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EL ACTO JURÍDICO
I. INTRODUCCIÓN
Creo que es necesario contar con ciertas premisas básicas para iniciar este
itinerario. En efecto, se parte del convencimiento que la distinción conceptual
entre acto y negocio (aunque totalmente válida desde una perspectiva
dogmática), resulta innecesaria a efectos prácticos: por tal motivo, se
empleará, principalmente, el término que adopta el Código Civil: acto jurídico.
En mi opinión, resulta más importante descifrar la utilidad del concepto del
acto jurídico. ¿Para qué nos sirve? Los sujetos de derecho constantemente
interactúan y generan relaciones y situaciones jurídicas: hacen contratos, se
casan, se divorcian, reconocen hijos, otorgan testamentos, los revocan,
adoptan, otorgan poderes, entre otros. ¿Con qué finalidad lo hacen? Con una
finalidad social y económicamente práctica: para que produzcan efectos entre
las partes que los realizan o a quienes se refiere este acto: ello va más allá de
la mera producción de efectos jurídicos. El acto jurídico surge como un
supraconcepto que condensa esta multiplicidad de actos.
Otro mito que debe desaparecer es el del respeto absoluto a la afirmación que
“el acto jurídico nulo nace muerto”, o que este “no produce efectos jurídicos”:
falso. Para que el acto nulo deje de tener efectos jurídicos debe ser declarado
como tal judicialmente. Es más, si después de diez años, nadie invoca su
nulidad, la acción (tal como recita el Código Civil) prescribe. En verdad, el acto
jurídico nulo nace “vivo y coleando”, y “sí produce efectos jurídicos”, lo que
sucede es que estos son de naturaleza precaria. Algunos afirman que en estos
supuestos, se dan efectos sociales, mas no efectos jurídicos, por cuanto el
ordenamiento jurídico no los puede amparar. Veamos un ejemplo: Pedro y
Vilma contratan a Beatriz para que esta última geste en su cuerpo un embrión
producto de los gametos de la pareja y, luego de dar a luz, debe entregar al
recién nacido a la mencionada pareja. Acuerdan por ello pagar una inicial de
cinco mil dólares por el embarazo (generado artificialmente) y cinco mil más
“contra entrega”. Todos diremos, sin duda alguna, que es un supuesto de
nulidad virtual por atentar contra el orden público y las buenas costumbres
(arts. V del Título Preliminar y 219.8 del C.C.); pero, ¿qué pasa si Beatriz
efectivamente entrega al recién nacido a Pedro y a Vilma, estos lo inscriben
como sus padres y nunca más se sabe de la “madre gestante”?, ¿produjo o no
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produjo efectos ese acto?, ¿tiene sentido distinguir entre efectos jurídicos y
efectos sociales? En verdad, aunque no se quiera aceptar, los actos nulos
producen efectos jurídicos precarios; pero efectos jurídicos (al fin y al cabo),
que dejarán de ser tales si las partes acuerdan ello o si el juez los declara;
pero no “nacen muertos”. Si ello fuera cierto, no se necesitaría la declaración
judicial de nulidad.
1. Conceptos preliminares
El acto jurídico puede ser visto de dos formas: una estática (que se determina
con la estructura del mismo y el análisis de sus elementos constitutivos) y otra
dinámica (que se manifiesta con la eficacia del acto, vale decir, sus efectos
jurídicos). Validez y eficacia pertenecen al momento fisiológico del acto,
mientras que invalidez e ineficacia a su momento patológico. El esquema que
presento a continuación es hecho sobre la base de las coordenadas
legislativas diseñadas por el Código Civil peruano.
Momento
Validez Eficacia
fisiológico
Invalidez Ineficacia
b) Objeto, entendido como la relación o situación jurídica que nace del acto
jurídico (2). Se entiende por relación jurídica a la vinculación entre
situaciones jurídicas y a estas última como a las posiciones que ocupa el
sujeto de derecho frente al ordenamiento jurídico.
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Cierto sector de la doctrina distingue el objeto del contenido del acto jurídico.
En efecto, se sostiene que este último es el reglamento, el conjunto de las
disposiciones queridas por las partes o determinadas por ley. Si se
confunden ambos conceptos, se debería entender que un supuesto como
la condición correspondería al ámbito del contenido y no como debería ser,
vale decir, al del objeto –en este caso– del contrato (3). Creo que la
distinción es innecesaria, por cuanto si bien cronológicamente, se fija
primero el contenido del acto para después crear (regular, modificar o
extinguir) la relación o situación jurídica, la afectación del primero,
necesariamente implica la del objeto del acto jurídico y viceversa.
a) Con respecto al agente, que sea capaz, vale decir, que el sujeto se
encuentre en la aptitud de vincularse jurídicamente con la manifestación
de su voluntad. La capacidad comprende la denominada capacidad de
goce (aptitud para ser titular de derechos y de obligaciones) y la de
ejercicio (aptitud para poner en acción –ejercer– dichos derechos y
obligaciones), esta última se adquiere a los 18 años (artículo 42 del C.C.).
Sin embargo, en algunos actos no es necesario que el agente tenga esta
edad, sino solo basta la presencia del discernimiento (grado de madurez
psicológica que le permite distinguir al individuo lo malo de lo bueno, así
como la magnitud de las consecuencias de sus actos). Así cuando acepta
donaciones, herencias y legados que sean puras y simples o cuando ejerza
derechos estrictamente personales (artículo 455 del C.C.). Del mismo
modo, para realizar contratos relacionados con las necesidades ordinarias
de la vida diaria (artículo 1358 del C.C.) o el adolescente que quiera
constituir una asociación. (Artículo 13 del Código del Niño y del
Adolescente, Ley Nº 27337, del 02.08.00).
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De esta prescripción podría entenderse que, al sancionar con nulidad el
supuesto que se fije un objeto indeterminable, otro de los requisitos que
debe reunir el objeto es el de su “determinabilidad”. Aquí es necesario
precisar que la característica de la determinabilidad no puede ser atribuida
a la relación o situación jurídica (que, como ya se dijo, son el objeto del
acto jurídico). Lo que sí debe ser determinable es el bien materia de una
relación jurídica. Si, por ejemplo, nos referimos a un contrato de
compraventa de un inmueble, el objeto del contrato no es la casa (que
debe ser determinable), sino la relación jurídico-patrimonial que nace de
dicho contrato (figura específica del género acto jurídico). En este caso, la
casa es el bien sobre el cual recae la relación jurídico patrimonial
(obligación), pero no se confunde con esta.
c) Con respecto al fin, que sea lícito, con ello se pretende poner en evidencia
que la función económico-social práctica del acto solo será amparada por
el ordenamiento jurídico si es que no contraviene sus estándares de
imperatividad, orden público y buenas costumbres. Debe tenerse en
cuenta que en doctrina se maneja un concepto formal de licitud
(correspondencia con las leyes imperativas) y un concepto material (que
identifica la licitud con la correspondencia con los valores y principios
jurídicos). Es menester que el operador jurídico no se limite a una
concepción formal de ilicitud y la complemente con aquella material.
“Hay que convenir que es ilícito todo aquello contrario a las normas legales
imperativas (ius cogens), especialmente aquellas que tipifican un ilícito penal;
y que para determinar si se produce ese fin será necesario examinar la causal
del contrato, el motivo común a las partes contratantes, las condiciones que lo
delimitan y su objeto (…). Que la venta como propio de bien ajeno está
tipificada como delito de defraudación en el artículo ciento noventisiete inciso
cuarto del Código Penal, acto ilícito conocido como estelionato”.
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“Resulta evidente que los cónyuges demandados no podían transferir por vía
de anticipo de legítima un bien que ya no les pertenecía, por lo tanto el objeto
de dicho acto jurídico para favorecer a su hijo deviene en un imposible
jurídico”.
3. ¿Puede ser calificado como fin ilícito (y, por consiguiente, demandar la
declaración de nulidad de un contrato) el hecho que una de las partes
“pretenda lucrar ilícitamente” respecto de la otra?
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que la acción incoada a fojas dieciséis es una de nulidad de acto jurídico que
contiene la cláusula sexta del contrato de fojas nueve, cuyas causales no han
sido acreditadas; no dándose los hechos causales de nulidad del acto jurídico
tal como lo dispone el artículo doscientos diecinueve del Código Civil” (la
aclaración es mía).
La Sala Civil de la Corte Suprema de Justicia, con fecha 21.08.96 (CAS. Nº 633-
95), declaró fundado el recurso de casación, nula la sentencia impugnada y
fundada en parte la demanda. Uno de los argumentos que se utilizó es que la
resolución a la cual se refiere el artículo 1429 del C.C. “es facultativa mas no
obligatoria”. Así:
En atención a ello:
“En el caso del artículo 1561, el vendedor pierde el derecho a optar por la
resolución del contrato si se ha pagado más del cincuenta por ciento del
precio. Es nulo todo pacto en contrario”.
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“Las partes pueden convenir que el vendedor pierde el derecho de optar por
la resolución del contrato si el comprador hubiese pagado determinada parte
del precio, en cuyo caso el vendedor solo podrá optar por exigir el pago del
saldo”.
“En el caso del artículo 1561, el vendedor pierde el derecho a optar por la
resolución del contrato si se ha pagado más del cincuenta por ciento del
precio. Es nulo todo pacto en contrario”.
“Las partes pueden convenir que el vendedor pierde el derecho de optar por
la resolución del contrato si el comprador hubiese pagado determinada parte
del precio, en cuyo caso el vendedor solo podrá optar por exigir el pago del
saldo”.
El caso que motiva a comentario se inicia con un conflicto que se suscita entre
dos hermanos. Uno de ellos tiene una deuda a título personal pendiente a
favor del otro, ascendiente a US$ 23,926.85. El hermano deudor y su esposa,
a efectos de evitar el embargo del inmueble dado en garantía para respaldar
su obligación, venden a sus hijos la parte correspondiente del mismo a un
monto notoriamente inferior al de su valor real. El hermano acreedor
interpone una demanda de anulación de escritura de compraventa por fraude.
No obstante ello, se “aclara” el petitorio de la siguiente manera “es decir se
debe declarar la ineficacia de la compraventa en el 50% del total de la
propiedad por provenir esta de la sociedad conyugal”. Evidentemente, no
queda claro el pedido, pues no se sabe si se trata de uno de invalidez o de
ineficacia, máxime cuando se aumenta la ambigüedad al agregar
seguidamente que se solicita la “ineficacia del acto jurídico por simulación”.
Con lo cual se agrava la situación, por cuanto no se sabe si se quiere invocar
fraude o simulación. El Vigésimo Segundo Juzgado Especializado en lo Civil,
con Resolución del 05.11.98, interpreta que la pretensión es de ineficacia por
fraude al acreedor, declarando ineficaz el contrato de compraventa “en
cuanto se refiere a los derechos y acciones del codemandado”. Resulta
ilustrativo (a efectos de no seguirlo) citar el siguiente pasaje de esta
sentencia:
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“Que, con respecto al fraude se presentan dos vertientes: el fraude a la ley y
el fraude a terceros (acreedores), siendo este último el caso de autos, el
mismo que alude a un comportamiento impropio del deudor que se interpreta
en la celebración de actos jurídicos con el deliberado propósito de caer en un
estado de insolvencia en perjuicio del acreedor; esta conducta genuinamente
dolosa se puede evidenciar de múltiples maneras: a) por acto de simulación
cuyo remedio constituye la acción de simulación; b) la renuncia o abdicación
de sus bienes cuyo remedio es la acción subrogatoria; y c) la enajenación real
de sus bienes que a su vez impone la acción pauliana o revocatoria”.
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petitorio revela que el órgano colegiado no leyó la demanda, por cuanto,
también se pidió la declaración de ineficacia del acto.
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que se efectuaron las transacciones, puesto que conforme se ha señalado en
los párrafos anteriores, los consumos materia de denuncia se efectuaron
cuando la tarjeta se encontraba en posesión del denunciante en estado etílico
pero consciente.
Por ejemplo, una persona que consume alcohol y maneja es consciente que de
ocurrir algún accidente mientras conduce su vehículo bajo ese estado, será
responsable por las consecuencias de este. Asimismo, una persona que
efectúa transacciones con una tarjeta de crédito ya sea bajo la influencia de
alcohol o no, es responsable por los consumos que se efectúan con ella, salvo
que al haber sido víctima de un robo, hubiera bloqueado la tarjeta de
inmediato”.
¿Cómo se hubiera resuelto este problema con la normativa del Código Civil?
En materia contractual contamos con el artículo 1327 del C.C., el cual
prescribe que:
“El resarcimiento no se debe por los daños que el acreedor habría podido
evitar usando la diligencia ordinaria, salvo pacto en contrario”.
El principio que se debe extraer es que, si bien el acto jurídico sería nulo por
falta de manifestación de voluntad del sujeto, excepcionalmente, el acto será
válido si el propio agente es el causante de dicha situación. El argumento que
fundamenta esta afirmación es el a simili: en efecto, si bien es cierto que el
artículo 1974 del C.C. prevé la situación intencional de generar la pérdida de
conciencia en materia extracontractual, sancionando con responsabilidad al
sujeto dañante, creo que la actio libera in causa (9) es plenamente aplicable
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en materia de validez del acto jurídico. Ambas situaciones son
sustancialmente similares, siendo incongruente tratarlas de distinta manera.
“Se presume, sin admitirse prueba en contrario, que toda persona tiene
conocimiento del contenido de las inscripciones”.
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situación no podía ser la excepción. Sin embargo, la aplicación de la norma al
caso concreto hace pensar que la misma no debería aplicarse de una manera
tan rígida en lo que se refiere a las inscripciones en el Registro Personal, sobre
todo, si se trata de transacciones hechas ante una institución financiera. Ello
supondría que, por cada transacción que se haga, el Banco deberá consultar a
Registros Públicos (a nivel nacional) para ver si el sujeto tiene plena capacidad
de ejercicio. En estos supuestos debería aplicarse una norma similar a la que
hay en materia de cambio de domicilio (artículo 40 del C.C.), de tal manera
que, todo cambio en lo que se refiere a la afectación de la capacidad de
ejercicio de las personas, para que sea oponible a los terceros, deberá ser
comunicada a estos (se entiende, por el representante legal), salvo que se
trate de una situación ostensible.
7. El disenso
Para la autorizada doctrina italiana, el disenso es “una anormalidad que solo
en los negocios bilaterales puede producirse, consistente en un íntimo e
inadvertido desacuerdo entre las partes en cuanto al sentido en que cada una
de ellas entiende el contenido del negocio; desacuerdo que se halla
encubierto por la aparente (o creída) congruencia exterior de las respectivas
declaraciones. Conviene recordar a este respecto que el negocio bilateral
exige el acuerdo de entrambas partes sobre el que es su contenido
preceptivo, y este acuerdo radica en la identidad del sentido con que tal
contenido se presenta en la conciencia de una y otra parte” (10). Si se
configura este supuesto, el acto jurídico sería nulo (11).
El problema está en que, si bien Yarlequé entendió que con este pago, ya no
iba a seguir publicándose este folleto con su imagen; la minera entendió
exactamente lo contrario. Producto de este disenso se interpone una
demanda ante el Cuarto Juzgado Civil de Piura, el cual con Resolución Nº 14,
del 16.10.00, fue declarada infundada, por cuanto:
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su imagen, se aprecia que en él se hace referencia al pago de trescientos
soles “como pago ÚNICO por compensación de uso de fotografía en folleto”; y
que la señal de conformidad del demandante es la huella digital que este
imprime sobre el documento. De lo expuesto se concluye:a) Que el pago
realizado ya supone la utilización de la fotografía del demandante; b) Que, si
bien el demandante tiene la condición de iletrado y no podía saber el
contenido del documento sino por la lectura que, le haya hecho el
representante de la demandada, ha quedado acreditado que esta le hizo
saber al accionante el contenido real del “documento de conformidad” de
fojas treintisiete;
(…) Que, de otro lado el artículo 1969 del Código indicado señala que aquel
que por dolo o culpa causa un daño a otro está obligado a indemnizarlo y que
el descargo por falta de dolo o culpa corresponde al autor. En el presente
caso, si bien se ha esclarecido el hecho que la demandada utilizó la imagen
del demandante y luego le otorgó una compensación por ello en la suma de
trescientos soles, que corresponde al recibo de fojas treintisiete (en lo cual
convino el demandante puesto que así lo expresa al absolver la pregunta
quinta, que obra a fojas ochentidós de autos); nos permite inferir que la
emplazada no incurrió en acto ilícito pues el accionante expresa su
consentimiento con dicha publicación”.
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(…) Que, siendo esto así la sentencia recurrida procede ser revocada,
debiendo fijarse un monto indemnizatorio justo y razonable, acorde con las
cualidades personales del demandante y a la circunstancia que vive la
población de Tambo grande, como consecuencia del proyecto minero a cargo
de la empresa emplazada”. (El subrayado es mío).
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concordante con el inciso 5 del artículo 277 del Código Civil, que establece la
anulabilidad del acto jurídico por concurrencia de elementos esenciales a su
formación, encierran un vicio que pueda acarrear su invalidez y haga
insoportable la vida en común y opera a petición de parte”. (El subrayado es
mío).
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dudas subsistirán mientras tengamos operadores jurídicos que fundamenten
defectuosamente sus decisiones. Con respecto al vicio de voluntad en el acto
jurídico matrimonial, se insiste en calificar al dolo como error. Así:
“La acción contestataria debe ser interpuesta por el marido dentro del plazo
de noventa días contados desde el día siguiente del parto, si estuvo presente
en el lugar, o desde el día siguiente de su regreso, si estuvo ausente”.
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solicitar la anulación del matrimonio sí se cuenta desde que el esposo tomó
conocimiento del engaño, no obstante el artículo 277.5 establece que “la
acción puede ser ejercitada solo por el cónyuge perjudicado, dentro del plazo
de dos años de celebrado”, demostrando con ello que aquí no se hace una
interpretación literal de este texto; pero no se mantiene el mismo criterio en
el inicio del plazo de caducidad para el amparo de la pretensión de
impugnación de paternidad. ¿Tiene sentido ello?
“El poder es irrevocable siempre que se estipule para un acto especial o por
tiempo limitado o cuando es otorgado en interés común del representado y
del representante o de un tercero.
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rango de elemento esencial del acto y de la relación jurídica de
representación, lo que no pasa de ser una modalidad accesoria de los actos
jurídicos que puede o no, ser agregada al acto respectivo. Modalidad, digo,
porque lo que contiene la estipulación de irrevocabilidad es un plazo durante
el cual existe una obligación (de no revocar) que causa un derecho para el
beneficiario de ella, el cual mientras dura el plazo puede exigir el
cumplimiento y que no se revoque”
2do. la nulidad absoluta es una nulidad ipso jure y por eso el acto nulo lo es de
pleno derecho. ello quiere decir que no requiere de una declaración judicial
que así lo manifieste porque se trata de un acto inexistente jurídicamente, por
…tanto las partes que hayan “celebrado” un acto nulo pueden omitir su
cumplimiento por su propia naturaleza. claro ejemplo lo encontramos en el
acto jurídico con simulación absoluta o relativa. en esto ultimo por mediar un
acto jurídico anulable se requiere de una sentencia que declare su nulidad de
ser el caso, puesto que esta declaración tiene una función constitutiva por el
doble destino alternativo y excluyente del acto anulable (o es nulo o anulable)
lo que no sucede con la sentencia que declara la nulidad de un acto jurídico
nulo que solo tiene esta declaración una función meramente declarativa ya
que como se explico líneas arriba es nulo ipso jure.
3ero. es un absurdo que el art. 2001 del código civil mencione el plazo
prescriptorio de la acción de nulidad (10 años) …¿que pasaría si entre a y b
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celebran un acto jurídico y este por no cumplir con uno de los requisitos de
validez que … establece el 140º del cc es nulo y por tanto “b” (sujeto
perjudicado) no solicita judicialmente la nulidad de ese acto hasta pasados 10
años? acaso se convalida este acto? ¿Tácitamente “b” al no accionar estaría
confirmando tal acto viciado??
el transcurso del tiempo no puede convalidar un acto nulo ni mucho menos el
que de mutuo acuerdo ambas partes decidan cumplirlo, frente a esto ultimo
vale ser categórico puesto que el hecho que se cumpla voluntariamente un
acto nulo no lo convalida por ser inexistente jurídicamente pues se tratara del
cumplimiento de un efecto meramente factico, pero en ningún caso de un
efecto jurídico. por tanto se debería establecer la imprescriptibilidad de la
acción de nulidad.
Ej. el matrimonio gay que para el caso concreto no hay norma que disponga
expresamente que este será nulo, por cuanto dicha prohibición es innecesaria
ya que dicha nulidad, se deduce tácitamente del 234 ccº
Ej. No se puede designar como heredero a un animal por mas querido que
fuese este. normas sobre la legitima.
Es de vital trascendencia los alcances que nos da la nulidad virtual puesto que
sirve como mecanismo de salvaguarda del principio de legalidad para celebrar
actos jurídicos y contratos. por un tema de economía legislativa por asi
llamarlo, ya que no podemos pretender un sin fin de artículos que regulen la
prohibición de celebrar tal o cual acto.
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