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BADAJOZ, MESÓPOLIS TRANSFRONTERIZA1

Artemio Baigorri, Sociólogo, Profesor de la Facultad de CC. Económicas y Empresariales

Buenos días:

Esta primera sesión plantea un doble desafío. Por cuanto además de intentar
aportar, como en el resto de las ponencias, algún conocimiento sobre la realidad
que nos ocupa, debe en parte explicar la necesidad de estas Jornadas.

Para ello, desarrollaré mi ponencia en cuatro partes claramente diferenciadas:


la primera parte, meramente introductoria, intenta ubicar la importancia objetiva
de la ciudad, desde un punto de vista casi exclusivamente demográfico. Haremos
luego una síntesis de la evolución de la ciudad y de las tendencias más recientes
que se observan; pues el punto de arranque de nuestra reflexión es justamente
el hecho sorprendente de que en la última región del reino, en el territorio más
periférico y pobre del Estado, en menos de un siglo la población de Badajoz se
ha mutiplicado casi por cinco, y la superficie ocupada por usos urbanos o
periurbanos seguramente se ha centuplicado.

En la tercera parte se describen los elementos urbano-territoriales que


otorgan a Badajoz una particular personalidad, a caballo entre la ciudad media
y la metrópolis, debido a las propias características de su hinterland. Y en fin, en
la tercera parte, la más breve por cuanto simplemente plantea algunas hipótesis
en cuya comprobación estoy ahora embarcado, intenta plantear, para Badajoz,
ese concepto de mesópolis transfonteriza que hoy por hoy suena tan raro.

Lógicamente, lo que van a escuchar es fruto tanto de la investigación como


del roce diario con una ciudad que he hecho mía, al igual que otras 50 ó 60.000
personas que, no habiendo nacido en Badajoz, la han elegido por circunstancias
diversas para vivir. He realizado diversos estudios sobre la ciudad desde 1986,
cuando hice el análisis de las fronteras de la ciudad: de las áreas periurbanas y
los cauces urbanos; diversas batallas urbanas, como la ordenación del tramo
urbano urbano del Guadiana o el denominado PERI de la Calle Prim, en cuyas
refriegas participé intensamente, me obligaron a analizar en detalle algunas de
las operaciones más lamentables realizadas en los últimos años. Y ahora me
hallo ocupado en la realización de mi tesis doctoral, justamente en torno al
concepto de mesópolis.

Pero lo fundamental, sin embargo, de mi exposición de hoy procede del

1
Ponencia introductoria de las Jornadas Badajoz m esópolis transfronteriza, 1996

1
estudio socioeconómico sobre el municipio que dirigí entre 1994 y 1995, en la
consultora TESYT, por encargo del Ayuntamiento, y en el que participaron,
además de una veintena de profesionales como el geógrafo Javier Luna o Ramón
de Luis, otros tres profesores de esta Facultad que o ya lo eran o se han
incorporado recientemente: el sociólogo Ramón Fernández, que fue mi adjunto
en la dirección del estudio y a quien tendrán ocasión de escuchar esta tarde, y los
economistas Georgina Cortés y Pedro Rivero -a los inscritos se les habrá hecho
entrega de un resumen de dicho estudio-.

Por lo demás, en 1992 escribí en el diario EXTREMADURA una larga serie


de artículos en los que hacía un ensayo de prospectiva sobre la ciudad,
imaginándola en el año 2010; pero he preferido no utilizarlos, pues he decidido
no releerlos hasta dentro de 14 años, cuando estemos en el momento futuro que
en ellos se intuye.

2
PRIMERA PARTE:
INTRODUCCIÓN

De los 8.047 municipios españoles, Badajoz está entre los primeros 50 con
mayor población, pero es que además tiene uno de los términos municipales más
extensos de España. Equivale a una quinta parte de la provincia de Barcelona,
y es sólo un poco más pequeño que la de Guipúzcoa. Con sólo el doble tanto de
superficie como de población (y con la misma densidad de población), la provincia
de Álava es un territorio foral, con su Diputación e incluso su policía foral, anterior
a la policía autonómica vasca. En el centro de Europa, este municipio podría
haber llegado a ser un micro Estado.

Por otra parte, la población de Badajoz, que según el Padrón Municipal de


Habitantes supera ya los 130.153 habitantes, no ha dejado de crecer en los

últimos años, manteniéndose así una tendencia secular. Badajoz es, actualmente,
una de las ciudades españolas de más rápido crecimiento. Ni siquiera el relativo
vaciado administrativo de la ciudad que se ha venido operando, tras la
implantación de la capitalidad regional en Mérida, ha tenido efectos reseñables
en la demografía local.

En este sentido, Badajoz ha seguido un proceso de crecimiento bastante


similar al del conjunto de las capitales españolas. Más aún, mientras que en el
periodo 1981-1991 la población de las grandes ciudades españolas ha crecido
muy escasamente (un 7,8% en Sevilla), o incluso ha decrecido en las dos
principales metrópolis españolas (un -3,3% en Madrid, y un -4,2% en Barcelona),
Badajoz ha mantenido un crecimiento demográfico del 13,89%.

3
En el siguiente gráfico puede compararse la evolución demográfica de la
ciudad con la del resto de la región. En el mismo hemos diferenciado al conjunto
de municipios que podemos considerar en un sentido amplio como parte del área
mesopolitana de Badajoz; los cuales han seguido una evolución semejante al
conjunto de la región, pero en el último censo han incrementado su población.
Para 1991 hemos incorporado asimismo la población de los municipios
alentejanos más inmediatos, que totalizaban en el último censo algo más de
76.000 habitantes. Aunque ni todos los municipios extremeños, ni mucho menos
los alentejanos incluídos, funcionan todavía propiamente como municipios
auténticamente metropolitanos (salvo en casos como Talavera, Olivenza, La
Albuera, Villar del Rey, Valverde de Leganés o en un sentido distinto Elvas), a
medio plazo debemos esperar un comportamiento socioeconómico -y
demográfico- de este tipo.

Hay que decir, que, según los análisis realizados, no puede decirse
exactamente, según se acepta comúnmente, que Badajoz haya actuado de
estación intermedia de la emigración provincial, sino que se viene desarrollando
con una dinámica muy particular, reflejo obviamente tanto de los procesos de

4
urbanización característicos del siglo XX como de algunas particularidades del
desarrollo regional. De hecho, a la vista de la procedencia de la población del
municipio, puede decirse que sólo una pequeña parte de la emigración regional
o provincial ha venido tomando a la capital como un punto de paso. Ni siquiera
ha funcionado Badajoz, al contrario que tantas otras capitales provinciales
españolas, como polo vaciador de la provincia; sino que, aún desarrollándose en
base a los roles funcionales que ha cumplido respecto del territorio circundante,
en cierto modo ha mantenido un crecimiento autosostenido.

Tan sólo un 24,3% de la población censada en 1991 había nacido en otros


municipios de la provincia, y un 2,7% en la provincia de Cáceres, a los que habría
que añadir un 12% nacidos en otras CCAA o el extranjero. Si consideramos la
población mayor de 10 años migrante en los diez años anteriores al censo (1981-
1991), en el municipio de Badajoz tan sólo 16.055 personas están en esta
situación, y de éstas menos de un 45 % procedían de la provincia o la región,
procediendo el resto de otras regiones o del extranjero.

Sin duda, la ubicación tradicionalmente periférica de la capital -como se ha


señalado en un cul-de-sac hasta la apertura de las relaciones intracomunitarias
con Portugal- ha dificultado durante décadas esa función captadora de migracio-
nes rurales: simplemente, la vía de salida de la miseria iba en dirección inversa
a la posición de la ciudad, esto es de SurOeste a NorEste, hasta el punto de que
han habido municipios mejor comunicados en ciertos momentos con Barcelona
que con Badajoz; y además hay que mencionar la existencia en la provincia de
otras ciudades importantes como Mérida, Almendralejo, Don Benito o Villanueva.

Ahora bien, si las hipótesis que manejamos en nuestro trabajo son correctas,
la situación puede cambiar hacia el futuro: el fuerte desarrollo de la ciudad, unido

5
a la consolidación de un área metropolitana todavía poco definida, así como la
definición de un eje hasta Lisboa que prolongue el de las Vegas del Guadiana,
provocará sin duda a corto/medio plazo una intensificación de los movimientos
migratorios hacia la ciudad, tanto desde las áreas más rurales de la provincia y
la región, como de las comarcas vecinas de Portugal. De hecho, según el estado
del Padrón Municipal en 1994 el número de vecinos nacidos en el Extranjero,
fundamentalmente portugueses, pasa ya de los 2.100. Entre 1950 y 1991el
número de extranjeros se ha multiplicado casi por cuatro, pero sobre todo su peso
relativo se ha doblado en la ciudad, al crecer más rápidamente que la población
total, pasando de suponer un 0,84 % de la población, en el Censo de 1950, a un
1,64% en el Padrón a la fecha de 19942. Aunque la explotación estadística del
Padrón no incluye el país de origen de los extranjeros, la fuerte presencia en
barriadas populares como Antonio Domínguez (126), Casco Antiguo (293), Cerro
de Reyes (110), Cuestas de Orinaza (473), Gurugú (92), San Fernando (223) y
San Roque (230) apunta a que se trata esencialmente de portugueses.

Ya esta complejidad demográfica nos apunta ya diferencias sustanciales


respecto al tipo de ciudades que se ajustan a la perfección a la categorización de
ciudad media. El propio tamaño de la ciudad dificulta su ubicación. Como saben,

2
El porcentaje, no obstante, está todavía sensiblem ente por debajo de la m edia para el conjunto
nacional, en donde son de origen extranjero un 2,1% de la población.
3
Hay que tener en cuenta que sólo una pequeña parte de la población extranjeras -especialm ente
portugueses de etnia gitana- de las Cuestas de Orinaza está em padronada en la ciudad.

6
SEGUNDA PARTE:
ESQUEMA EVOLUTIVO DE BADAJOZ, UNA CIUDAD FRONTERIZA

En esta primera parte intentaré una interpretación del devenir histórico de


Badajoz, no desde la óptica del historiador, sino desde la del sociólogo que busca
regularidades y grandes tendencias sociales sobre la hojarasca de los detalles.
Una interpretación, por tanto, que nos ayude no a conocer el pasado, sino a
entender el presente para plantearnos el futuro.

Durante casi cuatro siglos Badajoz fue una ciudad árabe, pero sobre todo fue,
con algunos paréntesis, un reino independiente. Bajo la dinastía aftasí llegó a ser
una de las cortes más destacadas de entre los reinos árabes y cristianos de la
Península: sus dominios se extendían sobre casi toda Extremadura y buena parte
del Alentejo. Y fue entonces cuando se configura como ciudad fronteriza, primero
entre los reinos cristianos y los musulmanes, y luego con un tercero en discordia:
Portugal.

La depresión del Guadiana constituye uno de los mejores pasos de


comunicación entre Lisboa y el resto de la península, y será repetidamente
utilizada en las incursiones en uno u otro sentido. Los aftásidas utilizaron sin duda
su estratégica situación geográfica, en tanto "puerta principal en el camino de
Córdoba y Castilla la Nueva hacia Lisboa"4, como elemento esencial para la
supervivencia, modificando sucesivamente sus alianzas. Y sin duda en la
actualidad, cuando hallamos a Badajoz ubicado en el centro de tres polos de
fuerza y atracción (el frente Sevilla-Huelva, Lisboa y Madrid), la ciudad debería
aprender de la estrategia aftasí: de su ubicación en un punto equidistante entre
las grandes ciudades de origen árabe del Sur, el ámbito del viejo reino portugués
a Poniente, y los viejos reinos cristianos del Norte y del Mediterráneo.

De la historia debemos aprender también que la condición de fronteriza debe


separarse, explícitamente, de la plaza fuerte, que sólo ha traído ruina a la ciudad.
Hasta tal punto ello es así que, a principios del siglo XVIII, en su momento de
mayor decadencia, Badajoz es considerada exclusivamente una plaza fuerte, y
cuenta con unos escasos 14.000 habitantes que eran en su mayoría militares o
religiosos, dedicándose el resto de la población básicamente a cuidarles y
abastecerles. El propio desarrollo urbanístico de la ciudad ha venido siendo

4
G. Barrientos, Geografía de Extremadura, Universitas, Badajoz, 1990, pag. 87

7
limitado justamente, en una buena parte, por este fuerte componente eclesiástico-
militar. La pujanza del comercio y la falta de iniciativas de progreso industrial tal
vez haya que buscarlas en buena medida en ese carácter eclesiástico-militar de
la ciudad, dominada por grupos sociales (clérigos, militares y terratenientes con
propiedades en el resto de la provincia) con tradicionales preferencias por las
inversiones en fincas, frente a las inversiones productivas en talleres industriales.
Durante casi siete siglos la ciudad no hizo sino vegetar, alimentada por tres
únicas fuentes de riqueza: las rentas de la Iglesia, obtenidas de sus extensos
dominios territoriales; los sueldos de los militares; y las rentas agrarias centraliza-
das en la ciudad por algunos de los terranientes de la provincia (los más grandes
propietarios centralizaban la acumulación en Madrid). Fuentes a las que hay que
añadir el contrabando, que ha sido un mal (o un recurso, según se mire)
endémico en la ciudad.

Sólo cuando la ciudad se ha abierto al exterior ha renacido y florecido. Así


ocurrió sin duda con la declaración, en el siglo XIX, de Badajoz como capital
provincial: la dotación de una fuerte estructura administrativa (a la Capitanía
General del distrito militar de Extremadura se fueron añadiendo el Gobierno Civil,
la Diputación Provincial, Audiencia, Cámara de Comercio, Colegio de Abogados,
Ateneo, Instituto, Escuela Normal...) debió suponer un revulsivo para la sociedad
local tradicional, dinamizando y complejizando la economía local, y permitió un
más estrecho contacto con los centros de poder político, económico y cultural de
la nación, en suma un flujo más intenso de la información y la iniciativa.

Pero un siglo más tarde ese empuje se había agotado. En los años ‘40
hallamos una población exhausta y acogotada tras una sangrienta guerra. Más
del 38% de la población era analfabeta. De los 55.869 habitantes de hecho, un
8% estaba formado por presos, militares y fuerzas del orden. El fantasma del
hambre se extendía por la provincia, por lo que la afluencia a Badajoz se agudizó.
Casi un 13% de la población activa se ocupa en el servicio doméstico (incluyendo
a casi dos centenares de hombres). Viajeros como Gerald Brenan, a su paso por
Badajoz, encuentran una ciudad profundamente subdesarrollada económica,
social y culturalmente.

El nuevo impulso de la ciudad vino, de nuevo, de su apertura hacia el exterior,


aunque también de nuevo dirigida desde arriba, de la mano del Plan Badajoz. A
lo largo de la segunda mitad de los años '40, en suma, en la ciudad se desatan
muchas expectativas. La población de Badajoz aumenta en esa década en un
42%. Nuevamente encontramos a Badajoz refundándose sobre campos de
ruinas, aunque esta vez la ciudad no había quedado físicamente arruinada por

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la guerra, ni siquiera tan afectada como en el sitio de 1812, pero sí que había
quedado moralmente hundida la sociedad local y provincial. Y una vez más la
encontramos repoblada con gentes llegadas de otras tierras: 30.053 de los
79.291 habitantes censados en 1950 (un 38% de la población, lo que supone un
porcentaje altísimo para la época, especialmente en una ciudad no industrializa-
da) habían nacido fuera de la provincia5.

Lo que en primera instancia, y en cuanto a efectos directos, provocó la puesta


en marcha de los mecanismos que llevaron al Plan Badajoz fue una intensifica-
ción de la agricultura local. Muchos grandes propietarios hacen incluso amagos
de transformar en regadío en las Vegas Bajas, para evitar las expropiaciones a
que daría lugar la colonización, o asegurarse mayor superficie de tierras en
'reserva'. Ya en el censo de 1950 la población activa agraria del municipio se ha
recuperado, alcanzando a 11.891 personas6. Se incrementa asimismo de forma
espectacular la actividad en el sector de la Construcción (los activos en este
sector pasan de 722, en 1940, a 2.584 en 1950). La tradicional terciarización de
la ciudad se reduce incluso, reduciéndose el peso relativo del terciario -aunque
no las cifras absolutas, pasando de bien pasa de 9.595 personas, en 1940, a
11.654 en 1950.

A lo largo de la década de los '50, y primeros años '60, la ciudad vive una
intensa agitación socioeconómica. La Administración multiplica sus efectivos en
la ciudad; se instalan delegaciones de grandes empresas relacionadas con la
construcción de las obras de regulación y transformación; en el término municipal
se construyen diez poblados, que suponen la instalación de más de 11.000
habitantes sobre más de 12.000 Has de regadío (a las que hay que sumar otras
4 ó 5.000 Has transformadas en reservas y tierras exceptuadas); se observa
incluso un amago de industrialización: se instala una desmotadora de algodón,
en los poblados se industrializa el lino y el cáñamo, se llegan a instalar tres
conserveras, una fábrica de piensos, una central lechera, una planta de gaseosas
y refrescos, una manufactura de gomas y plásticos... Se construye el polígono
de El Nevero, y se prevée la instalación de al menos otra docena de industrias,
tanto al abrigo de los nuevos regadíos como orientadas a la transformación de
productos tradicionales del secano y la dehesa.

5
Para hacernos idea de la im portancia de esta proporción observando la proporción de habitantes
nacidos fuera de la provincia en otras capitales provinciales com o Cáceres (11,2%), Avila (21%),
Palm a de Mallorca (27%), Burgos (21,6%), Cádiz (19,2%).
6
Es factible suponer que la circulación de noticias sobre un plan de regadíos y colonización
atraería a num erosa población de los pueblos a la ciudad, em padronándose a la espera de poder
obtener buen puesto en la pista de salida a las adjdudicaciones de parcelas.

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En diez años el Estado ha invertido en la provincia casi 5.000 millones (unos
130.000 millones en pesetas actuales), y esta fuerte inyección económica debió
de notarse en la capital provincial, donde se percibe un aire de optimismo
respecto al Plan Badajoz. De hecho en sólo 20 años, respecto de 1940, la
población de la ciudad se ha duplicado, acercándose en 1960 a los 100.000
habitantes. Se construyen numerosas viviendas, miles de ellas en régimen de
autoconstrucción en las barriadas marginales.

Sin embargo, la ardiente defensa del mismo que en los primeros años '60
hacen los técnicos que directa o indirectamente han participado en el Plan
Badajoz atrae la atención hacia las voces que comenzaban a oirse, escépticas
sobre los grandiosos resultados esperados.

Aunque no cabe duda de que el impacto inicial de las obras permitió una
acumulación casi primitiva de capital en la ciudad, a lo largo de los años '60 se
produce un gran parón en la transformación de regadío, y en la colonización, pero
sobre todo se abandonan los programas de construcción de infraestructuras y de
la prometida industrialización: se abandonan las obras del ferrocarril de
Villanueva-Talavera, se olvidan proyectos de industrias. En 1965 el Plan Badajoz
debería haber estado ultimado, pero un año después todavía faltaba por ejecutar
un 50% de las acciones programadas.

Y la ciudad, después de aquel pequeño boom, entra en un nuevo letargo,


mientras los pueblos de la provincia se despueblan, ya no para venir a la capital
sino para marchar lejos, a las provincias del Norte o a Europa. Cientos de
funcionarios y profesionales llegados al calor del Plan Badajoz marchan a otras
ciudades, donde encuentran además mayores posibilidades para la educación de
sus hijos.

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Entre 1964 (cuando, con 103.000 habitantes, se alcanza un hito), hasta 1975,
la ciudad permanece estancada demográficamente. Los sucesivos intentos de
acelerar la continuación del Plan Badajoz, prorrogado en 1966, conducen al
fracaso. En 1971 todavía no se habían cubierto ni siquiera los objetivos fijados en
1952, los cuales fueron incorporados al III Plan de Desarrollo 1972-75. Parte de
los efectivos demográficos que marchan a mejores destinos en el escalafón
administrativo son cubiertos por sucesivas oleadas de desesperados procedentes
de los campos empobrecidos de la provincia y, como novedad y de forma
creciente, de Portugal.

La literatura social de la época subraya el desánimo de una ciudad que lo


había esperado todo del Plan Badajoz. Los propios gestores reconocían una
cierta sensación de fracaso. Extremadura iniciaba la década de los '70 siendo la
única región española que no contaba con universidad. La Memoria de 1970 del
Consejo Económico Sindical de la Provincia muestra la desesperanza a pesar de
la manifiesta autocensura de sus autores. La población activa agraria alcanza
todavía al 20% de la población activa total del municipio. De las 57 parcelas del
polígono industrial de El Nevero, diez años después de su construcción tan sólo
se habían vendido en firme 26 (no obstante lo cual se solicitaba su ampliación).

De nuevo la frontera. Gracias en parte a los portugueses sobrevive la función


comercial de la ciudad, convertida de nuevo en una olvidada capital de provincias.
De Portugal viene, además, no sólo clientela para comercios y bares de Badajoz,
sino también un fuerte contrabando (café, tabaco, textiles...) que tiene su base de
operaciones en las barriadas más periféricas.

Pero de nuevo, sobre todo, el aliento que llega de fuera. En parte fue la crisis
económica generalizada a partir de 1973, lo que salvó a Badajoz, por la campana,
de quedar reducida al tamaño de Teruel. Hay, ciertamente, un cierto reverdeci-
miento de inversiones públicas en la provincia, en los años '70, que obviamente
repercuten (cuando no son inversiones directas en Badajoz) en la capital: nuevas
transformaciones en regadío en la provincia, mejoras en las infraestructuras,
construcción de la Universidad que atrae y recupera población, ampliación del
polígono industrial, construcción de viviendas sociales... Pero lo esencial es que,
especialmente a partir de 1975, no hay a dónde ir. Después de haberse quedado
estancada durante prácticamente una década, la población de Badajoz se
incrementa en más de 12.000 habitantes en sólo cinco años.

Por supuesto que también la democratización del país, y en consecuencia de


la sociedad pacense, tuvo sin duda alguna influencia en este rejuvenecimiento de
Badajoz: aumentan las demandas y la administración local, estatal y luego

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regional deben hacer frente al menos a algunas de las más perentorias. Pero lo
importante es que, por primera vez en siglos, creo que hay una causa endógena,
desgraciadamente poco analizada, en el lento despertar que se inicia a finales de
los años ‘70. Había en el término municipal un millar largo de colonos que
después de veinte años habían aprendido a desnevolverse en el mercado, a tener
iniciativa, a endeudarse e invertir a su pequeña escala, y en cuyos hijos se había
asentado la famosa motivación ambiciosa que el sociólogo David McClelland
atribuía a los pueblos desarrollados. Aprenden oficios en mayor proporción que
los hijos de otros grupos sociales de las capas medias y bajas de la sociedad. Se
instalan en la ciudad cabecera con pequeños negocios. Los colonos que se van
jubilando pasan a vivir a Badajoz, donde han ido comprando el pisito. Desde un
punto de visto sociológico no deja de ser significativo que del mundo de los
colonos surgiese ya incluso un alcalde para la ciudad.

Por supuesto que el impacto hubiese sido mayor si el Plan Badajoz se


hubiese hecho mejor desde el punto de vista social: si esos colonos que tanto han
contribuído a dinamizar la ciudad no hubiesen estado encerrados en parcelas de
4, 5 ó 6 Has. Si se hubiesen obtenido sinergias dotando a tiempo, a la cabecera
del Plan, Badajoz, de centros superiores de enseñanza e investigación relaciona-
dos con el sector: ingeniería agraria superior, veterinaria, ingeniería industrial
superior. Si el Gran Canal de Barros se hubiese construído hasta Olivenza...

Pero, críticas aparte, Badajoz debe mucho de lo que ahora es a los regadíos
del Plan Badajoz, y a la savia nueva que, una vez más, llegó a la ciudad junto con
el agua canalizada. Habrá que hacer algún día el estudio sistemático de las
consecuencias globales que a medio y largo plazo ha supuesto el Plan Badajoz
para Badajoz y su provincia; por ahora, conformémos con señalar cómo esa
maduración de las inversiones -de capital y de recursos humanos- ha sido en mi
opinión el caldo de cultivo más apropiado para que, con la caída de la frontera,
Badajoz se haya disparado hacia el futuro. Intentaremos atisbar algo de ese
futuro, atendiendo a algunos aspectos generalmente poco conocidos de su
presente.

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TERCERA PARTE:
EL HINTERLAND DE BADAJOZ .
LA CIUDAD Y EL MUNICIPIO EN EL MARCO COMARCAL , NACIONAL Y COMUNITARIO

Badajoz es algo más, mucho más que una simple capital de provincia. Basta
con que consideremos las características multifuncionales que, en términos
territoriales, tiene. Ya que es, simultáneamente, principal núcleo habitado en un
gigantesco término municipal; principal centro agropolitano de una extensa y fértil
comarca de regadío; capital de una también extensa provincia, y principal ciudad
fronteriza en la raya de Portugal, asentada sobre uno de los ejes radiales de la
península.

Con 1500 Km2 de término, el municipio de Badajoz (recientemente reducido


en unos 30 km2 al segregarse Valdelacalzada) ya hemos señalado que es mayor
que algunos Estados reconocidos por la ONU, y casi tan grande como la provincia
de Guipúzcoa. De Norte a Sur, la distancia entre los extremos del término
municipal es de 70 kms, mientras que de Este a Oeste los extremos más alejados
distan unos 50 kms. Se trata de un territorio extremadamente complejo, que
incluye desde zonas de sierra, con alturas máximas cercanas de los 500 metros
(Sierra de Loriana al Norte, en las estribaciones de la Sierra de San Pedro) y
mínimas de 180 metros, en las Vegas del Guadiana, que cubren la franja central
del término municipal.

El río Guadiana secciona en dos mitades casi iguales el término, y a él


desembocan en su margen derecha los ríos Alcazaba, Gévora (que a su vez
recoge las aguas del Zapatón) y Caia, mientras por su margen izquierda recoge
las aguas de algunos arroyos de gran recorrido (como Rivillas, Calamón e
Hinojales), así como del río Olivenza. A los que hay que añadir hoy, como cursos
artificiales importantes, los canales de Lobón (margen izquierda) y Montijo
(margen derecha), que terminan dentro del término de Badajoz. Es precisamente
en esa franja central en la que se sitúan los colectores hidraúlicos donde se
concentran la población y la riqueza del municipio, en una imagen a escala de lo
que sucede también en la región.

En realidad, en la ciudad de Badajoz sólo habitan 111.000 de los 130.000


habitantes censados. En las Vegas del Guadiana diez poblados de colonización
agrupan a más de 10.000 personas, a las que hay que sumar otras 1.200
personas que residen en viviendas también construídas por el INC y vinculadas
a la explotación. Y al menos otras tantas personas -un número en cualquier caso

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indeterminado- residen en viviendas vinculadas a las explotaciones, en fincas de
secano y regadío, así como en urbanizaciones ilegales. Si a ello añadimos la
existencia de tres grandes acuartelamientos desperdigados en el territorio
(Cuartel de Sancha Brava en el Sur, División Acorazada en el Norte, y Base
Aérea al Este, todos ellos en la franja central del término municipal), podremos
concluir la complejidad de este territorio, completo como una provincia. De hecho,
yo he estimado que la población real del municipio sobrepasa hace tiempo los
150.000 habitantes: los acuartelamientos aportan -entre soldados de reemplazo
y militares de carrera que residen con sus familias temporalmente en Badajoz sin
censarse- entre tres y cinco mil habitantes al flujo del poblamiento informal -por
analogía con la economía informal-; la Universidad al menos entre cinco y seis mil
habitantes; el flujo de familias clandestinas en las barriadas marginales; el
elevado número de representaciones comerciales que son cubiertas por
empleados sólo temporalmente destinados a Badajoz; las aproximadamente
1.200 plazas hoteleras de la ciudad, con una ocupación media que sobrepasa el
50%, aportan otro medio centenar de habitantes/año; los temporeros portugue-
ses; las internas censadas en sus pueblos... El porcentaje del 10% de población
extra que muchos expertos suponen eleva la población censal de las grandes
ciudades creo que en el caso de Badajoz es sensiblemente superior.

Todos estos núcleos urbanos (empezando por la propia capital) vienen


extendiéndose en los últimos años, sobre todo siguiendo las carreteras, sea con
usos residenciales, industriales o de servicios, constituyendo lentamente una
pequeña malla metropolitana, si bien a costa de la desaparición de tierras de
cultivo en regadío de alta productividad.

No obstante, fuera de las Vegas del Guadiana el territorio de Badajoz está


prácticamente despoblado, aunque en los últimos años la extensión del fenómeno
de la segunda residencia ha propiciado la aparición de núcleos clandestinos
(aunque hasta la fecha tolerados) de poblamiento que ofrecen una cierta
apariencia de presencia en el territorio.

Pero, atendiendo al esquema siguiente, se observa cómo el término municipal


está prácticamente rodeado de núcleos de población, constituyendo a su vez una
corona de influencia directa y potente, tanto en el lado español como en el lado
portugués de la frontera.

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La pertenencia de estos espacios al hinterland
más inmediato de Badajoz es tan clara que los
tres embalses del entorno, que se
reflejan en el esquema, son utiliza-
dos intensamente -más allá de su
diversidad funcional- por la ciudad:
el de Villar del Rey para abastecimiento,
y para el esparcimiento ciudadano los de
Caia y Piedra Aguda (este último a
pesar de las fuertes restricciones
impuestas desde la municipalidad
de Olivenza, beneficiaria más direc-
ta de sus aguas).

En conjunto, la corona de nú-


cleos pertenecientes a otros muni-
cipios colindantes (Campomaior y
Elvas en Portugal, y Olivenza, Valverde de
Leganés, La Albuera, Entrín, Corte de Peleas, Talave-
ra, Valdelacazada, Puebla de la Calzada,
Lobón, Montijo, La Roca o Villar del Rey) suman
más de 80.000 habitantes, por lo que podemos
estimar en más de 230.000 habitantes la población real de la corona
metropolitana -utilicemos por ahora esta denominación- más inmediata de
Badajoz.

A continuación podemos ver un esquema de ocupación del suelo de este


área, en el que se ha resaltado lo que podríamos considerar el núcleo metropoli-
tano de Badajoz, constituído por el contínuum agropolitano Montijo-Elvas, donde
se concentran, en un eje de menos de 50 kms de longitud y algo más de 10 kms
de anchura, unos 200.000 habitantes, además de una buena parte de la industria
de la provincia, y también las principales infraestructuras (autovía, ferrocarril,
gaseoducto, aeropuerto...).

Especialmente importante es el tramo Badajoz-Talavera, en el cual la


liberación de la carretera nacional -al construirse la autovía por un nuevo trazado-
así como la existencia de algunos importantes equipamientos e importantes
industrias, ha posibilitado su conversión en un espacio de futuro en el conjunto
agropolitano -golf, hotel...-. Un corredor que, en cierto modo, se prolonga de
forma natural en el tramo Badajoz-Elvas, constituído -especialmente a partir de

15
la desaparición de la frontera- en un contínuum de instalaciones y servicios que
tienen pleno carácter metropolitano (universidad, residencias, industrias,
almacenes, áreas recreativas, hoteles y restaurantes, equipamientos
sanitarios...)7

Pero lo que más nos interesa destacar en este esquema de usos es cómo,
siguiendo las leyes de la urbanización, la
red de carreteras a través de las cuales se
comunica Badajoz se va constituyendo de
forma creciente en una malla por la que
se extienden los usos y actividades urbanos (resi-
denciales, industriales, equipamenta-
les); excepto por el NorOeste de
la ciudad, donde la existencia de
frontera ha impedido la urbanifi-
cación de la carretera de Cam-
pomayor -hoy también es un es-
pacio de futuros-. El tejido intersti-
cial formado por esta red radial
de carreteras constituye un caldo
de cultivo para la urbanización
espontánea (y en consecuencia
caótica, y de peligrosos efectos urba-
nísticos)8.

Naturalmente, según se observa en


el esquema, a medida que nos acerca-
mos a la ciudad la intensidad de ocu-
pación periurbana se acrecienta, mientras que
por el contrario al alejarnos del centro el vacío de usos urbanos es cada vez
mayor, especialmente en las áreas Norte y Sur, alejadas de las tierras de regadío,
que quedan fuera de el eje citado Montijo-Elvas. Siguiendo el esquema de otras
muchas ciudades, estos espacios más alejados, sobre los que la presión
urbanística es ínfima, y en los que los precios del suelo son todavía muy bajos,
son los preferidos para la instalación de los grandes equipamientos (como los

7
En 1995 proponíam os en el Estudio socioeconómico de Badajoz el rescate de los edficios
fronterizos para usos m etropolitanos: com o concentrar usos de ocio y residencias universitarias.
8
Esta cuestión es de especial im portancia, y debe ser acom etida desde el planeam iento
urbanístico local, que desgraciadam ente no ha sabido tratar hasta la fecha los problem as
territoriales del m unicipio.

16
cuarteles, el campo de fútbol, la cárcel, el cementerio, etc.). Pero su carácter
plenamente metropolitano queda puesto de manifiesto especialmente por la
presencia de elevadas densidades de segunda residencia (siempre ilegal).

Si el hinterland inmediato de Badajoz está constituído por lo que hemos


denominado su área metropolitana, que de hecho en buena parte coincide con
lo que siglos atrás fue el territorio de Badajoz9, su gran espacio de influencia está
constituído, en mayor medida incluso que por el conjunto de la provincia, por el
eje de las Vegas del Guadiana: un territorio vertebrado por el cauce y, sobre todo,
por los regadíos e infraestructuras que se concentran a ambas márgenes del río
Guadiana.

Badajoz, aunque geográficamente no esté en la cabecera de las Vegas,


constituye en cualquier caso la cabecera efectiva de este territorio, de poco más
de 120 kms de largo y menos de 20 de anchura media, en el que se concentran
casi 350.000 habitantes y el mayor potencial económico de la región.

De una parte, la forzada capitalidad regional de Mérida ha potenciado


enormemente a esta ciudad, que se ha visto asimismo beneficiada por su
ubicación en el centro geográfico de las Vegas, y a la vez en el cruce con la Ruta
de la Plata; y, por otro lado, el crecimiento de la conurbación Villanueva-Don
Benito (en íntima conexión con Miajadas, especialmente a través de la red de
poblados de colonización de los tres municipios), esta evolución territorial y
socioeconómica ha mermado el peso efectivo de Badajoz en el conjunto de las
Vegas. Aunque sigue siendo, no obstante, la principal ciudad del corredor, y
continúa centralizando una serie de servicios fundamentales, aunque la fuerza de
su influencia se debilita a medida que nos alejamos en dirección Este.

En el mapa se recoge tal y como yo veo la articulación urbano-territorial de


este vasto espacio. Está tomado de un capítulo dedicado a este tema que he
escrito para el Atlas Visual de Extremadura y el Al
entejo, que está publicando en fascículos el diario E
XTREMADURA.

El siguiente esquema nos permite, en fin, ubicar la


ciudad que nos ocupa en el marco del conjunto del
Estado, de la península ibérica en su totalidad y en el espacio comunitario.

9
Valverde de Leganés, Talavera, Villar del Rey o La Roca eran en el siglo XVI aldeas de Badajoz

17
Lo que durante siglos ha sido una ubicación periférica, y en fondo de saco
(sin salida directa al océano) va a transformarse, por efecto de la Unión Europea
y gracias a las nuevas infraestructuras en curso (en el supuesto, naturalmente,
de que todas las previstas en el diagrama lleguen a materializarse: gaseoducto,
autovía al Mediterráneo, autovía de la Plata, ferrocarril de alta velocidad o
velocidad mejorada a Lisboa...), en una situación, si no privilegiada, sí francamen-
te beneficiosa, tanto para el conjunto de la región como para la propia agrópolis
de Badajoz. Se trata de una posición central en el triángulo formado por Madrid,
Sevilla y Lisboa, un vasto hinterland en el que se desenvuelven las vidas y las
actividades económicas de más de diez millones de habitantes. En cierto modo,
podríamos hablar en el próximo futuro de Badajoz como de la Zaragoza del Sur,
por estar destinada a cumplir un papel muy semejante al que la capital aragonesa
ha cumplido, en las últimas décadas, tanto respecto del corredor del Ebro (similar,
aunque más antiguo y poderoso, al deel Guadiana), como respecto al triángulo
del desarrollismo español (Madrid-Bilbao-Barcelona). Ha sido sin duda esta
ubicación geoestratégica de Zaragoza la que ha provocado su impresionante
crecimiento demográfico y económico de los últimos años.

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Ello quiere decir, naturalmente, que la tradicional salida al mar por Huelva,
que en realidad nunca ha llegado a consolidarse, debería sustituirse por Lisboa,
en términos de política territorial, metrópoli hacia la que debe orientar fuertemente
sus intereses Badajoz. Lo que permitiría una prolongación natural del eje de las
Vegas del Guadiana, a través de Elvas y Évora. Como implica la conveniencia de
una presión institucional de Badajoz como principal ciudad de la región, y del eje
Madrid-Lisboa, encaminada a conseguir que el trazado de la futura línea de alta
velocidad (o simplemente de velocidad mejorada) entre las dos capitales
peninsulares pase lo más cerca posible de Badajoz.

19
CUARTA PARTE, Y CONCLUSIÓN
¿QUÉ ES UNA MESÓPOLIS?. ¿ES BADAJOZ UNA MESÓPOLIS?

Después de todo cuanto llevamos ver, ¿cómo podríamos definir a Badajoz?.


Para algunos posiblemente se trate de un ejercicio vanal. Tal vez lo sea. Sin
embargo, sólo en la medida en que ubiquemos a esta ciudad dentro de una u otra
categoría podremos servirnos de los conocimientos desarrollados sobre otras
ciudades, e incluso aplicarle políticas y estrategias que en otras ciudades
similares hayan tenido éxito.

Sintetizando todo lo que venimos exponiendo podríamos decir que Badajoz


se constituye en una ciudad media, subordinada por, y que subordina a, un
extenso corredor agropolitano (las Vegas del Guadiana) de una elevada
productividad agraria. Su extenso término municipal, en el que se desparraman
diversos núcleos urbanos y una multiplicidad de usos, junto a los términos,
pueblos y ciudades circundantes conforman una, pequeña en población, pero
grande en extensión, área metropolitana, o agropolitana, que constituye el
hinterland esencial de la ciudad. Su tradicional ubicación, periférica a los
principales flujos económicos del país, se ve modificada (por ahora a nivel de
tendencia) por la instauración de la Unión Europea, que sitúa a la ciudad en el
centro de un triángulo de ciudades con un buen pronóstico de futuro (Madrid,
Lisboa y Sevilla).

¿Pero es exactamente una ciudad media?. En primer lugar la denominación


de ciudad media es tremendamente confusa. Según los autores y países, son
consideradas como ciudades medias aquellas que oscilan desde 25.000 hasta
100, 200 ó 500.000 habitantes. Demasiada variabilidad. Por otra parte, cuando
pensamos en una ciudad media pensamos en un sistema articulado, dentro del
cual este tipo de ciudades cumplen un papel subordinado, lo cual no es el caso
de Badajoz -salvo que trabajemos a escala de un sistema urbano nacional, o un
sistema mundo, al nivel de la urbe global-. Pero, naturalmente, Badajoz no es
tampoco una gran ciudad, y mucho menos aún una metrópolis. De ahí que
optemos por introducir ese neologismo, mesópolis, para definir a un tipo de
ciudades, generalmente de más de 100.000 habitantes y de las cuales para el
caso español Badajoz puede ser representativa entre otras, que tienen un
comportamiento claramente metropolitano en diversos aspectos. Zaragoza,
Murcia, Castellón, entre otras, serían ciudades de tamaños diversos pero
funcionalmente similares. Aunque, por el momento, nos limitamos a proponer la
categoría, sin ir más allá. Algunas de las investigaciones en las que estamos

20
trabajando nos ayudarán a definir más adecuadamente la categoría, y comprobar
su utilidad analítica.

Pero es que además hemos insistido en su ubicación fronteriza, lo que le


otorga una especificidad nueva que no hallamos en otras ciudades españolas: el
caso de la conurbación San Sebastián-Irún sería el más parecido, y esperamos
que nos ilumine al respecto el señor Unzurrunzaga.

Es por tanto, sobre la problemática muy particular que se plantea en un tipo


de ciudad tan específico, sobre el que vamos a reflexionar en estas jornadas.
Buscando con ello, sin perder de vista la aplicación que nuestras reflexiones
puedan tener para Badajoz, el aprender un poco más sobre el funcionamiento del
que muchos hemos definido como el más bello y perfecto artefacto construído por
la Humanidad: la ciudad.

Yo querría terminar con la mera contemplación de una imagen que, en este


contexto, no pretende otra cosa que reflejar de una forma más o menos abstracta
esa condición de mesópolis transfronteriza que atribuyo a Badajoz. En ella se ha
construído, a partir de las redes incompletas, pero tendenciales, existentes, la red
de relaciones -es decir, de comunicaciones- que articula este territorio. La única
pretensión de la imagen es la de mostrar cómo sobre la conformación esponta-
neista y caótica de la mesópolis es posible construir una imagen de orden, esto
es un plan, que sin embargo por su escala no puede ser diseñado únicamente
desde Badajoz, y afectando sólo a Badajoz.

¿Qué quiere ésto decir, y definitivamente


termino?. Pues que si las hipótesis que estamos
planteando son correctas, el planeamiento
de Badajoz no debería ya plantearse en
modo alguno de forma aislada, sino que debe-
ría partirse de un plan director territorial que
afectaría a ambos lados de la frontera. Lógica-
mente no estoy sugiriendo que se detenga el
proceso de revisión del PGOU de Badajoz, pero sí estoy proponiendo el interés
de la elaboración, en paralelo y de forma más acelerada, de dicho plan director
territorial transfonterizo, de caracter mesopolitano.

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