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CHALMERS, Alan

¿Qué es esa cosa llamada ciencia?


Editorial Siglo XXI. Madrid, 1992.

RESUMEN EXPLICATIVO

En su libro ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?, Chalmers empieza con la frase En la era moderna se siente un
gran aprecio por la ciencia. Pero dicha afirmación es modificada por el mismo autor en este libro ya que la
ciencia deshumaniza porque no trata como es debido a las personas y a la naturaleza.
Si hacemos un balance de los que defienden y los que atacan a la ciencia, encontraremos un elevado número
de personas que están en contra. Estas personas consideran que los avances tecnológicos ponen en peligro
nuestra sociedad y nos destruyen a nosotros mismos.
Sin embargo, existen (aunque en menos número) las personas que le tienen una elevada consideración a la
ciencia.
A pesar de este claro desagrado hacia la ciencia por parte de la sociedad, muchos filósofos y sociólogos se
interesan por ella, ya sea para venerarla o para ridiculizarla. Entre ellos se encuentra Paul Feyerabeud que se
opone a la ciencia y lo demuestra de la siguiente manera :
... las actitudes corrientes con respecto a la ciencia equivalen a una ideología que desempeña un papel
semejante al que desempeñaba la Cristiandad en la sociedad occidental hace unos cuantos cientos de años y
de la que necesitamos liberarnos.1
Existe una especie de debates entre los que rechazan y los que veneran la ciencia.
Entre estos últimos, se encontraban los positivistas lógicos, que defendieron la ciencia y la distinguieron del
discurso religioso y metafísico. El objetivo de éstos fue construir una definición general de la ciencia y de sus
métodos y criterios. Una vez conseguido esto, pretendían desafiar la pseudociencia, de la que hablaremos más
adelante.
Esta definición general o concepción general trataba de ser universal y ahistórica. Universal porque intentaba
aplicarse a todas las afirmaciones de la ciencia por igual y ahistórica porque se aplicaría tanto a las teorías
pasadas como a las presentes y futuras. Estos fueron los rasgos más significativos del positivismo lógico.
El positivismo persiste y lo podemos apreciar fijándonos en filósofos de la ciencia tan destacados como Imre
Lakatos y Karl Popper. Lakatos consideraba que el problema de la filosofía de la ciencia era establecer las
condiciones universales.
Actualmente podemos encontrar científicos que están de acuerdo con utilizar una concepción universal del
método científico para así, de esta manera, mejorar y defender la ciencia.
Chalmers considera que la estrategia positivista está equivocada si lo que pretende en realidad es defender la
ciencia. Los positivistas no distinguen entre normas y método universal absoluto, por un lado, y normas y
métodos contingentes sujetos a cambio, por otro.
Por otra parte, si las normas se hallan implícitas en las prácticas que tienen éxito, no se puede evaluar dichas
prácticas sin aquella. Por ejemplo, si comparamos la física aristotélica y la física galileana, nos damos cuenta
que para argumentar cuál de las dos es superior, necesitamos alguna norma superior, ya que las normas
aristotélicas nos llevan a adoptar un aposición a favor de la física de Aristóteles, mientras que las otras normas
van a favor de Galileo. Esto nos lleva a la necesidad de un método universal.
Como dice Chalmers, tenemos normas absolutas o tenemos el relativismo escéptico. Pero esto, en cualquier
caso, es cuestión de gusto.
Chalmers intenta encontrar un término medio entre el método universal y el relativismo escéptico.
Primeramente, hace falta la finalidad de la ciencia, que es establecer teorías y leyes generales aplicables al
mundo. Si establecemos estas teorías y leyes de la manera más exigente posible, obtendremos en qué medida
son aplicables al mundo y, por tanto, la medida en que son útiles. La finalidad de la ciencia se evalúa según los
distintos intereses.
Para Chalmers, la física es una empresa objetiva y progresiva. Su argumentación se apoya en lo que ha
logrado la física y cómo lo ha conseguido. Todo auténtico conocimiento se ha de conformar a los métodos y
normas de la física. De manera que, hay cuestiones que se presentan como científicas porque se supone que
han sido construidas con métodos similares a los de ésta.
Tales cuestiones son las que son criticadas por Chalmers y llamadas pseudociencia. Chalmers tan sólo evalúa
las disciplinas con finalidades y métodos similares a los de la física y deja de lado las demás disciplinas.
El ser humano es quien evalúa el conocimiento y para comprender de qué maneras se puede hacer, se debe
analizar los aspectos relevantes de la naturaleza humana, que son : la capacidad que tienen los humanos de
razonar y de observar el mundo mediante los sentidos.
Descartes era partidario del primero de los aspectos y, según él, había que liberarse de muchos errores que nos
podían confundir y no llegar a entender la naturaleza del conocimiento y sus límites.
John Locke explica que es necesario examinar nuestras propias capacidades y ver a qué se puede enfrentar
nuestro entendimiento. La más importante de dichas capacidades es la de observar el mundo mediante los
sentidos.
Tanto las teorías racionalistas como las empiristas padecen serios problemas internos. Así lo argumenta
Chalmers :
Los racionalistas, que intentan justificar como verdades del mundo las proposiciones a las que llegan a
través de la claridad y nitidez del pensamiento, se vieron de hecho obligados a adoptar una noción
problemática de autoevidencia. (Merece la pena recordar que la mayor parte de la física de Descartes, que
intentaba justificar apelando a su método racionalista, resultó ser totalmente falsa).2

También los empiristas se enfrentaron con sus problemas : la inexactitud y el alcance restringido de los
sentidos.
Estos problemas son suficientes para desacreditar los intento de basar la teoría de la ciencia en la naturaleza
humana. Sin embargo, no se deben rechazar como concepciones adecuadas de la ciencia.
Los humanos somos capaces de pensar y sentir. Sin embargo, no se puede justificar la naturaleza del
conocimiento científico apelando a la razón, ya que, de esta manera, cambia históricamente pues el
razonamiento y la experimentación implicados en la ciencia evolucionan también históricamente.
Algunos filósofos deducen que para comprender la ciencia y sus método, debemos centrarnos en la propia
ciencia y los métodos que incorpora. Estos filósofos consideran que la física y su historia ilustran la ciencia en
todo su esplendor. De manera que, se intenta desarrollar la teoría que más se asimile a la física. Pero nos
encontramos con un problema : no disponemos de ninguna teoría adecuada a la ciencia y sus métodos que sea
compatible con la historia y la práctica contemporánea de la física. Y así lo señala Feyerabeud en su libro
Contra el método.

Los sentidos no son un método seguro para identificar la ciencia, pues los enunciados observacionales son
contrastables y revisables y, por lo tanto, son modificables. Como bien dicen los positivistas, la ciencia tiene
una base observacional, sin embargo, las teorías científicas no pueden ser verificadas por esa base.
El principal rival del positivismo es la concepción falsacionista de la ciencia de Popper. Popper dice que las
teorías científicas son susceptibles a ser mejoradas o sustituidas. Pero algunos de los criterios falsacionistas
tienen problemas semejantes a los del positivismo, pues si los aplicamos, muchas de nuestras teorías más
admiradas dentro de la física dejan de quedar calificadas como científicas.
Popper no cree que hay que descartar las teorías cuando presentan algunos síntomas de dificultad, pues, según
él, si hacemos esto nunca llegaremos a descubrir dónde se halla el auténtico poder de las teorías. El criterio de
demarcación popperiano para distinguir lo que es ciencia de lo que no es, se puede dividir en dos partes : una
lógica y otra metodológica. La parte lógica reconoce que si una teoría ha de efectuar alguna afirmación
sustantiva sobre cómo es el mundo, debe haber formas posibles de reconocer que el mundo es diferente a
como afirma la teoría. En este aspecto se nos muestra una falsabilidad, entendida como posibilidad de
conflicto entre las predicciones de una teoría y algún resultado observable.
El aspecto metodológico está ideado para solucionar la falsabilidad que acaba de aparecer.
Tiene que ver con el carácter de la estrategia adecuada que hay que adoptar ante las falsaciones aparentes :
hay que someter a crítica las teorías, pero no deben ser modificadas introduciendo supuestos incontrastables
para solucionarlas porque este es un método acientífico.
Pero aparece un problema : si se formula el criterio de demarcación de Popper lo suficientemente fuerte para
que actúe, entonces, la física no puede ser considerada científica, porque nuestras más preciadas teorías físicas
se enfrentan a problemas que los físicos solucionan de la manera que el aspecto metodológico critica.
A estas dificultades y a las de la estrategia positivista se enfrenta Lakatos con su metodología de los
programas de investigación científica. Según Lakatos, un programa es científico si abre vías de investigación y
si dicha investigación conduce a algún éxito en forma de predicciones nuevas que se confirman. Por lo tanto,
si existe algún conflicto en algún aspecto de una teoría, no debe clasificarse como falsación, sino como
anomalía. Pero este programa de investigación tiene también problemas. Uno de ellos es que carece de fuerza
normativa porque nunca podrá ser rechazada una teoría, ya que el éxito puede estar siempre muy próximo.
Esto nos demuestra que es un método ineficaz para combatir la pseudociencia. Podemos notar que Lakatos y
todos los que siguen estrategias similares suponen que todo conocimiento científico debe compartir los
métodos y normas de la física.
Se podría entender la finalidad de la ciencia como la producción de conocimiento del mundo y, por lo tanto, la
finalidad de la física como la producción de conocimiento del mundo físico. Cabe distinguir entre dos tipos de
finalidades: la de producir conocimiento y la de servir los intereses políticos o económicos de clases y grupos
específicos.
En las ciencias físicas se han desarrollado técnicas para producir conocimiento que afrontan la finalidad de la
ciencia.

Un rasgo importante del conocimiento científico es la generalidad. Hay una cierta conexión entre generalidad
y utilidad. Aunque ha aumentado la importancia de la ciencia como medio de ofrecer un control ampliado y
mejorado sobre la naturaleza, existe una cierta resistencia a aceptar una identificación entre la ciencia y su
aplicación práctica. La ciencia busca entendimiento y la mejora tecnológica es un subproducto de este
entendimiento ampliado.
Si nos aferramos demasiado a la imagen de la ciencia como búsqueda de generalidades teóricas, se pierden
importantes características de la ciencia, porque muchos descubrimientos han sido conseguidos de manera
experimental y práctica, y no contrastando teorías.
Cabe una distinción entre ciencia matemática y ciencia experimental (o baconiana en el siglo XVII). La
ciencia matemática conllevaba leyes matemáticas con un elevado grado de generalidad, mientras que la
ciencia baconiana implicaba un saber−cómo práctico, basado en el experimento de ensayo−y−error.
Existen dos razones por las que la existencia de la ciencia baconiana no valida el hecho de centrar la atención
en la generalidad científica. La primera razón responde a la cuestión de cómo se pueden explotar los efectos
prácticos fuera de las situaciones en las que han sido creados. La respuesta requiere una comprensión teórica
adecuada de la situación. La segunda razón es que las generalizaciones teóricas científicas han constituido el
blanco principal del ataque escéptico o relativista, más que su eficacia práctica.
Si adoptamos como finalidad de la ciencia, el establecimiento de generalizaciones, nos damos cuenta de que
existe un problema: cómo establecer dichas generalizaciones.
Las filosofías de Platón y Aristóteles incluían respuestas a este problema. La solución de Platón era suponer
que nuestras afirmaciones sólo se aplican con certeza a un mundo ideal. Pero la postura de Platón no aporta
una solución al problema, ya que buscamos conocimiento del mundo real.
Aristóteles distinguió entre propiedades y comportamiento esencial y accidental. Y tan sólo es posible el
conocimiento de lo esencial. Su razonamiento ex suppositionne elude al problema. Sin embargo, sigue
habiendo una dificultad básica: el método en que se llega a las explicaciones causales de los hechos.
Ni Aristóteles ni sus sucesores disponían de la respuesta a las técnicas que distinguen lo esencial de lo
accidental. La experiencia también es incapaz de llegar hasta las causas necesarias para distinguir lo esencial
de lo accidental.
En la física de Galileo encontramos una nueva solución al problema de cómo validar las generalizaciones
científicas. No se puede verificar la teoría de Galileo apelando a la experimentación, pues sus afirmaciones no
nacían, por lo general, de la experiencia. Sus teorías y leyes científicas describen las tendencias que tienen los
sistemas a comportarse de maneras determinadas. No existe una garantía de que las leyes identificadas en la
actividad experimental continúen aplicándose fuera de las situaciones experimentales.
La ciencia moderna ha reemplazado la finalidad utópica de la certeza por el requisito de desarrollo o mejora
continua. Este desarrollo implica que una buena teoría nos diga algo que antes no se sabía.
Los individuos no construimos el conocimiento partiendo de cero, sino que tenemos muchos métodos para
producirlo y mejorarlo. Lo que debemos hacer es intentar añadir o mejorar el conocimiento disponible. Las
nuevas afirmaciones han de ser juzgadas por la medida en que suponen una mejora de lo que había antes. Los
requisitos de la ciencia moderna (desarrollo continuo y novedad cualitativa) son más exigentes que los de los
antiguos.
Como conclusión de la finalidad de la ciencia podemos decir que las generalizaciones científicas no pueden
ser justificadas a priori y que la exigencia de certeza es utópica, mientras que la exigencia de transformar y
ampliar continuamente nuestro conocimiento no es utópica. La ciencia puede ser practicada de una manera
que sirve, predominantemente, el interés de producción de conocimiento y no otros intereses de clases.
Los hechos objetivos están para los observadores (por medio de los sentidos), es decir, las experiencias
perceptivas de los individuos no están únicamente determinadas por los rasgos físicos, sino también se ven
influenciadas por las expectativas y el marco conceptual del observador, incluyendo la base teórica. Los
empiristas suponen que la percepción humana nos proporciona los hechos objetivos sobre el mundo que
constituyen los fundamentos de la ciencia. Sin embargo, las percepciones humanas no son objetivas. Se ven
influidas y conformadas de una manera importante por la subjetividad de los observadores, su bagaje teórico
y cultural y sus expectativas y punto de vista. Los juicios sobre lo que son los hechos observables en una
situación determinada variarán de persona a persona, de cultura a cultura y de escuela teórica a escuela
teórica. Dada esta relatividad de los hechos observables, la ciencia que se basa en ello es, de modo similar,
relativa a las personas, las culturas o las escuelas teóricas.3
Según Feyerabend, si consideramos la descripción que un observador hace de una situación, podemos
distinguir entre sensaciones implicadas y descripción verbal de la situación, aunque, en la práctica las dos
etapas van unidas. El proceso ocurre de la siguiente manera: ...cuando un observador se enfrenta a una
situación y la describe, conecta automáticamente sensación y descripción, la experiencia mental y la
descripción verbal aceptada sobre la base de la sensación.

El hecho de que la percepción tiene elementos subjetivos, no ha escapado de los científicos y se ha creado la
necesidad de reemplazar la mera observación por observaciones realizadas en circunstancias normalizadas que
siguen procedimientos rutinarios.
La adecuación y significado de los enunciados observacionales dependen de supuestos teóricos de diversos
tipos y, por lo tanto, son falibles y revisables.
Como señala Popper, lo problemático de los enunciados observacionales sobre el mundo es que son
susceptibles de resistir diversas pruebas. Lo que nos conduce a la objetividad de los enunciados son los
resultados de nuestras prácticas. La aceptabilidad de un enunciado observacional no se ha de atribuir al simple
hecho de que los expertos estén de acuerdo, a pesar de que tengan destreza y entrenamiento en la observación,
porque lo fundamental es la medida en que el enunciado es capaz de resistir las pruebas objetivas y que
conlleven el uso competente de los sentidos.
Galileo, con su cambio (el telescopio), supuso una transformación de la base observacional de la astronomía y
un cambio en las normas que rigen lo que se considera evidencia apropiada en la ciencia. La observaciones
que Galileo hizo con su telescopio, posteriormente publicadas, ayudaron a la defensa de la teoría copernicana.
Pero hay que plantearse una cuestión: ¿por qué hay que considerar preferentes los datos del telescopio frente a
los de los ojos sin más? Galileo no poseía ninguna teoría del telescopio, pero era bien conocido el hecho de
que ciertas lentes podían aumentar el tamaño. Se puede demostrar la veracidad de las observaciones
telescópicas de los objetos terrestres en virtud del hecho de que se pueden confrontar los datos telescópicos
con la observación del objeto visto sin ayuda.
Galileo era consciente de sus posibles errores en lo referente a la observación de los planetas y las estrellas ,
pues hay una notable diferencia entre observar algo ya conocido, a dirigirse a algo desconocido. Según la
concepción filosófica de la percepción sensorial de los opositores a Galileo, los sentidos proporcionan
información fiable sobre el mundo, de manera que podemos fiarnos de ellos en condiciones normales. Por el
contrario, algunos pensaban que sólo la visión directa tenía el poder de captar la auténtica realidad. La
introducción del telescopio de Galileo iba, en efecto, en contra de la percepción sensorial inasistida.
Galileo observó los satélites de Júpiter e ideó un procedimiento objetivo para medir la separación de los
satélites con respecto a Júpiter y esto le permitió armar una defensa muy fuerte a favor de la veracidad de las
observaciones de los satélites mediante el telescopio y de las órbitas que les atribuía.

Según la teoría copernicana, la distancia de un planeta a la Tierra debe variar durante el traslado de cada uno
de ellos alrededor del Sol. Pero las distancias que se observan con el microscopio no son las mismas que las
que se pueden apreciar sin ninguna ayuda instrumenta. Ante esta contradicción, Galileo apeló que el ojo
introducía un obstáculo propio al ver fuentes luminosas distantes y pequeñas.
Así pues, las observaciones efectuadas por Galileo proporcionan una razón para aceptar los datos del
telescopio en el terreno astronómico.
La experimentación debe proporcionar fundamentos seguros a la ciencia. Sin embargo, algunos rasgos de la
experimentación resultan inapropiados para constituir una base observacional segura. Los resultados
experimentales deben ser apropiados y significativos y cuando dejen de serlo, hay que rechazarlos o
reemplazarlos.
Los enunciados observacionales resultan inapropiados para constituir resultados experimentales significativos
para la ciencia.
Popper lleva a cabo la elaboración de un componente clave del falsacionismo: la noción de contenido empírico
de una teoría. Según él, buscamos en la ciencia teorías con alto contenido empírico y eso equivale a optar por
teorías falsables. Popper define el contenido empírico de una teoría como falsadores potenciales, que son los
denominados enunciados observacionales que chocan con la teoría.
Los falsadores potenciales de una teoría son aquellos resultados experimentales que si ocurren, contradicen la
teoría. Sólo es posible falsar una teoría mediante la experimentación controlada. Los experimentos que
proporcionan estos falsadores potenciales de una teoría con éxito, en vez de ser incorporados, son rechazados
como irrelevantes.
Seguidamente trataremos la defensa de la experimentación ante el ataque escéptico. Los resultados
experimentales dependen de la teoría. Pero hay quienes extraen conclusiones un tanto escépticas, pues
concluyen que los resultados experimentales no pueden constituir la base objetiva de nuestras teorías porque
en sí mismos implican la teoría. No podemos contrastar teorías, pues esto no sería racional. Es necesario
declarar al escéptico, que los informes observacionales están formulados en un lenguaje que depende de la
teoría y que la experimentación no consiste en hablar del mundo, sino en actuar sobre él. Los resultados de
estos experimentos están determinados por el funcionamiento del mundo en vez de por las opiniones teóricas
de los experimentadores.
Existen algunas dudas escépticas sobre el papel que desempeña la experimentación en la ciencia. Los
sociólogos concluyen que ...hay implicada una circularidad cuando se considera que los experimentos
proporcionan la base contrastadora adecuada de los teorías científicas.5
Para acabar con la discusión de estos problemas de una manera objetiva, es necesario emplear algunas tácticas
no científicas ya que los recursos experimentales solos no son suficientes. Según Collins, para poder
considerar un experimento científico, basta con creer en ello. Sin embargo, Chalmers parece no estar de
acuerdo con estos sociólogos porque, según él, sus conclusiones no están justificadas ni siquiera por sus
propios estudios.
Si somos objetivos, las características de los individuos (raza, sexo, clase) que crean una teoría científica no
deben ser tenidas en cuenta, pues proceden de influencia sociales. Sin embargo, son muchos los sociólogos
que difieren de esta opinión ya que creen que la ciencia no es inmune a la explicación social. David Turnbull
lo argumenta diciendo que no hay nada peculiar en el conocimiento científico, pues está sujeto a influjos y
determinantes, como el resto de formas de conocimiento.
Debemos considerar en qué sentido se dice que la ciencia es susceptible de explicación social. Primeramente,
hemos de distinguir entre los aspectos cognitivos de la ciencia, y los no cognitivos. Estos últimos llevan
implicada la sociología y poseen un gran dominio legítimo, mientras que los aspectos cognitivos son los
conflictivos, pues surgen diversas opiniones al plantearlos. La ciencia puede establecer verdades sobre el
mundo natural en forma de leyes universales de la naturaleza, las cuales han sido confirmadas mediante
enunciados utilizados para juzgar una teoría no son universales, ya que dependen del contexto y son
susceptibles de cambio. La cuestión lógica de que existen infinitos enunciados universales compatibles con un
determinado conjunto finito de enunciados observacionales lleva a los filósofos tradicionales de la ciencia a
la conclusión de que existen infinitas teorías científicas compatibles con la evidencia dada.6
Los sociólogos de la ciencia que quieran argumentar que la ciencia está, en parte, determinada por la sociedad,
deben hacer algo más que combatir filosofías de la ciencia extremas.
El conocimiento científico tiene en sus orígenes una concepción sociológica. Muchos de los conceptos y
prácticas empleados en la ciencia, tienen sus orígenes en el mundo social ajeno a la práctica científica
concebida.
Hay un debate abierto entre sociólogos del conocimiento científico y sus oponentes sobre si hay que explicar o
no las creencias de los científicos. Normalmente, no tenemos la posibilidad de conocer el grado de creencia
que el científico tiene sobre la teoría que desarrolla. Así pues, pueden haber científicos trabajando en teorías
en las que no creen para desacreditarlas, y, sin esperarlo, contribuir a la demostración de dicha teoría. Estas
creencias serán racionales si se forman a partir de buenas razones, e irracionales si son producidas por causas
psicológicas y sociológicas.
Karin Knorr−Cetina insiste en que resulta inadecuado considerar el desarrollo de la ciencia basándose en las
creencias de los científicos. Las explicaciones sociológicas del contenido cognitivo de la ciencia sólo resulta
apropiado explicarlas en el caso en que la ciencia se haya equivocado. Sin embargo, si la ciencia ha resultado
fructífera, tan sólo hace falta recurrir a una explicación racional para explicar su progreso. Esto es debido a
que las explicaciones sociológicas recurre a influencias externas. Sin embargo, Chalmers no comparte esta
misma opinión.
Según Hamlyn, los modos en que podemos percibir algo se pueden dividir en: modos adecuados y modos
erróneos. La manera adecuada de percibir algo no necesita ninguna clase de explicación porque percibir de
forma correcta es su propia explicación. De esta manera lo explica Chalmers: Es perfectamente legítimo
preguntar cómo es que la percepción humana funciona de la forma en que lo hace, tanto cuando funciona
correctamente como cuando nos engaña. Sin embargo, no resulta difícil modificar la postura de Hamlyn de
manera que conserve la asimetría, pero evitando la afirmación de que percibir de forma correcta es, de algún
modo, su propia explicación. En el contexto en que el mecanismo de percepción se da por sentado, no es
necesario invocar ninguna explicación especial de por qué la gente ve lo que ve. En ese contexto, si Macbeth
afirma que ve una gada ante sí, no se pide una explicación cuando está la daga presente, mientras que se pide
una explicación `externa', quizá acudiendo al estado psicológico de Macbeth, si no hay ninguna daga.7

A continuación, se plantean dos estudios sociológicos.


En el primero, Mackenzie defiende que hay una relación entre la ciencia y el contexto en el que se desarrolla.
Existen dos versiones: la débil y la fuerte. Según la débil, los influjos sociales pueden distorsionar la ciencia
alejándola del camino correcto y como resultado se obtiene la mala ciencia. La versión fuerte defiende que
dichos influjos sociales pueden afectar al contenido de la buena ciencia.
Según explica Mackenzie, a principios del siglo XX, en Gran Bretaña, se distinguía entre los que trabajaban
manualmente y los que su trabajo implicaba una actividad mental competente. Estos eran los denominados
clase media profesional. La eugenesia fue una teoría social que se desarrolló con el cambio de siglo y que
servía a los intereses de la clase profesional. Según esa teoría social, el `mérito cívico', que se identificaba con
`capacidad mental', era una característica natural, fijada, legado de cada individuo humano. Sólo aquellos
que poseían un elevado grado de esta característica natural podían soportar las exigencias de una
preparación profesional. De este modo, se podían considerar que la clase profesional era totalmente
superior, no sólo a la clase trabajadora, que se podía percibir como tal de forma natural y apropiada debido
a la falta de capacidad mental de sus miembros, sino también a la clase aristocrática y a los comerciantes, ya
que la adquisición de riqueza o la herencia de linaje aristocrático no constituían una garantía de capacidad
mental. 8
Se diseñó un programa social en el que se desalentaba a los pobres, criminales y retrasados mentales para
impedir el matrimonio y, al mismo tiempo, se fomentaba la natalidad entre la clase profesional mediante
subvenciones familiares. De esta manera, se consiguió acentuar el poder de los profesionales.
El segundo estudio sociológico pertenece a Gideon Freudenthal. Hizo una explicación social de algunos
aspectos de la física de Newton. Traza el modo preciso en que las relaciones sociales entran en el contenido
mismo de la física de Newton. Pretende demostrar que algunos supuestos importantes presentes en los
Principia, tienen su origen en las relaciones sociales.
El siguiente es el camino que Freudenthal sigue desde las relaciones sociales hasta el contenido de la ciencia
de Newton.
El objetivo de Freudenthal es la explicación de algunos de los principios de Newton, que resultan
problemáticos. En lo que se refiere a la concepción de Newton de espacio absoluto, Freudenthal argumenta
que el hecho de que Newton nunca explicitase todos los componentes de su afirmación es devido a que los
consideraba evidentes, es decir, asumió sus argumentaciones y una vez asumidas, adquieren sentido. El
argumenta de Newton pretendía establecer la concepción de libertad como propiedad esencial de los
individuos y la pasividad como propiedad esencial de la materia.
Las afirmaciones de conocimiento y la evidencia que se produce son productos sociales y los conforman parte
de la ciencia.
La concepción del cambio de teorías de Chalmers es la siguiente. Cuando dos teorías se desafían entre ellas, la
teoría que proporcione más oportunidades de desarrollo será la que florezca, mientras que la otra quedará
paralizada. De forma general, se debe explicar por qué una teoría suplanta a otra rival en términos racionales
de los científicos. Una teoría prospera cuando se aprovechan las oportunidades objetivas que ofrece la
investigación.
La política y los intereses sociales están también implicados en la práctica científica. Sin embargo, El mero
hecho de que no se pueda separar la práctica científica de otras prácticas que satisfacen otros intereses no
implica por sí mismo que se subvierta la finalidad de la ciencia.9
A todos nos gustaría que las cosas fueran de otra manera y que la ciencia se pudiera desarrollar en direcciones
más en consonancia con los intereses y necesidades de la gente común. Aunque es importante reconocer que
el conocimiento científico constituye una poderosa ayuda para nuestras intervenciones tecnológicas,
ingenieriles y medioambientales en el mundo, y para que entendamos sus posibles efectos, reconocer las
limitaciones de la ciencia en este sentido es un correctivo necesario para las mistificaciones y exageraciones
que acompañan de forma típica las afirmaciones de los tecnócratas.10
Como última observación, Chalmers señala la necesidad de captar las limitaciones y el alcance del
conocimiento científico.

CHALMERS, Alan
La ciencia y cómo se elabora.
Editorial Siglo XXI. Madrid, 1992.·

1 CHALMERS: obra citada pág. 3


Feyerabend ridiculiza la ciencia y se opone a su veneración ya que cree que desempeña la misma función que
la Cristiandad y, por lo tanto, opta por liberarse de ella. Según él, la ciencia no posee rasgos que la hagan
superior, de manera que es una especie de esclavitud de la que debemos huir.
Este es el mismo concepto que tenía Nietzche sobre la ciencia y la sociedad. Una vez asumida la muerte de
Dios y del Cristianismo, el hombre cree que ya no está ligado a nada pero, en realidad, no es consciente de que
se le han establecido otros dioses que desempeñan la misma función. Estos dioses son la ciencia y la sociedad.
Por estas palabras, podríamos clasificar a Feyerabend dentro de los nihilistas activos completos ya que éstos
intentan cargarse los valores de la ciencia y la sociedad, pues en realidad, lo único que hacen es quitarnos
libertad y negarnos la vida.
En parte, comparto la opinión de Feyerabend porque yo también creo que la ciencia se ha impuesto de una
manera semejante al Cristianismo. Sin embargo, de una manera más hábil, pues detrás de la apariencia que da
la ciencia, se esconde una especie de dios tiene unos valores negadores de la vida.

2 CHALMERS: obra citada pág. 15


Los racionalistas creen que las ideas a las que llegan a través de sus pensamientos son verdades, pero esto no
tiene ninguna base sólida porque el simple hecho de pensar i llegar a unas determinadas ideas no implica que
esas proposiciones sean válidas y mucho menos verdades.
Esto explica que se vieran obligados a adoptar una noción problemática de autoevidencia, pues algunas de las
ideas a las que llegaban, seguramente, se autodestruirían más tarde al darse cuenta de que no eran correctas y,
por lo tanto, no eran verdades.
Como ejemplo nos nombra a Descartes, que justificaba sus teorías físicas recurriendo a su método racionalista.
Pero, sin embargo, estas resultaron no ser verdaderas.
Mi opinión acerca de los racionalistas es que no pensaban con detenimiento en lo que creían, porque sino se
habrían dado cuenta de que algunas de las que ellos entendían como verdades, pasarían a ser, más tarde,
rechazadas como tales.

3 CHALMERS: obra citada pág. 53


Los empiristas creen que para tener visiones y hechos objetivos del mundo, basta con apelar a la percepción
humana. Sin embargo, como muy bien dice Alan Chalmers, la percepción humana no es objetiva en modo
alguno, pues está influida por nuestra subjetividad.
La subjetividad de la cada uno de nosotros disponemos es propia, y por lo tanto, los sentimientos, emociones y
puntos de vista que tenemos son distintos en cada uno de nosotros, de lo que se podría deducir, que si
tuviéramos que llegar a los hechos y visiones objetivos del mundo partiendo de ellos, llegaríamos a hechos
que se contradirían los unos a los otros.
Esta es la muestra de que la percepción humana no es un medio cuanto menos eficaz para llegar a conocer los
hechos de una manera objetiva y veraz.
También estoy de acuerdo en que la percepción humana está influida por la cultura de cada uno de los
individuos, de manera que podemos decir que los hechos observables son relativos al observador.

4 CHALMERS: obra citada pág. 55


Feyerabend nos explica que en el proceso de descripción podemos distinguir entre la situación en la que
captamos las sensaciones y la descripción verbal de dicha situación.
Primeramente, captamos una sensación que daría lugar a la experiencia mental y, seguidamente, la
describimos, aceptándola previamente. Estas dos etapas se conectan automáticamente, de manera que
podríamos decir que son una sola.
El vínculo entre tener una sensación y aceptar una descripción se puede denominar interpretación natural.
Estas interpretaciones naturales están muy estrechamente ligadas a los sentidos y están inculcadas en nosotros
desde el nacimiento, pero no es hasta el proceso de aprendizaje del lenguaje cuando podemos conectar el
lenguaje con las situaciones observables.

5 CHALMERS: obra citada pág. 93


Una supuesta teoría puede intentar demostrarse a través de un experimento. Si esta teoría es constatada,
entonces se podría decir que dicho experimento proporciona la base para contrastar y comprobar si una teoría
es adecuada o no lo es. Es decir, si la teoría es cierta.
Como vemos, existe una implicación mutua entre teoría y experimentación. Esto desata un problema que es
denominado `la circularidad del experimentador'.
Esta situación de implicación mutua crea una serie de dudas acerca de que papel desempeña la
experimentación en la ciencia.
Estoy de acuerdo con lo que se dice en esta cita, pues para crear una teoría se necesita la experimentación para
la comprobación de las afirmaciones que dicha teoría asegura. Pero, a la vez, la experimentación precisa de
unas bases ligeramente sólidas de teoría para que dichos experimentos puedan ser llevados a cabo de una
manera eficaz.
6 CHALMERS: obra citada pág. 110

Lo que intenta explicar esta cita es que, por una parte, existen infinitos enunciados universales, y por otra, un
determinado conjunto finito de enunciados observacionales, que son compatibles entre ellos.
A partir de una observación se pueden extraer diversos enunciados observacionables, que en cualquier caso
serían finitos. Pero, sin embargo, se pueden crear infinitos enunciados universales.
El hecho de que estos enunciados sean compatibles es lo que ha llevado a los filósofos tradicionales de la
ciencia a concluir que existen, por lo tanto, infinitas teorías científicas.
Sin embargo, yo no estoy de acuerdo con lo que se dice en esta cita, ya que se contradice si comparamos lo
que se ha dicho de las teorías científicas con las situaciones que se encuentran en la ciencia real, donde los
científicos, muchas veces luchan por encontrar una teoría factible que sea compatible con alguna evidencia
problemática.

7 CHALMERS: obra citada pág. 121


Es aceptable plantearse por qué la percepción humana funciona de la manera en que lo hace, tanto cuando lo
hace de forma correcta como cuando no. Hamlyn afirmó que la explicación a esta cuestión es que simplemente
percibe de forma correcta.
Chalmers intenta modificar la postura de Hamlyn, pero, precisamente, intentando evitar esta afirmación.
Cuando el mecanismo de percepción funciona correctamente, no se precisa de ninguna explicación especial.
Como es el caso de algo que podemos tener presente, que no precisamos de ninguna explicación porque es lo
que vemos, es decir, lo que nuestra percepción humana a captado.
Sin embargo, sí que necesitamos una explicación especial cuando dicha percepción no está presente. En tal
caso, se podría acudir al estado psicológico.

8 CHALMERS: obra citada pág. 125


Según la eugenesia, todo el mundo posee y hereda una característica natural que se identifica con la capacidad
mental. Todos los individuos la tenían ya que era natural, pero, sin embargo, tan sólo aquellos que poseyeran
un alto grado de esta característica estaban capacitados, según el texto, para una preparación profesional. Los
demás no eran considerados adecuados para dicha preparación, sino que constituían la clase trabajadora.
Aquellos con un alto grado de capacidad mental eran superiores, tanto a los trabajadores, como a los
aristocráticos y comerciantes. Esto es debido a que ni el poder aristocrático ni el poder económico no eran
pruebas con la suficiente garantía porque no aseguraban la capacidad mental del individuo.
No estoy de acuerdo con la manera en que se consideraba a los individuos de la sociedad en aquella época.
Creo que no es correcto clasificarlos y considerarlos en base a su capacidad mental, pues así como en aquella
época y sociedad era la capacidad mental lo que se valoraba, podría haberse dado el caso de que no hubiera
sido esta la característica humana elegida, de manera que las consideraciones hubieran cambiado respecto a
los individuos de dicha sociedad.

9 CHALMERS: obra citada pág. 156


El hecho de que la práctica científica va ligada a otras prácticas que tienen otros intereses diferentes a los de la
ciencia no implica que la finalidad de la ciencia cambie de valores.
Una persona puede dedicarse a investigar y experimentar con la ciencia sin tener ningún objetivo fuera del
evidente: el interés del desarrollo de la ciencia pura. Sin embargo, sin darse cuenta, esa persona se ve
implicada en otros intereses sociales, políticos y económicos.
Esto se debe a que los individuos que no se dedican a la ciencia pura (en el sentido estricto de la palabra), pero
sí están en contacto con ella, tienen unos intereses muy diferentes a los de la finalidad de la ciencia, pues sus
intereses son políticos o bien económicos.
De modo que, a pesar de que la ciencia tiene intereses honestos, puede que se vea envuelta en asuntos que
satisfacen otros intereses.

¿QUÉ ES ESA COSA LLAMADA CIENCIA?


Alan Chalmers
INTRODUCCION:
Este libro es de gran utilidad para aquéllos que se introducen en el estudio de la naturaleza de la ciencia.
Expresa las diferentes teorías científicas en forma clara y amena, como por ejemplo, El INDUCTIVISMO y el
FALSACIONISMO en opinión del autor, dos enfoques simples pero inadecuados; los PARADIGMAS de
KUHN, los PROGRAMAS DE INVESTIGACIÓN de LAKATOS, el RELATIVISMO, el OBJETIVISMO y
la postura de FEYERABEND, entre otras.

1. EL INDUCTIVISMO: LA CIENCIA COMO CONOCIMIENTO DERIVADO DE LOS HECHOS DE LA


EXPERIENCIA
Para el INDUCTIVISMO INGENUO, la ciencia se inicia con la OBSERVACIÓN. Para ello se requiere que el
observador científico tenga los órganos de los sentidos en condiciones normales y esté libre de prejuicios. A
los enunciados a los que se llega mediante la observación se los conoce bajo la denominación de enunciados
observacionales, de los cuales se derivarán, mediante la generalización, teorías y leyes que constituirán el
conocimiento científico.
Podemos distinguir entre dos tipos de enunciados observacionales: (a) los singulares, derivados de la
observación de un determinado fenómeno, en un determinado momento y lugar y (b) los generales, que hacen
referencia a todos los acontecimientos de un determinado tipo en todos los lugares y en todos los tiempos. Las
leyes y teorías que forman el conocimiento científico son enunciados de este tipo, que se llaman universales.
Las condiciones que deben cumplir los enunciados observacionales singulares para establecer
generalizaciones universales son tres y son las siguientes:
a) Que el número de enunciados observacionales sea grande, vale decir, no es lícito establecer una
generalización a partir de una sola observación. Se trata de una condición necesaria.
b) Que las observaciones se repitan en una amplia variedad de condiciones.
c) Que ningún enunciado observacional aceptado contradiga la ley universal derivada. Ésta es una condición
esencial.
El tipo de razonamiento que nos permite ir de los enunciados singulares a los universales, es decir, de la parte
al todo, se llama RAZONAMIENTO INDUCTIVO, y el proceso, INDUCCIÓN.
Razonamiento Deductivo
Una vez que se disponen de leyes y teorías universales, se podrán extraer de ellas consecuencias varias que
servirán de explicaciones y predicciones -características ambas importantes de la ciencia. El razonamiento
empleado para obtener estas derivaciones se lo conoce con el nombre de RAZONAMIENTO DEDUCTIVO.
La Lógica es la disciplina que estudia este tipo de razonamiento. Cabe recordar que la lógica y la deducción
por sí solas NO pueden establecer la verdad de enunciados fácticos, dado que puede haber deducciones válidas
donde una de las premisas y la conclusión sean falsas.
Para el INDUCTIVISMO, la fuente de la verdad de un enunciado NO está en la lógica sino en la experiencia,
en la observación. Tras el establecimiento de enunciados mediante la observación y la inducción, se puede
deducir de ellos la predicción. El camino sería el siguiente: de la observación, mediante la inducción, se
establecen leyes y teorías; de éstas mediante, la deducción, se derivan predicciones y explicaciones.
2. EL PROBLEMA DE LA INDUCCION
La validez y la justificabilidad del principio de inducción pueden ponerse en duda. En relación a la validez, se
sostiene que las argumentaciones lógicas válidas se caracterizan por el hecho que si la premisa es verdadera, la
conclusión debe ser verdadera. Esto es lo propio en las argumentaciones deductivas. Pero las argumentaciones
inductivas no son argumentaciones lógicamente válidas. Podría darse el caso de conclusiones falsas con
premisas verdaderas, sin que esto constituya una contradicción. Ejemplo: se observó en repetidas ocasiones y
en variadas circunstancias cuervos negros. Pero no hay garantías lógicas que el próximo cuervo que se observe
no sea rosa. Si así sucediera, la conclusión “todos los cuervos son negros” sería falsa. Respecto a la
justificabilidad, los inductivistas emplean la inducción para justificar la inducción -lo que constituye una
definición circular y el denominado “problema de la inducción”-. La inducción no se puede justificar sobre
bases estrictamente lógicas.
Si bien la inducción funciona en algunas ocasiones, por ejemplo, en las leyes de la óptica y del movimiento
planetario, presenta algunas desventajas:
a) Determinar cuánto es “un número de enunciados observacionales grande”.
b) Determinar cuánto es “una amplia variedad de circunstancias”.
Un modo de atenuar la postura del inductivismo ingenuo consiste en recurrir a la probabilidad: ya no se
afirma que las generalizaciones a las que se han arribado mediante la inducción sean perfectamente
verdaderas, sino probablemente verdaderas.
Esta concepción sin embargo, mantiene las desventajas ya mencionadas

3. LA OBSERVACION DEPENDE DE LA TEORIA


Se criticará el estatus y el papel que desempeña la propia observación.
El inductivismo ingenuo tiene dos supuestos en relación a la observación, ambos falsos:
1) La ciencia comienza con la observación.
2) La observación da una base segura para derivar el conocimiento.
1) Se sabe que dos personas que observen el mismo objeto desde el mismo lugar y en las mismas
circunstancias no tienen necesariamente idénticas experiencias visuales aunque las imágenes que se produzcan
en sus retinas sean prácticamente idénticas. Lo que un observador ve depende en parte de su cultura (su
experiencia, sus expectativas, sus conocimientos) y su estado general. Se suma a esto el hecho de que las
teorías preceden a los enunciados observacionales, es decir, los enunciados observacionales se hacen en el
lenguaje de alguna teoría. Por lo tanto, es falso que la ciencia comienza con la observación.
2) Los enunciados observacionales son tan falibles como las teorías que presuponen y por lo tanto el hecho
de ser base completamente segura sobre la cual edificar leyes y teorías científicas es erróneo.
Para establecer la validez de un enunciado observacional es necesario apelar a la teoría; las observaciones
siempre se realizan a la luz de alguna teoría.
Esta postura es contraria a la que sostienen los inductivistas, que ven en la observación la fuente del
conocimiento.
Los inductivistas más modernos establecen una diferencia entre el modo de descubrimiento de una teoría y su
modo de justificación. Admiten que las teorías se pueden concebir de distintas maneras, por ejemplo, tras un
momento de inspiración, accidentalmente o tras períodos de observaciones.
Se sabe que usualmente las teorías son concebidas antes de hacerse las observaciones que las comprueban.
Para los acérrimos defensores del inductivismo, las teorías sólo tienen sentido si se pueden verificar mediante
la observación. Pero no se puede mantener esta división tajante entre teoría y observación ya que esta última
está influida por la teoría.
4. INTRODUCCION DEL FALSACIONISMO
Para los falsacionistas, la teoría guía la observación y por lo tanto, la presupone. Conciben a las teorías como
suposiciones provisionales, que deberán ser corroboradas por la observación y la experimentación. De no
pasar la prueba, habrá que refutarlas y reemplazarlas por otras. Si bien no se puede decir que una teoría sea
verdadera, sí se puede afirmar que es la mejor que se dispone. La ciencia avanza en virtud de conjeturas y
refutaciones.
La CIENCIA es considerada como un conjunto de hipótesis que deberán ser probadas para explicar o describir
aspectos del mundo. Si bien no todas las hipótesis pueden hacerlo, TODAS deben ser FALSABLES, es decir,
susceptibles de ser falsadas. No hay que confundir hipótesis falsas con hipótesis falsables. Una hipótesis es
falsable si existe un enunciado observacional o un conjunto de ellos lógicamente posibles que sean
incompatibles con ella, es decir, que en caso de ser verdaderos, falsarían la hipótesis. Ej La afirmación “Los
lunes nunca llueve” es falsable porque se puede falsar al observar que un día lunes llueve. Hay enunciados que
no son falsables directamente, como por ejemplo el que dice “O llueve o no llueve” dado que ningún
enunciado observacional lógicamente posible puede refutarlo.
Karl Popper es un representante del falsacionismo.
Para el falsacionista, las hipótesis científicas deben ser falsables, además de informativas, dando cuenta de
cómo el mundo se comporta en ciertas circunstancias y no cómo posiblemente (lógicamente) podría hacerlo
pero no lo hace. Cuanto más falsable es una teoría, mejor es.
Una teoría muy buena será aquélla que:
a) hace afirmaciones de muy amplio alcance,
b) por lo tanto es sumamente falsable y
c) que resista la falsación cada vez que se la someta a prueba (es decir, no se la pueda refutar).
Las teorías con alto grado de falsabilidad son preferibles a las menos falsables. Cuanto más falsable sea una
teoría, más afirma y mejor será entonces siempre y cuando no sea falsada. Las teorías falsadas deben ser
rechazadas terminantemente.
Los falsacionistas exigen que las teorías que se formulen sean sumamente falsables; así, las teorías serán
establecidas con claridad. Lo mismo ocurre con la precisión: cuanto más precisamente se formule una teoría,
más falsable será.
Para el falsacionismo el PROGRESO DE LA CIENCIA se da ante el planteamiento de problemas. Con el
objetivo de solucionar los mismos, se formularán hipótesis falsables. Estas hipótesis deberán ser criticadas y
comprobadas. Resultará que algunas de ellas deberán ser eliminadas (dado que fueron falsadas) y otras, puede
que resistan las primeras evaluaciones pero deberán seguir sometiéndose a críticas y pruebas cada vez más
rigurosas. Aquéllas hipótesis rechazadas o falsadas tras superar varias pruebas rigurosas, vendrán a plantear un
nuevo problema el cual está alejado del problema original ya resuelto. Este nuevo problema surgido exige la
formulación de nuevas hipótesis que requieren a su vez probarse, y así indefinidamente se da el proceso de
construcción de la ciencia.
Si bien nunca se puede decir que una teoría sea verdadera -pese a haber superado múltiples pruebas- sí se
puede decir que sea superior a otras, en virtud de haber superado pruebas que las teorías predecesoras falsaron.
Se debe tener en cuenta que los problemas que se plantean, siempre se hacen a la luz de alguna teoría, y no de
la observación como sostienen los inductivistas.
5. EL FALSACIONISMO SOFISTICADO, LAS NUEVAS PREDICCIONES Y EL DESARROLLO DE LA
CIENCIA
La concepción falsacionista sofisticada de la ciencia plantea una imagen dinámica de la misma, al ya no
preguntarse sobre la posibilidad de una teoría de ser falsable o la medida en que lo es sino al proponer si la
teoría recién propuesta -la nueva- puede sustituir a su predecesora. Toda nueva teoría que sea más falsable y
que prediga fenómenos que su rival no consideraba, es digna de atención.
Para el falsacionismo, podemos establecer la falsedad pero no la verdad de las teorías a partir de los
enunciados observacionales de que se disponen. Así, una hipótesis podrá ser falsada en este caso deberá ser
eliminada- o confirmada -ha pasado la prueba experimental u observacional. Las confirmaciones de nuevas
predicciones resultantes de conjeturas audaces son muy importantes en la concepción falsacionista del
desarrollo científico.
“Audaz” y “nuevo” son adjetivos que para el falsacionismo son históricamente relativos y que se emplean
para las hipótesis y las predicciones respectivamente. La hipótesis que puede resultar audaz en un momento de
la historia de la ciencia y cuya predicción será nueva, no lo será en un momento posterior. Es audaz en la
medida en que está en conflicto con las teorías generalmente aceptadas en la época, el conocimiento básico.
Las hipótesis prudentes se refieren a los conocimientos bien establecidos y que no son problemáticos. Por otra
parte, la confirmación de conjeturas audaces supondrá la falsación de alguna parte del conocimiento básico
con respecto al cual eran audaces las hipótesis.
Respecto a la CONFIRMACION, los inductivistas y los falsacionistas tienen concepciones diferentes.
Mientras que para los inductivistas el contexto histórico en el que se obtiene la evidencia carece de
importancia, dado que las confirmaciones se obtienen por inducción, estableciéndose la probabilidad de la
verdad de las teorías, para los falsacionistas las confirmaciones están en estrecha dependencia respecto de su
contexto histórico, quien confiere el carácter de audaces a las hipótesis.

6. LAS LIMITACIONES DEL FALSACIONISMO


Los falsacionistas, tanto los ingenuos como los más sofisticados, sostienen que si bien las teorías se pueden
falsar de modo concluyente acorde a las pruebas correspondientes, no se puede establecer su verdad o la
probabilidad respecto a la verdad. Este hecho confiere a las teorías el carácter de ser conocimiento provisional.
Pero los enunciados observacionales dependen de la teoría y son falibles; éste es un inconveniente para el
falsacionismo. Puede suceder que un enunciado universal que constituye una teoría choque con algún
enunciado observacional, y sea este enunciado observacional el que esté equivocado y no la teoría. O puede
suceder que sea un supuesto auxiliar de la teoría el que falle. Por lo tanto, no se puede falsar concluyentemente
una teoría porque no se puede determinar que la responsable de una predicción errónea sea alguna parte de la
comprobación y no la teoría.
Diversos ejemplos de la ciencia nos muestran que ni el inductivismo ni el falsacionismo constituyeron la
concepción de la ciencia es compatible con ellos: hay teorías que no fueron descubiertas por la observación ni
por la experimentación ni por la falsación de hipótesis audaces.
7. LAS TEORIAS COMO ESTRUCTURAS:
1. LOS PROGRAMAS DE INVESTIGACION
Tanto las concepciones inductivista como falsacionista de la ciencia son, además de muy poco sistemáticas,
incapaces de describir adecuadamente teorías complejas. Para dar una idea más adecuada de las teorías, hay
que concebirlas como totalidades estructuradas. Esto se debe a tres razones: a) según un estudio de la historia
de la ciencia, la evolución y el progreso de las ciencias principales muestran una estructura que ni el
inductivismo ni el falsacionismo puede abordar. b) El significado de los conceptos depende de la estructura de
la teoría en la que aparecen y la precisión de aquéllos depende de la precisión y el grado de coherencia de ésta.
Los conceptos adquieren su significado, en parte del rol que ejercen en una teoría. c) razón que surge de la
necesidad de desarrollo de la ciencia, dice que la ciencia avanzará de manera más eficaz si las teorías están
estructuradas de modo tal que contengan indicaciones y prescripciones acerca de cómo deben desarrollarse y
ampliarse. Así, su estructuración debe contener un programa de investigación.
Imre Lakatos, con el propósito de mejorar el falsacionismo popperiano y superar las objeciones formuladas a
éste, desarrolló su concepción de la ciencia en Programas de Investigación, considerando a las teorías como
estructuras organizadas.
El programa de investigación lakatosiano se define como una estructura cuya utilidad consistirá en guiar,
tanto positiva como negativamente, la futura investigación. Los programas de investigación serán
“progresistas” si llevan al descubrimiento de fenómenos nuevos; y serán “degeneradores” si no lo hacen.
Los elementos que constituyen este programa son el núcleo central y el cinturón protector, siendo este primer
elemento mencionado una característica definitoria de este tipo de programa, además de las heurísticas
positiva y negativa.
Entendemos por núcleo central las hipótesis teóricas muy generales que constituyen la base a partir de la cual
se desarrolla el programa; cabe aclarar que los núcleos son aceptados e infalsables. Un ejemplo de núcleo
central de la astronomía copernicana lo constituye la hipótesis que dice que la Tierra y los planetas giran
alrededor de un sol inmóvil y que la Tierra gira una vez al día sobre su eje. Cualquier desajuste habido en la
confrontación entre un programa de investigación y los datos observacionales no habrá que atribuírselo al
núcleo central sino al cinturón protector, aquella otra parte de la teoría conformada por el conjunto de
hipótesis auxiliares, supuestos subyacentes de las condiciones iniciales y enunciados observacionales.
El cinturón protector puede modificar su contenido; no así el núcleo central; de modificarse éste, implicaría
apartarse de ese programa de investigación. Para Lakatos, los científicos deben decidir aceptar el núcleo
central del programa no sólo lo que serían los enunciados singulares como sostendría Popper sino los
enunciados universales.
La heurística positiva, aspecto del programa que dice lo que debe hacerse y lo que no, indica cómo debe
completarse el núcleo central para explicar y predecir fenómenos varios. Serán las confirmaciones deberá
someterse el programa a pruebas observacionales y no las falsaciones quienes tendrán vital importancia. Se
pide que al menos, de vez en cuando, el programa resulte exitoso cuando se deban realizar predicciones
nuevas que se confirmen.
La heurística negativa indica que no se puede rechazar ni modificar los supuestos básicos subyacentes al
programa, que constituye su núcleo central.
De lo ya dicho se desprenden dos cuestiones fundamentales que hacen a un programa de investigación:
a) Debe tener un grado de coherencia tal que permita la elaboración de un programa para la futura
investigación.
b) Debe llevar a nuevos descubrimientos, por lo menos de vez en cuando.
Respecto a la METODOLOGÍA dentro de un programa de investigación, la misma debe ser analizada desde
dos puntos de vista: 1) dentro de un solo programa, 2) en la comparación entre programas rivales.
En lo referente al 1er. punto de vista, puede haber expansión y modificación del cinturón protector, mediante
la inclusión de nuevas hipótesis. Los requisitos que estas hipótesis deben cumplir son que deben ser
comprobables independientemente y que no deben ir contra los postulados del núcleo central.
Gracias al núcleo central y a la heurística positiva es posible mantener el orden. Las comprobaciones
experimentales son las que determinan el rechazar o aceptar una hipótesis. Las hipótesis que sobrevivan, serán
conservadas en carácter provisional; aquéllas que no lo hagan, deberán ser rechazadas (aunque puede suceder
que sean consideradas nuevamente a la luz de alguna otra hipótesis).
Respecto al 2do. punto de vista, los méritos de los diversos programas se deben juzgar por la medida en que
dichos programas progresan o degeneran. Si esto último sucede, se da paso a un programa rival más
progresista.
Un problema que aquí se plantea hace referencia al tiempo que deberá transcurrir para considerar si un
programa de investigación ha degenerado o no, si es capaz de llevar al descubrimiento de nuevos fenómenos o
no. Nunca se puede decir que un programa haya degenerado, dado que siempre es posible que una
modificación en su cinturón protector lleve a algún descubrimiento y haga que el programa entre así en una
fase progresista. Por lo tanto, no se puede establecer de modo absoluto que un programa sea mejor que otro
rival; sólo retrospectivamente se podrá establecer la bondad entre programas rivales.

8. LAS TEORIAS COMO ESTRUCTURAS:


LOS PARADIGMAS DE KUHN
Un rasgo característico de su concepción es la importancia dada al carácter revolucionario del progreso
científico, donde una revolución implica el abandono de una estructura teórica y su reemplazo por otra,
incompatible con la anterior.
Lakatos y Kuhn tienen puntos en común: ambas concepciones filosóficas deben resistir a las críticas basadas
en la historia de la ciencia.
Se debe tener en cuenta que la concepción kuhniana es anterior a la lakatosiana.
Por otra parte, la postura kuhniana se diferencia de la lakatosiana en el hincapié que hace el primero en los
factores sociológicos.
Razonamiento Deductivo expresa su idea acerca del progreso de la ciencia por medio del siguiente esquema
abierto:
Preciencia - Ciencia Normal - Crisis - Revolución - Nueva Ciencia Normal - Nueva Crisis
Introduce la noción de Paradigma, el cual está constituido por supuestos teóricos, leyes y técnicas de
aplicación que deberán adoptar los científicos que se mueven dentro de una determinada comunidad científica.
Los que trabajan dentro de un paradigma, ponen en práctica la ciencia normal. Es probable que al trabajar en
ella, que desarrollará el paradigma en su intento por explicar el comportamiento de aspectos del mundo,
resulten dificultades (por ejemplo, se encuentren con aparentes falsaciones). Si estas dificultades se hacen
inmanejables, se desarrollará un estado de crisis. Ésta se resolverá con el surgimiento de un paradigma
totalmente nuevo, el cual cobrará cada vez mayor adhesión por parte de la comunidad científica, hasta que
finalmente se abandone el paradigma original. Este cambio discontinuo entre paradigmas constituye una
revolución científica. El nuevo paradigma enmarcará la nueva actividad científica normal, hasta que choque
con dificultades y se produzca una nueva crisis y una nueva revolución.
Una CIENCIA MADURA se rige por un solo paradigma, quien establece las normas que dan legitimidad al
trabajo que se realiza dentro de la ciencia que rige, incluyendo la resolución de problemas que se presentan.
Para Kuhn, será justamente la existencia de un paradigma que pueda apoyar una tradición de ciencia normal lo
que establecerá la diferencia entre lo que es CIENCIA y lo que no lo es. Carecer de paradigma implica no
poseer el estatus de ciencia.
Los paradigmas están compuestos por: leyes explícitamente establecidas, supuestos teóricos, maneras
normales de aplicación de las leyes, instrumental y técnicas instrumentales, prescripciones metodológicas muy
generales y como componente adicional, algunos principios metafísicos muy generales.
La CIENCIA NORMAL es descripta por Kuhn como una actividad de resolver problemas gobernada por las
reglas del paradigma en cuestión. El paradigma deberá proveer los medios para solucionar los problemas que
en él se formulan. Aquellos problemas que no puedan ser solucionados, serán entendidos como anomalías y
como fracasos del científico, más que como falsaciones e insuficiencias del paradigma. Kuhn reconoce que
todos los paradigmas contienen algunas anomalías y sostiene además que un científico normal no debe criticar
el paradigma en el cual se encuentra trabajando.
Lo que diferencia a la CIENCIA NORMAL, madura, de la PRECIENCIA, inmadura, es la falta de acuerdo en
lo fundamental. La Preciencia se caracteriza por el total desacuerdo y el constante debate de lo fundamental,
llegándose a establecer casi tantas teorías como teóricos haya trabajando.
La existencia de problemas sin resolver dentro de un paradigma no constituye en sí una crisis. Se sabe que en
los paradigmas siempre habrá anomalías. Las anomalías pueden desarrollarse de modo tal que le resten
confianza, es decir, que afecte los fundamentos del paradigma. En esta situación estamos ante una crisis. La
misma comienza a manifestarse con un período de “inseguridad profesional marcada”: se intentará defender
los nuevos argumentos y el descontento respecto al paradigma en el cual se está trabajando aparecerá.
La crisis se agravará si aparece en escena un paradigma rival.
El nuevo paradigma será distinto e incompatible con su predecesor; constituyen ópticas diferentes del mundo
y será adoptado no por un solo científico en particular sino por la comunidad científica en su totalidad.
Para Kuhn, su concepción acerca de la ciencia es una teoría y no una descripción en la medida que explicita
las funciones que tienen sus componentes. Reconoce que las funciones de LA CIENCIA NORMAL Y LAS
REVOLUCIONES son necesarias: mientras se está en período de Ciencia Normal, se pueden desarrollar los
detalles de las teorías, resolver problemas y realizar trabajos teóricos y experimentales. Se requiere que, en
cierta medida, la ciencia normal sea acrítica; de lo contrario, se estaría permanentemente discutiendo la licitud
de los supuestos y métodos y no se llegaría a realizar trabajos detallados. Las Revoluciones son la oportunidad
de pasar de un paradigma a otro mejor. Si se desarrolla una crisis, el pasaje de un paradigma a otro se hace
necesario, y este paso es esencial para el progreso de la ciencia. Si no hubiera “revoluciones”, la ciencia
quedaría atrapada en un solo paradigma y no se avanzaría más allá de él, lo que constituiría para Kuhn un
grave defecto.
9. RACIONALISMO CONTRA RELATIVISMO
Las posturas de Kuhn y Lakatos son contrarias en cuanto a lo que debe considerarse “ciencia” y “no ciencia”.
Se emplearán los conceptos de “Racionalismo” y “Relativismo” respectivamente para dar cuenta de dos
concepciones acerca de la valoración, la elección de la teoría y la demarcación entre ciencia y no ciencia.
Para los RACIONALISTAS, sólo serán científicas aquellas teorías que puedan ser valoradas en términos
universales y que sobrevivan a la prueba.
Los RELATIVISTAS sostienen que las teorías son siempre relativas al individuo o a la comunidad científica
que las sostienen. Por lo tanto, serán juzgadas en función de los valores que cada individuo o comunidad
posea.
10. OBJETIVISMO
Esta concepción -contraria al la del individualismo- sostiene que los datos del conocimiento tienen
características independientes de las creencias y la conciencia de las personas que los conciben y las aprecian.
El individualismo sostendrá que el conocimiento se entiende en términos de las creencias que los individuos
poseen.
Para el objetivismo, el conocimiento es considerado como algo que está afuera de la mente o cerebro de las
personas. Las proposiciones tienen propiedades “objetivas”.
Esta postura, adoptada por el autor siguiendo a Musgrave, fue defendida por Popper, Lakatos y Marx. Para
Popper, podemos distinguir dos sentidos de conocimiento: a) el conocimiento o pensamiento en sentido
subjetivo -que se refiere al estado de la mente o de la conciencia- y b) el conocimiento o pensamiento en
sentido objetivo, por el cual el conocimiento no depende de la pretensión de la persona de conocer ni de sus
creencias, disposición a afirmar o a actuar. Resulta así, un conocimiento sin conocedor, sin sujeto que conoce.
Por su parte, Lakatos se propuso que la metodología de sus programas de investigación fueran una explicación
objetivista de la ciencia. El materialismo histórico de Karl Marx plantea una concepción objetivista de la
sociedad: los hombres nacen en una estructura social que los preexiste, la cual no eligen y su conciencia se
forma por lo que hacen y experimentan en dicha estructura.
11. UNA CONCEPCION OBJETIVISTA DEL CAMBIO DE TEORIA EN LA FISICA
En este capítulo se analiza la concepción de cambio de teoría ofrecida por Lakatos que, en opinión del autor,
no es tal.
El programa de investigación lakatosiano plantea la existencia de un núcleo central el cual se acepta- y de una
heurística positiva -que demarcará aquello a investigar.
Al no dar Lakatos ni Popper prescripciones adecuadas para la elección de teoría, no dan una explicación del
cambio de teoría.
La concepción de cambio de teoría en la física que se pretende dar implica tener en cuenta la noción de
oportunidad objetiva. Dada una teoría y su práctica, habrá diversas oportunidades para desarrollarla. El
concepto de grado de fertilidad hace referencia al conjunto de oportunidades objetivas presentes en un
programa de investigación en algún momento de su desarrollo. Estas oportunidades serán una propiedad
objetiva del programa más allá del grado de conciencia que tenga la persona e indican el punto hasta el cual el
programa tiene oportunidades de desarrollarse y abrir nuevas vías de investigación. Este concepto difiere del
de heurística positiva de Lakatos, el cual implica una política de investigación que el científico adhiere con
algún grado de conciencia.
La noción de grado de fertilidad es blanco de objeciones varias.
Una concepción objetivista del cambio de teoría considera no sólo los grados de fertilidad de programas
rivales que deberán llevar a nuevas predicciones sino también su éxito en la práctica.
Esta concepción de cambio de teoría no considera que la ciencia progrese espontáneamente sino que sostiene
que el proceso del cambio trasciende las intenciones y decisiones(por ejemplo, metodológicas) conscientes de
los físicos.
A corto plazo, el progreso de la física deberá considerar -entre otras cuestiones- la personalidad de los
científicos pero a largo plazo, el progreso de la física será según la concepción del cambio de teoría sostenida
por el autor.
12. LA TEORIA ANARQUISTA DEL CONOCIMIENTO DE FEYERABEND
Feyerabend sostiene que las metodologías de la ciencia a lo largo de la historia no han dado reglas adecuadas
para guiar las tareas de los científicos. Dada la complejidad de la historia, resultaría poco razonable pretender
explicar la ciencia basándose en reglas metodológicas fijas y universales. Si por metodologías se entiende
reglas que guían las elecciones y decisiones de los científicos, el autor acuerda con Feyerabend. Por su parte,
Lakatos ofrece una metodología que no proporciona reglas para la elección de un programa o teoría sino
criterios que ayudan a la persona a evaluar la situación histórica en la que toma sus decisiones.
Para Feyerabend, no es aconsejable que las elecciones y decisiones de los científicos estén obligadas por las
metodologías científicas.
Un concepto importante para Feyerabend es el de inconmensurabilidad, el cual hace referencia a la
dependencia de los enunciados observacionales de la teoría. Si dos teorías rivales son tan diferentes que no
resulta posible compararlas lógicamente, se dice que ambas teorías serán inconmensurables. Las teorías
inconmensurables podrán compararse teniendo en cuenta diferentes criterios, por ejemplo, la coherencia. Se
destaca que la elección entre criterios es subjetiva, enunciándose asimismo la existencia del elemento
subjetivo en la ciencia.
Respecto a la ciencia y otras formas de conocimiento, se destaca la superioridad que suelen atribuirle a la
ciencia los defensores de la misma. Feyerabend no reconoce necesariamente la superioridad de la ciencia
sobre otras formas de conocimiento. Y defiende una “actitud humanitaria” al reconocer la libertad de los
individuos, en por ejemplo, la elección entre ciencia/otras formas de conocimiento o su defensa respecto a la
supresión de los imperativos metodológicos ya especificada en párrafos anteriores. Sin embargo, reconoce
límites de índole físicos, fisiológicos sociológicos e históricos- a esta libertad.
En opinión de Chalmers, el ideal de sociedad libre de Feyerabend no constituye de ayuda. Pareciera así que
todos deberían seguir sus pareceres y hacer lo que quisieran.
13. REALISMO, INSTRUMENTALISMO Y VERDAD
Respecto a la relación entre las teorías científicas y el mundo al que se las pretende aplicar, existen dos puntos
de vista a los que se denomina “Realismo” e “Instrumentalismo”.
Según las posturas realistas, las teorías describen o pretenden describir qué es el mundo. Estas posturas
conllevan la idea de verdad, ya que la ciencia aspira a dar descripciones verdaderas de lo que es realmente el
mundo. Así, la teoría que describa correctamente algún aspecto del mundo y su modo de comportamiento será
verdadera o cierta. En esta concepción, el mundo existe independientemente de nosotros y de nuestro
conocimiento teórico de él. De acuerdo a la concepción alternativa, el instrumentalismo, las teorías son
instrumentos cuya finalidad es relacionar un conjunto de estados de cosas observables con otros. La idea de
verdad es más restringida: las descripciones del mundo observable serán verdaderas o falsas según lo
describan o no correctamente. Aquí las teorías no serán evaluadas por su verdad o falsedad sino por su utilidad
como instrumentos. Para el instrumentalista ingenuo, a la ciencia no le corresponde establecer lo que puede
haber más allá de la observación. La ciencia no nos otorga un medio seguro de llenar el hueco entre lo
observable y lo inobservable. Los instrumentalistas comparten así con los inductivistas la postura de no
afirmar nada que no sea derivado de la observación.
Acorde al Realismo, la única teoría viable que satisfacería la concepción de verdad es la “Teoría de la Verdad
como Correspondencia”. Según la misma, una frase es verdadera si corresponde a los hechos, es decir, si las
cosas son como dice la frase que son. Pero sólo se puede hablar de los hechos a los que se refiere una teoría, y
a los que se supone que corresponde, empleando los conceptos de la propia teoría. Los hechos no son
comprensibles independientemente de nuestras teorías.
Una contribución de Popper a la concepción de la ciencia como búsqueda de la verdad fue la idea de
aproximación a la verdad, o verosimilitud. La ciencia progresa acercándose cada vez más a la verdad. Así, la
teoría de Newton es mejor que la de Galileo en cuanto a la aproximación a la verdad. Pero la concepción
popperiana del progreso como aproximación a la verdad tiene un carácter instrumentalista que choca con las
intenciones realistas de Popper, por ejemplo, con la afirmación de que la ciencia intenta describir y explicar la
realidad.
14. REALISMO NO REPRESENTATIVO
Desde la óptica que el autor desea defender, el mundo físico está constituido de tal forma que nuestras teorías
físicas actuales son aplicables a él en algún grado. La finalidad de la física será establecer los límites de
aplicabilidad de las teorías actuales y desarrollar teorías que sean aplicables al mundo con un mayor grado de
aproximación en diversas circunstancias. Este punto de vista será denominado como Realismo No
Representativo, el cual es realista en dos sentidos: a) se parte del supuesto de que el mundo físico es como es
independientemente de nuestros conocimientos sobre el mismo; b) se parte del supuesto de que, en tanto las
teorías son aplicables al mundo, lo son siempre dentro y fuera de las situaciones experimentales. Sin embargo,
no es representativo, en tanto no conlleva una teoría de la verdad como correspondencia. No se pueden juzgar
las teorías desde el punto de vista de la descripción del mundo tal como realmente es, dado que no hay acceso
al mundo independientemente de un cuerpo teórico que permita valorar tales descripciones. Esto choca con las
nociones propias del sentido común. Sí se pueden juzgar las teorías desde el punto de vista del grado en que
abordan exitosamente algún aspecto del mundo.
El realismo no representativo es más compatible que las tesis realistas habituales con el hecho de que nuestras
teorías son productos sociales sujetos a un cambio radical. Nuestras teorías son un tipo especial de producto
social, aunque no esté socialmente determinado el grado en que son capaces de abordar el mundo físico que no
es un producto social.
La descripción del realismo no representativo en cuanto a la aplicabilidad de las teorías al mundo es, en
opinión del autor, vaga. Y aquí radica el punto fuerte de la postura: la forma en que se teoriza acerca del
mundo es algo a descubrir y no algo a establecer de antemano mediante argumentos filosóficos.
En opinión del autor, la cuestión que da título a este libro es engañosa y presuntuosa. Presupone que hay una
sola categoría de “ciencia” e implica que diversas áreas del conocimiento -física, biología, historia, etc.- entran
o no dentro de esta categoría. Los filósofos no tienen recursos que les permitan fijar los criterios que deben ser
satisfechos para que un área de conocimiento sea considerada científica. Toda área de conocimiento puede ser
analizada por lo que es: investigando sus fines, sus métodos para lograrlos, su grado de éxito en dicha
prosecución; y podrá ser criticada al criticarse estos mismo puntos. Desde esta perspectiva, no se necesita la
categoría de “ciencia” para que una parcela de conocimiento sea considerada como tal o como no ciencia.
La postura del autor es relativista en tanto niega la existencia de un criterio absoluto con respecto al cual
valorar o juzgar las teorías. No hay una categoría general de “ciencia” ni un concepto de verdad que esté a la
altura del proyecto de describir a la ciencia como una búsqueda de la verdad. Toda área de conocimiento debe
ser juzgada por sus méritos propios, sus fines y grado de alcance de los mismos. A su vez, los juicios acerca de
los fines estarán relacionados con la situación social.
El lado objetivista de la postura del autor, en cuanto al conocimiento, hace referencia al hecho de que los
individuos se enfrentan a una situación objetiva y a una serie de métodos y materiales teóricos -que están a su
disposición- para contribuir a cambiar la situación. Una teoría puede alcanzar ciertos fines mejor que otra.
Para el autor, la función más importante de su investigación radica en combatir la “ideología de la ciencia”,
que implica el uso de los dudosos conceptos de ciencia y de verdad. Por ejemplo, se defiende en nombre de la
ciencia -entre otras cosas- el tipo de psicología conductista que fomenta el trato de las personas como
máquinas. Se defiende en base a que ha sido adquirido a través de un método científico y por lo tanto, debe
poseer algún mérito. Las categorías generales de ciencia y método científico son empleados también para
descartar áreas de estudio. Por ejemplo, Popper arremete contra el marxismo y la psicología adleriana por no
ajustarse a su metodología falsacionista.
En opinión del autor, no hay una concepción intemporal y universal de la ciencia o del método científico que
pueda servir a los fines ejemplificados en el párrafo anterior. No es lícito defender o rechazar áreas de
conocimiento porque no se ajustan a algún criterio prefabricado de cientificidad.

Tras la lectura del artículo "La observación depende de la teoría" incluido en el libro ¿Qué es esa cosa
llamada ciencia? (1976) de Chalmers, A.F., nos hemos planteado resolver dos preguntas ¿comienza la
ciencia con la observación? y ¿proporciona la observación una base segura al conocimiento científico?

Para demostrar que la ciencia no comienza con la observación, puesto que la observación ha de ser posterior a
la teoría, Chalmers aporta gran cantidad de ejemplos que nos confirman que las impresiones subjetivas
experimentadas por los observadores ante cualquier situación, u objeto, están influidas por su experiencia, por
su conocimiento, su estado interno, es decir su sexo, su salud, su edad... uno de estos ejemplos sería el
siguiente: cuando decimos a un niño no te acerques al fuego, el niño está observando el fuego, pero como no
tiene la teoría de que el fuego le puede quemar no se va a quitar hasta que alguien se lo ordene, adquiriendo
con el tiempo dicha teoría.

Además para poder apreciar totalmente lo que deseamos ver, en ocasiones debemos saber como hacerlo, es
decir, debemos aprender a ver, como Galileo lo hizo para reconocer e interpretar las partes del Universo. Ello
nos puede sugerir que entonces varios observadores que ven la misma escena interpretan de diferente modo lo
que ven.

Esto es porque no hay una relación directa con lo que vemos. Sino que interviene nuestro córtex central del
cerebro que es el que responde ante lo que "ven" nuestros ojos.

Por tanto mencionaré la tesis fundamental; que dice que una teoría debe preceder a todos los enunciados
observacionales y que los enunciados observacionales son tan falibles como las teorías que presuponen.

También podemos decir que sin teoría no podemos observar con precisión. Luego si lo unimos a lo anterior ya
hemos contestado las dos preguntas que nos llevarán a pensar en las consecuencias que tienen actualmente las
afirmaciones de Alan Chalmers, puesto que ya no vemos a la ciencia como una personificación de un Dios; es
decir, como una verdad absoluta e irrevocable.

Apoyándonos en que la ciencia es básicamente teoría podemos criticarla y discutirla. A veces necesitaré unos
conocimientos, para estar a la altura pero una vez llegado a ese grado veremos que la ciencia, un campo tan
multiplicado y considerado imparcial, también se encuentra influenciado por intereses de todo tipo.

Al igual que ocurren hechos a escala mundial (llegan a nosotros por los medios de comunicación) y todos o la
mayoría opinamos distinto sobre ellos; cuando se trata de un hecho científico también ocurre lo mismo, sin
embargo, en los dos caso sólo se trata de mostrar clara y creíble la opinión o versión que más interesa oír de
acuerdo con el momento temporal; como sucedía en la época medieval cuando todo se justificaba a través de
Dios.

Ahora todo se explica con ciencia, pero como hemos visto también es falible. Aunque esto sea casi imposible
de asimilar por la sociedad en la que vivimos hay que considerarlo para evitar un abuso de manipulación
social influido por los intereses creados mundialmente.

Como conclusión de Chalmers, decir " que la ciencia es un objeto de conocimientos que se desarrollan
históricamente y que solo se puede apreciar correctamente una teoría si se presta la debida atención a su
contexto histórico. Y la apreciación de una teoría está íntimamente vinculada a las circunstancias en las cuales
apareció esa teoría por primera vez."

A lo largo de todo el texto has podido comprobar cómo nuestros ojos nos engañan, y ante una misma imagen
cada persona puede ver una cosa diferente dependiendo de su experiencia, conocimiento, estado interno... Hay
mucho más de lo que descubre cada ojo.

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