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La Dialéctica: Karl Marx y Friedrich Hegel

DIALÉCTICA
EN MARX ESTE TÉRMINO DESIGNA TANTO EL PECULIAR PROCESO CON EL QUE SE DESENVUELVE LA SOCIEDAD A LO
LARGO DE SU PROPIA HISTORIA COMO EL MODO EN QUE SE DEBE PENSAR PARA CAPTAR ADECUADAMENTE DICHO
PROCESO.

Etimológicamente significa “arte de conversar”: de “día”, reciprocidad, intercambio, y


“logos”, palabra, discurso. Este concepto no es una invención de Marx, ni siquiera de Hegel,
pues ya la encontramos en la filosofía griega aunque con un sentido muy distinto. En el mundo
griego la dialéctica era el arte de discutir y se oponía a la “retórica” o arte que enseñaba a
hablar bien ante un auditorio. En este primer momento la dialéctica se situaba en el nivel del
discurso: por ejemplo, Sócrates practicaba el arte de la dialéctica (el diálogo) con sus discípulos
para ayudarles a alcanzar las esencias de las cosas; en Platón se identifica con la filosofía
misma, y es el método para el conocimiento de las Ideas y el descubrimiento de la Idea de Bien
como fundamento de la totalidad de la realidad. La filosofía posterior utilizó esta palabra para
designar las enseñanzas dirigidas al aprendizaje de la discusión, y en algunos casos se la
identificó con la lógica. En Kant también se sitúa en el nivel del discurso, aunque para referirse
propiamente a aquellas argumentaciones que parecían ser verdaderas sin serlo realmente. Con
Hegel el concepto “dialéctica” adquiere un significado más rico e importante. La dialéctica
sigue siendo un peculiar movimiento de la razón, pero, dado que la realidad es racional,
también un peculiar modo de desenvolverse la realidad. Hegel considera que la Idea o Dios se
realiza en el mundo finito (crea el mundo finito) a partir de su propio ser, y se niega a sí misma
y a su infinitud transformándose en Naturaleza, la cual a su vez se negará de nuevo dando
lugar a una realidad superior que incluye en su seno las dos anteriores y dando lugar al mundo
del Espíritu. A su vez, el Espíritu se desenvuelve en procesos dialécticos hasta culminar en el
Espíritu Absoluto y en la autoconciencia del Espíritu Absoluto mediante la propia filosofía. Marx
toma el concepto de dialéctica de Hegel pero elimina toda la interpretación religiosa o
teológica, considerando que el movimiento descrito por la dialéctica tiene como sujeto el
mundo de la naturaleza y de la historia, el mundo finito.

Podemos caracterizar la dialéctica como la teoría que acepta:


1) El cambio: a diferencia de otros modos de entender las cosas que identifican el ser con lo
permanente, la concepción dialéctica concibe al movimiento como una de las categorías
fundamentales del ser, la realidad está sometida al devenir y la historia, por lo que quien no
sea capaz de captar un objeto en términos de su construcción histórica, de su formarse a
través del tiempo, no comprenderá bien dicho objeto.
2) La contradicción: el cambio tiene su origen en la existencia de contradicciones en el seno
mismo de las cosas; la realidad es el ámbito en donde se da el conflicto, el enfrentamiento, y
ello tanto en la Naturaleza como en el mundo humano o historia propiamente dicha. Esta idea,
traducida en términos de teoría política, implica comprender cómo las distintas construcciones
sociales son consecuencia del conflicto entre clases sociales antagónicas.
3) Racionalidad del cambio: el cambio no es un movimiento caótico, desordenado, sino que
sigue una ley, una racionalidad; hay un orden racional en el desenvolvimiento de la realidad. El
esquema más abstracto de todo cambio es el de tesis, antítesis y síntesis:
• tesis: o momento de afirmación de una realidad;
• antítesis: o momento de negación de la realidad anterior;
• síntesis: o momento de integración de las dos realidades contradictorias anteriores;
esta síntesis es, a su vez, una tesis nueva que da lugar a otra antítesis, la cual da lugar
a una síntesis nueva, etc.
(Los términos “tesis”, “antítesis”, síntesis” se encuentran más en la filosofía hegeliana y el
idealismo alemán que en los textos de Marx y Engels, quienes prefieren los términos
“afirmación, negación y negación de la negación”).
4) Interpretación no fragmentaria de la realidad: las cosas son lo que son en la medida
en que forman parte de todos más amplios, en la medida en que participan de relaciones con
el todo; cada objeto real es un caso particular o momento del todo. Hegel describe este rasgo
indicando que “lo verdadero es el todo”. Esta idea se refleja en la primacía que el marxismo da
a la sociedad y al Estado sobre el individuo, en la comprensión del individuo a partir de sus
relaciones sociales.

Pero de todas las características citadas, la más importante es la de la contradicción: para


la dialéctica la contradicción, el enfrentamiento entre opuestos, es una dimensión fundamental
de la realidad. En este punto, tanto Hegel como Marx reconocerán un antecedente en la idea
heracliteana de la “guerra”, es decir, la oposición de los contrarios, como “el padre de todas las
cosas”, la esencia íntima del ser.

Las diferencias fundamentales entre la concepción de la dialéctica marxiana y la hegeliana


son las siguientes:
• para Hegel el sujeto de la dialéctica es la Idea o Dios, para Marx el mundo finito, la
Naturaleza, y el mundo humano;
• para Hegel el momento de la negación de la negación (la síntesis) incluye en su
interior los momentos anteriores (la tesis y la antítesis), para Marx la negación de la
negación no lleva necesariamente a ello; Marx señala más bien el momento de
contradicción, de enfrentamiento entre elementos opuestos, y su capacidad para
promover el cambio. La prueba de que este momento de síntesis no recoge los
términos antitéticos es que en la sociedad comunista las clases sociales desaparecen,
no se mantiene en su seno ninguna de las clases antagónicas.

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