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3) ¿Puede uno decidir no casarse? ¿Qué conlleva esta decisión para una mujer? ¿Y
para un hombre?
COMPRENSIÓN DE LECTURA
La señorita y la criada hacían muy buenas migas. Sin la compañía y los agasajos de
Saturna, la vida de Tristana habría sido intolerable. Charlaban trabajando, y en los
descansos charlaban más todavía. Refería la criada sucesos de su vida, pintándole el
mundo y los hombres con sincero realismo, sin ennegrecer ni poetizar los cuadros; y la
señorita, que apenas tenía pasado que contar, lanzábase a los espacios del suponer y del
presumir, armando castilletes de vida futura, como los juegos constructivos de la
infancia con cuatro tejuelos y algunos montoncitos de tierra. Era la historia y la poesía
asociadas en feliz maridaje. Saturna enseñaba, la niña de D. Lope creaba, fundando sus
atrevidos ideales en los hechos de la otra.
«Mira, tú -decía Tristana a la que, más que sirviente, era para ella una fiel amiga-, no
todo lo que este hombre perverso nos enseña es disparatado, y algo de lo que habla tiene
mucho intríngulis... Porque lo que es talento, no se puede negar que le sobra. ¿No te
parece a ti que lo que dice del matrimonio es la pura razón? Yo... te lo confieso, aunque
me riñas, creo como él que eso de encadenarse a otra persona por toda la vida es
invención del diablo... ¿No lo crees tú? Te reirás cuando te diga que no quisiera casarme
nunca, que me gustaría vivir siempre libre. Ya, ya sé lo que estás pensando; que me
curo en salud, porque después de lo que me ha pasado con este hombre, y siendo pobre
como soy, nadie querrá cargar conmigo. ¿No es eso, mujer, no es eso?».
-¡Ay, no, señorita, no pensaba tal cosa! -replicó la doméstica prontamente-. Siempre se
encuentran unos pantalones para todo, inclusive para casarse. Yo me casé una vez, y no
me pesó; pero no volveré por agua a la fuente de la Vicaría. Libertad, tiene razón la
señorita, libertad, aunque esta palabra no suena bien en boca de mujeres. ¿Sabe la
señorita cómo llaman a las que sacan los pies del plato? Pues las llaman, por buen
nombre, libres. De consiguiente, si ha de haber un poco de reputación, es preciso que
haya dos pocos de esclavitud. Si tuviéramos oficios y carreras las mujeres, como los
tienen esos bergantes de hombres, anda con Dios. Pero, fíjese, sólo tres carreras pueden
seguir las que visten faldas: o casarse, que carrera es, o el teatro... vamos, ser cómica,
que es buen modo de vivir, o... no quiero nombrar lo otro. Figúreselo.
3) Entre otras cosas Tristana dice: “Ya, ya sé lo que estás pensando: que me curo
en salud”. ¿Qué significa esto?
a) Pícaro, sinvergüenza