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ESTUDIOS E INVESTIGACIONES
Ministra de Justicia
Este gran objetivo lo hemos acometido con gran decisión y con visión
estratégica de Estado, por cuanto, dada su magnitud, su concreción supera un período
gubernamental y, por lo tanto, hay tareas que hemos ejecutado, otras que llevaremos
adelante hasta el término de nuestra gestión y otras que dejaremos iniciadas o
propuestas y que son ineludibles.
A los precedentes desafíos han de sumarse todavía otros que dicen relación con
aspectos substantivos del sistema y respecto de los cuales se han desarrollado
estudios, previendo cambios en el futuro. Entre ellos podemos mencionar la Reforma
de la Justicia Constitucional; la Reforma de la Legislación Sustantiva Civil y Comercial;
la Reforma al Código Penal; la codificación de la Justicia de Familia; la mejora general
en la Legislación Infanto Juvenil, y la Reforma a los Procedimientos Civil y Laboral.
Fortalecer las garantías en el ámbito del proceso penal es, así, una tarea que
entendemos exigida indirectamente por los principios en materia de derechos
fundamentales.
En la medida que el Sistema Penal en sus diversas fases pone frente a frente al
individuo y al Estado, configura una situación que es de las más delicadas que ha de
afrontar el sistema político, puesto que allí se juegan todas las promesas del Estado
Moderno: el Estado, por una parte, ha de prestar protección, pero, por otra, y a la vez,
ha de hacerlo sin transgredir los límites que le confieren legitimidad. Protección de la
víctima y restablecimiento de la paz social, sin transformar al victimario en víctima del
Estado, es el delicado equilibrio a obtener mediante el Sistema Penal. Alcanzarlo
significa, en buenas cuentas, llevar a término los ideales inconclusos del Estado
Constitucional y Democrático que, por vez primera y de un modo ciertamente
imperfecto y aún incompleto, se procuró instalar por vez primera en nuestros países, y
en Chile en particular, en la primera mitad del siglo XIX. No debemos ver, por eso, en
los actuales movimientos de reforma en la región latino americana, un proceso que
solo interese a los juristas; la reforma constituye, desde que se fundaron las
Repúblicas en nuestros países, el intento más profundo de transformar al Estado.
El hecho de que a los Jueces se les reserve las funciones de tutelar los valores
fundamentales del ordenamiento, los derechos subjetivos públicos de las personas y
juzgar con imparcialidad y en justicia los conflictos que ante él comparecen, luego de
un debate abierto entre sujetos provistos de igualdad de instrumentos -qué duda
cabe-, es un cambio mayor.
Por todo ello es que, junto con el desarrollo de las iniciativas legislativas,
estamos en una fase de trabajo de coordinación interinstitucional,en el que queremos
incorporar a todos los sectores de la comunidad jurídica, de modo de avanzar a la
etapa de transición y de implementación sin contratiempos.
Sobre el particular debemos reconocer que los avances logrados en estos años
se deben a un creciente consenso, que ha sumado el compromiso fundamental de
Senadores y Diputados, de todos los sectores, que han ido aprobando casi en forma
unánime las iniciativas legales; el aporte extraordinario del Poder Judicial, del que
hemos recibido importantes aportes para el perfeccionamiento de los cuerpos jurídicos
y apoyo para la concreción de la reforma, y de distintos sectores de la comunidad
jurídica, resaltando el trabajo de la Corporación de Promoción Universitaria, de la
Fundación Paz Ciudadana y de distintas universidades.