TERCERA PARTE

TERCERA PARTE
LECCIONES DE URBANISMO

OPINIONES, IMPRESIONES
JUICIOS DE VALOR
CONFERENCIA

109

PALACIO CONSISTORIAL, 1925, E.Villanueva, las circunstancias y el motivo de su realización es un tema abierto a la investigación.
 .
COLONIALES
MOTIVOS

108
110
 EMILIO

VILLANUEVA
1920

111
COLONIALES
MOTIVOS

FEDERACION PAN-AMERICA DE ARQUITECTOS

DOCUMENTOS CONSEGUIDOS EN MONTEVIDEO,

SOBRE LA PRESENCIA DE EMILIO VILLANUEVA
EN EL PRIMER CONGRESO PANAMERICANO DE ARQUITECTURA
REALIZADO EN MARZO DE 1920, EN MONTEVIDEO
DISCURSO DEL DELEGADO OFICIAL DE BOLIVIA, ARQUITECTO EMILIO VILLANUEVA

Una de las emociones más grandes y
nobles que he sentido en mi vida, es la
que en este momento me embarga al
encontrarme en el seno de esta reunión,
pues veo realizado un hecho que es el
cumplimiento de nuestro gran ideal
profesional, de que la Arquitectura en
América deje su carácter de fenómeno
aislado y espontáneo, y que siendo
siempre la libre manifestación de un alto
sentimiento artístico, tenga una inteligente
orientación, por la comunidad de
intereses, voluntades y pareceres de todos
los arquitectos americanos.
Bolivia y los arquitectos bolivianos se han
adherido con gran entusiasmo, desde el
primer momento, al Primer Congreso Pan
Americano de Arquitectos, porque han
medido en toda su importancia las
múltiples proyecciones que él ha de tener
en el progreso de la arquitectura y en el
progreso urbano, y también porque han
reflexionado que, aparte de los beneficios
de orden puramente artístico y utilitario,
esta trascendental obra tiene los alcances
de un acto de verdadero americanismo.
Hoy en día que la acción individual,
aislada y por consiguiente ineficaz, va
siendo reemplazada por la de agrupación
en todos los casos en que se trata de
llevar a término un propósito de progreso,
era tiempo de que se reuniese un
Congreso de Arquitectos, y de que la
aspiración de poner a la arquitectura en
América en el lugar que le corresponde,
no fuese más un anhelo, y se convirtiese
en todo un programa bien definido. Era
tiempo también de que importantes
problemas con la habitación y con la
ciudad fuesen propuestos al criterio de
un cuerpo colegiado y competente, para
ser resueltos en toda la amplitud que
merecen.
Las ciudades americanas, con un mismo
principio, casi con una misma historia,
con un mismo pasado colonial, han
nacido y se han desarrollado de la
misma manera: ha sido una plaza de
armas, una iglesia y una gobernación, el
origen, y un sistema cuadricular. la pauta
según la cual se han desenvuelto, unas
en un proceso fácil y continuado, y otras
lentamente según sus condiciones
geográficas y políticas. Pero, ricas o
pobres, grandes o pequeñas, todas ellas,
a la manera de una tara familiar, tienen
un defecto de formación. Corregir éste
para dar satisfacción a las exigencias de
la higiene, de la estética y de la
comodidad, es asunto de que tratará,
entre otros, el Congreso, y de las
conclusiones a que se lleguen,
obtendrán grandes beneficios todas las
ciudades americanas, especialmente
aquellas, que como las de mi país,
recién comienzan a despertar a la vida
intensa moderna.
El espíritu que ha informado el proyecto
de tratar en común la cuestión relativa a la
transformación de la ciudad de tipo
americano, es sin duda, el de una amplia
solidaridad continental, y permitirá que el
cuerpo de doctrinas que se recojan de la
observación, del análisis y de la
comparación, en el desarrollo de las
poblaciones grandes, sirva a las demás
llevándolas así a un mismo porvenir en
sus condiciones de disposición y belleza.
La profesión de arquitecto, como ha
indicado bien el programa del Congreso,
es ignorada o mal comprendida. Necesita
que el público la entienda bien. A este
efecto, se impone, en verdad, estudiar la
manera más eficaz de divulgar las
nociones artísticas de nuestra profesión
para que ella sea aquilatada debidamente.
Los medios de propender a este fin tocan
de cerca los programas de instrucción. En
efecto, ciertas nociones de arquitectura
deberían constituir una enseñanza
complementaria en el estudio de
humanidades, y la creación de un
pequeño curso adicional al de historia en
los planteles de instrucción secundaria, en
el que se den lecciones de elementos de
estética y de arquitectura, sería, sin duda,
un paso seguro hacia el fin propuesto.
El gobierno boliviano que presta gran
interés a todo lo que se relaciona con el
perfeccionamiento de la instrucción

112

pública, acogerá deferente cualquiera resolución que el
Congreso pudiese tomar en este orden.
El Congreso, que se inaugura ha de dar, por otra parte, grande
prestigio a la profesión del arquitecto, y prestigio merecido,
pues él contribuye grandemente al bienestar social, ora
procurando que la vivienda familiar sea sana, cómoda,
higiénica y bella, ora facilitando el mejor funcionamiento de
instituciones y servicios públicos por medio del estudio de
edificios adecuados para ellos. Y si del orden utilitarista
pasamos a otro mas trascendental, veremos que la
arquitectura no solamente cristaliza las costumbres y los
hábitos, si no también las ideas de los pueblos, y en veces,
hasta las pre-determina, y si no ¿no es acaso un arquitecto, Mr.
Hebrard, que al concebir su proyecto de ciudad futura, ideó
por primera vez la posibilidad de una sociedad de naciones?..,
Tenemos, pues, los arquitectos un rol social muy importante, y
para cumplirlo debidamente, es necesario que tengamos unión
y vinculación profesional, que nos organicemos, y hasta que
fraternicemos, pues que existiendo cierta conexión en todos los
hechos de la vida moral, la armonía de la cordialidad, quien
sabe, no es ajena a la armonía estética, esencia de nuestro
arte.
La arquitectura de un país es signo inequívoco de sus
progresos: ella es como la florescencia del estado cultural de
los países de tal manera, que su prosperidad, o su decadencia
son revelaciones sintomáticas de adelanto o de atraso en todos
los demás órdenes.
Los palacios del Renacimiento italiano no habrían existido si
Florencia, Génova y Venecia no hubiesen sido países prósperos
y de refinada cultura, así como los bellos estilos franceses de
los siglos XVII y XVIII son indudablemente la consecuencia del
estado avanzado en las costumbres y en las ideas de esas
épocas. El hecho de que la arquitectura en América, tome las
proporciones de una preocupación de primer orden, prueba
patentemente que los pueblos americanos avanzan y
prosperan. Debe haber en ellos considerable riqueza material y
gran acopio de caudal espiritual, cuando la arquitectura
adquiere importancia, incremento y prestigio.
El primer Congreso Pan Americano de Arquitectos tiene, pues,
el carácter de una revelación de la cultura continental
americana. Y es al gran pueblo uruguayo, tradicionalmente
noble, culto y liberal, siempre soldado de avanzada en las
luchas elevadas por los grandes ideales, que le ha tocado
iniciarlo. Como delegado del gobierno de Bolivia, felicito al de
este gran país amigo y hermano y a la comisión organizadora
por la obra trascendental que han he vado a cabo, y formulo
fervientes votos porque las labores del Congreso den los
óptimos frutos que de él se esperan.
EMILIO
VILLANUEVA
TEMA 1
TRANSFORMACIÓN, ENSANCHE Y EMBELLECIMIENTO DE
LA CIUDAD PREDOMINANTE EN AMÉRICA
Se inscribieron para constituir la Comisión que informaría
sobre los diversos trabajos presentados a este Tema
redactando las Conclusiones respectivas; los delegados
señores: Juan A. Scasso, Alfredo Vargas S. Silvio Geranio,
Antonino Vazquez, Eugenio P. Baroffio, Raúl Lerena Acevedo,
Raúl E. Fitte, Emilio Villanueva, Mateo Talia, Gualberto
Rodríguez Larreta, J.C. Figari Castro y Adolfo Gallino Hardoy.
Para este Tema se presentaron los trabajos que a continuación
se detallan: de los arquitectos señores Victor Julio Jeské y J. B.
Zanetti, y notas complementarias del mismo trabajo, (Buenos
Aires). Conclusiones del Comité Organizador Chileno.
«Reglamentación de Zonas» por Lavoson Purdy (Estados
Unidos). « Proyecto de Creación de las Ligas Municipales», del
arquitecto Raúl Lerena Acevedo, (Uruguay). Criterios edilicios
en la construcción de ochavas», por los arquitectos Valentín M.
Brodsky y Carlos Federico Anceil, (Buenos Aires). «Estudio de
una práctica constructiva económico - sanitaria, adaptable a
las nuevas Implantaciones, Transformaciones y Ensanches
Edilicios», del arquitecto Silvio Geranio, (Uruguay). Trabajo
sobre el Tema, presentado por la Comisión de Estudio del
Uruguay, compuesta por los arquitectos
Eugenio P. Baroffio (relator), Juan A. Scasso, Juan M. Silvio
Geranio y Raúl Lerena Acevedo.
PRIMERA SESIÓN DE LA COMISIÓN. MARZO 1RO. DE 1920
LOCAL: SOCIEDAD DE ARQUITECTOS
Con a asistencia de los señores Eugenio P. Baroffio, Silvio
Geranio, Mateo Talia, Adolfo Gallino, Raúl E. Fitte Luis Ararte
Juan A. Scasso, Emilio Villanueva, Elzeario Boix, Rodolfo
Jenschke, Abel Gutiérrez, Gualberto Rodríguez Larreta, Onofre
Montané Urrejola y Alfredo Vargas Stolier, se procedió a
constituir la Comisión que debe informar sobre este Tema. La
mesa quedó constituida por el señor Eugenio P. Baroffio como
presidente y el señor A. Vargas Stolier como secretario.
Se abrió la sesión a las diez a. m. Se dio lectura a un trabajo
presentado por el representante de Estados Unidos, sin
conclusiones precisas.
Después de dar cuenta el señor Presidente de los fines de esta
Comisión y manifestar en lineas generales sus ideas al
respecto, quedó acordado, por indicación del señor Fitte, la
113
COLONIALES
MOTIVOS
lectura de las Conclusiones para formarse una
idea clara de la forma corno se interpretaba la
solución de este problema de Transformación.
Se dio lectura a las Conclusiones presentadas
por el Comité de Chile, por los delegados
argentinos y por el Comité Local. El señor
Presidente cree conveniente manifestar, como
cuestión previa, la necesidad de que los
Gobiernos americanos dicten una ley que
autorice la completa ejecución de un plano
regulador de las ciudades de América,
ejecutado dentro de las condiciones que la
Urbanización moderna exige. El señor
Villanueva acepta en general la idea del señor
Baroffio, pero estima que hay la necesidad de
sentar principios técnicos que pueden ser
apropiados para los países americanos en
general. El señor Boix acepta estas
indicaciones, pero estima que cada ciudad debe
estudiar, dentro de su ambiente y circunstancias
los planos que necesita para su transformación.
el señor Villanueva sostiene su indicación e
insiste en creer que la Comisión debe tratar en
lo posible de señalar como conclusión, las
características generales del tipo de ciudad
predominante de América. Para precisar estas
ideas, se leyó el trabajo del Comité Local, el
cual trata amplia mente los principios técnicos-
y por cierto prácticos, por los cuales puede
resolverse este problema. Como las
conclusiones fueran un poco extensas, se
acordó, por indicación del señor Rodríguez
Larreta, nombrar una Comisión que
resumiendo las conclusiones de los diversos
trabajos presentados, informara sobre ellas y
presentara una Conclusión única. Dicha
indicación, fue aceptada por los señores Fitte,
Gallino y Boix que la apoyaron exponiendo
razones análogas a las manifestadas por el
autor de la indicación. La idea del señor
Rodríguez Larreta fue aprobada, quedando
compuesta la Comisión por los señores
Baroffio, Fitte, Villanueva y Vargas.
Se resolvió reunirse para resolver sobre las
Conclusiones presentadas por la subcomisión,
el miércoles a las tres de la tarde.
114
FRAGMENTO DE LAS PREMIACIONES REALIZADAS EN EL
PRIMER CONGRESO PANAMERICANO DE ARQUITECTURA
AÑO 1920
Categoria.— Menciones especiales: República Argentina: a)
Arquitecto Alejandro Christophersen. El Jurado lamenta que
en razón de lo establecido por el agregado al programa para
los trabajos presentados en esta Categoría, no le sea posible
discernir a dicho señor una más alta recompensa al valioso
conjunto que ha presentado. b) Arquitecto Alejandro Bustillo. c)
Sociedad Central de Arquitectos. d ) Arquitecto G. Aloisi. e)
Arquitecto Albertolli. f ) Arquitectos Togneri y Fitte. g)
Arquitecto Juan Wald.- Bolivia: a) Arquitecto Emilio Villanueva.
b) Arquitecto A. Posnansky. c) Arquitecto J. Mariaca. Chile:- a)
Dirección Genéral de Obras Públicas. b) Arquitectos E. Doyare
y Patricio Irrazabal.c) Arquitecto Morales. d) Arquitecto Luis
Mospiera. Estados Unidos: a) Office of Supervising Architect
Treasury Departament U. S. A. b) Mac Kin, Mead and White. e)
U. 5. Housing Corpo ration. d) W. M. B. Stiner. Uruguay: a)
Arquitectos Azzarini y Vilamajó. b) Arquitectos Vázquez Barriere
y Ruano. e) Arquitectos Moreau y Pérez Montero. El Jurado
otorga también menciones especiales para los conjuntos de
documentos fotográficos presentados por las Repúblicas del
Ecuador, Paraguay y Perú. Firmado: A Coni Molina, delegado
argentino. R. Villeminot, delegado argentino.O. Montané
Urrejola, delegado chileno. Elzeario Boix, cubano. J. Newbery
Thomas, delegado norteamericano. M. Talia, delegado
paraguayo. E. Acosla y Lara, delegado uruguayo. J. Vázquez
Varela, delegado uruguayo. Daniel Rocco, Presidente del
Comité de Exposición.
El Comité de Exposición hace saber que el juicio sobre los
trabajos argentinos, chilenos y norteamericanos presentados
con posterioridad a la fecha oficial y expuestos al público en el
mes de Agosto de 1920, se verificó por Jurado, compuesto por
los señores Arquitectos Horacio Acosta y Lara, Decano de la
Facultad de Arquitectura, José P. Carré, Alfredo Jones Bronw y
Jacobo Vázquez Varela profesores de arquitectura, Elzeario Boix
delegado da Cuba al Congreso de Marzo y el infrascripto
Presidente. Firmado: Pedro Belloni y Gadea, Secretario. Daniel
Rocco, Presidente.
 MOTIVOS COLONIALES

EL HOSPITAL DE CLÍNICAS DE LA PAZ

115
CUESTIONES DE ARQUITECTURA HOSPITALARIA
EMILIO VILLANUEVA PEÑARANDA

CUESTIONES DE ARQUITECTURA HOSPITALARIA
1 CONGRESO F.P.A.A.
Relación descriptiva y
consideraciones técnicas sobre la
construcción
Del Hospital General de La Paz,
EMILIO VILLANUEVA
La Paz (Bolivia) Febrero 1º de 1920
Los hospitales antiguos de La Paz.—
Pensamiento medioeval de la arquitectura
hospitalaria.—
Orientaciones modernas
Los viejos edificios de los hospitales
Loayza y Landaeta, como todas las
enfermerías antiguas, no presentaban
ninguna condición higiénica. Fueron
fundados siguiendo el espíritu de la Edad
Media en este orden, como refugios de
116
indigentes enfermos, como lugares en
que la piedad cristiana ayudaba, mas a
morir santamente que a sanar, a los
menesterosos que, faltos de toda ayuda,
por lo general en estado agónico,
golpeaban sus puertas. Establecidos así,
sus construcciones no respondían, por
supuesto, ni lejanamente, a las ideas de
salubridad y aereación, que tan
importante papel juegan en la
arquitectura hospitalaria moderna.
Los fundaron dos vecinos notables de La
Paz, los Señores Loayza y Landaeta, los
que siguiendo la norma en esos tiempos
para esta clase de donativos, legaron
también ciertos fundos rústicos además
de los locales hospitalarios, para que sus
rentas fuesen afectadas al mantenimien-
to de estos últimos. Todos los hospitales
de antaño han tenido casi siempre el
mismo origen: es un convento, un
.
VILLANUEVA
prelado rico, o un acaudalado cualquiera,
que llevado de un sentimiento de piedad
religiosa, realiza la humanitaria obra de
dotar a los desgraciados y pobres de un
lugar de refugio y de socorro.
El Hospital Landaeta que, sin duda, fue
uno de los más antiguos de Bolivia,
afectaba la disposición usada en los
hospitales de 1a Edad Media: las salas de
enfermos tenían celdas a ambos lados, a
la manera de las alcobas usadas en los
dormitorios antiguos; en los extremos
había altares; las ventanas estaban
situadas en la parte superior del muro y
eran en número muy reducido.
Posteriormente, un lejano y rudimentario
pensamiento de salubridad, parece que
llevó a suprimir las celdas rellenándolas de
albañilería, e incorporándolas en el
espesor del muro. Esto no debe haberse
ejecutado muy anteriormente a la época

Las galerías de circulación, al fondo pabellon de varones
La torre del reloj, símbolo inequívoco de la modernidad
Pabellón de infectocontagiosos, foto actual
115
97
Arriba a la izquierda las galerías del Hospital,
a la derecha:1.- Bernardino Alvarez Daza,
2.- Sergio Arduz, 3.-Alfredo Sanjinéz,
4.- Abel Iturralde, 5.- José Santos Ballivián
6.- Claudio Sanjinés Tellería, 7.- Isaac G. Eduardo
8.- Héctor Zuazo, 9.- Moises Ormachea,
10.- Ezequiel Calderón Salinas, 11.- Guillermo
Pérez, 12.- Constantino Aramayo del Río
13.- Ricardo Aliaga, 14.- Lorenzo Delgado
15.- Pacífico Landa , tódos médicos y
16.- Arq. Emilio Villanueva, a la izquierda la torre
del reloj y las galerías en construcción,
a la derecha Grupo de médicos del Comité
impulsor de la coinstruccion del Hospital
Abajo izquierda pabellón de infectocontagiosos
y abajo a la derecha el bloque administrativo
Sentados de izq. a der. Luis Martinez Lara; (...?); Claudio Sanjinez Tellería; (...?); Elias Sagarnaga
Natalio Aramayo, Luis Viaña. De pie (...?)Eyzaguirre; (...?), Nestor Durán, Luis Villegas (?);
Luis Domingo Tapia; Gustavo Carvajal (...?), Carlos Valenzuela.
Plano del Hospital Lariboisiere de Paris. Fachada, foto Mesa
COLONIALES
MOTIVOS
actual, pues aún se conserva el nombre de
“covachas” en la tradición popular, nombre
con el que se designaba a dichas celdas,
donde el pobre enfermo moría, segura-
mente más debido a la falta de aire que a
la virulencia de la enfermedad. Con todo,
la forma en que estaban dispuestos los
pabellones, hace ver que el Hospital
Landaeta no fue un edificio adaptado para
hospital, sino una construcción especial-
mente hecha para enfermería. En efecto,
la salas principales forman una cruz en
planta, sistema inventado por Filiberto
Delórme en el siglo XVII y adoptado en
muchos conventos y hospitales de esa
época tales como el Hotel-Dieu de Lyon y
el Hospital Laënec de París.
Aunque muy malas les enfermerías
antiguas de La Paz, no llegaron a las
horrorosas condiciones de las que
existieron en Europa, en los siglos XIV, XV,
y XVI. En el Hotel-Dieu de París,
hasta1772, se colocaban dos enfermos, y
aun cuatro, en un solo lecho. En la Época
de Francisco I había hospitales en Francia
en los que se llegó al término increíble e
inaudito de hospitalizar a razón de doce
enfermos por cama.
La iglesia de San Juan de Dios formaba un
solo cuerpo con la enfermería Landaeta.
En la nave de este templo, que aun
subsiste se ven las covachas que tenían al
principio las salas de enfermos, lo que
prueba que, seguramente, en
determinadas ocasiones, algunos
enfermos eran llevados a la iglesia. Esta
unión de servicios religiosos con los
hospitalarios se ve en todas las
enfermerías de la Edad Media. Fue una
regla dictada por el Aix-La Chapelle. “El
hospital, dice una resolución de este
concilio, debe ser establecido al lado de
una iglesia. En cada sala es necesario
poner un altar, y se debe disponer los
lechos de manera que los enfermos
puedan fácilmente seguir el servicio divino.
Es necesario, sobre todo, dar una gran
importancia a la capilla, y reservar sitios
subterraneos para enterrar los restos de los
benefactores y administradores de la
118
Iglesia de San Juan de Dios y enfermería Landaéta, Loaiza
obra”. ¡Cuán distinta esta idea de la
actual, que salto enorme dado desde
estas Instrucciones a las estatuidas por
la sociedad de medicina e higiene de
París el año1883!.
Viendo como antiguamente se
comprendía el rol y la disposición de los
hospitales, y meditando sobre las
horrorosas consecuencias que esto
significaba: (el coeficiente enorme de la
mortalidad media, y la propagación
rápida de las enfermedades epidémicas,
no se puede menos que pensar con
inmensa gratitud en los grandes
espíritus que se han preocupado de esta
cuestión, los grandes filántropos, como
la Róchefoucaul y Tenón, que desde
hace un siglo, más o menos fijaron los
principios fundamentales de la higiene
hospitalaria.
Hay todavía en Bolivia y en muchas
partes, el sentimiento de horror al
Hospital . Un miedo instintivo y
tradicional, se apodera de todos cuando
piensan en la posibilidad de llegar a esta
mansión. Hasta cierto punto, ello ha
sido justificado antaño: las salas
penumbrosas y tristes, sin aire, sin luz,
sin sol, de los hospitales antiguos,
parecían decir al que llegaba a ellas:
“Aquí te ha traído el infortunio y la falta
de recursos; prepárate para entregar el
alma a Dios”.
Sin embargo, nada más sin fundamento
tratándose de los hospitales modernos,
lugar donde están cumplidas todas las
condiciones requeridas para que el
enfermo sane. La disposición llena de
amplitud y luz, y hasta confortable, de sus
interiores, y el aspecto pintoresco y riente
de su exterior, no pueden sino encender
una esperanza de vida en el paciente que
llega a sus puertas. Existió en todos los
países del mundo, y aún existe en
muchos, otro pensamiento errado con
respecto al hospital: la creencia de que
este es solamente para el pueblo y para
los pobres; error grande: los hospitales no
son ni remotamente establecimientos
benéficos destinados exclusivamente a la
clase popular; son lugares que tienen
todas las comodidades, todos los
requisitos y medios terapéuticos,
destinados a todo el mundo, a pobres y
ricos, a las clases bajas y elevadas.
Con todo, repetimos, existe aún en
muchas partes intacto el espíritu de
aberración que hace ver al hospital como
un sitio antipático, propio para los
infelices sin hogar y sin recursos, o para la
clase obrera. Es claro, la penetración de
ciertas ideas contrarias a prejuicios
profundamente arraigados, no puede
verificarse sino lentamente. La guerra
mundial que acaba de terminar, cuya
trascendencia ha de alcanzar a todos los
Edificio del Hospital Landaéta en la Calle Loayza,
junto a la Iglesia San Juan de Dios, el antiguo.

términos de la vida civilizada, ha de marcar
seguramente, en el cambio que hará de lo
valores en general la afirmación de la idea
lógica y racional de que el hospital es para
todos, de que nadie se denigra en sus
lechos, de que el noble como el plebeyo,
en caso de enfermedad, mejor es una sala
hospitalaria que en su propio hogar.
Desde el momento que se ha considerado
que el hospital es un lugar de curación y
no de refugio, el programa de su
construcción ha variado totalmente. Todas
las partes de su composición, en forma
como en extensión, han quedado
subordinadas a un solo pensamiento:
curar. El arquitecto, antes de hacer sus
planos, ya no es libre de tomar el partido
que mejor le agrade, ni de hacer
caracterizaciones de orden puramente
artístico; tiene que ir en demanda de
orientaciones, a la higiene y a la ciencia
médica. Ya no son hermosas fachadas,
como las del hospital de Pistola, de
Venecia o de Milán, las que han de hacerse
con preferencia, sino salas de enfermos,
con abundante aire, con abundante sol,
con disposiciones simples y adecuadas.
Se proyecta edificar hospitales
nuevos en La Paz.
—Elección del terreno y
concurso. —
—Bases defectuosas del
programa. —
—Los dos mejores proyectos. —
Enclavados los hospitales en el centro de
la ciudad, en las condiciones
antihigiénicas en que se encontraban,
constituían un verdadero peligro para la
salubridad pública. Era necesario
reconstruirlos; era necesario alejar de la
ciudad la presencia de los enfermos. Esto
lo comprendían todos, y las
municipalidades desde hace, más o
menos, veinte años, mantenían el anhelo
de tener enfermerías que respondan a las
(1)Sopocachi es actualmente la parte nueva de la ciudad y se halla al sudoeste de la parte antigua.
Forma una explanada de 2 Km. Cuadrados más o menos.
En la época en que se discutía la ubicación de los hospitales, comenzaba a ser urbanizado.
necesidades y al estado de progreso de
la ciudad. El Concejo Municipal del año
l905 fue el primero que aborda el
problema en su parte más importante, la
económica, destinando la parte de los
Bs. 500.000, qué la ley de 11 de Enero
de l905 autorizó a negociar en
préstamo, para la construcción de
hospitales.
A manera de disgresión, haré notar que
los Bs. 500.000, que tanta
desproporción guardan con la extensión
y la entidad de las obras a que estaban
destinados, ha alcanzado escasamente
para ejecutar una pequeña parte del plan
hospitalario. El plan económico estaba
erróneamente diseñado. Esto hace ver la
importancia enorme que el criterio
técnico aporta para el esbozo del
Proyecto financial de una obra. El
arquitecto que concibe mal la
importancia de un trabajo, puede dar
una idea sobre su costo global que sea
errónea, y que conduzca a plantear el
problema económico en términos
deficientes y que entrañen el fracaso de
su ejecución.
La Municipalidad del año 1909, mejor
orientada sobre el carácter del problema
de los hospitales, sin encerrarse en los
límites de la capacidad de medios que le
permitía el empréstito para obras de
salubridad del año 1905, comenzó
preparando el plan técnico de la obra,
para lo que organizó un concurso de
planos.
Antes de realizar éste, se estableció una
larga discusión sobre la ubicación del
nuevo hospital general. Esta demás
decir que el criterio profano tomó parte
importante, y que marca una oscilación
en el rumbo verdadero del problema
relativo al terreno más apropiado.
La Paz es una ciudad situada en el fondo
de un estrecho valle, cuya línea de
EMILIO
VILLANUEVA
“talweg” está orientada en el sentido N.S.
hacia el poniente, una colina de vertiente
rápida y de poco faldío la limita. En la
parte levante sud, la cuenca de la ciudad
está confinada, por cerros de poca altura
que la dividen de un pequeño valle,
denominado Miraflores, cuyo terreno
relativamente plano, de poca pendiente,
forma un espacio -de cuatro kilómetros
cuadrados, donde la ciudad se ensanchará
en el futuro seguramente. Este valle era
considerado por muchas personas, y con
razón, como sitio adecuado para la
ubicación de los futuros hospitales, en
tanto que otras estimaban que éstos
debían situarse en la parte poniente-sud de
la población en cierta región vecina a
Sopocachi. (1)
El valle de Miraflores presentaba las
siguientes ventajas, y que son casi todas
las que debe reunir un terreno para el
objeto indicado:
1) Extensión suficiente
de terreno plano y seco.
2) Buena exposición solar.
3) Buena orientación con
respecto al viento dominante.
4) Valor bajo de la propiedad.
La región norte de Sopocachi no reúne,
pues, estas Condiciones. Situadas, como
hemos dicho, al poniente de la ciudad y al
pié de la vertiente poco extendida que
hace la bajada de la meseta del altiplano a
la cuenca de la ciudad, carece de
exposición solar postmeridiana. Los
vientos dominantes que llegan a la ciudad
pasan primeramente por este sitio,
pudiendo, por consiguiente, llevar a
aquellos gérmenes infecciosos.
El terreno tiene un relieve accidentado y
afecto una pendiente de 8 a 9 % en el
sentido de la profundidad. No hay en la
vecindad ningún material yaciente de
construcción como ser piedra, arena, etc.
El valor de la propiedad solariega era ocho
veces mayor que en Miraflores. La mayor
superficie plana, como para planear un
hospital, que era posible tener, era de
cuarenta mil metros cuadrados. 119
COLONIALES
MOTIVOS
Sin embargo muchos creían que este era
el terreno indicado para los hospitales, por
la sola razón, de su vecindad al cemente-
rio publico. Y estos muchos eran mayoría.
La municipalidad decidió, pues, efectuar
la construcción de los hospitales en
Sopocachi, habiéndose fijado un área de
cuarenta mil metros cuadrados, con este
objeto.
El número de lechos que indicaba el
programa de convocatoria del concurso,
era de 600. Esta cifra, tomada al principio
como una apreciación aproximada,
resultó casualmente ser el resultado
matemático de la siguiente fórmula.
N = (Mx2) - tM,
en la que t es un coeficiente de
mejoramiento sanitario, apreciado en el
caso de las poblaciones llamadas a
incrementar y mejorar, de 0,30 a 0,10; en
este caso 0,20; M, el total de los enfermos
asistidos al mismo tiempo en el máximun
acusado por la estadística de los últimos
cinco años.
El área fijada para los 600 lechos era
insuficiente. Para que las condiciones
sanitarias de un hospital sean buenas, es
necesario contar de 100 a 150 metros
cuadrados por lecho. Entre estas cifras, el
arquitecto puede establecer todos los
términos correspondientes a las
condiciones especiales del lugar: si el
hospital está rodeado de poco espacio
libre, cercano a aglomeraciones urbanas,
se toma el máximun de l50, pudiendo
disminuir en proporción a las ventajas de
su posición higiénica; por ejemplo, sería
100 en el caso que se halle situado en
medio de una zona perfectamente
salubre.
Para el caso del hospital de Miraflores,
teniendo en cuenta que esta región debe
urbanizarse, debía tómanse 120 metros
cuadrados por enfermo. La superficie
necesaria era de siete hectáreas y no de
cuatro, como había fijado el programa.
Los 40 mil metros cuadrados dan una
120
superficie unitaria de 67 metros
cuadrados por lecho, cifra escasísima
desde el punto de vista higiénico. Los
arquitectos concursantes debían hacer
pabellones con salas superpuestas o
bien debían salir del programa de
convocatoria, reduciendo el número de
lechos. Eran dos partidos a tomar.
Efectuado el concurso, se vio que dos
de los concurrentes dieron realización a
cada una de estas formas de
concepción.
El Señor Paul Demoiny, arquitecto
francés, hizo un proyecto muy
completo, con salas superpuestas y
comunicaciones subterráneas. El
proyecto mío, que fue el otro, no tenía
capacidad sino para 400 lechos, (salía
del programa, por consiguiente); pero
proyectaba salas de un solo piso, todas
ellas con ventilación superior; constaba
de pabellones distanciados con sujeción
a la regla de Trelat; cielos abovedados
según la forma ojival, y todos los demás
detalles de un hospital higiénico.
El “jury” que clasificación estos
proyectos como los mejores, no dio
premio, ni acepto ninguno de ellos. Las
tachas al proyecto de .Demoiny, eran
relacionadas con cuestiones de disposi-
ción higiénica, entre ellas, la ventilación
defectuosa de las salas bajas y de las
galerías subterráneas Las tachas al
proyecto mío, eran: no cumplir con el
programa, y no haber consultado el
necesario cubo de aire para las salas de
niños, tachas, por otra parte infundadas.
Mi proyecto no debió ser tomado en
cuenta en la clasificación, porque,
siguiendo la práctica establecida, no
sujetándose al programa, un proyecto,
por bueno que sea, debe ser desechado.
Es verdad que en la memoria que se
acompañaba al proyecto, se
manifestaba las causales poderosas que
habían influido para variar la capacidad
del hospital en proyecto; las que eran: 1)
Los inconvenientes de centralizar los
servicios hospitalarios, y 2), el exiguo cubo
de aire por lecho.
Haciendo una digresión, diremos que este
caso, en que el arquitecto varía las bases
del programa, puede ser, quien sabe, el
único que no le condene a ser eliminado.
Es la defensa que hace el higienista de las
condiciones que Influirán poderosamente
en la curación del enfermo, de lo que
constituye la base esencial del proyecto.
Son célebres las famosas palabras del
profesor Guadet, de la Escuela de Bellas
Artes de Paris: “Une economie dans
l´ornamentatión est une vertu; une
economie e dans le cube d'air de malade,
est un crime” (*). Un congreso de
arquitectos que pusiese en discusión las
Incidencias a que puede dar un concurso,
podría llegar, quien sabe, a la conclusión
de que este “crimen” de que habla
Guadet, puede ser un caso de excepción
en que el arquitecto pase por alto las
restricciones erróneas de un programa.
Después de este concurso, en el que no se
decidió nada, pues que no se dio premio
alguno, ni se aceptó ningún proyecto, la
importante cuestión relativa a la construc-
ción de hospitales, quedó en 'stato quo'.
Quien sabe fue lo mejor que pudo pasar.
Durante tres años fueron afirmándose
ciertas ideas fundamentales, hasta que en
1913 la Municipalidad desechó la
resolución tomada en 1905, de situar los
hospitales en Sopocachi y optó
francamente por el partido de hacer un
hospital suburbano, en la región de
Miraflores. Se compraron varias propieda-
des rústicas, hasta formar un área de
setenta y seis mil metros cuadrados, y se
me encarga hacer un proyecto que
reuniese todas las condiciones posibles de
higiene y amplitud.
*Economizar en ornamento es una virtud,
economizar en volumen de aire es un crimen