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FORMA DE ASOCIACIÓN
Introducción
Vivimos en un país con una escasa cultura política (la distribución particular de
patrones de orientación sicológica hacia un conjunto específico de objetos sociales los
propiamente políticos entre los miembros de dicha nación1) debido, claro está, a
diversos factores como falta de programas de educación y capacitación política, a la
falta de información, a la desilusión de la ciudadanía de nuestro país (esto a su vez
provocado por la falta de trabajo y compromiso de la clase política y sus partidos); sin
embargo, desde esta perspectiva, partiremos del punto de que el limitado nivel
económico y la baja productividad de la sociedad mexicana, lo cual repercute
directamente en los satisfactores materiales, es la principal causa de nuestra insuficiente
cultura política.
Ahora bien ¿qué tiene que ver la cultura política con la asociación política? Casi
todo, pues la cultura política supone, además de la noción de ciudadanía, la
competencia y eficacia cívica, la legalidad, la pluralidad, etc., supone, también, la
asociación y participación política. La cultura política considera que el ciudadano
también quiere organizarse en defensa de sus derechos, para ser escuchado por el
gobierno y, en fin, para influir en los rumbos y direcciones de la vida política en el
sentido más amplio.
De ahí que una premisa básica de los valores y actitudes democráticas sea la
participación voluntaria de los miembros de una población. La participación incrementa
el potencial democrático de una nación justamente porque aumenta el compromiso
1
PESCHARD, Jacqueline. La cultura política democrática. Cuadernos de divulgación de la
cultura democrática. Número 2. México: IFE. Pág. 10.
ciudadano con valores democráticos tales como la idea de una sociedad atenta y
vigilante de los actos del gobierno e interesada en hacerse oír por éste”2.
Ahora bien, ¿Qué es una Agrupación Política Nacional (APN) y para qué
sirven?
2
Ibíd. pp. 26-27.
3
Cofipe. Texto vigente. Nuevo Código publicado en el Diario Oficial de la Federación el 14 de enero de
2008. Capítulo segundo. De las agrupaciones políticas nacionales. Artículo 33. p. 15.
Los requisitos para obtener el registro como APN son4:
Historia de la legislación
4
Ibíd. Artículo 35.
2.- Establecer un órgano directivo de carácter nacional y tener delegaciones en
cuando menos 10 entidades federativas.
3.- Comprobar haber efectuado actividades políticas continuas durante, cuando
menos, los dos años anteriores a la fecha de solicitud de registro.
4.- Sostener una ideología política definida y encargarse de difundirla.
5.- Tener denominación propia exenta de alusiones religiosas o sociales que le
distingan de cualquier partido político o de alguna otra asociación política.
6.- Haber aprobado los lineamientos ideológicos que la caracterizan y las normas
que rijan su vida interna.
5
PATIÑO Camarena, Javier. Nuevo Derecho Electoral Mexicano. México: UNAM, 1999. p. 401.
Con la reforma de 1996, se determinó regular otra vez las agrupaciones políticas
nacional, cuyos antecedentes son las asociaciones políticas reguladas en el código
electoral de 1977 y 1987.
En su artículo 33 del COFIPE, vigente hasta 2003, las APN podían solicitar su
registro ante el IFE, cumpliendo los siguientes requisitos:
Las APN gozaron de financiamiento aplicado según lo dispuesto en los artículos 38,
49-A y 49-B; así como lo establecido en los párrafos 2 y 3 del artículo 49 del Cofipe.
Gozaron del régimen fiscal previsto para los partidos en los artículos 50, 51 y 52 del
Cofipe. Disfrutaron de financiamiento público para apoyo de sus actividades editoriales,
de educación y capacitación política, para investigación socioeconómica y política.
A cambio de esto, las APN debían acreditar los gastos, entregando a más tardar en
el mes de diciembre de cada año, los comprobantes de los mismos. Además, entregar a
la Comisión de Fiscalización de los Recursos de los Partidos y Agrupaciones Políticas
(comisión integrada por Consejeros Electorales del IFE) un informe del ejercicio
anterior sobre el origen y destino de los recursos que reciban por cualquier modalidad.
El registro de las APN fue de la siguiente forma: 12 para 1997, las mismas para 1998 y
44 para 1999.
Con vistas al proceso electoral federal del año 2000, el Consejo General del IFE, en
sesión extraordinaria del 9 de abril de 1999, aprobó el registro de 32 nuevas APN.
Se le pusieron más y más trabas, de tal forma que la reforma electoral que entró en
vigor el 15 de enero de 2008, suprimió la exclusividad de las agrupaciones políticas
para convertirse en partidos, ahora “toda organización de ciudadanos puede constituirse
en partido político nacional”, además de quitarles completamente el financiamiento
público.
Esto dio como resultado que, hasta 2011, 69 APN se dieron de baja: ocho por
disolución (al no contar con financiamiento les fue imposible seguir trabajando), seis
por obtener el registro como partido políticos, 11 por aplicación de Procedimiento
sancionatorio, dos por omisiones en el cumplimiento de los requisitos necesarios y 42
por irregularidades encontradas en la revisión de informes de ingresos y gastos, es
decir, por desvío de recursos. Esto demuestra que el IFE tiene los mecanismos para
evitar la corrupción dentro de las APN, como la fiscalización, las sanciones, multas y el
retiro de registro de las agrupaciones políticas.
Año 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2011
Decisión tramposa
Algunos argumentan que se les quitó el financiamiento, porque casi todas las
APN eran de los partidos, sobre todo del PRI, y sólo las usaban para robar. El error
consiste, precisamente, en que se mete en costal de los ladrones a todas las APN, lo cual
resulta falso.
Esto aunado a que las APN dejan de ser el paso previo para la creación de
nuevos partidos, de tal forma que los partidos políticos actuales le niegan o por lo
menos dificultan la asociación política a los ciudadanos con menores ingresos, pues si
alguna posibilidad tenía de asociarse, de participar en otra opción diferente a la de los
partidos políticos, era con el financiamiento público.
6
Cofipe. Texto vigente. Nuevo Código publicado en el Diario Oficial de la Federación el 14 de enero de
2008. Capítulo segundo. De las agrupaciones políticas nacionales. Artículo 33. p. 15.
riqueza que el siguiente 10% y 21 veces más que los más pobres. En promedio, los
hogares más ricos ganan 44 mil pesos (2008). Si de un diputado local para arriba o los
altos directivos de grandes empresa ganan mínimo el doble, estamos hablando de que la
élite dentro de la élite es quien toma las decisiones en México. Tal vez no llega ni al 1%
de la población pero decide sobre qué es digno, justo o adecuado para el 99% restante,
sin tener ni la más perra idea de lo que significa ser pobre”7.
Los partidos actuales, a través de sus miembros que hacen las leyes, parten de la
premisa, no demostrada, de que con los partidos existentes, ya están representadas todas
las fuerzas políticas existentes en el país, incluso dicen que si la ciudadanía tiene
interés, “que se integren a partidos establecidos”, pues tenemos hasta siete partidos para
“escoger”.
Éste también escribe que “los partidos modernos, de acuerdo con algunas leyes
de partidos o electorales, siguen teniendo la obligación de promover los valores
democráticos, el respeto de los derechos humanos, la práctica de la tolerancia y el
derecho al disenso, así como también la de capacitar a sus miembros en los principios
ideológicos del partido y difundir éstos entre los ciudadanos. Los partidos modernos,
para realizar tales tareas, suelen contar con medios de difusión, publicaciones, escuelas
7
LOBATÓN Viesca, Carlos. “El mundo lo mueven los pobres que tienen hambre, no los ricos que ya
comieron”. Consultado en línea, disponible en: http://www.milenio.com/node/689341 Consultado el 11 de
mayo de 2011.
8
CÁRDENAS Gracia, Jaime. Partidos políticos y democracia. Cuadernos de divulgación de la cultura
democrática. Número 8. México:IFE. Pág. 25.
de cuadros y, en general, centros de transmisión de sus ideas, no sólo a sus militantes,
sino a todos los ciudadanos”9.
Pero lo que realmente sucede es que los partidos políticos hibernan, es decir,
entran en grandes periodos de letargo mientras no hay elecciones. Siendo que son
entidades o nodos de interés público. Durante mucho tiempo parecen no existir ni
dedicarse a atender ninguno de los problemas de la ciudadanía que aparecen en sus
programas y sólo existen a través de las acciones que llevan a cabo sus miembros en los
órganos legislativos y gobiernos. El hecho de que sólo trabajen en periodos electorales,
contradice flagrantemente su esencia y los convierte, de entidades de interés público en
entidades de interés de mafias de corrupción dentro de los partidos.
Con respecto a la llamada crisis de los partidos, Jaime Cárdenas escribe que
“gran parte tiene que ver con la actual debilidad de su función socializadora, pues ello
se interpreta como una incapacidad para vincularse con las aspiraciones y los intereses
de la sociedad”10.
No velan pues, por los intereses de la ciudadanía, sólo defienden los intereses
propios, individuales, egoístas, lo cual los conduce a corromperse, cosa que parte de la
ciudadanía se da cuenta y por eso les da la espalda cada vez que van a pedirle el voto,
aunque nunca sobran los que reinciden en creerle a los políticos.
9
Ibíd. Pág. 26.
10
Ibíd. Pág. 27.
Para esto, se han hecho “ajustes” para hacer menos oneroso el costo de la
“democracia mexicana”. Sin embargo, las cifras publicadas11 por el propio IFE indican
que muy poco o nada se logró en este sentido. Por el contrario, comparando los datos
del financiamiento aprobado para los partidos políticos de los años 2006 y 2009,
tenemos que el rubro de actividades ordinarias permanentes registra un incremento de
32%; el de actividades específicas, se incrementa en 107 %, y el financiamiento para los
gastos de campaña -que estuvo muy lejos de reducirse en 70% a través de la reforma
electoral como lo prometió el Poder Legislativo-, registra una disminución de sólo el
28%, aunque ahora se agrega el gasto de las precampañas, cifra que queda un tanto
oculta entre la enorme cantidad total del financiamiento. Baste decir que el
financiamiento de este año es de 3 mil 274 millones12, exorbitante.
Solución:
Pues bien, precisamente cuando el país atraviesa por una severa crisis que ya dura
mucho tiempo, cuando, gracias al modelo económico, la brecha entre ricos y pobres es
más ancha que nunca, la élite gobernante, particularmente, su representación en el
Senado de la República se afana por encontrar la forma de reelegirse aunque sea por
uno o dos períodos; y para hacerla “pasar” lanza por delante algunas “iniciativas”
distractoras mediante las publicitadas “candidaturas ciudadanas”.
Por eso resulta que las candidaturas ciudadanas son un engaño, pues el candidato
ciudadano no tiene el respaldo de la estructura permanente sostenida con dinero público
(lo que llaman financiamiento de actividades regulares) que tiene el candidato de
11
Disponible en:
http://www.ife.org.mx/portal/site/ifev2/Acuerdos_del_Consejo_sobre_financiamiento/ consultada el
11 de mayo de 2011.
12
Disponible en: http://www.ife.org.mx/docs/IFE-v2/DS/DS-CG/DS-SesionesCG/CG-
acuerdos/2011/enero/CGor201101-18/CGo180111ap10.pdf Consultada el 11 de mayo de 2011.
partido; no tiene la publicidad permanentemente pagada con recursos del erario que
respalda a un candidato de partido; tendrá, si bien le va, algún recurso para los dos
meses de campaña (¿parecido al que gastan los candidatos mejor financiados?). Todo
esto constituye una barrera infranqueable para el simple ciudadano no asociado, es,
pues, demagogia de legisladores, lo cual no quiere decir que no se pueda, sólo que
resultará casi imposible para el ciudadano de a huarache.
Es decir, apoyo la reforma a las leyes, pero no que nos vendan la idea de
“democracia”, cuando la clase política no legisla ni lo más mínimo para generar real
asociación y participación política.
Por lo anterior, considero que si los diputados federales tienen buen ánimo de
levantar nuestra “incipiente democracia”, deberían integrar en el debate de la Reforma
Política, en lo referente a “Sistema de partidos”, la vindicación de las APN como forma
para incentivar la participación política, es decir, en primer lugar regresar el
financiamiento público y, en segundo lugar, devolver el derecho a convertirse en un
partido político que represente los intereses de los ciudadanos.
Ahora habrá que preguntarse ¿en dónde queda la labor de los partidos? ¿En qué
se gastan el dinero los partidos si no cumplen con su razón de ser? ¿En dónde queda la
función de todo el aparato democrático? ¿Y el IFE como un motivador más de la
cultura democrática y, por ende, de la asociación política?
Referencias:
http://www.milenio.com/node/689341
http://www.ife.org.mx/portal/site/ifev2/Acuerdos_del_Consejo_sobre_financiamiento/
http://www.ife.org.mx/docs/IFE-v2/DS/DS-CG/DS-SesionesCG/CG-
acuerdos/2011/enero/CGor201101-18/CGo180111ap10.pdf