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Sajiro Roca Duany

De conatos y microcaos

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Poemas caóticos

I
Padre Caos
Te reflejas en la sima de tus criaturas
Habitas en la cabeza del hombre
La Noche es tu sigilo, tu pesadilla en reposo
El Mar borrascoso es tu imagen
Acoderas junto a los que piensan mucho en la vida
Envuelves con trombas a tus hijos
Tú eres el primer principio, la causa última
De ti venimos y a ti volveremos
Nos han engañado llamándonos microcosmos
Somos microcaos
Somos vórtices andantes
Somos ríos enajenados
Tus hijos predilectos son los desesperados,
los suicidas, los desgraciados
Amas al que resiste, al que grita al Cielo baldío
Amas al que ama dándose cabezazos en las paredes
Amas al que se abandona a sus pasiones
Padre Caos
De ti venimos y a ti, gritando, volveremos

II
Golondrinas alienantes revuelan y trisan alrededor de las cúpulas
El atardecer sosiega mi corazón revejido
Los mirlos cantan, como tristes corazones negros
Adviene una Nostalgia extraviada
Tal vez saudade ingénita del Paraíso perdido
Aunque el Paraíso perdido ya no exista
Aunque nunca haya existido
Oh dioses, estoy perdido
Estoy como un héroe de tragedia griega, entregado

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a mi Destino
Me apesga mi albedrío
Me conmueven los pechos nacientes de las niñas
Y me aflige este ser sin causa que tal vez soy
Ahora mismo me masturbaría
Tejería los únicos éxtasis-eyaculaciones- que conozco
Remendaría mi Esperanza
Y luego la partiría en mil pedazos
Me preguntaría quién soy
Para quedarme callado un largo rato
La vida es inhallable en la vida

III
Mr Hyde, hoy saldrás de tu morada
Harás que yo sea por fin yo
Odiarás bajo el Cielo estrellado
Matarás al pie del claro de Luna
Serás el malo, el verdadero
Le darás consuelo al que yo creo ser
Encarnarás toda mi maldad para que yo,
Henry Jekyll,
pueda vivir sin Remordimiento.

TRES POEMAS

I
En el cuarto umbrío
reposa el ahíto de ser
pleno atormentado
por los claros de Luna
en los que nació la Tristeza
la Tristeza que engendra la Belleza
los árboles sin actos
el Verano creciendo allá afuera
el Silencio que sucede al grito más agónico
o a la vida más frenética
Delirio de Segismundo
que sueña que la vida es sueño

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Sueño en el cuarto umbrío
duermo acunado por aves depresivas
pierdo mis días
mi sueño
mi vida
aislado del robusto Verano
en el cuarto umbrío

II
Líbrate de la Esperanza
Echa a los buitres que devoran tus entrañas
Rebélate contra Prometeo
Odia al titán por habernos dado ese don, esa espina
Olvida lo que esperas frente al Mar
Huye de tu tenaz espera
Más sufre el que más espera
Tiéndete en el río
Quédate quieto en la piedra que fluye
Agota la expectación insegura que hay en ti
Contempla el final eterno del Crepúsculo
Líbrate de la Esperanza

III
Cuatro putas hicieron llorar a Odiseo
por ser tan lúbricas con él
por hacerlo olvidar a Penélope
por dejarlo sin ganas de bogar
Oh Circe Oh Calipso
Y no olvidemos a las Sirenas
que enajenan con su canto
Su harmonía flotaba sobre olas encrespadas
Noches salaces junto al Mar
Bacantes inhalando cocaína entre las peñas
Navegantes perdidos fumando marihuana en la proa del bajel encallado
Odiseo follando sin acordarse de Telémaco, ni de su palacio, ni de sus bienes
Odiseo olvidado del regreso a casa
Y las cuatro putas que le dieron gozo y dolor
Los leprosos gimen en la isla, en medio de la Noche oscura

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Los navegantes beben, su embriaguez es una ola que estalla
Al día siguiente, al Alba, Odiseo seguía llorando en la orilla

Poemas de un microcaos recién nacido

I
Despierto a una nueva vigilia
A un nuevo sueño
Con el cansancio de existir a cuestas
Con mi quimera, además, sobre los hombros
Con mis sueños sin rumbo
Igual que el viento extraviado en el camino polvoriento
Igual que la ola extática, impávida ante los rompientes
Igual que cualquier hombre, que cualquier loco trashumante
Transito por el Gran Teatro del Mundo
Intentando comprender mi papel
Naturalmente cansado
Esencialmente inquieto
Con Soledad la Buena a mi lado

II
He abandonado la Esperanza
He sido cruel con el Amor
He agotado mi Tristeza
Se han roto los velos más sagrados
Los espejos han abierto los ojos
El ciego ha visto a través de su ceguera
El Mundo es el mismo y cuán otro es
No comprendo nada
Excepto el bote que dormita en medio del Mar
Lo incomprensible era tan comprensible
En el río la luz del Sol reverbera

III
Un ser de terrible belleza

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Una criatura recién caída o una deidad
De pie sobre la espuma
Naciendo o muriendo
Cantando
Llorando o riendo
Confesando su maldad y su bondad
Revelando su rostro luminoso y su seno oscuro
Bendiciendo y maldiciendo
Mostrando su velo divino y su cuerpo humano
Es tu imagen, Amada
Es tu imagen

Poemas de ese invento llamado amor

I
La quimera nos acercó una noche de Verano
Unidos entre sus garras
Asombrados de su deformidad
Tú eras bella como un ara en llamas
Y al tocarte llenabas mis manos de amor
Fieles a lo que no existe
A lo desesperadamente inventado
Uncimos nuestras bocas a los brazos de una estrella
Vimos el hado en nuestros ojos
Nos refugiamos en la floresta de ese invento
llamado amor

II
El Mar
El Alba
Tu aliento mezclado con la brisa
Tu languidez en la orilla
Despierta frente al horizonte infinito
Sin lindes para tu risa
Tu alegría en los gritos de las olas

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Amando estar viva
Ese amor que yo no comprendía
Pares dispares
Contrastes en armonía de Crepúsculos
El Sol poniente
El Mar
Tú alejándote para que yo te siga

III
Seremos puros cuando matemos a la quimera
Al pie del ara degollaremos el beso
Huiremos de los sacerdotes que esparcen la mola
O les haremos frente con nuestra ofrenda
Callaremos de rodillas
Y así nos miraremos
Sin caricias
Sin lirios
Sin muertes mutuas
Fornicaremos en la terraza de mármol, rodeados de gaviotas
Juntos por instinto
Ya sin el invento
Poderosamente libres

Dísticos

I
Un hombre no puede bañarse dos veces
en el mismo río
Y un río no puede bañar dos veces
al mismo hombre

II
En el mármol del Cielo
algún dios todavía agoniza

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III
Ser o no ser dice Hamlet
Ser y no ser dice Heráclito

El hombre contemporáneo

Contingente bajo el Cielo


Racional, absurdo, tal vez creado
Torturado por el buitre de la Esperanza
Ciudadano cabestreado por los dioses
Eternamente solo
La Soledad es su Eternidad
Rodeado por ángeles que aúllan
Viendo nacer oasis en medio de la caída
Dando vueltas por eriales donde místicos fracasados
yacen tendidos
Andando por las calles de un manicomio que es
al mismo tiempo un orfanato
Probando el invento del Amor
Tomándolo y desechándolo
Embruteciéndose a orillas del Mar
En su habitación o en el desierto
Oyendo las razones irracionales de su corazón
Adorando a ídolos monstruosos
Buscando la bendición de algún dios
O no buscando ya nada
Talando el árbol de la ciencia
Viviendo una noche oscura del alma
Oyendo el orfeón de las estrellas
Cayendo cada día un poco más

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Cosas de la navegación

Al Alba, la danza trémula del rocío


Baños lustrales en el Mar verdegris
Hundido en la Fatalidad
Como un héroe de tragedia griega
Cabestreado por mi hado
Solo bajo el chillido de las golondrinas
Demencial arribo de aves agoreras
De castas embarcaciones
De fenicios nostálgicos
Mi navegación ha perdido la singladura
Leviatanes mortíferos emergen de las aguas
Bufan y rugen hasta hacerse abstractos
Devoran a los argonautas con su salvaje furia animal, divina
Desde la proa del bajel, el augur mira y oye a las gaviotas
A la hora del Crepúsculo, los tripulantes se extasían
Y olvidan que están irremisiblemente perdidos
Las olas se autodestruyen gritando conmovedoramente
Apoyado en el codaste miro al Cielo y me olvido de mí
Arrójate a las ondas, me dicen las Sirenas
Una voz extraña, como la que persuadió a Palinuro
Tritones masturbadores contemplan a los marineros
Por la marea sin senderos
Va un navegante
Deshojando la Rosa de los Vientos
Entregado a todos los vicios
Devorado por todos los males
Vas agotando tu inexplicable travesía
Al revés de ti mismo estás tú
Flores de espuma
Islas de coral
Mundo de mierda
Aléjate de esta ribera, todo lo que puedas
Aléjate
Sucio navegante
Incomprensible argonauta
Para convertirte en una gota más de rocío

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Al pie de cualquier Alba

Tritón muerto en la orilla del Mar

Sotos nocturnos, esparciendo perfumes, llamando a lo divino


Eriales sin causa, a la luz de la Luna, gimiendo
Un adolescente se acerca al prado y ve a una mujer desnuda, dormida,
Padece una erección y se queda mirando Se toca Se masturba
La mujer, de una belleza terrible, sigue durmiendo, con el cuerpo
iluminado por la luz lunar
Los buscadores de causas permanecen encerrados en sus cuartos,
dando topetazos en las paredes
Hubo unos ojos que fueron mi primer principio
Los veía entre las olas nocturnas, entre el resonante canto del oleaje
Quise que esos ojos desaparecieran
La bruma los borró
Desde entonces ya no tengo ojos a los que pueda recurrir
La marea remite
Soy un ahogado mecido por las ondas
Miro la Luna y lo demás es muerte viva, sonora
Soy un ahogado que mañana vivirá para volver a ahogarse
Las sirenas callan
Su Silencio también enerva, hechiza
Desde la terraza de su palacio un príncipe desencantado mira el Mar
Quisiera perderse en la lejanía gris violeta, quisiera ahogarse
Pero posterga su perdición y llama a una cortesana que le alegra la carne
Un adolescente se masturba en su cuarto
Mientras dura su eyaculación es un Jasón, un Ulises
Cuando todo acaba, no es más que un pobre chiquillo que sueña
en la orilla del Mar
Un tritón aparece muerto en la orilla
Su rostro es el de un bienaventurado
Así quisiera aparecer alguna vez, alguna Aurora,
solo y muerto y bienaventurado, como el tritón
enigmático, silencioso, absurdo, en la orilla del Mar.

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Atento registro

El Sol revelado sobre el horizonte azul


Sobre viejas estatuas de mármol
Sobre un hombre que despierta asustado
Nuevamente indispuesto a cargar su existencia
Sueño luego existo
Las golondrinas chillan como dudas
Las nubes flotan sobre las torres de las iglesias
En el Cielo azúreo
En el Cielo al que nadie llega
Infinito que refleja el negro río
Sauces que mueren de aflicción
Harmonioso perfume del día
Corrupto perfume de la vida
Cada hombre es su propio asesino
Su propia víctima propiciatoria
Una Rosa mística se abre en el cenit
Los pies duelen de tanto camino
Los guijarros suenan bajo los pies
Es el sonido crujiente del Destino
El Tiempo eterno fluye
La Luna muestra su mejilla en pleno día
Es un buen principio
Los augures contemplan las aves
El presagio es una breve, efímera esmeralda
El Sol se oculta en el Paraíso perdido
Se quema el Árbol de la Vida
La Noche adviene, trayendo músicas venenosas
Lobos en llamas elevan súplicas a la Luna
Un desconocido que no se conoce vaga por los acantilados
Y al cabo de un largo, rojo éxtasis
Se arroja al vacío
Es un buen final

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Dialéctica de otra quimera

Buitres blancos
Espuma de olas frenéticas
Blancura de tu beso
Pureza del suicidio
Un cuervo posado en la rama
Una contemplación allende el bien y el mal
Espero aún Insensato de mí
Espero al Ángel que luche conmigo
Espero al Ángel que me libere de mí
Sus manos eran dos bendiciones
Su boca era una rosa fatal
Su corazón callaba profundamente
Yo soy yo y mi contrario
Efectos festoneados de la Nostalgia
Andadura incansable, peripatética, de la Locura
Un patio a la luz de la Luna
Para los dos
Cuando éramos dos
Ahora soy únicamente uno
La verdad no es una
El relente bajo las estrellas
El diario conato de vida
Las fresas del Cancerbero
Las uvas de Sileno
El pene de Baco
Bacanales espirituales
Fragores escarlata
Azúreos frenesíes
El Azur en llamas
Un mirlo junto a un corazón chamuscado
Si tuvieras un balcón subiría a buscarte cada Noche, sería uno y dual contigo, te
llevaría flores recién cortadas en la ribera, una vida pura y beata nos estaría

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esperando, pero la vida yo no la conozco, así que no tengo posturas, ni gestos, ni
ofrendas para ella, tú tienes tu risa, tu mejor oblación, tu mejor sacrificio ofrecido a
la vida, adviene otra quimera, ¿es que no dejarán de descubrirse quimeras? Oh
Mundo de quimeras. La vida es una quimera. Te lo diré un Alba, junto a los álamos
del río, hasta que tu cara se vuelva vaporosa, hasta que tus senos se llenen de una
savia nueva
Girasoles en las fauces de las arpías
Lirios en el sexo de las bacantes
Lo puro está en lo impuro
Nocturno sendero de faroles
Como un camino de Fatalidad
Probado con los propios dientes que han mordido las losas
Un sangriento pecho de mujer
La vida tendida en la ribera soleada, a mediodía

Informe secreto

Interminables páramos de Soledad


Parece posible encontrarse con un dios
Negras trombas aproximándose
Hacia el miedo de perderla
Estás perdido amante
Tienes miedo
Por eso amas
O crees que amas
Escuchas los pedos de la Amada
Como si fueran un oráculo
Estás perdido
Te prefiero andando por senderos amarillos
Los guijarros sonando bajo tus pies
Sauces de pena silenciosa
Rosas rojas de inmolaciones
Lirios llagados de agonía
La perdí porque quise perderla
Quise habitar en el desierto rocoso

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Quise vivir en una isla de amatista
Y olvidar mi miedo, mi desamparada desesperación
Cíclopes ciegos bebiendo leche en cuencos
Camareras sirviendo el vino en cráneos
Acostándose con los clientes por una naranja dulce
Las calles polvorientas, los perros oliscando
los charcos de orines
Una mujer de cuarenta años llega a su departamento,
Se sirve un trago, se masturba y luego llora
Las campanas tañen sobre la ciudad vieja
Y en el campo la Luna da la hora
El insensato dice No hay ningún dios
Y de pronto le crece una aureola alrededor de la cabeza
Imposible decir qué soy
Tengo la esencia amarrada
Y padezco obturaciones del espíritu
Como cualquier hombre que ha olvidado
su causa
He estado días enteros dándome cabezazos en la pared
Tratando de sacarme alguna información sobre mí
Y he quedado callado, aturdido, ausente
El Cielo azul, puro, implacable
Sobre la llanura infinita
Encima de mi testa
Que algún día ha de destrozar algún fusil africano

Los dones que matan

Los dones que matan


Como el don de la Esperanza
Morirse esperando sin morir de veras
Vida inhallable en la vida
Ojos que miran a través de los crisantemos
Pirámides de fuego como el entendimiento que se consume

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Toros alados fecundando a las diosas sobre jardines colgantes
Ríos de melancolía, de estrellas mortecinas, de pálidas lámparas
Quebrada columna, labios desollados, el rumor de un beso
Cantos de sirenas tan dulces que enloquecen
Tendido en la escombrera aguardo alguna teofanía
Alguna flor de relámpagos
Alguna certeza que me haga andar
Lo divino del hombre es su furia, su rebelión
El Amor es algo que se inventa por desesperación y por Soledad
En el mármol del Cielo un dios agoniza
Y acá abajo se busca la verdad
La verdad es una música callada
Que nadie llega a escuchar
La verdad es una revelación oscura
Una espada para abrirse el propio vientre
Paraísos de instantes
Nirvanas rosáceos
Huida entre árboles y columnas que caen
La Luna sobre el prado donde mártires de los dones
Se consumen agotando el diamante que les fue otorgado
Sin ninguna advertencia o explicación
El ruiseñor cantando en la arboleda umbría
Cuán tarde o cuán temprano descubro que estoy enfermo
Enfermo de mortalidad, de Angustia, de vida
Los chamanes danzan en la Noche, alrededor del fuego
Conjurando los demonios más tristes del Universo
Una bacante, pasado el frenesí, habla de la bondad
Al Alba, mueren varios hombres, víctimas de sus dones
Y la enfermedad avanza
Y la Comedia sigue

Conato de vida

Con presura por la cauda de los días


Llegando apenas a los claustros de la Noche

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Instalado en el vértigo, en la desesperación
A punto de olvidar que las causas callan siempre
Aceptando el trágico extravío
Añorando a las amadas que perdí
A los Veranos corruptos, a los cantos en las playas
A los atardeceres y a las danzas de la brisa
Tomando antidepresivos para poder vivir
Guardando caricias para cuando llegue el momento de la ternura
Enfermando un poco más cada mañana
Temiendo al Sol
Elevando plegarias a la Luna
Durmiendo para conocer un poco más la Muerte
Deseando andar por las calles polvorientas de Lima
Aún no sé por qué soy
Todavía ignoro para qué existo
Me tranquilizan las calles y plazas de Salamanca
Me sosiega el elíseo mugriento de mi cuarto
A veces me pregunto si necesito compañía
Y no me respondo
Guardo silencio al pie de las estrellas solitarias
Dentro de un rato tomaré una pastilla para dormir
Entraré a cavernas oníricas
Visitaré orillas de colores inéditos
Y no querré despertar
Pero inevitablemente abriré los ojos a una nueva vigilia
Para intentar vivir

Cara verdadera de una falsa virtud

Tus ojos reflejan la Aurora


A tu lado debería ser un hombre redivivo
Pero mi carne está triste
Y el Alba me desuella
Amantes colgados de olmos al amanecer
Ahogados que el Mar devuelve a la orilla

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Reina de Saba despertando a Salomón con el sahumerio
de su aliento
El Amor es soportar despertar juntos
Volver a existir juntos
Recibir el día ante el ara llena de ofrendas
sacadas de la misma monotonía
Del cansancio de ser y estar de nuevo juntos
Un príncipe indio despierta asustado entre sus bayaderas
Tus ojos son dos estrellas que hallé en la fuente
de mi jardín
Tus senos son crisantemos
Tu vientre es un campo de trigo
La luz del Sol se mezcla con el Mar
Venus renace de la espuma
Su nacimiento es falaz
Es el parto que engaña a los amantes
Porque el Mundo necesita seres que existan juntos
Para que la Esperanza, blanco buitre, se salga con la suya
Te amo sin Amor
Te amo sólo con mi ser
Te amo con dolor
Las rosas que nacen de tu tacto
El río y los jardines bajo el claro de Luna
Tu cabello con el perfume de la tarde
Calle solitaria por la que andamos juntos
El Amor es esa calle
Tus ojos reflejan el Crepúsculo
El lobo solitario agoniza entre las flores
Dos gaviotas bifurcan su vuelo
Te amo con todo mi adiós
Tus ojos reflejan la Noche
Es entonces cuando me place morar contigo

Entre la Noche y el día

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La Noche me abandona arrastrando su dosel negro
Ya adviene el Alba con sus golondrinas
Abandono mi cuerpo con matinales delirios
Bermejas abluciones en el negro río
No soporto habitarme
Un beso perdido murmura entre el follaje
Lo eterno sólo dura un instante
La mujer amada despierta desnuda
El corazón del amante yace a su lado, negro,
feo, ensangrentado
Qué solo me ha dejado la Noche
Cuán solo me encuentra la Alborada
La garza vaga por la ribera, herida por lamentos del viento
Peces de polvo se ahogan entre los pedruscos
Mariposas de rocío, caricias de ceniza
Estoy solo con toda mi existencia
En la mañana que pesa como un muñón del Universo
El hombre instalado en su mañana es la criatura
más indefensa que existe
En la mañana se es de nuevo, sin ningún paliativo
Caballos negros y blancos corren hacia el Crepúsculo
Venus es una alhaja divina
En la mañana, al hombre se le revela toda su humanidad
Y no hay remedio
Alba amarga
Una quimera corre locamente por los cerros
Los cuervos graznan entre los rosales
El Mar insomne delira
En las sirtes, las sirenas ofrendan sus cantos al nuevo día
El día es una rosa, me dice el Centauro
Dan ganas de emborracharse o de fumar marihuana a espuertas
Sí, aunque aún sea muy temprano
El mirlo se oculta en la fronda del abeto
Pasa el Tiempo, monstruo tricéfalo
Lentamente, sale el Sol

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Vacuidad

Vacío azul
Negro vacío de los posos humanos
Las olas rompen en un breve momento de Eternidad
Cuán efímera es la Eternidad
Gaviotas de piedra caen a las playas
Estatuillas sumerias espantan al iluminado
Una cabeza decapitada rueda por la ladera
Entonando los cánticos más felices de la tierra
Los ascetas huyen al Mundo
Una mujer desnuda devora corazones
El Crepúsculo sosiega la marea
Adormece los vacíos ululantes
Venus desata su rizo
El día ya se acaba
Y se ha hecho todo lo posible
por soportar el vacío

Sonata estival del Otoño

La distancia entre el hombre y los dioses es el paroxismo de la desgracia


o el éxtasis de la beatitud
Fuentes de mármol en las que se abrevan faunos, en las que los amantes
se dicen adiós, hasta la próxima eternidad
Cadenas de asfódelos, espadañas de llama, liras del infierno
Yo no soy yo, lo sé entre columnas rechinantes de alabastro
Soy otro, apenas me conozco, no sé vivir conmigo
Una puerta cerrada, un sendero de cipos, un balcón baldío
Parques de encantadora melancolía
Eché mi conciencia en la hojarasca

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En los policromos valles de hojas secas boté mi corazón
Intenté reunir mis fragmentos para poder vivir conmigo
No logré más que ahuyentar algunos Kouros
Recuerdo las tardes inclinadas, contritas, de frío vestido
Garras de quimeras acariciaron mi frente
Manos de ágata, ojos de zafiro, boca de espuma
Criatura surgida de la cópula de un ángel y una gaviota
Árbol de la Ciencia, tú me envenenaste con tus frutos
Una serpiente de obsidiana me constriñe
Después de vivir entre los leprosos fui al puerto,
me senté en una terraza y me quedé oyendo la música del Mar
Entonces se me revelaron los largos, interminables viajes marinos,
mientras la luz del Sol poniente se reflejaba en mi copa
El viento soplaba el serojo que caía entre las olas
El amor era una espada sin mango
Corrí, perdido, por los bosques deshojándose
Las dríades me mostraban sus cuerpos desnudos, y reían
Antes del llanto y las heridas nada existía, sólo un Caos azúreo que rugía, la Nada
era todo, apenas un cántico de las yerbas asomaba era tronchado por resplandores
escarlata, el Silencio estridulaba, trombas verdinegras danzaban en múltiples
orgías, hasta que se oyó el primer llanto, hasta que apareció la primera herida,
entonces las estrellas sirvieron para ahorcarse dichosamente, y los cantos de las
ninfas comenzaron a cortar cuellos, la Humanidad embarullada sólo tuvo claro que
había que durar, se reunían las primeras criaturas en torno a las fogatas elocuentes,
y hablaban del primer hombre, del primer llanto, de la primera herida, sin
comprender mucho, repitiendo mitos que habían visto y oído
Otoño, cómo te ibas desnudando
Al Alba, desperté esparcido en el prado
La disarmonía me había fragmentado
Así comprendí que yo ya no era yo
La distancia entre el hombre y los dioses es la desesperación
Una ofrenda de tres kilos o un silencio de tan sólo un centímetro

Con preguntas/Sin respuestas

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No hay asideros para esta Angustia de negros vórtices
Clavos de fuego
Conozco al hombre Conozco al dios que no existe
Humillación del perro luego del azote
He perdido mi eternidad
La conciencia es la culpable Inevitable espejo consciente
Sendero bordeado de ojos insomnes
Tengo la sensación de que alguien me vigila todo el tiempo
Acechando mi íntimo desasosiego
Burlándose de mis genuflexiones
Haciendo de mi desespero una irrisión
Bufón metafísico
Hazmerreír de los dioses
Retumban los panteones Sonoras risas de las que resbala saliva divina
Mira cómo te aflige el día
Aprecia cómo la Noche te entristece
En realidad existes a solas
El ruiseñor enmudece El amante fervoroso va al cagadero y su amada lo espera en
el jardín, mirándose en un pequeño espejo que le regaló su madre ya harta de su
esposo, ya maldiciendo la vida que le tocó vivir Y tú aún esperas encontrar las
huellas de Eros, cuando el pequeño dios se ha desterrado y mora en una gruta con
dos lesbianas, dedicado al envilecimiento más puro, a la corrupción más exquisita,
porque el amor ha sido descubierto, ha quedado claro que era una quimera, una
suerte de traje ficticio hecho a medida Mira las bandadas de gaviotas sobre el Mar
reverberante Mira el Crepúsculo sosegador Mira cómo no hay nada cuando se acaba
la tarde Nada adentro Y afuera la estrella que nace o que renace
El navío se marcha una Noche de Luna
Un canto de mujer lo despide
Y no acaban de desleírse los jazmines en la orilla
Terrazas de madera carcomida donde algunos viajeros se acarician con
pensamientos suicidas
Sonata de las olas
Hay heridas del espíritu que duelen más que un hueso roto
La Belleza está llena de dolor
Más hermoso que un culo de ángel riela el lucero
Para qué vivimos
No lo sé No lo sé dice el borracho bellido
Cómo vivir Cómo vivir De eso cada uno ha de enterarse dice la loca que pasea

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calata por la Alameda de los Descalzos Camina no más camina ya te irás enterando
de todo Hasta que el Todo sea una estúpida vanidad sollozante entre tus manos
Mientras tanto mientras pienses sigue perdiendo tu eternidad tu piel interminable tu
sapiente ignorancia desnuda No se trata de saber Se trata de ignorar y de existir
así entre múltiples abismos
Pero no sé por qué las autodestrucciones continúan
Debe ser lo normal Lo inevitable
Pásame los barbitúricos, y algo de alcohol La vida que se destruye continúa
Haz feliz a esa gorda que te enseña su pequeño sexo
Haz feliz a la enana que te propone hacerte una felación
Para algo sirves
Oye el canto de los cisnes en un parque umbrío
Y no comprendas nada
Permanentemente, escorpiones rojos pasean por tus brazos
El templo de obsidiana es iluminado por la Aurora
El rocío tiembla al paso del viento
Y miríadas de deidades policromas se hacen polvo que cae sobre tu cabeza

Hombre de dos ciudades

I
Lima

Bajo un Cielo gris que no ofrece Esperanza


Los ciudadanos se deprimen sin darse cuenta
Los gallinazos vuelan sobre el cerro, las torres y los edificios
Vuelan también sobre funcionarios, mendigos, orates,putas, mercachifles y ladrones
Ciudad regia, de calles intrigantes, de gráciles balcones, de donosos faroles
En ti da igual ser o no ser
En ti no hay dilema
Por tus calles y plazas fui el vago más dichoso
Eres una esfera inescapable cuyo centro está en todas partes
y cuya circunferencia no está en ninguna
De Lima nadie escapa, aunque se vaya de ella

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II
Salamanca

Apacible, dorada, tragicómica


Hace años que ando entre tus piedras
Y que me dejo hechizar por tus reiteradas calles y plazas
Eres bella y pareces indiferente
Indisciplinado estudiante, me convierto en una emanación
del tañido de tus campanas
O en una más de tus piedras
Por ti he paseado mis vigilias, mis insomnios
En ti he reunido mis fragmentos
En ti me he deshecho y me he vuelto a hacer

III
Hombre de dos ciudades

"Toda ciudad es un destino"


-Sebastián Salazar Bondy-

Ciudades diferentes para un destino igual o desigual


Caminos urbanos para mi laberinto personal
Plazas donde pretendo hallar Sosiego
Ciudades, destinos míos
Calles a las que me lleva el hado
Nostalgia de una cuando se está en la otra
Raíces trastornadas
Pasos que, de repente, se extravían
Gozoso andar sin rumbo por las sendas reconocidas
Locura de estar y de no estar
Tormento de ser y no ser
Anhelo de quedarse y de huir
Adscrito a dos urbes por el Destino

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La niña del limonero

Una niña al pie de un limonero


Jugando con las hojas polvorientas
Hablando sola
Yo la contemplaba, adolescente, desde mi ventana
Presentía en ella una violenta belleza
Una magnífica ternura
Una llorosa hosquedad
Esa niña apareció en los años de mis penas, de mis confusiones, de mi incipiente
depresión; apareció de la mano del hado, pequeña, linda y blanca; apareció
caprichosa, hija pródiga del Verano. Iba a jugar a mi jardín, siempre ensimismada,
siempre alondra de mis insomnios. La oía hablar sola, la veía arrancar algunas
hojas -sus manos eran delgadas, chiquitas, armoniosas-, parecía que algún ángel
se le iba a aparecer. Su Soledad me sorprendía. Parecía que le gustaba estar sola.
Parecía que disfrutaba su Soledad. Para mí era un deleite verla. Pero los años
pasaron y ella dejó de visitar mi jardín.
Adolescente confundida
Plena de belleza
Ya no iba a hablar sola al pie del limonero
Yo oía su voz de miel aguda en los atardeceres
Yo la amé una tarde en la que nos encontramos
Y en la que, juntos, mirábamos un árbol inidentificable
Bajo el Cielo blanco del Invierno
Ella se convirtió en mi compañera
Compartimos caminos y contemplaciones
La niña y yo nos amamos fatalmente. Ella me ocultaba su ternura y me trataba con
la frialdad de sus ojos negros. Padecía abruptos cambios de ánimo, igual que yo, y
parecía aburrida o enojada. Yo no sabía qué hacer para alegrarla. Comenzamos a
hacernos daño con nuestra mutua pasión. Habíamos inventado nuestro Amor, y
éste se nos rebelaba. En realidad, no sabíamos qué hacer. Creo que ella pensó que

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se había equivocado. Yo la quería, pero no sabía cómo conducirme con ella. Ah sus
dolores de cabeza, sus cambios de ánimo, sus malestares. Nuestros besos eran un
refugio. A veces, ella dejaba manar su ternura y era indeciblemente buena. Sin
embargo, un día dejamos de vernos y ya no volvimos a buscarnos. Nunca más.
La niña del limonero
Mi Amada adolescente
Acosada por gorriones demoníacos
Por harpías nocturnas
Halló tormentos infinitos en el Amor
Y dejó de amar para salvarse
Yo era demasiado loco para ella

Crepúsculo estival

Una hoja de espada roja


Sosegado el espíritu material en el arriate
Mira cómo las rosas inclinan la cabeza
El alma es mortal
Triste y dulce puesta de Sol
El párpado bermejo se cierra
Y se puede amar sin esfuerzo
Los dioses bendicen el momento, el breve
instante de eternidad
Adviene el Olvido
Como agujas y espinas blandas de luz
En algún recodo algunos hemos maldecido a algún dios
Veredas por donde la gente adormecida transita
Iglesias recogidas, amnésicas
Terrazas llenas de hombres felices, satisfechos
Se entreabren las frondas de los sauces
El río sueña un Cielo y unas nubes
Antes amaba y me creía ausente

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Ahora sigo una estrella desolada
Deshechos cinturones de golondrinas
Meditación Ascesis Contemplación
Quiero ser un iluminado
Pero sombras de lirios me amortajan
Y cantos de mirlos envuelven mi corazón
Arrobo místico
No quiero ser nada
Sino convertir mi conciencia en gota de rocío
Frente a la triste y dulce agonía del Sol

Lucha con Ángel

Aislado
Quizá con miedo al Gran Teatro del Mundo
Cultivando un fuego vivo, interno
Harto de mí
Con ganas de agotar senderos bajo el Sol
Tiresias bebe sangre entre las llamas
Ítaca es un vago recuerdo al atardecer
No sé cuándo vuelva a sentarme cabe el hogar
Mi cuarto de extranjero trascurre bajo la voluntad
de los dioses
El Oráculo no me dice nada
Calla con todo su misterio
Roza la insondable mudez de mi vida
En vilo, los profetas aguardan una gran revelación
Un ave de mil colores ígneos chillando un nuevo mensaje
para los hombres
Máximas insoportables
Odiosos proverbios
La vida se gasta y ninguna fórmula funciona
Estoy decepcionado, dice el que fue un adolescente con Esperanza
Ahora es un adulto desencantado, enfermo y feo

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Que pasea entre cadáveres y endemoniados
En la orilla del Mar, una mujer enamorada esparce flores
Un fauno la fisga con codicia, y se dispone a raptarla
Como se raptan los pocos instantes de dicha que van quedando
Orfeo rasga su lira mientras lo despedazan las bacantes
Prado rojo donde Jacob pelea con el Ángel
En la cima del acantilado, la duda, el apego a la vida
Ribera violeta del río donde demonios bermejos se emborrachan
Verde malecón por donde una Amada camina desnuda,
el cabello despeinado por el viento
No se puede cruzar dos veces el mismo río
El río no puede ser cruzado dos veces por el mismo hombre
Todo fluye
Incluso mi cuarto de extranjero
En el que lucho, diariamente, con un Ángel de fuerza prodigiosa
Oh aislamiento quieto, vertiginoso
Erizado retiro en el que navego

En Otoño, en París

Anochecía en París.
El Cielo era blanco y gris.
Era Otoño.
No podría precisar mi estado porque simplemente no sabía cómo estaba. Andaba
por la orilla derecha del Sena, taciturno, atormentado, caviloso. Me sentía, como
siempre, desazonado, angustiado, y no sabía cuál era la causa de esa desazón y de
esa Angustia. El río murmuraba. Las ondas verdeoscuras se mecían. De rato en rato
pasaban los bateaux mouches, recamando el agua con sus luces. A lo lejos, se veía
la torre Eiffel, adornada con lumbres de colores que brillaban intermitentemente.
Decidí no pensar en mí. Decidí ignorarme. Yo era la causa de mi desazón y de mi
Angustia. El yo era un guijarro, y debía arrojarlo al río. Estuve a punto de tirarme al
Sena varias veces. Se hizo completamente de Noche. Mi ánimo se tranquilizó un
poco.
Toros alados escapaban del Louvre
Por la orilla solitaria, susurraban los crímenes

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Un individuo que caminaba sin rumbo pensaba en la mejor manera de aniquilarse
Subí al jardín de las Tullerías. Una media Luna rielaba en el Cielo plomizo. Sin amor,
di una vuelta por los jardines. Todo estaba oscuro como mi alma. Pequeños
demonios me mordisqueaban el cráneo y las orejas. Tímidos perfumes vagaban por
los pensiles. Todo se parecía a lo que yo era. Pero yo no sabía en absoluto qué era
yo. Y tampoco deseaba saberlo.
La razón era una hoja seca
La vida ¿qué era la vida?
Un río mugriento como el Sena
Me tendí en el césped y me quedé mirando la Luna, dejando pendiente el asunto
que más me interesaba, aquel en el que se me iba la vida. Ese asunto que ni
siquiera puedo explicarme a mí mismo, y que olvido de continuo.
Fue En Otoño
En París

s/t

El brazo de la Noche se estira y cae


El Cielo es de zafiro bajo el delirio circular de los centauros
Los anacoretas pronuncian con voz gris sus últimas plegarias
En tanto yo camino por las orillas del Sena
Y oigo tañer las campanas de Notre Dame
Las hojas trotan y caen al río
El Cielo es grisvioleta sobre mi cabeza cogitativa
Sobre mi cabeza que alguna vez será calavera
Lleno de esplín busco la Beatitud
Pero cómo ser beato si soy un individuo melancólico
Solo en algún meandro del Universo
Sin dios que me guíe
Sin diosa que me alumbre y me socorra
en los instantes de Angustia
Cada día me ahogo un poco más
He decidido aceptar mi Destino
Con todas sus enredaderas
Miro las mansardas de París

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Las terrazas de los cafés
Y el tormento de Prometeo
Niego la Esperanza
Deleites carnales, espérenme, aguárdenme
Quiero perderme y no volver a saber nada de mí
Acudiré a las orgías más salvajes
A aquellas en que nadie quiere a nadie
Y podré ser el sátiro que realmente soy
Orillas del Sena
Campanadas de Notre Dame
Noche parisina con torre Eiffel iluminada
Podría ser tan feliz
Sin embargo
Desesperado siempre
Náyades corruptas, rodeadas de ratas, asoman sus rubias cabezas
Mi Angustia sin causa
Mi Melancolía de nacimiento
París
Largas caminatas
Calmo infierno de adentro
El Sena
El amor perdido
El individuo consciente de que es individuo
Tan solo
Extensos jardines
Libertad Igualdad Fraternidad
La bulla de las almas calladas
Si pudiera escuchar
Si pudiera ver un corazón en llamas
Las campanas de Notre Dame
Y derivar por las orillas
Con la tragedia personal a cuestas
Edipo ciego, imagen del Destino

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Nostalgia de Lima

Cuando se acepta que una ciudad es un destino, uno comprende por qué se añoran
calles, plazas, edificios, avenidas, con una suerte de herida incurable en la sima,
con la desesperación de aprehender de algún modo esa polis que se ama y que
también, irremediablemente, se odia. En Lima se puede ver a un ángel orinando en
una esquina y a un demonio dando limosna a un mendigo. En Lima uno puede
depravarse con suma facilidad, y puede, también, purificarse bajo un Cielo que no
ofrece ninguna esperanza, un Cielo permanentemente gris, cerrado, clausurado. En
Lima habitan dos clases de personas: los huevones y los pendejos. Yo pertenezco al
bando de los huevones. El sueño de muchos limeños es irse de Lima. Y el sueño de
muchos limeños que lograron irse es volver a Lima. Contradicciones que nunca
faltan. Lo cierto es que uno puede irse materialmente de Lima, pero mentalmente,
espiritualmente- si cabe esta palabra-, nunca acaba de irse de ella. Lima es una
ciudad inescapable. El que se va, se la lleva adentro. Yo necesito andar por la
vetusta y sucia Lima, necesito reconocerla y cubrirme con su polvo añoso; necesito
enfrentarme a mi destino. A veces despierto con una terrible Nostalgia de Lima,
una Nostalgia un tanto equivocada quizá, pero Nostalgia al fin y al cabo. Es
entonces cuando me siento muy limeño, limeñísimo, y evoco las calles, las plazas,
los edificios y las avenidas de mi ciudad caótica y bendecida.
Mi ciudad, católica y atea
Mi ciudad, horrible y bella
Mala y buena
Mi ciudad amada
Mi ciudad odiada
Mi ciudad por azar y por hado
Mi ciudad
Polvorienta, vieja, atrita
Donairosa
Con su río sifilítico
Con sus peatones pervertidos
Con sus bares y sus iglesias
Mi ciudad
Mi destino
Con sus mendigos y sus putas
Con sus burgueses y sus curas
Con sus vagos, sus borrachos y sus drogadictos
Con sus poetas, sus escritores, sus artistas,

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sus intelectuales
Mi ciudad
Con sus millones de fracasados que no le temen al fracaso
Que viven triunfando del miedo
Mi ciudad
Con sus estudiantes, sus obreros, sus oficinistas
Con sus pobres y sus ricos
Con sus cholos, sus huachafos, sus pitucos
Con sus negros, con sus gringos, con sus chinos
Estoy lleno de saudade, de clara morriña; para mí la Beatitud, en este momento,
consiste en vagar por cualquier calle provecta y pringosa de mi ciudad, de esa urbe
maldita y bendita. Estoy fuera de Lima, y por eso mismo más dentro de ella.

Nostalgia del Mar

Desde los acantilados contemplaba tu permanente ebriedad


Tu agitada locura
Mi vigilia se arrimaba a tu insomnio sonoro
En el espigón habitaba un dios
Que desataba los éxtasis
Que infundía plateados delirios
Las olas se suicidaban
Se rompían en las piedras
Elevando gritos blancos
De espuma frenética
También sabías ser calmo
Susurrabas bajo el canto letal de las sirenas
O sobre la música de los interminables viajes marinos
Cuando reverberabas bajo el Sol mostrabas tu eternidad
Se estaba tan solo frente a ti
Quería navegar, olvidar, alejarme
Quería ser una nave que arfara por tu lomo inmenso, inacabable
Tus nereidas flanquearían mi singladura
Columnas de jaspe, deshechas, vueltas ondas
Ensenadas de sosiego, desde donde se admiraban las estrellas

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Playas para encallar y esperar el advenimiento de alguna Esperanza
Bruma del horizonte floreada
Estoy lejos de ti, andando sin rumbo por sendas sequerosas
Añorándote
He visto mi sino reflejado en tus honduras
Me he reconocido en tus veleidades
Eres tan divino y tan humano
Eres un animal enloquecido
Extraño tu resuello esparcido en los malecones
Y tu atormentada vigilia acompañando a la mía
Extraño tus olas como flores
Ahora mismo sería un ahogado feliz
Acunado por tu oleaje

Líneas de un lisiado

El sabor a adelfa que me deja cada día


Vivido sin vivir
Como una sombra colgando de las espinas
Cuánto daño me ha hecho la Realidad
Era real la Realidad
Y por enfrentarme a ella cargado de quimeras
He quedado tullido lisiado para siempre
Qué peligroso es soñar
El sueño es vida río de azogue
Atardecer de Otoño gris y depresivo
Las veredas los caminos no son fáciles de andar para todos
Hay pasos doloridos, enfermos, azarosos
Hay pasos que quieren sonar cada vez más lejanos
Como el niño que descubre la tristeza
Me quedo mirando cómo anochece a través de mi ventana
Oyendo alaridos silenciosos
Corroborando la existencia del gran Teatro del Mundo
Nada era ilusión
Los actores son vulgares, crueles, y están llenos de nada

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Ellos y yo somos iguales
Pero yo padezco mi nada, mi vacío
Sin duda soy el más ridículo de todos los actores
El que repudia y sin embargo ejecuta su papel
Un cántico de zorzales me acuna
El Cielo es una rosa mustia
Un aedo toca la lira en el atrio de un palacio de mármol
Y canta la aparición del desasosiego en la tierra
Un hombre fuliginoso cubierto apenas con los andrajos de su alma
Irrumpe en medio de la Noche
El aedo calla
Callan todos
Y miran al hombre que perdió la ilusión
Entre las brillantes púas de las estrellas

Con una sola naturaleza

Bajo mis pies ululan los génesis los apocalipsis


Miserable desconocido que soy
Asomado a los senderos bordeados por cipos
Ininteligible belleza de la flor
Cuántos prados se han quemado
Para impedirme descansar
Mi naturaleza de bruma
Mi sombra oculta en el ramaje
Sobre mi cabeza el Cielo sacrifica sus nubes
Si pudiera librarme de mi hado
Si pudiera romper este cabestro con el que me jalan
y me llevan adonde no quiero ir
Ya no confío en los dioses Ya no les doy ofrendas
El hombre es la negación de las deidades
Apenas puedo vivir Apenas resisto los dulces atardeceres
La Noche me revela oscuras inexistencias
El rocío, maravilla de lo efímero, tiembla al Alba

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Mi naturaleza es de rocío
Sobre el pecho de un dios reposa un lobo muerto
El Absurdo se muestra en pleno mediodía
Luminosamente oscuro Oscuramente luminoso
Los árboles padecen el Otoño
Las hojas se arrastran por las veredas
La tierra pare de continuo
Nacen seres cubiertos de lodo
Llorando de vida
Un fuego sacro los anima
Hasta que vuelven a ser polvo en el polvo
Harto de no comprender, o de haber comprendido,
me tiendo al pie de una montaña y espero a que empiece
a cantar el coro de las estrellas
Bajo la Soledad infinita de los astros
Me convertiré en un animal o en un dios

La no vida
Los tilos flacuchos, sin follaje, bordean la calle
La conciencia cae como una hoja seca
Arriba el Sol macilento y los bosques de nubes
En el Cielo celeste y blanco
He presentido mi mortalidad
Mi mortalidad inmortal
El mirlo canta en el prado
Se oye un quejido en el silencio de mi alma
El hombre está solo entre deidades
Arrastra sus preguntas
Inventa sus respuestas
Resiste su desesperación
El Tiempo me va comiendo
La vida no es la vida
Alguna vez lo será
Pero aún no lo es
Un corazón ha caído en el serojo

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Con el peso de todas sus razones ininteligibles
Qué hacer mientras la vida va llegando
Inventar arcos y saetas
Fustes y capiteles
Para ser el arco en tensión, la flecha con rumbo
predeterminado
O la columna que sostiene el Cielo y su misterio
Hace falta buscar y hallar alivio
Alejarse espantado del Oráculo
Acudir a los bares o a los prostíbulos
Tomar ansiolíticos y antidepresivos
Para poder vivir esta no vida
Amo evadirme
Pero día a día estoy metido de cabeza en la corriente
Es como si pendiera de un canalón
Demonios canijos, de grandes penes, danzan y ríen
en lo más tupido del bosque
Un grifo es asesinado por tres sátiros, junto a la fuente
Un amante contempla a su amada mientras doblan las campanas
El filósofo se masturba en el ágora
Atardece
El Otoño se entristece un poco más
He presentido mi mortalidad en medio de estertores
Fluyendo en el Tiempo que no acaba
Viviendo con desgano esta no vida

Entre la Esperanza y la Nostalgia

Falsa Nostalgia del Paraíso


Enloquecida Esperanza de otras lomas, de otros prados
Cuando lo único certero es el abandono en este valle
Jardines adormecidos al atardecer
Crepúsculo dulce, triste, lánguido
Por un momento se recupera el Paraíso que nunca existió
Vago por el mejor de los mundos posibles

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Hallando calaveras al pie de los manzanos
Oyendo la lira órfica y el arpa de las rosas
Vago por el peor de los mundos posibles
Hay que ser francos
Todo esto pudo ser mejor
Pero existe una clara mezquindad
Y un calvero donde se realizan sacrificios humanos
Toda vida es un sacrificio
El hombre que se levanta para ir a trabajar ya está siendo sacrificado
Las putas memorables que se sacrifican en el coito
Y cualquier caminante que contemple una encina solitaria
O que mire al Cielo y se comience a morir hacia arriba
Los ángeles apuñalan al precito
Las sílfides triscan por la arboleda, acariciando al ser de arcilla
Habitamos lo inexplicable
Busco la forma de bañarme dos veces en el mismo río
Temblor de filósofo
Me baño dos veces en el mismo río
Corriendo por en medio de la corriente
Vanidad de vanidades
Aspiro el blanco resuello de los jazmines
Ajusto mi corazón
Vendimias de antaño
Sol de aquellos tiempos
Jocundo como una risa intensa de niño
Recetas para vivir
Manuales para soñar
Todo tan absurdo
Hasta que uno reconoce que está entre la Esperanza y la Nostalgia
Y lo acepta mientras caga en bacinica

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La Soledad del amor

Por las sendas me acompaña Soledad la Buena


Alguna vez me acompañaste tú
Tan efímera
Los cuervos pasean por la rosaleda
Existo y no pienso
Vida exaltada en las tumbas etruscas
Tus senos cretenses eran grandes y serenos
Te he perdido
Como se pierde la bendición de algún dios
Horizonte de aullidos
Cada vez más lejano
Me he perdido
Por buscarte por donde ya no me querías
Tu beso era una flor bañada de rocío
Tímido y delicado
Tiresias bebe la sangre que vertí en el hoyo
He descendido al Hades
Para agotar mi Esperanza
Salón de jaspe
Cuando tú andabas conmigo los dioses existían
La desesperación me conduce por galerías de mármol
Por jardines colgantes
Mordiéndome las manos para no gritar
En mi noche oscura espero el Alba
Tú eres el Alba
Amada Amada por qué me has abandonado
Tu aliento se mezclaba con el del Mar
Tus ojos contenían mi Angustia
Y mi tristeza
Las desvanecían
Y me mostrabas beato a quien te amaba
Me salvabas de mí
Un demonio sumerio aparece en mis sueños
Tus brazos se tendían como ríos
Tus muslos se bifurcaban como arroyos
Fuego violeta

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De nada sirvieron las ofrendas
Las aras cubiertas de sangre inocente
Tus rezos ininteligibles para mí
Los ermitaños que guardan en sus pechos escuálidos
una fábula de amor
Testas de Gorgonas
Yo sé lo que es el amor
Una creación desesperada
El mejor invento para no quedarse solo
Me he liberado del amor
Aunque te ame
Soledad la Buena es mi única compañera
de Destino
Anda conmigo y no me deja solo nunca

Vida mortal

Rodeado de Cielo azúreo


Sabiendo que aún queda algo de muerte por vivir
Viviendo según las absurdas razones del corazón
Mordiendo las faldas de las colinas
Aún cultivando la sagrada inquietud
Han injertado en mi jardín el árbol de la Ciencia
El Bien y el Mal tienen ahora el mismo rostro
Del árbol de la Vida pende una espada de fuego
Que da vueltas y busca la cabeza de quien se atreve
a acercarse
No queda más que vivir la muerte vital que me cupo
en suerte, en edénica desdicha
Desollado por el amor busco negarlo
Un ave sube y baja por los barrancos
Los acantilados se inclinan mientras dura el sismo
de las campanillas
La ternura es un cuerpo descuartizado
Hay que salvarse de algo que se ignora

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Pero hay que salvarse
Andando por calles y avenidas
Por alguna senda bordeada de sauces
Me pierdo por un Hades de cristal
Y veo que el infierno es el combate de contrarios
Y que el Cielo es el olvido del espinoso yo
Aunque no parezca, el hombre camina entre el Cielo y el infierno
Resbalando continuamente a uno y a otro
Jardines circulares del empíreo
Manual de las desgracias
Papeles arrugados en los bolsillos
He ahí la trascendencia
Con un guijarro en la boca
Y otro en la nuca
Prosiguiendo el avance que no existe
Nadie avanza ni retrocede
Es que casi no se siente este andar recorriendo la única esfera
Que existe entre el hombre y el vacío
Viento atolondrado de los desiertos
Fríamente raspa la cara y los hombros
Queda mucho o no queda nada por andar
Estoy acostumbrado al laberinto
Y a estar perdido sin razón alguna
Sin causa alguna
Las gaviotas rasan las ondas de plata
Un navegante plantado en la orilla fuma un cigarrillo
Oyendo las fábulas del Mar
Desoyendo las advertencias del Destino
Vivir es derivar
Y cada episodio inesperado es un encuentro
Hay que creer en algo, incluso en las inexistencias,
para hacer llevadera la navegación

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Alondra de fuego al Alba

Despierto a destiempo para seguir marchando al Paraíso inventado


Todo son eriales y espinosos campos de sombra y luz mortecina
Otoño frío sopla el viento Se inclina el Cielo álbido
Cansado de palabras Cansado de silencios
Me paro a contemplar mi estado
Y me pierdo entre ondulantes nebulosas
Lluvia de párpados Alondra de fuego al Alba
Venus matutina blanca y grácil
Bendice la Aurora al marino
En los interminables viajes sin causa
Temblor del aire puro Dulces lecciones del violento rocío
Temblor del plumaje de los cuervos Temblor de las rosas
Al paso del viento apátrida
Temblor del ser
Al paso del Tiempo De la Eternidad
Ajeno a las labores de los hombres
Me tiendo en la yacija y me entrego a las vislumbres
Repleto de antidepresivos realizo mi marcha tullida
La mente enferma aguarda el advenimiento de una iluminación
O de un Crepúsculo bermejo
Furor de las olas
Cónclave deísta de deidades
Zapatos rotos bajo el Cielo
Heridas entre los dedos del pie derecho
Y ninguna iluminación
Ningún atisbo de misterio glorioso
Lo real es el dolor de los pies
En esta marcha mentida, vana, idealista
Que no lleva a ninguna parte
Que da vueltas mientras la Noche y el día
Permanecen indiferentes
Me he dado cuenta de que cada uno crea su tránsito
De que cada cual, en medio de la marcha, toma a solas su café

41
Dionisíaco

La embriaguez que nos redime


Bajo el Cielo que de pronto adquiere la faz de la Esperanza
Las risas que ascienden con toda su tristeza
Los tigres de Baco
Las ménades frenéticas danzando a un lado del Tiempo
Lo único que le pedimos a las deidades es que existan
Que por favor existan
Brindamos por las múltiples verdades
Mientras las canéforas exultantes esparcen sus flores
Nuestro corazón está débil
Pero el vino de Sileno lo fortalece
Y esa sabiduría que brota del delirio
En lo profundo del bosque, a la vera de un arroyo
Desde la mañana hasta la Noche
Somos bendecidos por una santa ebriedad
Hemos nacido para morir
Y necesitamos evadirnos
Somos tan puros como los sátiros y los faunos
Buscamos un dios que nos haga inmortales
Olvidamos nuestra letal mortalidad admirando la Belleza
Pero no somos bellos
Estamos estragados por la vida
Somos grotescos
Sabemos que el porvenir no existe
Y que el presente a cada rato es abolido
Sólo existe el instante
Un latigazo en el lomo de una quimera
Somos microcaos que se buscan desesperadamente
Y que no acaban nunca de encontrarse
Si he de morir que sea en la orilla del Mar
Frente a las olas
Evohé Evohé
Huimos de lo serio y lo solemne
Hallamos lo cómico que tiene la vida
Ese vano huir de la propia condición
Esa borrachera solitaria

42
Para seguir siendo lo que somos
Sabemos que el Destino es inevitable
Y nos adormecemos en el bosque
O en la sombría pieza en que meditamos
Tenemos fe por instinto
Somos microcaos embriagados
Que quieren sólo existir, ya no vivir
Evohé Evohé
Nuestra inspiración es la panza de Baco
Y los faunos delirantes tendidos en el calvero
Buscamos olvidarnos para trascendernos
Somos hijos de nuestra propia embriaguez

43
Autor: porpeytow

Página personal: http://porpeytow.bubok.com

Página del libro:

http://www.bubok.com/libros/169564/De-conatos-y-microcaos

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