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a) Actividades de control que procuran corregir las tareas asignadas a mantener el grupo
tranquilo y convergente en la escuela y dentro del aula. b) Actividades de información que
procuran la transformación de informaciones pertinentes desde libros y textos o desde la
memoria del educador hacia el grupo. c) Ejercitaciones que procuran el aprendizaje de conceptos
o destrezas mediante su repetición. d) Actividades rituales y de curriculum oculto que procuran
la transmisión de los inminentes culturales de la cultura escolar-industrial: conceptos de
espacialidad como sitio, de tiempo como horario, de jerarquía social como inseparable de toda
relación humana y de conocimiento como recurso de poder que jerarquiza en grados y
distinciones (p. 5-6).
En relación con lo expuesto, la actividad del aula, con una enseñanza reproductora y alienante,
discrepa en forma por demás significativa de la enseñanza que armoniza lo escolar con el
entorno socio-cultural, al poseer esta última, más sentido social y humano, a la vez que una
extraordinaria finalidad educativa, debido a que el aprendizaje adquiere sentido y significado
para el educando y sentido social para el docente.
Así lo reconocen Uceda Castro y Jiménez Garijo (1990) cuando expresan que la investigación
psicopedagógica confirma cada vez con mayor amplitud que el educando aprende y percibe el
medio de forma global y que el aprendizaje significativo, y con ello la construcción del
conocimiento, es siempre globalizado e implica en mayor o menor grado la totalidad del sujeto
que aprende en sus relaciones con el entorno en que dicho aprendizaje tiene lugar (p. 10).
Se podría afirmar, para precisar, que el estudio de la problemática de la enseñanza de la
Geografía, en la actualidad, constituye un aspecto de fundamental importancia ante el dinamismo
del momento histórico y la demanda de un proceso formativo del educando, que le permita que
su enseñanza le facilite la confrontación con su entorno inmediato, cada vez más global e
interdependiente. Sin embargo, la discrepancia existente entre lo que sucede en el aula, los
cambios constantes en la comunidad y el desfase educativo de la situación histórico social, sirven
para expresar que se está frente a un problema significativamente importante.
La complejidad del mundo actual plantea la necesidad de transformar la práctica didáctica
tradicional para acercar la escuela al escenario de sus acontecimientos: el entorno sociocultural.
Aún más, en un país con grandes dificultades en su desarrollo integral es un reclamo del
colectivo social que se fortalezca la conciencia histórica para que, tanto el educando como el
docente, valoren el entorno geográfico con un sentido más humano y más social y evitar la
excesiva actividad de aula tan limitada al trabajo reproductor, mecanicista, distorsionante,
deshumanizante y alienante. Para profundizar la situación-problema de la enseñanza de la
geografía en la práctica escolar cotidiana, Santiago (1995) realizó una investigación donde
obtuvo los siguientes resultados:
a.- El docente concibe al mundo actual en el contexto de los cambios violentos y acelerados
que se producen diariamente y de los cuales tiene él un conocimiento de la causalidad
que explica lo que sucede, los problemas más relevantes que caracterizan al nuevo orden
mundial, la necesidad de formar al educando en el marco de los valores sociales y un
extraordinario saber geodidáctico acorde con los avances en este campo del conocimiento
hoy día.
Esta percepción permite entender que el educador se encuentra suficientemente informado para
orientar la enseñanza de la geografía de acuerdo con los cambios que se producen en el entorno
sociocultural; aspecto que lo habilita para proponer nuevas alternativas pedagógicas que guarden
correspondencia con la dinámica generada por el progreso de la ciencia, de la tecnología, de las
comunicaciones y los acontecimientos de su entorno inmediato. Además, esto es sugerido por el
Manual del Docente (1986) y está establecido en el programa, con el objeto de que el alumno
encuentre explicación a su espacio geográfico.
b.- Con respecto al uso del Programa de enseñanza geográfica, tomando en cuenta los
acontecimientos del mundo de hoy, el docente planifica atendiendo a los fundamentos
didácticos tradicionales y enseña solamente los contenidos del programa. El considera
que el programa es la guía de los procesos de enseñar y de aprender y dice adaptar los
objetivos-contenidos del programa en función de los problemas de la comunidad. El
apego al programa trae como consecuencia que el docente entre en contradicciones con el
conocimiento que posee del momento histórico. A pesar que se hace la recomendación de
que ese conocer sirva como base para proponer alternativas didácticas que conduzcan al
educando a ser formado en y desde su realidad inmediata, el docente acude al programa
para guiar la enseñanza en el orden tal y como lo establece el Ministerio de Educación sin
introducir variantes que ayuden al alumno a entender su entorno socio-cultural. Por el
contrario, acude a la concepción de parcelar el conocimiento y ofrecerlo en una secuencia
de porciones aisladas para cada clase, donde tan sólo se limita a ejemplificar los
problemas geográficos, sin convertirlos en objeto de estudio a través de la didáctica que
afirma se debe utilizar para annonizar la enseñanza con la realidad actual.
c.- Sobre las estrategias de enseñanza para facilitar la geografía desde el entorno socio-
cultural, se detectó que recurre a técnicas tradicionales aunque el programa recomienda la
observación directa. Asimismo, las actividades del aula están referidas a transmitir
conocimientos demostrando, sin embargo, que conoce las actividades que recomienda la
geodidáctica actual para acercar el aula al entorno cotidiano. Le asigna un valor didáctico
al trabajo grupal y exhibe una diversidad de alternativas para realizar una evaluación
integral.
El vínculo con lo tradicional determina que se desarrolle una actividad cotidiana en el aula
limitada a la simple transmisión de nociones y conceptos. Pero preocupa que ante el
conocimiento de estrategias metodológicas de recomendación didáctica por los expertos en la
geodidáctica actual, no se utilicen en la enseñanza geográfica. Si esto se relaciona con el
conocimiento de la dinámica histórica de hoy, el docente inmerso en el estudio, vive una
contradicción que afecta el acceso del educando a la construcción de una nueva teoría desde y
sobre su propio espacio geográfico.
d.- En relación con la metodología geográfica, se detectó que hay un fuerte apego a lo que
recomienda el programa, al cual aborda previamente para estructurar el proceso de
enseñanza, manifestando un actualizado conocimiento didáctico para seleccionar la
estrategia más adecuada para orientar el proceso de enseñanza. Pero es muy significativo
destacar las dificultades que manifiesta en la aplicación de la metodología geográfica que
sugiere el programa. Ante esta situación, el educador, aunque conoce los problemas de la
comunidad, enseña la geografía recurriendo a técnicas didácticas tradicionales, lo que
determina que tenga como finalidad más importante de la enseñanza: el logro del objetivo
y no la formación integral que es la aspiración del precepto constitucional. Las bases
teórico-metodológicas de la geodidáctica correspondiente al momento histórico actual,
proponen que lo fundamental de la enseñanza geográfica debe ser el proceso y no el
resultado. De allí que el hecho de orientar la enseñanza en estricta secuencia
programática, obvia la oportunidad de aplicar una metodología abierta y flexible, cuyo
objetivo sea la construcción de una nueva teoría sobre el entorno geográfico y donde
desempeñe función esencial el acercamiento del alumno a su vida cotidiana. Por el
contrario, al desconocer el procedimiento metodológico, apela al saber didáctico
tradicional que procura transmitir información, en vez de facilitar situaciones de
aprendizaje en estrecha relación con la dinámica del espacio geográfico.
Como acción que refuerza a esa situación, la enseñanza geográfica se fundamenta en una
concepción determinista, descriptiva y enciclopedista que asegura, desde las aulas escolares,
desentender al educando de la problemática social. De tal manera que se está contribuyendo a
fortalecer la dependencia de lo humano del medio natural, a través de una actividad mecanicista
que conduce al conformismo y la pasividad, en franco desconocimiento de la realidad
geográfica, la cual es ofrecida en porciones aisladas e inconexas que obvian las dificultades del
colectivo social representado por los educandos que son anestesiados por una práctica repetitiva
y plena de pasividad.
Ante la exigencia de que la geografía debe ser social, dado que lo prioritario es el hombre, la
geografía como ciencia del espacio y la geodidáctica, responden planteando un acentuado
desfase, debido a que desarrollan una praxis particularizada que ayuda a fortalecer la vigencia de
las condiciones históricas de dependencia y atraso, en comparación con las grandes
transformaciones que se presentan en el mundo actual. Es una necesidad, por lo tanto, que se
reclame que la concepción geográfica revise la concepción de la geografía para adecuarla con los
fundamentos psicopedagógicos y didácticos que aseguren la promoción del hombre y de la
sociedad como fines esenciales de la acción educativa.
2.- El docente, aunque conoce el entorno sociocultural donde desarrolla sus labores, realiza
una enseñanza que se concentra a su escenario único: el aula de clase. Ignora los
acontecimientos del entorno para dedicarse a transmitir conocimientos abstractos que,
como nociones y conceptos, se preocupa porque los alumnos los retengan en su memoria.
Esta práctica provoca un distanciamiento entre el contexto inmediato y la clase escolar,
para generar poca motivación e interés en los educandos por el aprendizaje de la
geografía. El docente debe conocer el lugar donde trabaja: la comunidad, el nivel
socioeconómico de sus alumnos y las dificultades sociales, de tal manera que eso
determine la orientación de los procesos de enseñanza y de aprendizaje, en función de la
transformación de los problemas comunitarios.
El exceso de teoría conduce a insistir en los detalles y perder la visión de conjunto como la
realidad se presenta ante los docentes y los alumnos. La situación se hace compleja cuando hoy
día proliferan las informaciones y se confrontan dificultades cada vez más crecientes. Aunado a
eso, el estado actual del conocimiento geodidáctico se preocupa por dar un viaje hacia una
enseñanza más práctica, mas vivencial y más relacionada con la vida cotidiana.
Como se rechaza la posibilidad para que el alumno pueda sugerir, exponer, investigar,
reflexionar y criticar, a la vez que se niega la aceptación de una geografía que comprenda las
dinámicas y los cambios de la realidad histórico-social, se impone como exigencia posibilitar la
explicación geográfica desde la perspectiva social, lo que demanda involucrar todos los procesos
necesarios que sirvan para entender la vida habitual de las personas y de su entorno, siendo lo
más importante facilitar la articulación teórico-práctica, para de esta forma, auspiciar la
oportunidad de transformar el conocimiento vulgar de los educandos en nuevas conocimientos
con fundamentos científicos.
3.- Mientras el Estado revisa, actualiza y adecua procesos educativos a los tiempos modernas
para formar personalidad del educando en correspondencia la nueva realidad histórica, la
práctica escolar se desarrolla fundamentalmente hacia la transmisión de contenidos y
muy concentrada en lo meramente circunscrito al aula escolar. La descripción de los
hechos físicos y humanos centran la labor que se cumple en ese recinto, mientras en la
realidad social, otros acontecimientos se hacen presentes para trastocar la espacialidad
geográfica.
La evidencia más concreta de esta situación lo constituye el énfasis que se coloca en los
contenidos programáticos hacia lo nacional y lo elemental. Todo se halla concatenado para logra
la transmisión de partes del todo y da al proceso de enseñanza una característica lineal que, a
manera de secuencia lógica, despilfarra el aprendizaje hacia los detalles. Es necesario adecuar la
enseñanza de la geografía a los avances alcanzados por la investigación geográfica, con la
finalidad de abordar los conflictos o dificultades de la sociedad con el proceso de aprender. Esa
vieja práctica de la geografía descriptiva impide que el proceso de enseñanza se desarrolle
paralelo a los avances de la ciencia geográfica y lograr así un mejor ciudadano que conserve el
ambiente como una necesidad de la generación actual.
6.- El educando que aprende geografía reclama que se le enseñe de una manera diferente, por
lo menos, que no se abuse tanto de la teoría y que se propongan actividades prácticas que
permitan llevar los conocimientos a explicarse en su realidad. Los alumnos están muy
condicionados por una práctica repetitiva y monótona que los obliga a memorizar
nociones, detalles y conceptos y leyes, los cuales no encuentran sentido y significación en
su formación. Asimismo rechaza a esta enseñanza por aburrida, cansona (la califica de
pura paja), rutinaria y sin vinculación con su vida misma. Aquí el paquete instruccional
logra el objetivo político de cercenar la posibilidad de adecuar en el ámbito de la
reflexión y de la participación para imponer la inmediatez y formar eunucos políticos
complacientes y conformes. Así se aliena a los niños y a los jóvenes para que no piensen
sobre la realidad geográfica construida por el capitalismo.
Para los educandas la clase es un verdadero acto de sublimidad que genera el condicionamiento
operante al educar para la resignación, para vivir lo mismo. Lo más importante es que el alumno
asista a clase, reciba la información, la memorice, lo reproduzca en el examen con un alto nivel
de veracidad. Transmitir y reproducir centran, entonces, la función de la enseñanza de la
geografía. Esta situación ha comenzado a ser cuestionada porque es altamente discrepante con
los fines de la educación y la realidad histórica que vive Venezuela impregnada de dificultades.
7.- Los cambios producidos en el proceso de la clase de geografía son muy escasos. El apego
a lo tradicional permite que la clase se desarrolla simplemente en dictar o explicar el
contenido y los alumnos reproducen la información. Esta actividad de clase se cumple a
través de la facilitación de técnicas tradicionales que incluyen al dictado y la exposición o
la consulta del libro por el educando para responder las preguntas que hace el docente
(Generalmente las preguntas que hace el profesor tienen sus respuestas en forma directa
en el libro de geografía) y de algunas modernas que alivian el trabajo del docente como lo
es la actividad grupal.
Al comparar la situación detectada en el aula con las iniciativas del Estado por modernizar la
facilitación de la enseñanza, se debe afirmar que la práctica del aula es totalmente contradictoria
con la aspiración de formar a un educando mediante el desarrollo de las habilidades que le
permitan obtener el conocimiento por sus propios medios. El esfuerzo de la clase se concreta en
permitir que el educando copie, memorice y reproduzca a través de la aplicación de técnicas que
traen como consecuencia la copia, el calcado y el dibujo. Se trata de una actividad
eminentemente pasiva que deja a un lado la capacidad crítica y reflexiva del alumno.
En este tipo de clase, el texto único desempeña una función esencial. El es portador de las
informaciones que el educando requiere de acuerdo con el programa. En la mayoría de los casos,
sirve de instrumento para que el docente planifique las actividades de la clase. De tal manera que
hay ausencia de investigación por parte del docente para conocer su propia situación
geodidáctica en procurar otras alternativas que mejoren la calidad de la enseñanza. Los recursos
didácticos que se utilizan en clase son muy limitados, dado el casi monopolio del libro único. Sin
embargo, en aquellos casos donde se supera el libro, predominan los mapas, la esfera y las
laminas didácticas, los cuales se vinculan con el pizarrón, la tiza y el borrador como
instrumentos fundamentales para desarrollar el acto de enseñar. La evaluación es eminentemente
sumativa dedicada a obtener cantidades que miden el resultado del logro del objetivo y se
concreta en las pruebas cortas y en la construcción de las pruebas objetivas.
Una nueva práctica tiene que fundamentarse en esos criterios, orientada por una planificación
flexible donde cada clase será diferente, donde las formas de comunicación deben ser diversas y
variadas apoyadas en una programación de actividades encaminadas a adquirir, consolidar,
ejercitar, aplicar y demostrar que se han adquirido los conocimientos, las formas de obtenerlos y
de como ellos contribuyen a la formación integral del educando. Es necesario, entonces, que la
enseñanza de la geografía contribuya a formar un nuevo estilo de vida que permita al educando
asumir una postura ética y de responsabilidad ciudadana frente a la conservación del ambiente y
los recursos naturales.
Implica, por lo tanto, enseñar geografía para fortalecer la dimensión humana y social. Esto se
alcanzará promoviendo transformaciones en la actitud del docente como objetivo fundamental de
la acción educativa.
En función de lo anteriormente descrito, se concreta como conclusión general, lo siguiente:
REFERENCIAS BIBLIOHEMEROGRAFICAS