hecho que esta tendencia haya cambiado de
forma drástica en todos los países occidentales. En segundo lugar, los bancos ofrecen cuentas de ahorro, que
también son depósitos a la vista, es decir, que se puede disponer de ellos en cualquier momento. Los depósitos
y reintegros se realizan y quedan registrados a través de una cartilla de ahorro, que tiene carácter de
documento financiero. La disponibilidad de este tipo de depósitos es menor que la de las cuentas corrientes
puesto que obligan a recurrir a la entidad bancaria para disponer de los fondos, mientras que las cuentas
corrientes permiten la disposición de fondos mediante la utilización de cheques y tarjetas de crédito. En tercer
lugar hay que mencionar las denominadas cuentas a plazo fijo, en las que no existe una libre disposición de
fondos, sino que éstos se recuperan a la fecha de vencimiento aunque, en la práctica, se puede disponer de
estos fondos antes de la fecha prefijada, pero con una penalización (la remuneración del fondo es menor que
en el caso de esperar a la fecha de vencimiento). En cuarto lugar, existen los denominados certificados de
depósito, instrumentos financieros muy parecidos a los depósitos o cuentas a plazo fijo; la principal diferencia
viene dada por cómo se documentan. Los certificados se realizan a través de un documento escrito
intercambiable, es decir, cuya propiedad se puede transferir. Por último, dentro de los distintos tipos de
depósitos, los depósitos de ahorro vinculado son cuentas remuneradas relacionadas con operaciones bancarias
de activo (es el caso de una cuenta vivienda: las cantidades depositadas deben utilizarse para un fin concreto,
como es el caso de la adquisición de vivienda en nuestro ejemplo).

Los bancos, con estos fondos depositados, conceden préstamos y créditos a otros clientes, cobrando a cambio
de estas operaciones (denominadas de activo) otros tipos de interés. Estos préstamos pueden ser personales,
hipotecarios o comerciales. La diferencia entre los intereses cobrados y los intereses pagados constituye la
principal fuente de ingresos de los bancos.

Por último, los bancos también ofrecen servicios de cambio de divisas, permitiendo que sus clientes compren
unidades monetarias de otros países.

Historia

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Muchas de la funciones de los bancos, como la de guardar fondos, prestar dinero y garantizar préstamos, así
como el cambio de monedas, pueden rastrearse hasta la antigüedad. Durante la edad media, los caballeros
templarios, miembros de una orden militar y religiosa, no sólo almacenaban bienes de gran valor sino que
también se encargaban de transportar dinero de un país a otro. Las grandes familias de banqueros del
renacimiento, como los Medici de Florencia prestaban dinero y financiaban parte del comercio internacional.
Los primeros bancos modernos aparecieron durante el siglo XVII: el Riksbank en Suecia (1656), y el Banco
de Inglaterra (1694).

Los orfebres ingleses del siglo XVII constituyeron el modelo de partida de la banca contemporánea.
Guardaban oro para otras personas, a quienes tenían que devolvérselo si así les era requerido. Pronto
descubrieron que la parte de oro que los depositantes querían recuperar era sólo una pequeña parte del total
depositado. Así, podían prestar parte de este oro a otras personas, a cambio de un instrumento negociable o
pagaré y de la devolución del principal y de un interés. Con el tiempo, estos instrumentos financieros que
podían intercambiarse por oro pasaron a reemplazar a éste. Resulta evidente que el valor total de estos
instrumentos financieros excedía el valor de oro que los respaldaba.

En la actualidad, el sistema bancario conserva dos características del sistema utilizado por los orfebres. En
primer lugar, los pasivos monetarios del sistema bancario exceden las reservas; esta característica permitió, en
parte, el proceso de industrialización occidental y sigue siendo un aspecto muy importante del actual
crecimiento económico. Sin embargo, la excesiva creación de dinero puede acarrear un crecimiento de la
inflación. En segundo lugar, los pasivos de los bancos (depósitos y dinero prestado) son más líquidos, es
decir, se pueden convertir con mayor facilidad que el oro en dinero en efectivo que los activos (préstamos a
terceros e inversiones) que aparecen en su balance. Esta característica permite que los consumidores, los
empresarios y los gobiernos financien actividades que, de lo contrario, serían canceladas o diferidas; sin
embargo, ello suele provocar crisis de liquidez recurrentes. Cuando los depositantes exigen en masa la
devolución de sus depósitos (como ocurrió en España tras la intervención por parte del Banco de España del
Banco Español de Crédito (Banesto) el 28 de diciembre de 1993) el sistema bancario puede ser incapaz de
responder a esta petición, por lo que se deberá declarar la suspensión de pagos o la quiebra. Uno de los
principales cometidos de los bancos centrales es regular el sector de la banca comercial para minimizar la
posibilidad de que un banco entre en esta situación y pueda arrastrar tras él a todo el resto del sistema
bancario. El banco central tiene que estar preparado para actuar como prestamista del sistema bancario,
proporcionando la liquidez necesaria si se generaliza la retirada de depósitos. Esto no implica la
obligatoriedad de salvar a cualquier banco de la quiebra, como se demostró en 1995 cuando el Banco de
Inglaterra se negó a ayudar al quebrado Banco de inversiones Barings.

La banca en Latinoamérica

Cada uno de los países latinoamericanos posee su propio banco central, pero lo más relevante en cuanto al
sistema bancario de Latinoamérica son los bancos supranacionales que los distintos países han creado con el
fin de ayudarse entre sí para defenderse de la gran banca internacional. Así, destacan el Banco
Centroamericano de Integración Económica (creado en 1961 con sede en Tegucigalpa, Honduras, y que
integra a Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, países constituyentes del Mercado
Común Centroamericano; concede créditos a largo plazo con bajos tipos de interés para financiar proyectos
que favorezcan la integración económica de los países miembros) y el Banco Interamericano de Desarrollo
(BID), creado en 1957 por Estados Unidos y la mayoría de los países latinoamericanos, con sede en
Washington. De este banco surgió el Instituto para la Integración de América Latina, así como la Corporación
Interamericana de Inversiones.

Centro Escolar Aparicio

Economía

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Tercer Año Grupo B Preparatoria

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