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ORACIONES IMPERSONALES
Las oraciones impersonales se caracterizan por no poseer los dos miembros de la estructura sujeto +
predicado, falta en ellas el sujeto. Constan de un único miembro, por eso se las llama también unimembres.
No deben ser confundidas con aquellas otras en las que el sujeto no adopta forma léxica diferenciada pero va
implícito en el morfema de persona del verbo:
El significado de los verbos que sirven de núcleo a estas oraciones tiene relación con los fenómenos de la
naturaleza:
La ausencia de sujeto explícito es consecuencia del propio valor denotativo de estos verbos (llover, lloviznar,
granizar, nevar, tronar, relampaguear, etc.). Sin embargo, en usos figurados, recuperan la posibilidad de
variar en persona gramatical y de adoptar así un sujeto explícito como cualquier otro verbo. En estos casos
hay que analizarlas como personales:
Amanecimos en Valencia.
Algunos verbos, que en otros casos presentan variación personal, pueden quedar inmovilizados en tercera
persona del singular y rechazan cualquier sujeto explícito. Esto ocurre con el verbo haber que, además, sólo es
autónomo en construcciones impersonales con tercera persona del singular. En el presente de indicativo este
verbo adquiere incluso un significante especial: hay.
No hay vergüenza.
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Muchos hablantes cometen un vulgarismo, que se debe evitar, haciendo concordar en plural el verbo cuando
el complemento directo es plural: *Habían muchas personas en la boda, *Habíamos muchos allí.
Es análogo el uso del verbo hacer, que hoy sustituye a haber en las referencias temporales :
Hace frío.
Es muy tarde.
Ya será de noche.
IMPERSONALES REFLEJAS
El hablante puede mostrar, mediante ciertas construcciones con se que carecen de sujeto, su indiferencia
hacia el realizador de la acción. Son siempre oraciones con verbo intransitivo o seguido de complemento
directo con a.
Se espera al Inspector.
Hay que distinguir entre estas impersonales y las pasivas reflejas (o pasivas de se), en las cuales aparece un
sujeto gramatical que concuerda con el verbo y puede transformarse en pasiva perifrástica (con ser):
Algunas veces el verbo en tercera persona del plural no lleva un sujeto real, ni expreso ni omitido, bien por
ignorarse, por no interesar o por no tener importancia; son las llamadas impersonales eventuales u
ocasionales. El contexto determinará si se trata de impersonales o no:
Dicen que va a llover (ni en el contexto ni en la situación hay nadie que lo diga).
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La primera persona del plural y la segunda del singular se pueden utilizar también para expresar
impersonalidad; las construcciones en primera persona del plural se usan mucho en el lenguaje didáctico,
académico y científico; las otras sólo son admisibles desde el punto de vista normativo en registros
coloquiales:
Se construyen con los verbos ser, estar o parecer. Se llaman también copulativas por llevar un verbo cuya
única función es la de servir de enlace (cópula) entre el sujeto y el atributo. El verbo aporta un escaso valor
semántico, pues éste se centra en el atributo. Entre los rasgos distintivos del atributo está el de relacionarse
con el sujeto y presentar, cuando ello es posible, concordancia en género y número:
Tu amiga es antipática.
Otra característica del atributo es la de poder ser conmutado por lo. Esto podría provocar su confusión con el
CD; para distinguirlos basta con recordar que, mientras el CD se conmuta por lo, la, los o las, según su género
y su número, el Atr lo hace siempre por lo, independientemente del género y el número que posea.
Un verbo es copulativo si, inmerso en una estructura oracional, carece de significación y desempeña
simplemente la función de cópula o elemento de enlace entre sujeto y atributo. Según esto, un verbo puede
actuar como copulativo o como predicativo, siendo el contexto el que nos marcará la diferencia:
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− Se encuentra en sus casa / Se encuentran solos
En estas oraciones, los verbos de la primera columna son predicativos, bien transitivos, bien intransitivos. Los
verbos de la segunda columna no son ni predicativos ni copulativos; llevan un complemento que normalmente
es un adjetivo (que concuerda como el atributo con el verbo y el sujeto), responden a la pregunta ¿cómo? igual
que un complemento circunstacial de modo, pero no son plenamente atributos porque no se pueden sustituir
por "lo" (cosa que ocurre siempre con el atributo).
Llamaríamos, por tanto, a estos verbos de la segunda columna seudocopulativos, porque predican algo,
aunque no de forma total. Por tanto, son verbos seudocopulativos, algunos verbos predicativos que pueden
funcionar como cópulas entre un sujeto y un atributo; para ello modifican la significación que poseen cuando
funcionan como verbos predicativos.
Aunque algunos verbos pueden ser copulativos en un momento dado o, mejor dicho, pueden perder su
carácter predicativo pleno en algunos contextos, hay una serie de verbos que siempre suelen ser copulativos,
estos son: ser, estar y parecer. De ellos, los típicamente copulativos son ser y estar. Pero estos verbos pueden
aparecer en tres planos lingüísticos diferentes:
1) Operan como verbos plenos, equiparables a otros de carácter intransitivo, con el significado básico de
existir y suceder o localización respectivamente. En estos casos serían núcleos y no cópulas.
SER:
− Dios es (existe)
ESTAR:
2) El verbo ser funciona, asimismo, como verbo auxiliare en la formación de la voz pasiva.
3) Pertenecen a todo un grupo de verbos cuya función es atribuir algo al sujeto, sirviendo de enlace con otra
palabra.
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VALORES SEMÁNTICOS DE LAS RELACIONES ENTRE EL ATRIBUTO Y LA CÓPULA
Hemos dicho que el verbo copulativo está más o menos vacío de significación; no obstante, el significado
oracional variará dependiendo del tipo de cópula que lleve el predicado nominal, ya que cambia el valor
semántico del atributo:
Las distintas cópulas admiten ciertos atributos, mientras que otros serían semánticamente inapropiados, así:
1) Si la cópula es "ser" el atributo puede ser cualquiera de los que hemos estudiado.
4) "Andar" , como semipredicativo, puede ir sólo con adjetivo, igual que "estar", pero no puede conmutarse
por "lo".
(Otra diferencia entre "estar" y "andar" sería que el primero expresa estados y el segundo una acción más
pasajera o episódica: María está enamorada/ María anda enamorada.)
2) Ciertos adjetivos que indican cualidades accidentales o adquiridas exigen "estar": enfadado, harto,
satisfecho, desnudo, vestido, vacío, lleno...
3) Hay casos en que puede usarse "ser" o "estar" indistintamente. En estos casos el atributo presenta
diferencias de matiz o de significado:
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− ser cómodo / estar cómodo
TRANSITIVAS E INTRANSITIVAS
Las transitivas son aquellas que presentan junto al verbo un complemento (sintagma nominal o equivalente)
sin cuya existencia no está completo semánticamente. Tradicionalmente se denomina a este elemento
complemento u objeto directo, al que reconocemos fácilmente porque se puede conmutar por uno de los
siguientes pronombres personales átonos: lo, la, los, las:
No podemos decir La vieja dio, porque el sentido quedaría incompleto. Se puede conmutar por el pronombre
la (la dio).
Se llaman intransitivas las que no precisan de complemento directo para que el verbo resulte completo
semánticamente:
Sin embargo, hay verbos que suelen aparecer en construcciones transitivas y se les puede llamar transitivos
como contar, decir, dar, tener, poseer, etc.; y otros que suelen construirse sin CD y se les llama intransitivos
(vivir, existir, morir, ir, venir, etc.). De todas formas, hay que tener en cuenta que son las oraciones y no los
verbos las que son transitivas o intransitivas.
REFLEXIVAS
Se caracterizan porque el sujeto es a la vez agente y paciente, es decir, realiza y recibe la acción expresada por
el verbo. El sujeto de estas oraciones siempre es un sustantivo animado y se construyen con los pronombres
reflexivos me, te, se, nos, os, se. Pueden ser directas o indirectas según que el pronombre sea complemento
directo o indirecto:
Hay construcciones pronominales que, aunque tienen forma reflexiva, su significado reflexivo no está tan
claro. En ellas aparece un pronombre reflexivo junto a un verbo transitivo. La función del pronombre es en
estos casos meramente enfática e incluso puede ser suprimido (se le conoce como pronombre ético o de
interés):
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Verónica se comió un kilo de chuletas. / Verónica comió un kilo de chuletas.
También son pseudo−reflexivas las que llevan un pronombre reflexivo junto a un verbo intransitivo: Yo me
marcho a casa. / Yo marcho a casa. Mi padre se salió del cine. / Mi padre salió del cine. En estos casos la
partícula reflexiva acentúa el significado de dinamismo y de voluntariedad del sujeto.
Hay algunos verbos cuya forma es obligatoriamente reflexiva como arrepentirse, jactarse, atreverse,
quejarse, dignarse, fugarse, suicidarse, etc.:
Se jactaba de su éxito.
En estos dos últimos casos estaríamos hablando de verbos pronominales, de los cuales aclaramos ahora lo
siguiente:
Verbos pronominales
Hay verbos que son forzosamente pronominales, que no existen sin la forma pronominal: arrepentirse,
rebelarse, fugarse, quejarse, portarse, atreverse dignarse...
Algunos verbos pueden ser usados con y sin pronombre, aunque la tendencia en el habla es a ser usados con
ellos: morirse, caerse, subirse, bajarse, irse, sentarse...
Otros varían su significado según sean usados con o sin pronombre: acordar /acordarse
poner/ponerse. En estos verbos el pronombre se reduce a un mero morfema del verbo, que en el primer caso
sería imprescindible para el funcionamiento del verbo sin tener valor funcional.
En algunos casos los verbos pronominales pueden formar predicados reflexivos, ya que éstos, en realidad, se
forman con la adición de un pronombre al verbo. En estos casos habrá que fijarse bien en si realmente la
acción del verbo la hace y la recibe la misma persona, para lo cual es importante y básico fijarse en si el verbo
es transitivo o no, puesto que ha de ser transitivo para que forme un predicado reflexivo. Así, en María se
pone el chaleco, el "se" sería C.I. (reflexión indirecta), pero en María se sube al autobús, el "se" no puede ser
ni C.D. ni C.I. puesto que María no se sube a sí misma al autobús (es semánticamente inaceptable). Tampoco
la acción de rebelarse recae sobre el pronombre. En estos casos "se" es un morfema más del verbo y por lo
tanto no realiza ninguna función dentro del predicado.
Sin generalizar, puesto que hay excepciones, podemos decir que los verbos pronominales tienen carácter
intransitivo, convirtiéndose así el "se" en morfema de intransitivización.
RECÍPROCAS
Las oraciones recíprocas se consideran como un caso particular de las reflexivas cuando el sujeto es múltiple
o plural y la acción es intercambiada por cada uno de los componentes del sujeto. Los sujetos son siempre
animados y se construyen con los pronombres nos, os, se. También las hay directas e indirectas:
ACTIVAS Y PASIVAS
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Algunas oraciones transitivas pueden sufrir una transformación por la que el complemento directo pasa a
sujeto paciente y el sujeto se convierte en complemento agente. Además el verbo adopta la forma de perífrasis
pasiva, es decir, auxiliar ser + participio. En este caso se dice que la oración se ha transformado de activa a
pasiva: Los alumnos evacuaron el edificio. ! El edificio fue evacuado por los alumnos. Las dos construcciones
tienen un sentido idéntico pero cambia su estructura sintáctica.
Tipos de pasiva
Aunque la gramática latina establecía dos tipos de pasiva, primera de pasiva (con ablativo agente) y segundas
de pasiva (sin ablativo agente), la gramática española no mantiene esta separación, sino que prefiere
clasificarlas, por su estructura, en pasivas perifrásticas (también denominada pasiva analítica, pasiva de ser
+ participio o simplemente pasiva) y pasivas reflejas (pasivas de se).
En este último caso lo que más interesa destacar es el objeto de la acción (la ley) y por ello se coloca en lugar
preferente y por lo general se omite el agente (diputados). Ésta es la razón por la que hay una tendencia a la
confusión con las impersonales.
Uso limitado
A veces, bien por desconocimiento del agente, bien por voluntad de callarlo, bien por indiferencia, las
circunstancias imponen el uso de la pasiva. Si no es así el español prefiere la construcción activa. En la lengua
hablada actual, la pasiva tiende a desaparecer; se utiliza en su lugar o bien la activa, o bien la pasiva refleja
(también llamada pasiva de se ).
Su uso, por tanto, ha quedado limitado a algunos tipos de textos, todos ellos escritos. Es especialmente
frecuente en los textos científicos y humanísticos, y en los escritos administrativos.
No todos los verbos transitivos en español pueden formar parte de construcciones pasivas en todos los tiempos
de la conjugación, por más que algunas veces en las clases de Lengua se someta el idioma a ejercicios
rebuscados e inútiles. Sin embargo, la explicación de estas restricciones implica la distinción entre verbos
perfectivos e imperfectivos que se escapa a las pretensiones de este curso.
El análisis de este fenómeno, observado por primera vez por Bello, puede consultarse en Samuel Gili Gaya
(1943, § 102), quien, tras una detallada exposición, concluye: Téngase en cuenta que el contexto y las
circunstancias pueden modificar el aspecto de la acción, el del tiempo que empleemos y sus interferencias
recíprocas. Por esto no cabe regla fija que prevea todos los casos que puedan presentarse.
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Las pasivas reflejas son oraciones con significado pasivo y forma activa.
Las oraciones pasivas perifrásticas se utilizan cada vez menos en nuestra lengua, y para la expresión del
contenido pasivo la tendencia más generalizada es la construcción pasiva refleja, poco frecuente en los
comienzos del español. Actualmente predomina tanto en lengua hablada como escrita. Su estructura formal es
la siguiente:
Las pasivas reflejas no suelen llevar complemento agente (CAg) aunque a veces, en textos periodísticos o
administrativos, aparecen con él.
En la evolución de la pasiva perifrástica a la pasiva refleja hay una clara intención de ocultar el agente, y, por
ello, su significado está muy próximo al de las oraciones impersonales. La estructura pasiva refleja se produce
cuando el agente no tiene interés para el hablante:
También se usa la pasiva refleja cuando el hablante no quiere aparecer en la oración y busca esconderse en
una generalización cómoda:
El paquete se recibió.
Se alquilan pisos.
Para reconocer las oraciones pasivas reflejas y distinguirlas de las impersonales, es fundamental observar la
concordancia que se establece entre el núcleo del sujeto y el núcleo del predicado. Cuando aparece el CAg no
hay problema a la hora de clasificar estas oraciones. Obsérvese la concordancia en los siguientes ejemplos:
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Se vende esta casa.
Sin embargo, es frecuente que nos encontremos en los letreros y en los medios de comunicación la expresión
no normativa:
En estos casos, cuando el SN se refiere a cosas no hay ninguna dificultad, pero si se trata de personas nace la
ambigüedad:
En el tercer ejemplo caben tres interpretaciones: 1 Los profesores se alaban a sí mismos. 2 Los profesores se
alaban unos a otros.3 Alguien alaba a los profesores.
Con el fin de evitar ese problema, el idioma fue extendiendo la práctica de poner el verbo en singular y al
elemento que era sujeto anteponerle una preposición a para convertirlo en complemento directo:
De esta manera se resuelve la posible ambigüedad y las oraciones quedan convertidas en activas de sujeto
indeterminado (impersonales) y un complemento directo de persona con la preposición a.
Este tipo de construcciones tiende a generalizarse, incluso con complementos de cosa. Sin embargo, en estos
casos no hay posible vacilación ni confusión con oraciones reflexivas o recíprocas: en el ejemplo Se vendieron
tierras, nadie puede pensar que las tierras se vendieran a sí mismas, ni que se vendieran unas tierras a otras.
La vacilación entre Se venden manzanas y *se vende manzanas, tan discutida por los gramáticos depende de
que prevalezca la idea de que las manzanas son vendidas y por tanto con el elemento nominal concertando con
el verbo, o bien que se considere que hay un sujeto indeterminado (impersonal activa).
La tradicional es la construcción pasiva y la que predomina en la lengua literaria, aunque la activa se abre
camino muy fácilmente en la lengua hablada. la Academia en su Esbozo recomienda tímidamente la
construcción pasiva: hoy por hoy parece recomendable atenerse al uso culto, literario y más generalizado...
En singular, algunos plantean que existe la duda entre la construcción pasiva y la impersonal, pero en plural
hay que afirmar rotundamente que son pasivas reflejas:
A la hora de analizarlas sintácticamente, sobre todo cuando el sujeto de la pasiva refleja es toda una
proposición, una gran mayoría de alumnos comete el error de considerar la proposición subordinada como
complemento directo y la oración como impersonal. Pero no cabe duda de que la proposición subordinada es
sujeto si realizamos los pasos de conmutación adecuados:
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Se comentan esas cosas. ð Sujeto en plural, verbo en plural.
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