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Buenos días:
Esta primera sesión plantea un doble desafío. Por cuanto además de intentar
aportar, como en el resto de las ponencias, algún conocimiento sobre la realidad
que nos ocupa, debe en parte explicar la necesidad de estas Jornadas.
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Ponencia introductoria de las Jornadas Badajoz m esópolis transfronteriza, 1996
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estudio socioeconómico sobre el municipio que dirigí entre 1994 y 1995, en la
consultora TESYT, por encargo del Ayuntamiento, y en el que participaron,
además de una veintena de profesionales como el geógrafo Javier Luna o Ramón
de Luis, otros tres profesores de esta Facultad que o ya lo eran o se han
incorporado recientemente: el sociólogo Ramón Fernández, que fue mi adjunto
en la dirección del estudio y a quien tendrán ocasión de escuchar esta tarde, y los
economistas Georgina Cortés y Pedro Rivero -a los inscritos se les habrá hecho
entrega de un resumen de dicho estudio-.
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PRIMERA PARTE:
INTRODUCCIÓN
De los 8.047 municipios españoles, Badajoz está entre los primeros 50 con
mayor población, pero es que además tiene uno de los términos municipales más
extensos de España. Equivale a una quinta parte de la provincia de Barcelona,
y es sólo un poco más pequeño que la de Guipúzcoa. Con sólo el doble tanto de
superficie como de población (y con la misma densidad de población), la provincia
de Álava es un territorio foral, con su Diputación e incluso su policía foral, anterior
a la policía autonómica vasca. En el centro de Europa, este municipio podría
haber llegado a ser un micro Estado.
últimos años, manteniéndose así una tendencia secular. Badajoz es, actualmente,
una de las ciudades españolas de más rápido crecimiento. Ni siquiera el relativo
vaciado administrativo de la ciudad que se ha venido operando, tras la
implantación de la capitalidad regional en Mérida, ha tenido efectos reseñables
en la demografía local.
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En el siguiente gráfico puede compararse la evolución demográfica de la
ciudad con la del resto de la región. En el mismo hemos diferenciado al conjunto
de municipios que podemos considerar en un sentido amplio como parte del área
mesopolitana de Badajoz; los cuales han seguido una evolución semejante al
conjunto de la región, pero en el último censo han incrementado su población.
Para 1991 hemos incorporado asimismo la población de los municipios
alentejanos más inmediatos, que totalizaban en el último censo algo más de
76.000 habitantes. Aunque ni todos los municipios extremeños, ni mucho menos
los alentejanos incluídos, funcionan todavía propiamente como municipios
auténticamente metropolitanos (salvo en casos como Talavera, Olivenza, La
Albuera, Villar del Rey, Valverde de Leganés o en un sentido distinto Elvas), a
medio plazo debemos esperar un comportamiento socioeconómico -y
demográfico- de este tipo.
Hay que decir, que, según los análisis realizados, no puede decirse
exactamente, según se acepta comúnmente, que Badajoz haya actuado de
estación intermedia de la emigración provincial, sino que se viene desarrollando
con una dinámica muy particular, reflejo obviamente tanto de los procesos de
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urbanización característicos del siglo XX como de algunas particularidades del
desarrollo regional. De hecho, a la vista de la procedencia de la población del
municipio, puede decirse que sólo una pequeña parte de la emigración regional
o provincial ha venido tomando a la capital como un punto de paso. Ni siquiera
ha funcionado Badajoz, al contrario que tantas otras capitales provinciales
españolas, como polo vaciador de la provincia; sino que, aún desarrollándose en
base a los roles funcionales que ha cumplido respecto del territorio circundante,
en cierto modo ha mantenido un crecimiento autosostenido.
Ahora bien, si las hipótesis que manejamos en nuestro trabajo son correctas,
la situación puede cambiar hacia el futuro: el fuerte desarrollo de la ciudad, unido
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a la consolidación de un área metropolitana todavía poco definida, así como la
definición de un eje hasta Lisboa que prolongue el de las Vegas del Guadiana,
provocará sin duda a corto/medio plazo una intensificación de los movimientos
migratorios hacia la ciudad, tanto desde las áreas más rurales de la provincia y
la región, como de las comarcas vecinas de Portugal. De hecho, según el estado
del Padrón Municipal en 1994 el número de vecinos nacidos en el Extranjero,
fundamentalmente portugueses, pasa ya de los 2.100. Entre 1950 y 1991el
número de extranjeros se ha multiplicado casi por cuatro, pero sobre todo su peso
relativo se ha doblado en la ciudad, al crecer más rápidamente que la población
total, pasando de suponer un 0,84 % de la población, en el Censo de 1950, a un
1,64% en el Padrón a la fecha de 19942. Aunque la explotación estadística del
Padrón no incluye el país de origen de los extranjeros, la fuerte presencia en
barriadas populares como Antonio Domínguez (126), Casco Antiguo (293), Cerro
de Reyes (110), Cuestas de Orinaza (473), Gurugú (92), San Fernando (223) y
San Roque (230) apunta a que se trata esencialmente de portugueses.
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El porcentaje, no obstante, está todavía sensiblem ente por debajo de la m edia para el conjunto
nacional, en donde son de origen extranjero un 2,1% de la población.
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Hay que tener en cuenta que sólo una pequeña parte de la población extranjeras -especialm ente
portugueses de etnia gitana- de las Cuestas de Orinaza está em padronada en la ciudad.
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SEGUNDA PARTE:
ESQUEMA EVOLUTIVO DE BADAJOZ, UNA CIUDAD FRONTERIZA
Durante casi cuatro siglos Badajoz fue una ciudad árabe, pero sobre todo fue,
con algunos paréntesis, un reino independiente. Bajo la dinastía aftasí llegó a ser
una de las cortes más destacadas de entre los reinos árabes y cristianos de la
Península: sus dominios se extendían sobre casi toda Extremadura y buena parte
del Alentejo. Y fue entonces cuando se configura como ciudad fronteriza, primero
entre los reinos cristianos y los musulmanes, y luego con un tercero en discordia:
Portugal.
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G. Barrientos, Geografía de Extremadura, Universitas, Badajoz, 1990, pag. 87
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limitado justamente, en una buena parte, por este fuerte componente eclesiástico-
militar. La pujanza del comercio y la falta de iniciativas de progreso industrial tal
vez haya que buscarlas en buena medida en ese carácter eclesiástico-militar de
la ciudad, dominada por grupos sociales (clérigos, militares y terratenientes con
propiedades en el resto de la provincia) con tradicionales preferencias por las
inversiones en fincas, frente a las inversiones productivas en talleres industriales.
Durante casi siete siglos la ciudad no hizo sino vegetar, alimentada por tres
únicas fuentes de riqueza: las rentas de la Iglesia, obtenidas de sus extensos
dominios territoriales; los sueldos de los militares; y las rentas agrarias centraliza-
das en la ciudad por algunos de los terranientes de la provincia (los más grandes
propietarios centralizaban la acumulación en Madrid). Fuentes a las que hay que
añadir el contrabando, que ha sido un mal (o un recurso, según se mire)
endémico en la ciudad.
Pero un siglo más tarde ese empuje se había agotado. En los años ‘40
hallamos una población exhausta y acogotada tras una sangrienta guerra. Más
del 38% de la población era analfabeta. De los 55.869 habitantes de hecho, un
8% estaba formado por presos, militares y fuerzas del orden. El fantasma del
hambre se extendía por la provincia, por lo que la afluencia a Badajoz se agudizó.
Casi un 13% de la población activa se ocupa en el servicio doméstico (incluyendo
a casi dos centenares de hombres). Viajeros como Gerald Brenan, a su paso por
Badajoz, encuentran una ciudad profundamente subdesarrollada económica,
social y culturalmente.
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la guerra, ni siquiera tan afectada como en el sitio de 1812, pero sí que había
quedado moralmente hundida la sociedad local y provincial. Y una vez más la
encontramos repoblada con gentes llegadas de otras tierras: 30.053 de los
79.291 habitantes censados en 1950 (un 38% de la población, lo que supone un
porcentaje altísimo para la época, especialmente en una ciudad no industrializa-
da) habían nacido fuera de la provincia5.
A lo largo de la década de los '50, y primeros años '60, la ciudad vive una
intensa agitación socioeconómica. La Administración multiplica sus efectivos en
la ciudad; se instalan delegaciones de grandes empresas relacionadas con la
construcción de las obras de regulación y transformación; en el término municipal
se construyen diez poblados, que suponen la instalación de más de 11.000
habitantes sobre más de 12.000 Has de regadío (a las que hay que sumar otras
4 ó 5.000 Has transformadas en reservas y tierras exceptuadas); se observa
incluso un amago de industrialización: se instala una desmotadora de algodón,
en los poblados se industrializa el lino y el cáñamo, se llegan a instalar tres
conserveras, una fábrica de piensos, una central lechera, una planta de gaseosas
y refrescos, una manufactura de gomas y plásticos... Se construye el polígono
de El Nevero, y se prevée la instalación de al menos otra docena de industrias,
tanto al abrigo de los nuevos regadíos como orientadas a la transformación de
productos tradicionales del secano y la dehesa.
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Para hacernos idea de la im portancia de esta proporción observando la proporción de habitantes
nacidos fuera de la provincia en otras capitales provinciales com o Cáceres (11,2%), Avila (21%),
Palm a de Mallorca (27%), Burgos (21,6%), Cádiz (19,2%).
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Es factible suponer que la circulación de noticias sobre un plan de regadíos y colonización
atraería a num erosa población de los pueblos a la ciudad, em padronándose a la espera de poder
obtener buen puesto en la pista de salida a las adjdudicaciones de parcelas.
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En diez años el Estado ha invertido en la provincia casi 5.000 millones (unos
130.000 millones en pesetas actuales), y esta fuerte inyección económica debió
de notarse en la capital provincial, donde se percibe un aire de optimismo
respecto al Plan Badajoz. De hecho en sólo 20 años, respecto de 1940, la
población de la ciudad se ha duplicado, acercándose en 1960 a los 100.000
habitantes. Se construyen numerosas viviendas, miles de ellas en régimen de
autoconstrucción en las barriadas marginales.
Sin embargo, la ardiente defensa del mismo que en los primeros años '60
hacen los técnicos que directa o indirectamente han participado en el Plan
Badajoz atrae la atención hacia las voces que comenzaban a oirse, escépticas
sobre los grandiosos resultados esperados.
Aunque no cabe duda de que el impacto inicial de las obras permitió una
acumulación casi primitiva de capital en la ciudad, a lo largo de los años '60 se
produce un gran parón en la transformación de regadío, y en la colonización, pero
sobre todo se abandonan los programas de construcción de infraestructuras y de
la prometida industrialización: se abandonan las obras del ferrocarril de
Villanueva-Talavera, se olvidan proyectos de industrias. En 1965 el Plan Badajoz
debería haber estado ultimado, pero un año después todavía faltaba por ejecutar
un 50% de las acciones programadas.
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Entre 1964 (cuando, con 103.000 habitantes, se alcanza un hito), hasta 1975,
la ciudad permanece estancada demográficamente. Los sucesivos intentos de
acelerar la continuación del Plan Badajoz, prorrogado en 1966, conducen al
fracaso. En 1971 todavía no se habían cubierto ni siquiera los objetivos fijados en
1952, los cuales fueron incorporados al III Plan de Desarrollo 1972-75. Parte de
los efectivos demográficos que marchan a mejores destinos en el escalafón
administrativo son cubiertos por sucesivas oleadas de desesperados procedentes
de los campos empobrecidos de la provincia y, como novedad y de forma
creciente, de Portugal.
Pero de nuevo, sobre todo, el aliento que llega de fuera. En parte fue la crisis
económica generalizada a partir de 1973, lo que salvó a Badajoz, por la campana,
de quedar reducida al tamaño de Teruel. Hay, ciertamente, un cierto reverdeci-
miento de inversiones públicas en la provincia, en los años '70, que obviamente
repercuten (cuando no son inversiones directas en Badajoz) en la capital: nuevas
transformaciones en regadío en la provincia, mejoras en las infraestructuras,
construcción de la Universidad que atrae y recupera población, ampliación del
polígono industrial, construcción de viviendas sociales... Pero lo esencial es que,
especialmente a partir de 1975, no hay a dónde ir. Después de haberse quedado
estancada durante prácticamente una década, la población de Badajoz se
incrementa en más de 12.000 habitantes en sólo cinco años.
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regional deben hacer frente al menos a algunas de las más perentorias. Pero lo
importante es que, por primera vez en siglos, creo que hay una causa endógena,
desgraciadamente poco analizada, en el lento despertar que se inicia a finales de
los años ‘70. Había en el término municipal un millar largo de colonos que
después de veinte años habían aprendido a desnevolverse en el mercado, a tener
iniciativa, a endeudarse e invertir a su pequeña escala, y en cuyos hijos se había
asentado la famosa motivación ambiciosa que el sociólogo David McClelland
atribuía a los pueblos desarrollados. Aprenden oficios en mayor proporción que
los hijos de otros grupos sociales de las capas medias y bajas de la sociedad. Se
instalan en la ciudad cabecera con pequeños negocios. Los colonos que se van
jubilando pasan a vivir a Badajoz, donde han ido comprando el pisito. Desde un
punto de visto sociológico no deja de ser significativo que del mundo de los
colonos surgiese ya incluso un alcalde para la ciudad.
Pero, críticas aparte, Badajoz debe mucho de lo que ahora es a los regadíos
del Plan Badajoz, y a la savia nueva que, una vez más, llegó a la ciudad junto con
el agua canalizada. Habrá que hacer algún día el estudio sistemático de las
consecuencias globales que a medio y largo plazo ha supuesto el Plan Badajoz
para Badajoz y su provincia; por ahora, conformémos con señalar cómo esa
maduración de las inversiones -de capital y de recursos humanos- ha sido en mi
opinión el caldo de cultivo más apropiado para que, con la caída de la frontera,
Badajoz se haya disparado hacia el futuro. Intentaremos atisbar algo de ese
futuro, atendiendo a algunos aspectos generalmente poco conocidos de su
presente.
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TERCERA PARTE:
EL HINTERLAND DE BADAJOZ .
LA CIUDAD Y EL MUNICIPIO EN EL MARCO COMARCAL , NACIONAL Y COMUNITARIO
Badajoz es algo más, mucho más que una simple capital de provincia. Basta
con que consideremos las características multifuncionales que, en términos
territoriales, tiene. Ya que es, simultáneamente, principal núcleo habitado en un
gigantesco término municipal; principal centro agropolitano de una extensa y fértil
comarca de regadío; capital de una también extensa provincia, y principal ciudad
fronteriza en la raya de Portugal, asentada sobre uno de los ejes radiales de la
península.
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indeterminado- residen en viviendas vinculadas a las explotaciones, en fincas de
secano y regadío, así como en urbanizaciones ilegales. Si a ello añadimos la
existencia de tres grandes acuartelamientos desperdigados en el territorio
(Cuartel de Sancha Brava en el Sur, División Acorazada en el Norte, y Base
Aérea al Este, todos ellos en la franja central del término municipal), podremos
concluir la complejidad de este territorio, completo como una provincia. De hecho,
yo he estimado que la población real del municipio sobrepasa hace tiempo los
150.000 habitantes: los acuartelamientos aportan -entre soldados de reemplazo
y militares de carrera que residen con sus familias temporalmente en Badajoz sin
censarse- entre tres y cinco mil habitantes al flujo del poblamiento informal -por
analogía con la economía informal-; la Universidad al menos entre cinco y seis mil
habitantes; el flujo de familias clandestinas en las barriadas marginales; el
elevado número de representaciones comerciales que son cubiertas por
empleados sólo temporalmente destinados a Badajoz; las aproximadamente
1.200 plazas hoteleras de la ciudad, con una ocupación media que sobrepasa el
50%, aportan otro medio centenar de habitantes/año; los temporeros portugue-
ses; las internas censadas en sus pueblos... El porcentaje del 10% de población
extra que muchos expertos suponen eleva la población censal de las grandes
ciudades creo que en el caso de Badajoz es sensiblemente superior.
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La pertenencia de estos espacios al hinterland
más inmediato de Badajoz es tan clara que los
tres embalses del entorno, que se
reflejan en el esquema, son utiliza-
dos intensamente -más allá de su
diversidad funcional- por la ciudad:
el de Villar del Rey para abastecimiento,
y para el esparcimiento ciudadano los de
Caia y Piedra Aguda (este último a
pesar de las fuertes restricciones
impuestas desde la municipalidad
de Olivenza, beneficiaria más direc-
ta de sus aguas).
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la desaparición de la frontera- en un contínuum de instalaciones y servicios que
tienen pleno carácter metropolitano (universidad, residencias, industrias,
almacenes, áreas recreativas, hoteles y restaurantes, equipamientos
sanitarios...)7
Pero lo que más nos interesa destacar en este esquema de usos es cómo,
siguiendo las leyes de la urbanización, la
red de carreteras a través de las cuales se
comunica Badajoz se va constituyendo de
forma creciente en una malla por la que
se extienden los usos y actividades urbanos (resi-
denciales, industriales, equipamenta-
les); excepto por el NorOeste de
la ciudad, donde la existencia de
frontera ha impedido la urbanifi-
cación de la carretera de Cam-
pomayor -hoy también es un es-
pacio de futuros-. El tejido intersti-
cial formado por esta red radial
de carreteras constituye un caldo
de cultivo para la urbanización
espontánea (y en consecuencia
caótica, y de peligrosos efectos urba-
nísticos)8.
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En 1995 proponíam os en el Estudio socioeconómico de Badajoz el rescate de los edficios
fronterizos para usos m etropolitanos: com o concentrar usos de ocio y residencias universitarias.
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Esta cuestión es de especial im portancia, y debe ser acom etida desde el planeam iento
urbanístico local, que desgraciadam ente no ha sabido tratar hasta la fecha los problem as
territoriales del m unicipio.
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cuarteles, el campo de fútbol, la cárcel, el cementerio, etc.). Pero su carácter
plenamente metropolitano queda puesto de manifiesto especialmente por la
presencia de elevadas densidades de segunda residencia (siempre ilegal).
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Valverde de Leganés, Talavera, Villar del Rey o La Roca eran en el siglo XVI aldeas de Badajoz
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Lo que durante siglos ha sido una ubicación periférica, y en fondo de saco
(sin salida directa al océano) va a transformarse, por efecto de la Unión Europea
y gracias a las nuevas infraestructuras en curso (en el supuesto, naturalmente,
de que todas las previstas en el diagrama lleguen a materializarse: gaseoducto,
autovía al Mediterráneo, autovía de la Plata, ferrocarril de alta velocidad o
velocidad mejorada a Lisboa...), en una situación, si no privilegiada, sí francamen-
te beneficiosa, tanto para el conjunto de la región como para la propia agrópolis
de Badajoz. Se trata de una posición central en el triángulo formado por Madrid,
Sevilla y Lisboa, un vasto hinterland en el que se desenvuelven las vidas y las
actividades económicas de más de diez millones de habitantes. En cierto modo,
podríamos hablar en el próximo futuro de Badajoz como de la Zaragoza del Sur,
por estar destinada a cumplir un papel muy semejante al que la capital aragonesa
ha cumplido, en las últimas décadas, tanto respecto del corredor del Ebro (similar,
aunque más antiguo y poderoso, al deel Guadiana), como respecto al triángulo
del desarrollismo español (Madrid-Bilbao-Barcelona). Ha sido sin duda esta
ubicación geoestratégica de Zaragoza la que ha provocado su impresionante
crecimiento demográfico y económico de los últimos años.
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Ello quiere decir, naturalmente, que la tradicional salida al mar por Huelva,
que en realidad nunca ha llegado a consolidarse, debería sustituirse por Lisboa,
en términos de política territorial, metrópoli hacia la que debe orientar fuertemente
sus intereses Badajoz. Lo que permitiría una prolongación natural del eje de las
Vegas del Guadiana, a través de Elvas y Évora. Como implica la conveniencia de
una presión institucional de Badajoz como principal ciudad de la región, y del eje
Madrid-Lisboa, encaminada a conseguir que el trazado de la futura línea de alta
velocidad (o simplemente de velocidad mejorada) entre las dos capitales
peninsulares pase lo más cerca posible de Badajoz.
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CUARTA PARTE, Y CONCLUSIÓN
¿QUÉ ES UNA MESÓPOLIS?. ¿ES BADAJOZ UNA MESÓPOLIS?
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trabajando nos ayudarán a definir más adecuadamente la categoría, y comprobar
su utilidad analítica.
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