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Preparación y análisis de
muestras de suelo.
El suelo es la fina capa de material fértil que recubre la superficie de la Tierra. Desde el
punto de vista científico el suelo constituye el objeto de estudio de la Edafología, la cual lo
define como "ente natural organizado e independiente, con unos constituyentes, propiedades
y génesis que son el resultado de la actuación de una serie de factores activos (clima,
organismos, relieve y tiempo) sobre un material pasivo (la roca madre)".
Los suelos están constituidos por tres fases: fase sólida, fase líquida y fase gaseosa. Como
consecuencia, el suelo presenta unas determinadas propiedades que dependen de la
composición y constitución de sus componentes. La fase líquida constituye el medio ideal
que facilita la reacción entre las tres fases, pero también se producen reacciones dentro de
cada fase.
Los minerales constituyen la base del armazón sólido que soporta al suelo.
Cuantitativamente en un suelo normal, la fracción mineral representa de un 45-49% del
volumen del suelo. Pero dentro de la fase sólida constituyen, para un suelo representativo, del
orden del 90-99% (el 10-1% restante corresponde a la materia orgánica). La fase sólida
representa la fase más estable del suelo y por tanto es la más representativa y la más
ampliamente estudiada. Es una fase muy heterogénea, formada por constituyentes
inorgánicos y orgánicos.
Materia orgánica. Son un conjunto complejo de sustancias constituidas por restos vegetales
y organismos que están sometidos a un constante proceso de transformación y síntesis.
Normalmente se presenta en cantidades muy inferiores a la fracción mineral, no obstante su
papel es tan importante o más para la evolución y propiedades de los suelos. Se pueden
agrupar en dos grupos: materiales vivientes y no vivientes.
El término perfil del suelo, designa la disposición del suelo en capas u horizontes de
diferente textura, color y consistencia. Los suelos se reconocen y clasifican en grandes
grupos teniendo en cuenta las partes del perfil presentes. Básicamente, el perfil del suelo
tiene 3 partes. Los horizontes A y B representan el suelo propiamente dicho. El horizonte C,
es el subsuelo, es decir, la zona de roca madre erosionada. Por fin, el horizonte D, es la roca
madre o suelo rocoso subyacente.
En los climas húmedos el horizonte A está diferenciado en 2 niveles, el superior, Aa, rico en
materia orgánica y de color oscuro. Y el horizonte inferior, A2, es una zona de lixiviación. El
horizonte B es habitualmente una zona de acumulación de coloides, de color oscuro, que
contrasta con el horizonte A2
Clasificación de suelos
Los suelos azonales no tienen unas características bien definidas bien por falta de tiempo para
formarse, o por estar en fuertes pendientes que impiden que se forme un perfil. Ej: los
delgados suelos de las regiones montañosas, los materiales de aluvión recién depositados y
las dunas. Tienen perfiles poco desarrollados y son de difícil clasificación.
Dentro de cada grupo los suelos se clasifican en distintas categorías. El Dep. de Agricultura
de los EEUU es el responsable de las clasificaciones más usadas si bien hay otras
clasificaciones en uso. Aunque el nº de tipos de suelos, en su categoría inferior, la serie, es
del orden de varios miles, todos los suelos se pueden clasificar dentro de uno de los 10
grandes órdenes propuestos.
La clase a que pertenece un suelo nos dice ya mucho acerca no sólo de sus características
actuales sino de cómo se formó.
La clasificación se basa en las diferentes características, físicas, químicas, etc. del suelo.
Entre éstas son importantes las siguientes: Color, textura, estructura, etc.
La toma de muestra debe abarcar la totalidad del perfil, es decir, tanto los horizontes
principales como los subhorizontes y los horizontes de transición.
Técnicas de muestreo
Una vez descrito el perfil y los horizontes y determinadas algunas de sus propiedades
mediante análisis de caracterización rápida en el campo, se procederá a la toma de muestras.
La muestra ha de proceder siempre de calicatas y en caso de proceder de sondeo, debe
indicarse.
Como regla general, debe ser muestreada la parte central de cada horizonte y sólo en casos
especiales puede ser necesario tomar otras muestras: por ejemplo, un límite neto entre dos
horizontes, nódulos de Fe o Mn, acumulaciones puntuales de CaCO3, manchas decoloradas,
etc.
1) Cajas Kubiena . Una caja Kubiena es una caja de metal generalmente de 4x6x9 cm de
tamaño, que consta de un armazón lateral y dos tapas. El armazón se introduce
cuidadosamente en el perfil con ayuda de un cuchillo.
Este procedimiento es muy adecuado para suelos no o pobremente estructurados.
2) Bloques de suelo. Dentro de cada horizonte representativo del pedión se marca con el
cuchillo un rectángulo cuyos límites superior e inferior sean los del horizonte y seguidamente
se procede al vaciado homógeneo del rectángulo en toda su altura hasta el peso de muestra
necesario. El bloque se extrae con la ayuda de un cincel que entra por la parte posterior. Este
procedimiento es adecuado para suelos bien estructurados y con una consistencia dura. Para
proteger al bloque de suelo a veces se usa un pegamento diluido que se inyecta con un
contenedor a presión.
Hay que tener cuidado al tomar muestras en un suelo con alta proporción de elementos
gruesos, caso de terrenos en terrazas fluviales. En estos casos se separan las partes gruesas
por tamizado de la tierra que es la que se analizará después en el laboratorio. Es preciso
anotar la proporción de elementos gruesos rechazados, así como su naturaleza, tamaño,
características litológicas y mineralógicas, ya que proporcionan información sobre la roca
madre. Se pueden retirar los elementos mayores de 1 cm, mediante criba, por ej. Las
partículas mayores se separan en el laboratorio.
En los horizontes mixtos es mejor tomar 2 muestras independientes de las áreas aisladas
consideradas como uno sólo de sus componentes y, mediante cálculo posterior atribuirle un
valor medio.
Hay que muestrear por separado:1) las eflorescencias superficiales, 2) las costras, 3) los
nódulos y concreciones, 4) los límites abruptos entre horizontes y 5) las lenguas y
digitaciones entre horizontes.
Especial cuidado ha de tenerse para que durante la fase de muestreo, transporte y obtención
de las láminas delgadas (preparaciones microscópicas) no se produzca ninguna deformación
de la muestra de suelo.
Para poder realizar un estudio microscópico del suelo se necesita una preparación de la
muestra, que conserve la estructura del suelo inalterada, y un microscopio petrográfico.
El microscopio petrográfico representa el método más usual para el estudio de los minerales
constituyentes de las rocas y de los suelos. Esta técnica consiste en analizar los fenómenos
que ocurren cuando la luz polarizada pasa a través de los minerales (microscopía de luz
transmitida). Los minerales se identifican y se estudian en base a las propiedades ópticas que
presentan.
El microscopio petrográfico
El microscopio petrográfico utiliza luz polarizada (producida por una lámina polaroide
llamada polarizador), a este tipo de luz se le denomina PPL (luz polarizada plana). Para
determinadas propiedades se emplea una segunda lamina polaroide (llamada analizador), se
representa como XPL (luz polarizada cruzada). El tipo de iluminación también varia
dependiendo de las propiedades a analizar. Cuando el condensador no está incorporado los
rayos recorren todos caminos paralelos y se habla de iluminación ortoscópica, por el
contrario cuando el condensador se encuentra incorporado la iluminación es convergente y se
la denomina conoscópica.
El tamaño límite para que los cristales sean visibles en este microscopio es del orden de 10
micras. Por debajo de este límite la identificación de materiales se realiza por las técnicas
submicroscópicas, tales como los microscopios electrónicos.
Pulido: Una vez obtenida una superficie plana ésta se pulimenta para eliminar las huellas del
corte y obtener un plano lo más suave posible. La superficie pulida se pega sobre un
portaobjetos de vidrio con un agente cementante incoloro e isótropo (Bálsamo de Canada,
Eukit, resinas de poliester, etc).
Una vez pegado el trozo de roca al portaobjetos se corta para obtener una rodaja lo más fina
posible. La muestra se desgasta hasta que alcance un espesor de unas 30 micras. Finalmente
la muestra se recubre con un cubreobjetos pegándolo con un cemento similar al usado para
pegar la roca al portaobjetos.
Preparación de un suelo
El proceso es similar al descrito para las rocas con la particularidad que antes de proceder se
ha de dar coherencia a la muestra de suelo. Para ello la muestra de suelo se coloca en un
recipiente y se incluye, al vacío, en una resina de poliester. Al polimerizar la resina se
endurece produciendo un bloque compacto que engloba a la muestra de suelo conservando
imperturbable su estructura natural.
A partir de este momento ya se puede seguir todo el proceso descrito para las muestras de
rocas.
Es diferente según se trate de arenas finas o de arenas gruesas. Las arenas finas por su
pequeño tamaño (<200 micras) pueden ser montadas directamente sobre un portaobjetos de
vidrio. Un portaobjetos se recubre de un fina capa de agente cementante (Bálsamo de Canada
o cualquier otro). Se dejan caer cuidadosamente los granos de arena y se recubre la
preparación con un cubreobjetos (evitando la formación de burbujas).
Las arenas gruesas tienen un tamaño (>200 micras) que las hace opacas si se montan
directamente, por lo que es necesario incluirlas en una resina para darles coherencia. Para ello
se colocan en un pequeño recipiente de fondo plano y se incluyen al vacío como se hace con
las muestras de suelos.
PPL = Sólo polarizador (Luz Polarizada Plana = PPL) e iluminación ortoscópica (sin
condensador). Con estas condiciones de trabajo se pueden estudiar las siguientes
propiedades: Relieve, Color, Pleocroísmo, Hábito y Exfoliación.
Preparaciones microscópicas
Para conseguir una buena penetración de la resina, la impregnación de las muestras se lleva a
cabo frecuentemente en vacío. Un desecador grande y una buena bomba de vacío es todo el
equipo necesario. Una vez impregnada y endurecida la muestra, se sigue el mismo
procedimiento que para los fragmentos rocosos pero vigilando el posible calentamiento
mediante una lubrificación durante el corte y pulido donde sólo se puede utilizar aceite ya
que el agua podría disolver las sales solubles y quizás producir el hinchamiento de ciertas
arcillas.
Corte
En primer lugar el trozo de suelo incluido en el bloque de plástico ha de ser cortado con una
sierra de borde de diamante para obtener una superficie plana con el tamaño de la
preparación microscópica que se quiera obtener.
Una vez obtenida una superficie plana esta se pulimenta para eliminar las huellas del corte y
obtener un plano lo más suave posible. La superficie pulida se pega sobre un portaobjetos de
vidrio con un agente cementante incoloro e isótropo (por ejemplo, la misma resina de
poliester usada para la inclusión).
Una vez pegado el trozo de suelo al portaobjetos se corta para obtener una rodaja lo más fina
posible. La muestra se desgasta hasta que alcance un espesor de unas 30 micras. Finalmente,
cuando la lámina alcanza su espesor final, se limpia cuidadosamente, la muestra se recubre
con un cubreobjetos pegándolo con un cemento similar al usado para pegar la muestra al
portaobjetos y se almacena verticalmente en cajas especialmente construidas para ellas,
protegidas del sol.
Algunos conceptos
Textura
El suelo está constituido por partículas de muy diferente tamaño. Conocer esta granulometría
es esencial para cualquier estudio del suelo (ya sea desde un punto de vista genético como
aplicado). Para clasificar a los constituyentes del suelo según su tamaño de partícula se han
establecido muchas clasificaciones granulométricas. Básicamente todas aceptan los términos
de grava, arena, limo y arcilla, pero difieren en los valores de los límites establecidos para
definir cada clase. De todas estas escalas granulométricas, son la de Atterberg o Internacional
(llamada así por haber sido aceptada por la Sociedad Internacional de la Ciencia del Suelo) y
la americana del USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) las más
ampliamente utilizadas.
Determinación de la textura
Las partículas no están sueltas sino que forman agregados y hemos de destruir la agregación
para separar las partículas individuales. Por ello antes de proceder a la extracción de las
diferentes fracciones hay una fase previa de preparación de la muestra.
En esta fase previa existen diversos métodos para separar a las partículas del suelo, unos son
métodos físicos (trituración suave, agitación lenta, agitación rápida, ultrasonidos, lavado y
cocción) y otros son técnicas químicas (oxidación de la materia orgánica con agua oxigenada,
ataque ácido de los carbonatos y compuestos de Fe con ClH, dispersión de las arcillas con
hexametafosfato sódico o amoníaco). Como los agentes agregantes pueden ser muy distintos,
normalmente no sirve uno sólo de estos métodos sino que se monta una cadena de
tratamientos.
La extracción final de las fracciones se realiza por tamizado para las arenas, mientras que la
sedimentación en fase acuosa es el método normal de separación de los limos y de las
arcillas. Si se necesita subfraccionar a la fracción arcilla se ha de recurrir a la centrifugación.
Existe un método para calcular la textura de una manera aproximada en base a la plasticidad
que presenta la fracción arcilla al añadirle agua. Se toma una pequeña cantidad de muestra en
la palma de la mano, se le añade agua hasta saturación. Se frotan las manos para hacer un
cilindrito y en función de la facilidad de formar un tubito delgado y según que se pueda o no
doblar se establecen las texturas arcillosas, francoarcillosas y francas. En función de la
aspereza (se frota la muestra junto al oído y se escucha el chirrido de los granos) se determina
la importancia de los contenidos en arena.
El análisis granulométrico representa el dato más valioso para interpretar la génesis y las
propiedades de los suelos.
La acción de los factores formadores queda reflejada en la textura del suelo. Así, la roca
tiende a dar una determinada clase textural, que quedara más patente cuanto más joven sea el
suelo (en un principio el suelo hereda la textura del material original). El clima tiende a
condicionar la textura en función de su agresividad (texturas groseras en climas áridos y
texturas arcillosas en climas húmedos y templados). El relieve condiciona el transporte de las
partículas. El tiempo tiende a dar una mayor alteración y favorece el aumento de la fracción
arcilla.
La relación entre la cantidad de arcilla del material original y la de cada uno de los
horizontes de un suelo es un buen índice del grado de evolución.
e) Propiedades agrológicas. Los suelos arenosos son inertes desde el punto de vista
químico, carecen de propiedades coloidales y de reservas de nutrientes. En cuanto a las
propiedades físicas presentan mala estructuración, buena aireación, muy alta permeabilidad y
nula retención de agua.
Por el contrario los suelos arcillosos son muy activos desde el punto de vista químico,
adsorben iones y moléculas, floculan (la fracción arcilla permanece inmóvil) y dispersan
(migran), muy ricos en nutrientes, retienen mucha agua, bien estructurados, pero son
impermeables y asfixiantes.
Los suelos limosos tienen nula estructuración, sin propiedades coloidales, son impermeables
y con mala aireación.
Los suelos francos son los equilibrados con propiedades compensadas.
f) Erosión. Las partículas de arena son arrastradas por el viento y agua, las arenas finas son
muy erosionables. Las arcillas se pegan y se protegen, los limos no se unen y se erosionan
más fácilmente.
g) Contaminación. Las arenas son muy inertes mientras que las arcillas tienen un alto poder
de amortiguación , pueden fijar y transformar los contaminantes y presentan por tanto una
alta capacidad de autodepuración.
Estructura
Las partículas del suelo no se encuentran aisladas, forman unos agregados estructurales que
se llaman peds, estos agregados (o terrones) por repetición dan el suelo. Es como un poco la
celdilla unidad de los cristales que por repetición origina el mineral. Los agregados están
formados por partículas individuales (minerales, materia orgánica y huecos) y le confieren al
suelo una determinada estructura.
Morfología
Desde el aspecto morfológico la estructura del suelo se define por una forma, un tamaño y un
grado de manifestación de los agregados.
Micromorfología
La estructura se presenta en el campo, en el perfil del suelo, pero su estudio se completa con
el microscopio petrográfico. Se analiza no sólo la forma de los agregados sino que además se
estudia la composición (fragmentos gruesos, minerales y orgánicos, material fino y poros) y
organización (distribuciones, orientaciones y organizaciones de los elementos que componen
la estructura). A partir de la observación micromorfológica se pueden deducir los procesos
que han tenido lugar durante la formación del suelo.
La micromorfología estudia los constituyentes del suelo y su organización (distribuciones,
orientaciones y organizaciones)
Porosidad. Representa el porcentaje total de huecos que hay entre el material sólido de un
suelo. Es un parámetro importante porque de él depende el comportamiento del suelo frente a
las fases líquida y gaseosa, y por tanto vital para la actividad biológica que pueda soportar.
Se estudia con la técnica micromorfológica y se cuantifica de una manera indirecta en las
medidas de pF y de densidad aparente.
Color. Es una propiedad muy utilizada al estudiar los suelos pues es fácilmente observable y
a partir de él se pueden deducir rasgos importantes. Puede ser homogéneo para un horizonte o
presentar manchas. Se mide por comparación a unos colores estandar recogidos en las tablas
Munsell.
Bibliografía