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En efecto, está fuera de toda discusión y ;

reconocido por los que propugnan el llamado cambio de

sexo que, en realidad, no se produce ningún cambio, ya

que por más mutilaciones que un hombre se haga de sus

órganos sexuales, siempre le van a quedar otros órganos

y características propias de su masculinidad que nunca

podrá erradicar' (por ejemplo: la próstata y el tamaño

de algunos de sus huesos) y a la vez habrá parte del

sexo contrario que jamás podrá incorporar a su ¡

organismo (por ejemplo el útero, los ovarios y todas

las otras partes del aparato reproductivo femenino) .

Lo mismos cabe decir respecto de una. mujer que.

pretendiera cambiar su sexo, ya que nunca podría contar-

con órganos masculinos reales y tampoco podría:

erradicar las peculiaridades de su femeneidad como, por i

ejemplo, una contextura fisica delicada.-

Los médicos que realizan esas_ operaciones

realizan una manipulación del organismo humano indigna

de su profesión. Con solo pensar en lo que implica la;

extirpación de los órganos reproductivos sanos

masculinos para luego, con parte de ellos confeccionar

una pseudovagina, que ni siquiera tiene conexión con

órganos internos porque obviamente no existen, o con;

imaginarse lo que implica la mutilación de los senos a;

una mujer y la ablación de todos sus órganos

reproductivos internos, completamente sanos, órganos,

carentes de disfuncionalidad alguna, de enfermedad o;

defecto, que indiquen las mas mínima conveniencia para'

su extirpación, con solo pen.sar en ello digo,

cualquiera siente un escalofrío por lo espeluznante'

que implica el transitar un camino sin retorno hacia

la enajenación de si mismo.-

Pareciera que quien propugna tales

prácticas se encuentra imbuído del espíritu


cientificista de omnipotencia que considera que nada es
imposible para el saber de la ciencia y que, en

consecuencia, tales operaciones constituyen un desafío

que los incita a seguir experimentando con seres

humanos como si fueran animales carentes de dignidad.-


Ese espíritu de autosuficiencia que
incluso se considera capaz de modificar lo

inmodificable se sustenta en un claro voluntarismo que

prescinde de los datos que nos aporta la realidad dada,

realidad que nosotros podemos percibir pero no crear,a

lo sumo se la puede modificar, mejorándola o

degradándola (como las mutilaciones e injertos que


realizan los médicos en estas operaciones). Pero hay

algo que resulta imposible para el más exímio de los

cirujanos y para la más alta tecnología médica: crear


de la nada. La facultad creadora del hombre consiste en

dar a lo ya creado formas nuevas e imprevistas pero le


es imposible la creación de un átomo o de tan siquiera
.'
un grano de arena. Por ello, es imposible
ontológicamente, crear un hombre a partir' de una mujer

o una mujer a partir de un hombre.-

Innumerables situaciones absurdas se


derivarían de semejante proposición, tal como ha
ocurrido en Gran Bretaña, en un caso en el cual los

hijos de un hombre transexual tenían dificultades para

relacionarse con su padre debido al rechazo que les

producía ver a su progenitor "transformado en una


mujer". De esa manera el drama personal que vivía un
padre de familia se vió multiplicado convirtiendo a sus

hijos en víctimas involuntarias de sus deseos, al

privarlos del derecho a tener un padre normal, ya que

es obvio que una mujer no puede ser padre.-

Sin embargo, ante la evidenci·a fáctica que


nos ofrece la realidad, se busca, a través de
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lucubraciones teóricas carentes del mínimo fundamento

real, cambiar la esencia de las cosas, en rigor cambiar

su concepto, porque la esencia de las cosas es

inmodificable. Entonces, para evitar una evidente

violación del principio de no contradicción, en virtud

del cual no se puede ser y no ser al mismo tiempo y

bajo el mismo respecto (ver dictamen del señor Fiscal

de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil en

dictamen del 02/10/06, en la causa "S.S., E. A s/

Información Sumaria) , se inventa arbitrariamente una

definición de sexo que permite violentar los hechos

palpables por cualquier persona dotada del más mínimo

sentido común. Así, se llega a una definición en virtud¡

de la cual.el sexo constituye una cualidad de la·

persona tan indiferente como el color del pelo o de los

ojos, la altura o la contextura física, siendo que, lo,

realmente interesante es el género.-

Para clarificar la cuestión vale la pena

citar el análisis hecho por Sabelli en el trabajo ya

citado (pags. 610/611). Afirma el autor que a partir de

la década del 60 ciertas corrientes construccionistas

comienzan a sostener que lo cultural no tiene ninguna;

base en lo biológico. De esta forma desvinculan:

totalmente el género 'del sexo, de manera que se acaba:

diciendo que la masculinidad y la feminidad constituyen i

dos conceptos independientes que apenas se¡

correlacionan con el sexo biológico. Queda de esa forma'

solo el género -entendido como pura construcción:


cultural- como· rol elegido e intercambiable . . . :

A esa radical sustitución del sexo por el!

género, Di Pietro no duda en llamarla "ideología del:

género". Afirma con respecto a ello: "según esta

ideología del género, el ser varón o mujer no sería

consecuencia de la estructura biológica delindividuo,i


sino fruto de la sola influencia de la sociedad y de la
cultura que habrían, en el tiempo, atribuido algunas

características al hombre (virilidad, fuerza, etc.) o,a

la mujer (maternidad, acogida, etc.) sin que estas

fueran, no obstante, patrimonio de la naturaleza de la


persona (Di Pietro M.L."Le basi bilógiche della
sessualita", en Di Pietro, M. L. Sgreccia, E.

Interrogativi per la bioetica, Brescia, La Scuola,

1998, p. 61).-

Ese espíritu voluntarista y puramente

subjetivo, que emana de esas corrientes de pensamiento,


me trae al recuerdo el caso ocurrido hace unos años,

del filipino Carlos que decía estar embarazado y que

fue objeto de estudio y difusión con una trascendencia

a nivel mundial inconcebible en los tiempos de la

tecnología actual. La avidez de los medios de

comunicación y de cierta corriente cultural por

erradicar las nociones elementales que nos enseña la

naturaleza, hizo que semejante fiasco fuera creído

disciplinadamente como un dogma de fe, y difundido en

consecuencia. Ello pone ep evidencia la fuerza que

posee dicho movimiento cultural que no tiene escrúpulos

en valerse de los fraudes más burdos para impulsar sus

ideas. Sin embargo, pareciera que aquel caso les sirvió

de enseñanza, porque actualmente, al menos intentan

apuntalar tan disparatadas conclusiones antropológicas

con un fundamento pseudo científico. Digo pseudo

científico, porque las operaciones de cambio de sexo se


apartan de la rigurosa metodología que normalmente

utiliza la ciencia médica.-

A la luz del principio terapéutico se

considera la corporeidad como un todo orgánico y, si se

dan situaciones en las que el médico debe intervenir

quirúrgicamente sobre una parte del cuerpo para salvar


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el todo, el médico debe obrar conforme a las siguientes

condiciones que deben darse de modo simultáneo: 1. La

intervención debe hacerse sobre la parte enferma del

cuerpo que pone en peligro la integridad de la persona;

2. Debe tratarse del único modo de salvar al paciente;

3. Debe existir consenso por parte del paciente; 4.

Debe existir cierto porcentaje de éxito; 5. Debe darse

una proporcionalidad en la terapia.

El análisis de cada uno de estos puntos .

nos lleva a las siguientes conclusiones:

1. No se interviene sobre una parte

enferma del cuerpo humano; 2. No existe acuerdo dentro

de la literatura científica en cuanto a que la.

intervención quirúrgica sea el único modo de resolver ¡

el problema de identidad sexual; 3. El consenso del'

paciente puede estar muchas veces viciado -se

encuentran los transexuales en graves estados ¡

depresivos-; 4. Las posibilidades de éxito también son:

hoy fuertemente discutidas; 5. La proporcionalidad de·

la terapia tampoco parece cumplirse, ya que para sanar.

una alteración psiquiátrica se interviene sobre un

cuerpo sano y, además, dicha intervención puede:

perjudicar aun más la salud anímica de la persona.

En definitiva, no es aventurado, por lo

tanto, concluir que, desde el punto de vista;

científico, hasta el momento actual la técnica'

quirúrgica de cambio de sexo se ha mostrado cargada de

múltiples inconvenientes que hacen dudar sobre su,,

verdadera eficacia terapéutica. y que desde el punto de:

vista ético, dicha práctica no respeta la aplicación

del principio terapéutico.

Tal como expusiera precedentemente, no:

existe certeza alguna de que la intervención quirúrgica!


buscada por los transexuales solucione o tan siquiera
alivie la crisis de identidad que padecen.~

Lamentablemente, existe la tendencia

propia de la ansiedad y aceleración cop que se vive

en los tiempos actuales, que busca las soluciones

mágicas e inmediatas.
Tan acostumbrados estamos a que las cosas

funcionen con solo oprimir botones y mover palancas que

creemos que podemos descansar en el avance tecnológico

para solucionar nuestros problemas existenciales. Un

problema existencial de magnitud, como es una crisis

de identidad sexual, se gesta a lo largo de toda una


vida, con el transcurso del tiempo, de mucho tiempo. De

manera que la reversión de un proceso que se llevó a

cabo lentamente, contrariando leyes naturales que rigen

la unidad de la persona, atomizando su centro vital que

es su espíritu, no puede producirse de un dia para el

otro y como por arte de magia.


Los problemas vitales que cualquiera de

nosotros pueda padecer, desde complejos de la infancia,

crisis matrimoniales, de relaciones paterno filiales o


de identidad sexual, responden a largos procesos que,

tal como lo señala el actor, pueden remontarse a


tempranas etapas de nuestras vidas.

Entonces, debemos asumir que para

regresar de un camino tortuoso y traumático, como el

que viven los transexuales, solo nos queda desandarlo,

volver cuidadosamente sobre nuestros pasos, ya que

pretender enderezar la dirección de nuestra vida

mediante un atajo, puede conducirnos a un abismo sin


retorno.-

Es una ley de la naturaleza que la podemos


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observar en todo el ecosistema, a la cual el ser humano

no es ajeno. Los procesos contaminantes que se producen

en los ríos y mares, por tomar un ejemplo, solo pueden

revertirse parcialmente a lo largo de décadas de


trabajo e incluso hay veces, que no se vislumbra
recuperación, como cuando se produce la extinción de

algunas especies.

Entonces, si luchamos con tanto denuedo

por preservar el equilibrio ecológico en nuestra casa

que es el mundo, porqué no asumir igual criterio con'

nuestro ser. mas íntimo, con nuestro propio cuerpo y

alma. Respetemos, también respecto de nuestro propio

ser, sus tiempos y sus leyes naturales, no lo forcemos

segün nuestras ansiedades y nuestro sentir, que muchas

veces es veleidoso y cambiante.


Me pregunto que pasaría si la convicción

íntima que tiene el transexual de pertenecer al sexo

contrario comenzara menguar luego de haberse sometido a'

las terribles operaciones que busca. Nadie puede

asegurar que ello no pueda ocurrir, y la sola.

posibilidad de que ello ocurra debería determinarnos a,


elegir el camino largo, pero seguro, que implica

comenzar a realizar un tratamiento de introspección'

profunda que nos permita reunificar la dicotomía que

lacera nuestra existencia.-

IV.- Entonces, cabe concluir que, si se

adopta la postura meramente subjetiva sustentada en el

concepto de género que permite definir al sexo como el

rol elegido' por cada uno de acuerdo a sus preferencias


y, por lo tanto, intercambiable segün su libre.
decisión, sin que se tengan en cuenta las diferencias
anatómicas entre las personas, es decir relegando las

evidencias biológicas que se manifiestan empíricamente


y disociando el concepto de sexo físico de la conducta

asumida, entonces podemos cambiar el sexo, con o sin

operaciones transformadoras, en la medida que el


aspecto físico resulta indiferente.-
Desde esa perspectiva sería coherente

abolir la distinción de los sexos, en la medida que

ello sería algo tan intrascendente como los distintos

colores de piel de las personas.-


En cambio, si consideramos al sexo como

una realidad que, nos guste o no, la recibimos desde

nuestra misma concepción y que constituye una realidad

que implica una complejísima estructura anatómica bien

diferenciada entre el varón y la mujer, resulta claro

que dichas cualidades físicas distintivas no se pueden


intercambiar entre sí. Es un hecho de la naturaleza que

marca un límite infranqueable por mas fuerte y decidida

que sea nuestra convicción y deseos de traspasarlo.-

Es que nuestra imaginación y pensamiento

pueden no tener límites, y a su respecto no existen


imposibles, pero como somos seres encarnados, dotados

de un cuerpo material, sometido a leyes intransigibles,

también debemos adecuarnos a esa realidad.-

y como el derecho se sustenta en la

realidad integral, no parcializada, como sería basarse

exclusivamente en el sentir de los sujetos, debemos

reconocer que existen hechos naturalmente imposibles

que no nos permiten admitir peticiones cuya negación


constituye una verdad de perogrullo.-

Tal era el criterio sustentado


unánimemente por la corte de casación francesa hasta el
año 1992. Antes de ese año dicho tribunal había
sostenido que lI el transexualismo, aun constatado
médicamente, no puede concluir en un verdadero cambio
de sexo; el transexual, bien que habiendo perdido
ciertos caracteres de su sexo de origen no ha por ello
adquirido los del sexo opuesto" (dicho criterio fue
sustentado en cuatro sentencias del 21-5-90 y emanan de
la 1er. Ch. Civ. De la Corte de Casación).-
Al respecto, el Dr. Llambías decía que
cuando un acto jurídico es naturalmente imposible ni
siquiera cabe preguntarse sobre su validez, ya que la
realidad misma se encarga de ello. Vale la pena citar a
tal autor,aún cuando se refiera específicamente a los
actos jurídicos, ya que lo que interesa es el realismo
del concepto:
liLa posibilidad natural de cierta acción
humana no es un requisito de validez del respectivo
acto jurídico sino una condición de su existencia. Si
no hay posibilidad natural de que el acto se realice,
es contradictorio que la ley determine su invalidez que
está establecida y aún de una manera mas terminante
-inexistencia- por la naturaleza de las cosas.
Finalmente para comprobar que la posibilidad o
imposibilidad natura~ es independiente de la sanción
legal, basta considerar que aun cuando por un absurdo
quisiera la ley dar eficacia a un acto naturalmente
imposible, no por esto resultarían alteradas las leyes
naturales ... 1I (cfr. Llambías, Jorge Joaquín, Tratado
de Derecho Civil. Parte General, T 11, pág. 329).-
En definitiva, ante lo imposible nada
podemos hacer, justamente por ser imposible.-
Hay posibilidades o imposibilidades
absolutas, como las de índole lógica u óntica o
matemática; por otro lado, hay posibilidades o
imposibilidades relativas, como, por ejemplo, algunas

de naturaleza física, técnica o deóntica. (José María


Medrano "Sobre la utopía", publicado en revista El

Derecho del 22 de marzo de 2007) .En la especie, se

configura una imposibilidad en el orden del ser, es

decir, ontológica.-
Entonces, intentar traspasar los límites

impuestos por la realidad pretendiendo la consecución

de lm imposible absolut.o, constituye una'utopia en el

mal sentido de la palabra.


En efecto, la utopía exhibe sus peores

connotaciones cuando conduce al desprecio de las cosas

como son y al escarnio de las reales posibilidades de

creación y de transformación en cualquier ámbito de las

prácticas humanas, síntoma inequívoco de una perniciosa

soberbia. Como diría el profesor Emilio Komar, las

realidades, aun en su máximo dinamismo, tienen una

estructura que no puede ser dejada de lado impunemente.

Tales realidades están constituidas "intra-términos"

-dentro de ciertos lindes, confines o extremos-, y el

prescindir de ellos da lugar a la "ex-terminatio" -al

aniquilamiento, la destrucción, la ruina-. (José María

Medrano, op~ y loco cit.).-

Por ello, aún cuando complacientemente se

autorizara una operación de esta naturaleza, la

dicotomía psiquis-cuerpo seguirá existiendo. Solo que

entonces, por intermedio de una mimetización mejor o

peor lograda, se recurriría a un engafio, un engafio del

cual sería víctima principal el propio transexual y,

tarde o temprano, caería en la cuenta de que los

injertos y extracciones que se le hagan a su cuerpo,

por perfectos que sean, no pasan de ser una obra de

camouflage tendiente a darle una nueva apariencia, pero


que nunca podrá cambiar l'a esencia sexuada de su
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persona.-

Lo doloroso de la situación lo constituye'


el entorno médico y jurídico que avalan la continuación

de una simulación, que demuestra una conducta llena de

cinismo, en la medida que desde fuera de la persona del

transexual se acompaña su patología por un camino del

que no existe retorno (al menos desde 10 físico, una

vez hechas las mutilaciones) y que no apaciguará la

crisis de identidad que padece, por ser evidente la

insuficiencia de un mero cambio de apariencia.-

V.- Ahora bien, en el contexto que

acabamos de analizar, cabe preguntarse el sentido de la


autorización prevista por el arto 19, inciso 4to~, de

la ley 17.132, en cuanto prohíbe a los médicos "llevar

a cabo intervenciones quirúrgicas que modifiquen el

sexo del enfermo, salvo que sean efectuadas con

posterioridad a una autorización judicial".-


Eh primer lugar cabe destacar,que dada la

época de su sanción -24 de enero de de 1967-, no es

posible inferir que la norma buscara satisfacer los

deseos y convicciones de los transexuales, en la medida

que, por aquel entonces, eran sumamente reducidos los

casos llegados a los tribunales al respecto. En el


ámbito civil solo tengo conocimiento de la sentencia

del 30-3-65, en virtud de la cual el juez Bunge Campos

rechazÓ un pedido de reconocimiento judicial del cambio '


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de sexo.-
Además, y este es el punto determinante
que torna inaplicable la legislación invocada por el

peticionario, por aquel entonces el trastorno de


identidad sexual aun no había sido científicamente
identificado con suficiente certeza.-

Por ello, cabe concluir que la norma que

analizamos se refería a otro tipo de situaciones, en

las que realmente existiera la posibilidad de admitir

una intervención quirúrgica correctiva.-


Al respecto cabe destacar que el fenómeno
del transexualismo recién es reconocido en los años

setenta por la Organización Mundial de la Salud en el


"Manuel de classification statistique internationale

des maladies, traumatisme et causes de deces" y, en


1980, por el "Diagnostic and Statistical Manual of
mental disorders" de la American Phsychiatric
Association.-

Entonces si el fenómeno del transexualismo


aún no estaba científicamente reconocido con certeza,

evidentemente el legislador se estaba refiriendo a otro

tipo de patología, relativa a la asignación del sexo de

las personas, es decir a lo que actualmente se conoce


en el . plano científico como los "estados
intersexuales".-

Recurriendo nuevamente al estudio profundo


realizado por la Dra. Marina Camps, en su libro "La

identidad sexual ante el derecho" a continuación haré


una somera descripción de este tipo de patologías,

conocidas en mayor o menor grado desde antes de la


sanción de la ley cuya correcta interpretación
pretendo.-
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Existen ocasiones en que no tiene lugar

una evolución integral y armónica de la sexualidad. Nos ¡

referimos a alteraciones de origen biológico en la

determinación y/o diferenciación sexual. Estas suelen

ocurrir en etapas muy precoces del desarrollo

embrionario aunque, por lo general, se manifiestan con

mayor evidencia en la pubertad. Estas alteraciones dan

lugar a patologías llamadas "estados intersexuales".-

También se puede decir que los "estados

intersexuales" se caracterizan por la coexistencia de

elementos biológicos de ambos sexos en una misma

persona. Evidentemente, se trata de una patología con

base orgánica. Dicha causa orgánica puede también

provocar, en algunos casos, problemas psicológicos de

identidad sexual.
Estas alteraciones pueden tener causas

cromosómicas (defectos en los cromosomas), genéticas

(mutación de uno o más genes) o ambientales (la rubeola

de la madre en los primeros meses de embarazo puede


provocar anomalías en el embrión). A su vez, estas

causas pueden encontrarse actuando de modo conjunto o

separadamente. Todas ellas son consideradas

malformaciones congénitas, ya que están presentes en el

neonato al momento de nacer. Se trata de crasas

anomalías atribuibles a un desarrollo defectuoso.

A partir de ello, resulta por demás

evidente que cuando el legislador, en el arto 19,

inciso 4to de la ley 17.132, prohibió a los médicos


"llevar a cabo intervenciones quirúrgicas que
modifiquen el sexo del enfermo, salvo que sean

efectuadas con posterioridad a una autorización

judicial", se estaba refiriendo a los estados

intersexuales, completamente ajenos al fenómeno del

transexualismo que padece la parte actora en este


proceso. Es que no se puede concluir que el legislador
tuviera en mente una patología que por aquel entonces
no se encontraba debidamente identificada.-
Por ello, debo concluir que la

autorización que se me solicita al respecto no encuadra


en la regulación de la ley 17.132 referida,

evidentemente, a situaciones patológicas de origen


exclusivamente biológico.-
Me obliga a razonar de esta manera una

clásica regla de interpretación de las leyes, que

permite indagar el espíritu de las mismas.


Tal regla permite, cuando el elemento

gramatical resulta insuficiente, acudir a la


investigación lógica de la norma que intenta la

reconstrucción del pensamiento y de la voluntad del

legislador mediante la indagación de los motivos que la

determinaron, o sea los fines a que tiende, atendiendo

a la ocasión en que se dictó, con lo cual se alcanza el


espíritu de la norma que se interpreta (conf. Llambías,
Jorge Joaquin, "Código Civil Anotado", T 1, pago 40).-

Sería mal interpretar la ley vigente

atribuirle a la misma un alcance que, por el estado de


la investigación científica y las necesidades sociales

imperantes en la época, ni remotamente pudo constituir


la meta de los legisladores que la dictaron.-

VII.- Siguiendo con el análisis netamente

jurídico del caso que se presenta, corresponde analizar

la petición dentro de un marco un poco más amplio del


ordenamiento legal.-
·-. . ~JI.LJ'LlJ. l~ ._~ 1 _-4-.• . _ L -.J¡B Lii.

Ello me lleva a analizar el imperio de la

voluntad de ; los particulares frente al resto de la

comunidad, es decir, la relación existente entre el

derecho esgrimido por la transexual con el orden

público.-

Corno principio rector corresponde guiarse

por la primera parte del el arto 19 de la Constitución

Nacional que establece que "Las acciones privadas de

los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la

moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están solo

reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los

magistrados".-

Esta máxima constitucional ha sido

interpretada por nuestro más alto tribunal cuando


definió las acciones privadas corno "las que arraigan y

permanecen en la interioridad de la conciencia de las

personas y sólo a ellas conciernen, sin concretarse en

actos exteriores que pueden incidir en los derechos de

otros o que afecten directamente a la convivencia

humana social, al orden y a la moral pública y a las

instituciones básicas en que ellas se asientan'y por

las cuales, a su vez, son protegidas aquellas para la

adecuada consecución del bien común temporal, fin

último de la ley dada y aplicada por los hombres en el

seno de la comunidad política" (fallos, 296:15).-

En ese mismo lineamiento, la Corte Suprema


también ha dicho que "no todas las acciones interesan

al ordenamiento jurídico. Este, en su tarea de

preservar la paz social protegiendo aquello que la

colectividad valore positivamente, solo puede atender a

las acciones que perturben, de alguna manera el bien


común" .-
Desde tal perspectiva, resulta indudable

que la conducta sexual privada de cada uno no parece


afectar a la moral pública ni perjudicar a ningún

tercero, pero autorizar la realización de una


intervención quirúrgica que provoca lesiones gravísimas

e irreversibles, tendiente a lograr una quimera,

importa tanto como soslayar la vigencia de la ley

17.132, que regula una cuestión de orden público como

es la salud pública.-
No hace falta analizar ejemplos para

reconocer que la actividad de los galenos debe

sujetarse a cierto control por parte del Estado por la

naturaleza trascendental que implica la posesión de


conocimiento que pueden determinar la salud o la

enfermedad, la vida o la muerte de los ciudadanos.-

La excusa del respeto a las acciones

privadas· de los hombres en modo alguno puede legitimar

la realización de procedimientos médicos que

indudablemente exceden la esfera íntima protegida por

nuestra constitución, y que constituyen una afectación

al orden público.-

Si partimos de la base de que el

transexual adolece de una patología, me parece que no

puede haber mayor discusión acerca de que el principal

derecho que el tribunal debe tratar de atender es el

derecho a la salud de quien formula el reclamo.

La Constitución nacional, tras la reforma

del año 1994, ha consagrado -conforme a la nueva

prescripción del arto 42- el derecho a la prestación de

los servicios de salud como una garantía específica.

Asimismo diversas convenciones internacionales, con

jerarquía constitucional, reconocen el derecho de las


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personas a disfrutar del más alto nivel posible de

salud física y mental, así como también regulan el


deber de los Estados parte de procurar su satisfacción.

Tales son los casos del arto 5º, inc. 1º, de la

Convención Americana sobre Derechos Humanos; del arto

24, inc. lº, del Pacto Internacional de Derechos

Civiles y Políticos; y del arto 10, inc. 3º, del Pacto

Internacional de Derechos Económicos, Sociales y

Culturales. Por su parte, la Corte Suprema de Justicia

de la Nación ha reafirmado, reiteradamente, el derecho

a la preservación de la salud, y destacó la obligación

impostergable que tiene la autoridad pública de

garantizar ese derecho con acciones positivas. (conf.


Mauricio Luis Mizrahi, "Homosexualidad y

transexualismo, pág. 100 Y 101)

Ya quedó claro en la exposición del caso y:

del fenómeno del transexualismo que la operación de

cambio de sexo no puede llevarse a cabo realmente sino

que, a lo sumo, puede concretarse una burda simulación

mediante artificios técnicos, que introducen:

modificaciones irreversibles en el organismo de quien.

pretende semejante auto castigo.-

Convalidar eso no solo implica violar una:

ley vigente referida al ejercicio de la medicina, sino:


que además, constituye una violación a elementales

principios morales.-

Sin lugar a dudas, considero violatorio de.

la moral pública aludida por nuestra constitución la

complacencia jurisdiccional de las falsas ilusiones de

los transexuales. Los que vemos desde afuera la:

posición del transexual, vemos claramente que su sueño:

de cambiar su sexo es irrealizable y, no obstante ello,


la gran mayoría, avala que se siga adelante con un

espectáculo que solo puede llevar a la víctima a un


estado de indefinición peor al que tenía antes de

extirparse partes de su cuerpo. Es como si dijeran: si

es lo que quiere, que se de el gusto.-

Como sustento subyacente, los fallos que

admiten el pedido se apoyan más o menos explícitamente,

en una mal entendida compasión, que en realidad se

limita a satisfacer los deseos del enfermo, apelando al

drama exitencial que padece. No tengo duda alguna en

cuanto a la entidad del drama existencial que padece

quien viene a pedir que anule una parte de sí mismo con

la falsa ilusión de que automáticamente renacerá un

nuevo ser, como si la propia vida se pudiera rehacer

mediante algunos cortes y adiciones y ostentando una

pequeña libreta de papel (el documento de identidad)

que diga que alguien es del sexo contrario al que


realmente es.-

Vana es la ilusión de quien confía en tan

ingenuos procedimientos para lograr un sueño -en

realidad una pesadilla- que de antemano sabemos que no


se puede alcanzar.-

Podrá encontrarse satisfecho en un

principio e incluso también al final, pero a esa altura

de los acontecimientos parece evidente que quien llegó

a tal grado de convencimiento es incapaz de percibir su

propia interioridad. Y es allí donde se 'desatiende la

terapia que cabe suministrar al enfermo,. la que le

permita descubrir su ser perdido en lejanbs años de la

infancia, obscurecido por largos años de confusión,

pero que aún está allí presente, en el fondo de su


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,
corazón, y que seguirá estando presente hasta el día de'
su muerte, porque quien nació varón morirá varón y
quien nació mujer morirá mujer. y ello es así aun:
cuando la comunidad, a través de sus autoridades, diga.
lo contrario y los médicos mimeticen el cuerpo!
ocultando sú verdadero ser.-

VII.- Pero además el orden público se ve


afectado por una cuestión de índole más práctica que
la analizada precedentemente, pero no por ello menos'
importante.-
El Estado, en la búsqueda del bien común, I

está interesado en que los ciudadanos identifiquemos a:


las personas con las que tratamos y establecemos;,
distintos vínculos jurídicos (comerciales, familiares,
societarios, laborales, etc.). Por ese motivo,
estado provee a cada persona de un documento de:
identidad donde figuran sus datos identificatorios :
(nombre, sexo, fecha de nacimiento, nacionalidad,
domicilio). De esta forma se busca disponer de un orden
mínimo para que las relaciones sociales sean estables:
y se desenvuelvan en un marco pacífico. Al otorgar el
documento de identidad, el estado sale como garante:
frente al resto de la sociedad de que los datos que en
ese instrumento figuran son los que corresponden a esa'
persona (conf. Sabelli, op cit. p. 616).-
En este sentido cabe evaluar si el sexo:
que se incluye en la partida de nacimiento de las,
personas alude al sexo biológico o permite otorgar·
relevancia a lo que se designa como identidad de!
género.-
Al resp~cto no caben dudas de que el
criterio del Registro Nacional de las Personas, para:
asentar el sexo, es biológico ya que el funcionario se
r

vale del certificado de nacimiento suscripto por un

médico que utiliza parámetros exclusivamente

biológicos. En caso contrario, tendríamos que estar

esperando a que cada recién nacido crezca y se decida

por uno u otro género para asentar la identidad sexual

de cada ciudadano, con el evidente grado de inseguridad


jurídica que ello acarrearía en la regulación de todas

las relaciones sociales desde las familiares en primer

lugar hasta las comerciales, laborales, etc.-


Cabe señalar la relevancia otorgada por

nuestro derecho al sexo biológico, a la distinción de

varón y mujer en cuanto a diferenciación sexual

biológica, que tiene raíces constitucionales que se

proyectan a la institución matrimonial que es regulada

legalmente considerando tal distinción (conf. arto 75,


inc. 22, Constitución de la Nación Argentina, arto 16.1

y 3º, Declaración Universal de los Derechos Humanos;


art. 23. 1 , 2º Y 4º1 Pacto Internacional de Derechos
Civiles Y Políticos; arto 17, 1.2 Y 32~ Convención
Americana sobre derechos humanos (Pacto de San José de
Costa Rica). A su vez, la Convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación
contra la mujer (art. 75, inc. 22, CN) otorga
relevancia a la distinción sexual biológica (al sexo
biológico) distinguiendo la función social de la
maternidad (art. 5º) y obligando a los estados partes a
asegurar el derecho a la protección de la salud y a la

seguridad en las condiciones de trabajo, incluso la


salvaguardia de la función de reproducción (art.11)
que corrresponde a la organización sexual biológica.-
·0 ~oo.o -lLJILLj o_o _

VIII.- Finalmente, y no por ello menos

importante, cabe ponderar que los estudios psicológicos


de fs. 127/132 denotan indicadores que generan más

incertidumbre sobre viabilidad del pedido.-


o En efecto, alli concluyó la psicológa que

el actor muestra pérdida de objetividad, incapacidad

de adaptación y pérdida de distancia, superficialidad

del pensamiento, falta de exactitud y ausencia de

sentido cr~tico. Pensamiento omnipotente del que

genealiza sin tener en cuenta la realidad externa,

pudiendo fabular, mentir y por lo tanto actuar tomando

en cuenta solo una parte de la realidad. Presenta gran:

dificultad para analizar adecuadamente aspectos comunes

de la realidad y fallas en el contacto social. El

bajísimo porcentaje D ( D% = 6,66 %, cuando se espera.

40% Y 55%), nos habla de de una gran falta de sentido:

común, enorme dificultad para enfocar la realidad de ¡

una manera .práctica y con economía de esfuerzo, por lo:

que no puede funcionar intelectual y emocionalmente en·

forma adecuada. El control racional es ineficiente, lo'

que plantea la posibilidad de que los procesos de

razonamiento se vean interrumpidos o distorsionados

por la intrusión de afectos y ansiedades (ver fs.

129/130).-

En definitiva, todas las razones expuestas:


a lo largo de este decisorio, fundadas en el orden:

ontológico, moral y jurídico, podrían seguir:


ampliandose indefinidamente ya que he buscado demostrar~

lo más evidente al conocimiento de los hombres, que el·


ser es y el no ser no es. Verdad que, lamentablemente:
se pretende opacar por vía de recursos dialécticos, de!

sentimientos confusos e inumerables otras causas

difíciles de desentrafiar.-

---------
Por todo ello, entonces, FALLO: rechazar

la solicitud de autorización de cambio de sexo y de


rectificación de partida impetrada por el actor.-

Notifiquese por Secretaría a la parte y a

la señor~ Fiscal en su despacho.-

Firme que sea, archívese.-

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