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Conservar los bosques: una prioridad

Rafael Hipólito Ávila Aviléz

Los bosques constituyen un recurso natural muy importante para la vida de la tierra en
sus distintas formas. De ellos dependen la producción del agua, factor indispensable de
la existencia de vida; los suelos, que permiten la vegetación y la producción de
alimentos; y el oxígeno, que pone en marcha el metabolismo de los animales y de los
seres humanos.

A los bosques, con toda razón, se les ha denominado el "pulmón vegetal de la


humanidad", por su papel regulador de las condiciones ambientales, que permiten
mantener el equilibrio ecológico, las condiciones climáticas y la fertilidad de los suelos;
al mismo tiempo que previenen inundaciones, evita la erosión de los suelos y protegen
de fenómenos naturales, como tempestades, ciclones y huracanes. De ahí la importancia
de su conservación para mantener la armonía natural dentro de los países y en forma
general en el globo terráqueo.

La conservación de los bosques no debe entenderse como prohibición para su


explotación, al contrario, la conservación implica control y reglamentación de la
actividad humana para el uso racional de los recursos naturales en beneficio de las
generaciones presentes, sin afectar el disfrute de esos recursos por parte de las
generaciones futuras.
Si los recursos que se extraen de la naturaleza no guardan relación con lo que ella
puede dar en cuanto a bosques, agua, suelos y aire, se estará alterando el equilibrio
ecológico, con consecuencias fatales para la conservación de las especies.

El mundo requiere para su desarrollo la utilización de los recursos naturales, pero si no


se hace en forma racional, la humanidad entera será víctima de su propia irracionalidad
y la tierra se irá volviendo cada vez más inhabitable, tanto para los seres humanos como
para los animales, poniendo en peligro de extinción a las especies. Algunas especies
animales ya han desaparecido y otras se encuentran en proceso de desaparición, como es
el caso de los grandes simios: chimpancés, gorilas y orangutanes, cuya población en
los últimos años ha descendido en forma por demás alarmante.

En cuanto a los seres humanos, la humanidad enfrenta problemas muy serios como el
hambre y la pobreza, la contaminación ambiental, la disminución de la capa de ozono,
la lluvia ácida, el efecto invernadero y los desequilibrios climáticos y ambientales, entre
cuyas causas naturales se encuentra la destrucción acelerada e irracional de la masa
boscosa existente en el planeta.
Es natural que la solución de estos graves problemas pase por la protección y
conservación de los bosques y la vegetación ante el crecimiento constante de la
población y los avances tecnológicos en la industria; la conservación de las aguas,
evitando los incendios forestales, las talas y quemas frecuentes de la vegetación, la
contaminación de los cursos de agua y reforestando las zonas montañosas desprovistas
de vegetación.

Los bosques constituyen el pulmón de la naturaleza que no sólo contribuye al


mantenimiento de las condiciones vitales de la humanidad, sino que contribuyen
eficazmente a la purificación del aire que respiramos.

Por todo ello, la protección y conservación de los bosques debe ser una prioridad
mundial. Prioridad que debe ser puesta de manifiesto con la interacción de todos los
países, que conforman las principales organizaciones internacionales para la búsqueda
de la paz mundial. La República Bolivariana de Venezuela debe ser un ejemplo
conservacionista. Tomemos conciencia y actuemos: compatriotas. (Recurso de apoyo:
Cátedra de educación ambiental de la UPEL)

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