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DECÁLOGO PARA CRECER EN LA PAZ

1.- Eres alguien muy importante. Quiérete.

2.- Valora a tus amigos. Les dará seguridad.

3.- Descubre todo lo que te une a los demás por encima de lo que te separa.

4.- Respeta las opiniones. Así contribuirás al diálogo.

5.- Aprende a escuchar, comprenderás mejor a los demás.

6.- Esfuérzate por terminar bien tus tareas. Disfrutarás con el resultado.

7.- Cumple con tus responsabilidades, los demás lo necesitan.

8.- Trabaja en grupo. Nadie sabe más que todos juntos.

9.- Comparte tus cosas con los demás. Te hará muy feliz.

10.- Pon paz dentro de ti, de esta forma estarás poniendo también paz a tu
alrededor.

LAS PALABRAS DE GHANDI

El camino de la paz es el camino de la verdad. La verdad es incluso más


importante que la paz. Sin duda la mentira es la madre de la violencia. Un
hombre de verdad no puede ser violento durante mucho tiempo. Él se dará
cuenta a lo largo de su búsqueda que no tiene la necesidad de ser violento y,
más tarde, descubrirá que mientras haya la más mínima traza de violencia en
él, fracasará en encontrar la verdad que busca.
No hay camino intermedio entre la verdad y la no violencia por un lado y
la mentira y la violencia por el otro. Puede que nunca seamos lo
suficientemente fuertes para ser totalmente no violentos en el pensamiento,
palabra y acción. Pero debemos mantener la no violencia como nuestra meta y
realizar firmes progresos hacia ella. El logro de la libertad, ya sea para un
hombre, una nación o el mundo debe ser exactamente proporcional a la
contribución a la no violencia por cada uno. Por lo tanto, dejad a aquellos que
creen en la no violencia como el único método para obtener la verdadera
libertad, que mantengan la llama de la no violencia brillando luminosa en el
medio de la oscuridad impenetrable. La verdad de unos pocos contará, la
mentira de millones se desvanecerá como una brizna ante un soplo de viento.

“NO HAY CAMINOS PARA LA PAZ, LA PAZ ES EL CAMINO”


FELICES LOS QUE CONSTRUYEN LA PAZ

¿Qué esperan conseguir los pueblos


que se abastecen de armas nucleares?
¿Por qué hacen planes sin sentido
pensando que la paz es el resultado
del equilibrio en el poder de la destrucción?
¡Insensatos!
Os tenéis miedo unos a otros
y aguardáis el momento de descuido
para echaros encima del hermano.
Y gritáis: "No tenemos más fuerza que aquella
que nos viene de nuestros carros de combate,
de nuestros cazas supersónicos
y nuestras bombas de neutrones.
¡No tenemos más fuerza
que aquella que destruye para siempre!"
El Señor oye tales bravuconadas y se ríe;
y, con la verdad de su boca,
pone en evidencia la mentira del poder violento.
"Mirad -dice el Señor de la Vida-,
yo pongo en medio de los pueblos a mi Hijo,
el que no usa más violencia que la del amor,
ni desata más guerra
que la necesaria para vencerse uno a sí mismo.
A éste le daré la herencia del Mundo Nuevo;
a éste le abriré los tesoros
de la paz que florece entre cantos y abrazos,
entre abundante cosecha de esperanza
y fiestas de fraternidad universal;
¡y no entre ruinas y llantos
por la victoria del más fuerte!".
Aprended, las potencias nucleares esta lección:
La tierra no será de los que fabrican y venden artefactos de muerte.
La alegría de vivir no puede descansar sobre la desconfianza,
la competencia y el miedo de unos pueblos a otros;
¡y menos sobre la amenaza, siempre pendiente,
de una guerra nuclear!
¡Felices los que construyen la paz con la justicia
y la justicia con el amor! (Salmo 2)

LÓPEZ BAEZA
MENSAJE DE JUAN PANADERO AL CONGRESO MUNDIAL POR LA PAZ
(Fragmento)

Aquí estoy. Aquí ya estamos. Paz en todos los hogares.


No tenemos cara. Somos Paz en la tierra, en los cielos,
el planeta que habitamos. bajo el mar, sobre los mares.
Venid. No tenemos nombre. Paz en la albura extendida
Aunque todos respondamos del mantel, paz en la mesa
a una misma luz: el hombre. (...) sin ceño de la comida.
Matadnos. Nos mataréis. En las aves, en las flores,
Pero es más fuerte la vida en los peces, en los surcos
que la muerte que ofrecéis. abiertos de las labores.
Y al fin correréis la suerte Paz en la aurora, en el sueño.
de los que matando llegan Paz en la pasión del grande
a darle a su vida muerte. (...) y en la ilusión del pequeño.
¿Queréis la guerra? No iremos. Paz sin fin, paz verdadera.
Con la paz entre las manos Paz que al alba se levante
por arma, os enterraremos y a la noche no se muera.
¡Paz al mundo! Corazones ¡Paz, paz, paz! Paz luminosa.
arrebatados y unidos Una vida de armonía
de millones y millones. sobre una tierra dichosa.
Paz para toda la gente. Lo grita Juan Panadero.
Se abran y cierren los ojos Juan en paz, un Juan sin guerra,
del día tranquilamente. un hombre del mundo entero.

RAFAEL ALBERTI

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