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ENTREVISTA A GILAD ATZMON
Por Silvia Cattori
Gilad Atzmon
Silvia Cattori: Como músico de jazz, ¿qué le llevó a utilizar su pluma
como arma contra el país donde nació [1] y contra su pueblo?
Silvia Cattori: ¿Diría usted que existe una discrepancia entre los
judíos y la izquierda?
Gilad Atzmon: No, en absoluto. Que quede claro que yo nunca hablo
de los judíos como pueblo. Yo distingo entre judíos (el pueblo),
judaísmo (la religión) y judeidad (la cultura). En mi trabajo solo
reflexiono sobre la tercera categoría, es decir la judeidad. También
debe entenderse que distingo entre la "izquierda judía" tribal y los
izquierdistas que, por puro azar, además son judíos. De hecho, yo
sería el primero en admitir que hay muchos grandes izquierdistas y
humanistas de procedencia judía. Sin embargo, para mí esos judíos
que operan bajo una "bandera judía" son las hojas de parra del
sionismo: están ahí solo para dar una imagen de "pluralismo judío". De
hecho, cuando comprendí plenamente el papel de la "izquierda judía”
me di cuenta de que podría acabar luchando en solitario contra la
potencia más fuerte que existe.
Pero voy más allá: ¿dónde está “la izquierda” de Europa? ¿Dónde
está “la izquierda" de Estados Unidos? ¿Por qué no pueden defender
a los musulmanes? ¿Por qué no pueden vincularse o forjar alianzas
con millones de inmigrantes musulmanes, personas que, además,
resulta que son parte de la nueva clase trabajadora europea? Voy a
mencionar aquí lo que para mí es un concepto fundamental: se trata
de una idea que he tomado del psicoanalista francés Jacques Lacan.
Lacan sostiene que amar puede ser una manera de amarse a uno
mismo a través de otro. En mi opinión la "solidaridad de la izquierda"
con Palestina puede ser entendida como una forma de amarnos a
nosotros mismos a expensas de los palestinos. No queremos que
sean musulmanes. Les decimos que sean demócratas (siempre que
no voten a Hamas). Les decimos que sean progresistas, "como
nosotros". Aún no he decidido si esa actitud es grosera o simplemente
patética.
Recientemente me encontré con una crítica trotskista de mi trabajo. El
argumento esgrimido contra mí era el siguiente: "Gilad se equivoca
porque se las arregla para explicar el sionismo sin el colonialismo;
explica el holocausto sin el fascismo. Incluso explica la recesión, el
desastre económico mundial, sin el capitalismo".
Pero aquí viene la buena noticia: curiosamente, han sido los artistas,
más que los "intelectuales", los que han tenido el coraje para alzar su
voz. En un determinado momento comenzaron a equiparar las
imágenes de Palestina con las del holocausto judío, y fueron los
artistas los que tuvieron la valentía de yuxtaponer los niños palestinos
con los niños judíos.
La gran pregunta que hay que hacerse es esta: ¿Por qué la “izquierda"
y los judíos antisionistas se aferran desesperadamente al paradigma
colonial? Y esta es mi respuesta:
Gilad Atzmon: Muy sencillo: para mí la lucha por la paz es una lucha
por una causa universal. Para mí, apoyar a los palestinos es una
necesidad ética. Y si se trata de una causa universal y de una
necesidad ética, no veo ninguna razón para luchar por ella "como
judío", "como varón" o "como artista de jazz". Cuando me encuentro
con esos que se llaman a sí mismos "judíos por la paz" y "judíos por la
justicia", me levanto y digo: "¿Qué quieres decir cuando te llamas a ti
mismo ‘judío’? ¿Eres religioso?” Cuando un judío de la Torah [8] dice
que se identifica a sí mismo como judío sé lo que quiere decir. Cuando
los judíos de la Torah dicen: "Somos judíos religiosos y apoyamos a
Palestina en el nombre de nuestra fe", yo les digo: adelante, tienen
ustedes todo mi apoyo.
Pero cuando judíos laicos me dicen que trabajan por Palestina en
nombre de sus valores judíos, tengo que preguntarles: "¿Cuáles son
sus ‘valores seculares judíos’"? He estudiado y examinado
cuidadosamente el asunto y, por muy embarazoso que suene, no
existe nada que se pueda llamar "sistema judío de valores laicos".
Gilad Atzmon: Es posible, pero no creo que los judíos que sucumben
a las políticas tribales judías sean realmente conscientes del efecto
que estas tienen sobre los demás.
Silvia Cattori: ¿Qué respuesta tiene para los que afirman que sus
posiciones políticas son, por así decirlo, "extremistas "?
Como ya dije antes, yo distingo entre judíos (el pueblo), judaísmo (la
religión) y judeidad (la ideología). Estoy en contra de la ideología judía,
no contra el pueblo judío o el judaísmo. Si esto me convierte en un
"extremista", entonces voy a tener que vivir con ello.
Gilad Atzmon: Voy a ser muy honesto con usted: los medios de
comunicación occidentales han fracasado estrepitosamente. Los
medios de comunicación occidentales nos ha traicionado. No han
conseguido entender que Palestina no está tan lejos de nuestro
"paraíso occidental". Los medios de comunicación no han sido
capaces de ver que todos somos palestinos: los palestinos están en la
vanguardia de la batalla contra el mal, pero el resto de nosotros
estamos librando exactamente el mismo combate, y todos tenemos
enfrente al mismo enemigo. Lo que sucedió en Estados Unidos con la
crisis crediticia y se convirtió luego en crisis económica es el resultado
directo de la política sionista mundial.
Los israelíes y sus aliados saben muy bien por qué promueven la
islamofobia. Pero, ¿qué es la islamofobia? ¿A qué y a quién sirve?
Sirve a los intereses capitalistas siocéntricos. La islamofobia es el
verdadero rostro de la Hasbara (propaganda israelí). Su función es
garantizar que la “guerra de supervivencia" de Israel sea en realidad la
guerra de Occidente.
[3] Véase « Ce que j’ai dit à Stuttgart » ("Lo que dije en Stuttgart"), por Gilad
Atzmon, palestine.net información, 22 de febrero 2011 (Texto original en
inglés en: http://www.gilad.co.uk/writings/truth-in-stuttgart-1.html ).
[4] El Motín del té de Boston (Boston Tea Party) es el nombre que recibe la
revuelta política contra el Parlamento británico que tuvo lugar en Boston en
1773. La Ley del Té (Tea Act) promulgada por el gobierno británico autorizaba
a la British East India Company a vender té a las colonias sin pagar impuestos,
lo que desató la cólera de los colonos estadounidenses. Los bostonianos
abordaron los barcos anclados en el puerto y arrojaron al mar las cajas de té
que almacenaban. Esta revuelta de gran contenido simbólico fue el preludio de
la Guerra de la Independencia.
[5] Autores del libro “The Israel Lobby and U.S. Foreign Policy” (2007), estudio
académico sobre la influencia de los lobbies sionistas sobre la política exterior
estadounidense. La tesis central del libro, que desató ampollas y acusaciones
de antisemitismo contra sus autores, es que los grupos de presión sionistas
determinan la política exterior estadounidense de forma perjudicial tanto para
los intereses estratégicos estadounidenses como, a la larga, de los intereses
israelíes.
[6] Véase « Bernard-Henri Lévy, el filósofo francés. Deconstruyendo a un
fantasma » , por Gilad Atzmon, 10.02.2011.
[7] Gilad Atzmon alude aquí a una encendida disputa académica acaecida entre
el publicista sionista Alan Dershowitz y el intelectual antisionista Norman
Finkelstein con motivo de la publicación por parte del primero de la obra “The
Case for Israel”, una defensa apologética de Israel. Finkelstein tachó la obra de
“colección de embustes, falsificaciones, plagios y estupideces” y denunció que
parte de su contenido había sido plagiado de la obra “From Time Inmemorial”,
de Joan Peters. Posteriormente, Finkelstein profundizó y amplió su crítica en el
libro “Beyond Chutzpah” (2005). La disputa acabó salpicando a las autoridades
académicas, concretamente a la dirección de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Harvard, cuyo decano sentenció que, pese a las evidencias
aportadas por Finkelstein, Dershowitz no había cometido plagio. En el curso de
la disputa Dershowitz envió cartas a la University California Press para que no
publicara la obra de Finkelstein y solicitó al gobernador de California Arnold
Schwarzenegger que interviniera para impedir la publicación de “Beyond
Chutzpah”. El gobernador se negó apelando al principio de la libertad
académica. Dershowitz contraatacó publicando “The Case for Peace”, en donde
argumentó que todo se trataba de una conspiración contra él y otros
intelectuales sionistas auspiciada por Finkelstein, Chomsky y Alexander
Cockburn.
[9] Véase: "Roger Waters, homme et artiste d’exception", por Silvia Cattori,
silviacattori.net, 26 de julio de 2010.
http://www.silviacattori.net/article1554.html