Vous êtes sur la page 1sur 39

UNIVERSIDAD DE ACONCAGUA

ESCUELA DE DERECHO

LA ACUSACION CONSTITUCIONAL EN
CHILE.
DERECHO CONSTITUCIONAL I

Autores: Eileen Seguel


Parra

Luzmila
Muñoz Fernandois

Eduardo
Greenhill González

Profesor: Vicente
Villarroel.
Otoño, Mayo 2011.-

Índice

Materia página

Introducción 03

1- Antecedentes generales: Mecanismo de Control y Contrapeso


05

2- Antecedentes Históricos 037

3- Nociones teóricas 09

4- Antecedentes Chilenos 12

5- La Acusación Constitucional 14

6- Procedimientos de una A. Constitucional 17

7- A.C bajo imperio constitución de 1980 21

Conclusiones 36

Fuentes Bibliográficas 37
INTRODUCCIÓN.

El tema escogido para nuestra investigación y disertación en la


asignatura de Derecho Constitucional I, es La ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL
EN CHILE.

Para dilucidar la motivación a investigar se iniciará por declarar que es un


gran tema en nuestra democracia: lo es y lo ha sido en el transcurso de la
historia, porque este procedimiento encarna y ejemplifica con su existencia, lo
mejor de la sociedad: resolver diferencias en paz social. Sin lugar a dudas, las
alumnas y el alumno ansían aprender y es, esta actitud la que va casi siempre
ligada al deseo de beneficiar a las personas cuyas esperanzas y sueños
personificarán más temprano que tarde.
No menor es decir, que por estos días se ha vuelto un tema de
actualidad nacional, y con ello, es posible constatar que las instituciones
funcionan y con él, todo el ordenamiento jurídico.

El trabajo inicia y se remontará en la historia en busca de las fuentes, y


relación con procedimientos similares a nivel internacional. Posteriormente
indagaremos en la legislación chilena, acerca de requisitos de forma y de fondo
para su pertinencia; el documento hará referencia a quienes pueden realizar la
acusación, cómo se formula, y apoyados de referencias teóricas y distintos
autores se entregaran antecedentes que permitan adquirir una postura
informada y seria frente a la duda académica :esta acusación es de carácter
administrativo o es de carácter político y en base a esto obtener una conclusión
satisfactoria.

Se concluirá con la presentación de los dos casos recientes y


contemporáneos: la Acusación Constitucional dirigida a la señora Ministra de
Educación en el año 2008, Yasna Provoste y la acontecida frente a la señora
Intendenta de Concepción Jaqueline Van Rysselberge en 2011.

Como alumnas/o se tiene una insaciable curiosidad por los


acontecimientos de la época en que vivimos y seria un orgullo entregar
elementos que sirvieran de bases a debates, poner los hechos en tela de juicio,
de modo que aportáramos a la construcción de la universidad y del ser
Abogado.
Índice
Materia página
8-Introducción
02
9- Mecanismo de Control y Contrapeso
05
10-Antecedentes Generales
03
11-
1- Antecedentes generales:

2- Mecanismo de control y contrapeso.

Antecedentes generales

Los sistemas presidenciales latinoamericanos tienen sus raíces en el diseño


estadounidense que limita y equilibra el poder dividiéndolo. La idea es que
según escribieron los Padres Fundadores, los hombres no son ángeles, y por
lo tanto, al diseñar un gobierno que debe ser administrado por hombres sobre
otros hombres, primero se debe capacitar al gobierno para que controle a los
gobernados. Pero a continuación deben generarse mecanismos para controlar
el poder del gobierno. El que ejerce el pueblo al elegir a sus representantes no
basta, por lo que es necesario establecer una institucionalidad que permita el
control entre elecciones.

En este sentido, el principio de separación y división de poderes brinda


incentivos y eficacia para que el Legislativo controle al Ejecutivo. Por lo tanto,
en los sistemas presidenciales el Legislativo tiene tres funciones básicas:
representar al electorado, legislar y controlar las esferas de poder.

La acusación constitucional es un procedimiento del cual conocen las dos


cámaras del Congreso Nacional, por expreso mandato constitucional. Siendo la
cámara de Diputados quien debe dar a conocer la acusación constitucional y
el Senado es quien se encarga de determinar la culpabilidad o inocencia de
dicha acusación.

La finalidad de la acusación, en palabras del profesor Humberto Nogueira es


de contener el abuso o desviación de poder de las personas o autoridades
acusables, resguardar y garantizar el orden institucional de la republica
democrática y los derechos esenciales de las personas y cuerpos intermedios
de la sociedad, en cuanto garantía propia del Estado de Derecho y mecanismo
de control ínter orgánico de base constitucional.

TIPOS DE CONTRO LEGISLATIVO EN AMERICA


LATINA

DESTITUCION POR
ACUSACION VOTO DE CENSURA

BRASIL URUGUAY

BOLIVIA BOLIVIA

ARGENTINA GUATEMALA
CHILE VENEZUELA

EL SALVADOR COSTA RICA

MEXICO PERU

COLOMBIA COLOMBIA

PARAGUAY PARAGUAY

COSTA RICA

ECUADOR

FUENTE: BASADA EN LA OBSERVACION DEL PODER


LEGISLATIVO AMERICA LATINA

JUICIOS POLITICOS CONTRA LOS MINISTROS DE


ESTADO

DESTITUCION
AUTOMATICA DECISIÓN DEL PRESIDENTE

ARGENTINA BOLIVIA

COLOMBIA COSTA RICA

CHILE ECUADOR (1998-2011)

ECUADOR
(1979-1998) EL SALVADOR

MEXICO PARAGUAY

BRASIL

FUENTE: ALCANTARA Y SANCHEZ 2001


2 -Antecedentes históricos de la Acusación Constitucional

a)-Juicios de residencia Español

Fueron juicios aplicados por los reyes de España en contra de las autoridades
residentes en los reinos de las indias que ejercían funciones gubernamentales,
administrativas, judiciales y municipales. Este era un juzgamiento de carácter
político que tenía por objeto defender los derechos de los nacidos en los reinos
españoles y castigar a autoridades reales que hubieren cometido abusos o
excesos. Este juicio podía terminar con sanciones de diversa índole, como
multas, prisión o destierro.

b)-Impeachment Inglés / Impeachment de los Estados Unidos

El Impeachment es una institución que es característica del derecho


anglosajón o common law, mediante el cual se puede procesar a una alta
autoridad pública para hacer efectiva su responsabilidad frente a graves faltas.

La institución británica se originó en 1376, practicándose en contra de los


funcionarios de la corona. El juicio político inglés acarreaba sanciones
administrativas e incluso penales. Luego, naturalmente, esta acusación se
ejerció en la época de las colonias norteamericanas en contra de las
autoridades de la corona inglesa. Al momento de la independencia de los
Estados Unidos esta institución fue asumida dentro de la Constitución de este
país del año 1787. En esta carta se resolvió que la cámara de representantes
sería la encargada de presentar acusaciones oficiales, en tanto el senado seria
el tribunal encargado de juzgarlas. Estas acusaciones se refieren al abuso o
violación de un cargo público efectuado por un hombre público (a excepción de
los miembros del congreso).

Se vio como lógico que ambas cámaras conocieran del Impeachment debido a
la legitimidad de sus miembros, quienes eran representantes de la nación
elegidos democráticamente por medio de elecciones.

Así, esta institución pasa con algunas adaptaciones a los Estados


latinoamericanos durante la primera mitad del siglo XIX. A lo que respecta a
Chile, todas las constituciones chilenas que, desde 1828 han regulado la
institución en estudio, lo han hecho tomando como principal modelo a la
Constitución de los Estados Unidos de 1787, con excepción de los primeros 40
años de vigencia de la de 1833 que se hace más parecida al modelo inglés.
Esta situación ha sido posible porque Chile y EE.UU. han tenido y tienen un
régimen similar.

3- Nociones Teóricas de la Acusación Constitucional

La Acusación Constitucional, en cuanto a su naturaleza y el tipo de


responsabilidad que persigue en ella, ha sido un tema bastante discutido dentro
de la doctrina nacional entre los cuales destacaremos dos puntos de vista:
a.- Según Daniel Schweitzer, la Acusación Constitucional es una institución
constitucional de naturaleza política y administrativa, independiente del
pronunciamiento jurisdiccional eventual que corresponda a los tribunales
ordinarios de justicia. Según este autor, lo que juzga el Congreso solo es el
aspecto político, ya que el verdadero juzgamiento o conocimiento del asunto
siempre debe corresponder a los tribunales de justicia. Destaca que su
naturaleza es político-administrativa porque:

1.- Está prevista para los funcionarios de la más alta jerarquía


administrativa y política.

2.- Quienes se pronuncian sobre la acusación son las dos ramas del

Congreso, los cuales son órganos esencialmente políticos.

3.- En el caso que se apruebe la acusación constitucional, existe una


sanción de carácter política, la cual es la destitución y como consecuencia de
esto sobreviene con independencia un eventual juicio penal o civil.

4.- La acusación constitucional no es un verdadero juzgamiento ya


que versa exclusivamente sobre las materias que establece la Constitución y
solo puede afectar a autoridades que señala la misma y trata sobre materias de
derecho público de índole administrativa, que es diferente a las materias de
derecho común que son conocidos por los tribunales ordinarios. Así, no se
buscaría responsabilidad civil, como tampoco penal de la autoridad acusada en
una acusación constitucional.
…b.- Según la visión de los profesores Verdugo, Nogueira y Pfefer la
acusación constitucional “es aquel juicio político jurídico que se concreta contra
autoridades o altos funcionarios del Estado por actos propios del cargo que
desempeñan. La acusación constitucional hace efectiva una responsabilidad
mixta que tiene rasgos jurídicos y políticos por los ilícitos constitucionales
establecidos taxativamente en la Carta Fundamental, los cuales pueden estar
constituidos por infracciones a la constitución o a las leyes, abusos de poder y
delitos, dependiendo de las causales especificas en cada caso”. Así mismo, la
sanción prevista para el funcionario que el Senado declara culpable consiste en
la destitución del cargo y la inhabilitación del derecho político de ocupar cargos
públicos. Siendo la acusación constitucional un procedimiento de carácter mixto
(jurídico-político) su naturaleza y objetivos los hacen diferentes a los
procedimientos ordinarios, además la competencia para conocer estos juicios
se le otorga al Congreso con el fin de mantener al poder judicial al margen de
temas políticos.

Cabe destacar que los autores anteriores distinguen de manera tajante la


responsabilidad constitucional de la responsabilidad política, propia de un
régimen parlamentario. La acusación constitucional se trata de una institución
dentro del régimen presidencialista chileno, que por lo mismo lleva a descartar
la existencia de responsabilidad política, propia de un régimen parlamentario.
Esta última consiste en el desacuerdo de opiniones existente entre el
Parlamento que ha generado un gabinete y el gabinete mismo, y se manifiesta
como revocación del poder en virtud de la pérdida de confianza (es una
discrepancia política sobre el rumbo de la acción gubernamental).
En suma, la acusación constitucional es una institución consagrada en la
Constitución que busca hacer efectiva la responsabilidad de las más altas
autoridades del Estado por haber cometidos ilícitos señalados en la Carta
Fundamental, la cual está a cargo tanto de la Cámara de Diputados que
presentan y dan lugar a las acusaciones, así como el Senado, el cual conoce de
la acusación y decide sobre ésta, actuando como jurado. Las sanciones que
acarrea esta acusación (si la autoridad es declarada culpable) son la destitución
del cargo y la imposibilidad de ocupar cargos públicos durante un periodo de 5
años, sean o no de elección popular. La decisión del Senado tiene el carácter
jurisdiccional de sentencia de única instancia. (Luego corresponde la etapa
judicial, en donde conocen los tribunales ordinarios de justicia para hacer
efectiva las posibles responsabilidades civiles y penales en que haya incurrido
la autoridad acusada).

4- ANTECEDENTES CHILENOS

LA ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL CONTRA INTENDENTES CONSTITUYE


UNA PRÁCTICA CONSTITUCIONAL CONSTANTE EN NUESTRO
ORDENAMIENTO CONSTITUCIONAL DESDE EL SIGLO XIX.

Tanto bajo la Constitución de 1833, como bajo la Constitución de 1925, y desde


el año 1990 en adelante, bajo el imperio de la actual Constitución, se han
presentado acusaciones contra intendentes.

Durante la Constitución de 1833, se presentaron cinco acusaciones


constitucionales:

1850 Intendente de Aconcagua, José Manuel Novoa

1858 Intendente de Concepción Adolfo Larenas

1864 Intendente de Aconcagua José Pérez Mascayano

1864 Intendente de Colchagua, Ángel Prieto y Greg

1876 Intendente de Valparaíso Francisco Echaurren Huidobro

Durante la Constitución de 1925, se presentaron ocho acusaciones


constitucionales contra intendentes:

1972 Intendente de Concepción Vladimir Chávez Rodríguez

Intendente del Bío Bío Federico Wolf Álvarez

Intendente de Santiago, Alfredo Joignant Muñoz

1973 Intendente de Santiago, Jaime Faivovic Waissbluth


Intendente de Valparaíso, Carlos González Márquez

Intendente de Ñuble, Luis Quezada Fernández

Intendente de Talca, Francisco Reyes Álvarez


Intendente de Concepción, Fernando Álvarez Castillo

Durante la vigencia de la Constitución de 1980, se han presentado tres


acusaciones contra intendentes.

2002 Intendente de la Región Metropolitana, don Marcelo Trivelli;

2004 Intendente subrogante de la V Región, don Iván de la Maza;

2010 Intendenta de la Región de Atacama Ximena Matas Quilodrán

Así, el Congreso Nacional ha tenido la oportunidad de conocer y pronunciarse,


en nuestro devenir de Estado de Derecho y de Estado Constitucional, respecto
de diversas acusaciones constitucionales contra Intendentes, por distintas
causales taxativamente señaladas en los respectivos textos constitucionales,
desde la Constitución de 1833 hasta el presente.

5- LA ACUSACIÓN CONSTITUCIONAL.

La facultad de imponer sanciones jurídico políticas por parte del Congreso


Nacional a través de la acusación constitucional, denominado también juicio
político, es una facultad privativa y discrecional de dicho órgano constitucional,
dentro de los límites que derivan de la propia Constitución, del principio de
razonabilidad y proporcionalidad, como asimismo del respeto de los derechos
fundamentales y del debido proceso.
Mediante la acusación constitucional, un grupo de parlamentarios formula la
imputación de que una autoridad incurrió, con sus acciones u omisiones, en
ejercicio de su cargo, en una causal que justifica su remoción.
Como es usual en el derecho constitucional latinoamericano, la acusación
constitucional denominado también juicio político, con algunas matizaciones, es
aquel que permite iniciar un procedimiento a los funcionarios enumerados en el
texto constitucional respectivo, en razón de las infracciones constitucionales,
abusos o desviaciones de poder, delitos o "faltas políticas" cometidas en el
ejercicio de sus funciones, con la finalidad como señala Paulo Broussard en
Brasil, de "retirar del poder de quien hace mal uso de él e impedir que [...]
pueda ser reinvestido de poder en el futuro." (Broussard, Paulo. O
impeachment. Editora Saraiva. 2da. Ed, 1992. p. 77). Al respecto, el distinguido
tratadista Germán Bidart Campos, en Argentina, refiere que "se lo denomina
juicio "político" [...] porque no es un juicio penal; en él no se persigue castigar
sino separar del cargo; no juzgar un hecho como delictuoso, sino una situación
de gobierno como inconveniente para el Estado" (Manual de Derecho
Constitucional Argentino. Ediar., 1986. p. 612)". En la misma perspectiva se
pronuncian los distinguidos constitucionalistas mexicanos Héctor Fix-Zamudio y
Salvador Valencia Carmona, los cuales precisan que el juicio político se
caracteriza por su desarrollo en sede parlamentaria y ser un procedimiento de
enjuiciamiento de altos funcionarios públicos con “la consecuencia, de que el
fallo condenatorio únicamente implica la destitución e inhabilitación del
responsable, el cual posteriormente, si su conducta está tipificada penalmente,
puede ser sometido a un proceso ante los tribunales ordinarios” (Derecho
Constitucional Mexicano y Comparado, Ed. Porrúa, 2005, p. 728 – 729). José
Korseniak en Uruguay considera que las consecuencias de la acusación
constitucional, cuando la decisión es condenatoria, son dos: “separar del cargo
al gobernante enjuiciado, que queda sujeto a juicio conforme a la ley, lo que
significa su pase a la justicia ordinaria. El primero de los efectos tiene el
contenido de una destitución” (Primer curso de derecho público. Derecho
constitucional. Cuarta edición. Ed. Fundación de Cultura Universitaria,
Montevideo, 2008, p. 508).
La finalidad que se persigue con la acusación constitucional en Chile es, en
general, la misma, que en los demás Estados latinoamericanos, consistente en
que la Cámara de Diputados declare ha lugar la acusación y el Senado se
pronuncie sobre su culpabilidad por la infracción jurídica respectiva. Conforme a
los términos constitucionales, "por la declaración de culpabilidad, queda el
acusado destituido de su cargo" además de quedar inhabilitado para el
desempeño de funciones públicas, sean o no de elección popular, por el
término de cinco años (artículo 53 N° 1, inciso 4° de la Constitución).
La acusación exige la imputación de una determinada conducta a la autoridad
respectiva, ya sea por infracciones constitucionales, abusos o desviaciones de
poder, violaciones de derechos fundamentales o la comisión de determinados
delitos. Esta acusación debe basarse en hechos claros y precisos y enmarcarse
en la o las causales que para cada persona o autoridad pasible de acusación la
Constitución establece.
Respecto de los intendentes y gobernadores, que es la situación que nos
corresponde considerar, la Constitución establece dos causales: la infracción de
la Constitución y la comisión de ciertos delitos ("traición, sedición, malversación
de fondos públicos y concusión") (art. 52 N° 2, letra e)).
La acusación constitucional es así un mecanismo reglado de remoción.
Primeramente, porque la Constitución establece quiénes pueden acusar,
quiénes pueden ser acusables y por qué causales, en qué plazo y con qué
quórum de respaldo. El texto constitucional determina las funciones y
atribuciones que les corresponden a la Cámara de Diputados y al Senado. La
Cámara debe determinar "si han o no lugar las acusaciones que no más de diez
ni menos de veinte de sus miembros formulen" contra las personas acusables
(art. 52 N° 2, inciso 1°); el Senado, en cambio, debe resolver "si el acusado es o
no culpable del delito o infracción o abuso de poder que se le imputa" (art. 53
N° 1 inciso 3°).
La Ley Orgánica del Congreso, por mandato de la Constitución (art. 52, N° 2,
inciso 2°) configura y complementa el procedimiento determinado
constitucionalmente y precisa las garantías del acusado. Estas establecen la
necesidad de notificar la acusación constitucional (art. 39), la de la persona
acusada de concurrir a hacer personalmente su defensa o presentarla por
escrito en el procedimiento desarrollado ante la Cámara (art. 39), solicitar que la
Sala de la Cámara no admita la acusación a trámite (art. 43) e intervenir durante
la votación en la Cámara (art. 45). También dicha ley establece que la
acusación debe votarse, separadamente, de acuerdo a los capítulos que
contenga la acusación constitucional (art. 51).
La acusación se presenta por acciones u omisiones que la autoridad acusada
haya realizado en el ejercicio de la función pública de que se encuentra
investido.

46.- Procedimiento de una Acusación Constitucional.

a) En la Cámara de Diputados
Según el artículo 52 Nº 2 de la C.P.R los Diputados tiene la atribución
exclusiva de: “De formular una acusación esta tiene que cumplir con un primer
requisito; que no sean menos de diez ni más de veinte de sus miembros los
formulen la acusación en contra de las autoridades que ese mencionaran más
adelante”. La fijación de un número máximo y mínimo de parlamentarios que
pueden presentar una acusación: el mínimo se fijó para evitar las acusaciones
temerarias, sin fundamento y que no tengan un mínimo de representatividad (se
fija para una interposición “seria” de la institución en estudio). El máximo de 20
diputados evita que la acusación al momento de su formulación cuente ya con
el acuerdo de la mayoría de la Cámara, pudiendo así evitarse un análisis
prudente y un debate acorde con la seriedad de la instancia. (Provocándose de
ese modo que se encuentre culpable al acusado en el momento mismo de la
interposición de la acusación).

Sin desmedro a lo anterior la Cámara de Diputados mediante un


sistema de sorteo escogerá a cinco Diputados que verán en conciencia la
Admisibilidad de la acusación para que esta proceda y sea conocida y juzgada
por El Senado. Tenemos que tener muy en cuenta y saber diferenciar entre
Formular una acusación constitucional y que esta sea acogida para su
discusión.

En cuanto a las personas que pueden ser objeto de una acusación


constitucional, estas se encuentran taxativamente señaladas en el Art. 52 nº 2
de la CPR, y estos son:

1. El Presidente de la República.
2. Los ministros de Estado.
3. Los magistrados de los Tribunales superiores de Justicia y del Contralor
General de la República.
4. Los generales o almirantes de las instituciones pertenecientes a las
Fuerzas de la Defensa Nacional; y
5. Los intendentes y gobernadores.
La Constitución expresa también taxativamente las causales por las
que puede ser acusada una autoridad pública, y serán solo estas (causales) las
que podrán invocar los Diputados para los efectos de llevar adelante una
acusación.

Al tratar esta clase de una acusación en contra de un ministro de Estado, es


pertinente solo ver las causales específicas para este caso en concreto, y estas
son:

• Haber comprometido gravemente el honor o la seguridad de la Nación:


Se afecta el honor de la Nación cuando se pone en tela de juicio o se
disminuye la reputación, la imagen y el buen nombre de la Nación ante la
comunidad internacional. En tanto la seguridad de la Nación es aquel
estado de vida de la sociedad política en que se respetan, garantizan y
promueven los derechos de todas las personas y cuerpos intermedios
en la concreción del bien común, la garantía de la integridad territorial y
el normal funcionamiento de las autoridades constituidas dentro del
sistema democrático.

• Infringir la Constitución o las leyes:


Son transgresiones cometidas por las autoridades en contra de los
bienes jurídicos contenidos tanto en la ley como en la Constitución. En el
caso de los ministros, no se requiere que esta infracción sea abierta o
evidente, tal y como ocurre en el caso del Presidente de la Republica.

• Por dejar la Constitución y las leyes sin ejecución:


Procede cuando una autoridad no realiza las acciones o deja sin efecto
los mandatos expresos de las leyes y/o la Constitución.
• Por los delitos de traición, concusión, malversación de fondos públicos y
soborno:
Traición es el delito de falta de fidelidad o lealtad a la patria, actuar en
contra del honor, seguridad e independencia de la Nación; Concusión es
la acción arbitraria de un funcionario realizada en beneficio propio;
Malversación de fondos públicos es el uso de fondos públicos en
inversiones ilícitas, en cuanto diferentes de los destinados por la ley; y
Soborno, el cual es la corrupción con dadivas para conseguir de una
persona alguna determinada cosa.

La tramitación de la acusación en la Cámara de Diputados normalmente


contempla las siguientes fases:

Presentación de la acusación por escrito: esto siempre debe que


ser así y no se tomaran en cuenta las hechas a viva voz. Se tendrán por
presentadas desde el momento que se da cuenta de ellas en la Cámara de
Diputados.

1) Control formal, si cumple con los requisitos del Art. 52 (si es una de las
autoridades mencionadas o si esta es acusada por una de las causales
expresamente indicadas en la constitución); solicitud de informe al
acusado y nombramiento de una comisión informante de la misma, lo
que se hace por sorteo sin que la integran los acusadores
2) Presentación del informe de la Comisión y del acusado
3) Discusión y votación.

Para declarar que ha lugar la acusación constitucional en contra de


un ministro de Estado, se requiere el voto de la mayoría de los diputados
presentes. Una vez aprobada la acusación, la Cámara de Diputados debe
informar de este hecho al acusado, así como también al Senado. Además debe
nombrar una comisión de tres diputados para que prosiga la acusación ante el
Senado.

b) En el Senado

Según el Art. 53 nº 1 de la C.P.R. son atribuciones exclusivas del


Senado: “Conocer de las acusaciones que la Cámara de Diputados entable
con arreglo al artículo anterior. El Senado resolverá como jurado y se limitará a
declarar si el acusado es o no culpable del delito, infracción o abuso de poder
que se le imputa.”

Luego de aprobada la acusación por la Cámara, el Senado debe citar


al acusado y a la comisión de diputados designada para formalizar y proseguir
la acusación a cada una de las sesiones que se celebre para tratarla.

En una sesión especial se votara cada capítulo acusatorio que


compone la acusación, por separado. Se entiende por capitulo acusatorio el
conjunto de los hechos específicos que a juicio de la Cámara de Diputados
constituyan cada uno de los delitos, infracciones o abusos del poder que según
La Constitución, autorizan para interponerla (fundamentos de hecho y de
Derecho).

El Senado para efectos de la acusación, resuelve el asunto como


jurado, por lo que aprecia la prueba y falla en conciencia y solamente se limitará
a declarar si el acusado es culpable o no del delito, infracción o abuso de poder
que se le imputa.

Para encontrar culpable a un ministro de Estado, es necesario el voto


de la mayoría de los Senadores en ejercicio. El efecto de la declaración de
culpabilidad de la autoridad es la destitución del cargo y no podrá desempeñar
ningún cargo público por un periodo de 5 años, sea este o no de elección
popular. Cabe destacar que basta que se encuentre culpable a autoridad en los
hechos presentados de un solo capitulo acusatorio para que se destituya de su
cargo.

Para finalizar, el Senado remite todos los antecedentes a los


tribunales ordinarios de justicia para que conozcan acerca de la posible
responsabilidad penal y/o civil de la autoridad, si corresponde.

76.-Acusaciones constitucionales bajo imperio Constitución


19802005.

En el presente punto daremos a conocer dos casos verídicos y


contemporáneos; el primero prosperó y el segundo quedó solo en la etapa de
presentación.

a) Acusación Constitucional a la Ex Ministra de Educación Yasna


Provoste. (Trabajaremos con la acusación en si en su origen y enunciaremos
los cinco capítulos de la acusación haciendo hincapié en el capítulo que
prosperó y solo enunciando los otros cuatro)

Esta acusación constitucional fue presentada por 10 Diputados de la Alianza


por Chile, en el contexto de una polémica surgida por la publicación de
información proveniente de la Contraloría General de la República contenida en
evaluaciones de fiscalizaciones anuales hechas por ese organismo. En esta se
afirmaba “que no se sabía el destino o paradero” (que se le había perdido el
rastro) de más de 260 mil millones de pesos de cuentas bancarias del ministerio
de educación, por conciliaciones mal hechas con los bancos o por desordenes
administrativos y financieros del MINEDUC.
La causal invocada para la acusación fue “haber dejado la
constitución y las leyes sin ejecución.” Según los Diputados, la ministra
dejo de ejecutar o derechamente infringió, entre otras, las siguientes
disposiciones:

• Ley 18.575 de Bases Generales de Administración del Estado


(LOCBGAE)
• D.F.L. Nº 2 de 1996 sobre subvención del Estado a establecimientos
educacionales.
• Ley 18.834 sobre Estatuto Administrativo
• Ley 18.956 sobre reestructuración del Ministerio de Educación.

 Capítulo Acusatorio 1º: “No corrección de las graves infracciones e


irregularidades cometidas por la Secretaria Regional Ministerial de
la Región Metropolitana, en materia de recursos públicos”

En términos generales, este capítulo trata acerca de los desordenes


administrativos y financieros en las cuentas bancarias que mantiene el
Ministerio de Educación a través de la SEREMI Metropolitana. Las
conciliaciones bancarias desordenadas, o simplemente mal hechas, dejaban la
incertidumbre acerca del paradero de $262 mil millones destinados a la
subvención de establecimientos educacionales.

Más allá de las irregularidades e infracciones en que incurrió el


ministerio, lo que se le imputa a la señora Provoste es el hecho de haber tenido
conocimiento oportuno de esta situación y no haber hecho nada en concreto
para remediar el problema, dejando de esa forma sin ejecución los mandatos de
ley que le encomienda a los ministros corregir estas irregularidades.
Antecedentes de Hecho:

En el marco del plan anual de fiscalización, tarea llevada a cabo por la


Contraloría General de la República durante el año 2005, dicho organismo llego
a la conclusión en el informe redactado el año 2006 (para el periodo del año
anterior), que se adoptaran una serie de medidas destinadas a corregir el
incumplimiento de la normativa de los procedimientos contables establecidos
por la contraloría y además mando que se efectuaran las conciliaciones de las
cuentas corrientes de la SEREMI de la región metropolitana. La contraloría llega
a estas conclusiones debido a la existencia de cheques caducados,
documentos con deficiencias en su emisión y por determinarse que las
conciliaciones bancarias no se encontraban al día y no existía plena certeza del
destino de los egresos de la cuenta de subvenciones para establecimientos
educacionales.

Aclaración: La conciliación bancaria es la tarea de cotejar las anotaciones que


figuran en las cartolas bancarias con el libro banco a los efectos de determinar
si existen diferencias y, en su caso, el origen de las mismas. La conciliación
permite verificar la igualdad entre las anotaciones contables y las constancias
que surgen de los resúmenes bancarios, efectuando el cotejo mediante un
básico ejercicio de control, basado en la oposición de intereses entre la
institución y el banco. Al carecer de la conciliación se produce un desorden
financiero y administrativo, por cuanto la entidad no tiene certeza acerca de los
dineros disponibles, como tampoco del destino de estos mismos, es decir, se
pierde el control de los depósitos, los giros y pagos de cheques y otros cargos y
abonos efectuados por el banco.

La conciliación bancaria permite determinar el manejo de los


ingresos y egresos de la institución, disminuyendo el riesgo de ilícitos o usos
indebidos del efectivo.
Además se comprobó que la ex ministra Provoste tenía pleno
conocimiento de las irregularidades e infracciones administrativas, financieras y
contables, tal y como lo revela los sucesivos informes de la Contraloría. A pesar
de lo anterior, no dio (Provoste) ejecución a la ley para ejercer el control y
fiscalización, debidos y oportunos para poner fin a ellos y corregir las
irregularidades cometidas.

Una prueba que demuestra fehacientemente el hecho que la ex ministra tenía


conocimiento de las irregularidades en su cartera, es el “acta protocolar de
entrega y recepción del cargo, dependencias y antecedentes de
responsabilidad del MINEDUC” que al momento de ser nombrada ministra de
educación, este documento le fue entregado a la Sra. Provoste. En esta acta
quedaban claramente manifestadas las irregularidades que habían detectado la
Contraloría y las cuales debían ser solucionadas.

En suma, ya en julio del año 2006 las máximas autoridades del Ministerio de
Educación estaban al tanto de las irregularidades y desordenes administrativos,
financieros y contables dentro de la SEREMI de la región metropolitana.

Para profundizar más en el tema, en primer semestre del año 2007, la


Contraloría emitió un nuevo informe acerca de auditorías realizadas a las
cuentas bancarias de la SEREMI de la región metropolitana, en el cual se
detalla que aun existían montos no aclarados y conciliaciones bancarias
irregulares. Así se demostraba que la ex ministra tuvo conocimiento de los
hechos que afectaban a la SEREMI nuevamente para el año 2007 y que no se
adoptaron medidas para corregir los desordenes y ejercer el control
correspondiente.

De acuerdo con todo lo anterior, para los señores honorables


Diputados, los desordenes e irregularidades constituían una clara inejecución a
las obligaciones de la ex ministra, en la medida en que el proceso de aclaración
(y de investigación correspondiente) no ha sido llevado a cabo como
consecuencia de la fiscalización, control e iniciativa de la ministra, sino de la
acción de la Contraloría.

Cabe destacar que a la fecha de presentada esta acusación


constitucional, los desordenes dentro del ministerio aun no habían sido
aclarados completamente. Así lo indicaba el señor Ramiro Mendoza, contralor
general de la Republica.

Antecedentes de Derecho:

Se acusó a la ex ministra Provoste, respecto de los hechos referidos


con anterioridad, de haber dejado sin ejecución una serie de disposiciones
legales que en razón de sus funciones y atribuciones debía hacer valer.

Dejo sin ejecución las leyes no solo por la falta de control y fiscalización, sino
también por la falta de corrección oportuna y adecuada de las irregularidades y
desordenes acontecidos. Estas leyes son:

• Ley 18.575, LOCBGAE.


Art. 5: “Las autoridades y funcionarios deberán velar por la eficiente e
idónea administración de los medios públicos y por el debido
cumplimiento de la función pública.”

Esto implica que precisamente es que a los ministros les corresponde


una de las funciones más importantes y complejas del sistema público, la
cual es velar (cuidar con celo) la correcta y eficiente administración de
los recursos públicos. De esta forma se podría considerar que la Sra.
Provoste no cumplió con el mandato que le encomienda la ley,
incurriendo en inejecuciones de la misma.
Art. 23: “Los Ministros de Estado, en su calidad de colaboradores
directos e inmediatos del Presidente de la República, tendrán la
responsabilidad de la conducción de sus respectivos Ministerios (…)”

Art.22: “Los Ministerios son los órganos superiores de colaboración del


Presidente de la República en las funciones de gobierno y administración
de sus respectivos sectores, los cuales corresponden a los campos
específicos de actividades en que deben ejercer dichas funciones. Para
tales efectos, deberán proponer y evaluar las políticas y planes
correspondientes, estudiar y proponer las normas aplicables a los
sectores a su cargo, velar por el cumplimiento de las normas dictadas,
asignar recursos y fiscalizar las actividades del respectivo sector”.

Según estas disposiciones, los deberes y obligaciones de los


ministerios, como fiscalizar las actividades del respectivo sector, son
legalmente responsabilidades de los ministros, y en este caso, eran
responsabilidades de la Sra. Provoste.

• Ley 18.834, Estatuto Administrativo.


Art. 64: “Serán obligaciones especiales de las autoridades y jefaturas las
siguientes: a) Ejercer un control jerárquico permanente del
funcionamiento de los órganos y de la actuación del personal de su
dependencia, extendiéndose dicho control tanto a la eficiencia y eficacia
en el cumplimiento de los fines establecidos, como a la legalidad y
oportunidad de las actuaciones.”

Esta disposición es clara respecto del control que ejercen las autoridades
y el ámbito de aplicación de este control. Si bien la responsabilidad es
personal y no podría imputarse a un ministro por cada acto que
realizaren sus subalternos. Sin embargo, la ley dice palmariamente que
estas atribuciones tienen un sentido temporal claro y preciso. En la
medida que el control jerárquico se lleva en forma adecuada y
sistemáticamente, es posible advertir las irregularidades y corregir los
errores que se manifiestan. En este caso concreto, la Sra. Provoste no
habría ejercido la supervigilancia en forma clara ni oportuna.

Además de todo lo anterior, esta misma disposición legal manifiesta en


que oportunidad el control de la autoridad se debe verificar. Así, sería
injustificable que luego de más de un año de que se tuvo conocimiento
de las irregularidades, las deficiencias no se corrigieron ni se haya hecho
efectiva la responsabilidad de los funcionarios bajo cuya dependencia
estas situaciones se sostenían.

• Ley 18.956 del Ministerio de Educación.


Art. 2: “Corresponderán especialmente a este Ministerio las siguientes
funciones: f) Fiscalizar las actividades de sus unidades dependientes.”

Según esta disposición legal, los ministros de Estado deben fiscalizar las
acciones realizadas en su respectivos Ministerios, corrigiendo así los
desórdenes e infracciones ocurridos en sus carteras. La Sra. Provoste en
este caso no habría cumplido con el mandato de ley que le encomienda
fiscalizar, puesto que si lo hubiere hecho, todos los desordenes
administrativos de los que se le acusó no hubieran ocurrido.

Este es el principal capítulo de la acusación, coherente y serio, ya que se funda


en hechos que se subsumen en la causal consagrada constitucionalmente, la
cual es dejar sin ejecución las leyes. De esta manera, fue el único capitulo que
tuvo la mayoría necesaria en el Senado para encontrar culpable a Yasna
Provoste. (Por este capítulo fue destituida.).

Si bien varios de los hechos de los cuales se le acusó a la ex ministra eran


responsabilidad de terceros (funcionarios del MINEDUC) y la responsabilidad
como se sabe es personal, no se puede negar el hecho que la Sra. Provoste
tenía pleno conocimiento de todos estos actos irregulares que acontecieron en
su cartera.

Al leer este capítulo acusatorio se puede notar que los Diputados argumentaron
más por el lado de la falta de diligencia de la ministra y no tanto así por las
irregularidades mismas, y según todos los antecedentes de derecho y
documentos probatorios presentados por los Diputados acusadores, la ex
ministra tenía una responsabilidad ineludible. Datos duros comprobaban su falta
de actividad para corregir estos hechos. (Incluso se podría pensar que si no
hubiera sido por el actuar de la Contraloría, estas irregularidades seguirían
aquejando profundamente el MINEDUC)

 Capítulo Acusatorio 2º: “No aplicación de sanciones en los casos


de infracción grave a la Ley de Subvenciones.”

El contenido de este capítulo en términos generales es acerca de


irregularidades en la ejecución de la ley de subvenciones de establecimientos
educacionales. No se fiscalizó ni sancionó a diversos establecimientos que no
cumplían con las disposiciones de dicha ley. Estos últimos falseaban la
asistencia de los alumnos, duplicaban las matriculas, entre otros ilícitos, para
así obtener una mayor cantidad de recursos que no les correspondían, ya que
no cumplían con los requisitos exigidos por la ley de subvenciones para
obtenerlos.

 Capítulo Acusatorio 3º: “No destitución del Secretario Regional


Ministerial de Educación de la Región Metropolitana, por la
responsabilidad administrativa que le cabe en las infracciones e
irregularidades graves”
Este capítulo acusatorio se deduce en base de una serie de irregularidades en
que tenía directa participación el ex SEREMI de educación de la Región
Metropolitana, Alejandro Traverso. Se comprobó que este funcionario había
vulnerado varias disposiciones legales respecto, por ejemplo, a las
devoluciones de saldos presupuestarios. A pesar de todo lo anterior, el Sr.
Traverso jamás fue objeto de un sumario administrativo y menos fue destituido.
Se acuso a la ex ministra Provoste por haber dejado sin ejecutar las leyes
porque no se destituyo del cargo a un funcionario que abiertamente había
vulnerado las leyes, de lo cual tenía pleno conocimiento.

 Capítulo Acusatorio 4°: “ Ignorar los resultados y recomendaciones


de las auditorias que dan cuenta de gravísimas irregularidades
cometidas en distintos programas y regiones del país”

A partir de los informes emitidos por la Auditoría Interna del MINEDUC (que
envía directamente sus informes al respectivo ministro para saber de las
irregularidades mediante informes de auditoría) se detectaron varias
irregularidades (incluso delitos) en diversos organismos pertenecientes al
Ministerio de Educación. Si bien la ex ministra tenía un pleno conocimiento de
estos hechos, su solución fue nula o inoportuna.

 Capítulo Acusatorio 5º: “Entregar informaciones inexactas o


intencionadamente incompletas a la opinión pública y a la Cámara
de Diputados, infringiendo el principio de probidad administrativa”
En el presente capitulo se acusó a la ex ministra de Estado por haber dejado sin
ejecutar las leyes debido a las constantes declaraciones públicas en donde la
Sra. Provoste, según los Diputados acusadores, habría faltado a la verdad.

b) Acusación Constitucional a la Señora Jaqueline Van Rysselberge (la


cual no prosperó por lo que se expondrá a continuación).

Un grupo de diez diputados presentó una acusación constitucional en contra de


la intendenta de la región del Bío-Bío, Jacqueline Van Rysselberghe, con el
objeto de destituirla de su cargo e impedirle que pueda ejercer cargos públicos,
sean o no de elección popular, por el plazo de cinco años. El hecho, de obvias
aristas políticas, trae a colación uno de los instrumentos más poderosos y
delicados de una democracia: la capacidad de un Poder del Estado para
destituir a un funcionario de otro Poder.
La situación en los regímenes presidencialistas –como el nuestro– difiere
diametralmente del modelo Ingles. En nuestro país, la confianza política de
ministros y altos administrativos está entregada al Presidente de la República.
Es él quien debe decidir soberanamente quien integra o no su Gobierno. No
obstante, existe la posibilidad de acusar constitucionalmente a determinados
funcionarios cuando se han cometido ilícitos de particular gravedad. Esto
constituye un mecanismo delicado y de escasa ocurrencia, dado que se está
contradiciendo, de algún modo, la voluntad de la autoridad elegida
democráticamente para administrar el país: el Presidente. En efecto, contadas
veces se ha echado mano a este instrumento y, en menos ocasiones aún, se ha
llegado a destituir finalmente al funcionario. Tan es así, que sólo en tres
oportunidades se han presentado acusaciones constitucionales en contra de
intendentes en los 30 años de vigencia de la Constitución de 1980. De ahí que
este mecanismo deba utilizarse cuidadosamente, ya que su utilización errada
puede constituir un elemento que desfigure el orden político y termine por
desprestigiar al Congreso y a la propia Constitución.
En cuanto a los pasos que deben seguirse para conseguir la destitución de un
intendente, la Carta Fundamental señala que primero debe declararse “ha
lugar” la acusación por parte de mayoría de los diputados presentes en la
Cámara. Sólo ahí podrá conocer de ella el Senado, quien debe resolver como
jurado –esto es declarando si es o no culpable y apreciando los hechos en
conciencia– y debe aprobarse por la mayoría de los senadores en ejercicio. Es
importante recalcar que el procedimiento, apreciación de los hechos y la
decisión adoptada están lejos de tener un carácter exclusivamente político,
como se mencionaba en el régimen parlamentario. Por el contrario, y dada las
normas que la rigen, se trata de un proceso de carácter eminente jurídico,
donde deben prevalecer los criterios técnicos, ya que se trata de confrontar
ciertos hechos a determinadas causales estrictas establecidas en la
Constitución.
Cabe preguntarse entonces si la acusación formulada por el grupo de diputados
–y los hechos que ella alega– se enmarcan dentro de las causales precisas que
define la Carta Fundamental.

El contenido de la acusación: ¿Hay fundamento para acogerla?


Más allá del eventual reproche ético o político de los hechos, se debe analizar si
ellos encajan con lo preceptuado por la Constitución para acusar a un
funcionario. El libelo acusatorio señala que el hecho de que la intendenta faltara
a la verdad en un discurso en una reunión pública con pobladores sería causal
de destitución, ya que se daría la figura de “infracción de la Constitución” que es
una de las que señala el Texto Fundamental como razón para destituir a un
intendente. Las normas constitucionales que habrían sido infringidas por la
autoridad serían el Principio de Probidad (Art. 8º); arrogarse potestades
públicas que no posee (Art. 112) y discriminar negativamente a vecinos de otros
sectores, vulnerando la igualdad ante la Ley (art. 19 Nº2).
Los autores de la acusación se preguntan “¿Cómo puede seguir en funciones
alguien a quien se le reprocha que genera falsas expectativas en la gente y que
ha empleado expresiones absolutamente inadecuadas?” y luego más adelante
se afirma: “Nosotros, como diputados, podemos poner término a esta situación
a través de la acusación constitucional”. De esta forma, pareciera que se
intentara una reforma constitucional, ya que generar falsas expectativas en la
gente y emplear expresiones inadecuadas es una característica de muchos
políticos, pero no por ello son destituidos de sus cargos. Ello, porque bajo un
régimen presidencialista, los ministros e intendentes son de confianza del
Presidente, no del Parlamento. Da la impresión, entonces, que el libelo cree
obrar bajo una calificación exclusivamente política de los hechos y del derecho,
propio de un parlamentarismo que en Chile simplemente no existe. Asimismo,
sería algo absurdo e impracticable pensar que cualquier falta a la verdad por
parte de una autoridad pública constituye una “infracción a la Constitución” por
infringir el principio de probidad. A diario vemos a diversas autoridades
prometer “acabar con las injusticias, las desigualdades, la delincuencia o la
pobreza”. Todos sabemos que estas expectativas son difíciles e imposibles de
cumplir, pero no por ello los ciudadanos piden la destitución de las mismas.
Entonces, ¿qué tipo de faltas a la verdad podrían vulnerar el principio de
probidad, y por tanto, infringir la Constitución? Dado que se trata de un juicio de
carácter eminentemente jurídico y no político, lo estrictamente enjuiciable son
aquellos actos u omisiones realizados en ejercicio de las potestades jurídicas
que entregan la Constitución y las leyes como Decretos, Reglamentos,
autorizaciones y otras actuaciones que digan relación con esas facultades. Los
discursos y las promesas –verdaderas o no– nunca han sido objeto de
acusación constitucional alguna en nuestro Derecho. Tan es así que la
Contraloría no ha abierto sumario ni iniciado una investigación al respecto,
simplemente porque no existe acto jurídico que investigar, no habiéndose
vulnerado ninguna ley, más allá del eventual reproche ético o político.
Por esa razón, se ha reservado la acusación constitucional a aquellos actos u
omisiones provenientes del ejercicio de facultades jurídicas del cargo, que sean
de carácter grave. No debemos olvidar que debe interpretarse la Constitución
de manera armónica y lógica y la denominada “infracción de la Constitución” –
como causal de destitución– está junto con otras similares de similar gravedad,
como los delitos de traición, sedición, malversación de fondos públicos y
concusión, todos los cuales revisten características que no se asemejan en su
gravedad a lo expresado por la señora intendenta en dicha reunión.
Durante la vigencia de la Constitución de 1980, se han presentado tres
acusaciones contra intendentes. El año 2002, contra el Intendente de la Región
Metropolitana, don Marcelo Trivelli; en el año 2004, contra el intendente
subrogante de la V Región, don Iván de la Maza y en el año 2010, contra doña
Ximena Matas Quilodrán como Intendenta de la Región de Atacama. Bajo la
Constitución de 1925 sólo fueron 8, todas ellas en contra del gobierno de la
Unidad Popular.
Dado que en estricto rigor no existe un acto u omisión jurídica que pueda ser
catalogado de falta al principio de probidad, difícilmente podrían acogerse las
demás casuales invocadas. En cuanto a la “atribución de competencias
correspondiente a otros órganos administrativos”, no basta sólo con decir que
se están atribuyendo dichas potestades; se deben ejercer materialmente los
actos que implican ejercer dichas atribuciones. Todos los días escuchamos a
ministros de Estado decir que “se va a hacer justicia con los delincuentes”, sin
embargo a nadie se le ocurre que se está atribuyendo potestades reservadas al
Poder Judicial.
Otro tanto sucede con la tercera causal invocada, esto es, que Van
Rysselberghe habría incurrido en una discriminación arbitraria en contra de
determinados pobladores. Lo cierto es que nadie ha presentado recursos
judiciales en contra de la intendenta a este respecto simplemente porque no ha
existido perjuicio alguno, dado que nunca se llegó a materializar dicho acto, y
por lo tanto, no existe nada jurídicamente sancionable por la Contraloría, los
Tribunales y o el Congreso, más allá de la molestia que esto pueda generar en
ciertos parlamentarios.
Observación a esta acusación.

Bajo un régimen presidencialista, como el que tenemos en Chile, los


ministros e intendentes son de confianza del Presidente, no del Parlamento. Sin
embargo, existe la posibilidad de acusar constitucionalmente a determinados
funcionarios cuando han cometido ilícitos de particular gravedad. La acusación
constitucional presentada en contra de la intendenta de la región del Bío-Bío
carece de fundamentos jurídicos y pareciera deberse a motivos netamente
políticos. El libelo señala como causal de destitución el hecho de que la
intendenta faltara a la verdad en un discurso en una reunión pública con
pobladores, con lo que se configuraría una “infracción de la Constitución”, que
es una de las que señala el Carta Fundamental como razón para destituir a un
intendente. Las normas constitucionales que habrían sido infringidas por la
autoridad serían: falta a la probidad, el arrogarse facultades no posee y vulnerar
la igualdad ante la Ley.

Carece de toda lógica que cualquier falta a la verdad por parte de una autoridad
pública constituya una “infracción a la Constitución” por infringir el principio de
probidad. Diariamente vemos a las autoridades hacer promesas muy difíciles de
cumplir y no por ello los ciudadanos piden la destitución de éstas.
CONCLUSION.

Finalizado este trabajo y t Tras analizado el tema y partiendo de un


punto de vista objetivo necesariamente tenemos que darnos cuenta que esta es
la herramienta de control más efectiva que existe para con los que detentan el
poder. En una democracia como la nuestra donde prima el estado de derecho
esta herramienta necesariamente en su forma se puede decir que es política
pero no política partidista sino que política por cómo se conforma la acusación,
pero en el fondo es una acusación administrativa; porque las materias que le
son competente a esta acusación son con el fin que la administración del
Estado sea lo más transparente y clara posible. La aclaración antes
mencionada, necesariamente tenemos que hacerla pues esta herramienta en
manos de un grupo sin ningún tipo de criterio y motivados solo por
convicciones personales podrían crear un caos de proporciones y estarían
siendo avalados por nuestra Carta Fundamental.

Para ir concluyendo el tema nos gustaría comentarles que la


conclusión es breve, cada tema tratamos de acotarlo y concluirlos cuando
correspondía. Ahora si nos interesó concluir con el punto que tocamos ya que
teniendo claro cómo utilizar la herramienta adecuada y en la forma adecuada
cada día tendremos un gobierno y por ende un país con más expectativas y
donde el centro sea el desarrollo de sus integrantes, con dignidad, derechos y
en la paz social, según diría el insigne JJ Rosseau.
FUENTES BIBLIOGRAFICAS Y PERSONALES:

-Constitución Política de la República de Chile, 2005-

-Apuntes clases Derecho Constitucional I 2011.

-Manual de Derecho Constitucional.

-Biblioteca del Congreso Nacional.

-Recortes de prensa de la época.

-Eentrevista Honorable. Senador de la República, Richard Quintana.

-Revista Asuntos públicos, publicados por Libertad y Desarrollo, n°867, 8 abril


2008

Vous aimerez peut-être aussi