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“OLGA COSSETTINI”
“Ninguna sociedad ni ninguna transmisión son posibles allí donde las palabras no tienen en
principio una fuerza ligante y donde nadie les da crédito.” M. Safouan.
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Diversos ámbitos, ¿la misma experiencia educativa?
Tal vez todo esto parezca una obviedad, podría argumentarse que toda institución está
marcada por las mismas condiciones que la escuela, sin embargo, a nuestro entender, las
implicancias no son las mismas.
Somos docentes y creemos que nuestro trabajo tiene un sentido de particular relevancia,
sabemos que no vamos a cambiar el mundo pero esperamos, deseamos ayudar para que ese
gran cambio sea posible, comenzando con los pequeños cambios.
Gramsci sostiene que el hombre es un proceso, una creación histórica y no natural, niega
que exista una naturaleza humana de base determinada y fija, por el contrario la entiende como
un continuo transformarse, determinado a partir de la dialéctica de las relaciones sociales, las
cuales están en continuo desarrollo.
Antes que hablar del hombre, preferimos hablar de las personas o bien especificar los
hombres y mujeres, lo que nos resulta interesante es pensar en la historicidad de las formas
sociales, de las construcciones humanas, lo que ayer fue, hoy ya no es, entonces ¿Por qué no
pensar que mañana ha de ser diferente a hoy?, ¿Por qué no pensar que puede ser mejor?
Una pregunta a realizar es: ¿Las escuelas deben formar para una adaptación óptima a la
sociedad tal cual es? O ¿es momento de formar para pensar en una sociedad mejor? ¿Nos
presentamos como reproductores de un sistema social que consideramos con fallas? Elegimos
arriesgarnos y apostar a la posibilidad de educar para el cambio.
Escuela
Difunde la cultura
Reproducen el
sistema hegemónico
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Diversos ámbitos, ¿la misma experiencia educativa?
“No hay nada parecido a un proceso educativo neutral. La educación, o bien funciona como un
instrumento utilizado para facilitar la integración de la generación más joven dentro de la
lógica del sistema actual y obtener su conformidad al mismo, o bien se convierte en “la práctica
de la libertad”, en virtud de la cual hombres y mujeres se enfrentan crítica y creadoramente con
la realidad y descubren la forma de participar en la transformación de su propio mundo” Paulo
Freire
Antonio Gramsci plantea que la hegemonía ejercida por la clase dominante no sólo se hace
través de la coerción, sino también mediante el consenso, imponiendo, su visión del mundo,
costumbres, un sentido común que favorece el reconocimiento de su dominación por las
clases dominadas podemos agregar que la escuela, puede ser una herramienta fundamental
para consolidar esa hegemonía.
El trabajo de educar teniendo como meta el desarrollo del pensamiento crítico de los
alumnos no es tarea sencilla, especialmente si consideramos que se nos presenta como vital y
necesario repensar de modo permanente no sólo nuestras prácticas educativas , sino todo el
armazón cultural que nos hace ser quienes somos.
La hegemonía “satura” la conciencia, presentando el mundo que vemos, con el que
interactuamos y las interpretaciones que de él hacemos, como el "único”; con un conjunto
organizado de significados y prácticas, valores y acciones. Bajo esta concepción la cultura
estaría cumpliendo una función social indispensable para el mantenimiento y reproducción
del sistema hegemónico, y nosotros como educadores seríamos parte de los engranajes de la
reproducción.
Pensar en la posibilidad de ruptura y cambio es posible porque la sociedad es un territorio
de lucha, lo que significa que la hegemonía nunca se acepta de forma pasiva, haciendo
necesario para quien la ejerce renovarla, recrearla, intentando neutralizar a su adversario,
mediante la incorporación de sus reclamos, luego de despojarlos de su peligrosidad. Ese
lugar de lucha permite la crítica, la construcción de alternativas contrahegemónicas.
La escuela alternativa, contrahegemónica, no tendría como objetivo la formación de
ciudadanos-funcionarios (concepción neoliberal de la ciudadanía), con el objetivo de
transmitir ciertas
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Diversos ámbitos, ¿la misma experiencia educativa?
Se usa como
una
Herramienta
de cambio en la
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Diversos ámbitos, ¿la misma experiencia educativa?
"La acción pedagógica (AP) implica una violencia simbólica. Esta impone e inculca los
valores de la clase dominante y lleva a la dominación a la clase dominante. La selección de
significados que define objetivamente la cultura de un grupo o de una clase como sistema
simbólico es arbitraria (...), P. Bourdieu-J.C. Passeron, "La Reproducción”
Sin lugar a dudas, los conceptos de violencia simbólica y capital cultural no pueden/deben
resultar ajenos al docente que, preocupado por su práctica y atendiendo a la mejora de la
misma, la piense y se piense permanentemente, en función del lugar que ocupa. Somos
¿transmisores? ¿Mediadores? ¿Qué rol ocupamos entre los bienes culturales legitimados,
considerados útiles y necesarios, y nuestros alumnos?
Para P. Bourdieu, la noción de capital cultural da cuenta de los distintos resultados
escolares que presentan los niños de distintas clases sociales respecto al éxito escolar,
considerando la existencia de una estructura de oportunidades diferente, en cuanto a los
beneficios que ha de otorgar a los niños, en función del volumen y estructura de su patrimonio
cultural inicial; es decir, la “aptitud” para los estudios de cada alumno es producto de una
inversión en tiempo y capital cultural, previa al ingreso a la escuela, que acompaña al alumno
durante su transcurso en la vida escolar.
Siguiendo y aplicando estos conceptos a la observación de los casos trabajados, es visible
que los alumnos que se han “formado” en contextos de extracción humilde cuentan con un
capital cultural que difiere de las normas, de lo establecido como válido en tanto valioso por
la clase hegemónica, lo cual dificulta la apropiación de los contenidos que la escuela aspira a
que incorporen como propios, para, de este modo validar y mantener la legitimación del status
quo.
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En oposición a esto encontramos que en los sectores medios-medio altos, los alumnos han
recibido desde el inicio de su socialización los elementos de un capital cultural que viabiliza y
facilita la incorporación de los contenidos reconocidos por la escuela como socialmente
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El escenario áulico aparece más complejo si sumamos como factores que intervienen en él,
el hecho de que los contenidos que deseamos transmitir, se encuentran mediados por nuestra
formación, nuestro propio capital cultural y que en muchos casos se haya presente un
elemento disruptivo en el desinterés de los alumnos por contenidos que no consideran validos
por encontrarse fuera de su propio capital cultural, considerándolos faltos de utilidad o
carentes de significado.
La complejidad del tema que venimos tratando, se manifiesta también, al pensar en la
diferenciación que plantea Bourdieu en cuanto a la existencia de tres formas de capital
cultural: en estado incorporado, se trataría de disposiciones duraderas del organismo, ligadas
al cuerpo, implican un trabajo de inculcación y asimilación, otro estado es el objetivado,
alude a los bienes culturales, tales como libros, cuadros, maquinarias, basados en una
materialidad que los hace transmisibles, son bienes apropiables; finalmente puede hablarse
del capital institucionalizado, vigente a través de títulos que establecen el valor relativo del
capital cultural del portador en relación a otros poseedores de títulos.
En las sociedades actuales, es el aparato educativo el que cuenta con el poder legítimo de
acreditar mediante la extensión de títulos o diplomas la posesión de aquellas habilidades que
son valoradas por la misma sociedad, ella nos dice que es necesario ingresar a la escuela y
adquirir los conocimientos que allí se enseñan para ser miembros plenos de la sociedad en
que se vive.
Siguiendo a Bourdieu , si el poder simbólico es el poder invisible que se ejerce con la
complicidad de los que no quieren saber que lo sufren o que lo ejercen, es preciso detenerse
en esto y preguntarnos ¿Somos concientes de nuestra complicidad? desde luego que la escuela
no es el ámbito que de modo exclusivo ejerce este tipo de poder pero debemos reconocer y
considerar que, pese al desprestigio del que viene siendo ¿víctima? la escuela, se mantiene
vigente la creencia social de que es entre sus paredes donde se forman “formalmente” las
personas.
¿Es nuestra función u objetivo transformar, modificar, anular las bases culturales con las
que los alumnos que no forman parte de lo que se considera el capital cultural legitimado y
valorado por la sociedad ingresan a la escuela? ¿Estamos de acuerdo con ese capital cultural
que reproducimos? ¿Somos concientes de lo que reproducimos? La pregunta es esencial, no
se trata de encontrar LA respuesta, sino de fomentar preguntas.
Los sistemas simbólicos, como el arte, religión, lengua, son definidos por este autor como
estructuras estructurantes, pero también como estructuras estructuradas, susceptibles de un
análisis estructural; en tanto instrumentos de conocimiento y comunicación, los sistemas
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simbólicos pueden ejercer un poder estructurante porque son estructurados; el poder
simbólico contribuye en la construcción de una realidad que tiende a establecer un orden.
Los símbolos son los instrumentos que, por excelencia facilitan la “integración social”,
hacen posible el consenso en cuanto al sentido del mundo social que a su vez contribuye a la
Diversos ámbitos, ¿la misma experiencia educativa?
reproducción del orden social, tienen una función legitimadora de la dominación, aportan el
refuerzo de su propia fuerza a las relaciones de fuerza que las fundan, a esto llama Bourdieu
“Violencia simbólica”. El poder simbólico, subordinado, es, para el autor, una forma
transformada, legitimada, de las otras formas de poder.
Siguiendo esta línea de pensamiento es pertinente pensar qué lugar ocupamos, en nuestro
rol docente, como ejecutores en mayor o menor medida de esta violencia simbólica ¿hasta que
punto acordamos con la reproducción de los mencionados símbolos que favorecen cierta
integración social? porque no se trata de cualquiera o la única forma de integrar socialmente
a una sociedad, no fomentamos la desintegración social, por el contrario, creemos en una
integración que incluya a los que hoy están excluidos.
Arte
Sistemas simbólicos Religión Estructuras
Lengua
Constituyen
el
Capital cultural
pero ante
debido a las
Diferentes Capitales culturales diferentes
la extracciones
como sociales
Escuela facilitadora de herramientas
debe
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Para
Las prácticas educativas se realizan en instituciones específicas, que como tales, responden
a cierta organización, es decir, están sujetas a reglas y recursos orientados a fines concretos,
en nuestro caso, a fomentar el desarrollo de conocimientos predeterminados en ciertos
alumnos, las reglas y recursos aparecen como límites y determinantes de quienes forman parte
de la institución escolar pero también facilitan la acción que en ella ha de realizarse.
La escuela forma parte del gran engranaje que componen las numerosas instituciones de las
burocracias modernas, un concepto común que las atraviesa es el de disciplina, como sostiene
E. Tenti Fanfani, M. Foucault es quien facilita un sistema de categorías que hace posible
reconstruir el funcionamiento interno de las burocracias modernas, dentro de las cuales “La
escuela de masas será un ámbito privilegiado de experimentación y despliegue de una serie de
tecnologías disciplinarias”2.
Sin hacer un análisis exhaustivo de la obra de M. Foucault, se considera pertinente hacer
mención de algunos elementos y técnicas disciplinarias que encontramos en las escuelas: la
existencia de un lugar cerrado sobre sí mismo, la organización de espacios de modo tal que
cada individuo ocupe un lugar concreto, el cual a su vez se articula en función de ciertas
exigencias, la norma establece que la clase ha de ser homogénea, compuesta por elementos
semejantes, unos junto a otros, todos bajo la mirada del docente.
1
Frigerio, G., Poggi, M (comps) : “Construyendo un saber sobre el interior de la escuela”.La violencia en la escuela
media, pag.119. Ed. Novedades Educativas, 1999
2
Tenti Fanfani, E.: “Sociología de la educación” pag. 53 UNQuilmes Ed. 2004
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La mención que realizamos de algunas de las posibles técnicas disciplinarias, nos permite
atender a algunos elementos de nuestra práctica que, por cotidianos, damos por naturales y no
cuestionamos. El ingreso a la escuela, las rutinas, el modo en que se dispone el aula, la
ubicación de los bancos de los alumnos en relación al pizarrón y al escritorio del docente, por
sólo citar algunas; aportan una valiosa información a quien observa y nos invitan a pensar el
modo en que elegimos “ocupar” los espacios que brinda la institución escolar.
Podemos pensar , junto a Foucault que el espacio escolar funciona como una máquina de
aprender , que vigila, jerarquiza, y recompensa; ahora bien, la experiencia nos indica que no
necesariamente la presencia de elementos homogéneos es la norma en numerosas escuelas, no
La Escuela
Estructura Distribución
Organigramática Temporo-espacial
Manifestar situaciones
que
Rompen la armonía
afectando la
Calidad de la enseñanza
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lo es en aquellas donde el grado de repitencia es alto, allí encontramos, por ejemplo,
alumnos de 17 años que cursan con chicos de 14 o 15 años, no es extraño encontrar alumnos
que cumplen con sus tareas, que quieren trabajar, en medio de un grupo bullicioso, que no
presta atención en clase, etc..¿Cuál es la norma en estos casos?
La noción de estandarización como descripción o “posible meta” no refleja las condiciones
que rigen a las sociedades contemporáneas, hoy la capacidad de reconocer y fomentar las
diferencias, la innovación y la aplicación de soluciones originales a los problemas que van
Diversos ámbitos, ¿la misma experiencia educativa?
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realidad no son de su interés, que para ellos no tiene sentido conocer y que representan una
perdida de tiempo tratar de recordar.
Es posible establecer un vínculo entre el poco interés que manifiestan los alumnos por la
escuela con la perdida de significatividad de los contenidos escolares o con el bajo impacto
que los mismos tienen en la forma de pensar y de operar de las personas que pasaron años en
dichas instituciones; sin embargo y a pesar de las criticas que ha debido enfrentar la
enseñanza, sostenemos que puede generar procesos reflexivos y de construcción del
conocimiento.
Diversos ámbitos, ¿la misma experiencia educativa?
No puede ser omitido que lo que se enseña en las escuelas tiene un sentido fuera de ellas, y
en oposición, mas no en contradicción, la escuela puede cerrar sus puertas en tanto edificio o
construcción pero “las ventanas están abiertas”, la escuela es una institución que se encuadra
en el marco de otras instituciones, y todas ellas contribuyen en la organización y
sostenimiento de la sociedad como un todo. Si los alumnos no consideran significativos los
contenidos es preciso preguntarse, como sociedad en conjunto, el por qué.
Creemos que la educación debería ser un puente que permita a los jóvenes desarrollar
criterios que favorezcan el análisis y verificación de los hechos, que sean capaces de
aprender a no aceptar como válido lo que viene dado sin una crítica previa. Una de las
cuestiones fundamentales a ser planteadas es cómo lograr este objetivo siendo concientes de
la presencia en el aula de personas con diversos capitales culturales y de la función
básicamente disciplinaria de la escuela, de la cual aún no ha logrado despojarse.
Si consideramos las numerosas mutaciones realizadas por la escuela, y, por extensión
del rol docente, cabe preguntarse, cuáles son hoy, las funciones que el docente debe realizar
en el aula, sin desconocer que las mismas no son iguales en los distintos ámbitos en que
desarrollamos cotidianamente nuestras prácticas, motivo por el cual, al analizarlas nos
encontramos con resultados disímiles.
Porque como señala Roberto Magni Silvano: “No
“ hay destino digno sin cultura
nacional, no hay cultura nacional sin valores, no hay valores si no hay docentes capaces de
vivirlos para poder enseñarlos”3. Enseñar supone un proceso creativo continuo, porque los
actos educativos no se repiten, cada año nos trae nuevas experiencias, porque cada año los
componentes de la triada se modifican, y los docentes debemos entonces pensar nuestra
práctica y repensarnos como agentes transmisores cotidianamente.
3
El Rol docente en el tercer milenio.
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Diversos ámbitos, ¿la misma experiencia educativa?
Comunicación de saberes
para poder realizar la
5. La práctica docente.
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Llamaremos escuela “A” a la institución que goza de un gran prestigio por su nivel
académico adquirido a través de los años, ubicada en una zona céntrica de la ciudad, perteneciente
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La interacción docente-alumno-conocimiento se realiza con fluidez, existen momentos en
que los alumnos se desconectan, pero en general no se presentan conflictos de aprendizajes, hay
muestras de interés, preguntas, se retrabajan temas basados en las inquietudes planteadas por ellos
mismos. La presentación de los trabajos da cuenta de una verdadera
elaboración y producción personal, incluso si se considera que reciben ayuda particular, esto
muestra la preocupación e interés dentro del hogar por sus progresos educativos.
En contraste se denominará escuela “B” a la institución periférica que es conocida por estar
ubicada en el barrio del barrabrava – fallecido hace poco tiempo- “Pimpi Camino” en este caso
llegar a la escuela ya es un desafío, debido a que al no compartir los códigos del barrio ni ser
reconocido por sus miembros se está en permanente riesgo. La escuela se ubica en el FONAVI de
Grandoli y Lamadrid, es una escuela que tiene veinte años, comenzó a desarrollarse cuando se
edificó el barrio y la mayoría de sus alumnos pertenece al mismo.
La distribución espacial es diferente, la cantidad de personal a cargo del establecimiento es
menor, motivo que dificulta el control del alumnado. Generalmente en la escuela se encuentra una
preceptora que se ocupa de todos los cursos, una secretaria que rota el turno (la escuela funciona
en los turnos mañana, tarde y vespertino), la directora y las vicedirectoras que trabajan en sus
respectivos turnos. En el caso de las tutorías para alumnos de los terceros años se hace ad honorem
por profesores que se preocupan por la contención de los chicos.
Los profesores cuentan con una sala junto a la dirección, y por la puerta siguiente se
encuentra la preceptoría, donde también funciona la secretaría. Hay una sola portera que se ocupa
de la puerta, la limpieza, de servir la leche, repartir los sándwiches, etc. Es la directora quien se
ocupa de sacar las fotocopias. Trabajar en este contexto es complicado, entre otras cosas porque
muchas veces lo códigos, los modos de comunicación no son los mismos.
Las prácticas desarrolladas tienen un sesgo contenedor que se encuentra alejado de los
saberes curriculares. Las problemáticas planteadas por los alumnos y el contexto usualmente se
alejan de los contenidos previstos por los programas diagramados por el Ministerio de Educación y
Cultura de la provincia, incluso de aquello que el docente, aún conociendo el ámbito en el cual a
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de trabajar previó; cuando se piensa en lo que finalmente se realiza queda claramente establecido
que en los institutos de formación no se nos provee de las herramientas necesarias para hacer
frente a las situaciones que cotidianamente se hacen presentes en el aula.
Estas situaciones requieren de soluciones que atañen a espacios fundamentalmente
políticos, que están fuera de lo estrictamente educativo, es decir, se precisa de políticas educativas
que han de ser elaboradas por quienes detentan el poder político, pues son estos quienes elaboran
los programas que luego son aplicados en las escuelas.
Cuando pensamos en la tarea que nos corresponde como docentes, no podemos dejar de
comparar las diferencias que existen entre los ámbitos descriptos, son sin lugar a dudas los
alumnos de la escuela B quienes más necesitan proveerse de las herramientas que la educación
formal ofrece, debido a que en gran medida esta se ve “obligada” a compensar, desigualdades que
la exceden.
Como docentes nos formamos para “enseñar” en nuestro caso, la disciplina específica es
Historia, pasamos años estudiando contenidos relativos a la misma y a su vez, el modo de
transmitir esos contenidos en el aula, durante esos años la visión que se tenía respondía a un
modelo ideal de la clase, suponíamos que no sería fácil, sin embargo, las realidades que deben
enfrentarse en muchos casos supera cualquier preparación, la idea de “no hay recetas”, resulta,
hoy, más clara que ayer.
Es estimulante y a la vez un desafío encontrar las formas de mantener interesados a los
alumnos de la escuela A, los interrogantes, los cuestionamientos de dichos alumnos requieren por
parte del docente el mantenerse informado respecto a las problemáticas sociales, políticas,
económicas actuales, para poder establecer los vínculos existentes entre el presente y el pasado,
debido al permanente ejercicio que realizan los alumnos de analizar y cuestionar la actualidad.
En cambio, cuando nos posicionamos en la escuela B, nos encontramos frente a un estilo
diferente de desafío, ya no se trata de mantener el interés sino de generar el mismo, si bien no es
extraña la pregunta ¿Para qué nos sirve esto?, es en escuelas de tipo B donde muchas veces
nosotros cuestionamos el sentido de los mismos; conociendo sus realidades dejamos de priorizar el
saber, y comenzamos a cuestionar el sentido de nuestras prácticas.
Meirieu hace mención del “efecto expectativa” y consideramos que es aplicable a muchas
de las situaciones que vivimos, esto se basa en la idea de que la imagen que tenemos de alguien, lo
que damos a conocer al otro que pensamos de él, muchas veces puede determinar los resultados
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que finalmente se obtienen de él y de su evolución, se trataría de una “autorrealización de
profecías” por la cual si un maestro decreta que tal alumno es “bueno” su trato hacia el alumno
hará que este se comporte como tal para responder a la imagen que de él se tiene, el concepto es
válido para pensar al “alumno malo”.
¿En qué medida nuestras acciones, incluso sin ser del todo concientes de ellas, muchas
veces tienen este tipo de impacto en los alumnos? ¿Hasta que punto las ideas, imágenes, que
tenemos de las instituciones condicionan las expectativas que tenemos de los alumnos que a ellas
asisten? Son preguntas a las cuales debemos atender y responder con sinceridad.
Todos recibimos diariamente una importante cantidad de información, pero el ámbito en el
que nos desenvolvemos nos permite procesar la misma de distintos modos, existen grupos, que
tienen una predisposición para trabajar vinculada a su historia personal y familiar, en cambio otros
grupos presentan una fuerte resistencia a lo que se exige en la escuela, en base a las
predisposiciones de las que fue dotado por su entorno social.
En general los alumnos se resisten o rebelan cuando el docente pretende que aprendan
ciertos contenidos, el resistirse es propio del proceso de formación en el que el alumno y el
docente establecen un vínculo pedagógico; en el cual el docente debe vencer esa resistencia para
hacer posible el proceso de aprendizaje, el grado en que aparece dicha resistencia varía según los
contextos, y la misma se vincula con la finalidad que se otorga al aprendizaje en cada uno de los
ámbitos en que trabajamos.
P. Meirieu señala que en muchos casos es fuerte la tentación de excluir, enfrentarse, dimitir
o entrar en una relación de fuerza. La tentación de excluir a los alumnos que impiden el
desempeño de nuestra función es muy grande, creyendo que de ese modo nos libramos de la gente
que dificulta tanto nuestro proceso de enseñar como el proceso de aprender de sus compañeros,
pero la exclusión es un signo de fracaso. ¿Qué hacer con aquel que se resiste a aprender y que
además afecta el trabajo de otros al molestar, hablar, interrumpir, etc.?
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Principales dificultades que presentan los alumnos:
VII-Consideraciones finales
“¿Qué hay en una pregunta? Todo. Es la manera de evocar la respuesta estimulante o de
aniquilar la indagación. Es, en esencia, el meollo mismo de la enseñanza.” J. Dewey
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A nuestro entender no sólo somos miembros o parte de la sociedad en la que vivimos sino
que nos sentimos, creemos, ser constructores de lo social, en esa construcción ocupamos
distintos roles, el ser docentes es sólo uno de los tantos que poseemos, con esto queremos
decir que somos concientes de no actuar en el vacío, no podemos hacer todo lo que queremos,
como queremos y cuando lo queremos, no conocemos de forma acabada el ambiente en el que
actuamos y por tal motivo los resultados de lo que hacemos no siempre se adecuan a nuestros
propósitos.
Es un desafío permanente pensarnos, pretender definirnos como individuos, establecer
nuestra identidad como personas (la suma de todo lo que somos, lo que pensamos y hacemos)
y a su vez contextualizarnos en los distintos lugares en que trabajamos, porque notamos que
nuestras prácticas no son las mismas, aunque lo deseemos y hagamos lo posible, nos
reconocemos distintos…Incluso se presentan situaciones en las que no nos reconocemos.
No cambian nuestras identidades, cambia nuestro ser social, se modifica el significado de
nuestra acción, ser concientes de esto requiere de esfuerzo y de un trabajo permanente con
nosotras mismas vinculadas a nuestra profesión, atendiendo al hecho de que las demandas y
necesidades educativas en la actualidad exigen el apropiarse de un abanico amplio de
competencias, no es posible trabajar del mismo modo en diferentes ámbitos porque las
realidades son diferentes, es preciso entenderlo y desde allí adaptar nuestras prácticas.
Este trabajo no tenía por objetivo otorgar una conclusión a las diversas problemáticas
presentadas, sino por el contrario, compartir algunas de las numerosas preguntas que nos
hacemos cotidianamente cuando “nos vestimos de profesoras y vamos a dar clase”, creemos
que es preciso aprender a preguntar de un modo nuevo para hacer posible la construcción de
respuestas nuevas.
Diversos ámbitos, ¿la misma experiencia educativa?
BIBLIOGRAFIA:
• G. FRIGERIO, M. POGGI, D. KORINFELD (COMPS) “CONSTRUYENDO UN
SABER SOBRE EL INTERIOR DE LA ESCUELA” ED. NOVEDADES
EDUCATIVAS, 1999.
• EMILIO TENTI FANFANI, SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN, UNIV.
NACIONAL DE QUILMES EDITORIAL, 2004.
• PHILIPPE MEIRIEU, FRANKENSTEIN EDUCADOR. ED LAERTES.
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• GENTILI PABLO. “ENSAYO SOBRE LAS CRISIS DE LA EDUCACION
PUBLICA” LOSADA, BS AS 1997
• M. FOUCAULT. VIGILAR Y CASTIGAR 27a. Ed., México: Siglo XXI
Editores, 1997.
• MAGNI SILVANO, ROBERTO. EL ROL DOCENTE EN EL TERCER
MILENIO. http://www.educar.org/articulos/roldocente.asp
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