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CUAUHTÉMOC

(Tenochtitlán?, hoy Ciudad de México, 1502?-Yucatán, actual


Honduras, 1525) Soberano azteca. Hijo de Ahuitzotl y primo de
Moctezuma, fue el último tlatoani, rey azteca. Cuauhtémoc, nombre
que significa «águila que cae», fue un encarnizado enemigo de los
españoles, especialmente después de la matanza perpetrada por
Pedro de Alvarado en Tenochtitlán, el 23 de mayo de 1520. La brutal
acción del conquistador español provocó la reacción del pueblo
azteca, que lapidó a Moctezuma II y sitió a los extranjeros, aunque
éstos consiguieron huir de la capital azteca la noche del 30 de junio al
1 de julio, posteriormente llamada la Noche Triste.

Mientras Hernán Cortés y sus hombres, apoyados por los tlaxcaltecas,


se preparaban para ocupar de nuevo Tenochtitlán, Cuitláhuac ,
hermano de Moctezuma II, asumió el trono azteca. Pero murió a los
pocos meses, víctima de la epidemia de viruela que, introducida por
los españoles procedentes de Cuba, causaba estragos en los aztecas.

Le sucedió su primo Cuauhtémoc, que se había distinguido por su


arrojo contra los españoles. Ante la nueva ofensiva de los invasores,
el tlatoani organizó la defensa de Tenochtitlán, que resistió durante
tres meses el sitio, aunque, cayó finalmente en poder de los
españoles, y Cuauhtémoc fue hecho prisionero el 13 de agosto del
mismo año, cuando intentaba huir hacia Texcoco.

Desde entonces y hasta el momento de su muerte permaneció


cautivo, siendo torturado para que revelase el lugar donde se
ocultaba el tesoro real. Finalmente, ante el temor de que organizara
una nueva rebelión, Cortés lo llevó consigo junto a otros nobles
aztecas en una expedición al territorio de la actual Honduras. Durante
la misma, un tal Mexicalcingo lo acusó de haber participado en una
supuesta conspiración, y fue ahorcado junto con otros aztecas
principales.

Gran emperador de los aztecas. Excelente guerrero y gladiador.


Monarca de gran valor,
entereza y auténtica nobleza. Forjador de un gran imperio que
envuelto en proezas,
riquezas y sueños llevara a su pueblo al amor y defensa de su gran
ciudad, la gran
Tenochtitlán. Emperador o Tlacatecutli que llevara el nombre de
Cuauhtémoc.

Lo que somos y lo que fuimos


Generalmemte olvidamos a aquellos que nos dieron vida, aquellos
que nos dieron nuestras raíces, nuestros principios, nuestras
creencias... Partimos de muchas ramas, las iniciales fueron las
aztecas.

Somos de barro y entre barro andamos, "arrieros somos y en el


camino andamos". Venimos de muy lejanos lugares, tal vez del polvo
o de los vientos. Influencias indígenas, indias y españolas. Mestizos,
criollos, mulatos, mexicanos o españoles somos lo que somos. Ayer
fue el ayer y su pasado; hoy es hoy, su presente y su pasado.

Los primeros gobernantes

¿Quién habría antes que nosotros? ¿Quién habría antes pisado


nuestro suelo, vivido nuestras desgracias o saboreado nuestros
triunfos? La historia, siempre callada no lo cuenta todo. Calla,
meditabunda, como no queriendo entristecer a sus mulatos hijos.

Gobernantes van y vienen. Gobernantes vienen y se van. Los


primeros pobladores, lo que se pudiera llamar "primeros pobladores",
ni sus luces. Se sabe de los mexicas, de los totonacas (o totonacos),
de los chimalpopocas, de los toltecas, de los tlaxcaltecas, de los
otomís; pero, antes que ellos ¿quién?

Pero por algún día se tiene que empezar, es parte de la vida, parte de
su absurdo o de su juego irónico. Tendríamos, por lo tanto, que hablar
del Imperio Azteca, de los primeros gobiernos mexicas, desde la
historia del legendario Huitzilopochtli, hasta Tenoch, importante jefe
sacerdote.

Luego vendrían la serie de los once señores mexicas, desde


Acamapichtli, pasando, naturalmente, por Hutzilíhuitl, Chimalpopoca,
Izcóatl, Moctezuma Ilhuicamina, Axayácatl, Tizoc, Ahuizotl,
Moctezuma Xocoyotzin y Cuitláhuac, hasta llegar a Cuauhtémoc.

Los primeros gobiernos mexicas fueron teocráticos, después los


regímenes tuvieron al mando caudillos militares. Al final, con
Moctezuma II (Moctezuma Xocoyotzin), a un jefe supremo de un gran
Estado, no a un tlatoani o un tecutli sino un tlacatecutli, Señor de
Señores, quien reunía los poderes religioso, militar y administrativo.

Señor de Señores

Del náhuatl cuauhtli, águila, y de temoc, que significa baja,


desciende, Cuauhtémoc quiere decir "águila que cae", "águila que
desciende". Un águila soberana que cae suavemente, ("caer" en el
sentido de descender, planear; no en el sentido de caer o
derrumbarse o desplomarse abruptamente).
Cuauhtémoc, Señor de Señores, Emperador de todos los tiempos.
Gran hombre y fiel guerrero, merecedor de los más altos honores y
premios. Undécimo señor mexica que gobernara de 1520 a 1521 ese
gran Imperio Azteca que tuviera por sede la Gran Tenochtitlán.

Hijo de Ahuizotl, sobrino de Cuitláhauc y de Moctezuma II, y,


descendiente por línea directa materna de Netzahualcóyotl,
Cuauhtémoc debió nacer hacia el año 1495 o 1496 en Tenochtitlán.
Algunas fuentes señalan como su madre a Cuauyautitlali, una
hermosa princesa chontal, mientras que otros aseguran que la madre
de Cuauhtémoc fue Tlilalcápatl, conocida también -según escritos-
como Tiyacapatzin, una noble princesa tlaltelolca.

La vida de Cuauhtémoc

La vida de Cuauhtémoc es fuerte y dura. A los 15 años, Cuauhtémoc


(o Guatimotzin, como también se le conoce), ingresa al Calmécac,
colegio destinado a la nobleza, una escuela guerrera, donde aprende
el valor de la fortalece y del espíritu. Aquí se le instruye y ejercita en
las disciplinas del cuerpo y del espíritu.

Aprende a endurecer su cuerpo en las prácticas más severas: duerme


en el suelo para mortificarse la carne, duerme a pleno sol para
soportar el sudor, el calor y el sufrimiento. Guarda y padece ayuno, y
permanece en vigilia para observar el tránsito de las estrellas.

Cuauhtémoc es inteligente y aprende con gran rapidez. Su padre y


sus maestros le inician también en los secretos de la religión. Le
inducen en la astronomía y en la ciencia del calendario. Pasan los
días, pasan los años y Cuauhtémoc se convierte en un gran hombre y
gran guerrero.

No se conocen a ciencia cierta las batallas, de la época de Moctezuma


Xocoyotzin, en que Guatimotzin haya participado para alcanzar el
grado de "tlacatecuhtli", o sea, jefe supremo; pero se cree debió
acompañar al ejército azteca en sus incursiones por el sur, lo mismo
que en las guerras de Tlaxcala.

Cuauhtémoc

Era señor de Tlaltelolco y en 1520 sucede en el gobierno mexica a su


tío Cuitláhuac, quien había muerto, a fines de diciembre, a
consecuencia de viruela, enfermedad traída por un enfermo negro, de
esos que venían en la expedición de Narváez.
Es, en realidad, hasta febrero de 1821, cuando Cuauhtémoc asciende
realmente al poder. Su coronación se efectúa sin fiestas, sin mucho
alboroto u ostentación. Sólo se sacrificaron algunos prisioneros que
quedaban de La Noche Triste.

Las batallas

En junio de 1520 Pedro de Alvarado, que había quedado al frente de


la guarnición de Tenochtitlán, arremetió contra los indios nobles que,
reunidos en la plaza mayor, celebraban una ceremonia especial.
Alvarado consumó una cruel y bárbara matanza, al estilo de lo que
estaba acostumbrado otro asesino como lo era Cortés.

Este hecho provocó la indignación popular. ¿Quiénes eran los


españoles para intervenir en sus asuntos y ceremonias religiosas? ¿Se
burlaban, acaso? La sublevación popular se da. Los mexicanos atacan
a los españoles. Cuauhtémoc, al frente de un ejército, avanza desde
Tlaltelolco, arrolla a Ordaz que le sale al paso. Cuauhtémoc triunfa y
logra, así mismo, desbandar totalmente a la tropa de Cortés.

El gobierno de Cuauhtémoc

Al asumir Cuauhtémoc el poder, su primera acción fue defender la


ciudad de México del ataque de los españoles, que se fortalecían en
Tlaxcala. Cortés quiere derrocarlo, más tarde mandaría asesinarle.
Cortés lo quiere todo, urde su plan y hace alianzas con varios grupos
de descontentos indígenas, entre ellos pueblos totonacos y
tlaxcaltecas.

Cortés con sus aliados, acompañados de miles de guerreros de


pueblos aliados avanzan hacia la gran ciudad. El joven Cuauhtémoc
inicia la defensa; Cortés, el ataque. Inicia la lucha y la verdadera
historia del pueblo de México se va escribiendo.

El ataque a la "Gran Tenochtitlán"

Rudo fue el ataque a la ciudad. Pueblos muy importantes se habían


unido a Cortés con la esperanza de liberarse del yugo de los
tenochcas. Miles de soldados avanzaron hacia la captura de la urbe
azteca. Cuauhtémoc, enterado de que Cortés quería poner sitio a
Tenochtitlán organizó su ejército, preparó al pueblo, ofreció quitar los
tributos a los vasallos, hizo salir de la ciudad a los inútiles, fortificó la
plaza, destruyó los puentes y mandó construir y armar cinco mil
barcas.
Cuauhtémoc hizo una defensa heróica de su ciudad. Defendió palmo
a palmo su terreno. Defendió su posición con lo más que pudo.
Perdida la parte sur, se concentró en Tlaltelolco, donde opuso gran
resistencia, aunque tuvo que ceder, finalmente, ante la fuerza del
enemigo.

No se podía más. Cuauhtémoc combatió y luchó valientemente.


Luego de más de tres meses, los aztecas lloraban su derrota. Las
fuerzas imperiales habían defendido tenazmente sus posiciones
durante 75 días, del 30 de mayo al 13 de agosto de 1521.
Cuauhtémoc y sus hombres se habían reducido al islote de Tlaltelolco.

Cuauhtémoc había resistido heróicamente. A pesar del hambre y la


superioridad numérica, a pesar de no contar con suficiente agua
(Cortés había mandado cortar el acueducto), a pesar de muchas
cosas, Cuauhtémoc había defendido cuantas posiciones había podido.
Era hora de la partida, era la hora del adiós.

Cuauhtémoc huye

Habiendo rechazado cuantas proposiciones de paz le había hecho


Cortés y al verse finalmente derrotado, el emperador no tiene más
remedio que escapar. Es por eso que, en último instante, Cuauhtémoc
trata de poner a salvo a su familia, embarca en una piragua, otros
más en frágiles canoas. Cuauhtémoc es finalmente apresado.

Es el 13 de agosto de 1521. Cuauhtémoc y los suyos son hechos


prisioneros. Un bergantín, al mando de García Holguín apresa al fiero
emperador azteca. Este es llevado ante la presencia de Cortés. Ahí
estaba Malinche. Los tres se ven. El pensamiento de Cuauhtémoc
invade su corazón. Tiene que expresarse y se dirige a la Malinche.

La Malinche escucha, no tiene nada que decir. Lo había traicionado.


Desde hacía tiempo se había entregado a las garras de un asesino,
Cortés. Entonces Cuauhtémoc dice: "Malinche, he hecho lo que
estaba obligado a hacer en defensa de mi ciudad, mi pueblo y mis
vasallos y no puedo más. Pues vengo por fuerza y preso ante tu
persona y poder, toma luego ese puñal que tienes en la cintura y
mátame con él".

Malinche quedó impávida. No sabía que decir. Miraba a los ojos de


Cortés quien recibió al joven Cuauhtémoc con toda clase de
amabilidades. Cortés lo abraza y le ofrece toda clase de seguridades
para él y su familia. Cuauhtémoc, inteligente y comprendedor del
torcido corazón del conquistador, sabía que éste nunca cumpliría.

Cuauhtémoc sigue con vida

El depuesto emperador de los aztecas es trasladado a Coyoacán por


órdenes de Cortés y se le deja el encargo de ver por la ciudad de
México. Dispone la salida de los sobrevivientes para que no mueran
de hambre, sumidos entre el fango y la peste causada por los miles
de cadáveres que sembraban la ciudad.

Por orden suya, por orden de Cuauhtémoc, se arregla el acueducto a


Chapultepec, se limpian las calles, se entierran a los muertos y se
inicia la reconstrucción de la gran ciudad. Terminada la guerra los
soldados exigen a Cortés que se reparta el botín. ¿Cuál? ¡Si ya estaba
todo deshecho...!

Se corre el rumor de que Cortés se había puesto de acuerdo con


Cuauhtémoc para quedarse con el tesoro. Esto los soldados españoles
no lo podían permitir. Cortés corre el riesgo de que se le revierta el
problema, pero pronto halla salida.

El Tormento de Cuauhtémoc

¿Dónde estaría el tesoro? Los españoles querían saberlo. Estaban


seguros que Cuauhtémoc y Cortés se habían puesto de acuerdo para
ocultar el tesoro. Por eso, el capitán Julián de Alderete (o Aldrete) le
pide cuentas a Cortés, le pide que le aclare. Cortés no quiere dar
explicación alguna, no quiere rendir ni prestar cuentas. No le
conviene.

Aldrete culpa entonces a Cuauhtémoc y a Tetlepanquetzal, señor de


Tacuba, de que ocultaban el oro y el tesoro de Moctezuma. Obtiene el
permiso de Cortés para que se les aplique el suplicio y tormento
máximo. Cuauhtémoc y Tetlepanquetzal, ambos, son atados a un
tronco. Es entonces cuando el propio tesorero Aldrete aplica aceite
hirviendo en los pies de Cuauhtémoc a quien le pide que confiese
dónde había ocultado el tan preciado tesoro.

Cuauhtémoc calla y soporta estoicamente dicho tormento, mientras


que el señor de Tacuba no puede más. Así, mientras que Cuauhtémoc
sufre con inquebrantable serenidad, el señor de Tacuba rompe con
gritos el silencio. Se queja y Cuauhtémoc le hace una pregunta "Estoy
yo acaso en un lecho de rosas? ¿Estoy acaso yo en el más delicioso
de los baños?"

Sin embargo, al final de cuentas, ambos aguantan. Luego, los


verdugos, al ver la inutilidad de esta crueldad, los retiran del
tormento, como consecuencia del cual, dicen algunos historiadores,
muere Tetlepanquetzal, el señor de Tacuba. Sin embargo, y por
muchas y muy obvias razones, la culpa de este crimen recae sobre el
conquistador Cortés.

Los últimos años de Cuauhtémoc

Pasan los años. Cuauhtémoc sigue prisionero. Los dolores pasan, los
años y cicatrices producidas por el tormento desaparecen. Muchas
cosas cambian, pero la fe inquebrantable de este gran hombre
continúa. Algunas cosas varían, otras desaparecen. Cuauhtémoc
acepta ser bautizado con el nombre de Fernando de Alvarado y su
esposa toma el nombre de doña Isabel Moctezuma.

Cortés, mientras tanto, emprende una expedición a las Hibueras


(Honduras), para castigar a Cristóbal de Olid, que se le había
sublevado. Es 1524. Cortés lleva consigo a Cuauhtémoc por temor a
que éste, en su ausencia, en caso de quedarse en la capital,
provocase una rebelión.

Cortés no quiere problemas. lo lleva consigo. La expedición pasa por


los hoy actuales estados de Veracruz y de Tabasco; con muchos
percances, hambre, enfermedades y peligros. No se podía avanzar.
Cortés ya no podía, sentía, a veces, que le faltaban fuerzas. No podía
caminar, sus piernas, sobre todo la derecha, le flaqueaban.

Hay que recordar que Cortés, aparte de ser asesino era cojo. Cojera
que le había venido de sus años mozos, cuando por andar de
aventurero enamorado había caído de una barda, fracturándosele la
pierna derecha, cojera de la cual, aunque ligera, nunca se pudo
reponer.

La muerte, asesinato o ahorcamiento de Cuauhtémoc

No obstante, así, en los primeros días de febrero de 1525, Cortés y


sus hombres llegan a un punto llamado Acallán (Alcalá). Los chismes
y rumores llegan nuevamente a los paranóicos oídos de Cortés. Los
caciques del lugar y otras personas le dicen a éste que Cuauhtémoc,
viendo el estado en que se encontraban los españoles y viendo la
debilidad y su cojera, tramaba con los suyos una conspiración a fin de
darle muerte y tratar de recuperar el trono de Tenochtitlán.

Hechas algunas averiguaciones no muy claras, Cortés toma por serio


todo (y pudiese ser que así fuera) y Cuauhtémoc es condenado a
muerte junto con otros de sus compañeros. La fecha: 26 de febrero
de 1525. Cuauhtémoc es ahorcado. Un crimen que mereció la
reprobación no sólo del rey y de la Corona de Castilla, sino de los
mismos soldados españoles.

Cuauhtémoc
Busto de Cuauhtémoc en el Zócalo, Ciudad de México.

Cuāuhtémōc (náhuatl: cuāuh- 'águila' témōhuia 'descender, bajar'),


(1495 – m. ca. 1524/1525) fue el último tlatoani mexica de México-
Tenochtitlan. Asumió el poder en 1520, un año antes de la toma de
Tenochtitlan por Cortés y sus huestes.

El nombre Cuāuhtémōc que significa literalmente 'Águila descendió


(se posó)'. La forma honorífica de Cuāuhtémōc es Cuāuhtémōctzīn (el
sufijo -tzīn se usa para designar una dignidad similar a "Don" o
"Señor" en español).

• Cuāuhtémōc fue sobrino de Motecuhzoma Xocoyotzin y, como


Cuitláhuac, tendría que haber sido marido de su hija Tecuichpo
(náhuatl, 'copo de algodón') al llegar ésta a la nubilidad. Cuando
asumió el poder, los conquistadores ya habían sido expulsados
de Tenochtitlan, pero la ciudad estaba devastada por el hambre,
la viruela, y la falta de agua dulce. Cuauhtémoc llegaba a este
momento tras haber sido tlacochcálcatl (jefe de armas) de la
resistencia a los conquistadores, dado que desde la muerte de
Moctezuma previo a la Noche Triste, se le identifica como líder
militar de los mexicas.

Actuación durante la Conquista

Cuauhtémoc se dio a la tarea de reorganizar el ejército mexica,


reconstruir la ciudad y fortificarla para la guerra contra los españoles,
pues suponía que los éstos regresarían a pelear contra los mexicas.
Envió embajadores a todos los pueblos solicitando aliados,
disminuyendo sus contribuciones y aun eliminándolas para algunos.

Los españoles regresaron un año después de haber sido expulsados y


con ellos venía un contingente de más de 150 mil aliados indígenas,
la mayoría de ellos tlaxcaltecas cuyo deseo de venganza en contra de
los mexicas era muy grande. Después de un cruento y despiadado
sitio que duró 80 días, el 13 de agosto de 1521, los españoles, que
eran comandados por Hernán Cortés, lo capturaron en Tlatelolco. La
canoa en la cual iban él, su familia y sus más allegados guerreros, fue
alcanzada por un bergantín español piloteado por García Holguín.
Cuauhtémoc exigió ser llevado ante Malinche (así llamaban a Cortés
los mexicas, que es un término patronímico de Marina su concubina
indígena).

Una vez en su presencia, señalando el puñal que el conquistador


llevaba al cinto, le pidió que lo matara con él, pues no habiendo sido
capaz de defender su ciudad y a sus vasallos, prefería morir a manos
del invasor. Esto hecho fue descrito por el propio Hernán Cortés en su
tercera carta de relación a Carlos I de España:

.."llegóse a mi y díjome en su lengua que ya él había hecho todo lo


que de su parte era obligado para defenderse a sí y a los suyos hasta
venir a aquel estado, que ahora hiciese de él lo que yo quisiese; y
puso la mano en un puñal que yo tenía, diciéndome que le diese de
puñaladas y le matase"...
Tercera carta de relación, Hernán Cortés[3]

De acuerdo al cronista Francisco López de Gómara:

.."Cuauhtémoc entonces echó mano al puñal de Cortés, y díjole: "Ya


yo he hecho todo mi poder para me defender a mí y a los míos, y lo
que obligado era para no venir a tal estado y lugar como estoy; y
pues vos podéis agora hacer de mí lo que qusierdes, matadme, que
es lo mejor"..
Historia de la Conquista de México[4]

Bernal Díaz del Castillo, en su Historia verdadera de la conquista de la


Nueva España, describió el suceso de la siguiente forma:

.."Señor Malinche: ya he hecho lo que soy obligado en defensa de mi


ciudad y vasallos, y no puedo más, y pues vengo por fuerza y preso
ante tu persona y poder, toma ese puñal que tienes en la cinta y
mátame luego con él". (y el mismo Guatemuz le iba echar mano dél)
Historia verdadera de la conquista de la Nueva España[5]

De la importancia que los españoles concedieron al prendimiento de


Cuauhtémoc, Tlatoani mexica, da idea la disputa entre García Holguín
y Gonzalo de Sandoval por atribuirse el mérito de la captura, que ya
veían reflejada en sus escudos de armas, como lo estuvo la cabeza de
Cuauhtémoc, según Madariaga, en el escudo del propio Cortés.

El tormento
Tortura de Cuauhtémoc. Pintura oscurantista del Siglo XIX.

A Cortés no le interesó en ese momento la muerte de Cuauhtémoc.


Prefería utilizar ante los mexicas su dignidad de Tlatoani, ahora
subsidiaria del emperador Carlos V y del propio Cortés. Así lo hizo con
éxito, aprovechando la iniciativa y el poder de Cuauhtémoc para
asegurar la colaboración de los mexicas en los trabajos de limpieza y
restauración de la ciudad. En los cuatro años que siguieron, la codicia
de los españoles, su desconfianza en Cortés, y el miedo de éste, que
le llevó repetidamente a tomar decisiones indignas, determinaron el
tormento y la muerte del último Tlatoani azteca.

Primero fue el tormento, surgido de la codicia del oro: Bernal Díaz del
Castillo, en su Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España
narra detalladamente cómo cundió la desconfianza entre los
españoles, al desmentir tercamente la realidad sus soñadas riquezas.
El oro que habían obtenido en total (83 200 castellanos) no era
suficiente para repartir de forma satisfactoria entre toda la tropa
española, por lo que iniciaron suposiciones por parte de los mandos
para obtener más oro. Lo probable para ellos era que después de la
Batalla del Canal de los Toltecas los aztecas recuperaron el botín y lo
habían echado a la laguna o que lo habían robado los tlaxcaltecas o
bien los propios soldados españoles. De ahí que fueran los oficiales de
la Real Hacienda, y sobre todo el tesorero Julián de Alderete, y no
Cortés, que se limitó a consentirlo, los que ordenaran -Bernal Díaz y
López de Gómara así lo argumentan - el tormento de Cuauhtémoc y
Tetlepanquetzal. De acuerdo a los libros de Díaz del Castillo, López de
Gómara y las acusaciones hechas a Cortés posteriormente en su
juicio de residencia coinciden en que fueron torturados mojándoles
los pies y las manos con aceite y quemándoselos. Según Bernal,
Cuauhtémoc confesó que cuatro días antes "que le prendiesen lo
echaron en la laguna, así el oro como los tiros y las escopetas que nos
habían tomado a la postre a Cortés, y fueron a donde señaló
Guatemuz a las casas en que solía vivir", de donde los españoles
sacaron "de una como alberca grande de agua un sol de oro como el
que nos dio Montezuma".

Fuentes posteriores atribuyeron a Cuauhtémoc sin respaldo alguno un


estoicismo pleno mostrado por Cuauhtémoc en ese trance. El libro
escrito por López de Gómara refiere que el señor que le acompañaba
en la tortura le pidió permiso para hablar y cesar el tormento, a lo que
Cuauhtémoc le miró con ira y lo trató vilísimamente, como muelle y
de poco, diciendo: "si estaba él en algún deleite o baño". Un drama
escrito en España en el siglo XIX popularizó la variante ¿crees que yo
estoy en un lecho de rosas?.

Tras el episodio de la tortura, que dejó lisiado de por vida a


Cuauhtémoc, como sostienen algunos], éste vuelve
sorprendentemente a su papel de noble mexica respetado y bien
tratado, pero cautivo, cuyo prestigio y autoridad utiliza Cortés para el
gobierno de los vencidos.

Como todos los súbditos recién conquistados, se intentó convertirlo al


cristianismo, pero solo lo consiguieron hasta el día que le dieron
muerte. Si seguimos a Héctor Pérez Martínez, su nombre católico
habría sido el de Hernando de Alvarado Cuauhtémoc; otras fuentes
citan sólo el de Hernando o Fernando. Los conversos recibían el
nombre de los padrinos, y Pérez Martínez supone que los de
Cuauhtémoc fueron el propio Hernán Cortés y Pedro de Alvarado.

Expedición a las Hibueras y muerte

En 1524, Cortés emprende viaje a las Hibueras (Honduras), en busca


de uno de sus capitanes, Cristóbal de Olid. No es un viaje de rescate,
sino de persecución: Cortés tiene constancia de que Cristóbal de Olid
puede haberse confabulado con su viejo enemigo, el gobernador de
Cuba Diego Velázquez, para poblar, conquistar y sobre todo obtener
oro u otras riquezas en el sur, ignorándolo a él. Sabe Cortés que
Cristóbal de Olid lo traiciona, de la misma forma en que él traicionó
seis años antes a Diego Velázquez.

La expedición, enorme y cortesana, incluye desde ministriles


(músicos de viento de la época) hasta médico y cirujano, pasando por
suntuosas vajillas y cuberterías, y una piara que cierra la comitiva,
para asegurar el avituallamiento. El contingente militar es, como
ocurrió a lo largo de la conquista, más indígena que español, y en
esta expedición más azteca que tlaxcalteca o de otros pueblos. No es
de extrañar por tanto que en la expedición viajen varios notables
aztecas, seguramente como mandos militares de esa tropa, y
posiblemente también como embajadores y facilitadores de las
relaciones con los pueblos de la ruta: Cuauhtémoc y Tetlepanquetzal
son dos de ellos.

Una vez más, el miedo hará que Cortés tome una decisión indigna,
criticada por sus soldados según nos cuenta Díaz del Castillo. Tras un
año de viaje, y en un momento crítico para la expedición le llegan
rumores de que Cuauhtémoc está conspirando en contra de los
españoles, decidido a atacarlos. Según Cortés, un tal Mexicalcingo,
("Ciudadano honrado de esta ciudad de Temixtitlan" escribe Cortés a
Carlos V, aclarando además que tras su bautizo se llama Cristóbal) se
dirigió al capitán español para narrarle una larga, y un tanto
fantasiosa, historia de conspiración de Cuauhtémoc, que se iniciaría
con el asesinato de Cortés, continuaría con la rebelión contra los
españoles en todo el país, y terminaría con el bloqueo de México...
"hecho esto, pondrían en todos los puertos de la mar recias
guarniciones de gente para que ningún navío que viniese se les
escapase". No se sabe si Cortés magnificó en su quinta carta de
Relación el alcance de la conspiración, para justificar la ejecución una
vez consumada. El hecho es que sintiéndose vulnerable, decidió
mandar ahorcar a Cuauhtémoc y al cacique de Tacuba,
Tetlepanquetzal, que volvieron a encontrarse ante el verdugo. Esto
ocurrió el 28 de febrero de 1525, en un lugar del sur de Campeche
llamado Xicalango. El cadalso debió ser una ceiba, árbol sagrado de
los mayas. Habían pasado cuatro años desde el fin del sitio de
Tenochtitlan, y quizá los mismos desde que se torturó quemándoles
los pies a los caciques a los que ahora se ejecutaban.

Tanto las fuentes españolas (Bernal Díaz) como las indias cuestionan
los motivos aducidos por Cortés. Según Prescott, el propio
Mexicalcingo negó posteriormente haber narrado la historia de la
conspiración tal como la reflejó Cortés en su quinta carta al
emperador.

Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, un historiador mexicano del siglo XVII,


avala la realidad de la conspiración. Diego López de Cogolludo relata
en su obra "Quauhtemoc confesó ser así, como los demás lo habían
dicho; pero que no fue él principio de aquella consulta, ni sabia si
todos fueron en ella ó se efectuaría, porque él nunca tuvo intención
de salir con ello, que solo había pasado la conversación referida, Sin
más probanzas, dice Bernal Diaz, que D. Hernando Cortés mandó
ahorcar á Quauhtemoc, y al señor de Tacuba, que era su primo; pero
la Historia General de Herrera dice, que fue dada sentencia mediante
proceso jurídico, y sentenciados á ahorcar Quauhtemoc, Couanoctzin
y Tetepanquetzal."

..estando para ahorcar al Quauhtemoc, dijo estas palabras: "O capitan


Malinche, dias ha que yo tenia entendido, é habia conocido tus falsas
palabras: que esta muerte me habias de dar, pues yo no me la dí,
cuando te entregaste en mi ciudad de Méjico; porque me matas sin
justicia?"...
Conquista de Yucatán, Diego López de Cogolludo

Cuauhtémoc es uno de los personajes más reconocidos por los


mexicanos como héroe nacional. En todos los rincones de México su
nombre se usa en toponimia y onomástica, y su imaginada efigie
aparece en monumentos, que hacen alusión a su coraje en la derrota,
al pedir la muerte por el puñal de Cortés, o en el tormento, al
reclamar estoicismo a sus compañeros de tortura. El 28 de febrero de
cada año, la bandera mexicana ondea a media asta en todo el país,
recordando la muerte del prócer. A partir del siglo XIX su figura fue
usada con fines nacionalistas, teniendo máximo ejemplo en la
inauguración del Monumento a Cuauhtémoc obra de Miguel Noreña
durante la dictadura de Porfirio Díaz.

El poeta mexicano Ramón López Velarde lo designa como el joven


abuelo de México, y lo califica como único héroe a la altura del arte.

Los falsos restos de Cuauhtémoc

En 1949 la arqueóloga Eulalia Guzmán fue cómplice en un hecho


penoso en la historia arqueológica mexicana: mediante
falseamiento de datos y una incorrecta metodología
arqueológica afirmó descubrir restos humanos que atribuyó a
Cuauhtémoc, debajo del piso de la iglesia del pueblo de Ixcateopan
de Cuauhtémoc -denominación que recibió en 1950- en el Estado de
Guerrero, hecho que se vio precipitado por presiones oficiales del
gobernador cacique del estado de Guerrero, Rubén Figueroa, para
forzar el descubrimiento, lo que se ha desechado en definitiva por
fuentes arqueológicas. En la presentación oficial de los restos
participó incluso el pintor Diego Rivera. Actualmente se ha
demostrado que el cráneo de los supuestos restos es femenino y el
resto de ocho individuos distintos.

“Todo cae por su propio peso. Por eso esperamos que hagan pronto
su trabajo y digan que aquí está Cuauhtémoc para que puedan
regresar a la capital, pero con cabeza…”
Rubén Figueroa, ex gobernador de Guerrero.

dijo entonces a los arqueólogos el gobernador. Desde entonces la


polémica por la autenticidad ocasionó que Eulalia Guzmán decayera
en su carrera profesional y fue relegada de los círculos académicos
para siempre, aunque el hecho sigue considerándose como veraz
popularmente y siendo motivo de un festival anual.

En su honor

Monumento a Cuahtémoc, Ciudad de México

Monumento a Cuauhtémoc

Localizado en la Ciudad de México en el cruce de Paseo de la Reforma


y Avenida de los Insurgentes.
ARM Cuauhtémoc (BE-01)

El buque escuela de la Armada de México fue nombrado en su honor,


en el se forman los cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar.

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