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Universidad Nacional de Rosario

Facultad de Humanidades y Artes


Escuela de Historia
Cátedra: Europa IV

Unificación alemana

Marina Seara
Nº de legajo: S-2881/9

Mayo de 2011
El proceso de unificación alemana, en sentido estrictamente
político, tuvo que atravesar tres guerras: la guerra de los ducados
daneses en 1863, la guerra austro-prusiana en 1866 y la guerra franco-
prusiana en 1870-71. Más allá de las guerras acontecidas, la unificación
alemana fue un proceso complejo, que necesito más que ganar guerras.
Durante la política de reacción, después de las revoluciones de
1848, tanto Austria como Prusia contaron con las mismas herramientas
(Iglesia, ejercito y burocracia), solo que las emplearon de manera
diferente. Prusia a diferencia de Austria, no suprimió la Constitución, sino
que la enmendó y permitió que la burguesía participara en alguna esfera
del poder, aunque marginalmente, a través del Landtag. Sin embargo, el
conflicto no quedo solucionado, ya que el rey Guillermo I de Prusia
propuso un proyecto de reforma militar en 1860 y el Landtag lo rechazo,
por era caro y porque significaba la desaparición de la “milicia
democrática”. El rey opto por disolver el Landtag y nombro a Otto von
Bismarck como jefe de gobierno, esto genero una crisis constitucional en
Prusia.
Esta crisis constitucional pudo solucionarse una vez finalizada la
guerra austro-prusiana, en parte por un desarrollo socioeconómico que
venia produciéndose antes de la guerra y que no estuvo afectado por
esta crisis y; también, por otro lado, a través de la creación de la
Confederación de Alemania Septentrional, donde se construía un poder
federativo, con hegemonía de Prusia y exclusión de Austria , y se creaba
en el poder legislativo, dos cámaras: el Consejo Federal – Bunderstat- y
el Parlamento del Reich – Reichstag- . Se sostiene que esto permitió a
Prusia salir de la crisis constitucional, y que fue un cambio impuesto
desde arriba sin la existencia de una revolución política burguesa. En
general, esto se tiende a concebir como un fracaso o un signo de
debilidad de la burguesía alemana respecto de la clase gobernante y
dominante. En este caso, Blackbourn y Eley no están de acuerdo con
esta visión y proponen una ampliación del concepto “Revolución
burguesa”. Este precisamente no define a la burguesía por, o solo por,
ser una clase dominante y gobernante a través de medios heroicos o una
acción política abierta, sino que también se poder se expresa en las
esferas de las relaciones de propiedad, en la importancia de la ley, las
asociaciones de voluntarios. Así vemos que la burguesía en tanto clase,
tenía existencia en la sociedad alemana del siglo XIX, que había
experimentado un notable desarrollo industrial, una economía orientada
al mercado y sistema legal que sustentaba los derechos de propiedad.
Por este motivo, dichos autores rechazan la idea de “feudalizacion de la
burguesía” y en cambio prefieren hablar de un embourgeoisement de la
sociedad alemana. Esto permite de alguna manera, decir que si bien la
burguesía no era una clase gobernante, si se había convertido en una
clase dominante en el marco de desarrollo capitalista que experimentaba
dicha sociedad.
Como antes mencione, Prusia venia experimentando un desarrollo
económico, que a largo plazo, permitió superar la crisis constitucional y
realizar la unificación política, con la formación del II Reich. Este
desarrollo permitió que se diera, tempranamente una unidad económica
antes que política en los diversos estados. Quizás las medidas mas
conocidas para lograr dicha unidad, fueron el Zollverein (1834) y el
despliegue de los ferrocarriles. Pero para explicar la forma que adquirió
la industrialización en Alemania, se necesitan analizar otros factores. En
primer lugar, la aristocracia terrateniente, denominada Junkers, no solo
siguió existiendo como clase, sino que también siguió existiendo como
clase dominante, posibilitado en gran medida por la reforma agraria
( Edictos de 1811.1816.1821) desde arriba, en Alemania Oriental. En
segundo lugar, le desarrollo industrial no fue producto de un proceso
lento de formación de capital, sino que estuvo apoyado por el capital
extranjero y el Estado, cuya industrialización, debido al financiamiento
que recibía, se basaba en elevados grados de tecnología y organización.
Desde muy temprano se produjo una asociación entre industrias y
bancos, que permitió el desarrollo de una industria pesada (hierro,
carbón) pionera a nivel mundial. Estos sectores tan diferentes, lejos de
entrar en contradicción, formaron una alianza – sobre todo después de la
crisis de 1873- en la que, a la vez que pidieron protección estatal,
sellaron su alianza en la carta arancelaria de 1879. A esto, generalmente
se lo denomina el “matrimonio del hierro y el centeno”.
Kemp sostiene que esta alianza, al no resolver estas
contradicciones internas, provoco el apoyo a una política exterior activa
y expansionista, que permitiera poseer tierras y mercado para sostener
una economía, que en palabras del autor, era dual. También Blackbourn
y Eley, sostienen que en este proceso de industrialización, puede verse
que la burguesía en el nivel socio-económico era fuerte, pero no era así a
nivel político. La división de los partidos burgueses y su relación con las
clases subordinadas, así lo demuestran. Esto explica que el apoyo o no,
de la burguesía al liberalismo esta condicionado por la dinámica
independiente de las clases subalternas, que claramente jugaron un rol
importante y la presión desde abajo no fue tan minima como
generalmente se considera.
Al finalizar la guerra franco-prusiana en 1871, Prusia triunfo y se
convirtió en el II Reich. Con la Paz de Francfort, Francia debía ceder
Alsacia y Lorena y pagar una indemnización de 5 millones de francos. El
objetivo principal de la guerra por parte de Prusia, era obtener la
adhesión de los Estados del Sur, y también lograr en los alemanes un
sentido de pertenencia frente a un enemigo común. Es interesante en
este caso hablar del “nacionalismo” en la sociedad alemana durante el
siglo XIX. Al respecto, Langeweische estudia qué era lo que se entendía
por nación antes de 1848, y nos propone el concepto de “carácter
nacional federativo”, y explica que los alemanes deseaban la unidad
nacional pero respetando la diversidad de estados existentes. Cuando el
II Reich se constituye como tal, aunque sea solo nominalmente, lo hace
como un estado federal. Claro está, como dice el autor, que se intenta
borrar este “carácter nacional federativo” o lo hacen ver como una de las
proposiciones antecesoras de la unificación. Las raíces del nacionalismo
alemán son profundamente culturales, y pueden encontrarse en obras
como las de Fichter, Herder y hasta, por supuesto, de Ranke. De todas
formas, las clases bajas- sobre todo campesinas- tardaron en ingresar en
dicha concepción de nación, pues tal como dice Langeweische… “El
cobro de entrada y un regimiento de organizadores las mantenía
alejadas [a las clases bajas] de esta nación festiva, que entendía
“pueblo” como norma de cultura y no como descripción social”… En
efecto, una vez lograda la unificación, los “particularismos” (la palabra
federativo se evitaba utilizar) no se suprimieron de un día para el otro.
Bismarck se propone consagrar la unidad nacional alemana y, para ello
lleva a cabo un plan de represión, aniquilamiento y asimilación forzada
destinados a otros estados y culturas, como los daneses, los polacos,
alsacianos y loreneses. De todas maneras, el plan nunca fue tan exitoso
como se lo propuso el régimen bismarckiano, y en todo caso, muchas
veces reforzó el papel de las minorías.
Por ultimo, quisiera plantear que ciertos conceptos e
interpretaciones, como la de Langeweische y Blackbourn/Eley, resultan
ser herramientas útiles para analizar y entender el proceso de unificación
alemana.
El aporte que considero ,en este caso, mas destacable fue el de
ayudarme a comprender que la existencia de la burguesía no significa
que automáticamente tiene que implantarse un Estado liberal, o mas
estrictamente, que clase e ideología no se corresponden
mecánicamente, y que son posibles otras maneras de desarrollo de la
misma. También, a la luz del debate Sonderweg, concuerdo con la
propuesta de Blackbourn y Eley de realizar una historia estructural y más
sociológica, que tenga en cuenta las características particulares de
Alemania, pero sin situarla fuera del mundo, y teniendo en cuenta las
profundas relaciones, que podríamos decir son orgánicas, entre lo
político, lo económico y lo social.

Bibliografía utilizada
 Langeweische, Dieter, “Formación cultural de la nación en la
Alemania del siglo XIX2, en Revista Entrepasados, Nº 13, Buenos Aires,
1997.
 Kemp, Tom, “El nacimiento de la Alemania industrial”, en La
Revolución Industrial en Europa del siglo XIX, Libros de Confrontación,
1997.
 Blackbourn, D y Eley, G. “Peculiaridades de la historia alemana: la
sociedad burguesa y la política en la Alemania del siglo XIX” en Revista
Zona Abierta, nº 53, octubre-diciembre 1989.
 Iggers, Georg, “Comentarios sobre historiografía alemana” en
Revista de la Escuela de Historia, Universidad Nacional de Salta, Año 3,
Vol. 1, Nº 3, Salta, 2004.
 Palmade, Guy, La época de la burguesía, Siglo XXI, México, 1990,
pp. 241-294.

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