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TOPICOS DE MACROECONOMIA
NICOLAS CALICCHIO
REGISTRO 824.225
niemca@yahoo.com.ar
nicolas.calicchio@ge.com
1
Nicolás Calicchio Nro. de registro: 824.225
Introducción.
1
Se supone que el Gobierno determina directamente la tasa de inflación en vez de determinar un
instrumento de política económica por cuestiones de simplicidad.
2
Nicolás Calicchio Nro. de registro: 824.225
El análisis parte de dos ecuaciones2. En primer lugar, una curva de Philips con
cualquiera de las dos siguientes formas:
El sector privado también posee una función objetivo, que se basa en el hecho de
que no le gusta ser sorprendido por la política gubernamental:
Para obtener la tasa de inflación óptima para el Gobierno, derivamos LtG respecto
de πt e igualamos la derivada primera a cero:
(4)
∂LtG/∂ πt = a πt - b = 0
(5) 2 G 2
∂ L /∂ πt = a >0 (por ende estamos obteniendo un mínimo)
t
(8) πtR = 0
t-1
2
La presentación del modelo no es totalmente fiel al paper original, sino que se basa en una combinación
del primer paper y del segundo por cuestiones de simplicidad.
3
Tomamos aquí la curva de Philips tal como fue planteada por Backus y Driffill (1985), por cuestiones de
simplicidad.
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Los subíndices temporales son por ahora redundantes ya que el análisis de esta sección se realiza en
un único período, aunque más adelante tendrán más sentido cuando el problema tenga más de uno.
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(10) πtR = 0
Esta solución obtiene la misma tasa de desempleo que el régimen discrecional (UtR
= Un) con una tasa de inflación inferior (πtR = 0). Sin embargo, no es “temporalmente
consistente”. Si el Gobierno anuncia una tasa de inflación nula en el período t-1,
cuando llegue al período t esa no será la tasa óptima ya que aquella que surge de la
minimización de la función de pérdida del Gobierno es πtD = b/a. Esta solución (regla
simple) es óptima en el sentido de que la pérdida del Gobierno es inferior que bajo el
régimen discrecional, mientras que la pérdida del sector privado es igual (LtPD = LtPR =
0). Expresado en forma más general, la solución bajo un régimen de regla simple es
un óptimo paretiano (ya que no se puede mejorar la situación de uno de los dos
jugadores sin empeorar la del otro), mientras que el resultado de un régimen
discrecional no lo es (si el Gobierno se comprometiera de manera creíble con una
regla de política πt = 0, él terminaría mejor y el Sector Privado igual). ¿Por qué el
Gobierno no puede atenerse a esta regla? Porque a un nivel de inflación nulo (y dadas
las expectativas privadas πte = t-1πtR), el costo de aumentar la inflación es inferior al
beneficio obtenido por el Gobierno con el shock inflacionario (ver ecuación (4)
evaluada en πt = 0, da como resultado una pérdida marginal de -b). Para valores
pequeños de inflación (πt < b/a), esta afirmación se mantiene. Recién cuando π t = b/a,
el costo de un incremento en la inflación se iguala al beneficio del shock inflacionario
(nuevamente, dadas las expectativas del sector privado πte = t-1πtR).
Por lo tanto, el Gobierno está tentado a engañar al Sector Privado. Supongamos
por un momento que logra engañarlo, de tal manera que πte = 0. El Gobierno minimiza
su función objetivo y al igual que en el caso discrecional obtiene una tasa de inflación
óptima:
Las pérdidas del Sector Privado y del Gobierno en esta situación serán
respectivamente:
La tasa de desocupación en este caso (UtE = Un – b/a) sería menor que la tasa
natural. El Sector Privado resultaría engañado ya que esperaba una tasa de inflación
nula y la misma termina siendo superior (πtE = b/a). Por lo tanto, su pérdida es superior
que en los casos de discrecionalidad y regla simple. En cambio, el Gobierno se
beneficia del engaño y obtiene una “ganancia” (pérdida negativa) de -½ (b2/a). Los
resultados hablan por si solos: no sería racional para el Sector Privado elegir esta
opción, ya que sabría que de elegir πte = 0 el Gobierno estaría tentado a engañarlo
para sacar provecho de esta situación. La tentación del Gobierno por engañar se
puede expresar como la diferencia entre la pérdida que sufre bajo un régimen de regla
simple menos su pérdida en el caso de engañar al sector privado:
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Como se verá más adelante, este resultado solo se puede obtener cuando es
posible engañar al Sector Privado sistemáticamente para que mantenga expectativas
de inflación baja. Sin embargo, esto no puede ocurrir ya que el Sector Privado posee
expectativas racionales y prevé el engaño5. El incentivo a engañar servirá entonces
solamente para indicar qué reglas sin enforcement serán sostenibles y permitirán
alcanzar un resultado de first best (LtPR = LtPD = 0).
Por último, podemos imaginar una situación en la cual el Gobierno realiza una
promesa t-1πtR = 0. Supongamos sin embargo que el Sector Privado no cree la misma
(promesa no creíble) y piensa que el Gobierno está tratando de engañarlo, de tal
manera que elije una tasa de inflación esperada igual a la tasa de inflación del régimen
discrecional:
LtG LtP πt Ut
Engaño LtGE = -½ (b2/a) LtPE = (b/a)2 πtE = b/a UtE = Un – b/a
Regla simple LtGR = 0 LtPR = 0 πtR = 0 UtR = Un
Discrecionalidad LtGD = ½ (b2/a) LtPD = 0 πtD = b/a UtD = Un
Promesa no creíble LtGNC = b2/a LtPNC = (b/a)2 πtNC = 0 UtNC = Un + b/a
5
Por ejemplo, para poder ser engañado el Sector Privado debería poseer expectativas miopes.
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Sector Privado
e
π =0
t πte = b/a
πt = 0 LtGR = 0 LtPR = 0 LtGNC = b2/a LtPNC = (b/a)2
Gobierno
πt = b/a LtGE = -½ (b2/a) LtPE = (b/a)2 LtGD = ½ (b2/a) LtPD = 0
Observando esta tabla, nos podemos dar cuenta que el juego también podría ser
resuelto por eliminación iterativa de estrategias estrictamente dominadas. La
estrategia πt = b/a del Gobierno domina a πt = 0 ya que LtGE < LtGR y LtGD < LtGNC, por lo
tanto al Gobierno le convendría jugar πt = b/a cualquiera sea la decisión que tome el
Sector Privado respecto de πte. Una vez que eliminamos la estrategia πt = 0 como una
posibilidad conveniente para el Gobierno, el Sector Privado sabrá que el Gobierno
elegirá la estrategia πt = b/a (ya que posee expectativas racionales) y elegirá jugar πte
= b/a debido a que LtPD < LtPE. Por lo tanto, [LtGD = ½ (b2/a); LtPD = 0] o bien [πt = b/a; πte
= b/a] es el único equilibrio de Nash de este juego.
2.2 Reputación.
(18) T = LtGR - LtGE = (a/2) π2 – ½ (b2/a) + b2/a - bπ) = (a/2) (b/a – π)2
Para que la regla que promete cumplir el Gobierno sea creíble, el Sector Privado
debe tener un poder de enforcement tal que, si el Gobierno desea engañarlo, pueda
castigarlo aumentando la pérdida que este último sufre. En otras palabras, la pérdida
por la falta de reputación debe ser superior a la tentación que tiene el Gobierno de
engañar al Sector Privado. El enforcement tal como lo definimos será entonces igual a:
(19) F = q (Lt+1GD - Lt+1GR) = q [½ (b2/a) - (a/2) π2] = q (a/2) [(b/a)2 - π2] ; con q = 1/(1+r)
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Por ejemplo, ¿qué pasaría si el Gobierno quisiera adoptar la regla ideal (π = 0)?
En ese caso, con un simple reemplazo nos podemos dar cuenta que dicha regla no
sería implementable cuando 0 ≤ q < 1 (o sea, r > 0) ya que la tentación sería superior
al enforcement:
donde LVPGR es el valor presente de las pérdidas del régimen de reglas, LtGE el valor de
las pérdidas en el caso de engaño en el período t (igual que anteriormente) y L VPGD es
el valor presente de las pérdidas del régimen discrecional (de t+1 en adelante). Esta
ecuación significa que si las pérdidas para el Gobierno derivadas del régimen de
reglas son inferiores a la pérdida que genera engañar en el período t y luego sufrir el
castigo (régimen discrecional) por el resto del juego, entonces el Gobierno cumplirá la
regla.
Suponiendo que el juego se repite en infinitos períodos, el valor presente de las
pérdidas del régimen de reglas y discrecional puede expresarse como:
Operando con esta ecuación, podemos llegar a que la condición para que el
Gobierno cumpla con la regla de política económica será:
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(25) mt - πt = δt
(28) mt = (b/a) + δt
Ahora bien, como ya dijimos suponemos que no hay información privada del
Gobierno, lo cual implica que éste fija la tasa de variación de cantidad de dinero sin
tener en cuenta δt. Por lo tanto, la variación de la cantidad de dinero será:
(29) mt = b/a
(31) πt = (b/a) - δt
(32) πte = b/a
Por último, la tasa de desempleo (que surge de reemplazar en (1)) y la pérdida del
Gobierno (que surge de reemplazar en (2)) serán respectivamente:
(33) ut = un + δt
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La versión del modelo que se plantea en el presente trabajo no es una reproducción exacta de la versión
planteada por Canzoneri en su paper, pero los cambios realizados no modifican las conclusiones de su
análisis. Dichos cambios se hicieron con el objetivo de seguir una misma línea de trabajo con respecto a
los modelos planteados en puntos anteriores sin modificar sus supuestos y estructura elemental.
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(35) δt = st + εt
(36) mt = (b/a) + st
(39) ut = un + εt
(40) L t
DP
= ½ (b2/a) + (a/2) εt2
(41) Et-1(LtDS - LtDP) = (a/2) (σδ2 – σε2) > 0, ya que σδ2 > σε2
Rogoff plantea que a veces los países pueden tener bancos centrales
benevolentes que intentan maximizar una función de bienestar representativa de las
preferencias de la sociedad. Los países con bancos centrales de este tipo podrían
poseer tasas de inflación sistemáticamente altas, con lo cual el Gobierno podría
mejorar la situación nombrando un banquero central “conservador” que le asigne
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El banquero central en cambio tendrá una función de pérdida similar a esta, pero
con un mayor peso asignado al término que representa la pérdida generada por el
nivel de la tasa de inflación (el primer término). Representaremos ese mayor peso con
un parámetro d, de tal manera que la función objetivo del banquero central
“conservador” será:
(44) LtBC = [(a+d)/2] πt2 – (b/2) (πt - πte + vt)2 ; con d > 0
(46) πt = [b/(a+d-b)] vt
La tasa de inflación será entonces una función del shock de oferta que observa el
banquero central. Si el banquero central (y en este caso también la sociedad, ya que
hemos supuesto que los parámetros a y b son los mismos que en la función del
Gobierno representativa de las preferencias sociales) le da mayor peso a las sorpresa
inflacionarias para lograr un mayor nivel de actividad, la tasa de inflación aumenta. Si
la sociedad obtiene mayores pérdidas por tasas de inflación elevadas (mayor a), la
tasa de inflación será menor. Por último, cuanto mayor peso asigne el banquero
7
Si dicha esperanza fuera positiva, el Sector Privado esperaría una tasa de inflación negativa (deflación).
Si fuera negativa, esperaría una tasa de inflación positiva. Esto se puede observar fácilmente
reemplazando en la ecuación (45) por Et-1(vt) ≠ 0 (positivo o negativo según el caso) una vez aplicada Et-1
sobre ambos miembros de dicha ecuación.
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central a las pérdidas por tasas de inflación más elevadas respecto de la sociedad
(mayor d), menor será la tasa de inflación.
La tasa de desempleo bajo este esquema será:
(47) ut = un – [(a+d)/(a+d-b)] vt
(49) LtBC = (a/2) πt2 + (b/2) ut2 - Tt = (a/2) πt2 + (b/2) (un - πt + πte - vt)2 - Tt
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También podría interpretarse como la remuneración que recibe el banquero central si cumple con la
meta de inflación acordada.
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(54) πt = (b/a) vt
(55) Tt(πt) = Tc – b un πt
A medida que el Sector Privado observe buen comportamiento del Gobierno (πt =
0), irán aumentando la probabilidad que asignan a que el Gobierno sea tipo 1 de
acuerdo a la siguiente regla:
Nótese que si 0 < αt < 1 y 0 < þt < 1, entonces αt+1 > αt (el Sector Privado irá
incrementando la probabilidad que asigna a que el Gobierno sea de tipo 1 a medida
que el Gobierno vaya eligiendo πt = 0).
Planteamos una función de pérdida del Gobierno igual a la ecuación (2) del
apartado 2.1. Entonces la tasa de inflación que minimiza la función objetivo del
Gobierno es:
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En esta sección seguimos a Barro (1986). Se puede consultar una explicación más detallada de lo que
veremos en este apartado en este trabajo.
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Para obtener la tasa de inflación esperada, igualamos la tentación por engañar con
el enforcement10:
(65) αt = [(1+r)/2]T+1-t
(66) pt = { [(1+r)/2] – [(1+r)/2]T+1-t }/{ 1 - [(1+r)/2]T+1-t }
(67) t* = T + 1 – log(α0)/log[(1+r)/2]
10
Para una demostración detallada de cómo llegar a esta ecuación, ver Barro (1986), apartado 3.
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Ver Barro (1986), apartado 4.
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Ver Barro (1986), apartado 4.
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Todos los modelos revisados en la sección anterior suponen que el Sector Privado
posee expectativas racionales. Alguno introduce pequeñas modificaciones tendientes
a “relajar” este supuesto ya que el Sector Privado no conoce parte de la información
relevante del modelo (por ejemplo, en el modelo de Canzoneri no conocen la
estimación de la demanda de dinero del Gobierno). El modelo de Barro-Gordon es
criticado por varios motivos, dos de los cuales son que explica una tasa de inflación
positiva constante pero que no se acelera (no explicaría una situación con aceleración
en la tasa inflacionaria tipo hiperinflación) y que postula una inflación elevada (debido
a que el Gobierno es incapaz de comprometerse a mantener una inflación baja)
cuando en realidad en el momento en que se dio a conocer el mundo estaba viviendo
una desinflación13. Lo que intentaremos hacer de aquí en adelante es reproducir un
esquema similar al de Barro-Gordon, pero modificando el carácter racional del Sector
Privado y por ende las reglas bajo las cuales determina su comportamiento, con el
objetivo de buscar algunas respuestas a estas dos críticas.
En principio supondremos que el Gobierno no modificará su forma de comportarse
y enfrentar sus decisiones de política económica. Supondremos que sigue
determinando la tasa de inflación directamente (o bien que tiene algún instrumento que
le permite controlarla perfectamente). El Gobierno minimiza intertemporalmente su
función de pérdida, que en principio supondremos tiene la misma forma que la
ecuación (2) planteada por Barro y Gordon en su modelo original. También
suponemos una curva de Philips como la (1).
Por otro lado, el Sector Privado en lugar de minimizar una función de pérdida que
lo lleve a optimizar en πt = πte, ajustará la tasa de inflación esperada de acuerdo a un
esquema de expectativas adaptativas con la siguiente forma:
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Ver Blinder (1998). Vale aclarar que esta crítica es válida solo si los parámetros clave del modelo son
constantes.
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(70) πt = b/a
El resultado (y por ende las conclusiones) que obtengamos de este modelo simple
dependerán básicamente de las condiciones iniciales que supongamos, esto es, de
π0e; de dichas condiciones iniciales dependerá el valor que tome la constante A.
El período 0 marca el inicio de las interacciones entre Gobierno y Sector Privado
bajo este esquema. Antes del período 0 suponemos que no hay historia alguna en la
cual el Sector Privado pueda basar su formación de expectativas, con lo cual decidirá
un valor arbitrario que supondremos determinará en base a si cree o no que el
Gobierno ejecutará una política de inflación 0 en dicho período. Como no hay historia
antes del período 0, no parece ilógico en principio suponer que el Sector Privado no
desconfía del Gobierno (algo así como suponer “todo Gobierno es inocente hasta que
se demuestra lo contrario”)14 y que por ende escoge una tasa de inflación esperada
igual a cero. Esta será la primera condición inicial que supondremos.
Suponiendo π0e = 0 y reemplazando por t = 0 en (72), obtenemos que A = -b/a.
Con lo cual la ecuación (72) se transformaría en:
Obtenida esta solución particular para π0e = 0, podemos tener varias trayectorias
de πte a lo largo del tiempo, pero sabemos que el Gobierno fijará πt = b/a en cada
período t. El Sector Privado irá modificando sus expectativas de acuerdo a esta tasa
de inflación efectiva. La trayectoria que seguirá πte (y por ende la trayectoria que
seguirá la economía) dependerá del valor que tome α. Resumimos los resultados en el
siguiente cuadro:
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Téngase en cuenta además que el Sector Privado no conoce el problema de optimización del Gobierno,
sino elegiría como condición inicial la tasa de inflación que establece el Gobierno.
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(75) πt = un + πte
Por otro lado, el Sector Privado forma expectativas con la ecuación (68) como en
el punto anterior. Si en dicha ecuación reemplazamos la inflación observada por el
Sector Privado por la obtenida en (75), llegamos a la siguiente ecuación en
diferencias:
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Resolvemos dicha ecuación (que tendrá una parte homogénea y una particular) y
obtenemos la trayectoria que seguirán las expectativas de inflación del Sector Privado:
(77) πte = A + α un t
(78) πt = un + A + α un t
Ahora bien, el supuesto que hagamos sobre π0e determinará qué tipo de
trayectoria observaremos tanto en la inflación esperada como en la inflación efectiva.
Con los mismos argumentos que en el apartado 3.1, supongamos que se parte de una
inflación esperada igual a cero. Variando los valores que tomen la tasa natural de
desempleo y el parámetro con que el Sector Privado ajusta sus expectativas,
tendremos distintas trayectorias. El siguiente cuadro resume las situaciones que se
pueden dar bajo estos supuestos y bajo distintos valores de dichos parámetros (en
todos los casos suponemos un > 0):
Comportamiento πt Descripción
α un > 0 Monótono divergente
Inflación creciente, sorpresas inflacionarias todos los
(α > 0) períodos
α un = 0 Convergente en un En t = 0 sorpresa inflacionaria, en t = 1, 2, ,,, la tasa de
(α = 0) período inflación efectiva y esperada son cero
α un < 0 Alternancia de tasas de inflación positivas y negativas,
Oscilante divergente
(α < 0) sorpresas desinflacionarias todos los períodos
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πt 45º
πte Dinámica
π e
“hiperinflacionaria”
0
πt
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Universidad Nacional de La Plata, www.depeco.econo.unlp.edu.ar/trabdoce.
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