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PREGON VIRGEN DE LA CABEZA DE RUTE

2.010

Pido la protección de nuestra Señora, Maria Santísima de la


Cabeza, le pido, con todas mis fuerzas y desde lo más hondo de mi
corazón, que me ilumine en este día, que mi voz no se quiebre, que
suene clara y serena, para pronunciar este humilde y modesto
pregón en Su honor. Que mis palabras cumplan su cometido de
reflejar lo que siento hacia Ti, lo que sentimos todos los que te
adoramos y veneramos. Que no den lugar a equívocos ni malas
interpretaciones. Solo pretenden, una vez más, demostrar el por
qué te llamamos Reina de Rute, por qué eres la luz y guía de
nuestras insignificantes vidas, por qué, cuando te miramos a la
cara, sentimos una paz inmensa que nos lleva a reflexionar sobre la
inutilidad de todo aquello que no sea el basar nuestra efímera
existencia en el amor, el mismo que Tú, como Madre, derramas
sobre todos nosotros. Así comienzo este pregón, en el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Párrocos, D. Pablo y D. Jesús, Presidente D. Manuel Caballero


Domínguez, Hermanos Mayores Juan José López y Soledad Moreno,
Reina y Damas Juveniles, Beatriz, María, Soledad, Rocío y Jenifer,
Junta de Gobierno de la Real Cofradía de María Santísima de la
Cabeza Coronada de Rute, Tere, Virgen Consagrada e incansable
mantenedora de esta bendita casa, Sr. Alcalde y Concejales,
Autoridades civiles y militares, Cofrades, devotos de la Virgen de la

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Cabeza, familiares, amigos y a cuantos nos acompañáis en este
sagrado Tempo o a través de los distintos medios de comunicación.
Permitidme que mis primeras palabras vayan dirigidas hacia el
padre D. Domingo Conesa Fuentes. Quiero que sepas que es todo
un honor para mí, el hecho de que me acompañes en este día. Que
te sobran méritos, calidad y devoción a nuestra Morenita, para
poder ocupar este atril en mi lugar y ser yo, un entusiasmado
espectador, como ya lo fui en el entrañable pregón de la ciudad
Andujar, en el año pasado. Creo, por tanto, exagerado todo lo dices
sobre mi persona, que es solo la manifestación del afecto que nos
profesamos. Gracias por esas palabras llenas de cariño, y por esos
elogios que producen en mí un miedo atroz. Miedo por esos grandes
pregoneros que me han precedido, rebosantes de buen hacer, de
una inusitada elocuencia, y de una más que sobrada maestría.

Nos conocimos bajo el amparo de la Virgen de la Cabeza, y


solo espero que siga bendiciendo nuestra amistad, haciendo que
perdure para, algún día, poder celebrarlo junto e Ella. Esa misma de
la que tú escribiste:

¡Fuiste Tú Maria Virgen


la que el Señor escogió
por creerte menos apta
por ello Dios te eligió!.
Por no esperar tal grandeza
por no confiar en los hombres,
por sentir de ti bajeza

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por querer ser Tú su esclava
por consagrar tu pureza.
Fuiste la “obra” más hermosa.

Por ser tú la Virgen casta


y tú que no lo esperabas
y a la maternidad renunciaste
fuiste por Dios elegida
para ser mi Virgen y mi Madre.

Mi agradecimiento, igualmente, a los Hermanos Mayores, Juan


José y Soledad, ya que, con su propuesta, me han permitido cumplir
el sueño de poder expresaros lo que significa la Virgen de la Cabeza
en mi vida. Ser pregonero de estas fiestas constituye, para un
fervor devoto de la Morenita, todo un honor y toda una
responsabilidad. Todo un orgullo que convive también con altas
dosis de esperanza. La que tiene este pregonero en poder elevar al
cielo todas las grandezas de María Santísima de la Cabeza, y todo
ello sin que la emoción que me embarga, me impida expresarlo con
claridad.
Vosotros, Hermanos Mayores 2010, mejor que nadie, habéis
podido constatar la fuerza con que Ella irrumpe en nuestras vidas y
se instala en nuestros corazones. Tú, Soledad, que fuiste dama de
honor en 1.990, que formaste parte del Coro (y aún formas en
nuestros corazones) que, en 1.992, fuimos también Hermanos
Mayores. Tú, Juan José, incansable costalero de la Virgen durante

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muchos años, una devoción que te llega muy directamente por
consanguinidad y por cercanía, ya que, ambos, nos criamos al
cobijo de su manto, en el barrioalto. Vosotros, que habéis vivido
momentos tan duros en los que se llega a dudar de que su mano se
extienda sobre todos nosotros, nos dais el mayor ejemplo porque,
viéndoos aquí, como Hermanos Mayores, dais completo significado a
esa expresión tan repetida cuando las adversidades deciden
acompañarnos: cuando una puerta se cierra, no todo está perdido.
La Virgen nos abre otra, dándonos así una señal inequívoca de su
presencia. Una señal que os llegó por partida doble, para compensar
esos irreparables momentos.
Vivid, disfrutad vuestro año con Ella, porque sé que estará
orgullosa de que, tras esas dudas, le confirméis vuestro compromiso
siendo sus Hermanos Mayores.
Es una experiencia irrepetible en la que no os sentiréis solos.
Tendréis ese impagable apoyo de todos y cada uno de los miembros
de la Cofradía. Os puedo asegurar, por nuestra experiencia vivida en
2005, cuando Puri y yo fuimos Hermanos Mayores, que se llega a
constituir una verdadera familia. Las amistades ya existentes se
consolidarán y las que surgen se incrustarán poderosamente en
vuestros corazones. Ese sentimiento de sentirte arropado en todo
momento os hará comprender que no hay palabras o acciones que
puedan compensarlo. Será, para con ellos, un continuo
agradecimiento.

TÉRMINO PREGÓN

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En una de las acepciones del Diccionario de la Real Academia
de la Lengua, “pregonar”, es alabar o celebrar en público los
hechos, virtudes o cualidades de alguien. Anunciar o publicar lo que
estaba oculto.
Con este pregón no van a descubrir nada oculto, nada nuevo,
todo se ha dicho ya, aunque expresado, estoy convencido, con una
exquisitez notoriamente más elevada. Por tanto, el significado de
este pregón no es otro que alabar y celebrar en público. Alabar a
nuestra Madre, La Virgen de la Cabeza, y celebrar en público, con
todos vosotros, su grandeza, una devoción arraigada con el paso de
los siglos, una esperanzadora simiente que hará que ésta perdure.
Así, de esta significación de la palabra “Pregón”, en el sentido
de alabar, en este caso, a la Virgen de la Cabeza, nuestra Titular,
cabe deducir que éste que os habla, y todos aquellos que le han
precedido en esta labor, desde 1977, en que se celebró el primer
pregón a cargo de D. Juan Morales Rojas, a todo ellos se nos podría
considerar como el pregonero o pregoneros “visibles”, pero no
somos los únicos. Hay una gran cantidad de personas que, desde el
anonimato, desde la sencillez, desde la humildad, o desde la propia
timidez, alaban como el que más a Nuestra Madre, y podrían, no sin
menos méritos, ostentar el tratamiento de pregoneros incansables
de la Morenita. Por todo ello, sirva este pregón, como muestra de
gratitud para rendir un merecido reconocimiento, por toda esa labor
oculta, pero imprescindible, de todos aquellos que, sin saberlo, han
sido o siguen siendo pregoneros de lujo, merecedores de dicha

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distinción, más, sin ninguna duda, que el que os habla desde este
atril.
Ellos han formado, forman y formarán el pregón perpetúo a la
Virgen de la Cabeza, un pregón que jamás se completará, pero que
siempre se enriquecerá. Son ellos, con sus acciones, con sus
poesías, con su dedicación, su quehacer diario, con sus canciones,
con sus oraciones, los que mejor saben alabar a la Morenita, y por
ende, los que poseen más argumentos para ser considerados
pregoneros de Nuestra Madre. Por ello, hoy, son ellos los
protagonistas de este pregón.

PIROPOS
Se han escrito bellísimas palabras dedicadas a Ella,
describiendo su cara, sus manos, su pelo, exaltando su humildad,
su amor, su fe….
El Padre Fray Arturo Curiel así la describiría:
De rayos de sol estás vestida
Aurea corona pregona tu riqueza
La luna a tus pies está rendida
Virgen singular de La Cabeza
Gran señal apareció en el cielo
Como novia, realzando tu grandeza
Doce estrellas reverberan en tu velo
Virgen singular de la Cabeza

Por eso quisiera ser …


Quisiera ser lo que soy

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Y tener como abogada,
A la hora de mi muerte,
A esa Virgen Soberana,
Madre de misericordia.
Que me importan que me juzguen,
Si con Ella de la mano
Tengo segura la gloria

También Jose Mª Molina Caballero, ilustre pregonero de


Nuestra Señora en el año 2005, y con el que me unen profundos
lazos de amistad y parentesco, la dibujaba con su pluma:

Estrella de luz y templo de vida


Tus manos fulgen pétalos de rosa.
Entre las flores, la flor más preciosa
Eres brújula de fervor prendida.

Fervor de verte canto estremecido


Nuestro pueblo se sabe iluminado
Bendita senda de lo ya vivido.
A tus hijos perdonas el pecado
Rescoldos crepitantes sin sentido
Manantial del amor inacabado.

Y si innumerables son las palabras dedicadas a Ella, no menos


son aquellas que minuciosamente relatan sus distintos recorridos

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procesionales, deteniéndose en aquellos lugares que ya se
consideran emblemáticos y que destacan por su emotividad.

Al asomar por lo alto de la plaza


Tu belleza nos deslumbra
Nos quedamos en silencio
Pues la emoción es profunda.
Tu trono, un ascua de oro
Que desde el parque divisamos
Parece bajar del cielo
Es tanta la belleza que contemplamos
Que nos deja atónitos, en silencio.

Así describía Ana Victoria Molina, en 2007, ese instante en que


su imagen hace el giro desde la calle del Pilar para afrontar una
bajada que la deposita en pleno corazón ruteño, recibida como Ella
se merece, con una fiesta de luz que asciende a los cielos, como
muestra de agradecimiento por esa “terrenalidad” con que nos
agasaja ese día.

LOS CORTIJUELOS

Pero si hay una calle, un lugar privilegiado y un entorno que


expresa en sí mismo la emoción que produce el verla pasear a
nuestro lado: son los Cortijuelos. Como no, fuiste a elegir a esos
Yeseros que allí residían, para que iniciaran una devoción que, ni
ellos mismos imaginaban, se convertiría en lo que hoy día es.

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Fueron ellos los que fundaron la primera Cofradía, y a los que se
unió, al poco tiempo, los labradores del Estancón, y más tarde, otra
gente laboriosa del barrio del Fresno, alcanzando así, poco a poco, a
todo el Barrio Alto. Y no podías haber elegido mejor lugar, el más
cercano al cielo, ése en que resides habitualmente, y del que bajas
por un día para oír aún más de cerca, todas las alabanzas,
peticiones y demostraciones de amor que te profesa tu pueblo de
Rute, ése que con orgullo te proclama su Reina.
Esta calle ha sido inspiración para algunos de los más bellos
poemas escritos a Nuestra Madre. Sirva como ejemplo, éste, escrito
por Francisco Piedra “El Serrano”, en 1981:

La calle que te divierte


Con más fe en tu hermoso día
Quiere con suma alegría
Allí por siempre tenerte.
Para tan gloriosa suerte
Esa calle solicita
En cada casa una ermita
En cada ermita un altar
Y en cada altar Tú, sin par,
Preciosa imagen bendita

O también, otro escrito por un pregonero ilustre de la


MORENITA, Jose A. Ramírez Nuño, que en su pregón de 1.989,
decía:

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La banda se funde en alegre tonada,
suena La Morenita, la aurora se canta.
La batuta inmóvil, porque no hace falta,
Porque todos saben que allí no se para,
Y he quedado quieto, sin voz y sin habla:
SON LOS CORTIJUELOS !!
Pensó el Pregonero,
Y si así es en la tierra
¿Qué será en el cielo?

Y al hablar de los Cortijuelos, siempre me viene a la memoria


una imagen que se repite año tras año. Curioso, pero ….., siempre
están ahí, en primera fila. La Virgen preside sus vidas y ellas, las
Hermanas Mercedarias, como no podía ser de otra manera, tienen
que estar ahí, en ese día en que la Virgen las mira fijamente a los
ojos mientras asciende, por el Paseo del Freno, para encontrarse
con ellas, expectantes y ansiosas en la peana divina donde enraízan
esos pinos que, a modo de peineta, engalanan esta calle en el día
de tu fiesta. Blancas inmaculadas entre un festín de colores, en sus
sillas generosamente cedidas por vecinos del barrio. Nunca el cielo
había estado tan cerca, no solo física, sino también,
emocionalmente.
Esta peana mariana de los Cortijuelos, donde especialmente
añoramos a aquellos que ya no están entre nosotros. Aquellos a los
que debemos mucho de lo que hoy celebramos. Porque, a pesar de
que la Virgen los llamó a su lado, algunos con demasiada premura,

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siguen pregonándola desde nuestro corazón, que quedó impregnado
con la enorme devoción que ellos irradiaban. Es un legado que nos
han dejado y del que nosotros, todos, debemos hacer un uso
racional. La devoción hacia la Virgen de la Cabeza es una, y como
una sola persona debemos actuar, sin rencores ni envidias. Nuestro
deseo es común, y común debe ser nuestro medio para conseguirlo.

Aquellos que ya se han ido


No se les escucha hablar
Pero llegan a los oídos
Los mensajes que ellos dan.
El corazón los recibe
Tan claros como la mañana
Porque en él aún pervive
El lenguaje de las almas.
Cuentan que desesperan
Cuando del altar la bajan
Porque estar aquí quisieran
Y que el dolor regresara
A esos hombros benditos
Que con suavidad la desplazan
Y esos pechos henchidos
Con la emoción de llevarla.
Cuentan que desde arriba
Distinguen en el pentagrama
Los “Aires de Romería”

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Que antaño ellos tocaban
Y los sones del himno grande
Que tanto les emocionaba
Siempre estarán presentes
En los sonidos de la diana.
Cuentan que aún la visten
En el cielo de las almas
Y al terminar no resisten
Con su mano, acariciarla.
Que en esa ermita del cielo
Aún, jornada a jornada,
Dedican todo su esfuerzo
En engalanar su morada.
Cuentan que aún escriben
Con esa pluma sagrada
Y aún mejor la describen
Que cuando la imaginaban
Ahora siguen hablando
Sin utilizar la palabra
Aunque Ella les esté mirando
Observándolos cara a cara
Cuentan que sube al cielo
El aroma de las flores
Las que deposita tu pueblo
Como una ofrenda de amores
Y ellos participan de nuevo
Deshojando esos olores

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En pétalos que arrojan luego
Como lluvia de fervores
Cuentan que van de mantilla
Con peineta sobre el pelo
Que sujetan con horquilla
Pa que no la venza el viento
Que cuando suenan las campanillas
Llegando la media noche
Se acercan a escondidas
Para que nadie los note
Y cantan de nuevo la aurora
Uniéndose al resto de voces.
Cuentan que se reúnen
En torno a los cortijuelos.
Cuentan que fueron cofrades
Que todo por Ella lo dieron
Sin pedir a cambio favores
Solo trabajo y esfuerzo.
Benditos romeros todos
Que a su lado ascendieron
Que por fin ya ven su rostro
Luz y guía mientras vivieron.

LA CARRETA

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La Virgen de la Cabeza de Andújar siempre ha estado ahí.
Siempre ha sido un referente para las distintas imágenes que se
veneran en otros tantos pueblos y ciudades de España. Y Rute no
podía ser menos. Sin embargo, quizás por la indudable cercanía,
tendemos a centralizar la devoción en la imagen que aquí nos
preside, sin perder en ningún momento, aquella que se profesa
mirando hacia el Cerro Cabezo, y prueba de ello es el puesto que
este pueblo ocupa en la jerarquía de las distintas Cofradías que
acuden a ese bendito lugar. Quién no ha pensado alguna vez: Lo
primero es la Virgen de la Cabeza de aquí, y luego, por supuesto, la
de Andújar.
Pero a día de hoy, esta afirmación dista mucho de la realidad.
Es una devoción compartida que celebramos, en distintos lugares,
de distinta manera y en diferentes fechas, aunque cercanas entre sí.
Pero es una sola devoción.

Y hay un hecho que lo corrobora: Desde hace unos 11 años,


devotos de María Santísima de la Cabeza de Rute, hacen un
peregrinar diferente para poder ver esa carita que nos encandila
desde su Santuario, en un cerro prominente de Sierra Morena.
Hay un antes y un después desde que la Carreta de Romeros
de Rute y la Carreta Romeros de la Subbética, inician su andadura
para poder recorrer los veinte y pico kilómetros que separan
Andújar del Santuario. Esos pocos privilegiados que, romería tras
romería, demuestran un devoción singular, una forma diferente de
vivir la romería, ellos, nos han demostrado que la Virgen que habita
en el Cabezo, habita también en los corazones de los ruteños, y no

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hay Virgen ni más ni menos importante, hay un solo fervor,
compartido, eso si, pero inseparable. Ella nos llama desde distintos
lugares pero con una sola voz, al unísono, y con un mensaje único.

Por fin!! Tus ojos han visto

Llenos de infinito asombro

La cumbre del Santuario

Donde Ella tiene su trono.

Un sonido de campanas

Llenando el ambiente todo

Te saluda Bienvenido ¡!

Romero de sol y polvo.

Acércate, ven, te espero

Para que unamos a coro

Las voces de mis metales

Y el sentir de su alborozo.

Y es que esas campanas sagradas rebosan devoción:


Son tres plegarias que están
Desde el sonar campanero,
Diciendo que en esa ermita
Está la puerta del cielo
Son tres, en un solo campanario.
Son tres, pero cuando suenan

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Son cientos de melodías
Que el viento va propagando.
Son tres, pero siempre son,
Las tres, un solo milagro
Así las describía Joaquín Colodrero, incansable colaborador de
la Revista que anualmente edita la Real Cofradía, y que fue ilustre
pregonero en el año 1990.
He tenido la inmensa fortuna de poder hacer el camino en dos
ocasiones, gracias a la generosidad de los miembros que componen
la Carreta Romeros de la Subbética, a los que, desde aquí,
conjuntamente con los miembros de la Carreta Romeros de Rute,
quisiera dedicar este poema que refunde lo sentido y vivido junto a
ellos:

Ya serpentean las carretas


Camino del Santuario
Como cuentas de un rosario
Que cruza sierra Morena.
Cientos de almas ansiosas
Con mucho cuidado y mimo
Han preparado el camino
Embelleciendo sus rosas.
Vistiéndolas con volantes,
Con pétalos de lunares
Como si fueran altares
Ofrendas de rezo y cante.
Lloran en San Ginés

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Henchidos de devoción
Y en el Gallo una oración
Por el romero novel.
Carreta, aviva el paso ¡
Que ya vislumbro a lo lejos
El humo que como incienso
Rasga el cielo despejado.
Un último esfuerzo, romero
Que por fin tus pies cansados
Se verán recompensados
En lo alto de ese Cerro
Con vivas acompasados
Para la Reina del Cielo.

LA FAMILIA

Desde muy pequeño, tanto que apenas reviven los recuerdos,


sufrí la pérdida de mi padre, marcando así el devenir de los años
futuros. Espero que hoy, desde allá arriba, en la tribuna que le
corresponde, se sienta orgulloso de este pregón, que sale de un
corazón que siempre percibe su presencia y su protección. Este
hecho supuso una gran transformación en el seno familiar. Padre y
madre se tuvieron que fundir en una sola persona, y puedo
asegurarles que la simbiosis fue tal, que la inocencia infantil jamás
se vio resentida por dicha ausencia. El amor de madre se duplicó

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ocupando todos los espacios vacíos moldeando poco a poco, con
mucho esfuerzo, los valores que hoy forman parte de este
pregonero. Aquí, Madre, tienes tu obra. Gracias por toda tu
dedicación.
Perdí un padre, pero, gané tres madres más (Lucía, Dolores y
María), y es que, siendo el hermano pequeño, y el único varón, me
convertí, no en hermano, sino en ese hijo que había que cuidar,
dada su escasa edad. Cuatro mujeres que han sido referente en mi
vida, espejo donde mirarme, y que sacrificaron tiempo, trabajo y
estudios para que este que os habla, pudiera disponer de lo
necesario para no sentir ningún vacío, y que su educación fuera más
longeva que la que ellas, desgraciadamente, se vieron obligadas a
mermar. Solo espero no haberlas defraudado a ninguna de ellas y
se sientan orgullosas, en la misma media en que yo me siento
agradecido por haberme hecho sentir la persona más feliz de la
tierra. Por haberme inculcado la devoción hacia la Virgen de la
Cabeza.
Todavía recuerdo aquel día en que, aún pequeñito, con 6 años,
ascendí por sus andas, no sin ayuda, para poder ensalzar en su
vestido, una pequeña muestra de gratitud, una medallita que
coloqué en sus manos, sin duda en cumplimiento de alguna
promesa hecha por mi hermana Lucía. Su mirada se clavó en la mía
y pude sentir algo que es difícil de explicar, y sobre todo, dada mi
edad, de comprender.
Miguel Román Pérez, escribía allá por 1981, una sensación
parecida:

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Tiene tu majestad tan dulce encanto
Y es tu efigie tan tierna y atrayente
Que a los ojos acude, al verla, el llanto
Y huye del corazón todo quebranto
Si la caricia de tus ojos siente.

Sor Rosa María Palomino también se preguntaba sobre esos


ojos que encandilan:

¿Por qué me atraes así,


qué poder hay en tus ojos,
en tu mirada serena?
¿Por qué me atraen tus manos
como rosas siempre abiertas?
¿Qué tienen tus ojos, Madre?
¿Qué tienen tus manos bellas?
¿Qué tienes que así me atraes,
mi Virgen de la Cabeza?

Surgió una conversación sin palabras, sin gestos, pero no


menos clarificante. Era tal la sensación de paz al mirarla que,
aunque en aquellos momentos no era consciente de lo que estaba
ocurriendo, con el paso de los años, comprendí su significado. Ese
momento siempre venía a mi recuerdo sin saber por qué, pero a
partir de ahí se fue incrementando el deseo de conocerla, de poder
estar cerca de Ella. Y con poco más de 20 años, pasó a convertirse

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en un eje en mi vida: Coro de Romeros, Cofradía, Hermano de
Varal, Asociación, Hermano Mayor… y un largo etcétera hasta hoy.
Hay un poema escrito por Valeriano Ginés Córdoba, en 1981,
casi coincidiendo con mi inicio en el Coro de Romeros o en la Real
Cofradía de Maria Santísima de la Cabeza, que aunque corto, es
extenso en significado:

¿Qué sería el día sin sol?


¿Qué sería el cielo sin estrellas?
¿Qué sería la muerte sin vida?
¿Qué sería el amor sin quimeras?
Nada. Nada sería.

Pues nada sin algo, no es nada,


Y algo sin nada ….. sería.

Tú eres el algo de todo


El sol, las estrellas, la vida
Tu eres la Madre de Dios
Y sin Ti, nada sería.

Si, como veis, la mujer siempre ha sido referente en mi vida,


no podía ser menos el hecho de que comparta la misma con la
persona que la ha complementado, enriqueciéndola, alcanzando la
mayoría de edad emocional con ella, con mi esposa, Puri. Si la vida
me ha privado de algunas cosas, ha sabido compensarme también,

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saciándola de felicidad junto a ella. Hacerte sentir la persona más
especial en la tierra, es algo que siempre tendré que agradecerle.
Y nada más lejos de la realidad si alguien piensa que su
enorme devoción a la Virgen de la Cabeza, es consecuencia de la
mía. Como ella misma afirma, el “culpable”, fue su abuelo Francisco
José, quién, en su ceguera, no dudaba en pedir su colaboración para
transcribir en papel, y con letra infantil, los poemas a la Morenita,
dibujando así en el pecho de aquella pequeña la imagen de una
Virgen, que apenas podía vislumbrar, y que ahora, desde el cielo,
puede ver con toda claridad

COSTALEROS
Ese cielo
Que no parece más lejos
Que lo que alza tu trono
El hombro del costalero.

Dice así, parte de una Salve cantada por el Coro de Romeros


de la Real Cofradía.
Y es cierto, el cielo reduce su altura a los escasos centímetros
que separan el trono-carroza del suelo. Lo rozamos cuando
acariciamos sus varales. Solo ese contacto nos produce un estado
de bienestar difícilmente explicable. Pasamos un año deseando que
descienda hasta nosotros, cuando la tenemos perenne aquí, en su
camarín. Podemos rezarle, hablar con Ella, confesarle aquello que
no somos capaces de decir abiertamente, pedirle que todo mejore
llegado los malos momentos. Es la fe la que nos lleva a hacer estas

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cosas, y es la fe el medio de comunicación por el que Ella nos
transmite su palabra. Ella nos habla, alto y claro. Escucha
atentamente nuestras palabras y nos indica el camino a seguir, nos
aconseja, como buena Madre, aquello que es lo mejor para
nosotros. Y de eso Ella, sabe bastante.
Pero no obstante, ese día en que se acerca a su pueblo, es
especial. Sin embargo, creo que aquellos que más sienten lo
especial de este día, son los costaleros. Durante todo el año la
tienen en su camarín, pero solo un día al año la tienen en sus
hombros.

Como un ritual sagrado


Su túnica ya se coloca
La medalla sobre el pecho
Y sequedad en la boca.
Oye el son de la diana
Sobre las claras del día
Es temprano, muy temprano
Pero dormir no podía
Solo el pensar en llevarla
Le hace contar las horas
Desde la ofrenda de flores
Hasta ese encuentro a solas
Cuando le hablas bajito
Abrazado a su varal
Cuando transformas tus pies
En bastón para su andar

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Cuando la invitas al baile
Y con más fuerza la abrazas
Como dos enamorados
Que al bailar unen sus caras
Eso que sale del alma
Es el amor verdadero
El que siente por su Reina
El humilde costalero.

Y si hay un momento que destacar en ese día de gloria del


costalero, es la bajada del altar de nuestra Madre. Ese momento
que queda en las retinas de todos esos devotos que apiñados
lentamente caminan hacia la puerta, sin dejar de mirarla, de
vitorearla. Ese instante que, incluso Ella recordará, cuando en la
noche vuelva a su morada, y añorará, durante el resto del año.

No queremos que te vayas


Y es que Ella no quiere irse
Pasarán muchas mañanas
Siempre sintiéndose triste
Porque no oirá las campanas
Y el costalero que resiste
Controlándose las ganas
Reteniendo sus agallas
Porque el deseo le pide
Que comience la bajada
Y se organice el desfile.

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Que la mañana está clara
Y tus hijos más insisten
¡Que salga la Capitana¡
que con paso lento y firme
cambia el color de Su cara
cuando al salir ya se incline
como un saludo a las almas
que alivian ya sus gargantas:
¡ Viva la Reina de Rute!

CORO DE ROMEROS

Normalmente, cuando rezamos a la Virgen, lo hacemos desde


el recogimiento, desde esa privacidad que supone hacerlo en voz
baja, para que solo Ella oiga tus plegarias, tus peticiones. Pero no
es la única manera de rezarle. Le rezas cuando la llevas sobre tu
hombro, le rezas cuando, como cofrade, trabajas por y para Ella sin
buscar una recompensa, cuando con mimo la vistes, y le rezas
cuando le cantas, cuando te emocionas mientras entonas una
plegaria, cuando tus manos revolotean alrededor de seis cuerdas
para esparcir en el aire esas notas dedicadas a Ella, cuando tu voz
se requiebra porque no se puede sostener su mirada sin
emocionarse.

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Este pueblo tiene la inmensa fortuna de poder disponer de dos
Coros de Romeros que, año tras año, pregonan su belleza, su
grandeza, su ternura, su constancia, a través de dulces sones que
ascienden al cielo sin perder su consistencia a pesar de la distancia.
Son corazones que hablan mediante unas gargantas que traducen
sus sentimientos en palabras, adornándolas con un dulce son,
regalo para los oídos.
Por mi experiencia vivida en el Coro de Romeros de la Real
Cofradía, desde hace unos veinticinco años, os puedo asegurar que,
rezar de esta manera a nuestra Madre, es una de las experiencias
más gratificantes que puede vivir un devoto de la Morenita. Y no
podré llegar nunca a comprender aquellas personas que no abren su
mente a entender que esto es otra manera de rezar. Un rezo en voz
alta, acompasado, lleno de sentimiento, y esbozado junto a una
guitarra, un cajón, unas castañuelas, un tambor y una incansable
devoción.
No se reza de rodillas, sino bailando. No se reza juntando las
manos, sino palmeando. No se reza susurrando, sino a voz viva.
Pero en ambos casos, el corazón expresa lo que siente, aumenta su
ritmo, fundiendo compás y sentimiento.
Pero hay un momento especial, y eso, quién ha tenido la suerte
de vivirlo, como este que os habla, lo comprenderá: La Función del
segundo domingo de Mayo. Aquí los sentimientos se multiplican, la
emoción casi te enmudece, y las lágrimas son fieles acompañantes
que tienden a inundar esos ojos, ya de por sí, embelesados con lo
que están contemplando frente a frente.

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Y por si fuera poco, poder, más tarde, llevarla sobre tu
hombro.

Haz que mi voz se consuma


Al filo de una larga noche
Haz que mis ojos se cieguen
Si mi alma no lleva tu nombre
Si mi pensamiento no vuela
A la ermita de tu cielo
Si una guitarra no suena
Acompasando mi rezo
Hay oraciones que llegan
Sin propagarse en el viento
Sin que una voz desgarrada
Rompa a compás el silencio
Pero mi garganta callada
Sufre si no se esfuerza
Solo descansa agotada
Cuando la noche se acerca
Y cambio el traje de corto
Por el sudor de mi cuerpo
Ahogando bajo tus andas
Todo esto que ahora siento.

ASOCIACION MORENITA

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Un buen día, hace algunos años, mi gran amigo Eduardo, tuvo
a bien llamarme para proponerme que, junto a otros tantos devotos
de Nuestra Madre, la Virgen de la Cabeza, sufragáramos la quema
de cohetes al paso de la Morenita por al Paseo de Francisco Salto,
en su recorrido nocturno. Ni que decir tiene que la duda ni se pasó
por mi cabeza. Aquel año y aquel acontecimiento, posteriormente,
dio lugar a la creación de una Asociación de devotos de la Virgen de
la Cabeza, que pasó a denominarse “Morenita, Reina de Rute”.
Morenita, por su color. Reina, por su corona. Y de Rute, porque su
pueblo así lo quiso. Bendito momento ese, y bendito Rafa Molina,
alma de esta Agrupación. Tal fue su dedicación, su ímpetu, su
enorme vocación y devoción, que Ella quiso tenerlo a su lado. Pero
su carisma, todavía presente, hizo fuerte a esta Asociación, que ha
contribuido, y está contribuyendo, con Andrés Molina a la cabeza, al
auge de las fiestas, al incremento del patrimonio de que dispone
Nuestra Madre, a la vez que, con sus Concursos de Redacción,
dirigidos a la población escolar, abona esa semilla que garantizará la
perdurabilidad de esta gran devoción.

REINA Y DAMAS

Como el hecho de que, desde hace más de 45 años, se venga


eligiendo, años tras año, a la Reina de las Fiestas, entonces llamada
Reina de la Romera. Desde entonces y hasta ahora, numerosos
corazones han latido insistentemente, acelerados y emocionados, al
serle impuesta esa corona que las proclama Reina, o esa banda que
las transforma en Dama de Honor de la Virgen de la Cabeza.

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Son esa semilla de que hablaba antes. Constituye la
confirmación de que la devoción a la Morenita aún está viva. No sólo
viva sino en pleno crecimiento. No sólo desaparecen, por desgracia,
raíces que la han sustentado durante décadas, sino que se van
formando nuevas que mantienen en pie este enorme árbol de vida.
Por ello, éste acto que acabamos de presenciar, no sólo es una
tradición que hay que preservar. Es también savia que alimenta el
amor a la Virgen de la Cabeza. Hagamos que, entre todos, recobre
el protagonismo que debe de tener en estas fiestas marianas.
Ejemplo de ello, nuestra Reina Juvenil, Beatriz García
Caballero, de familia tradicionalmente ligada a la Morenita. Ella
misma, que fue Reina Infantil en 2001. Su abuelo Manuel Caballero
Rodríguez, “Milindres”, como para olvidarlo, Cofrade, Hermano
Mayor e incansable devoto de nuestra Morenita. Su hermana Mª
Carmen, que, como ella, ha tenido el honor de ser coronada en dos
ocasiones, como Reina Infantil en 1.995, y como Reina Juvenil en
2004, año en que sus padres, Simeón y Mª Carmen, también fueron
Hermanos Mayores, siendo su madre, Mª Carmen Caballero
Delgado, también coronada como Reina de las fiestas en el año
1.981.
Hoy se ha vuelto a repetir esta tradición, pero hoy, para este
que os habla, no es un año más. Si hace cinco años, cuando tuve el
inmenso honor de ser Hermano Mayor, fue un año especial en el
que se coronó como Reina Infantil a Maria Cobos Ginés, sobrina de
este pregonero, mi Reina, como la llamo desde entonces, éste año,
el destino ha querido truncar la ilusión de poder convertirse en
Reina Infantil 2010, a una pequeña, se puede decir que casi a una

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hija, Carmen Cobos Ginés. La vida me regaló hace ya casi 10 años,
la oportunidad de ser padrino en la recepción de su primer
sacramento. Y desde entonces ha ocupado gran parte de mi
corazón. Su inocencia y su sonrisa me han cautivado de tal manera,
que, el no verla aquí, entre esta corte de honor, me entristece
sobremanera. Pero os puedo asegurar que en mi corazón, hoy ha
recibido la corona que la nombra Reina Infantil en este año 2010.
Una corona que lucirá en su pelo, perenne, para el resto de mis
días.
Son mujeres que, si la vida así lo quiere, serán madres en un
futuro, como Ella. Y Ella será ese modelo a seguir por su humildad,
por su fe sin medidas, y sobre todo por su amor incondicional a sus
hijos. A todos nosotros. Por ello

DIA DE LA MADRE

No se pudo elegir mejor fecha para celebrar el día de la Madre,


que éste, en el que comienzan los actos en honor a Ti, Madre de la
Cristiandad, en el se corona la Reina Juvenil y se imponen las
bandas a su corte de honor. Desde aquí felicitarla a Ella, en primer
lugar, y por extensión, a todas las Madres terrenas merecedoras,
por todo su esfuerzo, por toda su dedicación, del mayor de los
respetos y el más sincero agradecimiento. Para ellas todo el amor
que se pueda ofrecer en una vida, y aún así no pagaríamos la deuda
contraída.

Mujer de fuerza infinita

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Milagro de vida y tesón
Señora de talla divina
Rezo, camino y razón
Reina corpórea en la tierra
Tangible río de pasión
Mirada quieta y serena
Fértil cobijo de dios
Dulce quejío de vida
Suave dolor de amor
Consuelo para la herida
Y paño para el sudor
A ti debo lo que soy
Y en tu vientre se forjó
Sin ti no se donde voy
Remedio para el pecador
Madre de carne y hueso
Madre de alma y fe
Y ambas me tienen preso
Compartiendo mi querer.

Por eso, hoy, celebramos y exaltamos a nuestra Madre, María


Santísima de la Cabeza. Nos alegramos por la proximidad de su
descenso desde el cielo hasta este Llano que la espera emocionado.
Este Llano que cada año, también se entristece cuando Ella,
nuevamente, inicia el camino de ascensión, entrando de nuevo por
esas puertas, que son las puertas del cielo, llegado ese momento en

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que el cielo se ilumina con ese rosario de fuegos artificiales,
oscureciendo la luz perpetua de esas estrellas que no tienen más
que rendirse en pleitesía ante Ella, y que, a veces, incluso, se les
oye comentar:

La gente mira hacia el cielo


Lo contempla sin mirarnos.
Buscan la luz de su Madre
Llegando este mes de mayo.
Morenita¡ Ya la aclaman
Y Ella extiende su mano.
Somos millones de soles
Que ante Ella solo vagamos.
Que no te entristezca ese hecho
Que ocurre año tras año
Ella es la luz de su cielo
Por mérito propio ganado.
Ni el Arquero, El Dragón o El Cisne
Derraman su luz en vano.
Somos parte de su trono
Somos bordado en su palio.

Con ese festín de colores celebramos que Ella, la Virgen de la


Cabeza, regresa de nuevo a su morada. Pero no se qué celebramos,
si Ella misma dibuja en sus ojos la tristeza de su recogimiento. Si la
miras de cerca, como la mira el costalero que a modo de Caballero
medieval, la defiende en esa noche de las garras poderosas del

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fuego que serpentea con furia en el Llano, veras un brillo en sus
ojos, un reflejo de las luces que iluminan el cielo, y que parece
adivinar la emoción del momento.
Nunca estará sola en el camarín durante ese largo año de
espera. Su cara dibujará una sonrisa cada vez que la mires, cada
vez que te acerques a conversar con Ella. Pero su alegría será plena
cuando vuelva a pasear por las calles de su pueblo y corresponder
así, con las visitas recibidas durante 12 meses interminables.
Aunque nuestro deseo sería poder seguir teniéndola entre nosotros.
Diego Molina Peso, en su pregón de 1988, describía con suma
habilidad estos deseos contenidos, con un poema que comienza de
esta manera:

Cuando todo ello termine


Y estés de nuevo en tu iglesia.
Cuando se apaguen los cirios
Y se enciendan las estrellas,
No dejes sola a tu imagen
Quédate tú aquí con ella.
No esperes que pase un año
Para volver a esta tierra.
Quedate aquí, Morenita
María de la Cabeza.

Me gustaría finalizar este pregón con una oración, que yo la


definiría como La Oración, con mayúsculas, esa con que se finaliza
la eucaristía y que está dedicada íntegramente a Ella: La Salve. Ésta

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fue compuesta por este modesto pregonero para la función del año
2008, y hoy volverá a ser “rezada” por ese Coro de Romeros de la
Real Cofradía de María Santísima de la Cabeza al que tengo el honor
de pertenecer. Son sentimientos que surgen por y para Ella:

Dios te Salve Virgen Pura


Dios te Salve, Soberana
Eres musa de hermosura
Donde confluyen las aguas
De los rios de amor que bañan
Las orillas de tus andas
Donde tus hijos te mecen
Al son de las campanadas
Y entre sudor se retuercen
Bailándote a tu llegada
Y un murmullo surca el aire:
“que pena que esto se acaba”
Dios te salve, Morenita
Dios te salve, Capitana
Que el corazón que cobijas
No corresponde a tu talla
Y el cielo se hace pequeño
Cuando de ofrecerlo se trata
Gargantas que rezan salves
Manos rotas a palmadas
Y seis cuerdas que te hablen
De que están enamoradas

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De que sin ti no hay plegaria
Que encierre en un puño el alma
Dios te salve, Virgen Pura
Dios te Salve, Soberana
Dios te Salve, Morenita
Dios te Salve, Capitana

VIVA LA VIRGEN DE LA CABEZA


VIVA LA MORENITA
VIVA LA REINA DE RUTE
VIVA LA MADRE DE DIOS
VIVA NUESTRA MADRE
José Julián Tejero Molina

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