El llamado modelo agroexportador significó, desde 1860, la primera integración
real de la economía argentina al mercado mundial. El modelo tenía dos elementos principales que lo caracterizaban: − La exportación de productos comenzó con la exportación de ganado ovino “el ciclo de la lana”, que finalizó en 1875. Posteriormente comenzó el crecimiento de las exportaciones agrícolas. Hacia fines del siglo se reemplazó la exportación de ganado en pie por los cortes de carne congelada primero y por carne enfriada después. Fue la época del asentamiento de grandes frigoríficos de capital inglés y norteamericano.
Una de las características de la producción agropecuaria, fue su carácter
extractivo, en el que prevaleció la condición extensiva de la producción.
− El ingreso de capitales, vinculados a la expansión internacional del
capital británico, para financiar obras de infraestructura (puertos, servicios públicos, ferrocarriles). Este ingreso de capitales también significó el ingreso de empresas británicas en diferentes rubros, frigoríficos, bancos, seguros,etc.
La Industrialización Sustitutiva de Importaciones (1930-1975)
Comenzó una intervención decidida en el funcionamiento de los mercados.
Con el ascenso de Juan Domingo Perón al poder, el Gobierno dio libre cauce a todo el resentimiento antiimperialista acumulado en amplios estratos de la sociedad y la inteligencia argentinas. El librecambio fue rechazado frontalmente y la intervención del Estado plenamente justificada, desde la regulación de los mercados hasta la producción de bienes y servicios. Sin embargo, la doctrina peronista no era consistente con el éxito. El lanzamiento de políticas de fuerte contenido nacionalista y confrontativas con los centos de poder mundial, fueron un escenario conflictivo que debilito la posibilidad de los nuevos cuadros empresarios, asociados a la industrialización de un proceso acumulativo de transformación y crecimiento. En la practica, la ideología y la política peronista generaron grandes rentas en nuevos actores económicos, en conjunto, prevaleció la incertidumbre y el conflicto. En la experiencia del gobierno de Perón, el aumento de la intervención del estado era una tendencia observable en el resto del mundo. Después de la caída del Perón en 1955 hubo nuevos aportes al pensamiento y a la política disconforme. Poco después, se desarrollo un aporte de pensamiento sobre las condiciones y la estrategia de desarrollo tecnológico en países periféricos. Bajo el liderazgo de Jorge Sábato se formo un cuerpo de doctrina que influyo en otros países de América Latina y del resto del mundo en desarrollo. La competitividad internacional de la economía argentina seguía vinculada con su dotación de recursos naturales. Las manufacturas de origen industrial crecieron progresivamente y, en el último tramo. Sin embargo en 1975, la industria contribuía con el 60% del valor agregado por la producción de bienes, pero aportaba sólo el 20% de las exportaciones. Esto era revelador de que la transformación de la economía argentina y el crecimiento de la producción industrial no se habían reflejado suficientemente en la composición de las exportaciones. El balance de las transacciones internacionales de la industria eran el núcleo del desequilibrio del balance de pagos saldados. El desarrollo de la industria automotriz fue particularmente revelador, de una situación de desequilibrio que subsiste hasta la actualidad. En consecuencia, prevaleció la brecha del contenido tecnológico del comercio exterior y consecuentemente, la tendencia al déficit estructural crónico de la economía argentina.
2) La llegada del peronismo al poder en democracia se produce en plena
posguerra mundial (1946), lo cual significaba la debilidad económica de una Europa en ruinas, y el liderazgo creciente de Estados Unidos en el Hemisferio Occidental. En este escenario, Argentina se encontraba por primera vez en su historia en la posición de acreedor de los países centrales, gracias a las exportaciones de carnes y granos a las potencias beligerantes. El principal deudor era el Reino Unido que ante la emergencia declaró su iliquidez, bloqueando la libre disponibilidad de esos montos. El gobierno peronista optó por utilizar esos créditos para adquirir empresas de servicios públicos de capital británico.
La bonanza económica de la Argentina continuaba, impulsada por el creciente
mercado que se había formado por la baja de las importaciones provenientes de los países en guerra. No obstante, el contexto mundial pronto dejó de ser favorable ya que los Estados Unidos mediante el Plan Marshall, comenzó a ubicar sus excedentes agrícolas en Europa limitando el acceso al mercado de los alimentos argentinos.
3) Juan Domingo Perón, en materia económica, organizó un primer Plan
Quinquenal, desde 1947 a 1951, cuyos objetivos fueron, darle impulso a la industria, permitir que ésta creciera a través del otorgamiento de créditos; nacionalizar los servicios públicos; elevar el nivel de vida para así fomentar el consumo interno, dar impulso al pleno empleo, establecer una justa distribución de la riqueza; establecer un plan de obras públicas y de viviendas. Entre las prioridades de Perón estuvo la compra de los ferrocarriles, por entonces propiedad de los ingleses. Ëstos los pusieron en venta en 1947. El estado los compró en 1948, aprovechando parte del dinero que estaba bloqueado en Inglaterra y parte de lo que tendrían que pagar los ingleses por futuras compras de carne.
Frondizi promulgó la política de radicación de capitales extranjeros (cuyas
medidas principales fueron las leyes de inversiones extranjeras y de promoción industrial y los contratos petroleros). Entre 1958 y 1963 se llegó a alcanzar el máximo histórico de las inversiones extranjeras en Argentina: alrededor del 23% del total del período entre 1912 a 1975. Las ramas industriales privilegiadas en esta segunda etapa del proceso de sustitución de importaciones fueron la automotriz, la petrolera y petroquímica, la química, la metalúrgica y la de maquinarias eléctricas y no eléctricas. La inflación subiría a consecuencia de las inversiones realizadas en los años 1958 y 1959 (algunas de ellas emergentes), a tal punto que a principio de 1959 llegó al 113%. Para combatir la inflación, el gobierno lanzó un incremento salarial del 60%. En 1958 se firmaron contratos con empresas petroleras estadounidenses. Gracias a esto, en tres años de gestión se logró un aumento del 150% en la producción de petróleo y gas natural en Argentina. Por primera vez en la historia, en el país se logró el autoabastecimiento de petróleo, y Argentina pasó de ser importador a ser exportador de petróleo. Con el fin de promover la industrialización acelerada del país, alentó el ingreso del capital industrial extranjero. Profundizó en la política petrolera de apertura al capital extranjero, impulsada por Perón desde 1952.
En el momento en el que asume Raul Alfonsin el Estado estaba sumergido en
una gran crisis económica, y dos factores empeoraron esta situación. En el mundo habian reducido el precio de los productos agrícolas, y en EEUU habian aumentado unilateralmente el tipo de interés que debiamos pagar por la deuda externa por lo que se nos agregaron 600 millones de dólares. No había capitales necesarios para invertir en nuestra industria, ni podíamos capitalizarnos al tener que pagar miles de millones de dólares en concepto de interés. Si no pagábamos nuestra deuda, aumentaría nuestra depresión económica, el desempleo, y peligraría estabilidad política. El plan Austral: A principios de 1985, Alfonsin, reemplazó al ministro de economía Grinspun, por Juan Surroulle. Y en ese momento anunció la implementación del “Plan Austral” (se lanza una nueva moneda y se emprende un ajuste fiscal. Congelamiento de salarios y precios). La inflación se detuvo en el corto plazo pero se producía una distorsión de los precios relativos en el mediano plazo (aumento del precio de la carne). En 1986 se hacen algunos ajustes al plan: se permite a las empresas aumentar los precios para compensar los aumentos de salarios. En Agosto de 1986 los precios tienden a la alza. Aumenta el déficit fiscal. Salarios se ajustan en las negociaciones entre empresas y sindicatos, aumentan las tarifas y los precios se flexibilizan. Puja sindical por mayores salarios y reclamos de los bancos acreedores por el pago de la deuda externa llevan al fracaso del plan. Los precios aumentan considerablemente. Se forma un círculo vicioso por el déficit fiscal. Gobierno necesita financiamiento entonces coloca bonos. Para que los bonos sean atractivos, asegura una alta tasa de interés. Entonces, tiene que pagar más intereses, aumenta el déficit y debe colocar nuevos bonos. En el año 1988 Argentina no puede pagar la deuda externa. Menem no podía reactivar la economía sin la ayuda de las empresas privadas, por esto entregó el ministerio de economía a los dirigentes de la mayor empresa privada del país, Bunge y Born(esta empresa había sido enemiga tradicional del peronismo). De a poco y de diferentes maneras Menem se iba alejando de la política peronista, de esta forma el afirmaba su pensamiento de que lo que hizo grande a la política de Perón no fue una política en particular, sino la adaptación práctica a las distintas circunstancias mundiales. Cavallo y el plan de convertibilidad: En marzo de 1991 asume Domingo Cavallo, que pone en marcha el plan “convertibilidad” que fija la paridad peso- dólar reemplazando el austral y se compromete a no emitir más sin respaldo. Cavallo pone en practica el plan Neoliberal y la privatización de las grandes empresas públicas. De esta forma se comenzaron a equilibrar las cuentas fiscales, pagando los intereses de las deuda externa, abriendo su economía al comercio mundial y al capital internacional, persiguiendo el dinero sólido, una inflación baja y una mejora del sistema legal. Fracasó. En esa década, el PIB de Argentina aumentó en un 25% del punto mínimo al máximo, sólo para perder toda esa mejora en los los últimos cuatro años. Los políticos argentinos estaban advertidos de que si mantenían el tipo de cambio constante y fijaban el valor del peso al del dólar se arriesgaban a hundir a la economía en una recesión si el dólar se revalorizaba. También estaban advertidos de que su política respecto al peso no podría mantenerse a menos que se redujera la relación deuda nacional-PIB. Sin embargo, durante los años de expansión, entre 1993 y 1998, el gasto público superó a los ingresos lo suficiente como para empujar la relación deuda-PIB del 29% al 44%. Cuando el dólar se revalorizó y llegó la recesión, los políticos con demasiada poca habilidad para equilibrar el presupuesto en épocas buenas resultaron tener demasiado poco valor para equilibrar el presupuesto cuando las cosas se pusieron dificiles. El golpe de gracia fue la decisión del Gobierno (cuando estalló la crisis) de mantener los depósitos bancarios en dólares y cambiar a pesos las deudas debidas a los bancos, una jugada que hizo que al instante quebrara el sistema financiero del país. Según Menem, el programa neoliberal de Argentina en la década de los noventa era prácticamente a prueba de idiotas, pero resultó que el presidente argentino, sus ministros, y todo el estado en ese momento, constituían una amplia e ingeniosa clase de idiotas.
4) La reforma de junio de 1977 permitió una transferencia formidable de
recursos a favor del sistema financiero. El deficiente y muy cuestionado régimen de depósitos centralizados, en donde las entidades captaban depósitos "por cuenta y orden" del Banco Central, fue reemplazado por uno que liberalizó el mercado y redujo el ámbito de intervención de la autoridad monetaria. Con esta reforma, se restringió el control del Estado sobre el sistema, pero sin embargo se mantuvo su garantía sobre los depósitos que captaban las entidades. La combinación de tasas de interés libres con la garantía estatal de los depósitos derivó naturalmente en conductas imprudentes de tomadores y colocadores de recursos en el sistema. Se produjo una expansión notable de entidades y sucursales y la nueva realidad significó, en última instancia, un subsidio a las entidades financieras, muchas de las cuales utilizaron irresponsablemente las nuevas condiciones del mercado y protagonizaron recordados escándalos bancarios. Las nuevas condiciones que garantizaban elevados rendimientos financieros, incidieron en forma negativa sobre las actividades productivas y alentaron las "conductas especulativas". En las decisiones empresarias los aspectos financieros comenzaron a ser más importantes que los productivos, afectando las estrategias en materia de inversión y de cambio tecnológico. Asociada a esta realidad financiera se operó una fuerte competencia externa en el mercado de bienes que, ayudada por el "dólar barato", significó la desaparición de buena parte de la industria local. Por otra parte, el liberalizado sistema financiero servía de ámbito para operaciones de capitales extranjeros con fines especulativos. Un mercado internacional muy líquido y la seguridad de una elevada renta financiera contribuyeron a ese proceso. Las consecuencias de la estrategia económica del gobierno militar quedarían crudamente expuestas en el formidable crecimiento de la deuda externa, que finalmente asumiría el Estado, y en el estancamiento económico del país