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Revista de Karma y Reencarnacion

Indice
Introducción
Prologo
La ciencia de la reencarnación: ¿Que es?
El Alma, la fuente de la conciencia
Las Tres modalidades
La Reencarnación interna – Cambiando de cuerpo en la vida presente
La Reencarnación externa – Cambiando de cuerpo en el momento de la muerte
Concepciones de los hombres mas destacados de la historia sobre la reencarnacion
Karma – La ley detrás de la reencarnación (La ley de accion y reaccion)
El libre albedrío y el destino
El Karma desde el punto de vista de la accion
El Karma desde el punto de vista de la reaccion
Las cuatro fases del karma
Tres clases de Karma
Dharma – La etica cósmica
Sanatana dharma – el aspecto mas elevado del dharma
El karma y la reencarnación frente a la iglesia
Técnicas practicas para emanciparce del karma y la reencarnación
Por qué no recordamos nuestros pecados pasados?
Lista de direcciones de la Academia Vaisnava en Colombia
Paginas de internet recomendadas

La ciencia de la reencarnación: ¿Que es?

Reencarnación (del latin “re”, de nuevo e “incarnare”, encarnar) es la continua trasmigración del alma junto con
su cuerpo sutil material, de un cuerpo material burdo a otro de acuerdo con su karma individual. Por lo tanto, la
reencarnación es un proceso dirigido por el karma. En años recientes se ha presentado un gran auge del empleo
de términos “reencarnación” y “karma” que se han hecho de conocimiento público. Esto principalmente debido a
los medios que presentan reportes, documentales, películas, y libros sobre el tema. Si hacemos un análisis de
esta situación, podemos concluir fácilmente que muestra una evidente insatisfacción con las respuestas a las
preguntas existenciales dadas por la ciencia moderna, las diversas filosofías y religiones occidentales.
En efecto, estas fuentes no pueden responder completamente muchas de las preguntas hechas por la gente
en la actualidad. Esto crea un espacio para otras fuentes filosóficas y tradiciones para llenar este vacío. Más
frecuentemente ellas corresponden a las así llamadas “religiones naturales” o tradiciones derivadas de las
filosofías orientales. Entre otras cosas estas concepciones tienen en común estos términos aunque sus
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explicaciones difieren en detalles. Su común denominador, de cualquier forma, es una percepción cíclica del
tiempo (la creación del mundo sucede repetidamente) mientras que la ciencia occidental contemporánea
adoptada de la tradición judeo–cristiana presenta una percepción lineal del tiempo (la creación del mundo es un
evento que sucede una sola vez).
Una posición excepcional ante este hecho corresponde a la tradición védica (algunas veces incorrectamente
llamada hinduísmo) gracias a que su origen y autoridad están basados en los más antiguos textos del mundo –
las escrituras védicas, que son al mismo tiempo la fuente más completa y detallada sobre éste y muchos otros
temas, cuyos planteamientos merecen definitivamente nuestra atención.
La ciencia moderna occidental desde sus comienzos consideró el concepto de la reencarnación como una
simple creencia religiosa o una superstición y rehusó explorar sus causas y efectos
El principal problema que se origina de esta posición es que la ciencia no pudo y aún no puede explicar el
fenómeno de la vida. Inclusive aunque han habido intentos de explicar las bases y el origen de la vida como una
combinación bioquímica de la materia, estas teorías no pueden responder adecuadamente muchas preguntas
como el origen de ilimitadas especies de vida, o las habilidades inherentes o experiencias de personas que han
estado clínicamente muertos.
En 1966, el biólogo molecular británico y premio nobel Prize laureate Francis Crick (* 1916) publicó que es
posible probar científicamente que la vida no es más que una compleja reacción química. Él también predijo que
en un futuro cercano la ciencia sería exitosa al crear organismos artificiales creados sintéticamente. Pero hasta
ahora los experimentos de laboratorio no han tenido éxito en este campo, inclusive aunque han utilizado las más
avanzadas tecnologías y billones de dólares. El bioquímico y Nóbel húngaro-americano Prize Laureate Albert
Szent-Gyorgyi (1893-1986) escribió sobre ello:
“Mientras buscaba por el secreto de la vida, terminé entre átomos y electrones que no muestran ninguna señal
de vida. En alguna parte en el camino, la vida se me fue entre mis dedos. Ahora en mi vejez tengo que dar
marcha atrás”. (Biology Today, Del Mar, California, 1972)
La vida como lo explica la ciencia védica no es física, ni química, y por lo tanto está sujeta a leyes de otra
naturaleza diferente a aquella que guía los movimientos de la materia orgánica. El Bhagavad Gita, un trabajo
crucial de la filosofía védica describe estas leyes como leyes naturales superiores, al igual que ayuda a
explicarlas.
EL ALMA, LA FUENTE DE LA CONCIENCIA
El conocido sicoanalista C.G. Jung describe al alma como “el más grande de los milagros cósmicos”, que es
capaz, en el marco de las leyes naturales, de manipular la energía material de acuerdo con su deseo y así usarla
para su propio beneficio.
Las interacciones del alma corporificada con su cuerpo material sutil y burdo crean una telaraña de ilimitadas y
complejas reacciones que no pueden ser descritas por simples leyes de los físicos modernos, o por la química o
la biología molecular. Por lo tanto estas ciencias naturales son incapaces de definir claramente la diferencia entre
un cuerpo vivo y un cuerpo muerto.
Si decimos que la vida no es más que una combinación de moléculas materiales entonces podríamos revivir un
cuerpo muerto simplemente añadiendo compuestos químicos cuya falta pudieron causar la muerte. También
debería ser posible crear una vida artificial en un laboratorio. No obstante, estos numerosos intentos fueron
infructuosos y el interés de los científicos se dirigió a la clonación. El Bhagavad Gita (2.17 – 18) explica que la
diferencia entre un cuerpo muerto y uno vivo es la presencia del alma. Tan pronto como el alma deja el cuerpo,
consideramos a éste como muerto.
El Segundo capitulo del Bhagavad Gita (2.20 – 25) describe las características del alma:
“Para el alma no existe nacimiento ni muerte en ningún momento. Ella no ha llegado a ser, no llega a ser y no
llegará a ser. El alma es innaciente, eterna, permanente y primordial, no se le mata cuando se mata el cuerpo.
Así como una persona se pone ropa nueva y desecha la vieja, de la misma manera el alma acepta nuevos
cuerpos materiales desechando los viejos e inservibles. Al alma nunca la puede cortar en pedazos ningún arma,
ni puede el fuego quemarla, ni el agua mojarla, ni el viento marchitarla. Esta alma individual es irrompible e
insoluble y no se la puede quemar, ni secar. El alma está en todas partes y es sempiterna, inmutable, inmóvil y

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eternamente la misma. Se dice que el alma es invisible, inconcebible e inmutable. Sabiendo esto no debes
afligirte por el cuerpo”.
Todas estas cualidades del alma se hallan fuera del alcance de las reacciones moleculares percibibles. Niels
Bohr (1885-1962) físico nuclear danés y el Nóbel Prize Laureate, señalaron al respecto:
“En física y en química no podemos encontrar nada que por lo menos pruebe marginalmente la existencia de la
conciencia. Y aun así todos sabemos que existe algo como la conciencia, simplemente porque la tenemos. Por lo
tanto, la conciencia debe ser una parte de la naturaleza, o expresada más comúnmente, una parte de la realidad.
Esto significa que aparte de las leyes físicas y químicas que describen la teoría quántica, existen leyes con una
naturaleza completamente diferente”.
LAS TRES MODALIDADES (GUNAS)
De acuerdo con las escrituras védicas, todas las variedades de especies de vida son creadas por una
combinación de tres modalidades básicas de la energía material, llamadas en sánscrito gunas, estas son:
-Sattwa Guna: armonía, bondad.
-Raja Guna: actividad, pasión.
-Tama Guna: inercia, ignorancia.
Los cuerpos de especies individuales pueden ser comparados con los diferentes apartamentos o casas de
diferentes tamaños, formas y colores, temporalmente inhabitados por el alma corporificada. Las formas corpóreas
limitan la libertad de movimiento y las actividades, así como las posibilidades de disfrute material. El Bhagavad
Gita (18.26-28) describe la influencia de las modalidades en las personas:
“Quien ejecuta su deber sin la asociación de las modalidades de la naturaleza material, sin ego falso, con gran
determinación y entusiasmo y sin vacilar ante el éxito o el fracaso, se dice que es un trabajador que está en el
plano de la modalidad de la bondad. El trabajador que está apegado al trabajo y a los frutos del trabajo,
deseando disfrutar de esos frutos, y que es codicioso, siempre está envidioso, es impuro, y lo mueven la alegría y
la tristeza, se dice que está en el plano de la modalidad de la pasión. Y el trabajador que siempre está dedicado a
un trabajo que va en contra de las disposiciones de las escrituras, que es materialista, obstinado, engañador y
experto en insultar a los demás, que es perezoso, siempre está malhumorado y es moroso, se dice que está en
el plano de la modalidad de la ignorancia”.
LA REENCARNACIÓN INTERNA – CAMBIANDO DE CUERPO EN LA VIDA PRESENTE
La conciencia y la forma física están directamente relacionadas. El cuerpo y la conciencia de un niño
necesariamente difiere del cuerpo y la conciencia de un adolescente o de una persona mayor. Se puede decir
que el alma viaja durante el desarrollo del cuerpo desde el nacimiento hasta la muerte a través de diferentes
cuerpos con diferentes conciencias. No podemos ser conscientes de cómo estamos cambiando constantemente
de cuerpo en esta vida debido a que este cambio es muy sutil, gradual y difícil de percibir. ¿Nos dimos cuenta
cómo desde niños nuestro cuerpo creció? Sólo nos dimos cuenta de ello cuando alguien que vimos después de
mucho tiempo nos lo hizo notar.
Este hecho también es confirmado por los biólogos. El antropólogo estadounidense John E. Pfeiffer (*1914)
escribió en su libro El cerebro humano (1955): “ nuestro cuerpo de hoy no tiene ni siquiera una molécula de las
que tenía 7 años atrás”.
No obstante este cambio constante de cuerpos, nosotros, almas, permanecemos siendo las mismas personas.
Podemos decir que hoy tenemos 30 años, pero que somos la misma persona que tenía 12 años o 20, sólo
estamos en un cuerpo burdo diferente. Nuestro cuerpo actual durante el transcurso del tiempo de alguna forma
ha cambiado; por ejemplo, hemos adquirido más habilidades, fuerza y conocimiento, pero seguimos siendo las
mismas personas, no hemos dejado de ser las mismas personas. A pesar de las características, habilidades,
conocimiento y percepciones que nosotros adquirimos nuestra identidad no cambia.
REENCARNACIÓN EXTERNA – CAMBIANDO DE CUERPO EN EL MOMENTO DE LA MUERTE
¿Qué pasará con el alma en el momento de la muerte?, ¿a dónde vamos cuando morimos?, ¿tenemos alguna
influencia en cuanto a nuestra próxima situación?, ¿Podemos elegir nuestra vida futura?
En el Bhagavad Gita (2.13) encontraremos respuestas:

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“Así como en este cuerpo el alma encarnada pasa continuamente de la niñez a la juventud y luego a la vejez,
de la misma manera el alma pasa a otro cuerpo en el momento de la muerte. A la persona sensata no la
confunde este cambio”.
El Bhagavad Gita, además explica que el estado de conciencia que se tenga en el momento crítico de la
muerte es crucial para la elección del nuevo cuerpo: “cualquier estado del ser que uno recuerde cuando
abandona su cuerpo actual, en su próxima vida obtendrá ese estado sin falla”.
En el momento de la muerte, el alma junto con el cuerpo sutil abandona el cuerpo burdo, el cuerpo físico. Es el
cuerpo sutil y nuestros deseos y pensamientos grabados allí y recordados en el momento de la muerte lo que es
decisivo para nuestro próximo cuerpo. Esta trasmigración del alma de un cuerpo a otro es llamada
reencarnación.
El Srimad Bhagavatam 5.11.5-7 menciona que la mente es atraída por el disfrute de los sentidos. Así está
sujeta a las tres modalidades de la naturaleza material y causa nacimientos acordes con diversos tipos de
cuerpos. Por consiguiente, el alma sufre de infelicidad material o disfruta la felicidad material debido a la mente.
Así la mente bajo la influencia de la ilusión desarrolla actividades de diferentes tipos y consecuentemente su
karma y el alma queda condicionada por éstos. Los sabios afirman que la mente es la causa de las
características corporales de esclavitud y liberación.
Aquí es refutada una idea ampliamente difundida, que el alma no puede descender desde el cuerpo humano a
cuerpos inferiores como de animal. La forma humana difiere de las formas de vida menos evolucionadas, debido
a que el alma posee en este estado un libre albedrío y por ende también tiene una responsabilidad por sus
acciones (karma).
El hecho que el alma reencarna junto con el cuerpo sutil es confirmado por investigaciones parasíquicas. Con
la ayuda de diversos métodos muchas personas pueden evocar desde su subconsciente memorias de vidas
anteriores. Esto no sería posible si el portador de estas memorias no encarnara junto con el alma. De acuerdo
con las escrituras védicas, la memoria es una función de la inteligencia, una parte del cuerpo sutil. Aunque en el
momento del nacimiento olvidamos nuestra vida anterior, es posible por medios específicos restablecer
memorias activas de nuestras encarnaciones previas. Esto de cualquier forma, quiere decir que no son siempre
completamente fiables. En casos excepcionales, especialmente en los niños, se ha comprobado una habilidad
espontánea para recordar estas memorias sin ningún tipo de ayuda externa por parte de un médium o terapista.
CONCEPCIONES DE LOS HOMBRES MÁS DESTACADOS DE LA HISTORIA SOBRE LA REENCARNACIÓN
“Buscando el secreto de la vida, llegué hasta los átomos y los electrones, que carecen totalmente de vida. En
algún momento de la investigación, la vida se me escapó entre los dedos”.—Albert Szent- Gyorgyi, premio
Nóbel.
“Advirtiendo que existo en el mundo, creo que, de una un otra manera, existiré siempre”.—Benjamín Franklin.
“Estoy seguro de que en verdad se vuelve a vivir de nuevo, de que la vida emerge de la muerte, y de que las
almas de los muertos están vivas”. -Sócrates.
“El alma entra en el cuerpo humano, como quien entra en una vida temporal, y más tarde se marcha... para
ocupar otra vivienda, porque el alma es inmortal”. Ralph Waldo Emerson Diario de Ralph Waldo Emerson.
“No comencé a existir cuando nací, ni cuando fui concebido. He estado creciendo, desarrollándome, durante
miríadas de milenios... Todos mis yoes anteriores me incitan con sus voces y resonancias... ¡Oh, innumerables
veces volveré a nacer!”. Jack London. El Viajero Estelar.
“La muerte no existe. ¿Cómo podría existir, siendo que todo es parte de Dios? El alma nunca muere, y el
cuerpo nunca está realmente vivo”. Isaac Bashevis Singer. Premio Nobel. Relatos Junto al Fogón.
“…Vio que todos estos cuerpos y rostros, en mil relaciones diferentes... volvían a nacer. Cada uno era un
ejemplo mortal, apasionado y penoso de que todo es transitorio. Sin embargo, ninguno de ellos moría; solamente
cambiaban, renacían siempre, continuamente adquirían un nuevo rostro; únicamente el tiempo se interponía
entre un rostro y el siguiente”. Herman Hesse. Premio Nobel.
“¿Tienes alguna idea de por cuántas vidas hemos tenido que pasar, antes de lograr el primer atisbo de que en
la vida hay algo más valioso que el comer, el pelear y el mandar en la bandada? Por mil vidas, por diez mil vidas,
Joh... Elegimos nuestro próximo mundo, por lo que hemos aprendido en éste... Pero tú, Joh, aprendiste tanto en
una sola vida, que no has tenido que pasar por mil vidas para llegar a esta”. Richard Bach.
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“Tal como soñamos miles de sueños en nuestra vida presente, así también nuestra vida actual es solamente
una entre las millares de vidas, en las cuales entramos desde aquella otra vida más real a la que regresamos
después de la muerte. Sin embargo, nuestra vida actual no es más que uno de los sueños de aquella otra vida
más real; y así seguirá siendo interminablemente, mientras no lleguemos a la última de todas, a la vida
propiamente tal: la vida de Dios”. Jonathan Livingstone Seagull.
Conde León Tolstoy
El cuerpo es, en realidad, únicamente una estructura mental, en cierto modo semejante a un sueño; pero el Yo
es diferente a todas estas estructuras mentales. Esto es lo que se llama conciencia del verdadero Yo.
Se ha puesto usted ahora una chaqueta negra. Dentro de un momento puede ponerse una chaqueta blanca.
Pero usted no es esa chaqueta blanca o negra; simplemente se ha cambiado de chaqueta.
La reencarnación significa que soy un alma espiritual, que ha entrado en un cuerpo. Pero en mi próxima vida
puedo entrar en otro cuerpo. Tal vez será en un cuerpo de perro, o de gato, o quizá en un cuerpo de rey.
“En algunos casos sucede que usted está presente en el momento cuando la gente pasa de la vida a la
muerte; y se observan algunos cambios misteriosos”.

La palabra sánscrita karma literalmente significa “acción, actividad, trabajo”. El término “karma” está
inseparablemente conectado con la reencarnación. Mientras tratamos de entender el proceso de reencarnación
no podemos omitir este término.
En su trabajo Manifestaciones del Karma (1910) el antropólogo Rudolf Steiner define el karma en esta forma:
“...a menos que se limite la libertad del hombre, la ley del karma actúa en la persona, desde la cual la causa
viene, como la ley de acción y reacción”.
Esta definición explica claramente la esencia del término védico karma. Steiner compara la ley del karma a la
ley física de acción y reacción (acción = reacción, la tercera ley de la mecánica clásica, 1867) es muy pertinente
no obstante que esta ley representa solamente un pequeño aspecto de una ley mucho más elevada y compleja
como es la del karma.
Igualmente pertinente es la declaración que señala que la ley karmica de causa y efecto actúa especialmente
sobre un nivel individual y deja un espacio para el libre albedrío del ejecutor. Esto es lo que usualmente olvidan
diversos críticos occidentales quienes entienden el karma como una predestinación mecánica que obliga al
hombre a esperar pasivamente lo que le depare el futuro.
Ya antes Steiner y Newton conocían dichos populares que dilucidaban cierta comprensión de la acción y la
reacción. Inclusive una cita bíblica “lo que siembres cosecharás” (Galatas 6:7) se convirtió en un dicho popular.
EL LIBRE ALBEDRÍO Y EL DESTINO
De acuerdo con la filosofía védica todo ser viviente transmigrando de un cuerpo a otro por el mundo material
está dotado de libre albedrío para que actué según a sus deseos, ideas y pensamientos.
Cuando Sri Krishna narró el Bhagavad Gita a Arjuna, Él dijo en uno de los últimos versos (18.63):
“Así pues te he explicado un conocimiento aún más confidencial, delibera bien sobre esto y luego haz lo que
desees”.
Las escrituras védicas afirman que el deseo es como el padre del pensamiento y el pensamiento es el padre
de la acción. El deseo originalmente viene del alma, el pensamiento viene de la mente (el cuerpo sutil) y las
acciones del trabajo de los sentidos del cuerpo burdo.
El Ser viviente tiene, debido al libre albedrío, un cierto aunque limitado campo de actividad. La filosofía védica
enseña que el libre albedrío y el destino son dependientes el uno del otro.
Por nuestras acciones presentes, realizadas por nuestro libre albedrío, creamos nuestras futuras reacciones
karmicas, simultáneamente que pagamos por nuestras acciones previas. En consecuencia, el destino no es
ningún castigo desde arriba lastimando a seres inocentes.

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La ley del karma es muy estricta, ya que debe asegurar la satisfacción de los deseos de todos los seres vivos
en el mundo material, de tal forma que ellos no son contrarios sino que se complementan y que inclusive ni una
sola injusticia queda sin castigo.
El transcendentalista estadounidense Ralph Waldo Emerson (1803-1882) describe lo anterior de la siguiente
forma:
“Si usted ama a las personas y las sirve, será recompensado. Las recompensas ocultas continúan hasta
restablecer el balance de la justicia divina. Esta ley no puede ser cambiada. Todos los tiranos, terratenientes y
monopolistas de este mundo tratan en vano de romper este balance. La gente, al igual que los insectos, el Sol y
los planetas deben obedecerlo o serán destruidos por la reacción negativa”.
El universo es regido por reglas estrictas y operativas – como las reglas de un gran juego de la vida – que
coordina deseos y relaciones mutuas entre seres individuales. Así cada uno de ellos obtiene exactamente lo que
se merece – nada más y nada menos.
De acuerdo al Bhagavad Gita (2.70) el flujo continuo de los deseos que vienen desde la mente de todo ser
viviente son como innumerables ríos que entran al vasto océano. En esta forma origina una interminable,
compleja y multidimensional telaraña de acciones y reacciones que el hombre no puede entender. Aquí es
evidente la influencia de la mano invisible de Dios, quien en Su aspecto omnipresente de espíritu (Paramatma en
sánscrito) está acompañando al alma individual durante su trasmigración a través de las diversas formas
corporales. El Bhagavad Gita (13.23) describe este aspecto de Dios:
“Sin embargo, en este cuerpo hay otro, un disfrutador trascendental, quien es el Señor, el propietario Supremo,
quien existe como supervisor y sancionador, y a quien se conoce como la superalma”.
La función de la superalma es entonces, la de registrar los innumerables deseos de cada ser viviente y hacer
los arreglos para su realización así como observar las actividades de los seres vivos y otorgarles sus reacciones
correspondientes. Esta mano dirigente de Dios es llamada la ley del karma.
KARMA DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA ACCIÓN
Las escrituras védicas contienen información exacta sobre cuáles acciones especificas debemos ejecutar si
deseamos obtener ciertos resultados (reacciones) específicas. Por ejemplo, hay acciones claramente definidas
que deben hacer las personas que desean ser ricas, igualmente para los que desean ser famosos, etc.
Si alguien en esta vida es muy exitoso, rico, educado, influyente o hermoso, podemos concluir que en su vida
pasada esta persona fue magnánima, diligente y piadosa y ahora está recogiendo los frutos de sus acciones
previas.
Pero lo que él hará con estos meritos en la vida actual es otra cuestión – depende de su libre albedrío. Es por
esto que podemos ver que no todas las personas ricas y poderosas se comportan apropiadamente.
Los mismos principios son validos para las cosas indeseables. Las escrituras védicas nos advierten: si no
deseas estar enfermo o en quiebra, entonces debes hacer esto o aquello. Si actuamos de acuerdo con estas
instrucciones, seguramente obtendremos los resultados deseados en esta o en una vida futura. Algunas
reacciones pueden tardar o pueden venir pronto, algunas inmediatamente y otras sólo después de muchas vidas.
EL KARMA DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA REACCIÓN
Al observar desde el otro lado, debemos admitir que cualquier cosa que nos suceda en esta vida, no es más
que la reacción a nuestra actividad en ésta o en alguna vida anterior, por lo tanto no es un asunto de suerte sino
que es un resultado de las acciones que decidimos hacer por nuestro libre albedrío.
Por consiguiente, algunas veces sucede que gente que vive en forma muy piadosa aún está expuesta a toda
clase de sufrimientos. A partir de esto podemos concluir que en el pasado ella actuó en forma inapropiada.
Usualmente ellos aprenden de esto y deciden vivir apropiadamente en su vida presente. Igualmente alguien que
está colmado de éxito está recibiendo el fruto que sembró. La vida materialista y una cadena de acciones y
reacciones son inseparables. A partir de esto es claro por qué alguien, debido a diversas reacciones, nace en
una familia de ricos y alguien nace en una familia de pobres, pese a que hayan nacido a la misma hora, en el
mismo lugar y bajo las mismas circunstancias. Quien lleve consigo reacciones piadosas (buen karma) tendrá la
oportunidad de nacer en una familia rica o piadosa, y quien carga reacciones negativas (mal karma) nacerá en
una familia pobre y baja.

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CUATRO FASES DEL KARMA
La filosofía védica explica que la reacción karmica se manifiesta en cuatro diferentes fases comparadas con las
fases del crecimiento de una planta:
1. Semilla: nuestros deseos e intenciones ya existen en una forma sutil, y sólo después se manifestarán en
actividades. Así, para evitar reacciones karmicas desagradables (sufrimientos) debemos poner atención a
nuestros deseos materiales antes que las semillas de las acciones empiecen a germinar.
2. Retoño: las reacciones se manifiestan luego de decidir ejecutar una acción. Estos son deseos materiales
que ya empiezan a retoñar.
3. Fructificación: las reacciones ya producen frutos. Tan pronto como ejecutamos acciones materiales –
buenas o malas – es sólo cuestión de tiempo antes que se manifiesten las reacciones (el fruto) en la forma de
felicidad o aflicción.
4. Cosecha: las reacciones ya se han dado en nuestro nacimiento: la familia (definiendo la situación
económica, nacionalidad, raza), disposiciones físicas, síquicas, etc.
TRES CLASES DE KARMA
El Bhagavad Gita (4.17-18) indica: “las complejidades de la acción son muy difíciles de entender, por
consiguiente uno debe saber bien lo que es la acción, lo que es la acción prohibida y lo que es la inacción. Aquel
que ve la inacción en la acción, y la acción en la inacción, es inteligente entre los hombres y se halla en la
posición transcendental, aunque esté dedicado a toda clase de actividades”.
Estos versos describen las tres clases de karma, aquí la palabra karma no denota la reacción, sino la acción, la
actividad.
1. Karma: actividades en armonía con las leyes supremas de la naturaleza (Dharma), que también son
descritas en las escrituras védicas. Esta acción positiva trae reacciones positivas en la forma de felicidad o
disfrute.
2. Vikarma: actividades prohibidas por las escrituras debido a que van en contra del dharma. Estas acciones
negativas traen consigo reacciones correspondientes – dolor y sufrimiento.
3. Akarma: actividades de naturaleza superior que no están sujetas a las leyes materiales de la naturaleza y
por lo tanto son llamadas “inacciones”, ellas no acarrean ninguna reacción, ni positiva ni negativa, y así la
reencarnación llega a su fin. Este fin sucede cuando al final de la vida nuestra “cuenta del karma” es igual a cero.
La causa de los problemas es vikarma, el cual es en la actualidad ejecutado por la gran mayoría de personas
en todo el mundo, y es una amenaza para toda la humanidad debido a que las afecta en la forma del karma
colectivo (la suma de todos los karmas individuales). Esto se manifiesta en la forma de guerras, epidemias,
desastres naturales, etc.
La prueba fehaciente que tenemos un conocimiento erróneo sobre la ley del karma es que a pesar de nuestras
buenas intenciones y esfuerzos para aliviar el sufrimiento, hay más y más infelicidad, tanto individual como
colectivamente en este mundo. Este conocimiento es finalmente la única solución de los problemas actuales.
Aquel que realice esto entenderá que el cambio debe empezar desde su propio interior.
DHARMA – LA ETICA CÓSMICA
Así entonces, ¿cómo sabemos qué es apropiado y qué es inapropiado? Este conocimiento es crucial para
tomar una decisión. Si existe una ley, debe estar disponible en su forma escrita, para que todos puedan
conocerla. Después de todo, se dice que ignorar la ley no es excusa.
Estas reglas están registradas en las escrituras, especialmente en las escrituras llamadas dharma-sastras
(escrituras que describen el dharma). Estas son leyes que definen en forma precisa cómo cada ser humano
necesita actuar de acuerdo con su posición social o espiritual. Entre éstos, los más famosos son el Manu-smriti o
las leyes de Manu. También existen pasajes sobre el dharma en el Mahabharata (en su parte más importante, el
Bhagavad Gita), El Ramayana, la Biblia, el Corán, etc.
El término “dharma” viene de la raíz sánscrita “dhri” (mantener, sostener, preservar). Dharma es una ley o
orden del mundo material que hace que se preserve su función armónica, la virtud y la conducta bondadosa. Aun
más profunda, una explicación afirma que el dharma es una cualidad inherente e inseparable de la naturaleza.

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Tal como el sabor de la sal es inseparable de la sal. Por lo tanto, la palabra dharma podría traducirse como “la
causa última”. Este término expresa también la razón de ser de un objeto, la causa última de su existencia.
Dharma define la función de la ley del karma y ésta ha sido establecida por Dios mismo. Existen cuatro
cualidades conocidas como “pilares del dharma”:
-Misericordia: rechazo a la violencia, a comer carne, etc.
-Renuncia, o control de los sentidos: rechazar el uso de intoxicantes (alcohol, drogas, etc).
-Veracidad: rechazar los juegos de azar y las especulaciones.
-Pureza: rechazar la vida sexual prohibida en las escrituras.
En consecuencia, ya se han establecido cuáles actividades humanas son buenas y otorgan reacciones
positivas y cuáles son malas y acarrean reacciones negativas en la forma de sufrimiento. Esta escala de valores
es universalmente válida y no depende de opiniones de individuos. Yo puedo pensar que lo que hago es correcto
y puedo justificarlo intelectualmente y así impresionar a otros. Pero de cualquier modo si mi actividad no está de
conformidad con la definición universal de la bondad, aún tendré que recibir una reacción negativa.
La libertad de pensamiento y la acción, tan propagadas en la actualidad, es algunas veces malentendida como
que es una oportunidad para hacer lo que queramos. Sí, en efecto tenemos un libre albedrío, pero al mismo
tiempo también somos responsables por nuestra actividad. Nada puede estar más lejos de la realidad que la idea
que la violación del dharma puede quedar impune.
SANATANA-DHARMA: EL ASPECTO MÁS ELEVADO DEL DHARMA
El dharma define la forma de vida que traerá menos sufrimiento en este mundo. Pero las cuatro clases básicas
de sufrimiento - nacimiento, enfermedad, vejez, y muerte – no las podemos evitar debido a que están presentes
en el mundo material. Se podría comparar con una cárcel con varias divisiones algunas con mejores o peores
condiciones. Pasar de una división con menos comodidades a una con más comodidades, puede considerarse
un avance, pero al fin y al cabo seguimos siendo prisioneros. Pese a que existe un pequeño grupo de prisioneros
que desean permanecer en la cárcel, la gran mayoría de la gente desea la libertad. Aquellos que desean estar
completamente libres de todo tipo de sufrimiento son informados por las escrituras védicas acerca del nivel más
elevado llamado para-dharma (dharma superior) o sanatana dharma (dharma eterno). La actividad en este nivel
es akarma, que se halla libre de todo tipo de reacción. Esto es bhakti, el servicio devocional al Señor Supremo, el
cual está descrito en detalle en diferentes escrituras sagradas y que señala que la actividad consagrada al Señor
Supremo es la causa de la liberación del sufrimiento que el alma padece en este mundo material.
EL KARMA Y LA REENCARNACIÓN FRENTE A LA IGLESIA
Atisbos de la reencarnación también son comunes en la historia del judaísmo y del antiguo cristianismo.
Información acerca de las vidas pasadas y futuras, se encuentran en la Cábala, que, según muchos eruditos
hebraístas, representa la sabiduría oculta de las Escrituras. En el Zohar, uno de los principales textos
cabalísticos, se dice: “las almas tienen que volver a entrar en la sustancia absoluta de la cual han emergido, pero
para lograrlo, deben desarrollar todas las perfecciones, cuyo germen está plantado en ellas mismas; y si no han
cumplido esta condición en una existencia, tienen que comenzar una segunda, tercera, etc. vida, hasta adquirir
las cualidades que las capaciten para volver a unirse a Dios”.
Según la Enciclopedia Judía Universal los judíos hasíadicos comparten las mismas creencias.
En el siglo III de la era cristiana, el teólogo Orígenes, uno de los padres de la primitiva Iglesia Cristiana, y uno
de sus más insignes eruditos bíblicos, escribía: “A causa de alguna inclinación hacia el mal, ciertas almas...
entran en cuerpos, primero de hombres; después, debido a su relación con las pasiones irracionales, al terminar
el período de vida humana que tenían asignado se transforman en bestias, desde donde se hunden hasta la
condición de plantas. Desde allí surgen nuevamente pasando por los mismos estadios, hasta ser restituidos en
su lugar celestial”.
Incluso en la Biblia hay pasajes indicativos de que Jesucristo y sus discípulos tenían conciencia de la
reencarnación. Por ejemplo: “Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus
discípulos diciendo: ‘Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?’ Respondió Jesús: ‘No
es que pecó éste, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él”. Ahora bien, si el hombre
hubiese nacido ciego a consecuencia de sus propios pecados, tendría que haberlos cometido antes de nacer, es
decir en una vida previa. Y Jesús no rechazó esta sugerencia.
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El Corán dice: «Y vosotros estabais muertos, y Él os trajo nuevamente a la vida. Y Él os hará morir, y os traerá
nuevamente a la vida, y finalmente os llevará a Él mismo”.
Entre los seguidores del islamismo, los Sufis, especialmente, creen que la muerte no es una pérdida, porque
el alma inmortal pasa continuamente por diferentes cuerpos. Jalalu ‘D-Din Rumi, un famoso poeta sufí, escribió:
Yo morí como mineral y me transformé en una planta.
Yo morí como una planta y me elevé al animal.
Yo morí como animal y fui hombre.
¿Por qué habría de temer? ¿Cuándo fui menos por morir?
Las escrituras védicas confirman que el alma, cuando se identifica con la naturaleza material, toma una entre
8.400.000 formas y, una vez encarnada en una determinada especie de vida, evoluciona automáticamente
desde las formas inferiores a las superiores, obteniendo finalmente un cuerpo humano.
Así pues, todas las principales religiones occidentales —el judaísmo, el cristianismo, y el islamismo— tienen
claras ideas de la reencarnación entretejidas en sus enseñanzas, a pesar de que los guardianes oficiales del
respectivo dogma las ignoran o las niegan.
En circunstancias que hasta hoy permanecen sumidas en el misterio, el emperador de Bizancio, Justiniano, en
el año 553 prohibió las enseñanzas de la preexistencia del alma en la iglesia católica. En esa época, numerosos
escritos eclesiásticos fueron destruidos, y muchos eruditos creen que las referencias a la reencarnación fueron
expurgadas de las escrituras. Las sectas gnósticas, aunque severamente perseguidas por la Iglesia, lograron
mantener viva la doctrina de la reencarnación en occidente. (La palabra gnóstico se deriva del griego gnosis, que
significa conocimiento).
Durante el Renacimiento, se revivió el interés público por la reencarnación. Una de las figuras prominentes de
aquella época fue el destacado filósofo y poeta italiano Giordano Bruno, a quien la Inquisición condenó
finalmente a morir en la hoguera por sus enseñanzas acerca de la reencarnación. En las respuestas finales a los
cargos que se le imputaban, Bruno, desafiantemente, proclamó que el alma “no es el cuerpo” y “puede estar en
uno u otro cuerpo, y pasar de un cuerpo a otro”.
A causa de la persecución efectuada por la Iglesia, las enseñanzas de la reencarnación se refugiaron entonces
en un profundo secreto, sobreviviendo en Europa en las sociedades de los Rosacruces, Francmasones,
Cabalistas y otros.
TÉCNICAS PRÁCTICAS PARA EMANCIPARSE DEL KARMA Y LA REENCARNACIÓN

Las actividades fruitivas, o sea las realizadas para complacer a los propios sentidos y mente, son la causa de
la esclavitud material; y en tanto se ocupe en actividades fruitivas, es seguro que el alma continuará
transmigrando de especie en especie.
Sri Risabhadeva, una de las encarnaciones de Krishna, advertía: “La gente está loca esforzándose por
conseguir placer sensorial. Quien considera que la satisfacción de los sentidos es la finalidad de la existencia,
ciertamente enloquece en pos de la vida materialista, y se enreda en toda clase de actividades pecaminosas.
Ignora que, por sus pasadas malas acciones, ya ha recibido un cuerpo que, aunque efímero es la causa de su
miseria. En realidad, el ser viviente no debería haber tomado un cuerpo material; pero éste le ha sido
proporcionado para que satisfaga sus deseos. En consecuencia, es inadecuado para un hombre inteligente
volver a ocuparse en las actividades sensuales que lo hacen recibir perpetuamente cuerpos físicos, uno tras
otro. Quien no investigue acerca de los valores espirituales de la vida, será derrotado y sometido a las miserias
que surgen de la ignorancia. El karma, tanto si es pecaminoso como si es piadoso, produce reacciones. De
quien está envuelto en cualquier clase de karma, se dice que su mente es karmatmaka, o sea, teñida por la
actividad fruitiva. Mientras la mente sea impura, la conciencia será oscura; y quien esté absorto en la actividad
fruitiva, tendrá que ocupar un cuerpo material. Mientras la entidad viviente esté cubierta por la guŠa de la
ignorancia, no podrá comprender a los seres vivientes individuales ni al Supremo Ser Viviente, y su mente
permanecerá dominada por las actividades fruitivas. En consecuencia, es seguro que no podrá liberarse de tener
que ocupar cuerpos materiales, uno tras otro, en tanto que no ame a Dios.’’ (Bhag. 5.5.4-6)
Para liberarse del ciclo de nacimientos y muertes, se requiere más que una comprensión teórica. El jñana o
conocimiento de que uno no es el cuerpo, sino un alma espiritual, no es suficiente para liberarse. Hay que actuar

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en el plano del alma espiritual. Este actuar es lo que se llama servicio devocional, que incluye muchas técnicas
prácticas para llegar a emanciparse del karma y de la reencarnación. Las principales de éstas son:
1. El principio básico del servicio devocional es que siempre se debe cantar el mantra Hare Krishna, Hare
Krishna, Krishna Krishna, Hare Hare/Hare Rama, Hare Rama, Rama Rama, Hare Hare.
2. También se requieren estudiar habitualmente las escrituras védicas, especialmente el Bhagavad Gita y el
Srimad Bhagavatam, para desarrollar una comprensión completa de la naturaleza del yo, las leyes del karma, el
proceso de la reencarnación, y los medios para llegar a ser conscientes del verdadero yo.
3. Se necesita comer únicamente alimentos vegetarianos santificados. En el Bhagavad Gita Sri Krishna dice
que es indispensable comer únicamente alimentos ofrecidos en sacrificio; quien no lo haga se verá enredado en
las reacciones del karma.
patram puspam phalam toyam
yo me bhaktya prayacchati
tad aham bhakty-upahrtam
asnami prayatatmanah
“Si se me ofrece con devoción una hoja, fruta, o agua, Yo la aceptaré”. (Bg. 9.26)
Este verso deja en claro que el Señor no acepta ofrendas de licor, carne, pescado, ni huevos; únicamente
alimentos vegetarianos, preparados con amor y devoción.
El alimento no puede ser producido en las fábricas. Los hombres no pueden comer gasolina, materiales
plásticos o acero. El alimento es producido por la naturaleza obediente al Señor, y el ofrecer los alimentos a
Krishna es una forma de reconocer nuestra deuda con Dios. ¿Cómo se ofrece el alimento a Krishna? La técnica
es muy simple y fácil de realizar. Cualquiera puede tener en su hogar o apartamento un altarcito, con una pintura
de Sri Krishna y del maestro espiritual. La manera más simple de ofrecerlo consiste en colocar el alimento frente
a las imágenes, y decir: «Mi querido Señor, Sri Krishna, sírvete aceptar esta humilde ofrenda”, y recitar el maha
mantra Hare Krishna. Lo fundamental en este sencillo proceso es la devoción. Dios no está hambriento de
comida, sino de nuestro amor. Y el comer este alimento purificado, aceptado por Krishna, libera del karma e
inmuniza contra la contaminación material.
4. El principio positivo de ofrecer alimento vegetariano a Krishna, automáticamente incluye al principio
negativo de no comer carne, pescado, ni huevos. El comerlos implica hacerse cómplice de la muerte innecesaria
de otros seres. Esto provoca malas reacciones kármicas en esta vida o la siguiente. Las leyes del karma
establecen que si uno mata a un animal para comerlo, en la vida siguiente el matador será matado y comido.
Cuando se mata plantas, también se incurre en un mal karma, pero éste es neutralizado por el proceso de
ofrecer el alimento a Krishna, porque Él ha declarado que aceptará tales ofrendas vegetales. También se deben
abandonar los intoxicantes, inclusive el café, el té, el alcohol, y el tabaco. El consumir intoxicantes implica
relacionarse con la modalidad de la ignorancia, lo cual puede llevar a tener que reencarnar en una especie
inferior.
5. Otras técnicas, para emanciparse del ciclo de la reencarnación, incluyen el ofrecimiento a Dios del fruto de
nuestro trabajo. Hay que trabajar para sustentar al cuerpo; pero si el trabajo se realiza únicamente para la propia
satisfacción, habrá que aceptar los resultados kármicos, las buenas y las malas reacciones en las vidas futuras.
El Bhagavad Gita dice que el trabajo debe ser realizado para la satisfacción del Señor. Esta clase de trabajo,
conocido como servicio devocional, está libre del karma. Trabajar en la conciencia de Krishna es una forma de
sacrificio. El ser humano necesita sacrificar su tiempo y dinero a la satisfacción del Ser Supremo. “El trabajo
debe realizarse como un sacrificio ofrecido a Vishnu; si no, el trabajador se ata a este mundo material”. (Bg. 3.9)
El trabajo realizado como servicio devocional, no solamente nos salva de la reacción kármica, sino que
gradualmente nos eleva al servicio espiritual amoroso del Señor, que es la clave para entrar en el reino de Dios.
No es necesario cambiar de ocupación. Se puede ser escritor y escribir para Krishna, ser pintor y pintar para
Krishna, ser cocinero y cocinar para Krishna. O, si uno no es capaz de ocupar directamente sus talentos y
habilidades en el servicio de Krishna, puede ofrecer en sacrificio los frutos del trabajo, contribuyendo, con una
parte de las ganancias, a colaborar en la propagación de la conciencia de Krishna por todo el mundo. Se debe,
sin embargo, ganar siempre el sustento por medios honestos. Por ejemplo, no se puede trabajar de carnicero, o
ganar el dinero en los juegos de azar.

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6. Los padres requieren educar a sus hijos en la conciencia de Dios. Los Vedas declaran que los padres son
responsables de las reacciones kármicas de sus hijos. En otra palabras, si el niño incurre en un mal karma, los
padres deben sufrir una parte de éste. Es indispensable instruir a los niños en la importancia de obedecer las
leyes de Dios, evitando la conducta pecaminosa, y debe enseñárseles a desarrollar el amor al Señor Supremo.
Los padres necesitan familiarizarse con las sutiles leyes del karma y la reencarnación.
7. Las personas conscientes de Krishna no pueden practicar el sexo ilícito, es decir, fuera del matrimonio o sin
la intención de procrear. Debe también notarse que el aborto acarrea especiales reacciones kármicas; quienes
participan en él podrán ser colocados en el vientre de madres que decidan abortar, y entonces serán matados en
la misma forma horrible. Pero quien se decida a no cometer nuevamente tales actos pecaminosos, podrá
liberarse de la reacción kármica, cantando los santos nombres de Dios sin ofenderlos.
8. Hay que relacionarse regularmente con personas que estén tratando de emanciparse de la influencia del
karma y procurando escapar al ciclo de nacimientos y muertes. Debido a que viven en armonía con los principios
espirituales que gobiernan el universo, los devotos de Sri Krishna se elevan por encima de la naturaleza
material, y desarrollan genuinas características espirituales. Así como uno puede contagiarse de una
enfermedad relacionándose con un enfermo, puede también volver gradualmente a despertar las propias
cualidades espirituales relacionándose con los devotos de Krishna.
Siguiendo estas sencillas técnicas, cualquiera puede llegar a liberarse de los efectos del karma. A la inversa,
quien no las siga es inevitable que quede atrapado en las acciones y reacciones de la vida material. Las leyes de
la naturaleza son muy estrictas y, desafortunadamente, casi nadie está consciente de ellas. Pero el ignorar la
ley, no es una excusa válida. Quien haya sido arrestado por exceso de velocidad, no quedará absuelto si dice al
juez que no conocía la ordenanza. Si alguien ignora los principios de la higiene, la naturaleza no lo librará de
enfermarse. Y un niño que ignore las características del fuego, si acerca su mano a éste, se quema. Por
consiguiente, para emanciparnos de la interminable repetición de nacimientos y muertes, debemos comprender
las leyes del karma y la reencarnación. Si no lo hacemos, tendremos que continuar regresando a este mundo
material una y otra vez; y requerimos recordar que es posible que no siempre regresemos como seres humanos.
El alma, en el estado materialmente condicionado, perpetuamente viaja por el tiempo y el espacio. Debido a la
ley cósmica del karma, ocupa diferentes cuerpos en los diversos planetas de los universos materiales. Pero
dondequiera que el alma viaja, encuentra siempre las mismas condiciones. Así lo declara Sri Krishna en el
Bhagavad Gita (8.16). “Desde el planeta más elevado al más bajo, en el mundo material todos son lugares de
miseria, donde los nacimientos y muertes repetidos acontecen. Pero quien llega hasta Mi morada, nunca
reencarna”.
El Gita y otras escrituras védicas, son manuales de instrucción que nos señalan la verdadera meta de este
viaje que es la vida. Comprendiendo la ciencia de la reencarnación, nos libraremos de las garras del karma, y
retornaremos a las regiones espirituales del conocimiento, la felicidad, y la eternidad.
¿POR QUÉ NO RECORDAMOS LOS PECADOS PASADOS?
-El pecado es la desobediencia a Dios.
-Al pecar generamos una reacción que debemos pagar más tarde. Algunas personas dicen que lo justo sería
recordar la causa, el pecado, cuya reacción estamos pagando en el presente. En realidad el pecado o los
pecados individuales y separados no es lo importante. Porque éstos podrían ser por puro accidente. Lo
importante es la inclinación en nuestra conciencia por buscar el bien y evitar el mal. La actividad es el reflejo de
nuestra conciencia. Si estamos mal es porque nos hemos portado mal. Qué pecados cometimos específicamente
no es lo importante. No es lo importante excusarnos de ellos, lo importante es desarrollar una fuerte inclinación
hacia el bien. Si desarrollamos esta inclinación nos acercaremos a las personas santas y ellas nos van a iluminar
acerca de lo que es malo, y de lo que es bueno en general. Krishna en Su misericordia no nos señala cada
pecado, pero nos enseña de modo general que estamos mal, que estamos angustiados e ignorantes, y por ello
necesitamos buscar la luz del bien. A veces alguien se enferma y el doctor le dice: “ahora estás enfermo, no
hagas esto ni esto, debes comer sólo esto, etc.”. La causa exacta de la enfermedad no siempre puede
precisarse, y tampoco es lo más importante. Es importante saber a modo general qué es lo que causa las
enfermedades, ese es un conocimiento más científico y superior.
Es inclusive más importante que saber que ahora estoy enfermo y que tengo que curarme. No es mucha la
ganancia en conocer los pecados específicos que cometimos, porque de no haberlos cometido, otros infinitos

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podríamos haber hecho. Por ello es mejor saber qué es bueno y qué es malo en general y en profundidad. Esta
es una ciencia no muy fácil de dominar, así lo dice Krishna en el Bhagavad Gita 4.17.
Por otro lado, si nuestra conciencia no está de por sí inclinada hacia la perfección en el bien, no tendremos
sensibilidad para reconocer el mal que hacemos. Así, lo que es pecado para uno, no lo es para otro. Desde esta
visión podríamos decir que el Señor no pierde Su tiempo en señalar los pecados específicos de otras vidas
porque las personas insensibles no los verían como tales. A las personas sensibles les bastan y sobran los
pecados de esa misma vida para recapacitar y buscar el bien. Ellas se rinden a Krishna y se liberan del karma de
las acciones previas. Los que no pueden realizar que esta enfermedad material es grave, arrastran la secuela de
sus malas acciones pasadas. En verdad no tanto es el castigo de la mala acción antigua en sí (pues sería lógico
recordarla), sino que es el castigo a la negligencia y a la mala voluntad por corregirse.
Debemos aprender qué es estar sanos en forma general. Y al saber que estamos enfermos porque sufrimos,
bajo la guía amorosa de Sri Guru, debemos buscar nuestra sanidad de felicidad y paz espiritual. En otras
palabras, se nos juzga más por la intención que por los actos. Nuestro propósito interior es más valorizado que
nuestros actos siempre sujetos a la imperfección y el error. Si buscas ser bueno entrarás en la sociedad de los
santos aun antes de serlo tú mismo.
Juzgar sobre el propósito más que sobre la acción es un juicio superior. Porque muchos no pecan no porque
no tengan el propósito, sino porque les falta la oportunidad. Hay otros que, aun siendo de naturaleza débil, se
inclinan por conquistar el bien. Ellos reciben una protección especial de nuestro Señor. El firme propósito de ellos
es no pecar, pero temen el mundo de la tentación, ellos se refugian en la asociación santa y se alejan de los
peligros. Saben que el pecado puede vencerlos y buscan la forma de evitar su influencia. Incluso si una vez caen,
serán perdonados y restituidos por nuestro Señor. Ellos aumentarán su temor por la caída. A veces unos quieren
saber sobre la causa de la reacción que pagan, no tanto por querer evitar esa acción en el futuro, sino para
juzgar si la reacción ha sido en realidad justa. Esta idea subyace de alguna forma oculta en quienes desean
conocer sus pecados pasados. Sin embargo, en quienes ha despertado la inclinación por el bien no necesitan de
esto. Ellos reconocen internamente la inclinación por la concupiscencia y eso es ya para ellos bastante mal. Si
hoy tengo deseos de fumar o beber, es porque ya lo hicimos muchas veces antes, ¿cuántas y cómo?, eso no
importa mucho. Si en verdad puedo realizar que eso es malo ya no querré hacerlo más. ¡Oh! mi inclinación por el
mal es tan grande, el pecado me atrae tan fuertemente, eso es por mi pasado de vida pecaminosa, perdóname
mi Señor, vuélveme definitivamente hacia el bien, pero Tú eres tan bueno que veo que ya me has perdonado, me
has hecho olvidar mis faltas pasadas para que comience una nueva vida de bien, pero mi tendencia al mal
continúa por falta de asociación santa, dame la compañía de esos santos. No puedo tolerar la idea de que he
pecado contra Ti, que te he sido adverso, el simple hecho de ver que no tengo una actitud de servicio hacia Ti ya
es un suficiente gran pecado y merezco cualquier castigo. Cuando aparece esta mentalidad, esta actitud
devocional de profundo arrepentimiento, las semillas del pecado se queman en el corazón de quien ha tomado el
santo nombre, y sirve a los devotos. El mal no puede vencer al bien. Incluso el mal, el pecado, con su reacción
consecuente, está destinado a corregirnos y llevarnos al bien. Cuando la necesidad por la virtud nace en el
corazón, la corrección ya no es necesaria, la vida basada en las reacciones kármicas se termina y comienza otra
basada en el amor de Dios.
Dijimos entonces que la apreciación del pecado depende de la propia sensibilidad. Un convicto puede conocer
su culpa pero no por ello dejará su deseo de delinquir. En verdad, entonces el pecado no se termina por conocer
los pecados cometidos, sino por despertar a la verdadera sensibilidad que me atraerá a la asociación santa.
Realizar la omisión del servicio al Señor como el pecado más grande, es el comienzo de la sensibilidad necesaria
para empezar una vida de verdadero bien. No reclamemos entonces el desconocimiento de nuestros pecados
como la causa de nuestro desinterés por la virtud. La causa de este desinterés es la falta de acciones piadosas y
de buena asociación que por falta de ellas no hemos podido probar el bien. Al practicar esto, la inclinación por el
bien se despierta y comienza la progresiva vida espiritual, sin más ataduras al pecado material.

Hare Krishna.

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