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UNIDAD VI

Sociedad y población

Concepto de población.
Población es un grupo de personas u organismos de una especie particular, que vive en
un área o espacio, y cuyo número de habitantes se determina normalmente por un censo.

La población como fenómeno social.

La migración es un ejemplo, de un fenómeno constante derivado de la urbanización de


manera directa y de fenómenos sociales más complejos de manera indirecta
(persecuciones políticas y raciales, oportunidades de progreso, y últimamente, calidad
de vida). En casos donde amplias poblaciones fueron movilizadas, el resultado fue la
creación de barrios especiales con lengua, tradiciones y hasta comida diferente al resto
de la ciudad.

Este fenómeno ocurre tanto en países en desarrollo como los ya desarrollados y en


ambos sentidos, y en todos los casos provoca problemas sociales y políticos que se
intentan resolver por medio de legislación anti-discriminatoria.

Otro problema indirecto ocasionado por la migración es el desequilibrio de la población


en edades o género (Caso de China, o la India).

Volumen, estructura y crecimiento de la población y sus factores determinantes


(natalidad, mortalidad y migraciones).

La población se pierde si emigra o muere, lo cual parece muy simple hasta que se
considera la estratificación de la población involucrada en cada fenómeno.
Esta tasa tiene también un efecto sociológico, ya que no es igual una asimetría por
géneros que una asimetría por edades.

Por otro lado, las diferencias entre áreas rurales y urbanas son difíciles de cuantificar.
Otros fenómenos interesantes son el de las “jorobas” poblacionales (“baby boom”) y las
actitudes de “reemplazo”, que consideran necesarias las tragedias que afectan esta tasa
(por países y clase social).La tasa de mortalidad infantil también está involucrada con
otros datos, como los niveles de educación, pobreza y hasta las estadísticas por
profesión.

Un tema especialmente interesante es la correlación de estos datos con las diferentes


zonas urbanas (cancerígenos) y profesiones actuales.

Preocupaciones sobre las tendencias de la población.


La gravedad de los movimientos poblacionales mucho tiene que ver con el tamaño del
asentamiento que recibe a estas personas. Cabe discutir si la homogeneidad es un
elemento a proteger en estos casos o si la heterogeneidad realmente produce dinamismo
en la comunidad.
Un factor a considerar es el impacto sobre la fuerza laboral. Un grupo nacional o racial
que se establece en una zona o se dedica a una actividad puede con justa razón causar
alarma, pero hay tendencias a más largo plazo que requieren un análisis cuidadoso.
A veces el asunto pretende ser económico cuando es opresivamente racial, y allí entra
en juego nuevamente la tasa de natalidad (crecimiento de las minorías y extinción de la
población original).

Planeación y control de la población


Cada país tiene su manera de afrontar los fenómenos poblacionales expuestos, bajo el
supuesto de que provocan tendencias contrarias a la planeación nacional. Algunos
países limitan los nacimientos, con los resultados naturales. Otros enfrentan la
migración con medidas cuestionables en términos de justicia. En general, es natural que
los movimientos poblacionales sigan tendencias económicas, y que afecten aspectos
laborales. Sin embargo, el efecto más natural es la percepción de un daño social.

Algunos grupos pueden lograr que estas percepciones se superen al presionar a sus
gobiernos a aprovechar las tendencias naturales, pero el mayor problema es la falta de
planeación que permitiría integrar estos fenómenos dentro de los escenarios buscados.

Pareciera que la globalización solamente es interesante cuando los países desarrollados


se benefician de ella.
Las teorías de Malthus acerca de la disponibilidad de alimentos suficientes para una
población en crecimiento se han visto superadas, pero la cuestión se ha vuelto una de
justicia social.
Medidas de control del crecimiento de la población siguen brotando bajo diferentes
pretextos, sin considerar casos como el de Inglaterra y otros países europeos.

Distribución especial de la población. El proceso de urbanización.

El proceso de urbanización ha estado ligado tradicionalmente y desde buen principio, a


las lacras y los peligros que supuestamente lo acompañan, aunque en definitiva esto no
va a ser siempre así, ya que cómo sabemos se acabará asociando este proceso al orden y
el bienestar. Sin embargo podríamos observar distintos matices que han adquirido tanto
el proceso de urbanización como el concepto de ciudad. En primer término el proceso
de urbanización ha sido esencial para el avance económico y unas condiciones de vida
más óptimas y en segundo término la ciudad ha venido siendo atractivo para las nuevas
tecnologías y ha sido foco irradiador de culturas.

Debemos considerar el fenómeno urbano como algo relativamente reciente, además el


desarrollo urbano no es posible considerarlo desligado del desarrollo social al que está
irremediablemente unido, así cómo también permanece unido al desarrollo económico
que lo acompaña. En definitiva todo este proceso, reciente y abrumador, no se nos
escapa a la hora de constatar que formamos partido, la sociedad, de este desarrollo
vertiginoso, reflejo de la velocidad con la que se están moviendo las cosas a nuestro
alrededor y que lejos de parecer dinámicos, estos procesos, aletargan nuestro grado de
reacción e incrementan nuestra inconsciencia. Sin embargo todo no ha estado siempre
así definido. No tenemos más que recurrir a las fuentes para saber que durante sus
inicios la ciudad nace como la concreción espacial con cierta división del trabajo y
estas, pese a su precocidad, no dejaban de estar acompañadas de un proceso urbano
lento y en otras ocasiones, las ciudades, estaban sujetas a una inconsistencia que las
hacía aparentar efímeras. Por tanto ya tenemos establecido el nacimiento del proceso
urbano alrededor de la revolución neolítica, su primer desarrollo destacado ubicado en
la consolidación alrededor del Mediterráneo, de las primeras civilizaciones urbanas que
comprenden Grecia y posteriormente Roma. Un subsiguiente recaída durante los
primeros siglos de la Edad Media seguida de una recuperación tanto en los últimos
siglos de la Edad Oscura, como su definitivo impulso ya durante el Renacimiento. De
todas formas, no podemos olvidar que paralelamente a occidente durante la Edad Media
tanto en la escindida Bizancio como en el próspero Islam 2, lejos de conocer un proceso
de regresión, las ciudades experimentaron un considerable florecimiento.

Pese a todo ello, es decir, tras los siglos y siglos de evolución y transformación social,
una vez entrada la Edad Moderna 3, las ciudades europeas todavía conservan los rasgos
por los que se habían venido caracterizando durante todos estos años, desde que surgió
como paradigma junto a la historia. Sin embargo no dejaba de tratarse de unidades
compactas donde sus ciudadanos gozaban de privilegios y donde revoloteaba el poder
real y eclesiástico. En este sentido a partir del siglo XVIII la economía y la tecnología
se encontraba preparada frente a unos cambios que se habían estado fraguando y que a
partir de dicha fecha se verían colmados.

Sin embargo desde las ciudades griegas ya constituían importantes núcleos urbanos
reducidos a modo de ciudades-estado con clara vocación comercial. Posteriormente El
Imperio Romano y la subsiguiente romanización constituyeron un destacable proceso de
urbanización cuyo principal objetivo estaba en el control militar, a partir de un núcleo
de control, o bien aprovechaban los anteriores núcleos colonizadas, o bien los
conformaban ex-novo. Sin embargo con la disolución definitiva de dicho imperio en
occidente el proceso sufre un primer retroceso que por otro lado no se verá reflejado en
sus homólogos de las regiones orientales y en definitiva no será hasta el siglo XI cuando
las ciudades se verán reforzadas por la consolidación del sistema feudal. Por otro lado el
proceso no se encuentra exento de otras crisis sucesivas, más concretamente durante los
siglos XIV y primeros años del siglo XV, para recobrarse con la iniciativa de las
primeras monarquías europeas, entrando ya en pleno Renacimiento, y su posterior
expansión.

La ciudad de Londres constituye el paradigma de ciudad industrial por excelencia, a la


que no podemos dejar de eludir dentro del contexto de la urbanización contemporánea,
tanto por su carácter pionero en diferentes etapas, que van desde finales del XIX: la
consolidación del sistema de fábricas, la comercialización de las máquinas para la
industria textiles, la consolidación de los paisajes urbanos, la industria del acero y la
construcción del ferrocarril, los grandes centros industriales y la irremediable
concentración poblacional, en un fase temporal desde aproximadamente 1780 hasta
1870 con una subsiguiente fase a partir de dicha fecha. Destaca sobre todo la tercera
fase del proceso urbanizador en el caso británico relacionada directamente con las
innovaciones técnicas la organización de la producción industrial y su localización en
un territorio en concreto. Sin embargo en el siglo XVIII prevalecía una concepción
claramente influenciada por el movimiento ilustrado dónde predominaba ante todo la
idea de felicidad humana, que se extendía a una ideología antiurbana con posiciones
claramente reaccionarias. Estas desconfianzas pudieran verse posteriormente
constatadas con la realidad insalubre de los núcleos de concentración urbana (las pestes,
fiebre bubónica…) y el posterior desarrollo de los planes de urbanización. En este caso
más próximo a nosotros se encontraría el famoso plan urbanístico de Ildefons Cerdá
para la Ciutat Comtal. En definitiva El desarrollo urbano opta por la expansión de su
entramado, prescindiendo de su enclave de murallas, la proliferación de grandes
avenidas, la consecución de ensanches.

Sin embargo la expansión del entramado urbano venía previamente hostigada por la
proliferación industrial, y las relaciones económicas y sociales. En este sentido las
ciudades crecían de manera desigual y transitoria y la velocidad con todo lo que
conlleva será tal vez la característica que mejor defina como se estaba desarrollando el
proceso. Así el desarrollo de nuevas condiciones de trabajo, o de una manera de
entender el trabajo de un modo más distanciado y científico, más calculado y eficaz
sería la tendencia predominante. La manufactura industrial constituiría el germen por el
que los hijos que se criaron en este contexto industrial conformarían con posterioridad
los habitantes de la posterior ciudad moderna.

Sin embargo cuando nos referimos a la “Ciudad de Hoy” se encuentra bajo un nuevo
proceso de desconcentración. Por motivaciones que se resumirían tanto por el cambio
sufrido en la industria, el acceso a nuevas tecnologías y un desarrollo del sector
terciario. Una organización en red con procesos productivos diferenciados una
distribución más dispersa de la ubicación urbana en distintas áreas metropolitanas.

En las últimas décadas del pasado siglo se ha experimentado una fragmentación de los
mercados de consumo, con diferentes tipos de consumidores, la fragmentación del
anterior mercado de masas y las multiplicación y jerarquización de los estilos de vida,
que vendría a caracterizar la era postindustrial.

Asistimos impasibles a la configuración de un panorama dónde toma acomodo la


denominada “ciudad difusa” que comprendería un territorio más extenso. Lejos ya de un
recinto delimitado. En este sentido podríamos destacar la situación de Barcelona, claro
exponente de la densificación de la población constreñida dentro de las murallas, que
constituían uno de los puntos más densificados de toda Europa y que su proceso de
derroque es relativamente tardío. En este sentido el crecimiento de las ciudades era a
modo de “mancha de aceite” Y la articulación de redes que relacionaban el espacio.
También en Barcelona podemos ver el claro exponente de las rondas que seccionaban el
espacio urbano. Prevalecería ante todo la mayor flexibilidad del proceso urbanístico y
también se ha visto su desarrollo consecuencia directa de su avituallamiento de servicios
y equipamientos necesarios. La tendencia a sistemas urbanísticos reticulares con una
progresiva pérdida de jerarquización del espacio. En definitiva la apariencia de estas
ciudades difusas, sin confines, en apariencia, se encuentran delimitados de alguna
manera por divisorias sociales y funcionales, y en menor medida, políticas y
administrativas. Existiría como consecuencia una tendencia a despejar el centro de las
grandes urbes. La división de estos confines acabaría por imposibilitar la coordinación
administrativa que la convertiría en menos pragmática y amenazaría las condiciones
ecológicas necesarias para vivir.

En definitiva los lugares urbanos aparecen, más que nunca como lugares de
intercambio, de personas, de bienes, de información y de ideas. Así el territorio urbano
depende tanto de la configuración espacial y las nuevas formas de movilidad como de
los gradientes de densidad en las diferentes áreas. En resumidas cuentas predomina la
sobre-centralidad de las ciudades más importantes a la par que el proceso de
desconcentración se estima necesario para asegurar la centralidad de las ciudades
importantes.
La importancia creciente de las telecomunicaciones y las mejoras tanto en los sistemas
como en las redes de transporte en el último tercio del siglo XX han caracterizado la
evolución de las ciudades. Y no solamente las ciudades comprenden los tradicionales
flujos de mercancías y bienes, sino también de personas, una tendencia que se estima
como actualmente regularizada y consolidada.

Existe una tendencia hacia la dispersión de los tradicionales lugares de trabajo, de los
centro de ocio, o del comercio, favorecido sin duda por los nuevos sistemas de
comunicación y transporte. En este sentido prevalecen concepciones como la de
residente, o commuter, así como, la metrópoli de segunda generación. En definitiva el
modelo de habitante se habría diversificado y no en menor mesura sus diferentes
situaciones… Población flotante, contingentes de población no permanente etc. Una
población que habita geografías variables en ciudades de geometría variable.

Cabe no olvidarnos de los estudios urbanos asociados a los nuevos conceptos para una
ciudad nueva. En previsión, tanto los inconvenientes de la concentración urbana, el
acomodo de determinada tecnología que por otra parte, será necesaria, estimar como se
va a producir la fragmentación de la estructura urbana y como se va a desarrollar el
espacio físico necesario para posibilitar la habitabilidad. Concepciones como la ciudad
dual o la ciudad cuarteada etc.

La realidad de las nuevas realidades territoriales emergentes, sin ningún tipo de


representación, sin un imaginario propio dónde predomina un ideario o imaginario de
urbanización basado en situaciones urbanas pasadas. La proliferación de binomios como
centro-periferia o producción-reproducción hacen destacar las limitaciones de este
análisis claramente excluyente e inapropiado.

La tendencia podría claramente resumirse, obviando ciertos aspectos, hacia una


segregación de los grupos sociales, hacia una ciudad especializada y finalmente hacia
una dispersión de la urbanización sobre el territorio. En definitiva cobra un papel de
mayor relevancia la dotación del entorno territorial. Todo esto viene definido por un
mayor auge logístico en las cercanías y la posibilidad de articular la comunicación del
territorio. Todo esto conlleva la mejora en las condiciones de vida y la rehabilitación de
los tejidos urbanos preexistentes. Todo ello con tal de garantizar la sostenibilidad
ambiental vinculada a la cohesión social y al uso colectivo del territorio. Dentro de este
aspecto destacaría la creación de parques rurales dentro de los términos municipales de
las principales ciudades. En definitiva la posibilidad de garantizar y defender una
política metropolitana y la exigencia de dotación de infraestructuras sobre todo en
beneficio del bien ambiental y también si cabe, el derecho de todos los ciudadanos a una
vivienda, la igualdad territorial y por otro lado una defensa de la diversificación social.

También, para acabar, el presente de la urbanización necesita un diseño, un


planteamiento y una estrategia colectiva y además estas deben ser tanto sociales y
económicas como ambientales y urbanísticas. En definitiva el panorama actual de las
ciudades pasa por ser fiel reflejo de las actuales condiciones, las ciudades serán, más
bien, mosaicos de parcelas social y funcionalmente especializadas. A la par que se
convertirán, si no lo son ya, en inmanejables y conflictivos. Todo ello supone un
verdadero reto para las generaciones futuras, un proyecto colectivo.
 La isla de cemento de J. G. Ballard formaría parte de un ciclo que el propio autor
gustaría en llamar, ciclo de cemento y acero de la ciudad moderna.

 En definitiva, se comprenderá que cuando se hace referencia a Bizancio como al


Islam, no dejamos por nada de hacer referencia también, al imperio Nazarí…

 Edad Moderna, teniendo en cuenta todo aquello que engloba el concepto.

Concepto de política de población.

Se denomina política de población al conjunto de medidas, programas y planificaciones,


adoptadas por un gobierno con el fin de producir cambios cuantitativos y cualitativos en
los procesos demográficos. Estas políticas tienen como objetivo lograr un desarrollo
humano sostenible, llamado por algún desarrollo con equidad, en otras palabras, que
contribuya a mejorar la calidad de vida de las personas y a reducir las desigualdades
existentes entre los habitantes.

Toda política de población está sustentada por un proyecto de desarrollo económico y


social más amplio. Para poner en marcha estas políticas son necesarios:

• la elaboración de un diagnóstico de base territorial, en distintas escalas de análisis


(local, regional, nacional, etcétera), para acceder a una interpretación adecuada de la
situación presente y así proyectar la situación futura más probable;
• el apoyo político, que asegura la continuidad (financiera y presupuestaria) de los
programas, de otra forma se verían sometidos a interrupciones e irregularidades;
• la toma de conciencia social y acercamiento a la población: la educación e
información de los ciudadanos –a través de la difusión de datos demográficos y su
impacto sobre los recursos y el medio– juega un papel fundamental en el éxito de la
política implementada;
• el empleo de métodos y técnicas de control apropiados que permitan el seguimiento de
la política de población elegida y el cumplimiento de los objetivos propuestos.
Al respecto, la acción del Estado puede ejercerse sobre cualquiera de las variables
demográficas: crecimiento, composición, distribución, migraciones, tamaño.
El factor alrededor del cual se han aplicado las políticas demográficas más importantes
es el crecimiento de la población. En tal sentido se han emprendido políticas
pronatalistas y antinatalistas.

Por un lado, los países industrializados (más especialmente los europeos) han adoptado
políticas pronatalistas como respuesta al descenso de la fecundidad. Así, las medidas
más importantes fueron prohibir o limitar el uso de métodos para controlar la
fecundidad y promover la natalidad mediante incentivos económicos. Francia, Alemania
y Suecia constituyen ejemplos de la aplicación de estos tipos de políticas.
Por otro lado, los países en desarrollo han establecido las políticas antinatalistas, como
es el caso de China e India. Entre los países desarrollados se destaca Japón, que también
aplicó programas de planificación familiar.

Otro factor sobre el que se aplicaron medidas y políticas importantes a nivel mundial es
el de las migraciones, sean éstas internas o externas.
En cuanto a las migraciones internas (especialmente rural-urbanas), varios países han
establecido políticas para contrarrestar los movimientos espontáneos de población y
alcanzar un mayor equilibrio en la distribución poblacional de todo el territorio.
Con respecto a las migraciones internacionales los países de destino, en general, están
desarrollando políticas restrictivas hacia los inmigrantes.

Por el contrario, los países que sufren de emigración, ponen en práctica medidas para
resolver los siguientes problemas:
• proteger a sus emigrantes en los países de destino;
• solucionar los problemas que origina su partida en el propio país de origen;
• atender el impacto social que origina, por su magnitud, la reincorporación y
reinserción social de los emigrantes que retornan al país de origen.
En este sentido, la problemática de los refugiados debe constituir un elemento
fundamental en las políticas de población de los países afectados. Es necesario que los
países que reciben refugiados elaboren programas de protección social que incluyan
servicios como alojamiento, integración socio-laboral, formación educativa, asistencia
médica, etcétera.

Estas políticas tienen como objetivo evitar lo que actualmente se conoce como el
fenómeno de los guetos, que provocan la marginación de ciertos sectores sociales
diferenciados por su procedencia étnica. Estos sectores quedan relegados y son
permanentemente discriminados por los habitantes nativos y por toda la sociedad en
general

Características de la población paraguaya.

Étnica, cultural y socialmente, Paraguay tiene una de las poblaciones más homogéneas
en Américo Latina. Cierto rastro dejó la cultura Guaraní original:

*Conocimientos de las plantas medicinales.


*El idioma guaraní que es entendido por el 95% de la población.
*La ascendencia predominante es la europea, la cual representa una gran parte de la
población, principalmente descendientes de españoles, alemanes, italianos (que han
contribuido a repoblar el país luego de la Guerra Triple Alianza) pero también existe un
gran número de personas de ascendencia alemana, debido a los menonitas alemanes
(mayoría en la parte occidental del territorio). Existen 17 colonias menonitas, sólo en el
chaco paraguayo.

* Es uno de los países latinoamericanos con menos rasgo indígena (debido que la
población paraguaya tradicional -mezcla española guaraní- ha sido aniquilada por los
aliados en 1870, por lo cual tuvo que repoblarse el país recurriendo a la inmigración
italiana)

* Teniendo en cuenta la alta fecundidad, Paraguay registra una estructura de población


mayoritariamente joven. De cada diez personas, cuatro son menores de 15 años
(2.339.000) y la población de 15 a 29 años representa una cuarta parte de la población
total.

* Según el Censo (CEPAL, 1998), la población de naturaleza indígena era ese año de
29.482 personas, es decir, alrededor de un 0,7% de la población nacional.
* Existe un bajo porcentaje de personas con rasgos distinguiblemente amerindios y la
inexistencia de personas con rasgos africanos.

* La mayoría de la población está formada por mestizos descendientes de la población


originaria, los guaraníes, y de europeos. La población indígena tiene dificultades para
conservar su identidad.

Aproximadamente el 75% de todos los paraguayos habla castellano. El guaraní y el


castellano son idiomas oficiales. Alemanes, japoneses, coreanos, chinos, sirios, árabes,
brasileños y argentinos están entre aquellos que se han instalado en Paraguay,
manteniendo en buen grado sus lenguas propias.

La población de Paraguay se distribuye desigualmente en todo el país. La gran mayoría


de la gente vive en la región de Oriental, el más dentro de 160 Km. de Asunción, la
capital y la ciudad más grande. El Chaco o Región Occidental, que abarca
aproximadamente el 60% del territorio, da casa a menos del 2% de la población. El país
es predominantemente Católico, con Menonitas y otras minorías Protestantes. Hay una
congregación de Unitario Universalistas en Asunción.

Desde 1950 la población paraguaya se ha triplicado (3,7 veces) pasando de 1.300.000, a


la fecha del Censo Nacional de Población y Viviendas en 1992 a 4.152.588 personas,
repartidas en forma equilibrada en las áreas urbana y rural (50,3% y 49,7%
respectivamente). A 2005: 5.798.603 (estimación al 2005 DGEEC).

De acuerdo a la Encuesta Integrada de Hogares 1997-8 (EIH97-8) se estima a este


último año una población de aproximadamente 5.400.000 habitantes. En los últimos
años, ha variado ligeramente la distribución de la misma por áreas, llegando las urbanas
a absorber al 54% de la población.

Las minorías están formadas por descendientes de españoles, por reducidos grupos
indígenas dispersos en la región del Gran Chaco, como el guaicurú y el ayoreo, o en
zonas de la Región Oriental, como la etnia achés, y por pequeñas colonias de
inmigrantes procedentes de Japón, Italia, Portugal, Canadá y otros países. Hay 20 etnias
reconocidas en el censo indígena elaborado en 2002; la mayor parte están asentadas en
414 comunidades estables y legalmente constituidas, 179 aldeas y 30 núcleos familiares.
La esperanza de vida es de 73 años para los hombres y 78 para las mujeres (según
estimaciones para 2006).

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