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María Clemencia Ramírez

Entre el estado y la guerrilla:


identidad y ciudadanía en el movimiento de
los campesinos cocaleros del Putumayo

Favor no escribir ni subrayar


los libros y revistas Gracia»
SÜ;Í.T.3 de Bibliotecas
Universidad de los Aade*
© INSTITUTO COLOMBIANO DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA - I C A N H -

Entre el estado y la guerrilla: identidad y ciudadanía


en el movimiento de los campesinos cocaleros del Putumayo

Calle 11 n° 2-41
Bogotá - Colombia
Teléfonos
56198 96 / 56195 0 0

Correo electrónico
icanhbook@hotmail.com

© MARÍA CLEMENCIA RAMÍREZ

PRIMERA EDICIÓN
Bogotá, octubre de 2001

ISBN
958-97054-0-5

FOTOGRAFÍA DE LA CARÁTULA
Jorge Parga, archivo de El Tiempo

FOTOGRAFÍAS DE LA CONTRACARÁTULA
Manuel Saldarriaga, León Darío Peláez,
Orlando Restrepo, Juan Herrera
Archivo de El Tiempo A los campesinos del Putumayo, con la esperanza
de contribuir a que sus voces sean escuchadas
COORDINACIÓN EDITORIAL y sus propuestas tenidas en cuenta.
Juan Andrés Vaíderrama

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN
Angela Vargas Ramírez

IMPRESIÓN
Servigraphic Ltda.

Esta publicación ha sido realizada con la colaboración financiera de Colciencias,


entidad cuyo objetivo es impulsar el desarrollo científico y tecnológico de Colombia.
I N T R O D U C C I Ó N

Queremos que Colombia y el mundo sepan, de una vez


que nosotros no cultivamos coca por gusto, sino porque
nos obligan a ello, y no es la guerrilla la que nos obliga, es
el propio gobierno: no hay alternativas.
[Apuntes de un paw campesino, 1999).
Después del paro cocalero de 1996 fuimos conscientes de
que no se sembraba comida. Ahora estamos cultivando
plátano y yuca, pero obligados por la guerrilla. Por causa de
la coca los campesinos preferimos comprar la comida,
para sembrar sólo coca.
(Líder campesino en Yapurá, r$g8¡.

E
STOS TESTIMONIOS SINTETIZAN, DESDE LA PERSPECTIVA DE LOS CAMPESINOS, POR QUÉ SE
expandió el cultivo de coca en la región amazónica de Colombia, e introducen
su posición ambivalente entre el estado y la guerrilla, referentes centrales para
comprender su situación y, por tanto, ejes del análisis que se presenta en este libro.
Se trata de la convivencia cotidiana de actores diversos con intereses diferen-
tes, opuestos y en conflicto que, sin embargo, convergen en una región; en conse-
cuencia, es difícil determinar los límites de acción de los unos en relación con los
otros. Sobresalen entonces las alianzas estratégicas, las negociaciones, las manifes-
taciones de resistencia y, más aún, el desvanecimiento de las fronteras que separan
un grupo del otro, lo cual lleva a que los adjetivos usados con frecuencia para
caracterizar dichas relaciones sean ambivalentes y ambiguas. El cultivo de coca ha
puesto de manifiesto en el ámbito nacional e internacional problemas estructurales
de la región amazónica colombiana, que buscan develarse en el presente libro por
medio del análisis del siguiente evento.

E L EVENTO

E L I DE MARZO DE 1996 Y DE ACUERDO CON EL INTERNATIONAL NARCOTICS ACT DE 1986 ESTADOS


Unidos decertified al gobierno colombiano por cuanto sus esfuerzos contra el
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez INTRODUCCIÓN

narcotráfico (cultivos ilícitos y comercio) no alcanzaban los parámetros determina- En este caso, el objeto de análisis pone en evidencia cómo el estado a partir de
dos por ese país. Esta declaratoria implicaba la suspensión de la ayuda antidrogas, la representación de la amazonia occidental como una región habitada por gente
la supresión de las preferencias arancelarias a las exportaciones del país, el veto de desarraigada, dedicada a actividades ilegales, ya sea por relacionarse con las Farc o
Estados Unidos a las solicitudes de Colombia ante el sistema financiero multilateral, con el narcotráfico, por medio de la aplicación de políticas de represión acordes
así como la suspensión del sistema de garantías a las inversiones de Estados Uni- con esta percepción, incide en la emergencia de un movimiento social que asume
dos en Colombia (De Rementeria, 1996: 58). Como respuesta a este hecho el gobierno su identidad colectiva como cultivadores de coca o cocaleros, buscando resignificar
del presidente Ernesto Samper (1994-1998) incrementó las fumigaciones aéreas de las este rótulo que no sólo los estigmatiza y los criminaliza sino que los invisibiliza.
plantaciones de coca en la región amazónica, así como el control de la venta de Se pone en escena aquello que Joseph y Nugent (1994) insisten en que debe
cemento y gasolina, insumos necesarios para el procesamiento de la pasta de coca. retomarse para analizar el estado desde una perspectiva sociocultural y política des-
Durante julio, agosto y_ septiembre de 1996 cerca de doscientos m i l campesinos, de la localidad, lo que implica una mirada relacional entre éste y las clases popula-
incluidos colonos, mujeres, niños y población indígena, marcharon desde sus res. Como el objetivo central del movimiento social era hacerse visible como grupo
predios rurales hacia los pueblos más cercanos y hacia las capitales departamenta- social autónomo frente a la guerrilla y a los narcotraficantes y, sobre todo, lograr su
les, para manifestarse en contra de la aplicación y el cumplimiento de las leyes que reconocimiento como ciudadanos putumayenses, se trataba de un movimiento que
combaten los cultivos ilícitos, su principal fuente de subsistencia. no puede entenderse como tal sin entrar en interlocución o en contestación con las
políticas del estado para la región amazónica, así como de la política internacional
El presente trabajo se centra en el análisis de este evento, el paro de los campe-
de lucha contra la droga.
sinos cocaleros de los departamentos de Putumayo, Diquetá y Guaviare, y_de la
baja bota caucana, como un evento de diagnóstico , de problemas estructurales de
1
Pero, además, este movimiento social se inscribe dentro de los "nuevos movi-
la amazonia colombiana. La paradoja que subyace a este evento es que los campe- mientos sociales" ", tal como han sido llamadas aquellas nuevas formas de acción
2

sinos cocaleros sólo han recibido atención del estado central a raíz de la expansión colectiva que como señala Escobar (1992) ponen en evidencia luchas sobre significa-
de la economía de la coca en esta región del país. En este libro se analiza cómo dos. Uno de los ejes del movimiento cocalero y de la negociación va a ser la
y^ven_y_ experimentan los campesino cocaleros esta paradoja, campj^iiios que han discusión sobre el significado de actor social, en un contexto de ilegalidad. El caso
sido estigmatizados como auxiliares de la guerrilla y delincuentes que actúan fuera del movimiento cocalero ilustra la emergencia y configuración de identidades co-
de la ley, pero que, a la vez, demandan reconocimiento político y participación lectivas pero, sobre todo, muestra el contexto relacional sin el que no puede enten-
ciudadana, proponiendo un plan alternativo de sustitución que no ha recibido la derse la asunción, por parte de un grupo social subalterno, de una identidad
atención necesaria por parte del estado. adscrita por un grupo hegemónico, que se asume para ser contestada de manera
que se hace evidente el proceso de recomposición de identidades a partir de la

E L MOVIMIENTO COCALERO, UN CASO DE


RECOMPOSICIÓN DE IDENTIDADES COLECTIVAS 1 Los nuevos movimientos sociales se definen principalmente por su propuesta de mirar nuevas
formas de estructuración de la acción colectiva a partir de movimientos sociales contemporáneos
COMO EJE CENTRAL DEL LIBRO SOSTENGO QUE HA EMERGIDO Y ESTÁ EN PROCESO DE CONFIGURACIÓN tales como el movimiento ambiental, gay o feminista, que no se estructuran alrededor del
conflicto de clase, tal como se definieron los movimientos sociales a partir de la revolución
un movimiento social de pequeños campesinos cocaleros que se evidencia a partir industrial en Europa. Esta sería entonces su primera y más sobresaliente característica: que su
de 1994, como respuesta a las acciones del estado sobre la región amazónica en el base social trasciende la lucha de clases. Entre otras características señaladas están el que
marco de la guerra contra las drogas. Este movimiento social comparte las caracte- muestran pluralismo de ideas y valores, tienden hacia orientaciones pragmáticas y buscan
reformas institucionales que amplían a sus miembros su participación en la toma de decisiones.
rísticas que define Archila (1995: 154) para los movimientos sociales: "acciones so- Además, y esta característica es central para el presente caso, implican la emergencia de nuevas
ciales colectivas, más o menos permanentes, orientadas a enfrentar injusticias, identidades y, por consiguiente, se asocian con un conjunto de creencias, símbolos, valores y
desigualdades o exclusiones, es decir, que denotan conflicto y que tienden a ser significados relacionados con sentimientos de pertenencia a un grupo diferenciado. Las
organizaciones de los nuevos movimientos sociales tienden a ser segmentadas, difusas y
propositivas. Todo ello en contextos históricos determinados". El rechazo de su descentralizadas. Su organización y proliferación están relacionadas con la falta de credibilidad
exclusión y su interés en proponer soluciones a su situación están en la base del en los canales de participación instituidos, por lo que buscan formas alternativas de participación y
movimiento cocalero. de toma de decisiones relacionadas con asuntos de interés colectivo (Laraña, Johnston y Gusfield,
1994). Aun cuando puede afirmarse que los pequeños campesinos de la amazonia tienen
reivindicaciones como clase subordinada, esta condición no es la que hace que el movimiento
social se defina como tal, lo cual se mostrará a lo largo del libro. Para una amplia discusión sobre
1 Moore (1987: 730) señala que "la clase de evento que debe privilegiarse es aquel que revela tanto los nuevos movimientos sociales y sus especificidades en Latinoamérica, véanse Escobar (1992.a,
competencias, contradicciones y conflictos que estén sucediendo, como los esfuerzos para 1992), Escobar y Alvarez (1092) y Alvarez, Escobar y Dagnino (1998).
prevenirlos, suprimirlos o reprimirlos".
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez INTRODUCCIÓN

acción colectiva. Se trata también de una identidad colectiva que moviliza y articu- sin sentirse frente a una espía o a una posible enemiga que podía usar en su contra
la posiciones subjetivas, buscando una hegemonía política e ideológica regional. la información que me ofrecía; por el contrario, la gente (funcionarios, líderes,
Quiero subrayar la importancia que tiene en la configuración del movimiento so- comerciantes y habitantes del pueblo en general) mostró interés en el trabajo que
cial asumir esta identidad como pequeños campesinos cultivadores de coca, pues realizaba. Para ellos la historia de sus luchas debía escribirse y sus interpretacio-
la discusión abierta de su condición de cultivadores de coca es la que permite nes del problema del cultivo de la coca difundirse. Aprendí ciertos códigos de
negociar con los representantes del estado pero, sobre todo, proponer alternativas seguridad que se manejan en el pueblo: evitar el paso por ciertos lugares para no
para la región, que más allá de erradicar la coca buscan lograr que se les reconozca ser identificada como informante de uno u otro bando, no hablar más de lo necesa-
como actores sociales e interlocutores válidos para discutir las políticas y los pro- rio con personas que sólo eran conocidas y se acercaban a saludar, entre otros. Por
gramas que se dirigen a la misma. recomendación de la gente, por ejemplo, no visité la cárcel, en donde había campe-
En este orden de ideas, se analizará cómo se resignifican nociones de ciudada- sinos productores o recolectores de coca y choferes que habían sido apresados
nía, representación política y participación. La exclusión que sienten los habitantes transportando pasta de coca o productos para su procesamiento. Según ellos, por
de la región amazónica ha significado para ellos la negación de su ciudadanía y esto podían asociarme con los narcotraficantes. También por seguridad
reclamarla es un acto político con significado cultural e identitario, de reconoci- meaconsejaron que debería entrar y salir de Puerto Asís y no permanecer todo el
miento de pertenencia a una región que buscan sea incluida al estado-nación. tiempo en esta zona, porque podía levantar sospechas. Debía comportarme de acuer-
do con la imagen que se maneja en la zona de los investigadores, personas que
En cuanto a la temporalidad, su genealogía puede extenderse a los paros cívi-
llegan, trabajan unos meses y se van. Para no permanecer todo el tiempo en Puerto
cos realizados por los habitantes de la región desde la década de 1980, y que han
Asís extendí el trabajo de campo al municipio de Piamonte.
tendido a la constitución de un movimiento social como respuesta a su abandono
y marginamiento por parte del estado. A esa situación se le imputa la propagación La baja bota caucana presenta una situación privilegiada para el estudio de la
del cultivo de coca, de manera que este pone en evidencia esta situación estructu- marginalidad de la región amazónica, definida en relación con la administración
ral de la amazonia en el contexto nacional. Cultivar coca fue el hecho que le permi- del departamento del Cauca y el estado central. Por otra parte, comparte todas las
tió a los habitantes de la amazonia occidental destacar la problemática económica y características sociales, culturales, políticas y económicas de la amazonia occiden-
social de la región amazónica de la cual el gobierno había hecho caso omiso o había tal, incluidas la intensificación del cultivo de coca durante las últimas dos décadas
menospreciado hasta el momento en que se desató el movimiento. y la presencia dominante de la guerrilla. Por estas razones el trabajo en esa región
me sirvió para entender los sentimientos que generan el abandono y desconoci-
miento en sus habitantes, su manera de asumir la exclusión y la búsqueda de
E L TRABAJO DE CAMPO EN UN TERRITORIO EN CONFLICTO inclusión en el estado-nación colombiano.

E L TRABAJO DE CAMPO SE LLEVÓ A CABO DURANTE 1998 Y EL PRIMER SEMESTRE DE 1999, Y SE REALIZÓ
Por tanto, aunque este libro se centra en el caso del movimiento social de los
intensivamente en los municipios de Puerto Asís, departamento de Putumayo, y cocaleros en el Putumayo, en él se utiliza el trabajo en la baja bota caucana para
Piamonte baja bota caucana (véase el mapa 2). Sin embargo, también recorrí otros contrastar, ampliar y profundizar el análisis del movimiento social en el Putumayo,
por cuanto este tuvo lugar también en esta región. Además, la creación del munici-
municipios del Putumayo con el fin de establecer comparaciones dentro del depar-
pio de Piamonte en la baja bota, en 1996, me permitió observar el comportamiento
tamento.
de las Farc en este proceso, por cuanto se trataba de la entrada de la administración
A partir de 1997 Puerto Asís se convirtió en lugar de residencia de los paramili-
oficial a una región en donde ejercían por completo gobierno y autoridad; han
tares; desde allí empezaron a incursionar a otros lugares buscando combatir a las
estado en la región por varias décadas y sus habitantes están acostumbrados a
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia -Farc-, que no sólo ejercen domi-
tratar todo el tiempo con el comandante del frente, de manera que en las conversa-
nio territorial sino autoridad sobre la población del Putumayo, Caquetá, Guaviare,
ciones cotidianas se habla de ellas desprevenidamente. Por otra parte, los jefes de
la baja bota caucana y Meta, tal como se evidenció durante el movimiento cocalero
las juntas de acción comunal y los miembros de la comunidad acuden periódica-
de 1996 (véase el capítulo 4). Durante mi trabajo de campo los paramilitares y las
mente a reuniones convocadas por las Farc para tratar asuntos diversos, reuniones
Farc llevaban un estricto control de los no residentes que entraban y salían de
que después se comentan abiertamente entre la gente, lo cual me ayudó a entender
Puerto xAsís para establecer el motivo por el que estaban en la región y confirmar o
el papel de este grupo en dichas regiones, desde la perspectiva de sus habitantes.
descartar su trabajo como informantes de uno u otro grupo, dentro de una guerra
de inteligencia que se instauró desde 1997, con la llegada de los paramilitares a la
zona (véase el capítulo 8).
En Puerto Asís logré que mucha gente del pueblo me concediera entrevistas,
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez INTRODUCCIÓN

L O S LÍDERES NATURALES, ACTORES CENTRALES Los líderes de este movimiento son también colonos; algunos llegaron hace vein-
te años de otras regiones del país; otros han vivido en la zona por más tiempo pero
DEL MOVIMIENTO COCALERO se definen como líderes naturales. Un líder sindical agrario nacional explica qué
LA ETNOGRAFÍA QUE PRESENTO ES LA DEL MOVIMIENTO DE LOS CAMPESINOS COCHEROS EN EL significa ser líder natural:
PuTumayo, con referencias a la baja bota caucana. Centré mi trabajo en los líderes
del Movimiento Cívico por el Desarrollo Integral del Putumayo que dirigieron di- Se le llama líder natural al que empieza allá [se refiere al campo], se queda allá y es un líder
cho movimiento y a quienes entrevisté; también tuve acceso a sus discursos du- de base. Todos hemos estado en ese proceso, sólo que cuando entendemos que la organi-
rante las diferentes fases del proceso, lo que me permitió transcribirlos y analizarlos zación debe cualificarse y ligarse a otro tipo de objetivos, políticos y económicos de carácter
a lo largo de este libro. Los líderes de ese Movimiento son los actores centrales de nacional, entonces ya no nos consideran tan naturales. Pero a mí me parece que uno sigue
siendo líder natural porque es un campesino; no se hizo líder en la academia, por decir algo,
esta etnografía; ellos estuvieron interesados en que se escribiera la historia del aunque algunos tienen la posibilidad de mejorar sus niveles académicos. Sin embargo, uno
movimiento y me prestaron toda la colaboración necesaria. Además, el objetivo de sigue siendo un líder natural, porque no se hizo líder en las aulas, se hace líder, va
mi trabajo en la región de esta manera redundó en mi seguridad. escalando peldaños, unos más rápido, otros más lento, otros con más suerte, otros con
menos, pero es así (entrevista a líder sindical de Fensuagro, Bogotá, 1998).
En su análisis del Movimiento Indígena Pan-Maya en Guatemala Warren (1998)
señala que todavía está por escribirse una historia social de los intelectuales públi-
cos en Latinoamérica, África y otras regiones poscoloniales. Considero que los líde- En esta definición de líder natural es definitivo ser campesino; es decir, es
res del Movimiento Cívico son intelectuales campesinos ¡peasant inteUectuals] en el necesario ser un miembro de la comunidad interesado en promover su bienestar.
sentido que le da Feierman (1990) al término. Se trata de los campesinos que organi- A medida que se recibe educación y se sale del nivel local se tiene acceso a un
zan movimientos políticos para mejorar sus condiciones de vida y alcanzar justicia capital cultural y social que permite articular las luchas locales a las nacionales;
3

social de acuerdo con su definición de esta; es decir que crean un nuevo discurso parece entonces que se deja de ser líder natural, pero como se expresa claramente
político. Feierman analiza este discurso político que emerge y que transmiten los para estos líderes es importante seguir siendo reconocidos como campesinos, pues
campesinos para el caso de la comunidad de Shambaai en Tanzania. Por medio del su ascendencia es la que les da la legitimidad como representantes de estas comu-
estudio de la posición social de estos intelectuales campesinos como directivos de nidades. En este caso, esta definición de líder natural puede equipararse al con-
organizaciones o educadores, busca entender la relación que se establece entre la cepto de intelectual campesino al que se refiere Feierman.
cultura local y la cultura dominante o el poder nacional. Los intelectuales campesi- Algunos de estos campesinos se convirtieron en líderes después de participar
nos, situados entre el discurso público y el poder dominante, median entre la crea- en espacios abiertos por el gobierno central en las regiones en el marco del Plan
ción activa de un lenguaje político y una continuidad de larga duración, así como Nacional de Rehabilitación -PNR-, creado en 1982 durante la presidencia de Belisario
entre la sociedad local y la sociedad global. Tal como lo señala Warren [1998: 25) "los Betancur (1982-1986), "en respuesta a la agudización de los conflictos sociales y el
intelectuales locales pueden carecer de credenciales formales, pero son reconocidos surgimiento de nuevas manifestaciones de violencia". Su objetivo era "crear las
como productores de conocimiento confiable e intérpretes de la realidad social". Las condiciones mínimas de infraestructura económica y social, la mayor vinculación
comunidades reconocen a los líderes como tales y, por consiguiente, tienen en cuen- e integración de aquellos sectores de la población que tradicionalmente habían
ta y respetan su interpretación de la realidad y las soluciones que proponen; ade- estado excluidos del proceso de desarrollo económico, político y social del país"
más, ellos desempeñan un papel central como mediadores entre las comunidades (Plan Nacional de Rehabilitación, 1994). Desde 1982, los municipios de la amazonia
locales, el gobierno nacional y los organismos internacionales. occidental y la baja bota caucana quedaron incluidos como municipios PNR. En
En los siguientes capítulos se examinan estas interpretaciones y los argumentos todos se establecieron consejos de rehabilitación, concebidos como asambleas
que se esgrimieron durante la mesa de negociación; de este modo, espero contribuir
a la historia social de los intelectuales públicos de la que habla Warren. M i principal
fj objetivo es darle voz a estos actores subalternos para acercarnos desde sus perspec- 3 Bourdieu ha señalado que el capital cultural debe llamarse "capital informacional-paia conferir
a esta noción una completa generalidad- y que existe bajo tres formas: en los estados incorporado,
tivas y experiencias a lo que significa para ellos el cultivo de coca y el conflicto objetivado e institucionalizado" (Bordieu y Wacquant, 1995:82). Incorporado, como disposiciones
armado. Para lograrlo, uno de los objetivos centrales del presente libro es entender culturales interiorizadas por el individuo por medio de la socialización; objetivado, significando
cómo moldean sus discursos y cuáles son sus argumentos. Por tanto, he querido objetos tales como libros que requieren habilidades culturales especializadas para su uso;
institucionalizado se refiere a las credenciales del sistema educativo (Swartz, 1997:76). "El capital
que las voces de los habitantes del Putumayo y la baja bota caucana formen parte social es la suma de los recursos, actuales o potenciales, correspondientes a un individuo o
central de este trabajo, por lo que transcribo las intervenciones de los líderes campe- grupo, en virtud de que éstos poseen una red duradera de relaciones, conocimiento y
sinos en la mesa de negociación, las entrevistas que realicé y las declaraciones que reconocimiento mutuos más o menos institucionalizados, esto es, la suma de los capitales y
poderes que semejante red permite movilizar" (Bourdieu y Wacquant, 1995: 82).
hacían a la prensa y otros medios de comunicación.
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez
LNTRODUCCIÓN

populares que deliberaban en el municipio; allí se sentaban funcionarios oficiales


tos pudieran haberse obviado, pero para un público colombiano más amplio, al
con representantes de la comunidad para "la canalización de las demandas de la que también busco llegar, esta visión general cumple un papel importante para la
comunidad y asegurar el adecuado manejo de los recursos asignados por el Plan, comprensión de la situación de los campesinos cultivadores de coca en el Amazo-
para el desarrollo de una actividad política más democrática y para la promoción nas colombiano.
de un liderazgo político" (Plan Nacional de Rehabilitación, 1994). En estos consejos
de rehabilitación los líderes y representantes de las comunidades aprendieron a Con el fin de hacer más accesible el trabajo a los lectores de habla española, las
negociar con el gobierno, a conocer y ejercer la política participativa; además, el citas de autores extranjeros han sido traducidas por mí; por tanto, asumo los errores
que puedan encontrarse. En cuanto a las entrevistas, cuando lo consideré necesario
PNR dictó cursos de capacitación de líderes, que se recuerdan en la región como
por razones de seguridad omití el nombre del entrevistado o lo cambié. En otros
uno de los grandes logros del Plan, porque por medio de sus líderes las comuni-
casos el nombre real del entrevistado sí figura, por considerar que no lo ponía en
dades pudieron plantear al gobierno sus proyectos y necesidades. peligro o porque este apareció en los medios de comunicación que cubrieron las
Estos líderes se definen como tales en cuanto a su capacidad para gestionar con marchas.
el estado las necesidades de la comunidad. Foweraker (1995) ha señalado que gran
parte de la práctica política de los líderes de los movimientos sociales en En cuanto a la temporalidad, vale la pena aclarar que el libro reporta la situa-
Latinoamérica se dirige a desarrollar una efectiva capacidad de gestión o "habilidad ción del cultivo de coca y de las organizaciones sociales que emergieron entre 1996
y 1999. En algunos momentos hago referencia a 2000, cuando se considera necesa-
para lograr que las cosas se hagan o que las demandas se cumplan". Estos espacios
rio aclarar, pero los datos recogidos entre 1998 y 1999 son predominantes. En el
de negociación y de promoción de la participación social organizada se incorporan
epílogo, escrito en octubre de 2001, busco hacer un seguimiento a los procesos que
a la cultura política de estas regiones y la negociación con el estado se convierte en vi emerger durante esos años.
el eje central del movimiento social que emerge en contra de la fumigación de la
coca, pero sobre todo, para presionar al estado para que cumpla con sus obligacio-
nes constitucionales.
Por medio del trabajo con los líderes y participantes en este movimiento cocaleco,
logré en primer lugar, trazar la historia del Movimiento Cívico por el Desarrollo
Integral del Putumayo, que lo lideró. En segundo término, seguir la emergencia de
las marchas de 199a y las redes que se hicieron evidentes en la región de la amazo-
nia occidental para que estas tuvieran lugar, así como el papel de las Farc en la
organización del movimiento. En tercer lugar, analizar la mesa de negociación que
se estableció entre estos líderes y los representantes del estado nacional, regional y
local y, por consiguiente, sus demandas al estado de reconocimiento como actores
sociales y, más aún, como ciudadanos putumayenses. En cuarto lugar, examinar la
percepción y formación del estado en la localidad, así como las divisiones que se
presentan dentro de él, central y regionalmente.

ALGUNAS ACLARACIONES ACERCA DE ESTE LIBRO

POR ÚLTIMO, ES NECESARIO EXPLICAR QUE ANTES OE CONVERTIRSE EN LIBRO ESTE TRABAIO SE PRESEN-
TÓ como tesis de doctorado al departamento de antropología social de la Universi-
dad de Harvard, en enero de 2001, lo que debe tenerse en cuenta para entender por
qué algunos capítulos, como el primero y el segundo, tratan muy por encima as-
pectos que en Colombia han sido objeto de extensos análisis. A los lectores extran-
jeros debía presentárseles una visión somera de la historia de violencia del país,
de la aparición y consolidación del cultivo de coca y sus diferencias con otros
países andinos, entre otros asuntos, con el fin de lograr una mejor comprensión
del problema abordado. Tal vez para los investigadores colombianos dichos aspee -
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez

senado que ven cómo la Asociación se sale de su control político; a su vez, esta no
los reconoce como sus representantes en la región o ante el poder central. La Asocia-
ción de Alcaldes se presenta como interlocutora directa con el gobierno central, de
manera que se cuestiona al gobernador no sólo en cuanto a su capacidad de gestión
sino también en relación con su compromiso político con la región. Aún más, se le
considera como el Otro, aquel con respecto al cual definen una identidad política
diferente. Se busca entonces abrir un espacio que permita legalizar e institucionalizar
administraciones públicas señaladas como representantes de la ilegalidad por parte C A P Í T U L O 4
del estado central. En el periódico El Tiempo del 6 de agosto de 1996, cuando el
movimiento cocedero estaba negociando con el gobierno central, se leía el siguiente La política del reconocimiento y el movimiento cocalero: estigmatizarían
titular: "No somos subversivos ni narcotraficantes. Alcaldes" y se informaba:
y emergencia de identidades colectivas politizadas

El alcaide de Puerto Asís, Alcibíades Enciso, a la salida de la reunión con el Fiscal afirmó:

E
"Vinimos a decirle al fiscal Valdivieso que no somos subversivos ni narcotraficantes y a
solicitarle que los funcionarios de la Fiscalía sean imparciales al momento de recibir los N ESTE CAPÍTULO SE MUESTRAN LOS FACTORES QUE INCIDIERON EN LA IRRUPCIÓN DE LAS MAR-
informes de los generales y coroneles del Ejército y la Policía que se encuentran en el
Putumayo. La petición la hacemos porque no es cierto que pertenezcamos a la guerrilla.
chas cocoleras como tales, es decir, en la movilización desde las veredas hasta
Nosotros estamos entre la espada y la pared" (...) el alcalde de Puerto Leguízamo, al los centros urbanos, y las redes que permitieron la organización de este movi-
referirse a las afirmaciones del Fiscal General sobre la urgencia en que debe constituirse miento social . Parto de Melucci (1993: 2.48) según el cual "la acción colectiva con-
1

para el Gobierno la recuperación del orden público en la zona de conflicto dijo: "No temporánea asume la forma de redes sumergidas en la vida cotidiana". Álvarez
vinimos a polemizar ni a calificar o descalificar las declaraciones de Valdivieso. Nuestra
(1997: 89-90), enriquece la idea de Melucci y la lleva más allá del análisis centrado en
posición simplemente es venir a informar sobre la situación del Putumayo y conseguir
unos acuerdos que nos permitan solucionar la actual crisis, independientemente de la el movimiento social en sí mismo y propone el concepto de tejidos de comunica-
certeza que tenemos de que la coca es criminalizada" [El Tiempo, 6 de agosto de 1006:8A). ción e interacción interpersonales e interorganizativos que mantienen a lo largo del
tiempo, de manera formal o informal, los líderes, asesores y articuladores de los
movimientos sociales.
Se palpa el ejercicio de una política de la identidad por parte de este movimien-
to cívico, cuando se responde a marcadores identitarios impuestos con los cuales En el caso del Putumayo, la presencia de las Farc en la vida cotidiana de la
ellos no se identifican. Se manifiestan urgidos de recuperar el orden público, fren- región es un punto central de la discusión, en cuanto a su papel en la organización
te al desorden y la alteración al orden público que para el estado se torna en y desenvolvimiento del movimiento cocalero. Para entender los tejidos que permi-
definitorio de una zona donde la ilegalidad, la delincuencia y la subversión son tieron la estructuración del movimiento y el poder de negociación de los poblado-
sus características centrales. Una representación de la región del bajo Putumayo res de la región frente al autoritarismo de las Farc, analizaré detenidamente la
que los alcaldes buscan redefinir. relación que se estableció entre estas, los jefes de las juntas de acción comunal y
Por otra parte, frente a una descentralización que ha sido tildada como perversa
por cuanto se descentralizan las responsabilidades mas no los recursos buscando
que "la gente tenga como interlocutor y como referencia de poder al alcalde y a los 1 No me propongo hacer un análisis desde la teoría de movilización de recursos, ampliamente
trabajada por McAdam, McArthy y Zald (1996), en la que se enfatiza el análisis del uso que hace
Consejos" (entrevista a un líder agrario nacional, iggS), los alcaldes buscan com- la organización de los movimientos sociales de los recursos -estructuras organizativas existentes,
prometer a los funcionarios del nivel central en la búsqueda de la solución de un ya sea formales o informales, así como auxiliares externos- y de las oportunidades políticas.
conflicto regional que se produce con participación de fuerzas ajenas a la región. Aun cuando muestro las redes organizativas que se aprovecharon para conformar el movimiento
cocalero, el énfasis del trabajo está en la emergencia de las identidades colectivas que movilizan
La imposibilidad de tener continuidad visible como movimiento social en la a la población en busca de su reconocimiento como actores sociales.
región no evita que se sigan buscando formas alternas de institucionalidad de estas Sin embargo, vale la pena retomar el señalamiento hecho por Foweraker (1995) para los movimientos
nuevas ideas políticas. La presencia permanente de los alcaldes en Bogotá se vuel- sociales latinoamericanos, en cuanto a que la importancia central del estado como proveedor de
recursos escasos significa que estos deben desarrollar una aproximación estratégica hacia aquel.
ve, simbólicamente, una forma de ser reconocidos. Es así como la Asociación tiene
Por esta razón, Foweraker sugiere que la teoría de la movilización de recursos puede ser útil en el
una sede en la capital del país, para hacerse visibles como ciudadanos que buscan análisis de la trayectoria política de estos movimientos. En el caso del movimiento cocalero, las
de sus derechos como tales y, más aún, como funcionarios públicos elegidos po- relaciones que se establecen entre actores externos a este, y que contribuyen a su éxito, como son
pularmente. las Farc y los campesinos, no están diferenciadas de manera tan clara, por cuanto se manejan
ambivalencias y ambigüedades que vuelven difusas estas fronteras, como se verá en este capítulo.
I IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez CAPÍTULO 4 • La política del reconocimiento y el movimiento cocalero
O I
los líderes del Movimiento Cívico por el Desarrollo Integral del Putumayo. Así Para entender la construcción de la identidad colectiva que emergió durante el
mismo, resaltaré la articulación de las organizaciones indígenas de la región al movimiento cocalero de 1996 parto de dos presupuestos fundamentales: en primer
Movimiento Cívico y la asesoría que le prestaron algunos funcionarios oficiales lugar, y como anota Melucci (1988: 242), la acción colectiva es vista como un producto
locales a los líderes del Movimiento. social, un conjunto de relaciones sociales, un proceso que se construye y se negocia:
Sostengo que la "política del reconocimiento" (Taylor, 1095) es uno de los ejes
centrales del movimiento, lo cual significa que los colonos cocederos del Putumayo 1
La identidad colectiva es una definición interactiva y compartida, producida por va-
y, más aún, de la amazonia occidental, cuestionan el señalamiento y la estigmatiza- rios individuos y que tiene que ver con las orientaciones de la acción y del campo de
oportunidades y limitaciones en el que esta tiene lugar: interactiva y compartida significa-
ción que se hace de ellos como personas al margen de la ley, migrantes que buscan
3

que su definición debe entenderse como un proceso, en la medida en que la identidad -


fortuna fácil -antes que personas en busca de mejorar su nivel de vida, como ellos lo colectiva se construye y negocia por medio de la activación periódica de las relaciones
expresan-, faltos de identidad, sin ningún arraigo en la región amazónica y siempre entre dichos individuos.
con el interés individual de beneficiarse para regresar a su lugar de origen.
Como se ha mostrado, la percepción que tiene el centro de la frontera amazónica Como se mostrará en este capítulo, la identidad colectiva que se construye a lo
-la periferia- está mediada por dichos marcadores identitarios, lo cual es patente largo del movimiento cocalero no sólo se negocia entre los participantes sino que
en el tratamiento represivo que se le ha dado a estas movilizaciones cívicas, que responde a la identidad que se les asigna por parte del estado de derecho, como
aun cuando no son manifestaciones violentas, desde la década de 1980 han sido personas fuera de la ley y, más aún, como malos ciudadanos a quienes como grupo
señaladas recurrentemente como "promovidas por la guerrilla" lo cual, en la prác- se les niega la ciudadanía. La^dentidad colectiva que se demanda está estrechamen-
, tica, se traduce en la negación de cualquier capacidad de maniobra a los habitantes te ligada a la construcción de una nueva ciudadanía, la de ciudadano putumayense.
J de láTegión, quienes con sus demandas y necesidades y la construcción de idenj: En segundo lugar, parto de la afirmación de Laclau y Mouffe (1985) según la cual
tidades colectivas locales y regionales quedan subsumidos por la dinámica que ha la identidad colectiva se construye por medio de la articulación de significados; es
tomado el conflicto armado, y recientemente, por la puesta en marcha de la política decir, que en la construcción de la identidad colectiva como colonos o campesinos
internacional de lucha contra las drogas o contra la insurgencia. cocaleros el significado que la sociedad les adscribe tiene un rol primordial. Este
significado se articula, además, con otros que manejan los diferentes grupos que
habitan la región, los cuales pueden estar vinculados o no, de manera diferencial,
1 Al respecto de la identidad como cocederos adoptada por los campesinos "cultivadores de hoja de con el cultivo, la recolección, el procesamiento y la comercialización de la coca.
coca" en el Putumayo es importante aclarar lo siguiente: en primer lugar, a las diversas maneras
a las cuales se refieren cuando mencionan su condición de cocederos, ya que en ciertos momentos Vale la pena reiterar lo dicho por Roseberry (1994:36) en cuanto a que las poblaciones
se identifican como colonos y cocaleros. A lo largo del libro es claro que antes que cocaleros se subordinadas utilizan formas, imágenes símbolos u organizaciones hegemónicas para
identifican como campesinos o colonos, puesto que la coca es vista por ellos sólo como un confrontar, entender, acomodarse o resistir su dominación. La identidad colectiva no
cultivo más e insisten en que son pequeños campesinos o colonos cultivadores de hoja de coca
está dada, se construye y, muchas veces, está moldeada por los mismos procesos de
y como tal se diferencian de "la mafia del narcotráfico", lo cual es evidente a lo largo del libro en
las diversas intervenciones de los líderes del movimiento. Por otra parte, hay variaciones de dominación. Se trata también de poner en evidencia el derecho a escoger si se quiere
identidad según la zona. En el caso de la baja bota caucana y Puerto Guzmán. donde la pertenecer o dejar de pertenecer a cierta categoría identitaria, ya sea para contribuir a su
colonización ha sido secundaria, proveniente del Caquetá, la identidad como colonos se mantiene definición o para producir nuevos significados. Como se mostrará, la articulación de
con mayor énfasis, mientras que en zonas de colonización nariñense, como es el caso del Valle
del Guamués, se habla más de campesinos. Lo que es claro es que son pequeños colonos o significados también se da espacialmente, es decir, por medio de los significados adscri-
"campesinos cultivadores de hoja de coca" y, por tanto, una vez se inicia la fumigación de tos tos a las veredas y a las cabeceras municipales dentro de las regiones reconocidas y
cultivos de coca y empiezan las actividades en contra de la fumigación por parte de los diferenciadas dentro del departamento -por ejemplo, alto, y bajo Putumayo-.
campesinos, se acepta el que son cultivadores de coca y se empiezan a identificar como cocaleros,
implicando con ello no sólo la aceptación de ser cultivador sino también asumiendo esta identidad Como se analizó en el capítulo anterior, durante las últimas dos décadas los
adscrita por el gobierno con el fin de contestarla, manifestando su desacuerdo con las políticas movimientos sociales del Putumayo tendieron a convertirse en movimientos políti-
de criminalización del cultivador de coca por parte del estado. Aquí cabe reiterar que en Colombia
cos autónomos de los partidos tradicionales. Su búsqueda por lograr la inclusión y
el cultivo de coca no ha tenido la importancia nacional que ha tenido en Bolivia y Perú (véase el
capítulo z), y el surgimiento de esta identidad colectiva como cocaleros no sólo es reciente sino representación en el sistema político nacional -caracterizado por la exclusión siste-
que ha respondido a la política antidrogas caracterizada por la represión indiscriminada. mática de los partidos políticos de oposición- ha sido una situación estructural y, en
3 En su análisis del término estigma, que define como "un atributo que es profundamente este sentido, podría hablarse del ejercicio de una política de la inclusión, "que busca
desacreditante", Goffman (19Ó3: 3) señala cómo adquiere significado como tal en determinada que las instituciones políticas reconozcan a los nuevos actores políticos como miem-
situación en relación con el otro. Es decir, "un atributo que estigmatiza un tipo de poseedor bros de la sociedad política y, así, éstos puedan beneficiar a quienes representan"
puede ser lo normal para otro y, por tanto, no es en sí mismo una cosa que acredita o desacredita
(...) se requiere un lenguaje de relaciones, no de atributos". (Cohén y Arato, 1994: 526).
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez CAPÍTULO 4 • La política del reconocimiento y el movimiento cocalero

Sin embargo, es evidente que la búsqueda de inclusión política ha sido impedi- momentos coyunturales- la pregunta sobre la política de ¡a influencia de estos movi-
da sistemáticamente por la violencia institucional o estatal instaurada en Colom- mientos sociales sobre el campo de lo político y, más aún, su incidencia en la reforma
bia, que se dirige contra cualquier partido político de oposición. Tal como lo han de las instituciones del estado así como en sus políticas hacia la región, es el eje para
anotado Uprimny y Vargas (1989:116), la guerra sucia "parece ser entonces un meca- analizar el movimiento de los cocaleros de 1996. Además, nos introduce en el análisis de
nismo de oposición a la política de paz, a la legalización de la actividad guerrillera la relación que se establece entre el estado y la sociedad civil en las áreas de conflicto.
y a la apertura de espacios políticos para nuevas fuerzas" . En este contexto, lograr
4

Este análisis cobra más importancia si tenemos en cuenta la crisis de hegemo-


representatividad política dentro del sistema político institucional es fundamental
nía por la cual atraviesa el régimen político colombiano , desde la década de 1980 la
5

para esos movimientos, surgidos en el seno de una sociedad civil estigmatizada por
cual se hizo más evidente durante el gobierno de Ernesto Samper -1994-1998- a
la presencia guerrillera en la zona y que, por consiguiente, es permanentemente
partir de las acusaciones sobre la financiación de su campaña con dineros prove-
atacada, amenazada y deslegitimada.
nientes del narcotráfico. La intensificación de las fumigaciones y de la penaliza-
Cohén y Arato (1994) han insistido en que la influencia de la sociedad civil ción de los cultivadores de coca por parte del gobierno colombiano, era una forma
sobre la sociedad política es una dimensión central de la democracia; para ellos, la de ubicarse frente a Estados Unidos como persecutor del narcotráfico; sin embar-
sociedad civil se torna así no sólo en terreno para la acción colectiva contemporá- go, al mismo tiempo se generó un gran movimiento social cocalero que develó, en
nea sino en objetivo de los movimientos sociales, por cuanto se busca democrati- la práctica, la falta de políticas estatales para complementar la fumigación con pla-
zar las relaciones sociales dentro de la sociedad civil. En el caso del Putumayo, nes alternativos de producción para los pequeños campesinos cocaleros, lo cual
esta no puede verse como consolidada y autónoma del estado, por cuanto en un deslegitimó al estado frente a los habitantes del Putumayo, haciendo que el movi-
contexto de marginalidad y conflicto aparece subsumida y dependiente. Sin em- miento cocalero ganara más adeptos, que cuestionaban al estado.
bargo, los movimientos sociales contribuyen a hacerla visible frente a los actores A l mismo tiempo, y esa es la paradoja, dichos movimientos no planteaban una
armados (véanse los capítulo 8 y 9). lucha frontal contra el estado sino que, por el contrario, demandaba su presencia
Además de una política de la inclusión, Cohén y Arato (1994) consideran que efectiva en la zona. El apoyo del estado fue el único camino que los representantes
los nuevos movimientos sociales buscan también influir sobre el discurso político de la sociedad civil encontraron como alternativa democrática-participativa frente a
hegemónico y, más aún, sobre las instituciones, e introducen la política de la la guerra contra las drogas declarada por Estados Unidos y las fuerzas armadas.
influencia y la política de la reforma, como otros aspectos fundamentales para
tener en cuenta en el análisis de los objetivos o logros de los nuevos movimientos
sociales: HORA CERO E INICIO DE LA MOVILIZACIÓN
DE LOS CAMPESINOS COCALEROS
Es indispensable también una política déla influencia que busque alterar el universo del
COMO RESULTADO DEL DECRETO 195a DEL 17 DE NOVIEMBRE DE 1995, .APROBADO EL 12 DE MAYO DE 1995
discurso político para introducir nuevas interpretaciones que surjan tanto de las necesidades
reales como de las nuevas identidades y nuevas normas. Sólo con esta combinación de por el Consejo Nacional de Estupefacientes, y que en el artículo i° adopta el documen-
esfuerzos puede restringirse y controlarse la colonización administrativa y económica de la to llamado "Compromiso de Colombia frente al problema mundial de la droga", el
sociedad civil, que tiende a congelar las relaciones sociales de dominación y crear nuevas gobierno del presidente Samper tomó medidas para adelantar una nueva guerra fron-
dependencias. Finalmente, es también central para este proyecto avanzar en la democratiza-
tal en contra de las drogas, que inmediatamente se hicieron sentir en la amazonia y
ción de las instituciones políticas y económicas {política de la reforma). Sin este esfuerzo,
cualquier logro dentro de la sociedad civil sería, de hecho, tenue (Cohén y Arato, 1994:51a). produjeron malestar entre sus habitantes, quienes desde diciembre de 1995, anuncia-
ron la iniciación de otro paro cívico por considerar que el gobierno no estaba cum-
pliendo con los acuerdos firmados en el marco del paro cívico que tuvo lugar entre
Si partimos de la imposibilidad estructural de acceder a la inclusión en el sistema el 20 de diciembre de 1994 y el 11 de enero de 1995. Es así como, el 4 de enero de 1996,
político nacional -a pesar de que algunos movimientos lo han logrado localmente en

5 Para un análisis de la crisis de hegemonía del gobierno durante la década de 1980, véanse Uprimny
4 Respecto a los sectores victimizados por la guerra sucia, Uprimny y Vargas (1989:118-119) señalan: y Vargas (1989:143), quienes establecen como hipótesis que "la guerra sucia es una de las expresiones
"desde el punto de vista de la extracción social, la guerra sucia ha tendido a golpear sobre todo de las dificultades del régimen político colombiano a inicios de los ochenta: estas derivan de una
al campesinado y en segundo término a la clase trabajadora urbana. Desde el punto de vista de doble crisis de hegemonía, en el sentido que Poulantzas da a estos términos: crisis de hegemonía
la actividad pública se ha concentrado en los líderes populares, sindicalistas, activistas políticos del bloque tradicional en el poder con respecto a las clases subordinadas por el agotamiento relativo
y educadores, aun cuando también afecta a los sectores intelectuales y a los mismos funcionarios de los mecanismos tradicionales de dominación; crisis de la hegemonía dentro del mismo bloque
oficíales (...) en la actualidad la guerra sucia no sólo ha aumentado en intensidad sino que se ha en el poder por la presencia de los empresarios de la droga, una poderosa nueva fracción dominante
urbanizado de forma creciente". que no logra tener la expresión política y social que corresponde a su poder económico y militar".
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez CAPÍTULO 4 • La política del reconocimiento y el movimiento cocalero
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en un titular de El Tiempo se anunciaba: "Se gesta otro paro en Putumayo"; se Orito y Puerto Caicedo se encontraban bajo supervisión estricta de la policía y el
informaba que "la hora cero para realizar el paro del Putumayo es lo único que ejército, lo cual tenía indispuesta a la población.
esperan los campesinos"; y se hacía referencia a la carta enviada al presidente En la amazonia occidental se sintieron inmediatamente las consecuencias de
Samper, el 26 de diciembre de 1995, en la cual los campesinos rechazaban el Plan estas medidas: en primer lugar, el sector de la construcción y los municipios se
Nacional de Desarrollo Alternativo -Plante- por considerar que no representaba vieron afectados, porque las administraciones municipales no podían recolectar los
solución para los campesino y le decían que "se encuentran organizando y prepa- dineros provenientes de la sobretasa a la gasolina, uno de los principales renglones
rando el segundo paro y por supuesto, en solidaridad también con otros departa- para su financiación; en segundo término, los precios de la gasolina y el cemento se
mentos" (El Tiempo, 4 de enero de 1996 de 1996: iA.). duplicaron y casi se triplicaron. A través del gobernador, los alcaldes demandaron
A la insatisfacción con el Plante, que no lograba el cubrimiento esperado por el al gobierno central que se hiciera una excepción con respecto a las ventas de cemen-
campesinado, se sumaron las siguientes medidas tomadas por el gobierno, las cua- to, con el argumento de que las obras oficiales estaban paralizadas, pues no había
les fueron fundamentales para que comenzara el paro, con la participación de los cemento para continuar con la construcción de escuelas, centros de salud, etcétera
campesinos: (La Nación, 12 de octubre de 1996). Aun así, los pequeños cultivadores de coca fueron
los más afectados, porque en contraste con los grandes narcotraficantes no podían
En primer lugar, el 13 de mayo de 1996, el Consejo Nacional de Estupefacientes, que
sobornar a las autoridades para obtener los dos principales insumos para la produc-
desde 1987 reglamentaba la fabricación, distribución, transporte y uso de precursores
ción de la pasta de coca. Las dificultades económicas causadas por esta reglamenta-
químicos para el procesamiento de la coca, -acetona, cloroformo, éter etílico, ácido
ción estuvieron en el centro del comienzo del movimiento de los cocalews . 7

clorhídrico, tolueno, anhídrido acético, urea, ACPM y kerosene- según la resolución


0001 de 1996, dispuso el control del cemento gris y la gasolina por parte del ejército y la En segundo lugar, y por solicitud del comandante de la cuarta división del ejér-
policía en los departamentos de Guaviare, Caquetá, Putumayo, Vaupés, Vichada y cito - u n brigadier general- el 13 de mayo de 1996 se expidió el decreto 0871 por el cual
Meta, por considerarlos elementos indispensables para el procesamiento de base de se estableció como zona especial de orden público el área geográfica de la jurisdic-
8

coca. El gobierno exigió registrar cualquier venta de cemento gris que excediera la ción de todos los municipios de los departamentos de Guaviare, Vaupés, Meta Vichada
cantidad de seiscientos kilos y de 220 galones en el caso de la gasolina. Para introdu- y Caquetá. En el decreto se sostiene que "las organizaciones criminales y terroristas
han concentrado sus aparatos de fuerza en orden a desestabilizar la seguridad y
cir esos productos al Putumayo, el conductor debía mostrar las facturas y la copia
convivencia ciudadanas" (decreto 0871 del 13 de mayo de 1996). Aun cuando la
del registro . Además, en junio de 1996, días antes que empezara la movilización, los
6

municipios de Puerto Asís, Valle del Guamués (La Hormiga), San Miguel (La Dorada),
7 La resolución 0004 del 10 de septiembre de 1996 agregó a los productos contemplados en la
resolución 0001 otros que se encontraron en laboratorios de coca clandestinos, tales como amoníaco,
6 De acuerdo con la resolución 0001 del 13 de mayo de 1906: 'Artículo I . Las personas naturales, las
o urea, ACPM y kerosene. En mayo de 1997, el defensor del Pueblo del Putumayo pidió al Consejo
personas jurídicas y los establecimientos de comercio que vendan, consuman o almacenen Nacional de Estupefacientes anular esta resolución, por considerar que la infraestructura del
departamento estaba seriamente afectada, casi a punto de la parálisis. Así mismo, los trabajadores
gasolina o cemento gris en los departamentos a que se refiere esta resolución en cantidades
de la construcción se sindicalizaron para demandar sus derechos (La Nación, 27 de mayo de 1997).
superiores a 12.0 galones y 600 kilos, deberán llevar una relación o registro diario de dichas
En octubre de 1097, se dictó la resolución 0003 para modificar la 0001 y la 0004, tomar en consideración
transacciones o actividades. el aumento del precio e incrementar las cantidades permitidas de estos productos. A pesar de estos
El transportador debe solicitar al proveedor y portar copia del registro. cambios, en agosto de 1999 la venta de cemento en la región volvió a restringirse: sólo podía
Artículo 3 . La relación o registro de que trata el artículo anterior se hará para cada transacción o
o
venderse sin restricciones medio saco de cemento. Para ventas al por mayor se permitían seiscientos
actividad y deberá contener la siguiente información: kilos, de manera que el descontento de la población por estas medidas continuó.
1. Fecha y lugar en que se realiza la respectiva transacción. 8 El decreto 0717 del ¡8 de abril de 1996 estableció la figura de zonas de orden público, con fundamento
1. Identificación completa y dirección del domicilio, tanto del distribuidor o vendedor, como del en la declaración del estado de conmoción interior en todo el territorio nacional. Tales zonas se
definían a solicitud del comandante militar de la correspondiente unidad operativa mayor o sus
comprador o consumidor y del almacenador.
equivalente en cuanto a municipios se refiere; cuando la solicitud involucrara un área geográfica
3. Clase y cantidad de gasolina o cemento gris objeto de la transacción o actividad. que comprendiera dos o más departamentos la delimitación será hecha por el presidente. Se
4. Destinación o usos específicos. definen como: "Aquellas áreas geográficas en las que con el fin de restablecer la seguridad y la
5. Municipio o Corregimiento en que se consumirán las sustancias o productos adquiridos, convivencia ciudadana afectadas por las acciones de las organizaciones criminales y terroristas,
sea necesaria la aplicación de una o más de las medidas excepcionales de que tratan los siguientes
ó. Firma de quienes intervengan en la transacción o actividad. artículos, sin perjuicio de la aplicación de las demás medidas que se hayan dictado con base en
•Artículo 4 . La Fuerza Pública, esto es, las Fuerzas Militares y Policía Nacional por intermedio de las
o
la conmoción interior y que se encuentren vigentes. Restríngese el derecho de circulación y
brigadas, batallones y comandos con jurisdicción en los departamentos mencionados en la presente residencia (...). La restricción consiste en la limitación o prohibición del ejercicio de tal derecho,
resolución, ejercerá un control permanente sobre las actividades de venta, distribución, consumo, mediante medida como toque de queda, retenes militares, indicativos especiales para la
transporte y almacenamiento del cemento gris y la gasolina, con el propósito de evitar el desvío o movilización, salvoconductos, inscripción en la alcaldía, comunicación anticipada a ésta de
utilización de los mismos para fines de procesamiento de estupefacientes o sustancias psicorrópicas". desplazamiento fuera de la cabecera municipal" (decreto 0717 del 18 de abril de 1996).
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez CAPÍTULO 4 • La política del reconocimiento y el movimiento cocalero

jurisdicción de esta división no abarcaba al Putumayo, la gente de la zona todavía En estos textos es evidente cómo el presidente desconoce las quejas presenta-
sostiene que su territorio también había sido declarado zona de orden público. das por los campesinos durante año y medio, no sólo en cuanto al Plante sino a la
A l compartir los mismos problemas con los otros departamentos delimitados, fumigación, y cómo insiste en que la lucha antinarcóticos se realiza en forma autó-
por su contigüidad se establece una relación metonímica y se considera, con toda noma, sin presiones de Estados Unidos, punto que van a debatir los líderes del
seguridad, que están sujetos a la misma disposición. A todos los que les pregun- movimiento durante las marchas, por tratarse de un aspecto central para entender
té si el Putumayo había sido declarado zona de orden público me contestaron el porqué de la política de fumigación adelantada por el gobierno.
que sí, pues estuvieron sujetos a vigilancia por parte de las fuerzas militares. En El comienzo de la operación conquista en el Guaviare determinó la hora cero
el Caquetá, los concejales empezaron a promover un no a las zonas de orden para el inicio de las marchas cocoleras, el 16 de julio de 1996, pocos días después de
público y un sí a las zonas especiales de inversión social, ratificando de esta este discurso presidencial. Los campesinos se movilizaron en contra de la declara-
manera que frente a un estado represivo la gente de la región se moviliza y plan- toria de zona especial de orden público, de los consecuentes abusos del ejército y
tea sus necesidades (La Nación, 10 de junio de 1996: 10). de las fumigaciones que se realizaron de manera intensa en ese departamento. Los
En tercer lugar, la ejecución de dos operaciones militares, el plan cóndor y la líderes campesinos de los departamentos con cultivos ilícitos, quienes se encontra-
operación conquista, cuyo balance y resultados fueron presentados por el presiden- ron en Bogotá durante la realización de un seminario internacional sobre cultivos
te Samper en julio de 1996: ilícitos a mediados de 1995, acordaron allí realizar manifestaciones conjuntas cuando
se iniciaran las fumigaciones en cualquiera de los tres departamentos. En conse-
cuencia, para apoyar al Guaviare, el 25 y 26 de julio se iniciaron las marchas en el
el Plan Cóndor apunta a la destrucción del negocio de la droga, empezando por los
cultivos, los laboratorios, la incautación de precursores y la interdicción del comer- Putumayo hacia los cascos urbanos de Grito, San Miguel (La Dorada), Valle del Gua-
cio (...) en el desarrollo de este plan, en lo corrido de este año, hasta el mes de junio, mués (La Hormiga) y Puerto Asís. Casi de inmediato, el 29 de julio, comenzaron en
hemos incrementado en tres veces las drogas incautadas, en dos veces los cultivos el departamento del Caquetá, donde la policía antinarcóticos empezó a fumigar, el
destruidos y 15 veces los precursores retenidos. En total, una operación cuyo costo 22 de julio, en Remolinos del Caguán (la Nación, 27 de julio de 1996:11). El coman-
significa pérdidas para el narcotráfico cercanas a los US$400 millones (La Nación, 10
dante de la policía en el Caquetá "anunció que las operaciones en la zona de Remo-
de julio de 1996:17).
lino del Caguán en esta primera etapa se extenderán a lo largo de 20 días,
dependiendo del buen tiempo para las operaciones aéreas, a la vez que no se
En cuanto a la operación conquista, el presidente Samper señalaba: descartó la posibilidad de fumigar otros sectores del departamento" (La Nación, 24
de julio de 1996: 10). Ante la inminencia de que las fumigaciones continuaran, los
La Operación Conquista es la más importante operación antinarcóticos realizada en campesinos de esta y otras regiones no tuvieron alternativa distinta a iniciar la
el mundo. Busca la destrucción de más de 27 mil hectáreas de coca que representan marcha hacia Florencia.
el 70 por ciento del total sembrado en Colombia y aproximadamente el 15 por ciento
del total sembrado en el mundo. Cuando empezó el movimiento, el director del Plante declaró que las causantes
Por primera vez se suman todas las Fuerzas Militares y de Policía para desarrollar una de la movilización eran fuerzas ajenas a los campesinos:
operación antinarcóticos en un área del departamento del Guaviare, en el cual se encuentra
ubicado cerca del 60 por ciento de las plantaciones ilícitas sembradas en Colombia. En la
Operación están comprometidos cerca de 3.000 efectivos del Ejército, la Armada, la Fuerza la situación que se ha creado en Guaviare, Putumayo y Caquetá no es consecuencia
Aérea y la Policía. Nuestra meta es iniciar una serie de operaciones masivas de limpieza de directa de la forma como se adelanta el programa. En lo fundamental es una reac-
narcotráfico en zonas localizadas estratégicamente. ción previsible de las fuerzas y de los intereses que se ven afectados y amenazados por las
acciones que adelanta el Gobierno en estas regiones (...) en estos lugares para la guerrilla
Esta operación, como ahora veremos, combina elementos vitales como la inteligencia, y el narcotráfico los campesinos son sus rehenes y no tienen más remedio que obedecer-
las comunicaciones y la capacidad de respuesta rápida. Simultáneamente con las opera- les (...) de no mediar esta circunstancia los labriegos seguirían apuntándole al Plante (...)
ciones Cóndor y Conquista hemos venido avanzando en la consolidación del Programa el principal inconveniente para que este programa de sustitución de cultivos ilícitos
Plante (La Nación, 10 de julio de 1996:17). tenga éxito radica en que se tiene la idea de que el narcotráfico es invencible (El Especta-
dor, 1 de agosto de 1996:6A).
Para terminar, el presidente Samper aclaraba que, "anualmente estamos gastan-
do casi m i l millones de dólares en esta lucha de los cuales recibimos menos de un 15
L A S FUERZAS MILITARES Y LA OPERACIÓN CONQUISTA
por ciento en ayuda internacional. En materia de lucha contra el narcotráfico sólo
obedecemos a la presión de nuestras propias convicciones", y terminaba diciendo a E N CUANTO A LA MANIFESTACIÓN EN EL PUTUMAYO, LAS AUTORIDADES DE POLICÍA "SE DECLARAN
los campesinos, "contamos con ustedes para seguir adelante. Bienvenidos al Cón- extrañadas por los argumentos que utilizan los manifestantes", ya que hasta el mo-
dor y la Conquista" (La Nación, 10 de julio de 1996: 17). mento el gobierno no había definido la realización de las fumigaciones. Por esta
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PLTUMAYO • María Clemencia Ramírez

razón, la policía sostenía que el movimiento era auspiciado por la narcoguerrilla


(El Tiempo, 28 de julio de 1996: 15A) . Por otra parte, y en contraste con Guaviare y
9

Caquetá, el departamento del Putumayo tampoco había sido declarado zona espe-
cial de orden público, aunque los líderes del movimiento esperaban que esto se
hiciera en cualquier momento y hacían todo lo posible para evitarlo, además de
apoyar a los otros departamentos en sus declaraciones en contra de esa medida.
( Como lo hicieran durante el paro anterior, las fuerzas militares y el gobierno
\ central sostuvieron la idea de que el paro era promovido por la guerrilla, lo que
; legitimaba el uso de la fuerza para reprimir el movimiento así como las acciones
i violentas que resultaran en contra del mismo. El 7 de agosto de 1998, el ex general
Harold Bedoya Pizarro, en ese momento ex comandante de las fuerzas militares,
acusó al gobierno de no haber respaldado "grandes operaciones contra las Farc como
la denominada Conquista"; a continuación señalaba: "Tenemos esta nueva tragedia
por el mal gobierno, por la falta de voluntad de tomar las decisiones políticas de
liquidar el problema del narcotráfico" (El Espectador, 7 de agosto de 1998: 5A). En
esta afirmación es evidente que para el general Bedoya, encargado de dirigir las
acciones militares en la zona en el momento de las marchas, el narcotráfico y las
Farc son homologables y así, desde su perspectiva, la operación conquista se diri-
gía prioritariamente contra la insurgencia o narcoguerrilla, como la llaman los mi-
litares. Dentro de esta lógica es que pueden comprenderse sus declaraciones una
vez comenzaran las marchas en el Guaviare: "Vamos a recuperar este territorio que
está inundado de cultivos ilícitos. El gobierno y las fuerzas armadas van a combatir
este flagelo. Esta es una guerra, que la vamos a ganar, estamos empezándola, nos
vamos a demorar un rato pero la vamos a ganar, completamente" (declaraciones en
el noticiero AM-PM, 7 de julio de 1996).
Conquistar el territorio de la amazonia se convierte en la narrativa que domina,
dirige y legitima las acciones de las fuerzas militares. Además, a los campesinos coca-
leros se les impone una identidad como grupo social y se representan como "masas
mafiosas patrocinadas por el cartel de las Farc" (declaraciones del general Bedoya, en
Padilla, Cambio 16,164,5 de agosto de 1996:18); de esta manera, a este evento, un movi-
miento campesino, se le cambia su configuración, al ser tildados los campesinos coca-
¡eros de delincuentes, dedicados a actividades ilícitas, por tanto marginales económica,
política y socialmente con respecto a la región central de país.
En el mismo orden de ideas, el general Bedoya enfatiza en que los cultivadores son
inmigrantes venidos de todas partes del país a quienes los mañosos les prestan plata
para sembrar, recoger y procesar la coca; de lo anterior concluye que una vez les
empiezan a cobrar "esta gente llegada de todas partes del país no tiene cómo respon-
der y queda atrapada, secuestrada por las Farc que la obliga a promover paros como
los que estamos viendo"; y sostiene que deben mantenerse las medidas represivas

9 Mientras que el Caquetá y el Guaviare eran objeto de intensa fumigación, en el Putumayo las
fumigaciones se iniciaron dos años después de las marchas, en junio de 1998, en el municipio de
Puerto Guzmán, a lo largo del río Caquetá (véase el mapa 10).
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez CAPITULO 4 • La política del reconocimiento y el movimiento cocalero 1

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y las zonas de orden público "para proteger a la gente que es prisionera de la mafia. marchistas campesinos representan la amenaza de la barbarie que emerge de las
Son esclavos movidos como recuas por los terroristas de las Farc" (declaraciones fronteras marginales, incivilizadas, y se dirigen a tomarse los centros civilizados.
del general Bedoya, en Padilla, Cambio 16, 164, 5 de agosto de 1996: 18-20). De esta Esta percepción es evidente cuando alrededor de diez mil campesinos que busca-
manera, los campesinos son desprovistos de cualquier iniciativa propia e incluso ban llegar al centro urbano de Florencia son detenidos en Santuario (Caquetá)
durante más de quince días y se les impide atravesar el puente para llegar a la
se les compara con animales.
capital del departamento . En las declaraciones que dio a la prensa explicando por
10

Varios autores (Leach, 1972; Sibley, 1995) han señalado cómo deshumanizar por
qué no dejaba pasar a los marchistas el general Néstor Ramírez decía:
medio de la adscripción de atributos animales a los otros es una manera de darle
legitimidad a su explotación y exclusión de una sociedad que se considera civiliza-
da. En este caso, a partir de estos marcadores de identidad impuestos a los cocaleros Yo estoy cumpliendo con el deber constitucional. Estoy protegiendo los bienes de
como grupo social, se representan como dominados y, más aún, secuestrados por las los ciudadanos de Florencia, de la gente de bien (...). No estoy obstaculizando, no estoy
sellando vías, estoy colocando unas limitaciones para los violentos para que no tengan
Farc, por lo que se afirma que "aceptan huir del acoso de las Farc con la ayuda del un fácil acceso para violar los derechos de los demás (declaraciones al noticiero AM-PM).
Ejército"; en consecuencia, las fuerzas armadas forzaron el desplazamiento de la
gente del Guaviare hacia Villavicencio y evacuaron a ciento quince personas. Según
el general Bedoya, este desplazamiento, sumado a la destrucción de cultivos y labo- Por su parte, un campesino entrevistado en ese mismo lugar -el puente de
ratorios, buscaba "dejar sin trabajo cerca de 100.000 coqueros de Guaviare, Caquetá entrada a Florencia- manifiestaba:
y Putumayo", por lo que "cuando se les acabe el trabajo, tendrán que irse como
llegaron porque, para citar el caso del Guaviare, n i el 2% de los habitantes nació allí. Nosotros no venimos a causar desórdenes. Nuestro propósito, el de todos los mar-
Nosotros estamos ayudando a trasladarlos" (declaraciones del general Bedoya, en chantes, es reclamar nuestros derechos, reclamar algo nuestro. Nosotros no venimos
Padilla, Cambio 16,164,5 de agosto de 1996: 18-20). a reclamar que no se fumigue; de pronto esa es la interpretación que le ha dado
mucha gente, pero no es así. La mayoría, quizá todo el mundo está de acuerdo en
Es tal su desconocimiento de la zona y la invisibüidad que le asigna a los anti- que se acabe la coca, digámoslo. No es eso lo que estamos reclamando, que no se
guos pobladores de esta región, que el general Bedoya llega a afirmar que "hay sitios acabe la coca, sino que haya garantías, que haya formas de trabajar, tanto en el
campo como las personas que están trabajando en el pueblo, personas, todos necesi-
donde sembrar algo distinto a la coca es imposible. Así ocurre en el sur del Guavia- tamos nuestros derechos. Entonces estamos reclamando es nuestros derechos (entre-
re. Allí lo que hay que hacer es tratar de salvar esa selva que la narcoguerrilla está vista en el noticiero AM-PM. Énfasis mío).
acabando con los químicos de la coca" (declaraciones del general Bedoya, en Padilla,
Cambio 16, 164,5 de agosto de 1996:18-20). Se antepone así la recuperación de la selva
amazónica -de acuerdo con un discurso hegemónico de preservación del medio En este testimonio se insiste en que los campesinos están demandando sus
ambiente- a la atención de los campesinos y recolectores de coca que buscan develar derechos como campesinos, pero aún más, como personas; para explicar eso el
con su movimiento un problema social regional, en respuesta al problema judicial entrevistado se refiere a los habitantes de los centros urbanos como a personas a
de ilegalidad que domina el discurso del centro, y exigen que se les escuche y se les
reconozca como pobladores con arraigo en la región y no como narcotraficantes y 10 El periódico La Nación presenta la noticia de la llegada a Santuario de la siguiente manera:
subversivos. La limpieza de la región -de cultivos y laboratorios y de migrantes y "Cinco mil campesinos en Santuario. De un día para otro la inspección de Santuario, a orillas de
aventureros al margen de la ley- así como la incorporación de esta región de frontera la carretera que comunica a Florencia con Montañita vio alterada su tranquilidad y la tradicional
soledad, con la presencia de miles de campesinos provenientes de los más diversos lugares del
al estado-nación, aún más, a la legalidad, es lo que legitima la operación militar. Los Caquetá. Armaron cambuches de guadua y plástico a la orilla de la carretera, en los pastizales, en
militares son representados como ¡os salvadores que van a retomar el control de un las canchas de fútbol y en el parque, esperando que el gobierno les de una sola respuesta "Que
área "luego de décadas de abandono oficial", y a "impedir que la guerrilla se ganara no habrá fumigación". Desde el pasado martes en la mañana empezaron a llegar primero del Alto
Orteguaza, labriegos procedentes de San Antonio, de Getuchá, de Milán. Grenario e incluso de
seis millones de dólares mensuales por el procesamiento de diez toneladas de cocaí- varias veredas de Solano. Ayer llegaron de la Unión Peneya, de Sólita, de Maticurú y se esperaba
na" (Várela, Cambio 16, 249, 28 de marzo de 1998: u). a los del Caguán, Puerto Rico e incluso de Curillo y Valparaíso. En tan solo dos días de marcha,
la concentración de labriegos ha alcanzado mas de cinco mil personas y según los propios líderes
En fin, se trata del avance espacial de los militares desde el centro del país hacia de la marcha, se espera que para hoy se duplique la cifra. Familias enteras de campesinos se han
la frontera periférica; en este caso, los militares se presentan como conquistadores de desplazado desde sus fincas y parcelas, llegando por el río Orteguaza y el río San Pedro, hasta
una región a la cual se va a poner orden y, podría decirse, por extensión, a civilizar. Santuario. Otros lo han hecho por vía terrestre, e incluso cientos de campesinos se desplazaban
ayer a pie desde diversos puntos para llegar al sitio de reunión (la Nación, 1 de agosto de 1996:10).
Se reconstituye así el periodo histórico de la conquista, cuando los conquistadores El i de agosto. La Nación reportaba que "por lo menos diez mil campesinos provenientes del
españoles representaban a la región amazónica como habitada por salvajes -ahora Bajo y Medio Caguán, se sumaron a las protestas que se adelantan en el Cauca y Putumayo por
por migrantes y delincuentes comandados por grupos guerrilleros-. En ambos casos la fumigación de los cultivos ilícitos. Los labriegos permanecen concentrados en la inspección
de Santuario, a pocos kilómetros de Florencia (La Nación, 1 de agosto de 199Ó: 1).
se trata de grupos indomables que hay que controlar, dominar y normalizar. Los
I IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez CAPÍTULO 4 * La política del reconocimiento y el movimiento cocalero
142. I "

quienes sí se les otorgan y respetan sus derechos. Se contrapone así el campo a la en el bajo Caguán. Nosotros no podemos trabajar, porque no se puede ni dormir (declara-
ciones de un campesino al noticiero AM-PM durante las marchas, 1996).
ciudad y se reitera la condición incivilizada del uno frente a la civilidad del otro.

Otro campesino manifestaba:


LOS CENTROS URBANOS LIMPIOS
FRENTE AL CAMPO SUCIO Y CONTAMINANTE
Estamos esperando una comisión del gobierno local para concretar algunas cosas y espera-
mos respuestas del gobierno nacional, o si no seguiremos hasta Florencia o la capital de la
A L PREGUNTÁRSELE AL COMANDANTE DEL DEPARTAMENTO DE POLICÍA POR LA SITUACIÓN EN EL DEPAR- república. La protesta es para plantearle al ministro del Interior, al ministro de Defensa y al
tamento del Caquetá en relación con las movilizaciones campesinas, declaraba: comandante de la policía antinarcóticos, que ellos no pueden acabar con la coca porque ese
es el único medio de subsistencia que tenemos y no nos brindan alternativas. Nosotros
únicamente vamos a marchar, no vamos a cerrar vías, ni provocaremos ningún desorden,
Hablemos de Florencia: le manifestamos que en este momento la capital se encuentra pero si el gobierno nacional no nos oye nos tocará protestar de otra manera, necesitamos
controlada. Lo importante es que la capital se encuentre bajo control, y los otros sectores, que ellos vengan para que negociemos, para que nos saquen adelante estas solicitudes (La
pues también controlados. Lo que queremos nosotros es que no se vayan a presentar Nación, i" de agosto de 1996:10).
hechos lamentables o choques entre los manifestantes y la fuerza pública (La Nación, 9
de agosto de 1996:10).
En estas declaraciones se reiteraba que la marcha era pacífica, que se buscaba nego-
ciar con el gobierno central y se hacía exph'cito el hecho de ser campesinos que se ven
Para el comandante de la policía salvaguardar la capital de los marchistas garantiza-
obligados a cultivar coca como forma de sustento diario, por tratarse de un producto
ba el mantenimiento del orden público. Por su parte, para los campesinos los centros^
rentable y adaptado a las condiciones ambientales de la amazonia. De este modo se
urbanos representan el lugar en donde pueden demandar sus derechos, lo cu_ál se
cuestionaban las políticas y los programas económicos y sociales desarrollados por el
asimila a lograr la negociación con representantes del gobierno-central, tal como lo hace
estado en esa región durante varias décadas. Por medio de estas protestas, los cultivado-
explícito^ otro dirigente de la marcha dirigiéndose a un monseñor que llegó a Santuario
res le exigen al estado colombiano que asuma la responsabilidad que le corresponde por
a oír a los campesinos y se ofrecía como mediador entre ellos y el gobierno:
la precaria situación socioeconómica en que viven, la cual es el resultado de años de
permanencia en la zona en busca de mejorar su nivel de vida, sin lograrlo, a pesar de las
Qué hacemos con ochenta mil personas que están decididas a irse para Florencia. Esta estrategias estatales en la región. Además, los campesinos no se manifestaban como
gente dice que si vamos a Florencia llegaremos hasta Bogotá. Por comida no tenemos defensores a ultranza del cultivo de coca, pero no veían otra alternativa.
problemas porque llevamos comida en nuestra tula. Ya nos acostumbramos a comer
yuca amarga, plátano y a aguantar sol y agua. Esto es espiritual, es una cosa que nace A estas contra-interpretaciones, que retan la versión oficial de los eventos, las
dentro del corazón del campesino. Sabemos que vivimos de la coca, obviamente, pero fuerzas militares respondieron con actos represivos; en consecuencia, los campesi-
también queremos erradicarla. Necesitamos una solución rápida. La gente está deses-
nos fueron atacados, considerándolos subversivos, violentos y narcotraficantes:
perada, yo también estoy desesperado; soy vocero de ellos y con qué les salgo ahora si
hay heridos. Dónde recae la conciencia, porque estamos hablando de derechos huma-
nos que salgamos esta gente para donde queremos ix, allá a Florencia, si no nos resuel-
Los intereses de las masas, que se vienen moviendo forzadas por las Farc, obstaculi-
ven el problema nos vamos a Bogotá (dirigente de la marcha en Santuario (Caquetá),
zan, atracan vehículos y por eso nosotros tenemos que actuar como en el caso de
noticiero AV/-PM).
Santuario para defender los derechos de los ciudadanos de bien. Infortunadamente,
allí están de por medio los derechos de unas personas que por pobres que sean están
dedicadas a una actividad ilícita como es el narcotráfico. Pero lo grave no son estas
Marchar hacia los centros urbanos, aunque hubiera que caminar varios días y, personas sino las que los manipulan, que están detrás de intereses superiores, de
sobre todo, llegar a la capital del departamento era uno de los objetivos centrales sumas superiores de dinero, como son los carteles de las Farc, de Cali y otros (decla-
de estos movimientos sociales, por cuanto es alH en donde se encuentran los raciones del general Néstor Ramírez al noticiero AM-PM).
funcionarios y políticos con poder decisorio. En palabras de un campesino:
En esta declaración sobresale cómo, mediante la penalización de los campesi-
Nosotros queremos llegar a Florencia para sentarnos allá y que un señor del alto gobierno, nos, porque desarrollan una actividad ilícita, el cultivo de coca, se legitima la
o el presidente de la república se manifieste y de verdad nos apruebe lo que nosoteos violación de sus derechos lo cual los convierte en parte del narcotráfico, al servicio
estamos exigiendo. Que nos digan es que se van y ya le damos los créditos. Que el Incora
de los carteles, incluido el llamado "cartel de las Farc", de cuya existencia como tal
y la Caja Agraria se van a medir y le van a dar los créditos a los campesinos. Esa es la
necesidad. Porque nos han mentido mucho y siempre que nos mienten hacen campañas, no se brindan pruebas. Aun cuando se reconoce que pueden ser manipulados,
dicen que los llevamos, y después nos meten una represión militar como la que tenemos ellos deben pagar por estar vinculados ai cultivo de coca.
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez CAPÍTULO 4 • La política del reconocimiento y el movimiento cocalero

Por su parte, en el Putumayo el general Mario Galán Rodríguez afirmaba que Los pobladores de Florencia apoyaban a los campesinos y se identificaban con sus
"es indudable que el paro del Putumayo lo lideran los frentes 32 y 48 de las Farc, demandas.
quienes han obligado a los campesinos a salir para protestar contra el gobierno"; a
Los marchistas de Puerto Guzmán y la baja bota caucana -municipio de Piamonte-
continuación sostenía que "los campesinos no saben por qué están en estas pro-
Uegaron a Mocoa desde el 7 de agosto de 1996 (véase el mapa n). El alcalde anunció
testas y lo aterrador es que han sido obligados a salir de sus fincas para reunirse en
que habían llegado ocho mil campesinos a la capital del departamento. Aun cuando
los tres municipios"; para terminar señalando que "aquí no hay otro interés más al principio hubo enfrentamientos con la policía, que no los quería dejar entrar, un
que el de la narco-guerrilla por razones puramente económicas" (La Nación, 2 de grupo de habitantes de Mocoa intercedió para que los campesinos pudieran ingre-
agosto de 1996: 9). sar. En palabras de un periodista local:
Entrevistado sobre la detención de los marchistas en el puente, un habitante de
Florencia decía: "Estoy de acuerdo con que entren, porque ellos también son seres
Los marchistas llegaron a Mocoa el 7 de agosto y estuvieron quince días. A l princi-
humanos y merecen la vida, para ver si llegamos a un acuerdo, porque en la forma pio, el pueblo formó un comité en contra del paro pero se logró mediar y este y la
como se está manipulando a los campesinos no se puede, debe ser de forma solida- idea de ir en contra del paro desaparecieron. Se tenía miedo de los marchistas; sin
ria" (entrevista a un poblador de Florencia por el noticiero AM-PM). Como se consi- embargo, se convenció a los habitantes de que el paro iba a beneficiar a la gente de
dera que los marchistas están fuera de lugar, entonces se les trata como mugre, es los pueblos. A través de la Emisora del Putumayo se entrevistó a los líderes y a las
autoridades. La emisora quería mostrar el lado humano, para evitar el pánico y los
decir se les rechaza sobre la base de cierto esquema de clasificación, en el sentido en enfrentamientos en el pueblo de Mocoa. Pronto la gente del pueblo acudió a prestar
que explica Mary Douglas (ioó6) . Si acceden a los centros urbanos, simbólicamen-
u
servicios a los marchistas. Sin embargo, a los de la emisora los señalaron como pro-
te pueden contaminarlos y polucionarlos. Se les niega así su condición de seres motores del paro (entrevista a un periodista en Mocoa, octubre de 1098).
humanos y, más aún, su capacidad de maniobra como actores sociales y se busca
mantenerlos en las márgenes de las ciudades, reiterando el estereotipo que se ha
En este testimonio se reitera el miedo que le producía a la gente de Mocoa la
construido de estos colonos cocoleras. llegada de esas hordas de cocaieros. Sin embargo, la emisora radial del pueblo logró
Sibley (1995: 15} anota cómo el miedo precede a la construcción de un objeto malo: interceder por los campesinos. Otro habitante explica:
"el estereotipo negativo -simplificado, distorsionado y a cierta distancia- perpetúa el
miedo. Este estereotipo puede percibirse como real, una presencia maligna de la cual
En Mocoa se conformó el comité pro-paro para recibir a la gente que venía desde
la gente quiere distanciarse". Si el patrón quiere mantenerse, aquello contaminado,
Puerto Limón, Puerto Guzmán y del Caquetá. El ejército estaba concentrado en
sucio, debe tenerse fuera de lugar, no debe incluirse; se impone así un orden simbóli- Villagarzón para no dejar pasar, pero el comité de conciliación ayudó a dejar que
co (Douglas, loáó) . Mientras las fuerzas armadas imponían este estereotipo maligno
11
pasaran. Alguna gente de Mocoa se volvió mediadora entre el gobierno y los marchistas;
sobre los marchistas y querían excluirlos del orden establecido por ser delincuentes, con el alcalde, el defensor del Pueblo y el personero se logró conciliar para que no
una pobladora de Florencia declaraba: "la policía los está matando; esos desalmados hubiera más enfrentamientos (entrevista a un profesor en Mocoa, 1998).
que llegan les disparan porque los ven desarmados y los están matando uno a uno.
Que los dejen entrar" (entrevista a una mujer en Florencia por el noticiero AM-PM). Es importante resaltar cómo las autoridades y los funcionarios estatales locales
intercedieron por los campesinos cocaieros frente al ejército. Sin embargo, no toda
la población sentía simpatía por el movimiento de estos, tal como lo demuestra la
11 En palabras de Mary Douglas (196o: 35-40): "El mugre o la suciedad nunca es un evento único, siguiente crónica de un periodista, habitante de Mocoa, titulada "Cocaieros mandan
aislado. Donde hay mugre o suciedad hay un sistema. Un producto derivado de una ordenación en Mocoa", en la que informa:
sistemática, una clasificación de la materia, en la medida que ordenar implica rechazar elementos
inapropiados. Esta idea de mugre o suciedad nos lleva directamente ai campo del simbolismo y
promete una conexión con sistemas simbólicos de pureza más obvios (...). En síntesis, nuestro
Miles de cultivadores de coca se tomaron el edificio de la Alcaldía y otras ocho depen-
comportamiento con respecto a la contaminación es la reacción que condena cualquier objeto o
dencias gubernamentales y afianzaron su poder sobre la población que ocupan desde
idea que de alguna manera confunda o contradiga clasificaciones mantenidas (...) Definido de esta
manera, el mugre aparece como una categoría residual, rechazada de nuestro esquema normal de hace doce días. En la ciudad no hay Ejército y la Policía está acuartelada. La pobla-
clasificación (...) si el mugre es un asunto fuera de lugar, lo debemos abordar por medio del arden. ción, cuyas autoridades civiles no están, permanece a órdenes de los líderes de los
Suciedad o mugre es aquello que no debe incluirse si un patrón ha de mantenerse". campesinos, en actitud que nuevamente fue calificada como un secuestro general de
la pobiación. Los campesinos adoptaron duras medidas de control sobre la población,
12. Al respecto, en la introducción al libro Ethnic Groups and Boundaries, Barth (1909) insistió en hasta el punto de que decidieron los horarios del comercio, la parálisis del transporte
que las fronteras de los grupos étnicos -tan importantes de definir y mantener por cuanto se y restricciones a la libertad del movimiento de las personas. Las medidas del Comité Central
reconocían como estables y continuas a pesar de los contactos interétnicos- dejan de ser claras del Paro son de obligatorio cumplimiento, garantizado por brigadas armadas con garrotes y
y se tornan ambiguas: pueden constituirse en ciertos casos y desaparecer en otros: son fluidas cuchillos que recorren las calles en actitud agresiva (Monge, en El Tiempo. 16 de agosto de
y múltiples. rooo: 10B).
CAPÍTULO 4 * La política del reconocimiento y el movimiento cocalero
H,.n,fr- ^m.v^Mao • MaríaOmmOa
146

MARCHAS COCALERAS
1 5 D E J U L I O A L 19 DE A G O S T O D E IQOÓ
SITIOS DE CONCENTRACIÓN

PUTUMAYO

Mocoa 13.000
Puerto Asís 15.000
La Hormiga 10.000
Orito 11.000
Puerto Guzmán 5.000
Puerto Caicedo 3.000

El Tigre 3.000
Villagarzón 6.000
El Cedral 1.000
Total 65.000

BOTA CAUCANA

Miraflor 4-500

SITIOS DE PROCEDENCIA

• De Puerto Limón y Puerto Guzmán a Mocoa


• De Puerto Limón y Puerto Guzmán a Villagarzón y de Villagarzón a
Mocoa
• En La Hormiga se concentraron del Valle del Guamués (La Dorada) y
San Miguel y de allí se trasladaron a Orito
• De Puerto Caicedo y Orito a Puerto Asís y después regresaron a Orito
• De Puerto Vega a Puerto Asís
• Por el río Putumayo subieron de Puerto Ospina y Piñuña Negro a
Puerto Asís
BAJA BOTA CAUCANA
• De Yapurá, Bajo Congor y Fragua Viejo salieron a Curillo, San fosé
del Fragua y Albania en el Caquetá.
• De Yapurá, La Consolata y Palmito salieron a Mocoa y Villagarzón
• De El Porvenir, Bajo Congor y el Diamante y Piamonte a Miraflor.
• Y también a Miraflor de Ñapóles, Campoalegre, Guayuyaco, Puerto
Bello y El Remanso
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez CAPITULO 4 • La política del reconocimiento y el movimiento cocalero

En esta crónica se enfatiza sobre la agresividad de los campesinos, en su actitud Mocoa enfatiza sobre "el verdadero y real nombre de Mocoa es San Miguel de Agreda
amenazante y en el secuestro de la ciudad, antes que en las demandas hechas por de Mocoa, su fundación data de más de cuatrocientos años por los españoles, pero
estos o en la organización que estableció el movimiento en la ciudad, considerando como población fija, con anhelos de salir adelante, tiene menos de una centuria" (La
Nación, n de agosto de 1996: 9). Mientras se representa a los pobladores de Mocoa
la cantidad de personas que debían mantenerse en orden. Para el periodista se trata-
como tradicionales, conservadores, pacíficos y con arraigo en su región, según lo
ba de la pérdida de libertad.
demuestra su historia de cuatrocientos años, los campesinos o colonos cocaleros, se
Por su parte, y en la misma dirección, el coronel Orlando Díaz, comandante de representan como violentos, auxiliares de la guerrilla, sin arraigo y, por tanto, sin
la policía declaraba a los periodistas de un noticiero nacional: "La población está identidad.
atemorizada porque en Mocoa no se cultiva coca. Se puede hablar de un secuestro
Esta es la representación que domina en la revista Cambio 16 (Várela, 1998) cuando
masivo de más de veintitrés mil personas, secuestradas por los campesinos y la
se afirma: "El Caquetá está habitado por colonos sin identidad cultural, y es víctima
guerrilla en el municipio de Mocoa" (declaraciones al noticiero AM-PM).
del olvido estatal. Ambos ingredientes son un caldo de cultivo perfecto para la violen-
Un dirigente de la Organización Zonal Indígena del Putumayo -Ozip- co-
cia". Al afirmar que no tienen identidad cultural se está de acuerdo con la imagen que
mentaba lo difícil que había sido la organización de la movilización en Mocoa, pues:
considera a los colonos gente desarraigada de su sitio de origen y, por consiguiente, de
su cultura, olvidando que ellos, frente a un medio diferente, han construido nuevas
Estaba en manos del gobernador del departamento reconocer o no la legalidad del formas culturales y, en consecuencia, nuevas identidades locales. Al sostener que no
paro. Las dimensiones del problema eran impredecibles y él no podía dudar sobre
existe estado en esta zona se desconoce la presencia institucional en la región y se
una cosa tan delicada, ya que a Mocoa se la habían tomado once mil campesinos de
Puerto Guzmán, y es uno de los pueblos más insensibles del Putumayo, porque por ratifica la visión de una región marginal y vacía, la cual debe re-colonizarse y civilizar-
una parte, no tiene coca y su economía depende de las instituciones. [Por otra parte] se, llevándole cultura y presencia estatal, traducida esta última en un estado represi-
Puerto Asís no la va con Mocoa, eso es tradición, es una cosa rara, pero todo el vo, materializado en las fuerzas militares que antes que evitar promueven los
mundo está en contra de la capital, que allá está la gente que se roba las vainas. Sin enfrentamientos y los consecuentes hechos violentos.
embargo, Mocoa creo que entendió, en últimas apoyó. El coronel de la policía decía
por la radio: basta que una sola persona de Mocoa me solicite desalojar a los campe- Es así cómo, mediante la evocación de eventos históricos se legitiman actos de vio-
sinos de este pueblo y los desalojo. No era tan cierto; él tenía sesenta policías y había lencia. Puede afirmarse entonces que la violencia política debe explicarse a la luz de la
once mil campesinos enfurecidos (entrevista a un líder indígena, director de la Ozip historia que subyace, como un conjunto de prácticas y formas culturales cuyos signifi-
durante las marchas, 1999). cados sólo pueden descifrarse entendiendo la memoria histórica y las relaciones socia-
les de la colectividad dentro de la cual emerge, toma forma y tiene efectos. Coronil y
Es evidente la idea de que la capital departamental al no estar contaminada por el Skurski (1991) subrayan la significación histórica específica de la violencia en Venezuela,
cultivo de coca está purificada y limpia, en contraposición con municipios como Puerto coincidiendo con Feldman (1991: 2), quien -en su trabajo sobre las formaciones de la
Asís y Puerto Guzmán. Mocoa se define positivamente en relación con Puerto Asís, violencia en el norte de Irlanda-, afirma que "la construcción cultural de un sujeto
capital del bajo Putumayo, estigmatizada como la capital de la violencia y los cultivos político está ligada a la construcción cultural de la historia". Por su parte, Aretxaga (1993:
ilícitos. Siendo ajena a los cultivos ilícitos, no se ha contaminado tampoco de la vio- 223) sostiene que "el conflicto político en el norte de Irlanda es moldeado por, e interpre-
lencia y la guerrilla a estos asociada. Por otra parte, se reafirma el estereotipo negativo tado por medio de modelos culturales enraizados hondamente en la historia de la rela-
de los colonos cocaleros: han secuestrado a la población de Mocoa aliados con la ción colonial anglo-irlandés". Las visiones que se tienen sobre la historia o las
guerrilla y la consecuencia es el desorden. Tal como lo percibía un poblador local: evocaciones de la memoria histórica colectiva inciden en la forma en que se enfrentan,
explican o generan hechos violentos.

Una manifestación pacífica, una «toma» sin armas, de la ciudad. Esa posición no era La construcción de la marginalidad de la región amazónica ha sido un proceso
real, esto cambió de claro a castaño oscuro (...). Desde averno puede nadie transitar por de larga duración, que tuvo su origen durante la colonia y explica y legitima las
las calles de Mocoa en ningún upo de vehículo, ni siquiera de tracción animal (...) Mocoa políticas que se adoptan desde el gobierno central para esta región. La relación que
hasta ayer jardín de paz y tranquilidad, vive una situación de crisis. Las gentes del común
se establece entre el centro del país y esta región marginal es un eje de análisis
de una ciudad pacífica por excelencia, muy conservadora, muy arraigada a sus tradicio-
nes y costumbres, está estresada y atemorizada (La Nación, 11 de agosto de 1996:9). desde la perspectiva de la representación que de una región se hace de la otra: la
exclusión y estigmatización del otro -en este caso de los habitantes de la región
amazónica-, y la percepción o asunción de esta exclusión y estigmatización por
Mocoa es descrita como una ciudad idílica, en donde el arraigo a las tradiciones parte de los mismos, refleja una relación de espejo que no puede perderse de vista,
y a las costumbres explica por qué no se ha dejado contaminar de foráneos cultiva- y se torna recurrente en los discursos que unos y otros construyen sobre la región
dores de coca. En su "Crónica de lo absurdo", como titula su artículo, el poblador de así como en el desarrollo del movimiento de los cocaleros.
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez CAPÍTULO 4 * La política del reconocimiento y el movimiento cocaiero

Wendy Brown [1995: 73-74) lleva esta reflexión más lejos e insiste en que:
L A POLÍTICA DEL RECONOCIMIENTO Y LA EMERGENCIA
DE IDENTIDADES COLECTIVAS POLTITZADAS
en su emergencia como una protesta en contra del marginamiento o la subordinación, la
EN EL MOVIMIENTO SOCIAL DE LOS COCALEFOS SE PONE EN EVIDENCIA LA POLT77G4 DEL RECONOC1- identidad politizada adhiere a su propia exclusión, tanto porque üene como premisa esta
miento, la cual se define en relación con la construcción de identidades, de acuerdo exclusión para su misma existencia como identidad, como porque la formación de la
identidad en el lugar de la exclusión aumenta o "altera la dirección del sufrimiento" que
a como la entiende Taylor (1995: 249): conlleva la subordinación o marginamiento, encontrando a quién culpar por ésta.

Nuestra identidad está parcialmente moldeada por el reconocimiento o la ausencia


de este y muchas veces por el reconocimiento distorsionado (misrecognition) por Más aún, dice que al tratarse de identidades estructuradas por el resentimiento, j
parte de otros. En esta medida, una persona o un grupo de personas pueden sufrir este alimenta la sujeción hasta el punto que una identidad politizada que se presen-
daño y deformación si las personas o la sociedad a su alrededor les devuelven una ta como una autoafirmación puede predicar y requerir el rechazo sostenido por
imagen degradante, reducida o despreciativa de sí mismos. Tanto el no reconocimiento parte del otro para existir como tal, aun cuando con las protestas aquellos grupos'
como el reconocimiento distorsionado puede infligir daño y convertirse en una manera
marginados busquen la liberación del sufrimiento al que se han visto expuestos. En
de opresión al confinar a alguien en una forma de ser falsa, deformada y reducida.
el caso de la amazonia, esta autoafirmación parte del abandono del estado:

Taylor enfatiza no sólo sobre que la identidad de un grupo se define en relación Esta es una de las zonas más apartadas del país, estamos olvidados. Lo único que se
con o en contra de los significativos otros -en el caso de los habitantes de la amazo- ve por aquí es aislamiento y abandono por parte del gobierno. Al estado no le con-
nia sus significativos otros son los representantes del estado central- sino también viene que surjan poblaciones en la amazonia. El atraso se equipara a pertenecer a la
sobre que el reconocimiento, así como el desconocimiento y el reconocimiento amazonia (testimonio de un campesino en Piamonte, 1998).
C distorsionados forjan identidades. A l respecto, Young (1990: 44) enfatiza en que los
- grupos son expresión de relaciones sociales y, por consiguiente, un grupo social Las reflexiones anteriores son fundamentales para entender cómo las identida-
existe sólo en relación con otro '. La identificación de un grupo social emerge en su
1
des colectivas en la amazonia occidental están siendo moldeadas por los sentimien-
interacción con otros, cuando sus miembros experimentan diferencias como grupo tos de exclusión y abandono por parte del estado central y la clase política
a su interior, en sus formas de vida y de asociación, aun cuando se reconozcan hegemónica; en consecuencia, las identidades políticas que emergen lo hacen
como pertenecientes a la misma sociedad. Los significados que los definen como culpabilizando y respondiendo a este estado central ausente, que cuando se hace
grupo se reconocen como propios, ya sea porque han sido impuestos sobre ellos, presente durante los paros cívicos es represivo y reitera la condición de marginalidad
forjados por ellos o ambos. de sus habitantes, tal como se hizo evidente durante el movimiento de los campesi-
Como se verá a continuación, la idea de Young sobre la imposición de significa- nos cocaleros y los movimientos cívicos que lo precedieron.
dos a un grupo por parte de otro, es fundamental en el análisis de las identidades En este contexto de desconocimiento o reconocimiento distorsionado de los ha-
colectivas que emergen en el movimiento social de los cocaleros. En su análisis bitantes del Putumayo, Caquetá y Guaviare por parte del estado central, la principal
sobre el concepto de grupo social Young insiste en que: demanda de los cocaleros era la de ser reconocidos como habitantes de la región,
interesados en su desarrollo. Por tanto, exigían que se les oyera y tuviera en cuenta
algunas veces, un grupo emerge como tal porque otro lo excluye y le pone a una cuando se trataran los problemas de su región, tales como la erradicación de la coca.
categoría de personas etiqueta, un nombre y, poco a poco, aquellos rotulados se iden- En palabras de los campesinos de la vereda Villanueva en la jurisdicción de
tifican como miembros de este grupo sobre la base de su opresión compartida (Young, Mayoyoque (Putumayo):
1990: 46).

Señores de Corpoamazonia, defensoría del pueblo, agricultura, cómo vamos a so-


brevivir los campesinos si el gobierno todo nos fumiga; con los cultivos ilícitos,
13 Es así como en una de las circulares emitidas por el comité de paro durante el movimiento cocaiero, tamvién nos fumiga los lícitos. Prácticamente nos encontramos padeciendo de ham-
se rechazaba la posición asumida por el gobierno nacional en cuanto a la imposibilidad de negociar bre. Nuestros pastos han sido fumigados junto con el plátano, la yuca, el maíz, el arroz.
lo relacionado con los cultivos de coca. Dicen: "Que nos respeten como seres humanos. Exigimos Nosotros los campesinos lo que queremos es aserie entender al gobierno que como
gente inteligente para negociar, y no astutos mandatarios, mandaderos del Gobierno central" [El
ustedes tcanvien somos humanos que tamvien somos colombianos que como ustedes
Tiempo. 6 de agosto de 1996:10A. Énfasis mío). Por otra parte, el presidente del concejo municipal
de Puerto Asís, Alvaro Benavides, manifestaba: "Si no nos hacen caso todas las actividades
tamvien tenemos hijos. La pequeña diferencia que ay entre sus hijos y los nuestros es que
seguirán paralizadas, la voz de 80 mil habitantes, en todo el municipio y sus áreas rurales es la de sus hijos nunca escucharán decir tengo hambre como nosotros escuchamos a me-
voz de So mil colombianos" [El Tiempo, 29 de julio de 1996: 6A. Énfasis mío). nudo de los nuestros después de la fumigación y los único que podemos responder
4

I IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez CAPÍTULO 4 • La política del reconocimiento y el movimiento cocalero
152 I
la cruda verdad que el Gobierno con todo acabó (carta dirigida a la Defensoría del fundamentalmente, a movilizarse, a expresarse por distintos medios (entrevista a un
Pueblo, ifi de julio de 1998. Transcripción ortográfica original [Énfasis mío). líder político en Mocoa, 1999).

f Esta percepción de denigración, negación e invisibilidad atraviesa el discurso " S A L I M O S VOLUNTARIAMENTE OBLIGADOS":
cultural y político que se tiene sobre la región' . Ser señalado como colono cocalew
4

LAS FARC Y EL MOVIMIENTO CÍVICO REGIONAL


se convierte en una categoría excluyente, que genera resentimiento por cuanto a los
campesinos se les adscribe una identidad negativa como gente al margen de la ley y, COMO SE HA ANALIZADO, DESPUÉS DEL RARO cívico QUE TUVO LUGAR ENTRE EL 20 DE DICIEMBRE DE
como tal, no se les otorga un lugar dentro de la sociedad legal; peor aún, cuando se 1994 y el 5 de enero de 1995 y que comprendió a los municipios de Orito, San Miguel
les reconoce un lugar se les rotula o categoriza como auxiliares de la guerrilla y, (La Dorada) y Valle del Guamués (La Hormiga), se conformó el Movimiento Cívico
como tales, son objeto de violencia sistemática. Por otra parte, el señalamiento por Regional del Putumayo, el cual después de año y medio de existencia se amplió y
parte del gobierno central de la región del Putumayo y de la baja bota caucana como cubrió otros municipios del bajo Putumayo como Puerto Asís, Puerto Leguízamo y
zona roja es algo que para los líderes de la región se convierte en causa de la ausen- Puerto Guzmán. Dentro de ese marco se iniciaron los preparativos del segundo paro
cia del estado, porque los funcionarios públicos o los políticos, nacionales y regio- cívico, que comprometería a todo el medio y bajo Putumayo, en contra de la fumiga-
. nales, tienen miedo de ir a la zona, por su violencia. Un líder de la baja bota caucana ción que seguía anunciando el gobierno, y del incumplimiento de los acuerdos fir-
decía al respecto: "Por ser zona roja de conflicto, los políticos tradicionales no se mados en La Hormiga en enero de 1995.
asoman"; y otro agregaba: "Y el hecho de que esté marcada como zona roja no es la
Refiriéndose al paro cívico de 1994-1995, un líder de la Organización Zonal Indíge-
primera ni la única y nosotros por eso no nos sentimos acomplejados, nos sentimos na del Putumayo comentaba que en ese momento el movimiento campesino no esta-
orgullosos de vivir en esta zona". Un asesor del ministro del Interior señalaba al ba unificado y, por tanto, participaron solamente unos municipios: "Se hablaba de
respecto: "Lo que pasa es que esto sigue siendo zona de guerra, para las fuerzas la protesta de Orito y de La Hormiga". Continúa explicando cómo, después del paro,
armadas, para la guerrilla y para el paramilitarismo". La estigmatización que se hace "nosotros quisimos entrar a dialogar con la comisión de negociación para fortalecer
de los habitantes como violentos y el miedo que esto causa es otra representación a la negociación de los campesinos, mas no para quitarles los logros, pero la gente
la que los campesinos debían responder. parece que no lo entendió así". Señala cómo, "ese año y medio del que estoy hablan-
Puede afirmarse entonces que la violencia del estado, aunada a la creciente ex- do fue una lucha, todo un proceso, para ver cómo unificar ese movimiento" (entre-
clusión, estigmatización y marginamiento a que la que han sido sometidos los habi- vista a un líder indígena, marzo de 1999).
tantes de la amazonia occidental por décadas, y a la importancia global que ha
Este Movimiento Cívico Regional tampoco está exento de la ambigüedad que ha
adquirido el cultivo de la coca en el marco de la guerra contra las drogas, crearon un caracterizado la práctica social y política en el Putumayo. Por tanto, el movimiento
movimiento social que demanda la presencia del estado y alternativas económicas de los cocaleros de 1996 debe enmarcarse en la tensión entre mantener o no la auto-
al cultivo de la coca concertadas con las comunidades. La paradoja es. entonces, nomía política con respecto a los partidos tradicionales y a los grupos armados que
que la expansión de los cultivos de coca y la presión ejercida por el gobierno de actúan en la región. Durante ese movimiento se hizo evidente no sólo el problema
Estados Unidos para otorgar la certificación, obligaron al gobierno colombiano a estructural de la región amazónica occidental en cuanto al conflicto y la violencia,
negociar con los campesinos cocaleros. asociados al cultivo de coca y al narcotráfico, sino también la fuerte articulación
Esta afirmación es evidente cuando un líder del Putumayo explica cómo surgió entre los campesinos y la guerrilla.
la necesidad de movilizarse, y pone de manifiesto el desconocimiento del cual fue- La ambigüedad de esta alianza es clara en las palabras de un campesino cuan-
ron objeto por parte del estado central antes de las marchas: do afirma que, "a las marchas salimos voluntariamente obligados", con lo cual
quiere decir que la guerrilla no sólo apoyó el movimiento sino que lo promovió de
Las comunidades se dirigieron por escrito y buscaron entrevistarse con el nivel central, manera autoritaria. Rangel (1998: 6) ha señalado que una diferencia radical entre la
pidieron que la presidencia, la Red de Solidaridad y ios Ministerios del Interior, Agricultura guerrilla de hoy con respecto a la de la década de 1960 es, "el uso sistemático y
y Medio Ambiente los escucharan, sin encontrar eco o respuesta positiva a estas inquietu-
permanente de un arma inédita contra la población civil: el terror masivo". Sin
des. En consecuencia, ante la falta de diálogo, de entendimiento o de receptividad en
relación con la problemática de la comunidad, esta se vio obligada a organizarse en los embargo, sostener que el movimiento cocalero fue resultado sólo del miedo y el
distintos municipios para afrontar el problema por medio de otra estrategia que apuntaba, terrorismo que ejerció la guerrilla sobre la población campesina es desconocer
los procesos organizativos de los habitantes de la región a los cuales me he refe-
rido y no sólo legitimaría la visión del nivel central cuando afirmaba en la pren-
14 Grupo base se denominó a los representantes de los campesinos para la negociación. Se eligió sa, que la guerrilla era la culpable del paro en Putumayo, sino que negaría la
un representante por municipio.
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez CAPÍTULO 4 * La política del reconocimiento y el movimiento cocalero
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capacidad de maniobra que tienen los campesinos y pobladores en cuanto a su Regresaron al Putumayo [después del Seminario internacional de cultivos ilícitos realiza-
interés en participar en la discusión de las políticas y los planes de desarrollo para do el 14 y 15 de junio de 1995] y se pusieron de acuerdo en preparar el paro. Por un lado, se
inició la discusión del problema de la organización y por el otro la de la parte operativa. En
su región durante la mesa de negociación. Orito el problema era de orden táctico y en Puerto Guzmán y Puerto Asís de carácter
Por otra parte, es importante resaltar que de acuerdo con sus lineamientos po- organizativo y político: qué característica social y política debía asumir este movimiento.
líticos, las Farc han promovido el ejercicio de la descentralización y la participa- Después se decidió hacer una reunión con todos los dirigentes del Putumayo: del alto,
medio y bajo. En esa reunión se creó el Movimiento Cívico por el Desarrollo Integral del
ción ciudadana en la región amazónica: Putumayo y se rompió con el Movimiento Cívico [el de Orito, Valle del Guamués y La
Hormiga] y el de Unidad Campesina [de Puerto Guzmán]. Empezó la organización por
La gestión local en manos del pueblo es una forma alternativa de participación de la veredas, se escogieron dirigentes de cada una y desde el punto de vista económico todos
sociedad civil para posibilitar la denuncia contra el clientelismo y la corrupción reinante y debían aportar. Orito, Valle del Gaumués y San Miguel tenían más experiencia (entrevista
avanzar en la solución de sus problemas y necesidades más sentidas. Por esta misma razón a un asesor del grupo base,1999).
15

los ciudadanos üenen obligación política de ejercerla, para ser realmente libres... el poder
local deberá contribuir a la estabilización y la adaptación de las localidades buscando
construir una identidad colectiva dentro de la diversidad propia de cada sitio y una prepa- Una vez conformado el Movimiento Cívico por el Desarrollo Integral del Putu-1
ración para asumir los cambios sociales, buscando siempre el beneficio común, base de mayo, se eligieron los líderes que debían iniciar el trabajo de base para organizar el
toda legitimidad republicana (Farc, Resistencia, ryoSa). movimiento contra la fumigación, al que se habían comprometido en Bogotá. El
Movimiento se planteaba la "lucha unificada", lo que significaba articular diferen- .
En este orden de ideas, las Farc promueven las demandas hechas por los cam- tes movimientos departamentales de todo tipo -étnicos, políticos y sociales- bajo
el discurso hegemónico regional sobre el abandono del estado, el marginamiento y
pesinos al estado por servicios y obras de infraestructura así como sus exigencias
estigmatización de sus habitantes y los consiguientes problemas estructurales so- \
de participación en la planeación y ejecución de proyectos productivos para la
cioeconómicos que estos comparten. Por otra parte, esta lucha unificada implicaba
región. Por tanto, puede afirmarse que, consecuentes con esta política, no buscan
también establecer relaciones con el Caquetá, el Guaviare y el Meta, departamentos
sustituir el estado como proveedor de servicios y bienestar.
donde también se cultiva la coca:
A través del apoyo logístico al movimiento cocalero, las Farc no sólo ayudaron
a los dirigentes del Movimiento Cívico a llegar fortalecidos a la mesa de negocia-
Hablábamos de una movilización nacional para que desde la cámara de represen-
ción para formular sus demandas al estado, sino que se presentan como defenso- tantes se convocara a tratar este asunto como un problema social del país. En año y
ras de los intereses de los campesinos. En palabras del comandante Joaquín, del medio logramos prepararnos; escribimos un documento bastante ambicioso y éra-
bloque sur, "las Farc respaldan a la población civil en su exigencia contra los mos conscientes de que eso era una utopía; decíamos, necesitamos movilizar míni-
corruptos. Porque nosotros no tenemos nada distinto que defender que los intere- mo un millón de campesinos en Colombia para hacerle entender al estado que éste
no es un problema delincuencial, es un problema social (entrevista a un líder indí-
ses de la población". Al referirse a la toma de la base militar Las Delicias en el gena, director de la Ozip durante las marchas, 1999).
Putumayo y a la retención de sesenta soldados, el 31 de agosto de 1996, declaraba
que "nuestra acción fue un acto de solidaridad contra el trato inhumano, represivo
y policiaco que se estaba dando a los campesinos en el sur del país por el único Dada la magnitud del problema, esta movilización nacional buscaba también
delito de exigir que el estado cumpla sus deberes" (Anncol, marzo de 1998: 3). plantear la necesidad de la reforma agraria. Además, empezó a pensarse en la
conformación de una mesa nacional de concertación para analizar las políticas del
Sin embargo, no debe perderse de vista que la relación que establece la guerrilla
estado con respecto a la sustitución de cultivos ilícitos, buscando que la discusión
con los campesinos es ambivalente, por cuanto a la vez que dicen impulsar la parti-
del asunto fuera más allá del ámbito regional. Estos proyectos tenían un alcance
cipación son autoritarios en sus relaciones con la población. Se trata de un doble
discurso de las Farc: reivindicándose como defensores de los intereses de los cam-
pesinos legitiman sus acciones militares y su autoritarismo, lo cual fue evidente en 15 El líder indígena de la OZIP me explicaba que a través de los talleres "ta gente empezó a tomar
el desenlace de este movimiento. conciencia de que si no enfrentábamos el problema entre todos no iba a ser posible adelantar una
En su búsqueda por lograr un movimiento cívico departamental que compro- negociación un poco más seria". En cuanto a la negociación en ese momento, comenta que "no
habíamos identificado una propuesta que nos convenciera, porque sabíamos que el problema de
metiera a los trece municipios del Putumayo el Movimiento Cívico Regional inició los cultivos ilícitos traspasaba las fronteras mismas del país, no era un problema del Putumayo".
la identificación de líderes comunitarios tales como jefes de las juntas de acción De esta manera, al pensar en cómo debería ser esa propuesta consideraban que "debía ser de
comunal, miembros del magisterio, del sector salud, etcétera; es decir, el liderazgo avanzada, que involucrara no solo al departamento del Putumayo sino al del Caquetá, el sur de
Bolívar y el Guaviare, pero es que tenemos otro problema igual en el Perú y en Bolivia. Entonces
no sólo comprende a los campesinos sino también a los grupos indígenas así como decíamos: Para que ese problema grande tenga eco es necesario hacer una gran movilización'"
a líderes de otros sectores: (entrevista a un líder indígena, director de la OZIP zip durante las marchas, 1999).
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez CAPITULO 4 • La política del reconocimiento y el movimiento cocalero

nacional; localmente, la organización de la población campesina quedó en manos de Eran autofinanciados. Nosotros hicimos una primera colecta; como el problema eran los
los líderes del Movimiento Cívico y de las juntas de acción comunal: cultivos ilícitos pues la solución la íbamos a financiar con los mismos cultivos ilícitos;
tocaba así, y por hectárea se colocó una cuota para financiar. Pero dijimos, ya se hizo la
socialización de lo que podría ser la propuesta operativa, y luego la otra propuesta, la
Inicialmente lo cuadramos por medio de las inspecciones de policía; esa fue la prime- política que íbamos a plantear en la mesa. La gente estuvo de acuerdo en salir a las calles:
ra parte: que la inspección de policía convocara a las veredas. En esa reunión de veredas sólo lógico que considerábamos que no todo el mundo podía salir, que había gente que debía
se hablaba con los presidentes de los grupos de acción comunal; luego se capacitaba a esa quedarse en casa, mínimo una persona porfinca.Además, se necesitaba otro equipo de
gente en talleres de tres a cuatro días, en los que se trataba toda la problemática que se venía personas en las fincas para recolectar alimentos, leña y carne, lo necesario para sostener
encima. Se dictaban los talleres y nosotros recibíamos los informes de la gente. Entre las un paro. Porque nosotros lo declaramos un paro por término indefinido, mientras no
cosas más importantes que encontramos era que esta no respondía a las preguntas de los hubiera negociación no nos levantábamos del paro: le decíamos a la gente que iba a ser
campesinos sino que, más bien, traía cuestionarios (entrevista a un líder indígena, director muy duro, porque la respuesta del estado a la periferia nacional siempre ha sido que a una
de la OZIP durante las marchas, 1999). propuesta política le dan respuesta militar y que no nos extrañáramos de que eso iba a ser
así, que se iban a desconocer los derechos humanos desde el principio hasta el final
(entrevista al director de la Ozip durante las marchas, 1999. Énfasis mío).
En esos talleres se inició la concientización sobre la inminencia de la fumiga-
ción como política central del gobierno en esos momentos, y se explicaba la impor-
tancia de la unificación del Movimiento Cívico ya no regional sino departamental, Vale la pena resaltar cómo se preveía que la respuesta del estado a sus deman-
buscando integrar a los municipios que no se identificaban como coqueras -tales das iba a ser represiva, por lo que se preparó a la gente para la situación de violen-
cia a la que podía verse expuesta al participar en el movimiento. Es así como en el
como los del alto Putumayo: Sibundoy, Santiago, San Francisco y Colón-, Aún
centro del Movimiento estuvo la demanda de respeto a los derechos humanos.
más, se explicaba el contexto nacional e internacional al que respondían los culti-
vos ilícitos .
16

Los líderes buscaban que los habitantes de las veredas participaran de manera LAS JUNTAS DE ACCIÓN COMUNAL: RED PARA ORGANIZAR LAS MARCHAS
voluntaria y con conocimiento de causa en la movilización. Además de los talleres,
se hicieron foros sobre cultivos ilícitos y fumigación. La preocupación por lograr Aunque se reconoce el papel que cumplieron las Farc en la concepción organizativa
que la comunidad participara en todos los momentos de la movilización y después de las marchas -en sus preparativos y en su ejecución- "las juntas de acción
de ella en la evaluación de la marcha y del seguimiento de los acuerdos, es constan- comunal fueron las que responsabilizaron de lo que debía hacerse en cada vere-
te. Los líderes trataban de no reproducir las prácticas de la cultura política domi- da" (testimonio de un campesino en Puerto Asís, 1999). Es importante señalar que
nante frente a la cual se definen diferentes; en sus palabras: "que no nos convirtamos las juntas de acción comunal se han constituido en la red que facilita las relacio-
en una cabeza sin cuerpo" (intervención de un líder durante el balance que se hizo nes sociales y políticas de los habitantes de la amazonia en las veredas, la inspec-
del paro cívico, 24 de septiembre de 1996). ción de policía y el municipio. A través de sus jefes se establecen los lazos para
El 15, ió y 17 de agosto de 1995 se desarrolló el primer seminario departamental sobre trabajar en las veredas, tanto por parte de los funcionarios oficiales en la zona y
cultivos ilícitos, y el 18 se le entregó al presidente de la república, en Puerto Asís, un de las Farc, así como de los representantes de partidos políticos; por su interme-
documento que reiteraba lo dicho en otro que se había entregado con anterioridad, en dio los líderes del Movimiento Cívico por el Desarrollo Integral del Putumayo,
febrero de ese mismo año, como resultado de una reunión que tuvo lugar en el del Movimiento Pacífico del Cauca -para el caso de la baja bota caucana - y de 17

Archivo Nacional en Bogotá en la cual participaron el gobernador, los alcaldes, dipu- las Farc, organizaron las marchas.
tados, concejales, la Iglesia y las comunidades organizadas del Putumayo. Dicho Según un jefe de acción comunal en Piamonte:
documento contenía una propuesta básica para discutir el problema de los cultivos
ilícitos y lograr un acuerdo sobre este con las comunidades. Así mismo, en Puerto Las Farc son las que los han capacitado y han hecho avanzar la organización. La
Guzmán se realizó un foro local para discutir con la gente el problema, además de guerrilla promueve la asociación de juntas de acción comunal y que la gente se
los talleres veredales. En cuanto a la financiación de los talleres:

17 Desde que se iniciaron las conversaciones de paz con el gobierno de -Andrés Pastrana. el 6 de enero de
1999. las Farc han presentado una propuesta para desarrollar un plan piloto de erradicación y susütución
16 En la baja bota caucana el paro fue organizado por el Movimiento Pacífico del Cauca, lo mismo que de cultivos en el municipio de Cartagena del Chaira, Caquetá, "sobre la base de crearcondiciones
el que se realizó en 1994 en contra de Argossy, compañía petrolera que trabaja allí, y cuyo püego de necesarias para el desarrollo de cultivos alternativos que garanticen la vida de los campesinos,
peticiones se retomó en 1996, al igual que en el caso del Putumayo. El paro se inició el 4 de agosto y condiciones que pasan por el desarrollo de la iriiraestructura vial. Sistemas de mercadeo con subsidios
duró un mes y diez días. La negociación se realizó en Popayán a donde viajaron los líderes financiados a la producción y al mercado. Está en la mesa como tema a tratar pero no depende de las Farc-EP ni de
por la gobernación del Cauca. Los líderes del Movimiento Cívico del Putumayo trabajaron en conjunto los campesinos y hasta ahora no hay ninguna respuesta. Le preguntamos si lo conocen los congresistas
con el Movimiento Pacífico del Cauca, tanto en el paro de 1994 como en el de 199a. estadounidenses" (carta de las Farc al congreso de Estados Unidos, marzo de 1000).
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez CAPÍTULO 4 * La política del reconocimiento y el movimiento cocalero
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organice; ella pone orden en la región y se acata. Ya la comunidad es conciente de la estado" (entrevista a un asesor del ministro del Interior, 28 de julio de 1999). El
necesidad de organizarse y da información cuando se hacen censos. Antes no querían asesor del ministro está tocando un punto muy importante en cuanto a la perspec-
colaborar y me trataban de chismoso (testimonio del jefe de la junta de acción comunal
de la Consolata, en Piamonte, roo8). tiva espacial que define al estado como un estado soberano que ejerce control sobre
un territorio determinado (Lefebvre, 1991). Se reitera entonces que para el gobierno
sigue siendo prioritaria la perspectiva que se tiene de la incorporación de la amazonia
La guerrilla hace respetar la junta y le abre paso al inspector de policía para que solo por medio del ejercicio de la soberanía tanto en las fronteras externas -en
pueda actuar, pues en ciertos lugares es la que lo autoriza a cumplir su papel. A relación con otros países- como en las internas -los territorios controlados por las
fines de 1998 se discutía si se dejaba trabajar a los inspectores de policía recién Farc-. Es así como durante una entrevista, el director del Plante me sostuvo que
nombrados en los corregimientos del municipio de Piamonte, y las Farc estaban antes que medir resultados de los proyectos adelantados en la zona se buscaba que
promoviendo la creación de los comités de conciliación dentro de las juntas para el gobierno hiciera presencia en esas fronteras lejanas. Este "control de autoridad"
cumplir con sus funciones, tales como recaudo de impuestos, degüello, levanta- de las Farc estuvo presente en la percepción que tuvieron los funcionarios públi-
miento de cuerpos, etcétera. A comienzos de 1999, los inspectores de policía de los cos de la comisión negociadora que representaba a los campesinos cocaleros, tal
corregimientos de la baja bota caucana debieron renunciar por orden de estas, como se analizará en el capítulo 6.
quedando solamente el del municipio de Piamonte. En palabras de uno de ellos,
Los habitantes de la región están acostumbrados a acudir a la guerrilla para
"porque la guerrilla no quería presencia del estado". Esta le explicó a los inspecto-
arreglar cualquier problema y los campesinos comentan que cuando los guerrille-
res salientes que se entraría a considerar si en un futuro se volvían a nombrar, pero
ros no están presentes en la zona "se arma el desorden", de manera que consideran
pagados por las juntas de acción comunal. que "es mejor que estén". En consecuencia, los habitantes perciben a las Farc como
C En este evento sobresale que las Farc suprimieran el cargo por no querer la un ente con autoridad y poder que ordena e impone disciplina. Es así como, por
) presencia del estado, aun cuando los inspectores eran supervisados directamente ejemplo, luego de un disparo que se le hizo a un agrónomo, funcionario de la
por ellos. Sin embargo, sienta el precedente de que es la guerrilla la que ejerce la Umata del municipio de Piamonte, la comunidad se reunió y lo primero que hizo
disciplina y el orden, es decir, la función de autoridad del estado, mientras que la fue escribirle una carta a las Farc, pues consideraba que "hasta que las Farc no
función de proveer servicios a la comunidad se le deja al mismo y las Farc fiscali- venga con todos sus fierros y los castigue la violencia no va a pasar". Así mismo,
zan su cumplimiento. se comenta que en la parte baja de la baja bota caucana la guerrilla desarmó a la
Es evidente que las acciones promovidas o apoyadas por las Farc no significan, gente "pero a Miraflor y Piamonte no han venido a poner orden". Por su parte, los
necesariamente, anular la capacidad que tienen los sujetos gobernados de reaccio- guerrilleros le insisten a los campesinos en que no tienen que buscarlos para cual-
nar, de actuar como sujetos colectivos o individuales. La gente en la región negocia quier problema pues ellos no tienen tiempo de estar resolviendo situaciones que
con las Farc, lo que responde a la representación que se tiene de la guerrilla, pues pueden ser solucionadas por los campesinos. Luego de una reunión con todos los
aun cuando esta ejerce funciones de autoridad en cuanto a mantener el orden y la jefes de las juntas y líderes -que tuvo lugar mientras realizaba mi trabajo de campo
disciplina se refiere, no se comporta n i es reconocida por los habitantes de la y de la cual oí muchos comentarios-, los campesinos me dijeron que los guerrille-
amazonia como un estado dentro del estado, como se ha pretendido mostrar, sino ros les habían llamado la atención sobre los chismes con los cuales acuden a la
"como un gobierno dentro del gobierno" tal como definió Manuel Marulanda Vélez guerrilla, y se quejaron de hacerles perder el tiempo dirimiendo problemas que a la
larga son creados por los chismes que van y vienen.
el accionar de las Farc (entrevista en Semana, 872, 18 de enero de 1999: 22). Aún
más, su poder es, a la vez, aceptado y resistido por la población, que además En consecuencia, las Farc han buscado disminuir su intervención en los con-
continúa demandando la presencia del estado en la zona. flictos cotidianos entre los pobladores del Putumayo y baja bota caucana. Es así
Al respecto, un asesor del Ministerio del Interior me comentó que, desde la como en la junta de acción comunal de cada vereda funciona un comité concilia-
perspectiva del gobierno, las Farc ejercen "control de autoridad", mientras que los dor para la resolución de conflictos. En caso de que el conflicto no se resuelva
alcaldes ejercen autoridad mas no control; así mismo, sostiene que a pesar de que fácilmente o sea interveredal, el comité de una vereda debe hablar con el de la otra.
el estado está presente por medio de las instituciones oficiales -la Fiscalía, etcéte- Si no es suficiente, se cita a la junta en pleno; si tampoco se resuelve, se cita a otra
ra-, se habla de que no hay presencia del estado porque "no todos obedecen a una junta; si no se arregla, a las juntas cercanas y, por último, si el conflicto no se
sola línea, todo se mediatiza y se negocia con otros autores de poder que están resuelve se espera que los campesinos acudan a la guerrilla.
presentes allá". Agrega, además, que el problema al cual se enfrenta el gobierno Las juntas de acción comunal han establecido espacios para la negociación con
central es el de "garantizar que está consolidando soberanía", y concluye diciendo el estado y con los líderes y representantes de partidos políticos, pero sobre todo
que, "más que construcción de estado, lo que hay que hacer en esas regiones es con las Farc. En muchas oportunidades, se discuten y negocian las órdenes imparti-
construcción de soberanía, y sobre la construcción de soberanía después se construye das por las Farc. Tal es el caso en la baja bota caucana en el momento de salir a las
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez CAPÍTULO 4 • La política del reconocimiento y el movimiento cocalero
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marchas; las Farc habían determinado que parte de las veredas saldrían hacia el Durante mi trabajo de campo, las Farc le exigían a todos los habitantes de las
Caquetá y parte al Putumayo; sin embargo, la gente de algunas veredas se opuso a veredas de la baja bota caucana, ya fueran productores o recolectores de coca, estar
salir de su zona, pues en su agenda estaba presionar la creación del municipio de afiliados a las juntas de acción comunal para controlar a la gente que entraba y salía
Piamonte y veían esta como su gran oportunidad: del área con el fin de evitar la infiltración de paramilitares. Para afiliarse a las juntas
de acción comunal a los campesinos se les exigía la cédula de ciudadanía; no podían
afiliarse haciendo uso de otro documento o sólo dando nombres de pila, de manera
Nosotros nunca hemos tenido una asesoría de la guerrilla, lo que hemos hecho ha sido
por convicción propia de los líderes. Como le contaba, en el paro ellos, la guerrilla, estuvo que a los que estuvieran indocumentados se les dio plazo hasta noviembre de 1998
en contra de nosotros, porque querían que saliéramos al Putumayo, al Caquetá y noso- para que se registraran y sacaran sus documentos de identidad. Esta es otra política de
tros no salimos y por eso no estuvieron de acuerdo con nosotros. Porque dijimos que las Farc que muestra cómo utiliza los requisitos exigidos por el estado a su favor, sin
teníamos que luchar en el Cauca. No, no hubo ningún enfrentamiento sino que nos pretender instaurar una forma alterna de identificación. Por otra parte, a las juntas de
quitaron el apoyo, no nos apoyaron. Como no ha habido diálogos así, simplemente nos acción comunal se les exigía responder por sus afiliados. Así mismo, los patrones
mandaron decir que no nos apoyaban y que veríamos qué hacíamos. Porque ellos creían
que nosotros éramos un grupo débil. La guerrilla y el gobierno creyeron que como era debían responder por los raspachines bajo su mando y debían entregar un listado con
una zona muy aislada íbamos a fracasar en el paro. Y fue de los mejores paros que ha su número de identificación a la junta. Los que vivieran desde hacía menos de un año
habido, porque tuvo repercusión nacional por la forma pacífica, por la calidad de los en el lugar y no cumplieran con los requisitos anteriores ni tuvieran tierras para traba-
negociadores y por los logros que se obtuvieron en la negociación. jar, debían irse. En ese momento, las Farc no permitían la entrada de más gente a la
Uno se queja más fuerte cuando es más fuerte el dolor; si el dolor no es fuerte uno no se región, debido a las amenazas de los paramilitares, sosteniendo que no dejarían que la
queja casi nada, pero si el dolor es fuerte más bien sí puede haber diálogo. Eso fue lo que
nos pasó a nosotros, porque como sentíamos la necesidad, esta nos empujaba a solucio- baja bota caucana se transformara en un campo de guerra contra el campesinado igual
nar los problemas (entrevista a un miembro de la comisión negociadora del paro cívico de que Puerto Asís o el Valle del Guamués. Además, se controlaba la gente que salía de
la baja bota caucana, 1998). las veredas al pueblo, para evitar que quienes estuvieran asociados con grupos contra-
rios brindaran información que perjudicara a los campesinos o a la guerrilla.
En este testimonio son evidentes los espacios de negociación que ha abierto la Por otra parte, en caso de que alguien quisiera vender un terreno tenía que consul-
gente con la guerrilla, a partir de sus propias necesidades y luchas anteriores. La tar y pedirle permiso a la guerrilla, que otorgaba o no el permiso según lo que se
creación de un municipio en la baja bota caucana había sido propuesta por la supiera del comprador. Dicen los campesinos que "ellos [refiriéndose a los guerrille-
comunidad desde la década de 1980, y esta reivindicación, que se había constituido ros] saben quién es quién, mientras que nosotros no sabemos quienes son"; los habi-
en el eje de movimientos cívicos anteriores, en esta oportunidad se retomó como tantes no se conocen todos entre sí pues es una zona de alto movimiento de población.
propia de la zona. Sin embargo, aunque algunas veredas de la baja bota caucana no Los campesinos apoyan esta regulación de entrada y salida de la gente pues la posibi-
salieron al Caquetá y al Putumayo otras sí lo hicieron, de manera que la tensión y lidad de que entren paramilitares a la zona los aterroriza.
ambivalencia de la relación con las Farc se mantuvieron, aunque se diga que no se Finalmente, por medio de la inscripción en las juntas de acción comunal se logra
recibe "asesoría" de la guerrilla. Es importante señalar cómo se percibe de la misma tener un censo real de población, el cual se ha planteado por parte de las Farc como
manera al gobierno y a la guerrilla, que decían que el paro no tendría éxito por condición indispensable para iniciar cualquier proyecto de sustitución que se lleve
tratarse de una "zona demasiado aislada". Se reitera la asunción de su condición de a cabo en la región.
marginalidad, definida así no sólo por el estado sino por la guerrilla que también El poder de las Farc, difuso y no institucionalizado, ha logrado infundir en la"
consideraba que sólo uniéndose al Caquetá y al Putumayo podrían tener fuerza. A población microprácticas disciplinarias (Foucault, 1991), que han sido asumidas y
ambas instancias se les demostró lo contrario, al afirmarse como movimiento autóno- forman parte de la vida cotidiana, relaciones de poder enraizadas en la sociedad .-
mo y, sobre todo, al lograr la creación del municipio de Piamonte. Finalmente, se que, además, le adjudican a las Farc una capacidad de vigilancia permanente, lo!
resalta su comportamiento pacífico y que los logros que se consiguieron repercutie- cual no significa que no se sigan acatando también formas institucionales y discipli-i
ron en todo el país. narias del estado. Entre las normas establecidas por la guerrilla, y que se obedecen,
Con respecto al Putumayo, la representante de las mujeres en el grupo base se encuentran las siguientes: control del tráfico por el río -en Puerto Amor, sobre el
señala también la relativa autonomía de la sociedad civil con respecto a las Farc: río Caquetá, observé un letrero que decía: "El Frente 32 y 49 prohiben navegar de 6 p.m.
a 6 a.m. Multa $500.000, Farc-EP"-; control sobre establecimientos públicos los cuales
Para dirigir las marchas la guerrilla nombró a unas personas y la sociedad civil sólo pueden abrir hasta determinada hora de la noche y en donde no se permite la
nombró a otras, de manera que se opusieron a sus mandatos [refiriéndose a los entrada a menores de edad; prohibición de la entrada a billares a menores de quince
mandatos de las Farc] (entrevista a la representante de las mujeres en el grupo base, años, la multa es de $20.000; no se puede beber alcohol entre semana n i transitar calles
febrero de 1999). después de las 10 de la noche; está prohibido abrir discotecas entre semana; estas sólo
I IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez CAPÍTULO 4 • La política del reconocimiento y el movimiento cocalero
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se abren de viernes a domingo y el lunes no se permite continuar de fiesta; a quienes este caso, el inspector comenta que los doce se reunían a comer juntos. Los que perma-
estén tomando los obligan a arreglar caminos o a barrer, como forma de castigo, por lo necían en las veredas eran los encargados de recoger productos para llevarles a los
marchistas.
que el alcalde de Piamonte debió barrer el pueblo, para dar ejemplo.
En este contexto de disciplinamiento y reconocida autoridad por parte de los
habitantes de la zona, las Farc establecieron las reglas para la organización de las Un campesino de la vereda la Consolata en la baja bota caucana comenta su
experiencia:
marchas de 1996. Por cada hectárea de coca debían pagarse cincuenta mil pesos al
comité de finanzas de cada junta de acción comunal y con esos dineros se constitu-
yó el fondo para el comité de marcha. Las Farc determinaron la cuantía de la cuota y Cuando las marchas, estuvimos discutiendo si participábamos y después de muchas
la forma de recolección. El presidente de finanzas de cada vereda entregaba al jefe deliberaciones salimos con nuestras familias. De Yapurá, la Consolata y el Palmito,
veredal el dato exacto del dinero recolectado, la modalidad del recaudo y lo que salimos ciento setenta personas que fuimos a Mocoa y Villa Garzón. De la Consolata
nos mandaban remesa y en el Putumayo también recibíamos remesa. Yo estuve traba-
hubiera aportado cada persona, teniendo en cuenta sus capacidades económicas, jando en el comité de comodato, contaba la gente a mi cargo y recogía la remesa. Nos
pues en algunos casos se recogió por familia un monto no relacionado con las hectá- fue tan bien que trajimos remesa de vuelta. Nos mandaban ganado oreado, miel, arroz,
reas de coca: plátano, etcétera. El apoyo era total. A la gente que estuvo en el Caquetá no le fue tan
bien, pues hubo muertes, desorden, hambre y confrontaciones (testimonio del jefe de
una junta de acción comunal de la Consolata, baja bota caucana, 1908).
Tocaba colaborar con las juntas, sacaban una parte, colaboraban, y por decir, se les
daba de a diez mil pesos por familia en cada comunidad. Así se recogió bastante y se
compraba, por ejemplo, un animal. Como fue aumentando la gente y hubo mucha En ese testimonio se insiste en cómo discutieron si participaban o no y cuando
hambre, entonces a lo último los que tenían tantas cabezas de ganado tenían que decidieron lo hicieron con convicción. La movilización de la gente se coordinó por
colaborar; varia gente colaboró con eso, les tocó, por las buenas o por las malas (entre- medio de los comités de transporte, los cuales supervisaron que todos los motores
vista a una campesina que participó en las marchas, Piamonte. 1998).
fuera de borda y los botes aptos para transportar personas en las diferentes veredas
quedaran a disposición de la comunidad, previo un censo de personas y embarca-
Cuando se iniciaron las marchas algunas juntas tenían seiscientos mil u ocho- ciones, así como de un inventario de combustible en cada vereda.
cientos mil pesos, con lo que se financiaron los primeros días de la marcha. Del total En cuanto al comité de alimentación, cada persona llevaba sus propios utensi-
recaudado, 2 0 % debía enviarse a la comisión organizadora central, integrada por lios, tales como platos, cuchillos, cucharas y elementos necesarios; por su parte, los
nueve líderes de cada municipio. Una campesina explica cómo era la comisión or- jefes veredales debían aportar las estufas, las remesas y las provisiones: "De cada
ganizadora central: "Como una junta comunal, con presidente, con tesorero, con vereda nos mandaban que lleváramos los víveres y a lo último también debimos
fiscal para que estuviera fiscalizando, con secretario, el que escribía" (entrevista a colaborar con animales; cada junta tenía que llevar carne" (entrevista a una campe-
una campesina que participó en las marchas, Piamonte, 1998). Además, en cada vere- sina que participó en las marchas, Piamonte, 1999). Un campesino de Puerto Asís me
da se designaba un presidente, responsable directo de la organización veredal, el dijo que las personas que tuvieran diez reses debían dar una como contribución,
cual la representaba en un segundo comité de coordinación, que se constituyó con dos si tenían veinte y cinco reses si se rehusaban a participar (testimonio de un
los diferentes jefes veredales y se convirtió en el vehículo de comunicación entre la campesino, Puerto Asís, 1998). Por su parte, un campesino de la baja bota caucana
comisión organizadora central y las veredas. Se conformaron también comités comenta: "El ejército estaba conviviendo con los marchistas y se les daba carne. Se
veredales, encargados de organizar a las comunidades siguiendo los lineamientos mataron ochenta y cinco reses y hubo comida suficiente gracias a la colaboración de
de la organización central, tales como los comités de vigilancia, finanzas, transpor- la guerrilla" (entrevista a campesino en la baja bota caucana, 1998).
te, salud y de alimentación o comodato. Una vez se inició el desplazamiento, y de
Cada vereda se encargó de que cada comité llevara consigo un botiquín con las
acuerdo con los comités que organizaron se determinó que un grupo de tres perso-
drogas y medicamentos necesarios, que mediante listado fueron suministrados
nas se quedaría a cargo de la vereda, dando de comer a los animales, cuidando las por la comisión central.
casas y enviando alimentos para los que se desplazaban a la marcha. La guerrilla
dio las ordenes para la salida (entrevista a una campesina que participó en las En cuanto a la vigilancia, cada junta designó algunas personas para cuidar los
marchas, Piamonte, 1999). cascos urbanos y no se permitió integrar la marcha a quienes intentaran sabotear la
misma. Así mismo, se designó un comité de aseo por vereda.

Así, por ejemplo, en el Bajo Congor, una vereda de Piamonte en la baja bota caucana, el Los grandes cultivadores de coca también apoyaron la marcha y se hicieron cargo
inspector se quedó en su vereda encargado de cuidar los arümales y las cosas de valor, que de que sus trabajadores se hicieran presentes, tal como lo relata un líder de la baja
se guardaron en la escuela. Por cada vereda se quedaban ocho, diez o doce personas. En bota caucana: "Los coqueras de la baja bota dieron mucho apoyo. Don Régulo del
IDENTIDAD Y CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez
CAPÍTULO 4 » La política del reconocimiento y el movimiento cocalero

Bajo Congor estuvo aquí. Pablo Maya vino del Diamante. Los raspachines vinieron y suministra medios que permiten que el paro pueda desarrollarse durante meses,
pagado el jornal por los patrones; algunos eran remplazados (entrevista a un líder como fue el caso de las marchas cocaleras.
de la marcha en la baja bota caucana, 1098).
En consecuencia, con la organización descrita, el 28 de julio de 1996, una vez
Las Farc se reservaron la responsabilidad de la organización general de la mar- iniciado el paro el Movimiento Cívico por el Desarrollo Integral del Putumayo por
cha y el cumplimiento de cada una de las tareas, y prohibieron la producción de medio de un comunicado informó a la población del Putumayo:
coca y la actividad comercial durante el desarrollo de la misma. A l respecto, un
comerciante de Puerto Asís dice que, "el paro estuvo muy bien organizado", pues se
Que después de analizar detenidamente la situación organizativa del Paro Cívico es
turnaron las droguerías que abrían por dos horas martes y jueves, también se reguló pertinente y necesario emitir las siguientes orientaciones para el mejor desarrollo de
la venta de comestibles y se supervisaba el precio de venta. nuestra justa lucha:
Sobre el papel de los guerrilleros en la organización de las marchas, una campe- A los propietarios de los graneros se les permitirá los días viernes recibir el surtido.
sina de la baja bota caucana agrega: Las ventas se realizarán los días sábados y domingos desde las 6:00 a.m. hasta las 2:00
p.m. El resto de la semana paro total.
Durante los días lunes a sábado funcionarán dos droguerías de turno las 24 horas y
Digamos coordinadores no directamente, pero sí colaboraban. Fueron los que empe- los días domingos pueden prestar servicio todas las droguerías.
zaron a conformar los comités, de ver quién repartía la remesa, también se pidió ayu- Juguerías ambulantes prestarán el servicio de 6:00 a.m. a 2:00 p.m. toda la semana.
da a Popayán, de allá mandaron bienestarina para los niños, se organizó quién hacia la Las ventas de gas tendrán venta libre, pero en ningún momento pueden estar auto-
colada para los niños, todos los días se les daba la colada. Si no hubieran estado ellos
rizados para alzar los precios. Cualquier anomalía será sancionada con el cierre
de pronto no hubiera habido el orden que hubo siempre, porque usted sabe que a
veces, cuando hay las cosas, el uno quiere más, el otro menos y había problemas, y a definitivo.
pesar que así a veces hubo tromperas. A los tres días, cuando la gente ya estaba con su Las cantinas, fuentes de soda y billares quedan en paro total. De la misma forma
ranchito, entonces llegaron ellos y colocaron en orden cómo íbamos a construir los todos los establecimientos públicos.
ranchitos (entrevista a una campesina que participó en las marchas, 1999). Los restaurantes prestarán sus servicios durante los días sábados y domingos de 6:00
a.m. a 2:00 p.m.
Una mujer, indígena inga de la vereda La Floresta, al contarme sus impresio- Las bombas de gasolina también pueden prestar el servicio normalmente.
nes del paro en el sitio de concentración de la baja bota caucana, al frente de su Los almacenes prestarán el servicio durante los días sábados y domingos de 6:00
a.m. a 2:00 p.m.
casa, recordaba la llegada de los primeros marchistas con la bandera colombiana
Las panaderías estarán abiertas los días sábados y domingos de 6:00 a.m. a 2:00 p.m.
y la presencia de un hombre "que era el que mandaba, flaco, feíto y las mujeres
comentaban: todos esos hombres dejarse mandar de uno solo. Él quería vernos a Los carniceros pueden prestar el servicio los días sábados y domingos.
todos trabajando, haciendo pozos sépticos, trayendo leña, sirviendo, cocinando, El juzgado y las fiscalías funcionarán normalmente.
no ver a nadie de vago". Comentaba también que casi tuvo que salir a Morelia en Los talleres de mecánica y las vulcanizadoras prestarán el servicio normalmente.
el Caquetá por orden de las Farc, "castigados porque no trabajábamos y hacíamos A partir de la expedición del presente boletín solamente podrán transitar los vehí-
culos y motocicletas autorizadas por el movimiento.
caso", pero "que le rogamos por los hijos pequeños y al fin no nos mandaron. A
Las oficinas de la Caja Agraria permanecerán cerradas.
algunas niñas que se acercaron a hablar con los militares las sacaron del paro,
castigadas". Las oficinas de Telecom funcionarán normalmente, siempre y cuando presten el
servicio en las actividades del paro cívico.
La persona que dirigió el paro en la zona de la baja bota caucana, identificado
Se concederán permisos a los camiones remeseros, a los carrotanques transportadores
como miembro de las Farc, es recordada como la que estableció orden en cuanto a la de combustible y a personas con problemas de salud, con certificación del médico.
guardia, la hora de acostarse, la repartición de raciones por veredas, el número de Los relevos de personal serán únicamente los días lunes, miércoles y viernes de 8:00
animales a sacrificar, las órdenes a los conductores, la salud y la consecución de a.m. a 10 a.m.
neveras para las vacunas. Dice un campesino: "Nosotros como campesinos pedía- Se recomienda a las diferentes comunidades traer las provisiones necesarias (plátanos,
mos y él ni podía pedir". Los campesinos no sólo aceptaron la autoridad sino que yucas, leña, etc.).
buscaron quién les ayudara a organizarse. El hecho de decir que todos los hombres
le hacían caso a una sola persona confirma esta aceptación.
Para los habitantes de la ciudad es difícil aceptar la imposición de estas nor-
Es así como la guerrilla con sus actividades cotidianas en estas regiones de mas, mientras que para los campesinos constituía algo indispensable para el buen
frontera se convierte en un actor social a medida que se inserta, apoya y aumenta el desarrollo de la movilización. Es así como en el diario local La Nación se lee:
poder que despliegan los campesinos durante estos paros cívicos, por cuanto organiza
IDENTIDAD V CIUDADANÍA EN EL PUTUMAYO • María Clemencia Ramírez

Los campesinos que se encuentran en Mocoa, tienen «dominio» sobre toda la ciudad,
ellos son los que deciden qué establecimientos deben abrirse, qué alimentos deben
aportar y las sanciones que se les impone a aquellas personas que no les colaboran en las
manifestaciones (La Nación 10 de agosto de 1996:9).

Por otro lado, uno de los negociadores del gobierno central resalta la organiza-
ción de los campesinos en los centros urbanos. Refiriéndose al Putumayo, esta
persona me dijo que "el nivel de organización de la gente rural, de los campesinos
es muy grande" y agregó:
La negociación (1): construcción de la identidad
La forma en que se movilizaron, desarrollaron los cambuches en Orito, y se tomaron y afirmación de la ciudadanía
a Puerto Asís y Mocoa da cuenta de un nivel de organización muy grande y de una
organización de tipo militar. Por ejemplo, era sorprendente ver cómo tenían perfec-
tamente asignadas las calles, el diseño de las cocinas a manera de barricadas, era

E
una cocina y detrás de la cocina el comedor. Sin lugar a dudas, en m i opinión eso es
influencia de la organización militar de las Farc. no tengo la menor duda de eso STE CAPÍTULO SE CENTRA EN EL ANÁLISIS DE LA NEGOCIACIÓN ENTRE LOS LÍDERES DEL Movimi-
(entrevista al gerente de la Red de Solidaridad, 1999). ento, los funcionarios locales y el airo gobierno, proceso en el que se hicieron
evidentes las posiciones encontradas del gobierno local y los representantes de
la Iglesia con respecto a las fuerzas armadas en la zona, así como entre los funciona-
Cabe destacar cómo se resalta la organización de los campesinos y se habla de
rios locales y los del nivel central en el momento de acordar el inicio de la negocia-
"influencia de las Farc" antes que sostener que es obra solamente de la organización
ción. Estos desacuerdos se encontraban atravesados por la idea hegemónica de que
militar de las Farc, lo cual quiere decir que a los campesinos se le reconoce capacidad la ley y la constitución son innegociables, asunto que va a ser recurrente durante la
de maniobra. Podemos concluir que aunque las Farc se reservaron la responsabilidad mesa de negociación y determinará los puntos centrales de discusión y, sobre todo,
de la organización general de la marcha, los campesinos, por medio de los líderes del la suspensión de la mesa de negociación.
movimiento, llevaron propuestas concretas a la mesa de negociación y estos, a su vez,
defendieron los intereses de la población a la cual representaban, tal como se analiza- En el capítulo anterior se mostró cómo las fuerzas militares y algunos periodis-
rá en los siguientes capítulos. tas deslegitimaban el movimiento cocalero por tratarse de actores fuera de la ley. A
pesar de ello, sobresale la insistencia de los campesinos cocaleros en dialogar con
los representantes del gobierno central y, más aún, usar las herramientas dadas por
la constitución de 1991 en el contexto de la democracia participativa, lo que se exami-
nará en este capítulo. La instalación de mesas de negociación entre representantes
del estado, de los niveles centrales, regional y local, y los líderes del movimiento,
como un medio para participar colectivamente en la toma de decisiones, fue un
catalizador que visibiliza ai movimiento de los cocaleros como uno social y político.
En los capítulos anteriores se ha visto cómo los pobladores de esta región ama-
zónica no sólo demandaban de las mesas de negociación el mejoramiento de sus
condiciones de vida -lo que se confirma en el análisis detallado de la mesa de
negociación que se llevó a cabo en el Putumayo, que se presenta en este capítulo-;
también sobresale cómo la mesa de negociación se convirtió en un espacio para
confrontar identidades y demandar del estado el reconocimiento de la historia de
violencia y desplazamiento de los pobladores del Putumayo, de su abandono por
parte de la clase dirigente y, sobre todo, del problema social y económico que hay
detrás del cultivo de la coca. En consecuencia, lograr que el gobierno nacional
aceptara negociar era el objetivo central del movimiento.

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